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MÍO por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLA!!!

ACLARACION:

ME TOME LA LIBERTAD DE DECIDIR Q A HARRY Y A DRACO Y A TODO MAGO JOVEN, NO LES CREZCA LA BARBA HASTA YA MAS VIEJOS... ES QUE NO ME GUSTAN BARBONES...

SORRY, PUEDEN ESTAR SUCIOS PERO NO BARBONES XD

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                Cuando Draco fue arrastrado fuera de la habitación, Harry se quedó mirando la puerta abierta sin siquiera decir una palabra.

            -¡Amo, amo! ¡Se han llevado al señor Malfoy! –exclamó Tombo apareciendo a medio cuarto, pero sin recibir ninguna respuesta- ¿Amo?

            -Sí… -respondio Harry como ido- lo sé….

            Tombo esperó expectante alguna acción del moreno, sin embargo ésta no llegó.

            -Déjame solo, no quiero recibir ninguna visita.

            Tombo lo miró abriendo tremendos ojos, sin embargo reacciono como era su obligación.

            -Si amo, lo que usted ordene –exclamó cabizbajo saliendo de ahí.

            Harry entonces sacó un frasco de píldoras para dormir de su cajón y sacó una, tomó un vaso de agua y la tragó; se recostó y cerrando con fuerza los ojos se dispuso a dormir.

 

______________________________________________________________________________.

 

            Draco fue llevado al cuartel de aurores custodiado por cinco de ellos, como si fuese un delincuente de alta peligrosidad; y aunque si estaba catalogado así por la gravedad de sus crímenes ¿Qué hubiese podido hacer si ni siquiera tenía varita?

            -¿Qué pasó Malfoy, ya no te gustó que te cogieran como a una puta? –dijo uno caminando atrás de él rumbo al elevador.

            -O Potter fue muy rudo contigo esta última vez… -intervino otro- y todo porque eres una perra en celo que busca coger con cualquiera cabrón.

            Draco no respondía; era cierto que esas palabras molestaban pero contrario a lo que hubiese sido en otro tiempo, ahora no les prestaba la mínima atención, como si estuviese adormecido anímicamente. Solo cuando uno le dio un empujón para meterlo al elevador, fue como reprimió una palabrota de protesta, pues era mejor no provocarlos, tampoco quería ser maltratado sin ninguna necesidad, total, lo peor llegaría cuando estuviese en su celda… de nuevo.

            Llegaron al cuartel y en medio de una rechifla general lo metieron a un cuarto en donde lo sentaron en una silla frente a una mesa.

            -Bien Malfoy, así que intentaste escapar... –dijo un auror que se llamaba quien sabe cómo y que ocupaba quien sabe qué cargo, pues cuando se presentó él no le prestó atención- ¡responde cuando te hablo! –exclamó el tipo recargando sus manos en la mesa mientras se ponía de pie.

            -Sí –respondio escuetamente mirando al frente.

            -¿Y entonces?

            -¿Y eso que importa? –respondio alzándose de hombros.

            -¿Tu vida de puto ya no te gustó?

            -Ahí vamos otra vez… -pensó fastidiado.

            -Responde Malfoy…

            -Lo que diga… -dijo alzándose de hombros otra vez.

            -¡No te burles de mi! –exclamó el fulano dándole un bofetón.

            -¿Y qué quiere que le responda?... –respondio sin sobarse siquiera- intenté escapar y ya, no estoy negando las acusaciones y no me estoy resistiendo al arresto; el mismo Wizengamot dijo que en cuanto lo hiciera se me iba a hacer arrestar y enviar de vuelta a prisión sin ningún miramiento ¿a qué viene ahora este interrogatorio? ¿Van a aumentarle un par de años a mi cadena perpetua o a cambiar la ubicación de mi celda con hermosa vista al mar y 2° grados bajo cero por otra con hermosa vista al mar y 2° grados bajo cero?

            El auror se le quedó mirando intensamente, como deseando desintegrarlo con la mirada; Draco no se amilanó y la sostuvo, total… ¿Qué podían hacerle que no le hubieran hecho ya?... en su primer ingreso a Azkaban se habían encargado de darle una de las peores celdas ¿Qué iban a hacerle ahora, darle la de al lado?... aunque tampoco era tan tonto como para no saber que estaba tentando su suerte; era verdad que legalmente ya no podían hacerle nada más, ni darle peor ubicación en Azkaban que la que ya le habían dado, sin embargo una buena golpiza, cortesía de los aurores en turno no sería anotada en ningún expediente, aunque claro, tampoco como que ese simple dato importara; definitivamente ese tinte suicida que últimamente había adquirido no le hacia la vida más fácil.

            El auror lo miró con odio… bien, era cierto que lo que lo motivaba a insultar al rubio era su odio a los mortífagos, pero también era su enorme curiosidad por saber cómo era la vida de Malfoy dentro de esa casa… ¿había querido huir porque deseaba la libertad? O porque la vida con Potter era peor que estar en Azkaban… ¿Qué clase de persona sería Potter como para que un mortífago prefiriera a arriesgarse a escapar? o ¿sería tal vez que como todos, añorara una vida libre, sin tener que ser el perro de nadie? siendo así cualquiera intentaría escapar. Pero viendo al rubio mirándolo desafiante a pesar de su situación, le hizo comprender que no le sacaría nada, al menos no de lo que le gustaría saber.

            -¿Sabes? Tu vida me vale una mierda… -dijo haciendo una mueca de desprecio- a fin de cuentas, no creo  que Potter venga a buscarte después de que intentaste escapar y tampoco creo que vuelvan darte en custodia, ni con él ni con nadie; vamos, el lugar de donde nunca debiste salir te espera.

           

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            Cuando iban directo a Azkaban, su mente aun no caía muy bien en cuenta de hacia dónde iba, en si ya lo sabía, era obvio, sin embargo al vislumbrar a lo lejos la enorme, oscura y tétrica fortaleza, su corazón dio un vuelco.

            Bajaron del autobús mágico en el que lo habían transportado para llevarlo al embarcadero en el que iban a abordar el viejo cacharro que llamaban barco, pues el área estaba protegida con complejos hechizos “antiaparicion” que no quitaban ni para los aurores y también había hechizos en el aire que les impedían llegar en escoba, todas esas modificaciones debido a los escapes de Bartemius Crouch Jr. y Sirius Black, más aun que ya no contaban con los dementores como vigilantes.

            Subió al barco de apariencia frágil y descascarada con su grupo de aurores como su séquito, en un mar embravecido que el capitán sorteaba hábilmente y en cuestión de un par de horas llegaron por fin a esa isla maldita.

            -Toma tu túnica de gala –dijo el auror que lo recibió a la par que le daba una manta.

            Draco tuvo que cambiarse frente al grupo de aurores que miraron curiosos su cuerpo lleno de cardenales y tuvo que aguantar la humillación que le provocaban sus comentarios soeces y estúpidos.

            -Vamos… -dijo otro dejando atrás para su alivio, al grupo de hombres que lo habían llevado hasta ahí.

            Alivio momentáneo, pues cuando el auror cerró tras él su celda, una terrible y asfixiante opresión en el pecho le hizo jadear.

            -Oh Dios… -musitó viendo la oscura y húmeda pared con una ventana con barrotes en la cual ya se asomaba la luna.

            Entonces miro a su alrededor y su vista recorrió el tétrico calabozo en donde una plancha de piedra era su cama y recordó cuanto había odiado esa maldita plancha de piedra… era tan helada a la hora de dormir… pero eso no era lo que le tenía así, era otra cosa…

            -Pero bueno… -dijo hablando bajito mientras extendía su manta en la fría plancha y se sentaba en ella subiendo los pies y abrazándose las rodillas.

            Y ahí, en la soledad de esa solitaria celda, abandonada en el fin del mundo, ya no pudo resistir más y sus ojos comenzaron a anegarse de lágrimas.

 

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            -Harry, ya pasó una semana, no puedes seguir así –exclamó Hermione esperándolo fuera del baño.

            -Por todos los cielos ¿ya no puedo ni orinar a gusto? –dijo Harry abriendo la puerta y saliendo del baño.

            -Harry… no puedes seguir así.

            -¿Así como? –replicó el sentándose en la cama.

            Hermione se sentó a su lado y tomándole la mano siguió hablándole.

            -Hace una semana que Draco decidió irse… y tú no has salido de la cama en todo ese tiempo.

            -¿No decías que me tomara un descanso? Pues bien, eso estoy haciendo –replico retirando su mano y levantando las mantas para acostarse otra vez.

            -Hace una semana que ni siquiera te bañas… Harry me preocupas mucho, estás mal, necesitas ayuda… -dijo Hermione ya con la preocupación reflejada en su rostro- por favor Harry, deja que Emily venga a…

            -¡Déjame en paz! –Gritó haciéndola pegar un respingo- ¡tú y Emily y todo el maldito mundo se pueden ir a la mierda!

            Ella quedo con la boca abierta al verlo cubrirse la cabeza con la colcha y suspiro sabiendo que Harry no le haría caso así su casa se estuviese incendiando.

 

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            Cuando quedó solo, bajó la colcha pudiendo respirar con más comodidad… y suspiro comenzando a hacer lo que venía haciendo desde que los aurores habían irrumpido en su casa.

            -¿Por qué mejor no me muero?... –pensó mientras las lagrimas inundaban sus ojos y corrían libres por el puente de su nariz mojando la almohada- sería mejor si estuviera muerto… ya no sentiría nada… además no le hago falta a nadie… a nadie…

            Y un sollozo sacudió su cuerpo haciéndolo llorar y llorar hasta quedarse dormido.

 

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            -Ya son tres semanas así Emily, ya no puedo ni entrar a su casa ¡me ha restringido el acceso! Me espanto al solo pensar en que un día de estos encontraré su cadáver pudriéndose en la cama –concluyó Hermione con voz ya un tanto ahogada- estoy desesperada…

            -¿Aun no has averiguado que sucedió en realidad?

            -No… su elfo dice que Harry llego a golpear a Malfoy, pero que esta vez los dos salieron muy lastimados y ya, no sabe que detonó esto ni porque llegaron los aurores por Malfoy… dijo que Harry no hizo nada por detenerlos… no se Emily, no entiendo nada de este maldito asunto –concluyó la castaña pasándose una mano por entre el cabello.

            -Es un hecho que debo verlo, no es para nada aconsejable que este solo –dijo la psicomaga  desde el escritorio de su consultorio- es peligroso, Harry está muy inestable y puede hacer cualquier cosa.

            -No ¿en serio? –Respondio exasperada dándose cuenta en el momento en que termino de hablar- lo siento Emily, es que estoy... estoy muy angustiada…

            -Y tienes grandes motivos para estarlo Hermione, Harry está sumido en una profunda depresión, sus sentimientos son ahora como una herida en carne viva, lo lastiman de manera cruel y lacerante…  debemos entrar a su casa.

            -Pues mientras él no nos dé acceso, no habrá manera… créeme que si de eso se trata, aun dormido no podremos burlar su seguridad.

            -Le enviare un vociferador clínico, es lo mismo que uno explosivo, solo que este no es violento y le transmitirá mis palabras de viva voz.

            -Hazlo ya Emily, cada segundo cuenta.

            -Por supuesto.

           

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            Cuando el vociferador clínico llegó hasta Harry, éste lo miró flotar frente a él y comenzar a hablar de forma tranquila y relajante dejando escuchar la voz de Emily, pero Harry ni siquiera dejó que pronunciara un par de palabras, simplemente tomó su varita y lo incendio en el aire.

            Dormía todo el día y casi no comía, había bajado un par de kilos y no tenía ninguna intención de hacer algo al respecto, total ¿para qué?

 

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            -¿Pero porque está deprimido? Debería sentirse aliviado –exclamó Ginny entre sorprendida y molesta.

            -Lo mismo pienso yo –respondio Ron mientras cenaba en la Madriguera con Ginny, sus padres y los gemelos- Hermione me dijo que ya va para el mes.

            -No sé, creo que debemos ir a verlo –exclamó Molly con semblante preocupado.

            -Creo que si –respondio Arthur tomando un pan del cesto—sigo sin aprobar que le dé preferencia a Draco Malfoy, pero después de todo él ya está en Azkaban.

            -De donde nunca debió haber salido… -mascullo Ginny- todos estos problemas son por su causa.

            -En todo caso, no recibe visitas –dijo Ron revolviendo desganadamente su estofado de cordero con arvejas con una cuchara.

            -Pero no somos una simple visita –dijo Molly sirviéndose más té- somos su familia.

            -No recibe ni a Hermione.

            -¡Cielos! Entonces su depresión si es grave… Arthur tenemos que hacer algo –dijo mirando decidida a su marido.

            -Si querida, lo sé... no podemos dejar que cometa alguna locura… mmm… mañana es viernes, pediré permiso de salir temprano e iremos todos a su casa, así verá cuanto nos importa.

 

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            -Con un demonio Tombo, ya te dije que no quiero recibir a nadie… -dijo Harry bajo su nido de mantas.

            -Lo sé amo Harry, lo sé, perdón por eso –respondio el elfo afligido –pero el señor Weasley es muy insistente, dijo que le dijera que toda su familia está preocupada por usted.

            -¿Toda su familia dijo? –exclamó asomando un ojo.

            -Si amo, dice que todos lo apoyan y quieren verlo.

            Harry cerró los ojos de nuevo deseando que todo desapareciera a su alrededor; sin embargo las palabras de Tombo hacían eco en su cerebro.

            Toda la familia está preocupada.

            -Bien… -dijo retirando un poco las mantas pero con los ojos cerrados porque en verdad moría de sueño- déjalos pasar a la sala, ya bajo en unos minutos.

            -Si amo.

 

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            Con el mismo cansancio de quien ha trabajado día a día sin descanso, de quien se ha desvelado y levantado muy temprano, de quien está agotado pero aun así se tiene que levantar en lunes muy temprano, con ese mismo animo y sueño Harry aventó las mantas ¡ah pero había estado tan calientito…! Que solo cinco minutos más que importaban…

            -Amo Harry, amo Harry…

            -mmm… ¿mmm?...

            -La familia weasley le espera hace casi una hora.

            ¿Una hora? Pero si solo había cerrado los ojos cinco minutos… ¿o no?

            -Ah… si… ya voy – balbuceó arrugando el ceño.

            Con gran esfuerzo levantó las mantas otra vez y movió un pie.

 

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            El matrimonio Weasley y cuatro de sus hijos, que eran los gemelos, Ron y Ginny, lo vieron bajar la escalera con pasos lentos mientras bostezaba y se rascaba el trasero.

            -¡Oh Harry! –musitó Molly al verlo con la pijama color mostaza toda arrugada, que ya era una talla menor, pues se le veían fácilmente unos cinco kilos menos, y a pesar de que todo el día estaba durmiendo, estaba ojeroso y demacrado; tenía toda la pinta de un Inferi pero desgreñado.

            Como si nada se tumbó en un sofá individual frente a ellos, todo desparramado y cerrando los ojos, simplemente dijo:

            -¿Sí?

            Los Weasley se miraron entre ellos un poco desconcertados por su aspecto, pero reponiéndose rápidamente Arthur carraspeó y comenzó a hablar.

            -Harry, sabemos que estás pasando por un momento difícil, sabemos que has estado recluido en tu casa y la verdad es que estamos muy preocupados por ti... sé que tuvimos nuestras diferencia, pero creo que en estos momentos es cuando debemos olvidar todo y mirar adelante; por eso quisimos venir todos en familia para hacerte saber que a pesar de todo aquí estamos, para apoyarte cuando nos necesites.

            -Si hijo… -dijo Molly cuando su marido terminó de hablar- sé que no soy tu madre… -continuó con voz llena de sentimiento pero firme a la vez- pero yo te quiero como a uno más de mis hijos y verte en este estado me destroza el alma, quisiera… yo te pediría de todo corazón que aceptes la ayuda de la psicomaga… déjate ayudar hijo y después de eso todo volverá a ser como antes, ya lo veras.

            Harry no respondio y por un momento dudaron de que en verdad los estuviese escuchando pues Harry permanecía desparramado en el sofá con los ojos cerrados; Ginny estuvo a punto de tocarle una rodilla cuando un bostezo los hizo darse cuenta de que seguía despierto.

            -Harry… -dijo entonces Ron- amigo, yo no sé qué decirte, solo que quiero que estés bien… que estés de nuevo con nosotros, como antes… mira sé que ambos dijimos cosas inapropiadas pero creo que nuestra amistad vale más que cualquier disgusto tonto; queremos que salgas adelante, tal vez pienses que no nos importa verte así, pero no es cierto, necesitas ayuda Harry, por favor acéptala.

            -Harry por favor… -dijo Ginny con voz ahogada mientras se acuclillaba frente a él y la ponía las manos en las rodillas- reacciona, no vale la pena que desperdicies tu vida de esta manera… aun hay muchas cosas hermosas por las cuales vivir… yo estaría dispuesta a ayudarte, todos nosotros lo estamos.

            -Sí Harry… -convino Molly.

            -Tú puedes amigo –exclamó Fred.

            -Animo Harry, échale ganas –dijo George.

            Todos se quedaron en silencio viendo como Harry permanecía en la misma posición.

            -Harry di algo… -dijo Ginny volviendo a su lugar.

            -¿Y qué quieres que diga? –respondio el moreno sin siquiera tomarse la molestia de abrir los ojos- ¿gracias?... ¿no se qué haría sin ustedes? O ¿no se qué haría sin su apoyo?

            -¡Harry! –exclamó sorprendida.

            -¿Qué? –dijo él abriendo finalmente los ojos para mirarla a ella y a los demás para dirigirse entonces a Arthur- usted dice que sabe que estoy pasando un momento difícil ¿y cómo lo sabe? ¿ha estado conmigo acaso para saberlo?

            -Pues no Harry, pero…

            -Entonces no hable de lo que no sabe.

            Arthur abrió la boca por la sorpresa ante las palabras de Harry, quien continuó hablando.

            -Y usted dice que son mi familia y que me quiere como  a un hijo… -exclamó mirando a Molly.

            -Pues es cierto –respondio firme ella.

            -¿Y por eso viene hasta ahora? ¿Por eso me dio la espalda tanto tiempo?... una madre se hubiera quedado conmigo a pesar de mis errores, pero tiene razón, usted no es mi madre.

 

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