Puerto de Giza – El Cairo
-Realmente crees que se presentara?
-si, sin duda conociendo mi suerte. Debe ser un vaquero, conozco a su clase y su palabra vale – Iban hablando Joey y Yugi, cada uno llevaba su valija, montarían un barco en el cual aquel hombre misterioso los llevaría a su tan deseada Hamunaptra-
-personalmente creo que es desaliñado, grosero y totalmente ignorante, la verdad no me simpatiza!
-Alguien que conozco? – Escucharon una voz, muy conocida para ambos, giraron y detrás de ellos, no era la misma persona que vieron en esa prisión, a Joey un poco mas y se le callo la boca y Yugi, solo lo miraba de arriba hacia abajo, sabia que era la misma persona por que recordaba aquellos ojos rojos que lo hipnotizaban, su cabello era muy parecido al de el con unos mechones extra de color rubio, pero no le importo mucho ya que nuevamente esos ojos rojos lo habían atrapado.
-Ah… oh… hola – Fue lo único que Yugi logro decir
-Buen día para empezar una aventura eh Atemu?
-Si, si, hermoso – Dijo mostrando la billetera que tenia en su chaqueta
-Oh, no, jamás le robaría a mi socio, socio! – Dijo riéndose al igual que Atemu, Yugi aun seguía observándolo, casa parte de su rostro y cuerpo, estaba hipnotizado
-Ah y me pregunto si no me guardo rencor por él… - Decía mientras hacia la seña de cómo si le peguera.
-No! No me pasa todo el tiempo…
-Señor Atemu – Comenzó a hablar luego de que logro salir de su estado de hipnotización.
-Si
-Podría mirarme a los ojos y garantizarme que no se trata de una tomadura de pelo? Por que si es así, le advierto que yo
-Usted me advierte? Déjeme decirle esto, mi maldita guarnición creía tanto en esto, que sin tener ordenes, marcho por todo Libia y llego a Egipto para buscar la cuidad y al llegar ahí solo encontraron arena y mucha sangre… - Hubo un minuto de silencio entre los tres – Déme sus valijas – Y con estas ultimas palabra tomo las valijas de Yugi y subió al barco, Yugi solo lo observa hipnotizado de nuevo.
-Ah si… tienes razón, sucio, grosero, desaliñado, nada que nos guste de él… – Menciono Joey en un susurro cerca de Yugi para que este lo escuchara, recibiendo una mirada de Yugi.
-Brillante y bella mañana – Salio de la nada el hombre con el que Yugi había negociado en la cárcel por liberar a Yami.
-Oh no! Que hace usted aquí?
-Vine a proteger mis invenciones, muchísimas gracias – Decía mientra subía al barco, Joey y Yugi se miraron y suspiraron profundo.
La noche llego y unas personas vestidas con túnicas negras iban en botes por las aguas, preparando dagas en sus manos y lentamente iban acercándose al barco donde iban Yugi, Joey y Atemu. Dentro de este iba un grupo de hombres sentados en una mesa jugando al póker.
-Dejar de jugar con los lentas y corta el monte Bakura
-Sin mis lentes no puedo hacer Marik
-Oh Atemu, siéntese, necesitamos otro jugador
-Solo juego con mi vida, jamás con mi dinero
-Jamás?
-Y si te apuesto 500 dólares a que llegamos a Hamunaptra antes de que tú?
-Están buscando Hamunaptra?
-Y vamos a encontrarla! – Dijo hombre de cabello morado y ojos azules opacos
-Y quien dice eso?
-Él lo dice – Dijeron los 3 hombre apuntando a hacia Joey
-Jaja… bueno, parece que…
-Apuestas? – Pregunto Marik
-Si, claro que si – Dijo con una sonrisa
-Por que están tan seguros? – Preguntaba un hombre sentado no tan lejos de ellos fumando, su cabello al igual que su ojo derecho era de color turquesa, mientras el izquierdo era de color dorado.
-Y por que usted? – Le respondió Atemu con otra pregunta.
-Bueno tenemos un hombre que ya estuvo ahí – Le respondió el chico de cabello púrpura que se llamaba Alister.
-Ah… que coincidencia, por que Atemu… - Pero justo antes de que siguiera hablando fue golpeado con el bolso de Atemu, signo de que se callara- Quien juega? A mi me toca? Pensé que era mi turno…
-Caballeros, me retiro, descansen… -Antes de irse, apretó, un ‘’poco’’ fuerte el hombro de Joey para que este entendiera de una vez que se quedara callado.
-Adiós… -Dijo Joey riéndose mientras se acariciaba su hombro que le había dejado doliendo.
Mientras tanto fuera del barco, los hombres vestidos en túnicas negras se acercaban al barco, en la cubierta del barco había una pequeña mesa donde se encontraba Yugi sentado leyendo el libro, pero algo de repente callo sobre la mesa desconcentrándolo y asustándolo, era un bolso que le pertenecía a Yami.
-ups, lo siento, no quise asustarte – Le dijo riéndose mientras se quitaba la chaqueta que tenia puesta.
-Lo único que me asusta señor Atemu son sus costumbres… - Dijo en tono ofendido, volviendo a leer su libro.
-Que, el beso no le gusto?
-Si a eso le llama usted, un ‘’beso’’
Sin quitarle la mirada a la persona que tenia en frente extendió lo que parecía ser un bolso inofensivo esta lleno de armas, de todas clases, Yugi miro sorprendido y un poco asustando.
-Hay, hay algo que yo no sepa… em… iremos a la guerra? – Dijo un poco nervioso
-Hay algo allá, algo debajo de la arena… - Comenzó a hablar mientras cargaba una de sus armas.
-Si, espero, encontrar cierto artefacto… un libro en realidad, mi hermano cree que hay un tesoro en realidad, usted que… que espera encontrar?
-Creo que… el mal. Los Buebinos y los Tahúret creen que Hamunaptra esta maldita – Decía mientras que Yugi observaba una especie de arma blanca pequeña, pero Yami se la quito de las manos.
-Bueno yo no creo en cuentas de hadas ni en maleficios señor Atemu pero, creo que uno de los libros más famosos de la historia esta enterrado hay, el libro de Amón Ra, contiene todos los secretos de los conjuros del viejo reino egipcio, mire eso fue lo que me intereso de Egipto cuando era niño, es por eso que vine aquí, a sido una meta en mi vida.
-Es mas, el echo deque pueda haber oro puro no le interesa a usted, verdad? – Decía mientras limpiaba, más bien pulía, una de sus armas.
-Usted conoce su historia!
-Y mi tesoro – Y con esa palabra termino de cargar el arma y volvió a ponerla en su lugar
-Amm… por cierto… y por que me beso
-Iba a ser ahorcado, me pareció buena idea hacerlo! – Dijo en un tono de burla que ofendió un poco a Yugi, este se levanto de su asiento y se fue.
-Que? Que dije? – Dijo como si no hubiera dicho nada malo.
-Ahí! – Se escucho como si alguien se cayera, Yami miro y vio que unas cajas se movían, se acerco con una de sus armas y detrás saco a alguien muy conocido para él.
-Ahí que grata sorpresa, mi gran amigo, estas vivo! Estaba muy, muy preocupado
-valla aquí tienes a mi pequeño amigo Duke… Creo que te matare – Y le punto al pucho con el arma
-No! Piensa en mis hijos!
-Tu no tienes ningún hijo!
-Pero podría tener
-Cállate! Así que tú trajiste a los norteamericanos, debí suponerlo, que planeas Duke? Los llevaras en medio del desierto y los dejaras que se pudran?
-No, en esta ocasión no. Esos hombres son muy listos, solo me han pagado la mitad, la otra cuando vuelvan al Cairo, así que, esta vez debo llevarlos
-Los engañaras eh? – Quito el arma del pecho del pelinegro y la volvió a guardar
-Tu jamás has creído en la existencia de Hamunaptra… por que vas a regresar? – Hubo un minuto de silencio y luego escuchar que un camello estaba haciendo ruido, ambos giraron y ahí estaba Yugi acariciándolo
-Vez a ese chico, me salvo el cuello… - Parecía como si Yugi sintiera que estaban hablando de él por que volteo a verlos mientras seguía acariciando al camello, pero luego se fue de su vista.
-Tu siempre has tenido mas bolas que cerebro – Ambos comenzaron a reírse, entonces Yami tomo por los hombros a Duke
-Si! Adiós Duke… - Lo tomo bien fuerte y lo lanzo por la borda hacia el agua.
-ATEMU! – Se escucha a lo lejos, Yami lo ignoro, pero luego miro al piso y vio que habían pisadas de agua que se dirigían al interior del lugar, miro al agua y vio a Duke aun seguía en ella.