Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recuérdame (Concluído) por Dashi Schwarzung

[Reviews - 98]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Bueno, pensaba actualizar mañana, pero estoy segura que por muchas razones no podré hacerlo, así que dejo el capítulo hoy. Además de que había prometido no tardarme con el siguiente :D Gracias a todos los que han dejado su review! Prometo contestarles en cuanto tenga un poco de tiempo! <3 <3

 

 

 

-¿Qué rayos estás haciendo aquí, Akashi?- Aomine preguntaba en tono retador al más bajo de altura.

-Sólo estaba de paso, y quise venir a saludar a Taiga.- Akashi lo miraba con una cínica sonrisa  en su rostro. Kagami no pudo articular palabra, no sabía lo que iba a pasar en ese momento, y su boca no pudo pronunciar alguna palabra que pudiera calmar la tensión que se sentía allí.

-Será mejor que te alejes de él- Aomine habló severamente al otro

-¿Y crees que él quiere que me aleje? No lo creo… ¿Por qué no se lo preguntas tú mismo?- Akashi metía las manos a sus bolsillos, escapando de alguna pelea física, pero no verbal.

-No es necesario preguntárselo… lo conozco más que nadie… - Respondió un Aomine con triunfo, sabía que aquellas palabras habían taladrado en Akashi.

-Taiga… dile la verdad.- Akashi miraba al otro pelirrojo

-Sí, dile que se vaya por donde llegó.- Aomine lo miraba en súplica.

Kagami estaba siendo acorralado por las palabras de ambos, era como si en ese momento ambos chicos le estuvieran pidiendo que eligiera a uno de ellos. Se sintió aprisionado dentro de una jaula, sin poder decidir a dónde ir.

-¡¡CÁLLENSE!!-

Ambos chicos mudaron ante el grito ensordecedor de Kagami y a causa de ello varias personas que transitaban esa calle habían volteado a ver, pues a sus ojos, aquello parecía una riña.

-¡¡Estoy harto de que ustedes dos me tengan arrinconado!! ¿Creen que puedo elegir a alguno de ustedes? ¡¡Ustedes dos son sólo unos niños mimados que quieren hacer cualquier cosa cuando se les antoje!! – Kagami realmente estaba furioso -¿Quieren que elija? ¡Pues por mí los dos pueden irse a la mierda!-

Dichas todas esas palabras, Kagami pasó a un lado de Aomine con pasos muy furiosos y se dirigió a casa, dejando a los dos chicos parados en ese lugar, sin saber qué hacer.

 

-No lo repetiré, Akashi…. Deja a mi esposo en paz- Aomine miraba al más bajo, quien no dijo nada más, sólo mostró una sonrisa extraña, para luego subir a su auto último modelo e irse rápidamente de ese lugar.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Kagami llegaba a casa de Kuroko, abría la puerta y sin quererlo, la azotaba para cerrarla. Kise y Kuroko lo miraron extrañado ante tales acciones del pelirrojo

 

-Kagami-kun, si vuelves a hacer eso… tendré que pedirte que compres una puerta nueva- El peliceleste bromeaba, tomando un sorbo del café que tenía entre las manos.

-¿Pasó algo, Kagamicchi?- Kise permanecía sentado junto a su novio.

-¿Acaso es tan difícil escoger a alguien con quien yo pueda estar feliz?- Kagami seguía muy enojado por aquél encuentro entre Akashi y Aomine.

-¿Escoger a alguien? ¿Qué quieres decir con eso, Kagamicchi?- Kise se levantaba de su asiento y se ponía a la altura del recién llegado, notó el tono de voz que el pelirrojo estaba usando, sin duda ese, tal vez, era un mal momento para hablar de ello.

-¡Akashi y Aomine!  ¡Armaron un alboroto en plena calle! Ese par de idiotas quiere que elija a uno de ellos dos.-

Kuroko enarcó una ceja, después de todo, su plan de alejar a Akashi de Kagami no había sido efectivo y ahora tenía que lidiar con ello. Pensó que lo mejor era decirle a Kagami la verdad, decirle que él y Aomine estaban casados, y por eso era que el moreno se aferraba a él, pero las cosas ya se habían salido de control, y el decirle la verdad a su amigo, después de todo lo que había pasado, no parecía una muy buena idea.

 

-No tienes por qué elegir a alguno de ellos… - Kuroko decía lo único que se le había venido a la mente –Deja que las cosas transcurran a su propio ritmo, no hay que forzar nada.-

El pelirrojo oyó cada una de esas palabras; su amigo peliceleste tenía razón, él mismo estaba forzando las cosas con Akashi y con Aomine, él mismo había entrado a ese vacío sin salida, y tenía que salir a como diera lugar. Su coraje disminuyó al consejo de Kuroko, él tenía razón, debía dejar que las cosas tomaran su propio curso, para bien o para mal.

 

-Tienes razón, Kuroko- Dijo deshaciendo la tensión que se había formado en sus hombros –Dejaré que todo esto tome su propio curso- Su rostro también había cambiado, ahora estaba sintiéndose más tranquilo.

-Kagamicchi, déjame traerte un té- Kise formaba una sonrisa en sus labios mientras se levantaba hacia la cocina.

-Mañana me mudaré- El pelirrojo se sentó en un sofá, mirando fijamente al ojiazul.

-¡Yo te ayudo, Kagamicchi!- Gritaba un emocionado Kise desde la cocina, escuchando la conversación desde su sitio. Kuroko asintió con una leve sonrisa, sabía que su casa sin Kagami se sentiría muy sola, sin embargo, era la decisión de su amigo, y después de todo, se veía feliz con aquella decisión.

 

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

 

Era un nuevo día, las 2 de la tarde y Aomine caminaba con un rumbo fijo, ayer no había podido encarar a Akashi como debería, pero ésta vez no dejaría pasar la oportunidad.  Akashi era un hombre de negocios dueño de una empresa automovilística importante en todo Japón, pero eso no impediría que Aomine le dijera algunas cosas al pelirrojo. Llegó al enorme edificio de 15 pisos propiedad de Akashi  y sin saber exactamente cómo… burló a los tipos que se encargaban de la seguridad del edificio. Tomó el ascensor, encontrándose dentro de éste a varias personas con trajes de marca y presionó el botón del último piso, esperando algunos minutos antes de llegar al piso deseado.  Salió del elevador y se encontró con la asistente de Akashi.

 

-¿Puedo ayudarlo?- Decía aquella chica inmediatamente que vio a Aomine salir del elevador.

-Vengo a ver a Akashi- Aomine caminó hacia ella y sin detener sus pasos llegó hasta la puerta de la oficina de Akashi y giró la perilla, para encontrarse con el pelirrojo.

-¡Oiga, no puede pasar!- La chica se levantó de su asiento, tratando de detener al moreno, pero fue en vano, pues Aomine ya había entrado a la oficina del jefe de aquella chica.

 

-Vaya, Daiki, no recordaba que tuvieras tan malos modales- Akashi dejó por un momento lo que estaba haciendo, para mirar cómo el moreno irrumpía descortésmente en su oficina.

-Lo siento jefe, no pude detenerlo- Se disculpaba la chica, para luego ver cómo Akashi negaba con la cabeza, pidiéndole que saliera de su oficina, y la chica obedeció, dejándolos solos, pero con la puerta abierta por si llegaba a pasar algo más.

-No me vengas con tonterías.- Aomine estaba muy molesto por lo de la noche anterior, y aún más por el día en que salió con Kagami.

-En realidad, ya sabía que vendrías, te estaba esperando así que… puedes tomar asiento- Akashi le mostraba con la mano el asiento que estaba delante de su escritorio.

-Esto no es una típica plática de negocios- Aomine sentía que en cualquier momento podía explotar en contra de Akashi – Quiero que dejes en paz a mi esposo.-

-Taiga no te ha contado lo que pasó aquél día que tuvimos una cita ¿Cierto?-

Aomine no quería pensar qué había pasado aquella ocasión, pues cuando le pidió a Kagami que le dijera si Akashi lo había tocado, la respuesta de Kagami había hecho que su corazón se destrozara.

-Confío en él, sé que él no pudo hacer nada con alguien como tú-

-Es una lástima que no haya hablado aquello contigo… - Akashi se levantaba de su lugar para encarar al moreno.

-Es mi esposo, sé de lo que es capaz-

-Es donde te equivocas, Daiki- el pelirrojo tomaba lugar delante del otro –Tu lo abandonaste por tres semanas enteras, y ahora vienes reclamándolo como tu esposo…-

Akashi había dado en el blanco, Aomine sabía que esas palabras eran ciertas, y que había hecho mal.

-Eso no cambia el hecho de que es mi esposo-

-Daiki…  Eres tan tonto que alguien necesita decírtelo – Hablaba con superioridad –Taiga no te recuerda, ni siquiera sabe que tú eres su esposo… ¿crees que un simple pedazo de papel hará que te ame de nuevo?

Eso es todo lo que necesitó escuchar Aomine antes de que se abalanzara hacia el más bajo de altura y le asestara un fuerte golpe en el rostro, Akashi retrocedió al ver que el moreno le colocaría otro golpe, y tuvo que usar su ojo del emperador para hacer que Aomine cayera al piso, mientras miraba como elementos de seguridad privada entraban por la puerta de su oficina y detenían al moreno.

 

-Daiki, te arrepentirás, y te lo haré pagar con lo que más te dolerá.-

-¡No te vuelvas a acercar a él, Akashi! ¡Te lo he advertido!- Gritaba Aomine siento sacado agresivamente de la oficina del pelirrojo. De alguna forma, aquella amenaza de Akashi había hecho que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.

 

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

 

Kagami estornudó una y otra vez, pensó que tal vez podría ser un resfriado. Kise y el pelirrojo habían entrado al nuevo departamento que Kagami estaba alquilando, éste último sonrió al saberse en un hogar con toda la intimidad que él necesitaba.

 

-Vaya, Kagamicchi, este lugar no es muy grande como tu anterior departamento, pero es un lugar muy acogedor.- Decía Kise dejando una de las maletas de Kagami en el piso, dándole un vistazo al nuevo hogar de su amigo, que estaba totalmente amueblado, pensó que la renta por ese lugar no era tan barata después de todo.

-Sólo me servirá para dormir, no quiero nada lujoso, sólo algo que se acomode a mi presupuesto- Kagami dejaba también la maleta que tenía en la mano. –Disculpa que no pueda ofrecerte nada de tomar.-

-No te preocupes, Kagamicchi- el rubio sonreía a las palabras del otro –Ahora estarás más a gusto con tu propia privacidad.-

Kagami asintió a las palabras del rubio, sabía que eso era lo que necesitaba: intimidad y el no molestar a otros con cosas innecesarias, por eso se había mudado a ese lugar, además de que ni Aomine ni Akashi sabían de su nuevo hogar, así que  podía escapar fácilmente de ellos.

-Bueno, debo irme, tendré una sesión de fotos en dos horas-  Kise se despidió con su típica sonrisa y Kagami movió la mano en señal de despedida, agradeciéndole por haberlo ayudado.

 

Habiéndose ido Kise, Kagami se tumbó en el piso de la sala, sintiéndose feliz de estar en ese lugar, sólo era cuestión de acostumbrarse a su nuevo hogar, luego se sentó en ese piso y empezó a sacar sus cosas de la maleta. Empezó a aventar ropa por doquier, hasta que entre su mano se encontraba un pedazo de papel, lo tomó cuidadosamente y lo miró detalladamente. Era una fotografía en donde Aomine y él se encontraban vestidos con trajes blancos, y los amigos de ambos alrededor de ellos. Kagami frunció el ceño, intentando saber el motivo de aquel acontecimiento que hacía que Aomine se viera extremadamente feliz, “Alguna fiesta de gala… algún evento importante…. Alguna boda….” A su mente llegó el último comentario, imaginándose en esa situación.

-¿Qué?- Se levantó y dejó sobre un mueble aquella foto –No… claro que no… ¿Cómo puedo tener ese tipo de imaginación? Jamás me casaría con alguien tan ególatra y tonto como él- Cruzó los brazos, descartando la idea, para luego, nuevamente, mirar de reojo aquella foto que había dejado.

 

Horas después, se dirigía hacia su trabajo con pasos lentos, pues había salido a tiempo de su nuevo hogar y aún no medía bien el tiempo, suspiró aliviado, pues ni Aomine ni Akashi le habían marcado o mandado mensajes durante todo el día. Tal vez eso era lo que necesitaban: que Kagami les gritara para que lo dejaran en paz, pensó que tenía que haberlo hecho hace algunos días para quitarse a esos dos tontos de encima.

 

Su trabajo pasó muy tranquilo, esta vez él había estado enfocado totalmente en su trabajo y supervisando el de sus  ‘kōhai’. A diferencia del día anterior, ésta vez había disfrutado su trabajo, era lo que siempre le había gustado hacer y qué mejor si le pagaban por hacer algo que él amaba. Y los comensales le hicieron saber su buen trabajo mediante sus mejores críticas, esas críticas constructivas ayudaban a que él diera su mejor esfuerzo, y se lo dejaba saber a su jefe por la cantidad de gente que llegaba al restaurante, y la cantidad de dinero que su comida generaba. Lo mejor era que ese esfuerzo lo contagiaba a sus ‘kōhai’ animándolos con su ejemplo. Si aquellos pupilos de Kagami pudieran describirlo en dos palabras, esas eran “buen líder”.

El tiempo en su empleo pasó volando, hasta que llegó la hora de ir a casa. Ésta vez, Kagami salió por la puerta trasera del restaurante, no quería encontrarse de nuevo a Aomine y Akashi y pasar otra vergüenza en plena calle, salió por aquél pequeño callejón y se dirigió a casa, estaba sumamente cansado, lo único que quería hacer era llegar, tomar una ducha y meterse a la cama, había sido un día muy pesado y necesitaba descansar.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Había dormido plácidamente, hacía mucho tiempo que no dormía de esa forma, y seguiría dormido a no ser por ese ruido del timbre de la puerta que llenaba todo el departamento. Se extrañó un poco, pues nadie, más que Kise y Kuroko conocían su nuevo lugar de residencia.  Miró el reloj de su celular… las 9:14, era muy temprano para estar fuera de cama. Ni siquiera se dio cuenta que se había ido a dormir con la ropa que se había puesto después de bañarse: un short y  una camiseta. Pesadamente se levantó y se puso los primeros zapatos que encontró, que por cierto había tomado unos zapatos deportivos, y rascándose la cabeza fue a atender la puerta y a maldecir a aquella persona que no dejaba de tocar el timbre.

 

-¡Aomine!- Abrió los ojos en sorpresa al ver al moreno parado frente a su casa, notó que cargaba una maleta en el hombro, pero no quiso preguntar nada. –Demonios… déjame adivinar… fue Kuroko el que te dijo que estaba aquí ¿cierto? – Pensó que debía hablar seriamente con su amigo peliceleste, simplemente había cosas que no podía contarle a todos.

El moreno sonrió al ver el cabello rojo de Kagami totalmente despeinado, luego miró la forma en que estaba vestido.

-Perfecto…- Musitó Aomine, para tomar la mano de Kagami, cerrar rápidamente la puerta y prácticamente arrastrar al pelirrojo llevándolo a donde él tenía planeado.

-¡Hey Ahomine! ¿Qué demonios estás planeando? ¡Suéltame!- Intentó zafarse del agarre, pero no pudo, así que decidió darse por vencido y caminar hacia donde el moreno lo dirigiera.

No tardaron mucho caminando cuando Aomine detuvo sus pasos, para enfocar su vista en los ojos rojos de Kagami. Habían llegado a  la cancha de basquetbol, y Kagami no dejó pasar la oportunidad de suspirar resignado.

 

-Oi Aomine… quisiera quedarme a jugar contigo, pero quiero volver a la cama…- Kagami bostezaba al querer sentirse en su casa de nuevo.

-Sólo escúchame… te he traído aquí por una razón, y creo que te conviene-

El pelirrojo lo miró con intriga, no podía imaginarse qué era aquello que estaba tramando a Aomine, pero estaba dispuesto a escucharlo.

-Bien… entonces dime cuál es esa razón.-

-Un reto… una apuesta… como quieras verlo- Aomine tomó el balón de basquetbol entre sus manos y sonrió a Kagami.- Si yo gano… tendrás sexo conmigo… -

Kagami enarcó una ceja ante la petición del otro,  detonó en su mirada mucha furia y apretó los dientes a las palabras del peliazul. Si antes creía que Aomine pensaba que Kagami era un tipo fácil, ahora totalmente lo sabía.

-¿Pero qué carajos estás diciendo? Tú crees que yo vo-

-Y si tu ganas… -Aomine interrumpió al otro –Dejaré de molestarte, dejaré de buscarte, de llamarte, incluso me cambiaré de país si así lo  quisieras…-

La apuesta de Aomine, era simplemente música para sus oídos, bueno, sólo por la parte en la que si él ganaba.

 

 

 

 

Notas finales:

 

Bueno, prometí que compensaría el capítulo anterior, así que espero haberlo hecho bien.

Gracias por leer y gracias también por todos sus reviews, se vendrá una temporada difícil en mi trabajo, así que espero poder actualizar sin problema el siguiente capítulo.

Gracias a las personitas que han seguido el fic, y a las personitas que apenas lo están siguiendo! :D <3 <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).