<<Once meses después>>
Legolas estaba dando una vuelta por el bosque de Mirkwood cuando sintió el agua correr entre sus piernas, y supo sin lugar a duda, al sentir la primera contracción, que su bebé venía en camino. No pudo evitar gritar de dolor ante la contracción y dejarse caer de rodillas al suelo. Legolas rogó desesperado a los Valar que alguien lo ayudara. Trató de llegar hasta el castillo, pero este estaba lejos, y quince minutos después Legolas se vio en el suelo presa de un terrible dolor, mientras el canal de parto se iba formado en su cuerpo.
- Valar, ampárennos a mí y a mi bebé.
Rogó Legolas al cielo. Y a lo mejor los Valar se apiadaron de él, porque en ese momento un hombre a caballo se acercaba. Al ver al elfo en el suelo, el hombre bajó de su montura. Legolas no lo podía ver bien, pero sabía que probablemente ese hombre era su única salvación.
- Ayúdeme, por favor.
Rogó el elfo roncamente, presa de otra terrible contracción. El hombre se arrodilló junto a Legolas y sólo entonces este lo reconoció. Era el rey Eomer de Rohan.
- ¿Legolas?
Preguntó el Rohirrin asombrado.
- Eomer, mi bebé va a nacer, ayúdame a llegar al castillo.
Rogó el elfo con ojos llenos de dolor. Cuando Eomer trató de ayudarlo a levantarse, Legolas gritó de dolor, mandando su orgullo todo el camino hacia Mordor. Eomer lo hizo tenderse de nuevo en el suelo y quitándose su capa se la puso a modo de almohada al elfo.
- Legolas, tengo que revisarte, ¿de acuerdo?
Le preguntó el hombre. Legolas asintió débilmente, y sintió cómo el hombre lo desnudaba.
- Legolas, tengo malas noticias, tu bebé está por nacer y yo nunca he atendido un parto. Y ya es demasiado tarde como para moverte de aquí.
Legolas volvió a dejar escapar un grito de dolor y luego miró al humano con ojos implorantes.
- Ayúdame, Eomer. Ayúdame, y trae mi hijo al mundo.
Eomer se derritió ante la mirada del elfo y asintió.
- Te prometo intentarlo.
Le juró el hombre remangándose la camisa.
- ¿Qué haces por los alrededores de Mirkwood?
- Tuve que hacer un viaje a Rivendel, por cuestiones del consejo, y cuando me iba Lord Elrond me pidió de favor que trajera un mensaje a tu padre. Yo no me podía negar. Mis hombres están cerca de aquí. Yo salí a dar una vuelta a caballo y te encontré.
Legolas asintió y de nuevo el dolor lo invadió.
- Legolas ¿y el padre de tu criatura?
Le preguntó Eomer tratando de ocultar su nerviosismo. Los ojos de Legolas se contrajeron de tristeza.
- Mi bebé no tiene padre, nos abandonó a los dos. Se fue a las tierras imperecederas y nos dejó.
Dijo el elfo con tristeza. Eomer sintió rabia contra aquel que no conocía. ¿Cómo alguien era capaz de abandonar a alguien tan dulce como Legolas en semejante situación? Otro gemido de dolor del elfo hizo a Eomer revisarlo, y entonces vio la cabecita del bebé pujando por salir.
- Legolas, llegó la hora de pujar. Cuando te lo ordene, puja... ¡Ahora, Legolas!
Quince minutos después, el llanto de un bebé inundaba el bosque. Un agotado Legolas miró con cansancio y fascinación cómo el rey de los Rohirrin envolvía a su bebé recién nacido en su elegante camisa, que tenía el escudo de Rohan, y se lo pasaba con una sonrisa de ternura en el rostro.
- Felicidades, Legolas, tienes una hermosa hija. ¿Cómo la llamarás?
- Quiero que se llame Eowyna, como tu madre. Tú la trajiste al mundo y la salvaste, es lo menos que puedo hacer.
Sonrió el elfo rubio. Y Eomer le sonrió con ternura y orgullo.
- Gracias, Legolas.
Le dijo el rey rubio.
- Creo que debes de alimentar a tu bebé para poder llevarte a mi campamento y luego ir a tu hogar, pues tu padre debe de estar preocupado.
Continuara....