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Por una competición conocí al amor de mi vida. por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Bueno....

¡¡¡¡SUMIMASEN!!!!

Siento el haber tardado tanto en actualizar pero es que no sabía como continuarlo jejejeje.

Bueno, espero que no os hayáis enfadado mucho y que os guste el final de esta historia.

 Nos leemos en las notas finales. ^-^

Editado---> 02/07/19

Cap.10- ¿Cómo aclaro mis sentimientos?

 

-¿Realmente estaré... enamorado de los dos?- y con esa pregunta en mente se durmió.

Al día siguiente... tendría que tomar una decisión. La que cambiaría su futuro.

Después de hablar con su hermanito, el rubio salió de la habitación en dirección a la de su pareja, la cual habían decidio compartir. Entró al lugar viéndole sentado sobre la cama con un libro en mano. Se acercó hasta él y se dejó caer pesadamente a su lado al tiempo en que suspiraba algo cansado. Durante ese tiempo el de cabellos platinados no se perdió ni una de sus acciones y azló una ceja a son de pregunta.

-¿Qué pasó?- decidió cuestionar cuando el ojiazul suspiró por tercera vez sin decir ni una palabra.

-Bueno... al parecer Tsu-chan está enamorado de esos dos. - murmuró mirándole a los ojos y mordiéndose el labio inferior suavemente.

-¿Y qué vas ha hacer al respecto? - inquirió a la vez en que acariciaba suavemente la mejilla del contrario y con su pulgar delineaba del labio de este, con laintención de liberarlo de sus dientes.

-No lo se... Él me ayudó mucho contigo y al verlo tan confundido quise hacer algo por él, pero... - susurró afligido.

-Mmm... ¿ya hablaste con él? - preguntó con voz suave mientras le miraba a los ojos fijamente.

-Si... pero al contrario que él, yo no soy muy bueno en estas cosas y no creo que le haya sido de mucha ayuda... - respondió alicaído.

-¿Podrías contarme lo que te dijo exactamente? - pidió pensando en cómo ayudar a su novio y, por ende, al hermano de este a quien le debía mucho.

-De forma resumida... dijo que le gusta lo sincero que es Mukuro con él y su forma de tratarle, hablarle y sobretodo le encanta su sonrisa. - explicó lo que Tsuna le dijo. - De Hibari... al igual que con Mukuro le gusta cuando le sonríe, pero sobretodo lo seguro y cómodo que se siente a su lado. Su personalidad es más misteriosa y eso también le atrae. - recordó que más o menos eso era lo que su hermanito dijo del moreno.

-Ya veo... es cierto que para alguien de fuera, sus sentimientos parecen ser bastante claros, pero comprendo por qué el se siente tan confundido al respecto. Vamos a hacer lo siguiente... dejemos que medite esta noche sobre ello y mañana, después de hablar con él de nuevo, decidimos si es necesario intervenir o no. Después de todo, creo que esta situación será algo más complicada que la nuestra, aunque eso dependerá copletamente de Tsunayoshi-kun. - propuso unos segundos más tarde, cuando pensó mejor en la situación y lo que sería posible que sucedieraa continuación.

-Está bien. - accedió el ojiazul acercándose más a su pareja y acurrucándose sobre su pecho mientras este les tapaba a ambos con una sábana.

-Vamos a dormir. Pareces bastante agotado y no quiero que te enfermes.- comentó el mayor de forma protectora apretando su agarre en la cintura ajena.

-Jejeje... de acuerdo.- dijo con un poco de gracia en la voz al ver lo sobreprotector que era su novio.

Sin decir más se abrazaron mutuamente, lo mejor posible dado su posición, y después de que el peliplateado apagara la luz, se besaron varias veces casta y suavemente pemaneciendo de esa forma hasta quedar profundamente dormidos.

~/~/~/~/~/~/~/~/~ A la mañana siguiente ~/~/~/~/~/~/~/~/~

La razón por la cual el castañose despertó tan temprano a la mañana siguiente fue por que oyó un estruendoso grito que retumbó por todo el apartamento. Saltó sobresaltado sobre su cama cuando pasos fuertes y apresurados se dirigieron hasta su habitación y cuando la puerta fue abierta con tal ímpetu que esta golpeó contra la pared, causando aún más ruido, vio a su progenitora allí parada quien no tardó mucho en lanzarse sobre su persona.

-¡Hijoooooossss!- exclamó una eufórica castaña quien abrazaba con fuerza a su hijo menor quien parecía un atún de lo azul que se encontraba. Este solo pudo jadear sorprendido y algo adolorido por la falta de aire.

-¿Mamá que haces aquí?- preguntó un rubio somnoliento desde la puerta, mientras se tallaba con su mano derecha los ojos y con el peliblanco mayor abrazándole desde detrás con su barbilla recostada en la cabeza del más bajo. La mujer giró a verles y sus ojos brillaron emocionados al presenciar una escena tan adorable. Soltó a su hijo menor y esta vez, saltó sobre el mayor para darle el mismo tratamiento que al castaño.

-¡Tan lindo! - gritó extasiada, no notando el estado del pobre rubio.

Ante tanto ruido, los demás residentes se fueron acercando para inverstigar la razón por la cual fueron despertados tan brusca e inesperadamente tan temprano. Se quedaron mirando la escena sin comprender aunque el peliplateado al notar como su novio ibaperdiendo cada vez más color, intervino para sacarlo de entre los brazos de su suegra, quien solo soltó una risita divertida.

-¿Qué pasa? - curioseó Daemon a la vez en que se apoyaba en el margen de la puerta.

-Es que Reborn me dijo que Gio-kun ya tenía pareja y vine para comprobar si era verdad. - respondió la castaña quien sonreía de oreja a oreja al mirar a dicha pareja. El mayor miraba con preocupación a su hijo quien le aseguraba que se encontraba bien.

-Mmm... ya veo. - murmuró el peliazul mayor quien también les miraba con una leve sonrisa en el rostro.

-Nee~ Tsu-kun. ¿Tú todavía no te decides? - inquirió ella mientras se giraba para encarar a su hijo pequeño. El menor al oír eso dio un salto sorprendido. Él se había levantado y estaba enfrente del armario buscando lo que se pondría cuando su madre le soltó esa pregunta. El silencio reinó en la estancia mientras todos se quedaron viéndole, esperando una respuesta, él solo podía ruborizarse de sobremanera. Sin saber qué hacer o decir, su instinto le indicó que la mejor opción era huir y por ello salió corriendo con la ropa en mano en dirección al baño. Lugar donde se encerró, gracias al pestillo en la puerta, y permaneció varios minutos obrsevando su reflejo en el espejo. La imagen que le fue devuelta era de un muy sonrojado castaño con el cuerpo ligeramente tembloroso.

-Qué vergüenza. - susurró al tiempo enque tapaba su cara con sus manos. Cuando logró tranquilizarse, o al menos a su acelerado corazón, se desvistió y procedió a meterse en la ducha, deseando que con ello todos sus problemas se solucionaran o al menos el revoltijo de sentimientos en su interior se aclarara un poco más.

~/~/~/~/~/~/~/~/~ Mientras en la habitación ~/~/~/~/~/~/~/~/~

-Kaa-san. No debiste decir eso.- amonestó suavemente el rubio quien se encontraba mirando en dirección a donde su hermano había salido huyendo.

-¿Por qué? - preguntó sin comprender loque había hecho mal.

-¿Es que no lo viste? - respondió a su vez mirándola con una ceja alzada. Comprendía que ella podía ser muy despistada en ocasiones, pero estaba bastante claro lo que sucedía en ese momento.

-Bueno... normalmente Tsu-kun siempre tiene claro lo que quiere y tú sueles ser más difícil en cuanto a sentimientos se trata. Por eso pensé que si tú ya tenías pareja Tsu-kun también. - razonó la mujer cuando comprendió que tal vez las cosas eran más serias de lo que creía y ahora se encontraba preocupaba por su hijo menor.

-Si eso es verdad, pero en este caso no es tan fácil. - dijo mientras suspiraba. - Él siempre ha sido más maduro que yo, cosa que agradezco más que nunca pues si no fuese por él, yo no estaría ahora con Alaude. Pero en esta ocasión él está... - siguió hablando, aunque tuvo que detenerse al recordar que tanto el moreno como el peliazul se encontraban en la misma habitación y no quería traicionar a su hermanito y decir algo que no debería.

-Será mejor que nosotros salgamos. - habló Alaude al comprender lo que pasaba por la cabeza de su pareja quien le sonrió agradecido. Los demás también parecieron entender lo que sucedía y, como no querían obligarle a hablar, simplemente asintieron y salieron de allí, encaminándose hacia el salón lugar donde se acomodaron dos en cada sofá.

Eso no evitó que los dos implicados se tensaran levemente y se preocuparan por el castaño, al igual que se inquietaron pues al parecer el ojimiel parecía estarlo pasando peor de lo que imaginaron en un principio. Y no les gustaba. Ellos no querían causarle daño a ese dulce y adorable ser, pero también eran conscientes que no era algo que pudieran arreglar. Solo debían dejar que este se tomara su tiempo para pensar y aclararse. No debían atosigarle. En parte la información tenía su lado bueno pues... si el menor estaba dudando tanto, eso significaba que albergaba sentimientos por ambos y no sabía cuál de ellos era más fuerte o genuíno.

-Solo está confundido. - fue la voz de Alaude la que rompió el silencio que se había instaurado desde hacía varios minutos atrás.

-¿A qué te refieres?- preguntó algo extrañado Mukuro ante lo dicho por el peliblanco.

-Tsunayoshi-kun solo está confundido. No creo que Giotto quiera que os lo diga, pero...- dijo mientras miraba a los dos semes del castaño.

-¿Pero? - le instaron a seguir ambos al mismo tiempo.

-Le gustáis los dos. - confesó mirándoles seriamente. - Según lo que me dijo Giotto anoche, Tsuna prácticamente le confesó sus sentimientos por vosotros dos. Ambos sois diferentes, pero tenéis ciertas cosas que al parecer le gustan al castaño como: la forma en que le sonreís, lo sinceros que sóis con él, etc. No es mi lugar decir exactamente lo que dijo, pero una cosa está clara. Se siente atraído por ambos y eso le tiene confundido. - finalizó sin dejar de mirarlos. Los rostros de los mencionados se embargaron por la sorpresa y esperanza al terminar de procesar sus palabras, cosa que notó por el brillo en sus ojos y las leves sonrisas repletas de sinceridad y dulzura.

-¿Lo dices en serio? - quisieron no, necesitaban una confirmación de que todo aquello era real, que no se trataba de una broma pesada.

-Si. Así que tenedle un poco de paciencia. - avisó mientras sonreía contento por ambos. Después de eso volvieron a quedarse en silencio, aunque este ya no era tan tenso ni depresivo.

~/~/~/~/~/~/~/~/~/~ De vuelta en la habitación ~/~/~/~/~/~/~/~/~/~

-¿Por qué los echaste? - curioseó la mujer en cuanto se quedaron los dos solos.

-Por que no quiero que oigan esto. - suspiró al tiempo en que se dejaba caer en la cama de su hermanito. - Tsu-chan... bueno él... creo que no quiere salir con ninguno de ellos. - confesó mirándola preocupado.

-¿Por qué? - inquirió ella, sorprendida y sin comprender, sentándose a su lado.

-Por que le gustan los dos mamá. - fue su respuesta.

-¿Y eso es malo? - quiso saber todavía no viendo el problema.

-Para él sí. Mamá, Tsu-kun no es capaz de hacer daño a nadie. Al ser consciente de sus sentimientos por ambos y de lo que ellos sienten hacia su persona... no se ve capaz de decidirse por uno si el otro va a salir herido. Además que no creo que pueda elegir. Por lo que ví sus sentimientos son igual de fuertes y sinceros. No quiere y no puede aceptar salir con uno si el otro también le gusta. Eso también le haría daño a si mismo. - explicó lo mejor que pudo el cómo creía que su hermano se sentía respecto a la situación.

-Mmm... Tsu-kun a veces es un poco... - la mujer no supo qué palabra usar para describir a su hijo.

-¿Idiota?- proporcionó alguien desde la puerta. Madre e hijo se giraron para ver al nuevo integrante de la conversación. Tsuna estaba recargado en el marco de la puerta, ya vestido con unos pantalones sueltos marrones y una camiseta blanca. Este les miraba apretando un poco los labios, en un claro gesto nervioso y dubitativo.

-No cariño... no es eso lo que quería decir... - comenzó a decir ella.

-¿Pero?- la instó a seguir, sabiendo que esa era la palabra que saldría a continuación de la boca de su progenitora. Fue en ese momento que el rubio decidió salir y dirigirse hacia el salón donde procedió a avisar tanto a moreno como peliazul que subieran sin hacer el más mínimo ruido. Estos no dudaron ni un segundo en hacer lo sugerido y para cuando llegaron, quedándose fuera de la puerta la cual se encontraba entreabierta, fueron capaces de oír la respuesta de la mujer, quien comprendiendo las acciones del mayor de sus hijos, esperó a verles para dar una respuesta.

-A veces eres así. - fue lo que salió de su boca.

-¿Así como?- inquiró el menor sentándose en la cama, pero por el ángulo, y al estar observando a la castaña, no vio a sus dos visitantes.

-Piensas en los demás sin importar que puedas salir dañado y eso me preocupa. - habló acariciando con cariño la mejilla contraria.

-No pasa nada, mamá. Prefiero que puedan ser felices y si es sin mi puedo aceptarlo. - aseguró aunque sus palabras no tuvieron mucho peso cuando se mordió el labio inferior con fuerza, claramente dudoso e inquieto.

-Eso está mal, cariño. Ellos lo que quieren es estar contigo y si para lograrlo tienen que esperar años a que te decidas eso es lo que harán. - dijo con seguridad y decisión la mujer.

-Pero no quiero que eso pase. - negó con la cabeza mientras sus ojos se aguaban por la angustia. - Ni yo me entiendo, mamá. Quiero estar con ellos, pero a la vez no. Quiero que sean felices conmigo, pero me da miedo arruinarlo. Quiero ser capaz de elegir a uno, pero el saber que el otro sufrirá causa que mi pecho duela como no te imaginas. - sin darse cuenta las lágrimas habían escapado de su jaula y ahora recorrían con libertad su rostro. Sus sollozos eran leves y controlados, pero no sabía cuanto tiempo aguantaría sin estallar en un fuerte llanto.

-Tsu-kun... realmente te gustan ¿verdad? - preguntó la castaña mientras abrazaba con suavidad, pero a su vez firmeza, al menor. Este dejó que su cabeza cayera sobre su hombro.

-Si... pero no sé que hacer. Tanto Mukuro como Hibari-san me gustan mucho. Soy muy consciente de que ellos no se soportan y no podría hacer que estuvieran juntos esperando a que me decida. No sería justo para ellos. - su confesión ocasionó que los mayores, quienes no se habían perdido ni una de las palabras que salieron de la boca del menor, abrieran los ojos con absoluta estupefacción.

-Jejeje. - una risita escapó de los labios de ella y el castaño se apartó para poder verla a los ojos.

-No te rías.- se quejó el menor mientras hacía un lindo puchero, acto que aceleró el corazón de ambos varones.

-No te enfades, es solo que... creo que no solo te gustan. - fue lo que ella se decantó por decir.

-¿A qué te refieres?- inquirió desconcertado.

-Pues... por lo que he escuchado hasta ahora... puedo asegurar que estás enamorado de ellos. Y puede que no les conozca tanto como tú, pero hay algo que si soy capaz de decir sin temor a equivocarme y eso es que no intentarán matarse si eso implica que aceptas salir con ellos. - respondió sonriendo ampliamente.

-Mmm... Gio-chan dijo algo parecido anoche, pero... no estoy seguro si... - murmuró más para sí que para ella al tiempo en que agachaba la cabeza. Aprovechando esa acción de su hijo, la mujer les hizo una seña a los dos pretendientes de su hijo para que entraran lenta y silenciosamente a la habitación.

-Tal vez te ayudaría mucho más si hablaras sobre esto con ellos. - sugirió mientras se levantaba y caminaba hacia la salida. Al notar como el colchón se movía al tener un peso menos encima, el ojimiel levantó la cabeza.

-¿A qué te re... fieres?- en medio de su pregunta fue cuando notó la presencia de ambos jóvenes, ese par que hacía que le doliera la cabeza y su corazón se acelerara como si fuera una carrera. Ella solo salió del cuarto, sonriendo a más no poder, y cerró la puerta tras de si. Dejando a solas a su hijo junto a sus futuros yernos.

-Así que es eso lo que piensas... - comentó el pelinegro después de un rato observándole en silencio.

-Si... - susurró el castaño apartando la mirada de ambos hombres.

-Ya veo... - dijo ahora el peliazul. Los dos mayores se sentaron en la cama, cada uno a un lado del menor quien seguía con la cabeza gacha a la vez en que un prominente sonrojo aparecía en sus mejillas.

-No nos importa. - declaró con absoluta seguridad en la voz el ojigris cogiendo de la barbilla al menor y haciendo que le mirara directamente a los ojos.

-¿Qué?- preguntó contrariado mientras su sonrojo iba a mayor al observar esos ojos metalizados tan profundos del mayor.

-Que no nos molestaría estar los dos a tu lado. Compartir es mejor a que no te quedes con ninguno. - aclaró ahora el peliazul acariciando suavemente las hebras castañas.

-Pero eso no es justo. - replicó en casi un susurro el ojimiel volviendo a agachar la cabeza apenado por tan dulces palabras dirigidas a su persona.

-Hmp. Deja de ser tan testarudo. - volvió a decir el ojinoche para luego cogerle del mentón y besarle. Solo fue un pequeño y casto roce, pero aquello fue suficiente para hacerle sonrojar.

-Sabes lo mucho que te queremos y no nos importa estar los dos contigo. - aseguró ahora el peliazul para luego darle otro lindo beso al castaño.

-So-sois... de lo peor. - murmuró el menor echándose a llorar.

-¿Por qué? - cuestionaron confundidos los dos mayores ante el llanto y palabras del más pequeño.

-Por-por... que... si seguís conmigo lo ú-único que haréis será que os... quiera más y... no es justo. - dijo entrecortadamente mientras sollozaba.

-Si serás... - susurró el moreno mientras sonreía y le acariciaba la cabeza para tranquilizarle.

-Sabes... eso sería lo mejor que nos podría pasar. - aseveró el de ojos bicolor para luego abrazarle por detrás.

-Idiotas. - rió el menor para a continuación sonreírles cálida y dulcemente.

-Eso significa... - instaron a que el contrario acabara la frase.

-¿Que os daré una oportunidad? - terminó la pregunta mientras una risita escapaba de sus labios. Solo ese acto hizo que el corazón de ambos se saltara un latido. - Si... creo... que no podría estar sin uno de vosotros a mi lado. - confesó sin borrar su sonrisa, más bien esta aumentó.

El castaño iba a darles un beso para hacerles entender que realmente accedía a salir con ellos, pero en ese momento la puerta se abrió de golpe al tiempo en que se escuchaba un enorme grito.

-¡Kyaaaa! ¡Bienvenidos a la familia! - exclamó la castaña que en menos de dos segundos ya se encontraba asfixiando a los tres chicos en un fuerte abrazo.

-¡Mamá, pero no interrumpas! - amonestó el rubio desde la puerta. Donde el castaño pudo ver que otras dos personas también se encontraban allí. Eso ocasionó que el ojimiel se sonrojara, pero no precisamente por la vergÜenza. Fulminó a sus parientes con la mirada a la vez en que se levantaba lentamente de la cama.

-¡Por qué siempre hacéis lo mismo par de chismosos! - reclamó el castaño completamente enfadado con sus dos familiares.

-E-etto... Tsu-chan... tranquilízate ¿si? - pidió el mayor de los dos al ver como un aura oscura rodeaba a su lindo hermanito.

-Tsu...kun. - tartamudeó su madre nerviosa a más no poder. Tal vez no debería haber dejado que su hermano pasara tanto tiempo con su hijo menor... a este se le habían pegado ciertas cosas del moreno mayor.

Los mayores simplemente tuvieron el fuerte presentimiento de que se arrepentirían de estar presentes en ese momento ya que el castaño daba un miedo desmesurado. El ojimiel no dudó en echar a todos los presentes de su habitación excepto a su madre y hermano. Desde detrás de esa peuqeña puerta se oyeron gritos, cosas romperse, maldiciones y súplicas.

Los Sawada involucrados salieron como cinco minutos después completamente pálidos. La mujer anunció que se iría a casa y el rubio salió corriendo en dirección a su habitación. Evidentemente su novio salió detrás suyo para consolarlo y para averiguar qué es lo que había pasado.

Los tres restantes simplemente se quedaron observando la puerta cerrada de la habitación del menor de los Sawada sin atreverse a entrar.

Daemon, después de varios minutos más, decidió irse a comer algo al salón mientras dejaba a los otros dos allí. Un rato más tarde, estos parecieron tomar la decisión de entrar y aunque no sabían muy bien qué esperar, sinceramente no se parecía en nada a lo que vieron. Toda la habitación se encontraba destrozada y en algunos objetos vieron hasta sangre de la cual no querían saber su procedencia.

-¿Estás bien Tsunayoshi? - preguntó el pelinegro de forma tentativa.

-Si, de maravilla. ¿Por qué? - respondió el menor mientras se giraba y sonreía inocentemente, cosa que les causó un escalofrío a los mayores.

-Es que... parecías un poco enfadado antes. - comentó el peliazulalgo nervioso.

-No, para nada. Bueno, ¿vamos a comer algo? - sugirió sin dejar de sonreír. Los otros dos solo asintieron y bajaron en compañía del castaño hasta el salón donde este procedió a cocinar algo mientras entonaba una canción.

Por parte del rubio, él no salió de su habitación en los siguientes tres días sin importar lo mucho que su pareja insistiera para que abriese la puerta. Todos en ese apartamento no quisieron saber lo que les había echo el castaño a esos dos. No sabían lo que les depararía el futuro, pero al parecer todavía tenían mucho por conocer de ambos hermanos.

...FIN...

Notas finales:

Bien....espero que os haya gustado. La verdad me costó mucho escribir este capítulo pero esto es lo que saqué de mi imaginación jejeje.

Bye bye ^-^

Y muchísimas gracias por leer mi primer fic largo.

Nos vemos en el siguiente. (=^w^=)


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