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Rival Consanguíneo por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Bien, tengo mucho que decir, pero se me van las palabras: los leo abajo.
Esto es el epílogo, damas y caballeros.
Ha sido un Placer.

+ : : Se rompe la última canción : : +

Ya no hay telones que subir y bajar. La función acabó. Los actores hicieron la reverencia, el público ovacionó. Fin. Después de eso el sol siguió saliendo después de ese día, y se ocultó cuando era la hora indicada. La Tierra continuó girando. Personas nacían, crecían, morían. Así de seco, incluso así de frágil. No hay nada en este pequeño mundo que se salve al libre transcurrir del tiempo. Es por eso que suele odiarse al reloj, pues no hay símbolo que lo identifique mejor. Sin embargo, si se dispone todo así de rígido, ¿dónde queda la emoción? A pesar de que cada persona sufre distintos pesares, en mayor o menos cuantía, son dignos de escucharse. No hay un mal─mejor o un bien─peor. Y aunque las cosas siempre vienen en paquete, es cuestión subjetivasi uno se derrumba, se hace un lado, o se pone contra la corriente. Es como un abrir y cerrar la caja de Pandora: después del caos que supone la vida, una vez que se ha desatado toda la furia habida y por haber, en el rincón más ínfimo del chisme, aferrada con uñas y dientes, queda la antagonista que algún personaje tachó de dañina.

La esperanza.

+ : : : : +

«Si permito que esto llegue a su fin… me voy a odiar toda mi vida –pensó Yamamoyo Takeshi en cuanto llegó a la fiesta y vio cómo Hibari y Cavallone se separaban después de unas palabras que hirieron a ambos, aunque eso él no lo podía saber.

Lo que sí sabía es que él tenía en sus manos: una posibilidad.

─Quizá soy como mi madre, nunca estoy satisfecho con lo que veo –murmuró y pasó entre la gente que lo miraba de reojo con desaprobación, después de todo no asistía vestido para la ocasión, más bien parecía listo para…

─Creí que no te dejarían entrar de nuevo con esa cara –soltó Hibari, riéndose sin saber muy bien por qué. En su pecho todavía latía una cosa rara llamada corazón, en el sentido metafórico, estaba extinguiéndose la llama que le permitía vivir.

Aunque, si Kyōya lo pensaba bien, ¿alguna vez vivió realmente?

Toda la ola de sus pensamientos inconexos incluso alcanzó a Takeshi. Por eso, él le sonrió, con toda esa dosis posible de simpatía, lo agarró fuertemente de la mano y…

Lo obligó a correr.

+ : : : : +

 

Elecciones. Decisiones. ¿Cómo saber decidir? ¿Cómo saber elegir? ¿Qué criterio seguir? ¿O es necesario seguir? ¿No es también una opción permanecer quieto, mientras te ahogas?

¿Optar por equivocar?

 

+ : : : : +

─¿Qué rayos haces, Yamamoto Takeshi? –trataba de zafarse, evitando la mirada de todos los presentes.

Todo ocurrió muy rápido.

─¡Yamamoto! –dijo Tsuna, sorprendido de ver a uno de sus mejores amigos tratando de… ¿llevarse a Kyōya?

+ : : : : +

Dino estaba en un balcón, hincándose la segunda botella, cuando escuchó el alboroto proveniente del salón. Viró la vista ligeramente borrosa y un aglomerado de gente le impidió ver. Decidió no darle importancia, de cualquier forma las cosas estaban hechas, ahora todo lo que ocurría sería culpa de Tsuna, de ese pequeño bastardo que jugó sucio y ganó. Se pasó la mano entre los cabellos ya desarreglados. No tenía ánimo de ver a Kyoko, ni siquiera estaría en la puerta de salida para despedir a…

Un odio tremendo. ¡Qué culpa podría tener! ¡Si se llegó a romper todo no fue por él!

Arrojó la botella al piso, donde se rompió en pequeños fragmentos en los que se reflejó su cara molida por la angustia, la frustración, y el peor rencor que podría guardar. El que cargaba contra sí mismo. Pero no había nada que echársele en cara, estaba actuando de acuerdo a los cánones sociales, claro, después de haber todo quién sabe cuántas reglas. Trataba de reincorporase a ese germen tan social que lo estaba asfixiando  de nuevo. Y no, no era la corbata. Era por Kyoko y por el estúpido hijo que engendró con ella lo que le dificultaba respirar.

Comenzó a llover. Primero una serie de relámpagos, los truenos después.

Dino estaba decidiéndose a nunca olvidar el amor de Hibari Kyōya, no supo porqué, sólo lo decidió.

Te dejaré ir, porque…

Estaba férreo a ya retirarse cuando frente a él apareció su esposa con un anunció que lo sacó a golpe de garrote de sus pensamientos destructivos.  

+ : : : : +

Tsuna intentó detener a Yamamoto, claro. Sin importarle cuál fuera el plan macabro o la mala broma detrás de todo. Le gritó al moreno cosas que indeciblemente podría escribirse, quizá allí dejó sacar todo lo que su pequeño pecho podía ocultar en su cáscara ya desquebrajada.

Pero Takeshi, dando honor a su nombre, no se reservó el derecho. Lo golpeó una sola vez, y fue suficiente para dejar en el suelo al enclenque hijo de Dino Cavallone.

Tsuna tuvo que verlos partir a los dos, en una motocicleta. Mientras llovía detrás de sus frontales y Dino, con la misma sorpresa tatuada en el rostro, se lanzaba tras ellos.

+ : : Hombre Fuerte : : +

«La institución del matrimonio no fue hecha para que dos personas se unan y allí intenten completarse a sí mismos, Kyōya, lo escuché una vez. Tú debes ser una persona ya completa cuando llegues al altar, y tu contraparte igual. Juntos deben crear algo más grande que la suma de dos. Por eso, hasta que estés listo, te mantendré lejos»

Eso fue lo que le dije, para calmarlo, aunque no sé si fue por la lluvia o por otra razón, mi espalda se mojó. Yo me concentré en manejar la motocicleta, de huir y llevármelo conmigo.

Porque esta clase de cosas idiotas son las que se hacen por una amistad.

O por amor.

+ : : : : +

Y esto se escuchará decepcionante: el tiempo pasó. Pueden odiar al reloj.

+ : : : : +

La tristeza se fue desvaneciendo, poco a poco, como la niebla cuando el Sol decide asesinarla. Y fue, precisamente, por ése Sol, el nuevo, que pudo darse una nueva oportunidad. El nombre del hijo entre Dino y Kyōya… se puede dejar a la imaginación. No así sus cabellos y los hermosos ojos que tuvo que heredar, más de uno que de otro. El niño pasó tres años sin saber que su otro progenitor estaba lejos y casi agonizante.

Ese tipo de egoísmo le sentaba muy bien a Hibari Kyōya.

Ya un Hibari Kyōya de veinte años, hecho y surgido de sus propias cenizas. Una persona completa.

Y lista.

+ : : : : +

─¿Cuándo decidiste esto? –inquirió Kyoko, con las hojas en su regazo.

─Desde que Tsuna se marchó de casa –respondió con calma, mirando a través de la ventana –. Tú y yo no tenemos nada en común.

─¿Y planteas el divorcio después de tanto?

─Te di tiempo suficiente para que en el barrio no pasarás como la víctima–replicó, mirándola con severidad –. Puedes quedarte con la casa, con todo. Ésa fue la única lección que aprendí bien de mis padres, así que no te pelearé nada. Sólo quiero mi libertad.

─Para irte a revolcar con tus putas, seguramente.

─Ése ya no es tu problema –miró los papeles –. Firma cuanto antes, mi abogado vendrá en unos días.

Salió de la casa, con el sol acariciándole las mejillas.

+ : : : : +

Estás más cerca del cielo, más cerca de lo que yo nunca estaré.

Pero ya no quiero extrañarte.

+ : : : : +

Después de todos esos meses, Dino continuó con su vida. Consiguió un nuevo trabajo en otra ciudad, y rentaba un apartamento, uno parecido al de…

+ : : : : +

Sólo quiero que sepas tú quién soy realmente.

No necesito que el resto del mundo me vea.

Sólo tú.

+ : : : : +

La escuela tenía excelente ambiente, los maestros no eran lo suficientemente chismosos como para meterse en su vida, y el alumnado se deslumbraba con su bobera intrínseca, más aun así se consiguió una reputación saludable. Lo que más le gustaba, era ver a los niños de kínder pasearse con sus pequeños uniformes, de la mano de madres, padres o nanas. Le gustaba, porque podría imaginarse que uno de ellos…

Cabellos dorados.

+ : : : : +

Diamantes amarillos en la tierra.

Nos entendemos, uno al lado del otro.

Quiero probarte que no estás solo.

Siente el momento: en el que encontramos el amor en un lugar sin esperanza.

+ : : : : +

Kyōya lo vio primero.

El niño le sonrió.

Y él corrió hacia ellos.

+ : : : : +

Lo que me queda por decir en realidad es muy poco… tengo una tarea pendiente y es la de encontrar a Tsuna. Por lo mientras, pueden tener por sentado que pugnaré por él y que Kyōya se le enfrentará para disolver el único vínculo que los une. El legal. Si conseguí algo después de todo este tiempo o no, lo dejaré a su criterio. Por mi parte, creo que he hecho lo necesario. He entregado la cosecha.

La historia está contada.

+ : : : : +

«Más es lejano el pedazo del cielo que se perdió en el paraje inhóspito del desierto negro. Permite, pues, desvanecer tu corazón, mi corazón, en ese viento que quema por la pasión con la que te amo.

«Enterré en la tierra los sinsabores, el dolor, la ira que te salvará, que te hará feliz, lo conseguiré porque no quiero hacer otra cosa más que poseerte mañana. El suave eco de tus palabras es ola con espuma dorada. Sí murieras me encargaría de resucitarte al tercer día. Y te negaría tres veces antes de que llegara el alba. Porque eres mi Dios, y como tal, necesitas un pecador.

No intentes con tanta fuerza despedirte, apenas si te conozco.

 

Fin.

Notas finales:

Mis agradecimientos van para todos, menos para Lord Voldemort, a ése no.
Ésta idea pertenece a Sadaharu09, y fue dedicado a ella, apesar de mis estupideces intrínsecas a mi idiota ser.
Está de más decir que me encantó escribirlo y más aún poder concluir a mi gusto. No creo que haya dejado algún cabo suelto, pero, soy humana, si lo he cometido, sean amables y avisen. Debo retirarme a mi luna del té.
Espero, con toda mi alma amateur, que les haya gustado.
Grazie, petite por tu rev, por él regresé.


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