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Come Clean por girlutena

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Notas del capitulo:

Bueno bueno....es cortito....u.u

 

pero me tome casi dos dias en hacer este capitulo

 

espero que les guste.

Minato Namikase era conocido por ser un hombre sin escrúpulos, había formado su empresa bajo cualquier tipo de amenazas.


Su esposa llamada Anko Takamiya, hija única del mayor conocido prestamista Shin Takamiya, según cuentan los tabloides, el magnate Namikase, viajo a Amsterdam después de que su esposa e hijo murieran en un accidente automovilístico. Conociendo un uno de los centros nocturnos a la joven pelinegra, tan solo tuvieron que pasar unas semanas para que la pareja se comprometiera y al final terminaran casado.


Unos meses después dieron la noticia de que serían padre de un par de gemelos. Kenshin y Takeshi, a las semanas los doctores les hicieron unas pruebas de rutinas a los recién nacidos, dándose con la sorpresa de que el menor, Takeshi, era un doncel.


Cuando los gemelos empezaron a crecer se fue haciendo mas notorio la preferencia que tenían la familia para con Kenshin, dejando siempre de último a Takeshi. Cuando los niños cumplieron los once años de edad, pasaron su último cumpleaños juntos.


La pelinegra pasaba la mayor parte de su tiempo junto con sus amigas o en compras, sin importarle lo que pasara con sus hijos por otra parte, Minato siempre llevaba de la mano a Kenshin, desde que era un bebé, enseñándole las reglas de ser un varón importante.


Takeshi bajo del avión privado que portaba la insignia del clan de su familia, suspiro algo abatido, cuando sintió la brisa fresca chocar contra su pálido rostro.


Recordó cuanto deseaba que sus padres y su abuelo le trataran como trataban a su hermano, Kenshin siempre había sido mejor que él, mejor en los deportes, mejor en matemáticas, letras y ciencias, en cambio él, siempre había sido la burla de los demás alumnos, aunque Kenshin siempre estuvo para apoyarlo, desde que se fue a París perdió todo contacto con su gemelo.


-Joven Takeshi. –chocó lentamente con la delgada figura de su tutor, quien tan solo le miro con una sonrisa


-Iruka-sensei. –El menor había crecido prácticamente criado por el castaño. Los dos entraron a un mercedes Benz de color plateado.


-¿Primero que es lo que deseas hacer Take-chan? –Takeshi tan solo veía como las casas pasaban a toda velocidad, sintiendo el aire golpear fuertemente su rostro, cerró lentamente sus ojos, recordando lo que su progenitor le había dicho.


Tienes que destruir cueste lo que cueste aquella relación, no me interesa si te tienes que acostar con el Uchiha, no me importa si tienes que dañar a Naruto. Solo quiero que él se interese en ti para que forme parte de nuestra empresa. A ver si por primera vez sirves para algo bueno.


Era lo que su único que en su mente mantenía, sus ojos impregnados en los edificios sobrios de la ciudad.


-Deseo darme un baño. –El doncel sonrió levemente viendo por el espejo retrovisor, sus ojos se entristecieron al pensar lo duro que debió ser para el menor vivir en una ciudad que no conocía, mientras que era separado de su único ancla.


Iruka estaciono el auto afuera de una casa de dos pisos, la casa era casi el tamaño de toda la cuadra entera, el jardín ocupaba un gran espacio, con grandes árboles y bellas flores, un hombre de cabellos blancos les ayudo a bajar la poca cantidad de maletas.


-Joven Takeshi. ¿Desea comer algo?


-No, muchas gracias Kabuto. –El menor cerró la puerta de su habitación después de que iruka y kabuto salieran, para abrir la ducha y llenar la tina con agua caliente.


Desde que era muy pequeño, había empezado a crear una manía con el agua casi hirviendo, sentía como su cuerpo se relajaba ante el calor, los golpes que mostraba el maltrato recibido por parte de los compañeros de su instituto, se iban tornando de color entre morado y verdoso. Paso fuertemente la esponja con jabón por todo su cuerpo, intentando borrar todas aquellas marcas, mientras que finas lágrimas iban cayendo de sus ojos azules.


A pesar de que el verano estaba a punto de terminar, la temporada de lluvia parecía que no quería acabar, Takeshi se coloro una polera gris, que le llegaba hasta la mitad de la rodilla y un pantalón negro junto con sus zapatillas Converse de un negro con rayas azuladas.


-¡Iruka-sensei, saldré a caminar! –Sin esperar a que el doncel le acompañara o que diga algo, el menor salió corriendo por el gran jardín, con el poco dinero que tenía en sus bolsillos. Gracias a las nubes había cubierto el sol, las calles se encontraban casi oscuras, mientras que poco a poco fueron cayendo gotas, convirtiéndolas en una fuerte lluvia.


Takeshi corrió lo mas rápido que pudo, pero no intento cubrirse de la lluvia y sin darse cuenta cruzó la autopista y gracias a la lluvia, Takeshi se había resbalado a mitad de la pista sin ver que venía un auto a alta velocidad, tan solo pudo escuchar el fuerte rechinido de las llantas contra el asfalto y las luces sobre su cuerpo.


-¡¿Por qué rayos no te fijas por dónde vas?! –El dueño del auto se bajó con furia, azotando la puerta del piloto, se acercó hacia donde estaba el chico, vio que tenía oculta su cabeza entre sus piernas y sus brazos encima de esta.


-Hey, chico. ¿Estás bien? –El mayor intento moverlo pero el cuerpo de Takeshi tan solo estaba estático. La lluvia empezaba a caer a cantaros y el sonido de los claxon se hacía presente.


-Yo…yo… ¡lo siento mucho! –El mayor arrugo su entrecejo, cuando escucho el mal hablado japonés del menor y se quedó atónito cuando le vio ponerse de pie para luego salir corriendo del lugar, esquivando los autos.


El sonido de su celular le hizo salir de su pequeño letargo, entro a su auto y puso su celular en manos libres.


-Dime amor. Si ya estoy hiendo para allá. Está bien te comprare un latte descafeinado. Te amo.


Takeshi llegó sumamente agitado al único local que lo dejarían entrar totalmente empapado, el local de Starbucks se encontraba totalmente lleno, el rubio se paró detrás de un señor de no mas de treinta y cinco años, el menor veía como las personas empezaban a quejarse por la lentitud, hasta que sonó la pequeña campanita que se encontraba sujeta en la puerta.


Los ojos azules Takeshi vieron como el cuerpo de un hombre entraba por la puerta, se podía ver en sus cabellos negros como caían las gotas de la lluvia, vio como los ojos carbones del mas alto empezaba a recorrer todo el local, arrugando su frente, sus manos blancas se metieron a sus bolsillos y con una mirada cansina se acercó hasta la cola.


Sasuke había salido lo mas temprano que había podido de su oficina, pero se había topado con una fuerte lluvia, había pensado en ir a recoger a Naruto a su universidad, iba en camino hasta que un chico se le cruzo en la mitad de la piste, intento frenar pero la pista estaba resbaladiza y en un segundo pensó que iba atropellarlo.


Pero se quedó estático, apenas pudo verlos pero aquellos ojos azules mostraban miedo y desesperación, los cabellos rubios se le había pegado al rostro y en un segundo le hizo recordar a Naruto.


Cuando alzó su mirada pudo darse cuenta del pequeño joven que se encontraba al frente de él, con su cabeza agachada y con sus rubios cabellos cayendo sobre ellos, Sasuke se acercó para ponerse en la cola, viendo como el menor intentaba no moverse.


-Si sigues de ese modo, empezará a dolerte el cuello. –Y no era para más, el menor intento levantar su cabeza pero sintió un fuerte tirón en su cuello. De pronto sintió como unas tibias manos empezaban a masajearle la zona adolorida, mientras que sus mejillas empezaron a arder.


-Eres un niño.


-¡No soy un niño!... tengo quince años. –Takeshi no supo porque la suave voz del moreno le llagaba a tranquilizar, junto con su suave risa.


-Bueno, déjame comprarte el café en modo de disculpas. –Takeshi vio como el moreno pedía un café puro, amargo y sin azúcar, luego un café latte descafeinado y para él un Cappuccino de chocolate.


-¿Deseas que te lleve a casa?


-No… mi casa está muy cerca de aquí, puedo llegar solo. –El moreno tan solo vio como el rubio se despedía con una sonrisa y se alejaba del lugar. Sasuke suspiro cansado para meterse a su auto, coloco los dos cafés en un compartimiento pequeño y salió con prisa del estacionamiento.


Takeshi iba caminando lentamente, oliendo el suave aroma del café, cuando escucho el sonido de un claxon, se exalto un poco al ver el auto del moreno al costado suyo.


-Mi conciencia no me permite dejar que te vayas solo, ven sube. Te llevo. –Takeshi intento negarse pero parecía que el mayor tenía prisa, todas las luces de su casa se encontraban prendidas. Kabuto había hecho un buen trabajo con el jardín, había colocado pequeñas luces de color ámbar por todos los copos de los árboles.


-Bien ahora sí, has llegado sano y salvo. –El menor intento agradecerle por todo, pero el grito de iruka le asusto.


-¡Takeshi-kun! ¿Qué son estas horas de llegar? ¿Estás bien? –El moreno sonrió levemente al ver la escena.


-Bueno, nos vemos Takeshi-kun.


-Espera… ¿…Cuál es tu nombre?


-Sasuke. –El moreno se despidió de los dos donceles y partió con prisa hasta la Universidad, donde muy posiblemente se encontraría con un Naruto más que molesto.


Iruka sobó suavemente una toalla sobre los cabellos mojados del rubio, después de que este saliera de la ducha, mientras que el menor tomaba pequeños sorbos de un buen ramen que había preparado Iruka.


-Nee, Iruka-sensei. ¿”Sasuke” es un nombre común, aquí en Japón?


-Bueno, solo conozco a alguien llamado Uchiha Sasuke. ¿Por qué me lo preguntas, pequeño?


-No, no es nada. –Takeshi tomo la toalla entre sus manos y subió las escaleras para llegar a su habitación, la lluvia aun no paraba, se podía ver las ventanas empañadas y las ramas chocando entre si.


-¡Teme! ¡¿Por qué has tardado?! –Sí, Sasuke no se había equivocado, cuando llego a la Universidad fue recibido por un leve golpe por parte del doncel, pero al final termino por besarle sin importarle que la lluvia les mojara.


-Atrás hay una camisa limpia, para que te cambies. –Naruto había tomado con prisa el café, que aún seguía algo tibio y tomó la camisa que el moreno le decía. El menor tuvo que hacer malabares en los asientos traseros para cambiarse de ropa para que el mayor no le viera.


-Nee, nee, Sasuke. ¿Qué vamos a comer?


-Solo piensas en comer, Dobe.


-¡No me digas Dobe!, Teme… es solo que hoy no he almorzado-ttebayo. –La cabeza de Naruto casi choco el parabrisas, por la fuerte frenada que dio el mayor.


-¿Qué has dicho? Naruto no puedes estar perdiendo comidas. Si sigues de ese modo llegaras a enfermarte.  –El menor agacho su rostro, apretando fuertemente sus manos en la tela de su pantalón.


-Lo siento-ttebayo. –El menor agacho su cabeza, viendo sus manos hechas puños sobre sus piernas, Sasuke le miró por el espejo retrovisor, luego suspiro y le mostro una pequeña sonrisa, volteo en otra dirección que no era para ir a la casa del rubio.


-¿A dónde vamos?


-Es una sorpresa –Los grandes ojos azules del menor brillaban con intensidad, junto sus manos en forma de ruego, con una enorme sonrisa. Las luces entre azules y verdes levantaban el nombre del pequeño restaurante.


-¿Ichiraku? ¿Pero pensé que no te gustaba? –Aun el menor se encontraba en la parte de atrás del auto, viendo a los ojos del mayor por el espejo.


-Todo por ti. –El menor dio un pequeño salto de alegría para luego darle un fogoso beso en los labios. Naruto empezó a contarle de todo las cosas que ha hecho en la clase de literatura.


La lluvia se estaba deteniendo, ahora se podía ver las brillantes estrellas brillando en el gran cielo oscuro, Sasuke tomó la mano de Naruto, cuando salieron del restaurante, el menor tenía una gran sonrisa en su rostro.


Cuando el cálido aire rozo su rostro pudo recordar los ojos azules y tristes del pequeño doncel que se encontró hoy, no le había contado nada de eso a Naruto, al doncel se le veía tan feliz y él estaba feliz por eso, su padre había aceptado su noviazgo y estaba pensando en pedirle matrimonio, pero sabía que el menor aún tenía cosas que terminar y él tenía que arreglar algunas cosas con la familia Namikase.


No sabía nada de la familia de su novio, tan solo que el señor Minato estaba administrando algunos bienes de la familia Takamiya, sabía que Shin Takamiya era uno de los hombres más importantes de casi todo el continente europeo. Pero, ¿Era posible que no sepan nada de Naruto? Aunque también es más probable que no les importe lo que esté pasando con el doncel.


Naruto había bajado toda la ventana del copiloto, a pesar de que el moreno había puesto el aire acondicionado, a él le gustaba sentir el aire en su rostro, de esa forma se sentía relajado y pareciera que pudiera volar.


Habían pasado algunos días después de la reunión de la familia Uchiha, a primera vista el señor Fugaku parecía un hombre frio, de esa forma se comportaba ante algunos socios, pero al parecer era todo lo contrario era un hombre serio, pero era una buena persona, sabía bromear y se notaba a leguas que amaba a su familia, Naruto estaba tan feliz de ahora permanecer a aquella familia, todos se habían tomado el trabajo de tratarlo como a uno más.


El menor metió su cabeza al interior de la cabina y dejo que el azabache cerrara la ventana como el autocontrol.  Tan solo le preocupaba su padre, había pasado muchos años desde que prácticamente le dejo solo y a él no le preocupaba eso, más bien le preocupaba que obligue al moreno a hacer algo que él no quiera.


-¿Qué pasa? De pronto estas muy callado.


-No… es solo que… hoy llego un nuevo estudiante de intercambio, su nombre es Takeshi. –El menor intento cambiar el tema de pronto, aun no se veía con las fuerzas de volver al mismo tema. Vio como el moreno arrugaba sus cejas y sus manos apretaban el timón.


-¿Takeshi? ¿Acaso te gusta aquel varón? –El menor abrió sus ojos a la par, sin saber muy bien que decir o que pensar, sabía que el moreno era celoso y a veces llegaba al extremo de asfixiarlo, pero al contrario de lo que debería pensar a él le alegraba que Sasuke muestre aquella faceta suya.


-No, claro que no, Teme. Yo ya tengo a alguien quien me gusta y…amo. Además de que no está en mi clase, es unos años menor. –Aquello lo dijo con una voz orgullosa, haciéndolo sonreír con autosuficiencia.


-Bien, y ¿Qué tiene aquel Takeshi?


-Nada interesante-ttebayo, solo que hoy mostro algo que había escrito y fue… como decirlo… un dejavu.


-¿dejavu?


-Digo, es más como si lo que él hubiese escrito yo lo hubiese vivido…-El menor intentaba explicarle al moreno, pero ni él mismo se entendía.


-Bueno, creo que entiendo. –No sabía el por qué, pero por tercera vez en la noche aquellos ojos azules de Takeshi se le volvieron a aparecer en sus recuerdos.


 


Takeshi apagó las luces de su habitación, dejando tan solo prendida la lámpara de lava, el olor a tierra mojada entraba sigilosa a su habitación, se volteó para quedarse mirando los altos árboles, donde las ramas llegaban hasta su ventana, intento cerrar sus ojos lentamente, rezando de que esa noche no le invadan las pesadillas.


El sonido de una suave melodía invadió la tranquilidad de la habitación, con su mano intento llegar hasta su celular, aun con los ojos cerrados, escucho como el celular cayó al suelo, abrió sus ojos y vio en la pantalla.


Sabaku No Gaara-sempai.


Su corazón empezó a palpitar fuertemente, sus mejillas empezaron a calentarse y sus manos temblaron levemente, mientras que despacio iba tomando el aparato hasta que la pantalla se puso en negro y la melodía termino, dando por concluida la llamada.

Notas finales:

Espero sus comentarios!!! 

 

(:


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