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Por Unos ojos bellos por Shiochang

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Por unos ojos bellos

Los cuatro jóvenes estaban reunidos en la sala de juegos de los bebés discutiendo los pasos a seguir, ninguno estaba muy contento por los acontecimientos, si lo que había descubierto Dúo era cierto, ahora estaban metidos hasta el cuello y posiblemente hasta sus buenos nombres nunca pudieran ser limpiados.
- Este tipo, o está muy enamorado de la bruja esa o es el ambicioso más grande del universo - dijo el trenzado mirando la pantalla - no sé cómo Zech puede confiar más en él que en nosotros que fuimos los que conseguimos la paz.
- Porque el tipo ese era un agente de Oz, pero después lo acompañó a Colmillo Blanco - dijo Heero - y fue quien le disparó a Dekim Barton durante la guerra con Marimeia.
- Esto se pone color de hormiga - dijo Quatre preocupado - y nos puede traer malas consecuencias según el actuar que tenga Wufei en esa colonia.
- El problema principal es que el espía se comunique con la gente de la colonia y les diga que estamos en el espacio suplantando a los clones - dijo Trowa molesto.
- No nos queda más que seguir adelante - dijo Heero - pero intentaré prevenir a Wufei, no quiero que lo capturen, es demasiado valioso como para que caiga en sus garras.
Quatre se apoyó en el hombro de Trowa pensativo, debía de haber alguna manera de hacer que el propio traidor se delatara frente a todos, pero ¿cuál? Y sin involucrar a los bebés, no quería perderlos pese a todo lo molestos y revoltosos que estaban resultando ser.
- Bien, cuando Wufei esté de regreso plantearemos un nuevo plan de acción, ahora sólo nos queda averiguar lo más posible y esperar que Wufei salga bien librado - dijo Heero.

El recibimiento de la gente en esa colonia había sido muy grato, aunque no por ello bajaba la guardia, al menos no había visto a nadie conocido o que pudiera reconocerlo, tal vez lo mejor habría sido enviar a Maxwell a esa colonia. Movió la cabeza, debía cumplir su misión lo mejor posible y demostrar que los habían involucrado injustamente con esos terroristas.
- ¡Esto es el colmo! - escuchó que reclamaba un hombre mayor - ¿cómo es posible que no hayan encontrado a nuestro piloto?
- Difícil es que un inútil encuentre a quien no quiere ser encontrado - dijo Wufei de pie junto a una de las piernas de su "guerrero" - en especial si lo que buscan está bajo sus narices.
- ¿Quién diablos eres tú? - lo apuntó un guardia.
- Soy cinco - respondió tomando el arma y lanzando a su dueño lejos - y te advierto que para la siguiente que trates de apuntarme que tengo muchos conocimientos de artes marciales.
- Bienvenido, muchacho, esperábamos con ansias tu visita - descubrió al guerrero - está listo, aunque necesita algunos ajustes que sólo tú eres capaz de completar.
Wufei asintió mirando el gundam, se parecía demasiado a su querido Nataku más que al Zero y se vio piloteando por el espacio con la Justicia de su lanza destruyendo a los enemigos. Movió la cabeza tratando de sacarse semejantes ideas de la cabeza, ya no sería el Coronel Chang y no pertenecía a "los chicos buenos" se recordó.
- ¿Quieres probarlo? - le dijo el ingeniero.
- ¿No será peligroso? No quiero llamar la atención de Preventers.
- No te preocupes, en la parte baja de la colonia jamás nos descubrirán, ha sido especialmente preparada para que nadie nos moleste.
- Bien, haré los arreglos necesarios y lo pondremos a prueba - de un salto estuvo en la cabina e inició la secuencia de encendido. Tal como se lo había temido, la cabina comenzó a presentarle imágenes del pasado, cosas que quería olvidar por completo, como la muerte de su familia, de su esposa, de Traize, de su clan, pero se agregó una más, algo que todavía no ocurría, el cuerpo destrozado de Wu-chan estaba frente a él - No, maldito Zero, no me vas a hacer dudar de mi justicia - gruñó entre dientes y desconectó el sistema - mi niño no vivirá una guerra - juró y se bajó del gundam.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿De casualidad alguien conoce el alcance que tiene esta cosa? - le dijo al ingeniero.
- No, cuando lo compramos se nos dijo que era el complemento perfecto para el asesino perfecto - le informó el ingeniero.
- El asesino perfecto - repitió - ni más ni menos.
- ¿Algún problema? - insistió.
- No, nada que no pueda solucionar - "maldita cosa, pretende volverme loco".

Heero intentó por enésima vez ponerse en contacto con Wufei, pero era imposible, el chino había cortado toda posible comunicación con la base a fin de evitar que ellos fueran descubiertos si lo llegaban a atrapar. Pateó la silla en la que había estado sentado y salió al patio donde Trowa entrenaba a Dúo frente a los asombrados ojitos de los niños.
- No estoy de acuerdo en que presenten violencia delante de los bebés - dijo muy molesto Quatre - es el colmo, una cosa es que nosotros hayamos sido obligados a vivir en la violencia, pero esto no tiene nombre.
- Calma, Quatre - le dijo Dúo - ellos piensan que estamos jugando.
- ¿Y si les da por imitar su "jueguito"? - insistió indignado.
- Quatre tiene razón - dijo Heero - mejor usamos el simulador de batalla y vemos hasta qué grado ha llegado Dúo.
- ¡Sí! - saltó este y se aferró a su cuello - pero yo quiero un premio por portarme bien.
- Olvídalo, hasta que nuestra misión no esté completa no habrá juegos de ese tipo - le replicó haciendo que lo soltara - vamos.
Dúo hizo un puchero pero levantó a los bebés y los llevó a la "guardería", no le hacía ninguna gracia que Heero lo despreciara cada vez que se acercaba a él, pero le daba la razón, si cada vez que uno se acercaba al otro, o D-chan o Hee-chan empezaban a gritar y luego se convertía en coro puesto que los otros tres los imitaban.
- ¿Conseguiste comunicarte con Wufei? - le preguntó Trowa.
- No, se ha desconectado por completo de nosotros y no quiero arriesgarnos al ir a la colonia a prevenirlo, sería como morder su anzuelo.
- Detesto perder el control de la situación - le dijo en voz baja - si seguimos así quizás y las cosas no nos resulten.
- No seas tan optimista - le dijo Heero sarcástico - enciende el simulador para Dúo, necesito que marque cien sobre cien antes de ponerlo en el simulador de la cabina de Zero.
- A propósito de Zero ¿alguien ha visto a mi gato? - dijo Dúo sentándose en el simulador - desde que llegamos y lo saqué de su jaula que anda perdido.
- Rashid me dijo que esta mañana había venido a comer - le dijo Quatre - creo que le gusta tener tanto espacio para sí.
- Genial, ahora tengo un gato vago.
- Lo dudo - dijo Trowa - recuerda que esto estuvo abandonado más de un año y de seguro hay una sobrepoblación ratonil y es detrás de ellos por quienes anda "vagando", como tú dices.
- ¿Y Shinigami? Dudo que ande en lo mismo.
- Ese perro está loco - dijo Heero divertido - anda de aquí para allá más feliz que tú cuando... - se sonrojó - mejor empecemos con la prueba.
- Este empieza a decir cosas comprometedoras y después cambia de tema - sonrió divertido Trowa - vamos, Dúo, muéstrale que estás listo.
Heero vigiló atentamente toda la prueba, no quería admitir que tenía miedo que a su trenzado le pasara algo malo a la hora de pilotear su gundam, conocía bien a Zero y sabía que era capaz de cambiar hasta la decisión más firme, a él le había costado poner las cosas en su lugar antes de poder dominarlo por completo y eso que él tenía las emociones bajo el más estricto control. Y tampoco quiso admitir que sintió alivio cuando al terminar Dúo se equivocó y su puntaje marcó 98 de cien.
- ¡Arg! - gruñó Dúo dándole una patada al simulador - maldita cosa ¡No me equivoqué! - le dijo a Heero suplicándole con la mirada.
- Lo siento, Dúo, hasta que no marques cien sobre cien, no te subiré al simulador de Zero - le replicó tratando de no ver sus suplicantes ojos violetas, aquellos ojos que desde hacía tanto eran capaces de hipnotizarlo y ponerlo idiota, como decía Wufei.
- Lo haré de nuevo.
- Lo descompusiste - le dijo Trowa - mañana podrás intentarlo de nuevo.
- ¡Arg! - volvió a gruñir y se fue a buscar a los niños.
Huero tomó aire y se encogió de hombros, al menos sabía que Dúo no corría peligro, por ahora.

Después de dos arduos días de batallar con Zero-Nataku, al fin lo pudo someter por completo, lo que dejó complacido a Wufei que ya comenzaba a hartarse de estar encerrado, siempre había sido un espíritu libre, siempre tenía algo que hacer y eso de ser de soldado era algo que ya no le gustaba ¿tal vez se estaba volviendo viejo? Gruñó para si y se dijo que no, era demasiado joven aún, por eso quería librar su nombre de las calumnias.
- Estoy listo para poner la colonia de cabeza - le dijo a su gundam en voz baja - es hora de largarnos de aquí - le dijo y se bajó.
- Gran trabajo, cinco - le dijo el ingeniero sonriendo - al fin podremos poner el resto del plan en práctica, es especial si tenemos a Preventers preocupados por la presencia de otro gundam en L3.
- Pero necesito descansar un poco, el gundam me cansó.
- Claro, puedes ir a dormir un rato - le dijo - nos encargaremos de reparar la pintura de tu guerrero.
- Gracias - dijo y se alejó, pero lo que menos planeaba era dormir, mientras ellos estuvieran reparando el gundam y pensaran que dormía, no pensarían que él estaba a punto de destruir la base y llamando la atención de preventers hacia ellos.
Arregló sus cosas en su habitación y luego salió por una ventana. Con mucha precaución puso los explosivos en un montón de lugares estratégicos y después volvió a la sala del ingeniero. Allí vio que había llegado un mensaje en clave que descifró con gran facilidad:
"Cuidado con el piloto que tienen, no le entreguen el mando del gundam hasta que Preventers esté allí, estamos seguros que se trata de uno de los cinco ex -pilotos que suplantan a sus clones, ya que ellos desaparecieron de la Tierra sin dejar rastro poco antes que la base en Irak fuera destruída. Reténganlo el tiempo que sea necesario, así nos llevará a los otros. E.D"
- Maldito, tu información no llegará a tiempo - gruñó mientras borraba el mensaje - hay otro.
"Manden pronto al guerrero especial a L1, Low comienza a ponerse rebelde y no quiere cooperar con nosotros a no ser que vea a su familia a salvo"
- ¿Quién será ese tipo? - dijo y borró ese mensaje también, justo a tiempo, porque se escucharon ruidos afuera y tuvo que irse a toda velocidad de regreso a su habitación. Se dio un buen baño y se dirigió de regreso a los hangares fingiendo que no había podido conciliar el sueño, cuando siquiera lo había intentado.
- Te ves más relajado, pero no descansaste mucho - le dijo el ingeniero mirando su reloj.
- ¿En serio? No pude dormir - se encogió de hombros - necesito hacerle una última prueba en el espacio al gundam - dijo mirándolo - ¿será posible?
- Claro - le dijo el ingeniero y le mostró una salida oculta - prueba todo lo que quieras - le sonrió y regresaron.
Wufei se subió al gundam y sacó sus cosas de debajo de su chaqueta y puso el detonador a un lado junto con la clave para accesar a las bases de datos de las dos bases restantes.
- Bien, mi querido Nataku, es hora de regresar con tus hermanos - le dijo a su gundam y salió hacia el espacio - veamos que pueden hacer ahora - dijo divertido e hizo detonar las cargas dentro de la colonia sin saber que aquello sellaba el destino de los cinco.

Heero y los demás estaban en la zona de aterrizaje cuando Wufei llegó y por sus caras se dio cuenta que su misión no había sido tan exitosa como él creía. Se bajó del gundam y fue directamente hacia ellos y Quatre le entregó a Wu-chan que de inmediato apoyó su linda carita en su pecho y comenzó a balbucear palabras inteligibles.
- Si, pequeño, yo también te eché de menos - le sonrió.
- Debemos hablar - le dijo Heero muy serio y a Wufei le recordó al Heero que conoció al principio y no le gustó su expresión.
- ¿Qué es lo que pasa?
- Dúo interfirió en las bases de datos de Preventers - le dijo.
- ¿Y eso qué? Yo también lo hice y ya tengo a nuestro espía.
- ¿Y sabes que ellos dieron la orden de arresto para nosotros? - replicó - además, ya saben que estamos en algún lugar del espacio, rondando las colonias y están preparando los radares de tal forma que puedan localizar el gundamio.
- ¿Y eso qué?
- Bueno, al no ser atrapado tú, has puesto alerta las bases restantes y peligran las misiones de Dúo y mía, hemos picado el anzuelo como ellos querían.
- Bueno, es posible que ellos aún no estén seguros que somos nosotros.
- ¿Qué descubriste? - le dijo Quatre.
- Bueno, el espía firma E.D. y dijo algo que enviaran a un soldado especial a L1 ya que un tal Low comenzaba a ponerse rebelde y poco cooperativo si no veía a su familia a salvo.
- Esto es el colmo - dijo Heero - estamos metidos hasta el cuello - sentenció - sí es realmente quien yo pienso, me reconocerá de inmediato.
- ¿No sería mejor que cambiáramos de objetivos? - le propuso Dúo preocupado.
- No.
- Pero... - intentó.
- En la base L1 está el Zero original - le dijo Heero cortante - tú no estas preparado para enfrentarte a semejante monstruo - se puso de pie junto a la ventana - Zero convirtió al dulce Quatre en un asesino de masas y por poco y termina con Trowa y conmigo, no quiero que a ti te pase lo mismo.
- Además, en las otras colonias los gundam han sido modificados - le dijo Trowa para calmarlo - allí tienes al mío, si no fuera por el color diría que se trata de Heavyarms.
- Y el mío tiene casi las mismas funciones que Nataku - le dijo Wufei.
Un pesado silencio se hizo entre los guerreros. Heero no quería admitir que tenía miedo de perder a su trenzado, pero sabía que los demás se habían dado cuenta de su aprensión y por eso lo ayudaban.
Wufei miraba preocupado a Heero, no quería admitir que no quería volver a ver a su amigo en el mismo estado que hace cinco años atrás, cuando el trenzado se marchó dejando a un destrozado Heero en el camino.
Lo había llamado para que lo ayudara, tenía preparada una gran sorpresa para su amor. Había estado ahorrando mucho para darle una casa a Dúo en donde pudieran estar juntos, incluso había pasado a la sociedad protectora de animales por un prospecto para adoptar una mascota.
- Dúo se pondrá muy contento - y la felicidad se le salía por los poros - volveremos a estar los dos a solas sin importarnos los vecinos - se sonrojó emocionado.
Y es que Wufei nunca antes ni después lo vio así de contento, así que lo ayudó en todo lo que pudo, incluso le buscó la mejor idea para una carta de amor que Heero le dejaría en su laptop esa noche.
Pero ninguno de ellos supo jamás que fue lo que ocurrió esa noche, Heero había llegado a la mansión Winner calado hasta los huesos y llorando a mares con los restos de su portátil en sus brazos, lo único que supieron fue que Dúo lo había abandonado, que no quería volver a verlo y que el propio Heero se quería morir. Así fue como también supieron que había caminado por horas bajo la intensa lluvia invernal y se pescó una pulmonía que casi acaba con su vida. …l y Trowa se habían dedicado a buscar a Dúo mientras Quatre cuidaba a Heero en el hospital y luchaba por recuperar el dinero que este había dado por su casa.
Pero ninguno tuvo éxito, Dúo parecía haberse borrado del mapa y Heero cayó en coma puesto que su enfermedad se había agravado y que no tenía ganas de vivir, como señaló el médico.
Su trabajo había costado traerlo de regreso del camino de la muerte, y después de eso cambió del cielo a la Tierra, diablos, si era un ingeniero en informática con gran futuro, pero se dedicó a bailar en discos y luego se comenzó a quitar la ropa y nada pudieron hacer para sacarlo de allí. >>
- Entonces no nos queda más que seguir adelante y demostrar que no somos terroristas - dijo Dúo molesto con el silencio de sus camaradas - iré a L4 y recuperaré al Zero de allí.
- Ten cuidado, Dúo, no queremos perderte de nuevo - le dijo Trowa.
- No me atraparán.
Heero lo miró y nuevamente sintió miedo, pero sabía que no había otro camino. Así que lo dejó ir.

A la mañana siguiente Dúo salió en un pequeño trasbordador hacia la colonia de Quatre con un solo pensamiento en la mente, recuperar a como diera lugar el respeto de Heero, deseaba a toda costa recordar lo que había pasado como para que Heero temiera tanto que lo abandonara de nuevo. Claro, sabía que confiaba en sus capacidades, pero podía ver, de cierta forma, el temor que había en sus ojos cada vez que recordaba que lo había dejado antes.
- Te amo Heero - le dijo una y otra vez, pero sus palabras no podían borrar el dolor del pasado, un pasado que no recordaba pero que a Heero lo afectaba mucho todavía.
- Si sus ojos no fueran tan bellos - murmuró y cerró los ojos tratando de recordar alguna noche que hubiese pasado en sus brazos, pero ningún recuerdo acudió a su mente - ¡odio no recordar lo que siente estar entre tus brazos!
- Ah, Heero - gimió quedo - me gusta.
- Aún es temprano - le susurró este mordiendo su oreja - espera un poco más y te sentirás en el paraíso.
- En tus brazos, todo es el paraíso - le respondió dejándose hacer... >>
Y el recuerdo se evaporó con la misma velocidad con que llegó.
- ¡Quiero recordarlo! - gimió y se cubrió el rostro - ¿cómo pude ser tan idiota de dejarte si me gusta tanto estar en tus brazos? - se preguntó por enésima vez y por enésima vez se vio sin respuesta.

Heero espero dos días antes de decidirse, si él entraba en la base de L1 y averiguaba que hacía Odin Low allí y por qué ayudaba a los terroristas, de seguro pronto estarían de regreso en la Tierra con sus nombres limpios, tal vez ahora pudieran tener un hogar como se debe, con dos mascotas tan locas como las suyas y sus hijos a su lado.
- Quatre ¿Podrías hacerte cargo de Hee-chan y D-chan? - le preguntó al árabe.
- Claro, pero ¿qué pretendes?
- De seguro Dúo llamará la atención de preventers y eso pondrá sobre aviso a los terroristas en L1 y nos será imposible recuperar a ese Zero.
- A Dúo no le va a gustar regresar aquí y no encontrarte con los bebés - le advirtió.
- Lo sé, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados, es ahora o nunca, tú lo entiendes ¿verdad?
- Sí, Heero, nos haremos cargo de los niños, pero trata de regresar pronto, no queremos volver a pasar por lo mismo de hace cinco años.
- Yo tampoco - respondió y caminó hacia la plataforma de despegue.
Al poco tiempo de mudarse, Dúo encontró trabajo en un restaurante como ayudante de cocinero e hizo otros amigos a los que frecuentaba por las tardes sin decirle a su pareja. Heero decidió que era bueno que Dúo ampliara sus horizontes e ignoró las punzadas de celos cada vez que lo encontraba con alguno. "Son sólo amigos" se decía ignorando las campañillas de alarma en su cabeza.
Sin embargo, una noche llegó un poco más temprano de lo habitual y entró en silencio para sorprenderlo y cual fue su sorpresa al verlo sentado en las piernas de uno de sus supuestos amigos y besándose con el mismo ardor con que lo hacía con él. Así que del mismo modo que entró salió y caminó por más de una hora tratando de calmarse antes de tomar una decisión. Cuando regresó a casa vio que Dúo se había bañado y que la sala estaba muy ordenada.
- Hola, llegas tarde - le reclamó el trenzado un tanto molesto.
- Había mucho tráfico - se disculpó y se decidió, haría como que no había visto nada y buscaría una nueva casa para alejarlo de la tentación de serle infiel - ¿ha pasado algo malo?
- Todo - le replicó furioso y se encerró en su habitación.
Entonces debió de haberlo tomado como advertencia, Dúo comenzaba a cansarse de estar sólo gran parte de la noche, pero aquello cambiaría tan pronto se graduara. En un par de meses podría cambiar de trabajo y pasar mucho más tiempo con él, pero volvió a ignorar las señales de alerta.
Fueron dos veces más que descubrió a Dúo siéndole infiel y fingió que nada pasaba, aquello lo hacía tener mayor resolución en alejar a su trenzado de la tentación mientras él terminaba sus estudios. Acudió a Wufei para que lo ayudara a conseguir una casa, cómo él tenía un trabajo estable, era más fácil y después se pasó por la protectora de animales y se encariñó con Shinigami, pero este era demasiado pequeñito para llevárselo, así que pidió un prospecto de adopción.
Ya en casa escribió una hermosa carta de amor como le recomendara Wufei y dejó su portátil abierto para que Dúo la viera, pero se olvidó de los papeles de adopción que estaban junto a la misma mientras iba por el ramo de flores y la botella de champaña a la cocina. Y la reacción de Dúo, que no se hizo esperar, no fue la que quería y soñaba.
-¡Eres un maldito que sólo piensa en sí mismo! - Gritó partiendo por la mitad el sobre con los papeles.
- Dúo, no es lo que piensas.
- ¡Si tanto quieres hijos, búscate a otro!
- No es lo que piensas - insistió - yo iba a adoptar un... - y vio cómo Dúo arrojaba al suelo su portátil - Por favor, escúchame.
- ¡No quiero oírte ni volver a verte! - gritó furioso - nunca te he importado ¿verdad? ¡Búscate a alguien más! - agregó pasando por su lado obligándolo a soltar las flores y la botella que se rompió al estrellarse contra el suelo y se fue a su habitación.
Heero miró sus destruido portátil y sintió su corazón hecho añicos, su carta, su primera carta de amor se había perdido para siempre sin llegar a su destinatario. Se agachó junto a los pedazos conteniendo los sollozos a duras penas, ahora estaba seguro, Dúo siempre había buscado una excusa para abandonarlo.
- ¡Esa cosa siempre fue más importante que yo! - le gritó desde la puerta - ojalá te mueras y no vuelva a verte nunca más - y dio feroz portazo que pareció retumbar en el corazón de Heero, que al fin pudo llorar.
Estuvo así alrededor de una hora, antes de poder articular una idea coherente, miró a su alrededor y se vio rodeado de aquellos pequeños detalles que tanto se había esmerado Dúo en hacer y supo que no podía permanecer allí. Con los restos de su laptop y sin preocuparse por la lluvia de pleno invierno, salió de su departamento sin siquiera una chaqueta y se dirigió caminando hacia la casa de Quatre sin importarle el frío sobre su piel, su corazón sentía más hielo aún que por fuera.
Cuando llegó a la casa de su amigo árabe, lo primero que hizo fue refugiarse en los brazos de este y llorar como nunca hasta que el sueño lo venció. El resto lo recordaba vagamente, el médico que le decía a Trowa que debían llevarlo al hospital, las blancas paredes del cuarto privado que le consiguieron sus amigos y la vana esperanza que al abrir los ojos su trenzado estuviera con él, pero eso no pasó jamás.
Antes de caer en coma escuchó a sus decir que era imposible localizar a Dúo, era como si no quisiera que lo encontraran, entonces se quiso morir, no quería luchar siquiera por el resto de sus sueños, ¿qué podía hacer si el centro de los mismos ya no lo quería? >>
Movió la cabeza, no quería recordar tanto dolor, pero estaba asustado, no quería volver a pasar por lo mismo ¿Y si Dúo recordaba por qué lo dejo y lo volvía a hacer?
- Heero, Dúo no te dejará - le dijo Quatre muy seguro comunicándose al trasbordador.
- Gracias, Quatre - le dijo un poco más tranquilo y despegó.

Dúo había conseguido engañar a los terroristas y hacer que lo aceptaran como piloto del nuevo Zero, este estaba en las mismas condiciones que los habían encontrado sus camaradas, con el sistema principal desarmado, no era nada complicado armarlo, era casi como si lo hubiese sabido desde siempre, se dijo, pero tal vez era cierto. Sonrió, si Heero lo viera, de seguro estaría muy orgulloso de él y le daría un buen beso ¿cómo serían estos? Cada vez ansiaba más recordar cómo se sentía estar en esos brazos en los que encajaba a la perfección.
- Supongo que, como fuiste creado para esta "bestia" la sabes armar tan bien - le dijo uno de los trabajadores - me gustaría irme a casa a descansar de este armatoste.
- ¿Y por qué no lo hace?
- No nos dejan - señaló a los guardias - al parecer en esta colonia hay pocos ingenieros y como no queríamos trabajar en este tipo de cosas, nos obligaron a trabajar a la fuerza - se sonrojo - no debería contarte de esto, eres de los suyos.
- No se preocupe, no diré nada - le dio una gran sonrisa.
- Tienes unos ojos muy bellos - le dijo y se marchó.
Pero aquellas palabras le siguieron dando vueltas por la cabeza, las había escuchado muchas veces antes de los labios de alguien más.
"¿Sabes? Por unos ojos bellos como los tuyos yo pondría a todo el mundo y a todas las colonias de cabeza sólo para darte gusto"
- Heero - suspiró, él le había dicho aquello cuando se fue a vivir con él.
- Oye, Dos - le dijo uno de los guardias - ¿terminaste?
- Que tipo más molesto - gruñó fastidiado - ¡me falta todavía! - replicó ocultándose todavía más dentro de la cabina, había terminado, pero quería probar el sistema primero antes de anclarlo al gundam. Inicio el proceso y sintió como desfilaban las imágenes de su pasado frente a sus ojos.
- No le diga eso, hermana - la regañaba con cariño el padre Maxwell - perderá la fe en Dios - le acariciaba el cabello.
Pero luego los veía a ambos muertos dentro de los escombros del orfanato, sólo él había sobrevivido al desastre.
Luego se vio caminado por las calles medio muerto de hambre, su entrenamiento como piloto, cómo conoció a Heero y al resto de los muchachos, casi mató al primero, pero con el tiempo se enamoró perdidamente de su mirada de hielo y su manera fría de actuar, estaba decidido a hacerlo cambiar y ganarse su corazón.
Al fin se lo ganó a Relena y se hicieron novios y ocho meses depués comenzaron a vivir juntos en el departamento de Heero.
Heero trabajaba en un taller mecánico de Preventers de día y de noche estudiaba arduamente para ser el mejor ingeniero en informática que hubiera. Y, pese a todo lo ocupado que estaba, se daba maña para tener tiempo para estar con él.
Al poco tiempo de mudarse, Dúo encontró trabajo en un restaurante como ayudante de cocinero e hizo otros amigos a los que frecuentaba por las tardes sin decirle a su pareja, pretendía de esa forma llamar la atención de Heero, quería que le demostrara que lo amaba de todo corazón y que lucharía por él. Heero decidió que era bueno que Dúo ampliara sus horizontes e ignoró la presencia de ellos en su casa como si no le importara si le era infiel, lo que le dolía muchísimo al trenzado
Sin embargo, una noche hizo que uno de sus amigos se quedara seduciéndolo esperando que Heero entrara en cualquier momento y le motara una escena de celos, pero nada de eso pasó. Cansado del jueguito y que su amigo se creyera el cuento sin que Heero llegara, lo despachó y se fue a su habitación Cuando Heero llegó a casa vio que se había bañado y que la sala estaba muy ordenada, puesto que la había recogido de lo aburrido que estaba.
- Hola, llegas tarde - le reclamó el trenzado un tanto molesto, por poco y le era infiel y él ni se había enterado.
- Había mucho tráfico - se disculpó - ¿ha pasado algo malo?
- Todo - le replicó furioso y se encerró en su habitación, esa sería la primera noche que dormiría solo desde que se mudara a vivir con él.
Lo intentó un par de veces más, pero al parecer a Heero no le importaba o era tan egocéntrico que no creía que pudiera abandonarlo. Pero ya estaba cansado de todo, debía obligarlo a decirle que lo amaba a como diera lugar. Entró en la sala y lo primero que vio fue el sobre café, decía con letras bastante clara solicitud de adopción... Y no siguió pues en ese momento entró Heero y no pudo calmar su temperamento.
-¡Eres un maldito que sólo piensa en sí mismo! - Gritó partiendo por la mitad el sobre con los papeles, se sentía traicionado, otra vez hacía las cosas sin preguntarle siquiera.
- Dúo, no es lo que piensas.
- ¡Si tanto quieres hijos, búscate a otro! - le dijo ofuscado pese a que sabía que le sería insoportable verlo con alguien más.
- No es lo que piensas - insistió - yo iba a adoptar un... - y vio cómo Dúo arrojaba al suelo su portátil, no quería escuchar excusas - Por favor, escúchame.
- ¡No quiero oírte ni volver a verte! - gritó furioso, ya no quería saber nada - nunca te he importado ¿verdad? ¡Búscate a alguien más! - agregó pasando por su lado obligándolo a soltar las flores y la botella que se rompió al estrellarse contra el suelo y se fue a su habitación.
En su habitación recogió unas pocas cosas, las que había llevado, el resto se las había regalado Heero. Un poco más calmado, regresó a la sala para hablar con Heero, pero lo que vio lo hizo perder los estribos nuevamente, Heero estaba en el suelo abrazado a los restos de sus laptop con los hombros hundidos como si estuviera derrotado
- ¡Esa cosa siempre fue más importante que yo! - le gritó desde la puerta esperando que Heero se dignara a mirarlo y que intentara detenerlo - ojalá te mueras y no vuelva a verte nunca más - y dio feroz portazo que pareció retumbar en su corazón. Ya en la calle caminó un par de cuadras y tomó un taxi hacia el aeropuerto mirando constantemente por los espejos, esperaba y soñaba con que Heero lo seguiría y lo llevaría de regreso a casa a la rastra, le haría el amor apasionadamente y harían las paces, pero no pasó y con el corazón destrozado tomó un boleto del primer vuelo que encontró disponible, lejos de Heero, del amor de su vida. >>
- Yo dejé a Heero porque quería que me hablara de amor y yo tampoco le dije nunca que lo amaba y que me sentía solo - se dijo cubriéndose el rostro - Dios mío. Y tengo cara de reclamarle.

Heero miró la base terrorista, estaba muy cerca de un bar clandestino, pero al parecer los soldados de allí estaban en pie de guerra, porque no había manera de infiltrarse sin llamar la atención. O tal vez sí, se dijo, llamar la atención era la mejor manera de ganarse el acceso. Y se dirigió al bar y habló con el dueño, que estuvo fascinado de permitirle un espectáculo que quizás haría que por ese fin de semana estuviera el local lleno.
- ¿Cómo deberé presentarte, muchacho? - le dijo el dueño.
- Mi nombre artístico es caramelo - respondió pensando en lo que dirían sus amigos si supieran lo que pretendía. Lo que no supieran, no les haría daño - pero quiero el 10% de las ganancias.
- Seguro, no ibas a trabajar por nada - aceptó - venga, te mostraré el local.
Heero estuvo todo el día ocupado ordenando las mesas y preparando la barra para el espectáculo, pero le faltaba un detalle, las luces eran demasiado fuertes, necesitaba algo más tenue si quería obtener el efecto deseado.
- No hay problema - le dijo uno de los meseros al escucharlo sobre su propuesta - hay algunas luces de colores en la parte de atrás - se las trajo.
- Es justo lo que necesito - le sonrió y vio que el muchacho se sonrojaba violentamente.
- El jefe dijo que bailarías sobre la barra esta noche ¿te quitarás la ropa?
- Depende de cuanta gente quiera pagar por verme - dijo encogiéndose de hombros "si Dúo o Wufei se enteran, soy hombre muerto" pensó, pero de seguro Dúo aún no estaba de regreso en la base.
- El jefe llenó de propaganda en los alrededores, de seguro esta noche estará lleno para verte, eres un joven muy hermoso - dijo volviendo a sonrojarse.
- Pues espero que muchos piensen como tú - le dijo y se subió de un salto a la barra - espero que ni tú ni los otros mozos se distraigan mirándome, no quisiera que perdieran sus trabajos por mi culpa - caminó por la barra midiendo los pasos, no quería caerse - voy a ensayar un poco con música, dile a los demás, si quieren verme.
Y los ocho jóvenes que trabajaban en el lugar corrieron a verlo mientras se movía sensualmente al ritmo de la música por toda la barra sin perder el paso mientras fingía irse quitando una a una las prendas. Había visto que lo miraban por los ventanales y se agachó en un movimiento de lo más erótico que hizo que la temperatura de más de alguno subiera más de lo debido y terminó su show sentado en el borde de la barra en una posa que hizo botar sangre por la nariz a más de alguno y a otros sin poder cerrar la boca.
- ¿Qué tal? - dijo mirando a sus improvisados espectadores que no podían sacar el habla y sonrió - y eso que no me quité la ropa - y se desmayaron de la impresión.

La noche estaba caliente en más de un sentido, el bailecito de Heero había corrido como pólvora por ese sector de la colonia y el local estaba abarrotado de gente que quería ver el baile sensual de caramelo. El dueño estaba más que contento, la gente, debido al calor, consumía y consumía y muchos habían pagado cifras insospechadas para estar más cerca de la barra y así poder tocar a caramelo.
Heero sonrió con mucho aplomo y se asomó a ver al barman encargado de presentarlo, este, al verlo, asintió y llamó la atención de la gente que de inmediato quedó en silencio.
- Ha llegado la hora esperada - dijo el joven - y sólo por esta noche tendremos la presentación del hermoso y sensual Caramelo - y este se subió a la barra dándole la espalda al público - y recuerden, se mira, pero no se toca, él que lo haga deberá pagar una multa.
- Podrían rifarlo - dijo una voz desde atrás.
Y la música comenzó. Heero caminaba lentamente por la barra al ritmo de la música mientras sensualmente se quitaba la chaqueta, deslizándola lentamente por sus hombros y sus brazos hasta dejarla caer sobre la barra, la levantó de la barra con un pie y la dejó caer por la parte e atrás de la misma. A medida que se movía iba desabrochando la camisa dejando ver la suave piel de su pecho musculoso y comenzó a deslizarla por sus brazos y su espalda del mismo modo que la chaqueta.
- ¡Ah! - fue el grito extasiado de la gente. Luego comenzó a desabrocharse los pantalones, quitándose primero los zapatos, luego el cinturón y luego la prenda hasta quedar solo en boxers que marcaban deliciosamente su sensual trasero. Empezó a deambular esquivando a quienes intentaban atraparlo y se quedó a una distancia prudente mientras miraba al barman
- Ejem - carraspeó afectado por el baile - ahora vamos a rematar la última prenda de caramelo, la base son cincuenta dólares.
- ¡Yo los doy! - gritó alguien y Heero sonrió bajando un poquito la prenda.
- ¡Yo doy ciento diez! - gritó otro y Heero se movió hacia él bajando un poco más la prenda.
- ¡Ciento veinte!
- ¡Ciento treinta!
- ¡Ciento cincuenta!
- ¡Ciento ochenta!
- ¡Doscientos! - dijo alguien desde atrás babeando porque Caramelo ya casi mostraba sus partes íntimas.
- ¡Doscientos cincuenta! - dijo otro más cerca de la barra.
- ¿Alguien da más? - dijo el Barman y vio divertido como los hombres contaban dinero, incluso se juntaban para obtener más dinero - Doscientos cincuenta a las una... - empezó.
- ¡Trescientos!
- ¡Trescientos cincuenta! - volvió a ofertar y Heero alzó las cejas, nadie había pagado tanto por una prenda.
- ¡Trescientos cincuenta a las una! ¡Trescientos cincuenta a las dos! - miró a Heero y este asintió - ¡Trescientos cincuenta a las tres! ¡Vendido! - Y Heero avanzó hacia donde el tipo lo esperaba y de un solo movimiento se agachó hacia él y se quitó el boxer tomando el dinero en un puño dejándole la prenda en la mano. El tipo lo miraba con los ojos desorbitados y no atinó a nada mientras Caramelo se alejaba de él.

Dúo despertó acalorado, transpirado entero, la mente le había pasado una mala pasada y había tenido un sueño que era una mezcolanza entre su vida pasada con Heero y su baile sensual en la disco cuando volvieron a verse, eso lo había dejado terriblemente excitado y con el cuerpo alborotado, así que se decidió a hablar con los trabajadores para que lo ayudaran a sacar a Deathscythe de la base sin llamar la atención de preventers. Necesitaba con urgencia regresar a los brazos de su novio o se volvería loco.
Se dirigió al baño y se miró al espejo, su cuerpo tenía claras evidencias del tipo de sueño que había tenido, así que decidió darse una ducha fría, pero esta no hizo mucho efecto, su miembro seguía despierto y no le quedó de otra que recurrir al único recurso que le quedaba y comenzó a frotarse lentamente intentando ahogar los gemidos imaginando que eran las manos de Heero las que lo recorrían hasta que se sintió acabar.
- Te necesito, Heero - dijo mientras se ponía bajo el chorro de agua - no seré tan idiota de nuevo, no volveré a dejarte - se dijo y salió de la ducha envolviendo sus caderas con una toalla acolchadita - volvió a mirarse en el espejo buscando algún detalle que lo delatara, pero sólo encontró un chico necesitado de su novio.
Después de secarse, se puso un pijamas limpio y volvió a acostarse esperando que ni los recuerdos ni los sueños eróticos volvieran a despertarlo. Cerró los ojos y escuchó un ruido en la puerta.
- ¿Dos, estás despierto?
- ¿Pasa algo malo? - dijo prendiendo la luz del velador.
- Es que ha venido el preventers y ha preguntado por el piloto del gundam, quieren arrestarte ¿es cierto que eres el verdadero dos?
- Debo regresar a la base - gruñó - pero no sin el gundam, necesito limpiar mi nombre.
- Si nos liberas de estos malditos, nosotros te ayudaremos a sacarlo sin que te descubran.
- Regresaré a casa con mi novio - canturreó y comenzó a vestirse aceleradamente. El ingeniero sonrió y fue a avisarle a los demás que el muchacho los ayudaría a liberarse de los terroristas.


Heero, con el baile, había atraído a muchos de los soldados de la base y eso le había dado acceso a la misma y al fin pudo llegar hasta la central sin mayores problemas, allí, encerrado en una celda, estaba Odin Low, que permanecía sentado en un rincón.
- ¿En realidad eres tú? ¿Cómo sobreviviste en es ocasión, Odin?
- ¿Junior? - dijo este asombrado en apenas un susurro - ¿qué haces aquí?
- Ya no soy Odin Low Jr. - le dijo - soy Uno - le guiñó un ojo - necesito saber por qué nos han involucrado con los terroristas y recobrar a Zero.
- Bueno, puedo decirte muchas cosas, hijo, pero necesito saber que mi familia estará a salvo antes de actuar.
- Eso no es difícil de solucionar - le dijo - puedo sacarlos a todos de aquí, siempre que estés dispuesto a colaborar con nosotros.
- Caramelo ¿Qué haces aquí? - le dijo un oficial.
- Es el piloto de Zero - le dijo Odin preguntándose por qué lo había llamado así.
- Eso es fantástico - celebró - entonces pasarás mucho tiempo con nosotros - salió.
- Ese tipo está casado y es mayor que yo - le dijo Low - no es bueno para ti.
- No te preocupes, yo tengo un lindo novio esperándome.
- Pero te llamó Caramelo.
- No lo vayas a mencionar después, es mi nombre artístico, tuve que llamar la atención de los soldados para poder entrar, e hice un show erótico anoche.
- ¡Por Dios! - le dijo escandalizado - ¿en qué ambiente fuiste a caer después de esa escaramuza?
- Olvídalo, ellos no tienen la culpa, era una manera rápida de obtener dinero y hacía algo que me gustaba.
- Estás mal de la cabeza - le dijo - te mostraré a Zero, supongo que eres capaz de controlarlo a tu antojo ¿verdad?
- Hace tiempo que no piloteo uno de estos - admitió - pero después de todo lo que pasé con uno de ellos, de seguro me la podré de nuevo.
- Ese es mi hijo - sonrió orgulloso.
- No vuelvas a repetirlo ¿quieres? Nos meteremos en problemas.
- Muy bien - aceptó - Zero tiene un solo detalle, no hemos podido calibrar el sistema dado que nos rechaza la clave de acceso - se encogió de hombros - supongo que tú podrás desbloquearlo sin problemas.
- Ja, si puedo poner de cabeza a Preventers, una simple máquina no lo logrará - contestó.
Los ingenieros se hicieron a un lado al ver llegar a Low con el muchacho, que de un salto se subió a la cabina del gundam. Una vez dentro inició el sistema.
- Es un gusto volver a pilotearte, Zero - le dijo - espero que no te portes mal conmigo - le dijo ingresando el mismo código de antes y de inmediato este se puso en funcionamiento.
- Caramelo, aparte de hermoso es inteligente - suspiró uno de los soldados y Low se volvió hacia él, no le gustaba que hablaran así de él.
Heero mantuvo la cara seria al ver el enojo de su "padre", pero la verdad era que le daba risa la ira contenida del hombre cada vez que algún soldado hacía algún comentario acerca de su baile sensual de la noche anterior y más cuando alababan su espectacular cuerpo.
- Baja de allí - le leyó de los labios - necesitamos hablar ya.

Los trabajadores de la base en L4 ayudaron en todo lo que pudieron a Dúo y este esperó a que ellos estuvieran lo bastante lejos antes de detonar los explosivos dentro de la misma y hacerse humo, esa siempre había sido su mejor habilidad, merodear y pasar desapercibido. Salí por un acceso oculto de la colonia y se transformó para dirigirse a toda velocidad a M3, necesitaba hablar con Heero y disculparse, había sido un idiota cinco años atrás pero ya no volvería a serlo.
A las pocas horas aterrizó en su base y se encontró con que sólo sus amigos lo esperaban y su novio no se veía por ningún lado. Sintiendo pesado el corazón, se bajó de Deathscythe y se acercó a sus bebés.
- ¿Cómo se han portado, mis briboncitos? - le dijo con ternura dándole a cada uno un beso en la mejilla.
- Se han portado bastante bien - le sonrió Quatre presintiendo la tristeza del trenzado - más de lo que podría esperarse cuando ninguno de sus papis bonitos han estado con ellos.
- ¿Dónde está Heero? - preguntó al fin.
- Fue a L1, dijo que así ellos no estarían preparados para su asalto - respondió Quatre - no te preocupes por él, pronto estará de regreso.
- Pudo haberme dicho - murmuró - bueno, por ahora descansaré y jugaré con mis hijos, ya cuando llegue él me explicará todo - sonrió tranquilo volviendo a ponerse la máscara con la que ocultaba su dolor, pero esa máscara no convencía a Quatre y este lo siguió en silencio hasta su casa.
- Dúo, recobraste la memoria ¿verdad?
- Sí, Zero me obligó a recordar toda mi vida al lado de Heero - admitió - me dolió mucho recordar que fui tan idiota de dejar a Heero por una tontería, por no escucharlo y por no decirle lo que sentía.
- ¿Qué fue lo que pasó? Heero no nos ha dicho jamás que fue lo que les pasó.
- Quería probar que Heero podía ser muy celoso, tres veces intenté ponerlo celoso, pero ignoró mi accionar, luego vino que quería hijos, yo quería que estuviéramos solos, que me amarrara a él, pero con cadenas placenteras, pero nada me salía bien y me sentía abandonado.
- Y terminaste por destrozarlos a ambos.
- Sí, pero aquella tarde lo único que deseaba era que Heero me detuviera y me dijera que me amaba.
- ¿Sabes que rompiste la única forma en que Heero había sido capaz de liberar sus sentimientos cuando destruiste su laptop?
- ¿Cómo dices?
- Wufei me contó que Heero te había escrito una carta de amor llena de poesía, que con ella pretendía hacerte comprender todos los sentimientos que bullían en su corazón y que esas palabras no las podía sacar de su boca.
- Dios, con razón abrazó los pedazos cuando yo me iba.
- Espero que cuando regrese, al fin puedan arreglar sus diferencias.
- Nunca las hubo, sólo malos entendidos.

Heero estaba aburrido, allí no había nada interesante que hacer, más que soportar los molestos comentarios de los soldados así que comenzó a pasearse por todos lados poniendo explosivos por toda la base, eso tenía que terminar, en M3 lo esperaban y él echaba de menos a su familia. Entró en la bodega que hacia las veces de cárcel y sacó a la familia de Odin Low llevándolos a una pequeña nave.
- Esperan aquí, traeré a Odin y tan pronto yo haga explotar la base, saldrán de aquí siguiendo las coordenadas cargadas en la computadora - les dijo Heero y se marchó rápidamente.
Regresó junto a su guerrero y se colocó junto al capitán al mando tomando su mano mientras le hacía una seña a Odin que nos e veía nada de contento, pero sintió.
- ¿Qué pasa, Caramelo? - le dijo tomando su mano. Y es que hacía rato que Heero lo tenía convencido que era un chico muy dulce cuando en realidad lo estaba usando - ¿Quieres algo en especial?
- Si - le sonrió con falsa coquetería - Quería que me autirizara para salir al espacio a probar a Zero.
- ¿Al espacio?
- Si, es que dentro de la colonia sería demasiado notorio los disparos del cañón y atraeríamos a Preventers sin estar listos.
- Y aunque Eduard Dublín esté con nosotros, de todas maneras nos arrestarían - dijo pensativo sin saber que le estaba entregando información de primera - está bien, puedes hacerlo.
- Gracias - sonrió y el hombre no vio e brillo feroz en sus ojos mientras se alejaba, ya todo estaba listo. Corrió hacia le gundam mientras el capitán daba la orden de despejarlo todo y Hero salió de la colonia de inmediato comenzaron a sentirse las detonaciones en la base y un trasbordador despegó cubierto por el humo.
De inmediato, transformó a Zero en nave y se acopló al trasbodador para dirigirse a su propia base.

Trowa mantenía una estricta vigilancia de los radares, por la información que Dúo les había traído era muy probable que ya los estuvieran persiguiendo y que Heero hubiese caído en las manos enemigas, dado que se había tardado demasiado.
- Yuy - dijo el pequeño Q-chan a su lado.
- ¿Heero? - dijo mirando la pantalla y se comunicó con la nave que se acercaba - Aquí el 03 - dijo - ¿quién vive?
- El 01 - le contestó Heero - misión cumplida - y cortó la comunicación.
- Bien, Q-chan - vamos por los demás, de seguro tu tío Dúo estará feliz con la noticia - le dijo tomándolo en brazos.
Al poco rato estaban todos reunidos en la plataforma de aterrizaje, pero sin los bebés que ahora estaban con los Maguanacs.
Al bajar de la nave, se dan cuenta que Heero viene acompañado y se preocupan.
- Estos son los Low - los presentó - ellos son el resto de los pilotos, Trowa, Quatre, Wufei y Dúo - señaló a sus amigos - los ubicaré para que descansen - dijo tranquilo y los guió - antes que me olvide, necesitamos hablar - le dijo a Trowa - los veo en el jardín ¿ok?
Ellos asintieron y lo vieron alejarse sin decir nada ¿qué pretendería Heero al llevar a extraños a su base?
Dúo lo miró entristecido, ni siquiera lo había mirado a él y menos le había preguntado cómo estaba él o los niños.
- No te preocupes - le dijo Quatre adivinando su dolor - Heero no quiere que ellos sepan de los bebés, ya nos explicará todo, vamos.

El jardín o la guardería, como le gustaba llamarla, era una sala cuna donde los bebés estaban felices jugando sobre el mullido piso lleno de almohadones y juguetes de todos los portes y colores.
Heero entró y encontró a sus amigos sentados cada uno con un bebé mientras tomaban su leche. Se sentó junto a su Dúo y tomó a D-Chan para alimentarlo.
- ¿Por qué los trajiste, Yuy?
- Por ellos fuimos involucrados en todo esto - señaló - Odín fungió como mi padre por dos años, él fue quien me enseñó a disparar un arma y tener aprecio por la vida, por eso lo saqué con su familia.
- ¿Descubriste algo importante?
- El nombre del Preventers, Eduard ... - se quedó en silencio.
- ¿Dublín? - terminó Wufei asombrado - pero si ese tipo está enamorado de Lady Une.
- Ya sabremos los motivos que lo hicieron meternos en este lío - dijo Trowa acomodando mejor a Q-chan en su regazo - lo importante es que ahora ya sabemos a quién tenemos que desenmascarar con certeza.
- Lo que sí, debemos evitar que los Low sepan de los pequeños - señaló Heero apoyando la cabeza en el hombro de Dúo - pretendo que nos ayuden a sacar a la luz al traidor.
- Con un buen plan de acción haríamos que nuestro nombres quedaran limpios y que Zech y toda la cúpula de Preventers nos tengan que pedir disculpas públicamente - dijo Wufei.
- Y de paso te devuelvan tu puesto ¿verdad? - dijo Quatre.
- Bueno, no es que quiera regresar a vivir en el edificio de Preventers, pero si regreso a mi puesto, me podré comprar una casa para estar con Wu-chan.
- Bueno, hablaremos de esto luego, es mejor que descansemos un poco y luego de hablar con Odin planearemos el final de todo esto.
- Los Maguanacs siempre estarán felices de atender a los bebés - dijo Quatre dejando a Tro-chan en su cunita - ellos se harán cargo mientras descansamos.
Cada uno se dirigió hasta su casa a descansar, Heero permanecía con Dúo abrazado a su costado, pero este iba muy silencioso y a Heero le llamó la atención, pero no dijo nada hasta que estuvieron en su habitación. Lo tomó por la cintura y se sentó son él en la cama sentándolo sobre sus piernas mientras lo abrazaba con fuerzas. Entonces notó que Dúo ocultaba su rostro contra su cuello y lloraba a mares.
- ¿Qué pasa, amor mío? - le dijo acariciando sus hombros tratando de consolarlo.
- Es que fui un idiota - le dijo con la voz ahogada - te amaba tanto y te abandoné sin escucharte, sólo quería que me dijeras que no estaba sólo y... - los labios de Heero lo callaron con un beso.
- No digas nada, los dos fuimos idiotas entonces - volvió a besarlo - olvidemos el pasado y amémonos como siempre debimos hacerlo ¿te parece?
- Claro que sí - le echó los brazos al cuello - aprovechemos que los niños no están aquí - comenzó a quitarle la ropa con ansiedad.
- Me parece - empezó Heero levantando los brazos para ayudar a Dúo a quitarle la camiseta - que habíamos quedado - se recostó para permitir que le quitara los pantalones - que no lo haríamos hasta que todo hubiese terminado - le recordó.
- ¿Quieres esperar hasta entonces? - le dijo el trenzado acariciando su piel desnuda con delicadeza.
- No - dijo y se abalanzó sobre él para desnudarlo también - este es un juego para dos ¿recuerdas? - le sonrió y comenzó a acariciarlo lentamente.

A la hora de la cena los cinco pilotos se reunieron en el salón de convenciones con Odin Low para planear la manera de hacer que el propio traidor se desenmascarara y limpiara sus nombres.
- Bueno, este tipo fue un soldado de comando tanto en Oz como en colmillo blanco, tanto así que lo conocí cuando me enviaron a dispararle a Heero Yuy, era de esa manera que me obligaba a trabajar para Wing Zero y me hizo poner todo a nombre de Odin Low Jr, dado que sabía que había sido uno de los pilotos Gundam durante la guerra.
- ¿Y por qué nos involucró a los demás?
- Porque mientras Wufei estuviera en Preventers nunca podría actuar con la libertad que quería y era al único piloto que se le conocía en la vida pública, Quatre Winner, por ser un rico empresario estaba protegido y los otros permanecían fuera de su alcance ya que no tenía ni idea de donde estaban.
- A mí me arruinaron mi carrera en Preventers - reclamó Wufei- he vivido en esa pocilga que llaman departamento estos cinco años para ahorrar lo suficiente para comprarme una casa decente y esperaba que al subir de rango se me diera una mejor oportunidad, pero no sólo perdí el ascenso, ahora no tengo ni un cinco y menos un lugar donde vivir.
- Pues yo soy la cabeza de las empresas Winner, y si Preventers llegase a hacer público todo esto, los negocios de mi familia se irían a la ruina y miles de personas se irían a la calle - dijo Quatre preocupado.
- Todo esto comenzó hace cinco años - le dijo Odin - yo había decidido retirarme de la mala vida, pero el grupo autodenominado Wing Zero se había hecho de un excelente espía dentro de Preventers y de un excelente ladrón. Tanto así que encontraron mi expediente y a mi familia y me obligaron a trabajar con ellos, ellos sabían que yo era "padre" de uno ed los pilotos y así los obligaría a volver al redil. Sin embargo, yo averigüé que su ladrón era otro de los pilotos aún antes que ellos lo mandaran a robar los planos de Zero a Preventers. Era muy fácil que cualquiera entrara a la central, pero el espía sabía que los planos estaban bajo la más estricta vigilancia y si bien podría ayudarlo a entrar sería prácticamente imposible hacerlo salir, por eso hizo de Dúo los robara y se los entregara directamente a la organización.
- Sin embargo, ellos sabían ya que él había sido uno de los pilotos ¿verdad?
- Si, el tipo tenía acceso a toda clase de información y este muchacho estaba fichado desde hacía mucho como el piloto del 02.
- Así que me usaron.
- Ellos te enviaron en una misión muy especial para que te encontraras con el piloto del 01 y lo llevaras a la trampa, así aparecerían los demás, sin embargo, ellos no contaron que Jr fuera tu novio y que el tiro les saliera por la culata y sobre la marcha los culparon de terrorismo.
- No soy Jr - le replicó el japonés - me llamo oficialmente Heero Yuy.
- Muy bien, se les implicó en todo esto única y exclusivamente para desacreditar a Preventers, ellos sabían de sobra que serían capaces de esquivarlos a todos, pero pretendían, si era posible, arrestar a alguno para comprobar que eran totalmente ineficaces cuando el soldado escapara.
- ¿Qué haremos ahora?
- Ellos pretenden que iniciemos una guerra para salvar nuestros nombres - dijo Trowa pensativo - creo que hay una forma de obligarlos a actuar.
- Necesitamos que ellos estén todos reunidos en la central de Preventers - dijo Heero pensativo tanbién - debemos hacerlos creer que los vamos a atacar con toda nuestra fuerza.
- ¿Y cómo?
- A través de su propio espía - sentenció Trowa - será algo realmente fascinante verlo delatarse él solito cuando vean que nos entregamos.
- ¿Y cómo le haremos llegar esa información sin delatarnos?
- Es ahí cuando yo entro en acción ¿verdad, Heero?
- Así es - asintió - y para ello viajarás a la Tierra con tu familia y después de entregada la información, podrás perderte.

La familia Low fue a la Tierra y Odin entregó la información que Heero le había pedido antes de "borrarse", esa era la única manera de ayudar a los pilotos a limpiar sus nombres, se los debía.
Heero miró a sus compañeros en silencio, el resto del plan dependía de los bebés, no quería viajar con ellos de esa manera, pero no había de otra, ellos debían ir a la central de Preventers y presentarse con los bebés o no resultaría nada.
- Podríamos bajar en un trasbordador... - empezó Quatre preocupado por los bebés.
- Lo detectarían y lo destruirían antes que pudiéramos hacer alguna maniobra - lo interrumpió Trowa - y no podemos arriesgar a los bebés.
- Si, pero dudo que podamos pilotear bien con un niño en brazos.
- Vamos a tener que afirmarlo con los cinturones de seguridad - le dijo Wufei - debemos irnos pronto, antes que se dispersen para buscarnos.
- La información decía que atacaremos la base principal de Preventers al medio día, así que debemos partir - dijo Heero tomando a Hee-chan - adelante.
- ¿No lo puedo llevar yo? - dijo Dúo - D-chan se pone demasiado inquieto cuando está conmigo.
- cada uno debe llevar a su igual o esto no va a resultar - le dijo Trowa - tampoco Tro-chan se porta muy bien conmigo, pero las cosas se harán así.
Cada uno se subió a su guerreo y literalmente amarraron a los bebes a su pecho con el fin que estuvieran seguros y lo bastante lejos de los controles a fin de evitar que metieran sus manitas.
- Yo espero que te duermas durante el viaje, Hee-chan - le dijo el japonés al bebé - no quiero problemas contigo ¿te parece?
- Le hablas como si se tratara de un adulto - le dijo Dúo por el canal 2 - recuerda que es sólo un bebé.
- A mí siempre me trataron como adulto, aún cuando era niño.
- Ya estamos listos - le dijo Trowa por el canal 3 mostrando al pequeño que se aferraba a sus brazos como si fueran extensión de los suyos - espero la señal.
- Nosotros también lo estamos - dijo Quatre por el canal 4.
- Y nosotros - dijo Wufei por el 5.
- Despeguemos - ordenó Heero.

La base central de Preventers estaba llena de soldados especializados en la batalla contra Mobile Suit, al menos eso le señalaba el sistema a Heero que le había puesto un casco protector a Hee-chan para que la señal del gundam no le afectara.
- Aún no nos detectan - señaló Quatre.
- Eso quiere decir que no tienen aún listos los radares para gundamio - dijo Trowa - eso no puede ser bueno ¿o sí?
- Así no ponemos en peligro a los bebés - le dijo Wufei.
- Descendamos - ordenó Heero - es hora de ponerle fin a esta locura -y transformó su gundam en robot. Los demás simplemente lo imitaron.
Los cinco aterrizaron en medio de todos los robot de Preventers dándose la espalada unos a otros mostrando amenazadoramente sus armas; Zero tenía el cañón de rayos, Deathscythe, su guadaña; Heavyarms, su metralleta; Sandroch, sus espadas curvas y Nataku, su lanza. Pero ninguno se movio.
- Ahora - ordenó Heero soltando su cinturón de seguridad mientras hacía que su guerrero doblara una rodilla para poder bajar con el bebé. Los demás lo imitaron.
Todo un grupo de Preventers, armados hasta los dientes, los rodearon al ver que las cabinas se abrían, pero se quedaron de una pieza cuando los cinco soldados mostraron lo que portaban.
- ¿Qué significa esto? - les dijo Lady Une avanzando hacia ellos.
- Aquí tiene a los cinco Gundam creados por Wing Zero - le contestó Wufei.
- Y aquí tiene a Odin Low Jr. - le dijo Heero presentando a su bebé - lo de los terroristas ha sido una farsa para poder construir cinco gundams que se adueñaran de la esfera y las colonias.
- ¿Dé donde sacaron esos bebés? - le dijo Zech molesto.
- ¿Por qué no le preguntas a quién ordenó su existencia? - le señaló al espía que intentaba escapar pero fue detenido por Dúo - él puede explicarte todo. Desde el comienzo, cuando él, Dekim Barton y otros líderes ordenaron la muerte del líder pacifista Heero Yuy.
- Deténganlo - ordenó de inmediato Lady Une - y Ustedes... - empezó pero fue interrumpida por Relena.
- Heero, dime ¿de dónde sacaste a esa criatura tan bella?
- Heero es mío - le dijo Dúo - igual que nuestros hijos - le entregó a D-chan y tomó a Hee-chan - espero que ahora si respete la propiedad privada, señorita Vice ministro de Relaciones Exteriores - le dijo fastidiado tomando del brazo libre a Heero que lo miraba divertido - es mejor que nos vayamos a casa, es hora que los bebés coman y duerman la siesta.
- Muy bien, vamos a casa - le sonrió y lo siguió - Lady Une, supongo que ya sabe dónde encontrarme - le dijo mirándola de lado. Ella no dijo nada pero igual asintió, esos muchachos eran todo un caso.

Unos meses más tarde los cinco chicos se reunían de nuevo, pero ahora para celebrar el bautizo de sus bebés y la mejor vida que tenían ahora.
Heero y Dúo habían comprado una casita con un enorme jardín y una sala muy especial en donde habían puesto una mullida alfombra y los rincones estaban llenos de cojines de todos portes y colores. Además, había por todos lados juguetes de goma para que los niños pudieran morderlos y mucho amor para ellos. Claro, comprarla había sido todo un lío, les faltaban 6 mil dólares para pagarla por completo y Heero los hizo aparecer de la nada. Dúo estaba echando chispas y Heero tuvo que decirle e dónde los sacó, que los había ganado bailando, por lo que tuvo que dormir solo toda una semana, aunque Dúo lo había amenazado con un mes, pero ni él mismo fue capaz de llevar el castigo.
Wufei había conseguido su ascenso y se había convertido en oficial de comando, lo que le permitía pasar más tiempo en casa con su niño y recibía la visita constante de Sally Poe y otras amigas que le decían que el pequeño Wu-chan sería todo un tigre cuando creciera, lo que lo ponía muy orgulloso, en especial porque recalcaban que era igualito a él.
Trowa se había quedado a vivir definitivamente con Quatre, era totalmente ilógico para él estar yendo y viniendo a ver a los niños cuando podía estar con ellos y trabajar con Quatre en sus empresas, dado que él tenía un título en administración de personal. Le habría gustado que se fueran a vivir solos, pero las hermanas de Quatre se habían encariñado demasiado con sus sobrinos y estos con ellas, así que no hubo otra que aceptar la situación. Al menos Quatre era inmensamente feliz teniendo a s amor a su lado y a sus hijos que llenaran los vacíos de su corazón.
- Parece que están muy tranquilos - dijo Dúo preocupado - ¿no estarán planeando algo malo estos bribones?
- Vamos, que daño puede hacer un bebé de ocho meses - le dijo Wufei.
- Uno tal vez ninguno, pero cinco sí - contestó vigilando atentamente a los bebés - y sé por experiencia que cuando se quedan calladitos es porque están haciendo algo malo - caminó hacia Hee-chan y lo tomó por la cintura. No se había equivocado, tenían en sus manos los chiches del bautismo - ¿cómo llegó esto a sus manos? - les preguntó quitándoselos, eran muy pequeños y podrían ahogarse, y de inmediato un coro de llantos llegó hasta sus padres.
- ¿Qué pasa? - dijo Heero levantando a D-chan.
- Intentaron comerse los chiches.
- Estos pequeños - dijo Heero divertido - venga, la ceremonia debe estra por empezar, después les daremos torta ¿les parece? - y se llevó a los niños dentro junto con los demás.
La ceremonia fue bastante sencilla pero muy bonita, cada bebé recibió un nombre cristiano y orgullosamente mostró sus dientecitos al reír y más aún cuando sus papis les dieron un trozo de torta para que comieran ellos solitos.

Fin.
Ok, Ok, me quedó más largo de lo que había planeado, tarde, mal y nunca escribo historias tan largas, pero bueno, salió como salió.
Quiero darles las gracias a todos mis lectores y saludar a algunas personas que me escribieron en el primer capítulo y que olvidé mencionar, gracias Hotaru-chan y Keysie Maxwell (gente con este apellido abunda, igual que los Barton y los Yuy). Por lo mismo quiero nuevamente dedicarlo a todos los que me dejaron reviews y aquellos que no lo hicieron también ya que me gusta que la gente lea mis historias aunque no tengan valor de dejar sus comentarios
Respondo:
1º Invitación a una nueva vida no es mía, pero sí la leí, y si bien tomé el apodo artístico de Heero, no me basé en ella para escribir este fic.
2º No me molesta como me llamen siempre que no sea un insulto, así que me pueden llamar como se les ocurra.
3º la inspiración me llegó y tuve que terminarlo, espero que me pase lo mismo con el final de Hijos de la Sangre que lo tengo un tanto abandonado.
4º Perdonen que no contestara antes, es que tengo un queso con todos los reviews dado que los recibo de dos páginas y se me olvida a quien debo responder, espero que me entiendan.
Cariños y gracias por leerme.
Shio Chang.

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