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MÍO por Orseth

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            Sintiendo un revoloteo en el estomago, Harry vio como el profesor Malfoy estiraba la mano y le tomaba el pene comenzando a friccionarlo lentamente.

            -Esto es lento pues no hay ningún fluido que sirva para lubricar, así que es más como un agradable masaje.

            Un suave jadeo escapo de los labios de Harry al sentir la mano pajeandolo de forma lenta.

            -Recórralo todo, juegue con él, con su calor… con su grosor… con su tamaño… -continuo el profesor tomando el pene con ambas manos- toque los testículos, toque su delicada piel… sienta como poco a poco crecen de tamaño con la excitación de su compañero.

            A pesar del dolor en sus nalgas, no pudo evitar removerse en su asiento haciéndolo arrugar el ceño al sentir la quemazón en su trasero.

            -¡Oh! –gimió exhalando un quejido.

            -¿Sucede algo, señor Potter?

            Deseó gritar que sí, que su culo no aguantaba su propio peso, pero esa mano estaba logrando que reconsiderara el asunto.

            -¡Uff!... –jadeo de nuevo ya no sabiendo que sensación sobresalía mas, si el de sus nalgas o el de su pene.

            -Pregunté si sucedía algo.

            -N-no… bueno si… -respondió titubeante.

            -Hable –dijo sin dejar de mover sus manos.

            -Yo… ¿podría ponerme de pie?

            -¿Por qué?

            -Mis… me duelen mucho.

            -¿Qué le duele mucho?

            -Maldito rubio…

            -Pregunte algo, señor Potter.

            -Mis nalgas… -respondió sonrojado.

            -Pues se aguanta, eso está incluido en su castigo.

            Torciendo la boca se quedó callado sintiendo que la piel de su trasero ardía en llamas.

            -Justamente para llamar la atención de su compañero de cualquier otra cosa que no sea usted, puede hacer esto.

            Harry abrió la boca de la pura expectación al ver a su maestro arrodillarse entre sus piernas y lamer la punta de su miembro.

            -¡Ah!

            -Debe saber, mi querido alumno, que esto es propiamente una felación… conocida vulgarmente como una mamada.

            -Ya veo… ¿y cómo se debe hacer una mamada?

            -Bueno, en si cada quien tiene su propio estilo y depende tanto de usted como del gusto de su compañero; ciertamente una mamada le gusta a cualquiera, sea cual sea el estilo, mientras no lo muerda todo está bien.

            -Ya veo… ¿Y cómo es la manera correcta?... es decir, como le hago para no lastimar con mis dientes- pregunto “inocentemente” mientras sorbía la nariz.

            El profesor sonrió mientras sacaba la lengua y lamia la punta haciendo a su alumno morderse el labio.

            -Puede comenzar probando el sabor de su compañero, el olor y el sabor del sexo puede ser muy gratificante si se piensa que es una zona que tiene un olor muy propio, algo muy íntimo y personal.

            Harry entreabrió los labios de la mera expectación al ver los rosados labios acercarse de nuevo.

            -También depende de la situación… -continuó el profesor- si es lo que vulgarmente se llama un “rapidín” o algo con tiempo.

            -Quiero a-aprender lo que… lo que lleva tiempo… pro…fesor…

            -Bien… hay cositas que a los varones nos gustan mucho, por ejemplo…

            El profesor le tomó el pene y comenzó a masturbarlo mientras recorría con su lengua los calientes testículos de su ansioso alumno.

            -Chúpele los testículos, eso es muy agradable…

            Y vaya que lo era pues Harry echó la cabeza hacia atrás recargando sus manos en el escritorio mientras la cálida lengua recorría esa sensible parte de su anatomía.

            -Recorra el pene con su lengua… lentamente…

            Harry termino por recostarse en el escritorio con las piernas abiertas mientras las explicaciones del profesor continuaban.

            -¡Ah!... –jadeo cuando toda la boca de Draco cubrió su miembro.

            La mamada estaba resultando gloriosa, tanto así que el dolor de sus nalgas le añadió cierto placer, pero estando a punto de correrse, el profesor se detuvo provocando que gruñera de disgusto.

            -Bien, su atención a la clase me parece perfecta… -dijo el profesor tomándolo de un brazo e instándolo a ponerse de pie- y esto que le mostré es algo de lo que puede hacer con su compañero, pero también le mostrare lo que no debe hacer.

            Harry se vio de pronto siendo girado y empinado en el escritorio con el pecho pegado a la madera mientras el profesor le tomaba una cadera con una mano y con la otra sujetaba su propio pene.

            -Penetrar a alguien sin prepararlo es algo muy molesto, eso claro si no hay un acuerdo entre ambos, le mostrare porque no debe hacerse si el otro no se lo pide –dijo colocando la punta en medio de las nalgas de Harry, justo en su entrada.

            Eso confirmo lo que Harry ya venía sospechando desde el inicio de todo aquel juego, por lo que solo atinó a cerrar los ojos.

            Y sin más, fue penetrado sin la menor consideración arrancándole  un grito.

            -¡Hijo de…! –balbuceo el moreno sintiendo que era partido a la mitad.

            -Sí  a usted se le antoja tener sexo y a su compañero no, entienda que no, es no –continuo el profesor comenzando a embestirlo con fuerza.

            -¡Mgh!... ¡diablos…! ¡Ah!... –gritó Harry intentando enderezarse encontrándose con una firme mano en su espalda impidiéndoselo.

            -Eso es delicioso si a su compañero le apetece, pero si no es así, debe saber que se siente.

            -¡mmm!...

            Harry estaba muy estrecho y apretado y había habido cierta dificultad en entrar debido a eso, por lo que Draco apretó la mandíbula para no correrse en ese instante.

            -Con razón lo hiciste… -pensó viendo su pene entrar y salir- se siente riquísimo -Harry se removió inquieto en tanto Draco lo sujetaba por la cadera- quieto jovencito… dígame ¿le duele?

            S-sí… profesor…

            -Bien, esa es la idea de esta clase, para que cuando alguien le diga que no, es no ¿entendido?

            -Sí…

            -Bien, continuemos.

            Harry solo pudo tensarse mientras era embestido.

            -¡Ah!...

            -Oh sí… -musitó clavándose una y otra vez en ese cuerpo caliente.

            Harry ya no sabía que dolor era peor, si es el de sus nalgas o el de su entrada; sin embargo se quedó tan quieto como le fue posible, Draco en tanto sentía su cara empaparse de sudor mientras sentía el orgasmo cosquillear en su bajo vientre, por lo que salió de Harry para calmarse un poco.

            -Bien jovencito, arriba –dijo al cabo de unos minutos.

            Harry obedeció para ahora quedar boca arriba en el escritorio, con los tobillos en los hombros del profesor, quien de nueva cuenta comenzó a penetrarlo.

            -¡Uff!... –gimió cerrando los ojos con fuerza; dolía, vaya que si dolía, pero contrario a lo que cualquiera pudiera pensar, Harry no lo sentía como una venganza de Draco, él lo estaba sintiendo como un redención de sí mismo; haciendo eso sentía que las últimas piezas de su retorcida vida terminaban por caer en su lugar- ¡ah!... –jadeó mientras Draco se movía con energía entre sus piernas abiertas.

            -Tan… delicioso… -Pensó inclinándose más sobre el cuerpo de Harry sin dejar de ondular su cadera- tan… caliente… -Se hubiese mentido a sí mismo si no veía un desquite en todo eso.

            Venganza era una palabra muy pesada y para una venganza se necesitaba rencor, y él no odiaba a Harry, lo amaba y por eso necesitaba recuperar su lugar en lo que al sexo se refería y si la manera en la que lo estaba haciendo, a ojos de otros sería un tanto vengativa y retorcida, a él le importaba un cuerno; estaba sintiéndose bien, muy bien de hecho, hasta que un leve sollozo escapo de los labios de Harry; entonces, sin detenerse lo miró permanecer quieto, con los ojos fuertemente cerrados y sus manos aferrándose a sus mangas… entonces se detuvo, con el remordimiento comenzando a hacerle cosquillas en el pecho, y no deseando hacer de aquello una experiencia de lo que él mismo se arrepintiera, suspiró deteniéndose y comenzando a salir, pero no lo sacó por completo, no porque no quisiera, sino porque los brazos de Harry rodearon su cuello atrayéndolo hacia sí.

            -No lo hagas… -musitó en su cuello- no te detengas…

            -Harry… -respondió  con una mano en el escritorio y el otro brazo rodeando la desnuda espada.

            -Yo lo necesito… necesito esto… -continuó hablando bajito, mejilla con mejilla- lo necesito para poder mirarte a la cara cuando hagamos en amor.

            Harry… -respondio con un nudo en la garganta- esto no es una venganza… lamento si…

            -No… -interrumpió estrechándolo más en sus brazos- no te disculpes… yo sé que no es una venganza, pero… de alguna manera este dolor me purifica a mí… no sé si me explique, pero…

            -Shhh… -susurró tan cerca de la oreja de Harry que sin querer lo hizo estremecer- yo entiendo… entiendo muy bien…

            -Puedo aguantar más… hazme lo que quieras… -musitó con las lagrimas corriendo por sus sienes.

            -No necesito hacer más –respondio sonriente al tiempo que pegaba su frente sudorosa a la de Harry.

            -No, en serio… si tú quieres…

            -Shhh… -interrumpió poniéndole un dedo en los labios- no contradiga  a su profesor, señor Potter -Harry sonrió dejando a su profesor hablar- Como ya había dicho, no necesito hacer más, pero si estás seguro de querer continuar, puedo terminar haciéndotelo fuerte como lo estaba haciendo, incluso más -Harry hipó suavemente mientras  asentía en silencio- ¡oh por Merlín!... –exclamó rodando los ojos mientras sonreía- ¿y este gatito que tengo en los brazos es el gran Harry Potter?

            Harry sonrió abrazándolo con fuerza sin molestarse en absoluto por el último comentario, uno más de los logros de su terapia.

            Draco se enderezó y colocó las piernas de Harry en sus antebrazos asentando sus manos en el escritorio para tener soporte, entonces apunto su hinchado miembro a la lastimada entrada y se clavó con fuerza haciéndolo gritar una vez más.

            -¡Ah!... ¡Mgh!... ¡ay!... –se quejaba lo más bajo que podía mientras sus nalgas se restregaban con la madera.

            Pero de pronto, el dolor vino acompañado con un ramalazo de placer al ser rozada su próstata, por lo que comenzó a jadear con más fuerza con cada embestida sacándole una sonrisa a Draco.

            -¡Oh si!... –jadeó girando la cabeza mientras tensaba las piernas y retorcía los dedos de los pies- ¡así profesor!... ¡n-no se… detenga!...

            Draco le tomó el pene y comenzó a masturbarlo haciéndolo retorcerse más.

            ¿En qué momento el dolor fue un ingrediente más para aumentar su placer?... no lo supo, solo supo que lo que estaba sintiendo estaba haciendo que su cuerpo se derritiera bajo el cuerpo de su profesor.

            -¡Sí!... ¡así!... –jadeó metiendo sus dedos en su propia melena negra húmeda de sudor mientras el orgasmo lo hacía correrse entre las manos del rubio, quien en ningún momento se detuvo.

            Draco lo miró culebrear en el escritorio mientras su mano era mojada por el semen; fue hasta después de un momento que él mismo dejó correr su orgasmo corriéndose dentro de Harry, quien solo permaneció quieto, todo desparramado viendo con los ojos entrecerrados  los gestos de Draco, que después se desplomo encima de él.

            Después de un rato así, respirando agitados, Draco se enderezó un poco, lo suficiente para besarlo; un beso pasional pero tranquilo, hambriento pero calmado; fue alzado lentamente y llevado al sofá, el cual no supo en qué momento fue transformado de nuevo, ya ahí continuaron besándose, con Harry encima de Draco, totalmente desnudo sobre el cuerpo vestido de su profesor.

            Al cabo de un rato así, se acomodaron de tal forma que se quedaron dormidos casi al instante.

 

___________________________

 

            Cuando despertó, el dolor en su trasero le hizo arrugar la nariz al tiempo que un dolor de espalda le indicó la mala postura al dormir, así que se enderezó viendo a Draco a su lado, durmiendo a pierna suelta. Se levantó aprovechando que estaba en la orilla y fue al baño, en donde miró su trasero en el espejo viendo sus nalgas y piernas de un color que nunca había visto.

            -Por Merlín… -pensó tocándolas sintiéndolas muy calientes- no podré sentarme…

            Así que abrió el botiquín que tenía empotrado en la pared y sacó una poción medicinal, la tomó y al cabo de un par de minutos se encontró como nuevo.

            -Cumplí mi penitencia… -pensó muy ufano sintiendo que de ningún modo hacía trampa mientras tanteaba su ano dándose cuenta de que también había sanado.

            Se puso una bata de baño y se fue a la cocina a ver que había de comer; calentó lo que Tombo había dejado preparado y ya con varita en mano regreso a la sala a dejarla como estaba antes, por lo que el escritorio y todo lo demás desaparecieron dejándola como estaba. Miró a Draco seguir durmiendo, por lo que se dirigió de nuevo  a la cocina para llevar la comida a la sala.

            -Listo… -pensó mirando en la mesita de centro los canapés dulces, las croquetitas de atún rellenas con queso crema, las brochetas de camarón empanizadas y un par de platillos más que habían encargado a su elfo; sonrió al ver la botella de vino en la enfriadera llena de hielos y asintió frotándose las manos satisfecho.

            Tomó una croquetita de atún y la partió en dos  viendo el vaporcito salir del interior del bocadillo colocándolo bajo la nariz del bello durmiente.

            -mmm… -gimió Draco removiéndose en su lugar.

            -Despierta dormilón.

            Sin tomarse la molestia de abrir los ojos, Draco levantó la mano y tomó la croqueta de atún zampándosela en un segundo.

            -Esta caliente… -dijo abriendo un ojo.

            -Pues le hubieras soplado al menos –respondio  sentándose en la orilla y sacando la botella de la enfriadera.

            -¡Mmm!... –jadeó el rubio estirándose para después recargarse en un codo- voy a cambiarme para estar más cómodo.

            -Vale, te espero.

Al cabo de diez minutos apareció vestido también con una bata de dormir de Harry, de un sobrio color gris con negro.

            -Toma –dijo Harry ofreciéndole una copa mientras el rubio se dejaba caer en el sofá.

            -mmm… que rico, esta helado.

            -Salud.

            -Salud –respondio chocando las copas.

            -Por las cuentas saldadas –dijo Harry.

            Draco sonrió al escuchar el motivo del brindis y no pudo evitar torcer los ojos antes de repetir:

            -Ok, por las cuentas saldadas.

            Ambos bebieron un sorbo de vino para después comenzar a picotear la comida.

            -Pásame uno de queso –dijo Draco subiendo una pierna en el sofá.

            -Toma, ¿oye, donde conseguiste los uniformes?

            Pasaron un buen rato conversando mientras comían para después terminar los dos en cada lado del sofá con otra copa de vino.

            -Estuvo muy bueno, recuérdame felicitar a Tombo –dijo Harry rascándose la panza.

            -Tú lo felicitas hasta por existir.

            -Bueno, es que hay que reconocer su trabajo ¿no?

            -¿Y porque si es su trabajo?

            -Porque nada te quita con darle las gracias… pero no quiero discutir por Tombo –exclamó dejando la copa en la alfombra después de vaciarla con un gran trago- quiero hablar de otra cosa.

            -mmm ¿y de qué será? –preguntó sonriendo al verlo enderezarse y acercársele sonriendo juguetón.

            -De saber qué es lo que te gusta exactamente… si te gustaba como te lo hacía antes o si quieres hacérmelo tu otra vez.

            Draco dejó su copa en el suelo y se acomodo para recibirlo entre sus piernas y tener sus rostros a un palmo de distancia.

            -Bueno… -dijo sonriendo mientras tocaba los rebeldes mechones de cabello negro que enmarcaban el bello rostro de Harry, quien se sostenía en sus brazos para no aplastarlo- me gusta hacértelo, eso no lo puedo negar… pero lo que más me gusta que es tú me lo hagas a mí, eso sí… -añadió tocando los tersos labios con sus dedos siendo mordidos suavemente en el proceso- si hay rudeza, es solo si yo lo consiento.

            -Eso ya me quedó más que claro –respondio lamiendo el dedo que tenía a su alcance.

            -¿Aun quieres mas, Potter? –dijo riendo al ver que se dejaba caer despacio encima de él.

            -¿Y tú qué crees? ¿Qué quiero jugar cartas después de estar en ayunas tanto tiempo?

            -Al menos deberías esperar a que hagamos digestión, nos va a dar un torzón.

            -Es que es hora de mi postre –respondio besándole el cuello.

            Draco iba a responder algo mordaz, pero la lengua de Harry en su oreja le hizo gemir despacito.

            -mmm… ah…

            -Cuanto extrañaba esto… -susurro Harry jalando el lóbulo de su oreja entre sus dientes- tu cuerpo… tu aroma…

            Draco le tomo el rostro y lo guio hacia él para darle un beso en los labios, beso que dejaba ver el hambre de aquellos dos con cada jadeo y chasquido de lenguas hasta separarse y pegar frente con frente, y no es que antes ya no se besaran, era más bien lo que sabían que seguiría después lo que se les hacia tan excitante.

            -Aun tengo la duda… -dijo Harry mirándolo con deseo- no sé qué te gusta en realidad, pues siempre fui yo quien llevo el control.

            -Bueno… -respondio empujándolo un poco para enderezarlo- en realidad, los primeros meses fueron muy buenos, eras considerado y me satisfacías a mí también, tú veías que yo me corría ¿no?

            -Pues sí, pero aun así…

            -Eso era algo que no podía evitar, aunque detestaba que me usaras sin pedirme opinión, siempre fuiste muy hábil… toma eso en consideración.

            Harry sonrió y se enderezó por completo para montarse a Draco encima quedando ahora en posiciones invertidas. El rubio puso sus manos en los pectorales de Harry y comenzó a masajearlos en tanto el moreno lo sujetaba de la cintura.

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