VISION DE KISA.
¿Que decir sobre el sexo? Bueno, esa palabra esta en mi vocabulario desde hace muchísimo tiempo. Mis relaciones anteriores solo se limitaban a eso: sexo; pero... ahora que estoy con Yukina, la persona que ahora amo... tengo miedo...
Pero, ¿a qué?, a que pase lo mismo de siempre...
Las pocas veces que la pasamos en verdad juntos es la rara ocasión en que tengo día libre y el no va a la universidad. Nos quedamos en la cama: desnudos, adormilados y siempre sosteniendo nuestros manos la una a la otra... aunque tengo pesadillas recurrentes con el... como cuando sueño varias manos posadas sobre mi, me siento sucio, luego el viene y con sus grandes manos me abraza... me protege... pero luego se aleja y de nuevo esas manos...
—mmm... Ki... Kisa-san... ¡¿Kisa-san?! —Me encontraba abrazado abrazado a su pecho, inseguro, como el pequeño cachorro en la casa grande y con rio—. ¿Tiene algo?
Acaricia mis cabellos. Con un solo toque tan fino que nunca nadie me ha dado... como si fuera a romperme si en verdad me tocaba de más—. Shouta-san... —no veo su cara, pero con el tono con el que dice mi nombre lo creo que este sonriendo—.
—Yukina, ¿qué piensas de que... nuestra relación este basada en el sexo?
— ¿Qué? —cuando oí. Escuche un extraño ruido en su estómago—. Lo siento, es que es enserio tengo hambre... ¿qué tal si comenzamos a desayunar? Yo lo hago.
—está bien... —por alguna razón, siento que está evitando mi pregunta y consecuentemente la respuesta que pueda darme, aunque el ruido fue real aun así—.
Nos cambiamos y fuimos a la cocina para tomar un buen café caliente mientras que nos miramos y contamos cosas estúpidas que nos pasaban en la vida diaria.
—Amo siempre que estés conmigo, nosotros sin ninguna preocupación, solos... —salió en una de nuestras pláticas—.
Se me acaloraban y enrojecían mis mejillas; abrazándolo y escondiendo mi cara—. N-no sigas. Las palabras me están abrumando. —estos momentos son los que miento mi felicidad desbordarse—.
—Kisa-san, te amo. —Acaricia su pequeño cuerpo, erizándome toda la piel—.
Me salen unos gemidos leves intencionales, pero que a Yukina le encantan. Me empuja a la pared y me carga hasta su cadera comenzando a besarnos con una danza de lenguas sin rival. Me sostenía de su espalda... nos consumíamos por la pasión: era momento para hacer el amor.. Un momento... Sexo.
— ¡Yukina! —me detengo viéndolo fijamente, refunfuñando—.
— ¿q-que paso? — correspondía insólito mi mirada aunque no sabía, o se hacia el que no sabía porque lo acabo de parar tan bruscamente—.
—Olvídalo... —me baje de él y entonces camino a otro lado. No lo quería ni mirarlo ahora; por el deje esa taza caliente sin tomar—.
Él, algunas veces, no comprendía como me sentía... en eso seguía siendo un niño.
No quería discutir sobre el tema, le evite... la mayoría del tiempo me encontraba en la azotea mirando el constante cambio del cielo, como una clase de filosofía en mi mente. Reflexionaba seriamente esa palabra maldita para mi, la cual era todo antes, pero ahora era un dolor de cabeza. Odiaba que muchas veces no me entienda, no entienda que yo soy humano como el, que igual tengo miedos, tengo terrores; el mío es perderlo por los fantasmas de mi pasado.
De pronto siento unas fuertes brazos que me rodeaban, en la inmensidad de la noche... eran cálidos y muy apaciguables. El calor me inunda en un infinito mar de tranquilidad.
—Yuikna, yo... —sí, era el... ningún otro calor me hacía sentirme como si flotara—.
—El que debe disculparse, soy yo... —beso sus cabellos con cierta ternura que derrite, luego apasta su cara y absorbe mi aroma, inhalando cuidadosamente, detenidamente... recordando mi esencia misma—. Yo también pensaba como tu...
— ¿Cómo? —No entienda del todo de lo que me dijo en lo último—.
—del tema del sexo, de eso hablo. —suspiro y siguió hablando—. Veraz, yo... también creía que, la sola forma o manera de estar juntos era por ello: me molestaba. Creí que era lo único por lo que estábamos juntos en la actualidad, que después de satisfacernos nos alejaríamos poco a poco hasta desaparecer nuestros recuerdos a nada... pero en la mañana, cuando te vi, supe que ello no era así, yo te amo por ese kisa-san que era un acosador, una persona respetable y dedicada a su trabajo, eso es lo que me hace regresar. Esa nuestra forma de comunicarnos, nuestra forma de amor...
No había pensado ni visto de esa manera... enserio que nunca...
—... tienes mucha razón... —voltee a verlo y le di un beso superficial en la comisura de sus rosados labios—. Pero también por ello no nos conocemos bien, no podríamos saber acerca del otro, eso es lo que no nos deja avanzar como pareja.
— ¡te propongo algo! —con sus brillos cegadores me atacaba con sus brillantes ideas—. Vamos a dejar de hacerlo.
— ¿Qué?
—¡si! Asi podríamos hablar más y así conocernos más. —juro que, puede llegar a ser un niño extraño, pero es mi niño extraño—.
—sería buena idea, Kou...
Él se sonrojaba y nos besábamos, nos abrazábamos en lo que podría ser un final de telenovela, pero en realidad, este es el comienzo de la nuestra, de una hermosa historia de amor—.