Capítulo 8: El día
>> Mis ojos se entre abrieron, la luz del día comenzaba a colarse por la ventana, bueno solo tomaría algo para este dolor de cabeza. Me levante de la cama y lo más obvio del mundo, note que esta no era mi casa sino un apartamento… un segundo…
Mi amor platónico, ese marimo, ¿Todo fue un sueño, no? Si es así, ¿Dónde mierda estoy metido?, un dolor en mi… ¡No, no no no! esto fue real. Cálmate Sanji, existe una explicación lógica de porque despertaste en un apartamento desconocido, de porque ese sueño pareció haber sido real y seguramente no lo fue, claro también hay una explicación sobre el porqué de este dolor en mi trasero.
No importaba donde estuviera, me daría una buena ducha y me iría a casa seguramente Usopp estaba preocupado junto a Zeff, me puse mi camisa y mis boxers, me dirigí a la puerta que supongo es el baño, lo que más me sorprendió fue que yo no abrí la puerta ya que él, sí, Zoro estaba allí parado recién salía de la ducha.
-Zo… ¿Zoro?-
-Por fin despertaste –Solo se quedó allí mirándome fijamente.
-Siento mucho las molestias, no era mi intención… yo –
-Lo sé, no debió pasar nada, me das permiso, quiero pasar - ¿No debió pasar nada? ¿Realmente me hablaba en serio o me quería tomar por idiota?, paso como si nada empujándome levemente, le mire aun preguntándome ¿realmente fue un sueño? –Cocinero, tomate una ducha en cuanto termines te llevare a casa – No dije absolutamente nada, tome una ducha y después de ello ambos sin decir palabra alguna caminábamos por la acera en un total silencio, el sol estaba a lo lejos, las nubes se movían por el cielo y el sol se acercaba cada vez más. Era algo extraño el sol no salía a estas horas con este clima, pero al parecer hoy era diferente.
No sabía que debía hacer por lo que el primero en romper ese silencio entre nosotros fue él.
-Solo puedo dejarte hasta aquí… recordé que tengo algo importante que hacer. Adiós –Se dio la vuelta, sin más que decirme, sentí que mi corazón casi se detenía le tome del brazo evitando que siguiera caminado.
-¿Qué no me acompañarías a casa? –No le estaba reprochando ni nada, simplemente quería que me llevara a casa, quería quedarme con él un poco más.
-No puedo… Por esto, es momento de que lo sepas. Cuando el sol caiga sobre mi te darás cuenta – Cuando el sol nos dio a ambos pude ver que aquel que estaba frente a mí era nada más y nada menos que mi querido Marimo, estaba sorprendido y una sonrisa se dibujó en mi rostro.
-Marimo… -Me agache frente a él y lo tome entre mis brazos, definitivamente era el Marimo ahora que veía detenidamente sus ojos eran de una singular manera iguales a los de Zoro, esa mirada era única de él, se retorció un poco y supuse que quería que le bajara por lo cual eso hice, volteo a verme y camino, yo le seguí, estábamos cercas de un parque y allí nos dirigíamos, en cuando la sombra de los arboles toco aquel suave pelaje nuevamente era Roronoa Zoro el hombre de mis sueños.
-Después de todo, esto no sirvió - ¿A qué se refería? Lo único que hacía era sacarme más preguntas y dudas.
-¿A que te refieres? –Me acerque a él, quería que me lo contara todo como era que él y el Marimo eran uno solo.
-Una noche antes de que me encontraras, conocí a Shirley esa bruja me convirtió en gato, y solo había una manera de que yo pudiera regresar a mi forma humana, el amor. Shirley me dio la oportunidad de ser mitad gato, cuando la luz del sol no me pegue yo podre ser una persona normal. Pero el acostarme contigo no funciono, creí que si lo hacía regresaría a ser por completo humano. – ¿Eh?... Aun tan claro como una pura mañana me atreví a preguntarle, era mejor que lo dijera a la cara tal y como era aunque yo ya lo supiera, yo sabía lo que había hecho, sin embargo le pregunte.
-¿Entonces tu solo te acostaste conmigo para romper un hechizo?- Ya sabía la respuesta y no paraba de pensar en aquella cruel realidad.
-Sí, solo por eso pero no ha funcionado-
-Roronoa Zoro, este es el adiós-Era lo único que podía decirle; camine como si nada, no lo voltee a ver, después de todo eso, estaba todo claro y turbio como el agua. Un remolino de emociones oprimía mi pecho, no iba a llorar más, ya no, no escuche que siquiera me siguiera y cuando le perdí de vista corrí hacia mi casa, en cuanto abrí la puerta allí estaba Usopp junto a Robin, Luffy y Franky, mal momento para recibir visitas sorpresas.
-Sanji, nos reunimos todos –El ambiente allí era muy bueno, como pocos hay, lo que pensé fue que no debía estar allí seguramente ya había arruinado el humor en cuanto llegue.
-Si… Me alegro de verlos nuevamente… Preparare algo de comer en la cocina… -Sonaba algo decaído o eso pensaba, no me sentía absolutamente nada bien, quería estar solo, realmente deseaba estar solo; entre a la cocina y comencé a sacar varios utensilios de comida, aun no podía siquiera pensar que platillo haría.
-Neee. No hagas nada –Luffy me tomo del brazo logrando que dejara de hacer mis cosas. -¿Qué paso? –
-No ha pasado nada, solo quiero cocinarles algo ya que –
-¡Dime que paso! –Estaba serio y realmente le veía preocupado, mi corazón se estremeció y apague la estufa para ir con él a la sala, si le diría a Luffy, le diría a todos de una vez.
-Lamento arruinarles el día con mis cosas. Solo estoy pasando por un mal momento… Yo… Yo me enamore de alguien y me dijo que no me dejaría nunca, que estaría conmigo –Agache la mirada, todos se quedaron callados, ellos me conocían, eran mis amigos pero nunca de los nunca había dejado a nadie absolutamente a nadie supiera como me ponía, como me sentía cuando yo estaba solo, estaba solo.
-Me acosté con él y… cuando pensé que solo había sido un sueño. Me di cuenta que realmente había pasado, estaba feliz mi amor había sido correspondido. Eso pensé sin embargo solo me utilizo, utilizo cada sentimiento que tenía, solo quería ser una persona normal sin importarle lo que hiciera. –Una lágrima resbaló por mi rostro, estaba harto, harto de llorar, harto de todo, de la vida y de mis estúpidas emociones que no podía controlar que no podía ya seguir ocultando, ni siquiera podía pensar más en claro, todo se enredaba y no podía concentrarme. –Lo siento –Salí de la casa al patio trasero, no iba a llorar por más ganas que tuviera de hacerlo, era un hombre después de todo y una dama me había visto en este deprimente estado, la nicotina me serviría, sin pensarlo saque un cigarrillo, necesitaba fumar.
-¡¿Sanji quien te hizo eso?! –Luffy estaba molesto, cualquiera que se atreviera a lastimar a uno de sus preciado nakamas la pagaría muy caro.
-No tiene…-
-Si tiene importancia, ¡Dímelo! –Exigió, me había tomado de los hombros, sí, había salido solo para saber quién era el que me provocaba estar de esta manera.
-El marimo… Roronoa Zoro –Limpie mi mejilla como si esperara que alguna lagrima o residuo de ella estuviera allí, Luffy seguramente estaba enojado, lo que pude escuchar fue como azotaba la puerta de la entrada, el seguramente se había ido sin más que decirle a los demás que iría por ese imbécil.
-Cocinero… -Robin y Usopp estaba ahora conmigo, me dedicaban una leve sonrisa. –En cualquier cosa que nos necesites no dudes en decírnoslo – Sonreí, era lo menos que podía hacer por ambos, eran unos grandiosos amigos.
-Robin-chawn muchísimas gracias, gracias a ambos, ¿vamos a dentro? Quiero olvidarme de todo por hoy… Cocinare algo increíble y estaremos juntos –Caminamos juntos hasta mi casa, los demás no pueden saber lo que sientes y menos ayudarte si no lo pides, pero es difícil pedir ayuda, siempre había creído que yo solo tendría que ayudarme a mí mismo, me gusta ayudar a los demás pero jamás dejo que me ayuden.
Era un gran idiota por haber creído en ese estúpido Marimo, Roronoa Zoro.
To Be Continued...