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Jim´s Pet por Lunita Shinigami

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Jim´s Pet

 [Star Trek]

 

 

Nota: los personajes de Star Trek no pertenecen, este fic es sin ánimo de lucro.

 

 

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharan nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo… propuesta liderada por Katrinna Le Fay y adoptada por Luna Shinigami.

 

Si el fic no es de tu agrado, no te gusto el final, el comienzo o las notas de autor, no te gustan los personajes, ni te agrada la autora, por favor, a riesgo de ser grosera, no comentes, pero si tienes una crítica constructiva decente, soy toda oídos.

 

Atentamente Luna Shinigami

 

[Drabbles de Universo Alterno]

 

Dieciocho

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.oo.o...oo.o.o.o.o.o...o.o

 

-Jim detente- dijo la voz del recién graduado médico de la flota estelar – por un demonio, Jim- le jalo- esta prohibido que vayas a verle, ya te lo dijo el capitán Pike-

 

El rubio sonrió – es mío, lo recuerdas, Pike lo separo de mí ya dos meses, dos Bones… es injusto-

 

-¡claro! porque ahora te estas matando a pajas, porque no tienes al duende de sangre verde- gruño, pero vio por primera vez el cambio de ojos de Jim y como fue aplastado contra una pared.

 

-escúchame bien Leonard y escúchame una sola vez, yo no me estoy matando a pajas, porque mi relación con Spock va más allá del cuerpo, más allá del alma, él es mi Thyla y yo soy su Asayham, su amante, su vida y él la mía, jamás, Leonard, Jamás vuelvas a degradar mi relación con Spock por una simple paja o solo sexo, porque dista de serlo- dijo empujándolo y arreglándose el uniforme rojo.

 

Leonard estaba sorprendido, era la primera vez que Jim reaccionaba así con él, pero estaba hasta cierto punto normal, todos repetían que Spock solo era un muñeco inflable al gusto de Jim y otros solo decían que las mascotas servían para eso, la cama y seguramente Jim había conducido por los caminos de la perversión al elegante Vulcano.

 

Jim odiaba eso y más de una vez, en los últimos dos meses se había liado a golpes con algún cadete.

 

Cuando eso sucedía Bones remendaba a Jim, pero los demás quedaban peor.

 

-Está bien, ya entendí, ¿Qué pretendes hacer entonces?- le replico.

 

Jim solo sonrió – es el cumpleaños dieciocho de Spock-  como si eso hubiera sido suficiente explicación se subió por una de las ventanas exteriores y Bones solo rogo al cielo porque no lo descubrieran.

 

-Suerte Jim- susurro el médico, viendo a Romeo, escalar por Julieta.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.oo.o..oo.o.o.o.o.o..o.o

 

Jim entro con cuidado a la habitación de Spock, se había averiguado todo de donde estaba ahora su vulcano, desde sus comidas replicadas, hasta su horario de clases.

 

Si, él estaba siendo investigado y Spock también, pero nadie sabía que su peor castigo había sido este, la lejanía.

 

Era la primera vez que pasaba más de un día separado de Spock, de su voz, de su cuerpo, de su alma y ese era un castigo peor que privarlo de las estrellas.

 

Spock era el complemente perfecto para alguien como él.

 

Spock era… su todo.

 

Se acercó despacio a la cama y vio como dormía plácidamente el vulcano, su piel pálida, lejana a la verdadera temperatura corporal que de verdad poseía, se acercó despacio y su alzo su mano para acariciar los mechones negros que caían sobre su rostro.

 

Al hacerlo, una mano acerada agarro la suya y le empujo con violencia sobre la cama.

 

Spock tenía los ojos bien abiertos y un gruñido felino había salido de sus  labios cerrados, al parecer no había sido la primera vez que alguien trataba de atacarlo en la noche, y se había llevado una desagradable sorpresa al comprobar la fuerza del vulcano.

 

Pero esta vez no era así, esta vez era su amo,  el motivo de su tristeza, de su desazón, estaba allí entre sus brazos.

 

Y quería gritarle, quería pasar sus grandes manos por el delicado cuello humano, pero las manos de su amo tocaron su rostro y los labios ajenos se unieron con los suyos.

 

No pudo evitarlo, no deseaba evitarlo, correspondió al beso, correspondió a las ganas de amarlo y de ser amado, correspondió con un beso humano todo lo que no podía decir por su naturaleza vulcana.

 

-Spock- susurro Jim – perdóname- susurro de nuevo, en un ruego silencio que hacía eco en las paredes, acariciando el rostro de aquel que amaba desde que tenía diez años – No quería lastimarte a ti, quería superar aquello que amabas como la Kobayashi Maru, quería estar donde tu habías estado, quería ver que le veías a esa estúpida prueba que me abandonaste por ella…- Spock abrió sus ojos oscuros – si, le tenía celos, demasiados… y por ello te lastime-

 

-La Kobayashi es…- susurro Spock.

 

-tú prueba y yo….- suspiro – le diré al consejo que fue culpa mía, que yo la hackee, tú no tuviste nada que ver-

 

-Amo- dijo Spock ganándose un beso del rubio suavemente y como lentamente quedaban ambos sentados en la cama.

 

Las ropas empezaban a sobrar, los cuerpos se necesitaban después de tanto tiempo sin verse, sin amarse.

 

Jim se dejó desvestir lentamente por Spock, que acariciaba el cuerpo cálido de su humano, que mostraba cada uno de los pliegos de los músculos, de la belleza del vello rubio que cubría su cuerpo y de la excitación que ahora mostraba orgullosa.

 

Los dedos del vulcano recorrían la piel de su amo y sentía todo aquello que el rubio quería expresarle, gimió de placer al solo sentir las reminiscencias y huellas que había en la piel de su amo, todas ellas eran suyas, no habían rastros de nadie más en el cuerpo ajeno.

 

Jim sonrió al ver como los ojos de Spock brillaban, sabia de ante mano porque la brillantez de sus ojos y con suavidad agarro sus mechones negros para poder besarlo a su antojo y acomodo.

 

También desnudo el cuerpo grácil de Spock, acariciando su cuello y su pecho sin dejar de besarlo.

 

Spock era fuerte, mucho, la raza vulcana superaba la fuerza humana, la agilidad mental de Spock era su especialidad, e incluso su altura sobrepasaba la suya ahora que ambos habían crecido, más sin embargo su vulcano jamás impuso  estar arriba, jamás lo pedía y en verdad, Jim sabía que no lo deseaba.

 

Los cuerpos desnudos chocaron en una danza perpetua, las manos de ambos hombres, exploraron el cuerpo ajeno.

 

Ambos hombres que habían dejado de ser niños.

 

Que fueron niños juntos, crecieron juntos, se amaron juntos, lloraron juntos, pelearon juntos y pelearon en contra del otro, ambos eran una mezcla única, ambos eran especiales y ambos eran únicos, aun así ambos siempre debían estar juntos.

 

Jim bajo despacio por el pecho de Spock y sonrió al escuchar los pequeños suspiros de la boca ahora húmeda y veteada de verde de Spock, despacio llego a sus pequeños testículos y su largo miembro, si bien distaba de ser tan ancho como él suyo, era largo y a ojos de Jim, perfecto.

 

Los chupo con devoción de un santo, viendo contraerse al vulcano, viéndolo excitarse.

 

Ser un volcán como su propia sangre, hecha fuego en sus venas.

 

-Jim- gimió roncamente y felinamente Spock tomando con fuerza los hombros del rubio, dejando marcas rojas en sus hombros.

 

-Gime de nuevo mi nombre Spock- le pidió Jim sentándose y jalando el cuerpo para que Spock se sentara encima suyo, mientras que iba guiándolo hasta su erección – Gime mi nombre- le pidió de nuevo.

 

-Jim… Jim- Gimió Spock sintiéndose lentamente invadido por el miembro erecto y húmedo de su amo, lo había extrañado tanto. Jim lo había malacostumbrado y dos meses sin él, sin sentir los latidos erráticos de su corazón cuando hacían el amor, era demasiado para el vulcano, que se aferró a el rubio y se empalo sin más.

 

Había dolor, ínfimo, para lo que se supone podría soportar su cuerpo, mas sin embargo, el gozo de sentirse uno con Su Thyla era suficiente para hacer impulsar sus largas piernas y cabalgar a su amo como el mejor de los jinetes, como únicamente podría hacerlo Spock.

 

Los gemidos fueron convirtiéndose en música de los amantes, entregados a una danza singular, a una danza en la cual Jim movía sus caderas para entrar lo mas profundamente en su Vulcano y como Spock, se movía para no dejar salir el cuerpo extraño que había dentro suyo, absolviéndolo, deseando atesorarlo como lo más delicioso y suyo del universo.

 

Jim clamó agarrando con fuerza los cabellos negros de Spock, para hacerlo aumentar el ritmo, cosa que el pelinegro acepto como premisa por el solo hecho de sentirse a punto de un inminente orgasmo.

 

-Spock- hipó Jim y movió su mano sobre la cama, donde había dejado particularmente cerca la chaqueta roja arrugada y aun con manos temblorosas pudo sacar lo que llevaba guardado y mientras su vulcano le cabalgaba como el mejor de los vaqueros, coloco algo en su cuello que hizo que Spock bajara lentamente el ritmo.

 

-J…i…m- gimoteó al sentir la textura fría de aquella cosa en su cuello, en contraste con la piel caliente.

 

-Feliz cumpleaños… Spock- trato de respirar Jim viendo el relicario que alguna vez había encontrado en la recamara de su madre con la foto de los  padres del Vulcano.

 

Spock le miro y tomo el relicario quedándose quieto de su montura y luego de un rato comenzó a moverse más fuerte.

 

Jim habría jurado que los ojos de Spock se empañaron de lágrimas, mas no podía asegurarlo por el ritmo sexual que ambos llevaban.

 

Por la entrega total de esa noche sin estrellas.

 

Esta noche, las estrellas estaban en esa habitación.

 

Continuara….

 

Amigas y Amigos queridos. Este Chapter fue el más largo y creo que hasta el momento, muchísimas gracias por seguirme en esta locura que realmente no pensé que gustara tanto.

 

Ha sido un camino largo a pesar de lo pequeño de los relatos y les agradezco mucho haber estado a mi lado, Con esta Chapter está a punto de finalizar esta etapa. Lamento informarles que el próximo capitulo es el Ultimo.

 

De nuevo muchas gracias por Leerme y espero que les haya agradado este camino como a mí me gusto caminarlo y degustarlo.

 

Las quiere

 

Luna Shinigami.

 

 

 

 


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