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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Naruto Uzumaki POV


 


Estaba en shock, no podía pensar en nada ahora mismo excepto en que Sasuke era gay y me lo había ocultado. Tampoco es que tuviera una gran importancia para mí, mi hermano era gay, pero… me había sorprendido tanto enterarme de la forma en que se desveló la información, que me había quedado paralizado. Le había visto allí de pie al fondo, sin poder alcanzarle de la gente que había, sólo pude mirarle y quería hacer algo, de verdad quería hacer algo, pero no podía. Estaba llorando y jamás había visto a Sasuke llorar.


La gente de su alrededor le señalaba, le insultaba y susurraba cosas sobre él, pero seguía allí parado frente a todos mirándome, hasta que no pude soportar más su mirada y su llanto, por lo que tuve que dejar de mirarle para poder pensar en algo que pudiera hacer, pero cuando tuve una respuesta y me giré de nuevo, él ya no estaba, se había marchado de allí, pero también era algo lógico.


Ese día, perdimos el partido, pero porque después de lo de Sakura, ni mi equipo y mucho menos yo, teníamos ánimo para jugar. Estás cosas no se pueden hacer antes de un partido, en realidad no se pueden hacer nunca, pero era Sakura, no había forma de que entendiese el daño que hacían sus actos.


¡Sasuke gay! Aún estaba sorprendido de aquello ¿No me lo había dicho por si le rechazaba? ¿Era por eso por lo que dejó a su equipo? Debía ser así, porque aún recordaba las palabras de aquel tipo cuando me caí encima de él jugando al baloncesto y le preguntó a Sasuke si estaba ligando ¿Cómo no me di cuenta entonces? Incluso si en ese momento no me hubiera dado cuenta… en la ducha cuando se cubrió con las manos y se enfadó porque entré sin permiso a verle desnudo ¡Eso no lo hacía nadie de mi equipo! Es más, todos andaban desnudos por las duchas y no tenían vergüenza. Debí darme cuenta ahí de que había pasado algo así en su equipo, seguramente se molestarían porque hubiera un gay en su vestuario cuando andaban todos desnudos.


Ahora empezaba a entender por qué dejó su equipo, el por qué no tenía amigos o por qué se recluía en la enfermería cuando había gimnasia y en su oficina de presidente estudiantil en los recreos, entendía su soledad.


Cuando salí del partido, Sakura estaba allí riendo con sus amigas y suponía el motivo por el que estaba riéndose. Me acerqué hasta ellas y sus amigas al verme, desaparecieron y ella se giró suponiendo que ocurría algo a su espalda.


- ¿Te crees que eres mejor que los demás por montar estos numeritos o es simplemente que en tú casa no te dieron una buena bofetada cuando la merecías? – le pregunté – no sé cómo has podido caer tan bajo por llamar la atención.


- ¿Cómo te atreves tú a decirme que quiero llamar la atención? No me conoces – me dijo.


- Si te conozco y fui imbécil por enamorarme de la que creía, era una chica impresionante, pero veo que no vales nada, sólo estaba cegado por esa falsa faceta tuya tan dulce que intentabas aparentar cuando estabas conmigo al principio, pero ya no queda nada de aquella chica, sólo te veo a ti y no me gusta lo que veo. Me alegro de no salir más contigo, porque Sasuke tenía razón sobre ti.


- Yo no tengo la culpa de que Sasuke sea gay, no puede cambiarlo.


- No, no puede cambiar lo que es, pero no es nada malo, en cambio tú, sólo eres una golfa y eso tampoco puedes cambiarlo – le dije llevándome un bofetón por el insulto, pero sonreí antes de empezar a caminar hacia la salida con la bolsa del equipo al hombro.


Cuando llegué a casa, le pregunté a mi hermano por si había visto a Sasuke, pero en respuesta, sólo me dijo que no estaba bien. Me sentí peor aún, porque se supone que yo debí haber hecho algo, era mi amigo y me quedé allí quieto viendo como le humillaban. ¿Qué hubiera hecho si hubiese sido uno de mis compañeros de equipo? Me habría lanzado como un loco contra todo el que le insultase, le habría defendido, yo y todo el equipo, pero no lo hice, le dejé allí afrontar la humillación solo y eso no sé si me lo podía perdonar. Sasuke no sé si alguna vez me perdonaría por esto, pero yo estaba convencido, de que no podía perdonarme a mí mismo.


Me fui a la habitación y no cené, estaba demasiado preocupado por Sasuke incluso para cenar. Encendí el ordenador y abrí el correo buscando la dirección de Sasuke, hasta que descubrí, que yo no la tenía. La busqué en la base de datos del colegio y apareció porque era el presidente estudiantil, así que si había quejas o necesitabas contactar con él, estaba su correo electrónico. Lo apunté y abrí la hoja para enviarle un correo… empecé con “Querido Sasuke” y lo borré porque no era apropiado empezar así ¿Cómo debía empezar? ¿Qué debía decirle? No lo sabía.


Sólo tenía claro que debía disculparme con él, pero no tenía palabras para expresarlo, quería que me perdonase y no sabía hacerlo. ¿Qué decirle cuando le han humillado de esa forma frente a todo el instituto y el que se supone que es tu amigo, no te ha ayudado? Pero mi pregunta era aún más básica ¿Querría realmente saber algo de mí ahora? Le había traicionado, lo más seguro, es que ya no volviera a confiar en mí, que no volviera a hablarme, que no quisiera estar cerca de mí. Sentía como si estuviera perdiendo a mi mejor amigo, como si arrancaran algo importante de mí que no quería perder. Esa noche, no pude dormir bien, me dediqué a dar vueltas y más vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño y cuando el despertador sonó, no sé si habría dormido apenas una hora, pero tenía mucho sueño aunque no consiguiera dormirme.


Aquella mañana llegué antes a clase, no quise cruzarme con Kiba ni con Shikamaru porque sabía que preguntarían por el suceso de ayer. Fui directamente a la biblioteca y miré hacia la mesa donde siempre estaba sentado Sasuke, pero no estaba allí, tampoco le vi en la enfermería ni en su despacho. Toda esa vuelta que tuve que dar, acabó haciendo que llegase unos minutos tarde a clase y aunque el profesor me dejó entrar, yo miré directamente a la mesa de Sasuke y estaba allí ante mi sorpresa, con la cabeza agachada sobre su papel y tomando apuntes. Ni siquiera me miró cuando pasé a su lado para sentarme en mi sitio.


No paré de mirarle en todo el tiempo de clases, pero él no se giró hacia mí ni una sola vez, no habló conmigo y no hizo ningún amago de que me prestase atención. Creo que había vuelto a como era al principio, ese chico serio y borde, el solitario que no dejaba que nadie se le acercase, simplemente, no me dio opción a hablar con él, estaba haciendo que no me conocía.


Sonó el timbre para salir y me levanté dispuesto a hablar con él, a disculparme, pero salió más rápido que yo y me quedé paralizado en el sitio ¿De verdad no quería saber nada de mí? ¿Por qué sentía este dolor ante su indiferencia? Sólo quería que me mirase aunque fuera una vez, decirle cuánto lo sentía.


Salí unos pasos detrás de él y me fijé en cómo se colocaba la capucha de la sudadera negra que llevaba y pasaba por todo aquel ajetreado pasillo ante las miradas, risas, insultos y las señas de los demás alumnos que se metían con él por lo que había soltado ayer Sakura.


Me fui de allí hacia el patio y me extrañó ver que Sakura se acercaba a mí, algo extraño porque ya había roto con ella hacía tiempo.


- ¿Cuándo se te va a pasar esta etapa rebelde y volverás conmigo? – me preguntó burlona y luego buscó a Sasuke con la mirada, aunque no le encontró - ¿Dónde se habrá metido ese pardillo tuyo? – me preguntó sonriendo y me enfadé.


- Puede que no sea popular – le dije – pero el instituto pasa y cuando toda esta etapa haya pasado, tú seguirás siendo una golfa sin estudios y él, llegará lejos, no me extrañaría que acabases trabajando para él, así que yo de ti, empezaría a besar el suelo por el que pisa, quizá necesites algún favor cuando el Quarterback te deje por una chica más guapa y más joven, porque siempre habrá una chica más guapa, más joven y que mueva el trasero mejor que tú cuando empieces a envejecer.


Sakura me miró con odio, pero a mí me dio exactamente igual. Gaara pasó por mi lado preguntándome si le acompañaba y por supuesto, le dije que sí. Me llevó fuera del edificio, a la pista de baloncesto y me pasó un bote de refresco mientras se sentaba en lo alto del respaldo de un banco. Me senté a su lado y abrí el refresco para empezar a beber.


- ¿Qué te pasa con ese chico? – me preguntó


- ¿Qué chico? – le pregunté yo a él.


- El camarero, al que humillaron ayer y no me vengas diciendo el nada porque no me lo creo.


- No lo sé, era mi amigo – le dije


- No nos lo dijiste – me comentó – si me lo hubieras dicho, habría parado a Sakura ayer y lo sabes.


- Lo siento – le dije – no sabía cómo se lo tomarían los demás.


- A mí los demás me dan igual ¿Cuánto hace que nos conocemos tú y yo? – me preguntó.


- Demasiado tiempo – le dije sonriendo.


- ¿Y no confías en mí para contarme estas cosas? A mí me da igual quienes sean tus amigos y lo sabes. Podías haberlo presentado, haberlo dicho por lo menos.


- Lo siento ¿vale? Deja de regañarme tú también, ya tengo bastante con lo que pasó ayer.


- Pues arréglalo – me dijo – es sencillo, ve y pídele perdón.


- No es tan sencillo, me está ignorando.


- ¿Y qué esperabas? Te quedaste allí quieto, no le ayudaste. Ahora mismo debe estar pensando que no eras su amigo, que no querías saber nada de él y sinceramente… si me preguntas a mí, creo que estás colado por ese chico. – me dijo muy claro.


- Yo no soy gay – le dije.


- Si eso dicen muchos, pero a ti te duele más perderle a él que perder a Sakura, empieza a pensar porque es, porque desde que te conozco, la vez que más feliz te he visto, han sido estos días que estabas con él, eso Naruto… es estar enamorado, pensar todos los días en él, no querer separarte, no querer perderle, romper con tu novia porque te importe más él – me dijo – tú estás enamorado de ese chico hasta el fondo, te ha pillado y me alegro, pero tienes que darte cuenta.


- Los demás no lo aceptarán – le dije.


- No lo aceptaran porque ni siquiera te aceptas a ti mismo. Debes de pensar en ti, eres tú quien estará con él, no los demás, tienes que ser egoísta en el amor, mirar por ti y tu felicidad y si es ese chico, todo está bien, pero no lo pierdas por esto. Puedes darle muchas vueltas a este asunto Naruto… pero yo de ti, te aconsejaría que no tardases mucho, porque cuanto más tardes, más se va a alejar y perder al amor de tu vida, duele mucho.


Gaara se levantó del banco y se marchó hacia la papelera más cercana arrojando el bote vacío de refresco en la primera que encontró en su camino. Supuse que se marcharía hacia la cafetería con los demás miembros del equipo.


 


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