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MÍO por Orseth

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            -¡Estoy feliz, estoy feliz!

            Para ese momento, Draco ya no estaba enojado, pues se daba cuenta de lo que Harry había querido expresar con esa sonrisa, por lo que sin poderlo evitar, comenzó a reír mientras lo abrazaba por el cuello y terminar en un profundo beso que literalmente les devolvió la vida a ambos.

 

_________________________________

 

            -Bueno ¿y ahora qué? –Preguntó Harry bajándolo- ¿sigues pensando en irte?

            -Pues… -respondio sofocado y con las mejillas sonrojadas quitándose un mechón de pelo de la cara que el viento se empeñaba en revolver- creo que al menos por hoy no, ya no hay viajes para este día.

            -¿Vamos a casa? –preguntó con una sonrisa, a lo que Draco titubeó.

            -Bueno… mira, reamente yo no…

            -Si no quieres quedarte ahí, está bien; pero aun tenemos muchas cosas de que hablar y ¿para qué ir a un hotel?... creo que en mi casa tendremos privacidad.

            -Si, es cierto… bien, vamos a tu casa.

            Tomando la valija, Harry comenzó a caminar con Draco a un lado.

            -Ah, espera… -dijo recogiendo algo del suelo- mis gafas.

 

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            Cuando llegaron a su casa, Harry dejo la maleta a un lado del sofá y se giró para mirarlo salir de la chimenea.

            -Bienvenido.

            -Gracias –respondio sacudiéndose el polvo de una manga.

            -¡Amo Harry! –exclamó Tombo apareciéndose con un ¡plop! En medio de la sala- ¡Señor Malfoy! –Chilló al ver a Draco a un lado de la chimenea- ¡usted… usted…!

            -Si, yo –dijo Draco conmovido interiormente al ver al elfo emocionarse tanto de verlo.

            -Yo… señor Malfoy… ¿viene a quedarse?

            Ambos chicos se miraron al mismo tiempo y ninguno dijo nada, por lo que Tombo inmediatamente comenzó a atenderlos.

            -¿Qué es lo que desean para comer? ¿Algo especial que deba preparar?

            -No, solo prepara té –dijo Harry quitándose la chaqueta e invitando a Draco a sentarse.

            Draco acepto sintiéndose raro sin poderlo evitar.

            -¿Sientes extraño de estar aquí?

            -La verdad si… no sabría como explicarlo.

            -Bueno y… creo que hay muchas cosas que decir ¿no crees?... aunque siendo sincero, la verdad no tengo ni idea de por dónde empezar.

            -Pues yo tengo algo para empezar –dijo Draco sentándose a un lado de él y subiendo una pierna al sofá- ¿Cómo lograste sacarme de prisión?... porque fuiste tú ¿verdad?

            -¿Eh? –exclamó sorprendido por una pregunta que nunca esperó.

            -Lo sabía… -dijo Draco viendo su expresión- ¿Cómo lo hiciste?

            -Pues… yo no fui.

            -¡Oh vamos Harry! Es mucha casualidad que encontraran pruebas de mi inocencia cuando ambos sabemos que no las hay; yo maté a esas personas y lo sabes.

            -Bueno, pues entonces pregúntale a Wizengamot.

            -Si quieres comenzar esto bien, sé sincero y no quieras verme la cara de tonto.

            Harry exhalo un suspiro y miró hacia la chimenea para después decir sin mirarlo:

            -Si, fui yo.

            -¿Cómo lo lograste?

            -Eso no importa.

            -Claro que importa porque debió ser algo grande… digo, un favor así…

            -Te digo que no importa, valió la pena –respondio sonriendo cansinamente mirando el crepitar del fuego.

            -Harry… ¿Qué pasó? –insistió viendo su expresión cansada.

            -Nada… mira, olvídalo ¿sí? Además no puedo hablar de eso, hice un juramento inquebrantable, así que no importa.

            -Pues debiste vender tu alma al diablo por lo que se ve.

            -Mas bien vendí otra cosa, pero eso es cosa del pasado –respondio sonriendo con esfuerzo mirándolo de nuevo.

            -De acuerdo.

            Tombo apareció con una charola con todo lo necesario para servir el té, el cual después de hacerlo se retiró a su ático sintiéndose feliz de tener nuevamente a Harry en casa.

            Cuando quedaron solos, se quedaron callados un rato sabiendo que el rumbo de las cosas era incierto, que había mucho que decirse y que aclararse; por lo que sintiéndose nerviosos, comprendieron que esa platica era muy importante.

            -Bien –dijo Harry dejando su tasa endulzada de té en la mesita y recargando los codos en sus rodillas mientras entrelazaba sus dedos y miraba a Draco- esto es raro… -continuo gesticulando con las manos para ayudarse a expresar lo que ni el mismo sabia que debía decir- pero sé que esto no puede empezar con un simple “borrón y cuenta nueva” así que… si hay que comenzar con algo, lo haré yo diciéndote que… lamento mucho todo el daño que te causé, que… que fui un verdadero… -musitó suspirando sintiendo sus palabras vacías, que toda la palabrería del mundo no bastaría nunca para pedir perdón, por lo que quedándose callado por pausas, continuó- no puedo imaginar el daño que te causé, tanto físico como emocional… Draco… yo… yo lo lamento tanto.

            Draco lo miró sabiendo también que esa conversación era necesaria y que Harry estaba haciendo un gran esfuerzo, sin embargo estar nuevamente ahí, en ese lugar en donde recibió varias palizas, ver esa escalera en donde rodó varias veces… la mesita de vidrio restaurada ya, pues él la destrozó al caer en ella, le trajo tanto dolor que le contrajo el estómago.

            -¿Draco?

            Draco miró el fuego de la chimenea sin decir nada, pues aunque había descubierto que amaba a Harry hacía tan solo apenas unos días, no borraba el dolor causado por él.

            -El amor no lo cura todo ¿eh? –musitó sonriendo débilmente sin dejar de mirar el fuego.

            -No, no lo hace… -dijo Harry habiéndolo escuchado- hay mucha historia entre nosotros.

            -Historia que no se borra de un plumazo…

            -Cierto, pero… seguro tú tienes algo que decir; yo puedo hablar y hablar pero ese no es el chiste, pienso que tu también debes desear decir algo ¿no? ¿O me equivoco?

            -mmm –exclamó Draco haciendo una mueca y alzando los hombros pues en realidad no tenía la mas mínima idea de que decir.

            -Algo que me he preguntado constantemente –dijo Harry recargándose en el sofá- es ¿Cómo has podido salir adelante? Es decir… te ves tan fuerte… envidio esa fortaleza…

            -Me veo fuerte ¿eh? –Exclamo sonriendo- pues tengo un amigo que me ayuda.

            -¿Un amigo?

            -Ajá… mi orgullo es mi fiel compañero y el que me tiende la mano para poder sobrevivir, sin embargo… él también se cansa –concluyó desvaneciendo la sonrisa.

            -Yo lo agoté como una gota de agua agujera una roca… debes tenerme mucho resentimiento.

            -La verdad es que sí… cuando me pegabas de tal manera que pensaba que iba a morir, no sabes cuánto te odié… cuando me humillabas frente a la gente para hacerles saber que era tuyo, no sabes cuánto te odié… cuando me obligabas a tener sexo… no sabes… no sabes cuánto te odié… -exclamó con un nudo en la garganta que hacía temblar su voz y sus manos- no sabes cuánto te odié y cuántas veces desee con toda mi alma gritártelo en la cara sin que me tumbaras los dientes… ¡me sentí una cosa!... –gritó dejando salir todo aquello que siempre quiso decir y que de algún modo ahora encontraban el cauce correcto para fluir cuando en un principio ni siquiera sabía de qué hablar.

            Harry lo vio colocar las manos a cada lado de su cuerpo en un modo inconsciente de apoyo para poder seguir hablando.

            -¡Me sentí una ramera barata, un perro sin derecho ni de ladrar!... –continuó el rubio con lagrimas de impotencia bañándole el rostro- cuanto te odié… pero más me odié yo por permitirlo…

            -Solo deseabas sobrevivir… -dijo Harry en voz baja mirándose las manos, incapaz de enfrentar la dolorosa mirada gris.

            -Y tú te aprovechaste de eso…

            -Si… lo hice…

            -Me sentí una basura… no podía mirarme al espejo sin sentir vergüenza de mi mismo…

            -¿Tú porque?... si yo era…

            -¡¿Acaso no escuchas?!... ¡Yo te lo permití!... ¡yo me vendí al mejor precio!... –exclamó poniéndose de pie- Tú fuiste un miserable de mierda, pero yo…

            -No te culpes por favor… -dijo Harry poniéndose de pie y tomándolo de un brazo- era tu instinto natural de conservación… y yo me aproveche de eso… no te recrimines por favor, cualquiera hubiera hecho lo mismo, incluso yo…

            -¡Pero…!

            -Si hay alguien a quien culpar, ese soy yo –dijo Harry tomándole el rostro entre las manos- y si en algo sirve para descargar un poco de frustración, puedes desquitarte ahora.

            Draco lo miró unos segundos para que sin previo aviso se soltara y le asestara tremendo puñetazo que lo tumbo al suelo con la nariz sangrando.

            Harry se levanto aturdido viendo llegar el otro golpe, golpe que no paró sino que recibió de lleno rompiéndole el labio.

            -¡Maldito infeliz! –gritó Draco viéndolo recibir los golpes sin decir ni hacer nada.

            Harry lo vio desplomarse en el sofá en medio de un desgarrador sollozo, con la cara oculta entre las manos, y sin siquiera limpiarse la sangre, se sentó a su lado y lo abrazo con fuerza.

            -Shhh… ya todo está bien, ya eres libre… nadie más puede obligarte a hacer algo que no quieres…

            Solo hasta ese momento, Draco se dio cuenta de toda la amargura que le pesaba en el alma y que venía cargando como un grillete en el pie, y que ese llanto incontrolable estaba sirviéndole para despejar la oscuridad de su corazón.

            -¡M-me… sient-to… roto…! –Balbuceó con la cara escondida en el cuello de Harry- ¡me siento… sucio y… y vacío!

            -Esta bien… tranquilo… es normal que te sientas así, pues yo lo provoqué… -susurró Harry acariciándole la espalda y el cabello- esos sentimientos no puedes rechazarlos y hacer como que no existen; está bien que los reconozcas… pero no los conserves Draco, tú no estás sucio, solo no tenias alternativa… tranquilo…

            Draco duró un buen rato en los brazos de Harry, hasta que finalmente comenzó a calmarse poco a poco.

            -¿Ya mejor? –dijo Harry cuando comenzó a separarse de él.

            Draco asintió con la cabeza sorbiendo la nariz, por lo que Harry buscó un pañuelo en su chaqueta y se lo dio.

            -Los seres humanos hacemos lo necesario para preservar nuestra vida, tú hiciste lo correcto aunque pareciera que no… al final lo lograste, si hubieras regresado antes a Azkaban, probablemente no lo hubieras resistido.

            Dolorosos hipidos y suspiros se escuchaban en la sala mientras Harry tomaba una taza de té y se la ofrecía.

            -Toma un poco, te sentirás mejor.

            Taza en mano se acomodo en el sofá quitándose los zapatos y subiendo las piernas mientras Harry tomaba una manta del otro sofá para acomodársela en las rodillas.

            -Sé que pedirte perdón no resarce el daño que te hice… pero de verdad me arrepiento de lo mal que me porté –dijo echando otro leño al fuego y sentándose después en el otro extremo del sofá.

            Lagrimas silenciosas no dejaban de fluir de los ojos de Draco sorprendiéndolo a él mismo de lo adolorido que estaba, de lo roto que se sentía y no se había dado cuenta plenamente.

            -Quédate esta noche, en tu habitación por supuesto… esta arreglada desde el día en que te fuiste.

            -Gracias.

            -Ya es tarde y no hemos comido, le diré a Tombo que prepare algo… ¿Qué te gustaría? –preguntó nervioso, no sabiendo exactamente cómo comportarse; pues a pesar de haberse besado en el aeropuerto, la situación era totalmente desconocida para ambos.

            -Lo que sea estará bien.

            -De acuerdo.

            -¿Podrías dejarme solo un rato?

            -Claro… yo… yo voy a casa de Hermione por unas cosas y para avisarle que estoy aquí, no tardo. Cualquier cosa  que necesites puedes pedírsela a Tombo, le diré que ya puede obedecerte.

            -Gracias.

            Cuando Harry se fue, simplemente se quedó mirando el fuego, con un sinfín de sentimientos encontrados… nunca esperó decirle todo eso a Harry, aunque ciertamente deseaba hacerlo desde hacía mucho, lo que no pensó fue que le causaría tanto alivio y de alguna forma cierto desasosiego también, pues ahora no sabía cómo comportarse frente al moreno… y también sabía que aun le faltaba tiempo para perdonar, que no todo estaba dicho, que había heridas en su alma que sanarían con el trascurrir del tiempo; sin embargo se sentía tranquilo, sentía una calma que desde hacía mucho no tenía… tal vez su decisión de soltar el dichoso traslador en el último segundo había sido la correcta.

            -En fin… -pensó dejando la taza en la mesita y arrebujándose en el sofá- ya veremos qué es lo que pasa.

 

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            Cuando salió de la chimenea, recibió en plena cara un puñado de polvos flú que Hermione había lanzado.

            -¡¿P-pero qué…?! –balbuceó tosiendo y limpiándose los ojos.

            -¡Harry! –exclamó enojada y aliviada al mismo tiempo- ¿¡donde demonios estabas?!

            -Salí un rato… -respondio sacudiéndose la chaqueta.

            -¿Y no fuiste capaz de dejarme una nota siquiera? ¡Estaba a punto de ir a ver a Nick!

            -¿Y porque a Nick?

            -¡Para avisarle que habías desaparecido de nuevo! ¿Dónde estabas? –pregunto cruzándose de brazos en actitud de mamá regañona.

            -Por ahí… oye, solo vengo por unas cosas, voy a pasar la noche en mi casa –dijo dirigiéndose directamente a las escaleras.

            -¿Qué?... oye, espera…

            -Tranquila, estoy bien –dijo sintiendo que ella le pisaba los talones.

            -Harry, si fue por lo que discutimos en la mañana, no creo que…

            -Oye, no fue por eso –respondio Harry dándose vuelta y tomándola de los hombros- tranquila Herm, te aseguro que estoy bien, de verdad… es solo que creo que ya es tiempo de comenzar de nuevo, no puedo estar toda la vida aquí, ocultándome de todo ¿no lo crees?

            -Si, eso creo, pero también creo que aun no estás listo, de hecho tu cuerpo aun sigue en recuperación.

            -Lo sé, tampoco es que ya me vaya a lanzar a cazar criminales a karatazos, así que con estar solo de nuevo, será un buen comienzo.

            Y sin decir nada mas, entró a su habitación dejándola en la puerta, por lo que ella se cruzo de brazos otra vez y mordiéndose un labio de la preocupación, bajo a la sala de nuevo; al cabo de quince minutos él bajó y  sonrió al verla.

            -Vengo mañana, todo está bien ¿de acuerdo?

            -Pues… sé que no puedo detenerte, pero… Harry, me preocupo mucho.

            -Estaré bien mamá –dijo él sonriendo mientras le besaba la frente- ahora me voy, que descanses.

            Cuando salió a la sala de su casa, encontró a Draco durmiendo profundamente, así que en silencio se dirigió a las escaleras y subió a su habitación.

           

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            Cuando abrió los ojos, un agradable calorcillo inundaba la estancia, por lo que arrebujándose más en la manta comenzó a rememorar lo acontecido apenas unas horas atrás.

            ¿Horas?... ¿exactamente cuántas?

            Miró el reloj de pared y vio que ya eran las 9:00 pm, por lo que desperezándose miró a su alrededor buscando a Harry.

            -¿Dónde estará? –pensó bajando los pies descalzos a la alfombra- Tombo…

            El elfo se apareció inmediatamente en medio de la sala.

            -¿Sí señor Malfoy? ¿Ya desean cenar?

            -¿Harry ya regreso de casa de Granger?

            -Si señor Malfoy, el amo solo tardo un ratito, desde entonces está en su habitación y no he sido llamado para nada.

            Un sobresalto se apoderó de Draco al ver que ya habían pasado varias horas desde que Harry había regresado, por lo que calzándose los zapatos se levantó y subió a la habitación de Harry.

            -Harry ¿puedo pasar? –dijo tocando la puerta recibiendo solo silencio como respuesta- Harry…

            Pero al insistir un par de veces más, decidió entrar encontrando el cuarto vacio.

            -El baño… -pensó viendo la puerta del baño cerrada- Harry ¿estás ahí? –Dijo tocando- Harry…

            Giró la perilla y la encontró cerrada por dentro, por lo que girándola con fuerza varias veces decidió sacar su varita y abrirla a la fuerza- ¡Alohomora!

            La puerta se abrió dejándolo pasar con paso apresurado encontrando a Harry recostado en la tina de baño con los ojos cerrados.

            -¡Harry! –gritó corriendo hacia él y sacudiéndolo por los hombros.

            -¿¡Q-que…?! –exclamó éste abriendo los ojos espantado.

            -¿¡Estás bien?! –dijo al verlo despierto.

            -¡Claro que estoy bien! ¿¡Qué sucede?!

            -¡Yo…! ¡Yo llegué a pensar…! ¡Mierda…! –exclamó levantándose y dándole la espalda mientras se pasaba los dedos por entre su cabello.

            -¿Qué? –Dijo Harry enderezándose- ¿Qué es lo que llegaste a pensar?

            -Miles de cosas pasaron por mi cabeza, con eso de que ya habías estado muriendo en la bañera.

            -Yo no…

            -¡Ah no, amigo! A mí no me la pegas, cuando tú vas, yo ya vuelvo.

            -No entiendo…

            -Claro que entiendes, lo que pasa es que te haces idiota ¿Por qué no eres capaz de encarar lo que hiciste?

            -Draco…

            -Sal de ahí –exclamó aventándole una toalla- esta conversación no la tendremos en la bañera –concluyó saliendo del baño.

            Haciendo una mueca y suspirando molesto, salió del agua.

 

 

 

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