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Jim´s Pet por Lunita Shinigami

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Jim´s Pet

 [Star Trek]

 

 

Nota: los personajes de Stark Trek no pertenecen, este fic es sin ánimo de lucro.

 

 

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharan nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo… propuesta liderada por Katrinna Le Fay y adoptada por Luna Shinigami.

 

Si el fic no es de tu agrado, no te gusto el final, el comienzo o las notas de autor, no te gustan los personajes, ni te agrada la autora, por favor, a riesgo de ser grosera, no comentes, pero si tienes una crítica constructiva decente, soy toda oídos.

 

Atentamente Luna Shinigami

 

[Drabbles de Universo Alterno]

 

Diez

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.oo.o..oo.o.o.o.o.o..o.o

 

 

Jim sostenía los papales de ingreso con un rostro de eterna felicidad.

 

Bones apenas suspiraba, mirando a su desquiciado y joven amigo, mientras Spock se limitaba a alzar una ceja en manera de expectación.

 

-¡pase! ¡Soy cadete de la flota estelar!- grito abrazando a Bones eufórico y agarrando a Spock y besándolo en plena plaza a Spock.

 

Habían miradas airadas, divertidas y otras enojadas.

 

No solo por el beso enteramente homosexual, sino por el hecho que quien recibía el beso de aquel descastado humano, era un maldito vulcano.

 

Un esclavo vulcano.

 

Una mascota vulcana.

 

Un ser que equivalía menos que una vida humana. Siendo besado por un humano. Siendo besado, y algunos lo sabían, por el hijo de un héroe.

 

Mas, para ser sinceros, Jim Kirk jamás actuaba en contravención de lo que deseaban las demás personas, actuaba por instinto y por dejar su propia huella, importándole solamente lo que él pensaba y hacia, aunque siempre en pro de los demás.

 

Y si deseaba besar a Spock en mitad de una estrella fugaz, pues que se jodiera el mundo y él moriría besando a Spock.

 

-amo- suspiro Spock suavemente, aun con su rostro serio – las personas le miran-

 

Jim le miro y luego miro alrededor haciendo un gesto obsceno con sus dedos – me vale-

 

Bones solo soltó la carcajada y revolvió el cabello de Jim – bueno, querido mocoso, creo que tienes un problema, una vez entres a la academia- dijo señalando a Spock – ¿qué vas a hacer con tu duende de bolsillo mientras estudias?-

 

Jim tuvo una risa un tanto… escalofriante que hizo que involuntariamente, tanto Spock como McCoy dieran dos pasos atrás.

 

Conocían los alcances del desquiciado rubio.

 

-Logre que el capitán Pike me ayudara- dijo mirándolos – Pike te rescato con mi madre, acepto que entraras a la academia con mi aval y claro, el de mi madre, eres oficialmente, miembro de cadetes de ciencias de la flota estelar-

 

Spock abrió sus ojos oscuros grandemente, sin saber qué hacer, incluso que pensar, en su mente más que analítica.

 

Siempre pensó en vivir en pos de la sombra de su amo, detrás de él, nunca a su lado.

 

Jamás pensó siquiera en estudiar o hacer otra cosa que labores domésticas y en algún momento de su vida, servir en la cama de Jim T. Kirk.

 

Pero ahora le sorprendía de nuevo su amo y su brillante sonrisa.

 

Su amo y su corazón más grande que aquella nave que anhelaba su amo poseer algún día.

 

Y le sonrió.

 

Algo que hizo que Bones se silenciara por primera vez en la vida. Ver una sonrisa sincera del duende de sangre verde.

 

-gracias Amo- dijo mirándole, expresándole con sus ojos, lo poco que podían hacer o sus rasgos fáciles o su propia posición de su cuerpo, ya que tenía las manos en la espalda y estaba un poco inclinado hacia el frente.

 

Solo en ese momento, Leonard McCoy entendió que tanto obsesionaba a Jim con el duende.

 

La suave sonrisa y sus rasgos suavizados solo con la mirada, una mirada que gritaba más de lo que su propia voz. Y por primera vez se sintió envidioso de Jim.

 

De tener alguien así a su lado.

 

Incondicional.

 

Especial.

 

Único.

 

Y suyo.

 

Negó varias veces, Jim era su amigo y Spock, bueno era un maldito duende de sangre verde que rebatía cualquier cosa que dijera el estudiante de medicina.

 

Vio de nuevo como Jim tomaba las manos de Spock y las unía, con el tiempo, McCoy se daría cuenta, que ese gesto entre los dos adolescentes era sumamente significativo y único.

 

 

El gesto de un beso más allá de lo carnal, más allá de ellos y con una promesa, allí en la mitad de la plaza de la academia.

 

Con el tiempo también se daría cuenta, que debía ser espectador de un amor más allá de las líneas del sexo y de la raza.

 

Pero solo eso, un espectador, de algo que solo pudiera anhelar.

 

 

Ambos conquistarían el universo y las estrellas. Siempre juntos.

 

 

Continuara,,,

 

Lamento la demora T_T pero tengo trabajo hasta los ojos... esta semana he trabajado casi 24/7 T_T y muchas ideas y nadita de tiempo... Besitos y gracias por sus comentarios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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