Tenían un mes de estar saliendo juntos, realmente no sabía cómo había pasado… es decir…. El as del antiguo equipo de Teiko, su mayor rival se había fijado en él… no sabía cómo había pasado eso, sin embargo, aquellos encuentros para jugar habían resultado para él un pasatiempo que en poco tiempo se volvió su favorito. No entendía cómo es que el monstro de Touou se había enamorado de él, lo único que tenía claro era que estaba feliz por sentirse correspondido.
-Iré a ver lo que necesita mi madre-
Fue lo único que escuchó de los labios de Aomine, antes de que éste chasqueara la lengua en señal de suma molestia y saliera del cuarto.
Y ahí se encontraba él: sentado sobre la cama, mirando cómo su novio peliazul desaparecía a su vista, luego miraba todo el lugar, tratando de entretenerse con algo, pues no sabía si Aomine tardaría mucho.
No era la primera vez que iba a casa del moreno, incluso hasta la mamá de éste ya lo conocía, obviamente que lo conocía como “amigo de Daiki”.
Suspiró, mirando al techo, simplemente esperando la llegada de su novio peliazul, y sin saber por qué… se sintió sumamente cansado, así que se recostó sobre la cama, pensando dormir por unos minutos. Pero la curiosidad se apoderó de él, y sin entender por qué lo hacía.. metió una mano bajo el colchón de la cama… pensando que Aomine, tal vez, podría esconder algo en ese lugar, no sabía lo que iba a encontrar, y por primera vez maldijo a su curiosidad.
Sintió algo debajo del colchón, y sin pensarlo, sacó aquel objeto, percatándose de que era una revista, en cuya portada tenía a una chica en bikini
-Mai-chan…-
Musitó entrecerrando los ojos y luego abriendo aquella revista, hojeándola de principio a fin. No le tomó nada de tiempo, pues ese tipo de revistas simplemente no eran para él, así que dejó nuevamente aquél objeto justo donde lo había encontrado….
Dejó escapar de su boca una gran bocanada de aire, mientras se acostaba en la cama, mirando hacia el techo nuevamente, y las dudas comenzaron a llegar a su mente…
¿Por qué Aomine estaba saliendo con él? ¿Por qué el as de Touou se había fijado en él… precisamente en un chico? Un chico que no tenía pechos… que no podía satisfacer las necesidades del moreno… ¿Estaba jugando con él?
Pasó 20 minutos encerrado en sus propios pensamientos, preguntándose lo mismo una y otra vez, sin tener una respuesta exacta… aquella respuesta sólo Aomine podía dársela…
Justamente Aomine apareció ante sus ojos, entrando en el cuarto, mirando a Kagami recostado en la cama, parecía estar metido en sus pensamientos.
-Hey Bakagami ¿Estás bien?-
Escuchó aquella voz grave que lo sacó de su ola de pensamientos, mientras se sentaba de golpe sobre la cama, sin responder a la pregunta de su novio, simplemente mirándolo fijamente.
-¿Qué demonios pasa?- Aomine hizo otra pregunta al ver la mirada penetrante sobre él, frunciendo el ceño, tratando de que el pelirrojo hablara.
-¿Por qué me amas?-
Aomine formó un rostro de asombro ante la pregunta tan repentina…
-¿Por qué me amas?- Preguntó nuevamente, sin quitar aquella mirada sobre el moreno
-¿Por qué preguntas eso de repente?- Aomine no se movió de su lugar, permaneció en la entrada del cuarto, pidiendo a todos los cielos que su madre no escuchara aquella voz del pelirrojo que comenzaba a aumentar en tono.
-Responde…. ¿Por qué me amas? – Kagami con ánimos de escuchar la respuesta, se levantó de su asiento, enfrentando directamente al peliazul –Yo no soy una mujer…. No tengo pechos grandes…
No tengo aquellos atributos que tú amas…-
-Basta, Kagami…- Dijo en advertencia sin ánimos de pelear por algo tan trivial.
-¡No soy una jodida chica! Esta relación… no es bien vista…-
-Bakagami… cállate…
-¿Por qué, Aomine? ¿Acaso es que tu sólo estás jugando conm…mmmfh…-
Sin ánimos de escuchar aquella última pregunta del pelirrojo, Aomine se lanzó hacia él, juntando sus labios en un desesperado beso, y Kagami cerró los ojos al contacto, dándole paso a la lengua de su novio escabullirse y jugar con la suya… sintiendo los suaves movimientos de los labios morenos, sintiendo dentro de su pecho un sinfín de emociones que sólo Aomine podría provocar en él.
Aomine rompió el beso, mirando los ojos rojos de su novio que le suplicaban por una respuesta.
-Kagami… ¿sabes por qué te amo?- Llevó su morena mano hacia la mejilla del pelirrojo, en un toque suave, y Kagami cerró los ojos por unos segundos ante el cálido toque –Tú me devolviste la alegría de vivir… de hacer lo que más me gusta… - Dejó un beso fugaz en los labios ajenos –Tú eres el único medio que necesito para tocar las nubes… nada más…-
Kagami lo miró con ternura, para luego ambos fundirse en un abrazo cálido y nuevamente juntar sus labios, ésta vez en un beso tierno.
Aquellas últimas palabras fueron por mucho la mejor respuesta que Kagami podría escuchar, se sintió feliz al escuchar esas palabras, se sentía completo al tener el amor de Aomine y reclamarlo como sólo suyo.