Los colores oxilaban entre el blanco, el azul y el verde en las paredes, con las cortinas de un color plomizo, los estantes llenos de peluches, ahora se encontraban llenos de libros de colores, cuadernos de toda clase de teorías y hojas llenos de dibujos tirados en todo el piso de madera.
El pequeño Kazuo, era una mezcla entre sus dos padres, el cabello tan negro y lacio, sus ojos de un color azul, tan profundo que casi parecía negro, el bebé era tan tranquilo, reía por todo, tan solo lloraba cuando quería atención de sus progenitores o cuando tenía demasiada hambre.
Una tarde el moreno llego a su casa, sin encontrar a su pequeña familia en el jardín como casi todos los días, siguió su camino no sin antes pasar por la cocina para buscar unos tomates y seguir su camino hasta una pequeña casita que había detrás de la casa en el jardín.
Encontrando a su bello esposo pintando en su lienzo, mientras su pequeño de 3 años, garabateaba en unos papeles blancos. Abrazó a su doncel por la cintura, besándole el cuello, acariciando su apenas abultado vientre, cuando sintió como su pequeño le jalaba el pantalón, llamando su atención.
Los grandes ojos azules brillantes de su hijo lo veían con emoción, el moreno lo tomo entre sus brazos dándole uno de los tomates, viendo como el niño lo empezaba a chupar, mordiéndolo con sus pequeños dientecitos de leche, sentándose en un pequeño mueble al frente de su esposo, con su hijo en brazos.
Ya habían pasado 7 cortos años desde que naruto conoció al azabache, en aquellos meses donde el invierno era más que intolerable, en aquel invierno donde el doncel necesitaba el cariño y el calor de alguien, donde necesitaba tan solo un amigo y consigo muchos más.
Sin siquiera buscarla, encontró una familia, donde Itachi, Hidan y la pequeña Chiyo, lo trataban como uno mas de la familia, una familia que poco a poco se iba incrementando, encontrándose con un hermano –doncel- haciendo que los celos del rubio aumentaran cuando su Sasuke pasaba la mayor parte del tiempo con el menor.
Recordando cuando el pequeño Haku cumplió sus diecisiete años, la familia Namikase se reunió junto con la familia Uchiha, creando una pequeña pero magnifica fiesta en el parque, por casi todo el lugar se podía oler el delicioso y dulce aroma de la comida y los postres que habían preparado Minato e Itachi, los grandes árboles de cerezos daban suficiente sombra y frescura para el buen clima primaveral de la temporada.
La cara desconcertada de Sasuke cuando el pequeño Haku le presento a su familia, a su tan preciado amigo como su novio, todo ese día el moreno estuvo lanzándole miradas aterradoras al pobre de Zabuza, mientras que Minato y su esposo no se preocupaban por nada.
Aunque el moreno lo negara, sabía que el mejor chico para Haku sería aquel pelinegro, sabía que a pesar de que el chico sea frío y calculador, podía ver en sus ojos color caramelo que miraba a Haku de la misma forma de que él miraba a su rubio esposo.
Haku empezó la universidad, llevando la carrera de letras, mientras que Zabuza se estaba esforzando en ser el mejor editor de libros para un día poder ser el editor del doncel. A los dos jóvenes les iba demasiado bien, aunque Sasuke seguía como hermano protector para el menor; Haku nunca se quejaba, por una parte le gustaba llamar la atención del moreno, tan solo para hacer enojar a su hermano.
Por parte de Itachi dejo de trabajar dejando a Sasuke e Hidan como presidente y vice-presidente de la empresa. Ya con su segundo embarazo que termino siendo dos bellos gemelos, un varón, con su piel pálida sus cabellos plateados y sus ojos brunos, y un pequeño doncel, con sus cabellos brunos y los ojos de un violeta casi hipnotizantes.
Sasuke le había enseñado todos los métodos a su sobrino Chiaki para que cuidara de su pequeño hermano Kio y también de Chiyo, la pequeña Chiyo ya con 11 años, estaba por terminar la primaria, pero aunque por fuera se viera un niña dulce y mimada, sus hermanos y su tío sabían que ella se podía cuidar sola, pero aun así no tenía nada de malo cuidarle la espalda.
Por lo que se había enterado, gracias a los medios, la empresa que había formado Hyuga ahora iba viento en popa, sus ingresos eran muy buenos y al parecer Neji había encontrado su lugar junto a Hinata Hyuga, una prima leja -al parecer- Sasuke le había deseado lo mejor, agradeciendo internamente de que Haku no se hubiese enamorado del ojiperla.
Por otro lado, Gaara había contraído matrimonio junto con lee y tenían a una pequeña niña de 5 años con sus cabellos tan rojos y unos ojos tan negros como sus dos padres y estaban esperando a su segundo hijo que ya venía en camino.
La pareja se había ido a vivir muy cerca de la casa del Uchiha, junto con Shikamaru y Temari. Sasuke por otra parte, siempre mantenía sus ojos bien abiertos que algún varón -entrometido- no se acercara a sus hermosos sobrinos.
El otoño había llegado y los colores en el cielo brillaban con intensidad, el rojo, el amarillo y el azul se combinaban creando hermosas tonalidades de colores, las hojas secas de un color ámbar, caían de los grandes árboles, formando pequeñas montañas de hojas secas debajo de ellas.
Naruto caminaba lentamente por el parque, sintiendo el aire fresco rozar su rostro. Viendo como su pequeño niño de apenas un año y medio, intentaba caminar dando pequeños pasitos por el jardín, viendo como las pequeñas manitas de su niño agarraban fuertemente las de su padre para no caer.
Soltó una pequeña risa cuando el pequeño pelinegro, corrió abrazando la pierna del moreno, casi tirando al pequeño Shin, un varoncito, muy bien parecido a él con sus cabellos rubios y sus unos ojos tan grandes y brunos, que empezaba a llenarse de pequeñas lágrimas.
El menor empezó a llorar ruidosamente, haciendo que el moreno lo tomara en brazos dándole suaves palmaditas en su pequeña espalda, Kazuo también levanto sus brazos para ser cargado por su padre.
El doncel se sentó debajo de uno de los árboles de cerezos, sintiendo la brisa fresca rozar su rostro, emanando una tranquilidad envidiable, acariciando suavemente su vientre, observando sonriente como el moreno se acercaba con sus dos hijos en brazos. Los amores de su vida.
Kazuo y Shin eran completamente iguales y al mismo tiempo tan diferentes, mientras que Kazuo era un combinación de sus dos padres, tenía el mismo carácter de Sasuke, su algunas veces podría mostrarse serio, era tan juguetón como su papi, mientras que Shin, era tan parecido físicamente a Naruto, por su actitud era demasiado tímido y poco elocuente.
El mas pequeño se acurrucaba entre los brazos y el pecho de su padre, para recibir su calor entre el viento del otoño, mientras que Kazuo iba sobre los hombros del mayor, agitando sus brazos intentando atrapar las hojas que caían de los árboles.
-¡Papi! –Los bracitos de su hijo se alzaron para que el rubio lo cargase, suavemente Sasuke lo coloco en el jardín, y el pequeño corrió donde su papi, tirándose suavemente sobre sus piernas, mientras que Naruto lo recibía con un cálido abrazo, para luego besar a su esposo y acariciar suavemente los cabellos rubios de su pequeño.
Kazuo acariciaba el casi –notable- abultado vientre de su papi, dándole pequeños besitos en la pancita, recibiendo las caricias de este sobre sus cabellos azabaches para luego voltearse para acariciarle los cabellos rubios a su pequeño hermano y jalarle la mejilla a Shin.
-To-chan, te prometo que seré un buen hermano mayor.
-No lo dudo, mi niño.
Sasuke se arrecostó al costado de su esposo, con su pequeño en brazos, viendo como sus ojos grandes ojos azabaches lo veían brillantes, lo acuno entre sus brazo, para atraer el rostro de Naruto para robarle un tierno, dulce y perfecto beso, en esos dulces labios que nunca se cansaría de probar.
Porque el amor llega cuando uno menos la espera, cuando pasas por momentos difíciles, siempre encontraras una mano amiga que te ayudara a salir adelante.
El moreno alzo su mirada al cielo rojizo, lanzando una leve sonrisa, sintiendo como la cabeza de su esposo era apoyada en su hombro, mientras que su pequeño Kazuo se acurrucaba entre los dos cuerpos de sus padres.