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Recuérdame (Concluído) por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Bueno, me complace totalmente decir que éste es el capítulo final del fanfic que empecé hace tres meses. Este fic fue el primero que escribí de ésta pareja, fue el primero que escribí después de casi 10 años de no haber hecho un fanfic, y bueno, espero que hayan disfrutado el fanfic.
Sé que el fic resultó un intento horrible de drama de telenovela XD o al menos eso es lo que pensé en algún momento del escrito.

Agradezco a las personas que estuvieron al pendiente de los capítulos, a las personas que me dejaron sus reviews y comentarios, y ello hizo que yo siguiera escribiendo. :) (reitero: ya tengo fichadas a las personas que siguieron la historia XD así que les agradezco!)

Para éste capítulo, voy a retroceder un poco desde donde me quedé, para mejor comprensión :) <3

 

 

-Taiga, debes saber que le dije a Daiki que me las pagaría quitándole aquello que él más ama- Akashi dirigía el arma en contra de ambos chicos.

-Akashi… cálmate… no tienes que hacer esto… - Aomine sonaba totalmente aterrado

-¿Y qué si quiero hacerlo?-

-Akashi… perdóname por todo lo que te hice pasar… sé que fui un tonto… – Kagami se disculpaba en un tono firme, intentando no sonar tan sensible ante la situación, mientras se alejaba de Aomine y se ponía en frente de él –Lamento lo que te hice pasar, pero….¿Crees que puedes dañar a la persona a la que amas?- miraba fijamente al otro pelirrojo, notó que éste empezaba a dudar, sus manos temblaban, y su rostro estaba lleno de confusión. Kagami pensó que por un momento Akashi estaba peleando con su ‘yo interno’, aquél Akashi que lo había invitado a aquella cita y había pasado un buen momento con él.

-¡Taiga! No te le acerques- Aomine caminaba un par de pasos y se situaba nuevamente delante del pelirrojo.

-Lo hago sólo por eso, mi amado Taiga- Akashi no bajaba la guardia y sus manos cada vez temblaban más –Lo hago porque te amo ¡sabes que soy absoluto! y si yo no puedo tenerte…. ¡Entonces nadie más lo hará!-

-¡AKASHI NO LO HAGAS!-

Se escuchó fuerte la voz de Aomine, ambos esposos miraron cómo Akashi jalaba el gatillo del arma, lo último que Kagami pudo escuchar fue un sonido realmente fuerte, antes de cerrar fuertemente los ojos ante todo lo que pasaba.

 

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Kagami había tomado prestado un teléfono celular de un vecino, pues la noche anterior los habían asaltado, había marcado al servicio de emergencias; pedía una ambulancia y daba la dirección del suceso, estaba muy alterado ante todo lo que había sucedido, tanto que apenas si podía hablar. Algunos vecinos se habían acercado a ver lo ocurrido, y muchos de ellos habían ofrecido sus servicios, pero al no saber qué hacer, permanecieron simplemente en sus lugares, mientras que Aomine se encontraba arrodillado en el piso, miró la sangre que emanaba del brazo de Akashi, pues él mismo se había disparado ante un ataque de locura.  

 

El peliazul era el jefe del cuartel de policía de la ciudad, claro que sabía de primeros auxilios. Lo primero que hizo fue buscar algo con qué calmar la sangre que salía de la herida y al no encontrar nada de ayuda, usó su propia mano, presionando fuertemente en el lugar de la herida, ante algunas quejas de Akashi.  El pelirrojo de más baja altura estaba consciente, y Aomine trató de revisar su respiración para asegurarse que sus vías respiratorias se encontraban bien.

-Daiki… - Akashi pronunciaba difícilmente –Mi otro yo… intentó… hacerle daño a Taiga…-

El moreno pudo escuchar todas las palabras del otro, miró como su cuerpo temblaba y trató de no moverlo más, para no causarle más daño.

-Ya viene la ambulancia.- Fue lo único que dijo en respuesta a las palabras dichas por el chico herido.

 

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Esa misma tarde Akashi había tenido una cirugía en el brazo, los médicos le extirparon la bala que se encontraba alojada en el brazo, después de todo, Akashi debía dar gracias porque su brazo sólo tenía que sanar, no había sido un accidente que él tuviera que lamentar.
Kuroko, Kise, Midorima y Takao fueron informados por Aomine y Kagami de lo que le había pasado al chico con heterocromía, los cuatro chicos se encontraban en ese cuarto de hospital, en cuya cama permanecía Akashi, sin saber el día en que lo darían de alta.

 

-Akashi, Oha-Asa predijo que no sería un buen día para los sagitario- Midorima tenía en sus manos un biberón, ya que ese era el artículo de la suerte de ese día.

-Basta, Shintaro- Akashi tuvo que hacer oídos sordos a las palabras de su amigo.

-¡Akashicchi, dinos que te pondrás bien! ¡No te mueras!- Kise decía con las manos en la cabeza

-Alguien por favor, saque a Ryota de aquí- el pelirrojo suspiraba ante las tontas palabras del rubio.

Kuroko miró a Akashi, pudo imaginarse toda la escena y el alboroto que Akashi había causado en la casa de Aomine y Kagami, éstos últimos habían explicado con lujo de detalles lo sucedido, y Kuroko también pudo saber que el ‘otro yo’ de Akashi se había apoderado de él ante los celos que sentía. Sabía que el antiguo capitán de Teiko era un ser sumamente agresivo, pero jamás imaginó que podía hacerle daño a Kagami, pues después de todo, de él estaba enamorado; dio gracias porque las cosas no se complicaron, y porque Aomine se encontraba junto a Kagami, y no como aquella ocasión en la que Akashi atacó a un Kagami indefenso.

 

Permanecían haciéndole compañía al pelirrojo, conversando cosas sin sentido y diciendo tonterías, sacando de sus casillas al propio Akashi e incluso a Midorima, pues juntando a dos tontos como Takao y Kise se hacía un alboroto en ese cuarto. Cuando escucharon que se abría la puerta y Kagami y Aomine aparecían en el lugar. El pelirrojo más alto miró a Kuroko y le hizo una petición con la mirada, a lo que el peliceleste entendió.

-Será mejor que salgamos un momento- Kuroko mencionaba, mientras tomaba la mano de Kise y salían del cuarto, segundos después Midorima y Takao los imitaron, dejando solos a los tres chicos.

Akashi se sintió sumamente incómodo, no sabía que decir ante sus horribles acciones, realmente no había una disculpa válida para haberse comportado de esa manera.

 

-Sólo hemos venido a traerte esto- Kagami fue el primero en hablar, dándole al otro pelirrojo un papel que traía en las manos

-¿Qué es esto? – Akashi lo recibió en la mano, para luego echarle un vistazo a aquella hoja

-Es una copia de la orden de restricción que elaboraron el día de hoy.-

Akashi miró a Kagami con suma sorpresa y sin decir nada bajó el rostro, no podía esperarse más de aquel asunto, después de todo, él había sido el que intentó acabar con la vida de la persona a quien él amaba.

-Lo siento, Akashi….todo fue mi culpa… espero que me perdones.- Las palabras del pelirrojo más alto sonaron suaves, jamás había querido terminar con la amistad de Akashi, pero ésta vez, él no le había dado ninguna  opción. Habiendo dicho esas palabras dio media vuelta y lentamente salió del cuarto, dejando a Aomine en presencia de Akashi.

Akashi leyó con sumo cuidado aquella copia del documento que Kagami le había dado; leía pero su cerebro realmente no comprendía esas palabras, pues sus pensamientos inundaron su mente, preguntándose tantas cosas en ese momento.

-Lo eché a perder ¿No es cierto?- mencionaba el pelirrojo, con un tono de dolor en sus palabras.

-Es obvio que aún tienes que trabajar en aquella personalidad- El moreno metía sus manos en los bolsillos de su pantalón –Esos arranques son peligrosos- decía con voz tranquila.

 

Akashi posó su mirada fuera de la ventana, su cuarto se encontraba en un quinto piso, desde donde podía claramente ver el buen clima que hacía afuera. Estaba seguro que de no ser por aquellos ‘arranques peligrosos’ que Aomine había mencionado, le habría quitado el esposo a su amigo. ¿En qué demonios estaba pensando cuando dijo que le quitaría a Aomine lo más importante para él? Suspiró al recordar todo lo que había hecho, simplemente se había portado como un idiota.

 

-Daiki… Cuida de Taiga- el pelirrojo dijo en modo de súplica, y sin saber por qué, una lágrima corrió por su rostro. Las lágrimas empezaban a salir de sus ojos, hacía mucho tiempo que no sentía esas lágrimas en sus mejillas, la derrota de su equipo de basquetbol ante el equipo de Seirin había sido la única ocasión en la que había llorado; y esta vez, nuevamente, aparecían aquellas lágrimas enfrente de Aomine.

-Tomaré aquellas palabras como una disculpa hacia Taiga.- Aomine confirmó que el ‘Akashi bueno’ había regresado finalmente.

-Claro… ¿Por qué no?-  Alcanzaba a decir limpiando sus propias lágrimas, para escuchar cómo el moreno daba un par de pasos y salía del cuarto.

 

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El par de esposos había caminado hasta casa, después de haber visitado a Akashi en el hospital, ninguno de los dos habló mucho durante aquella caminada, se sentían más tranquilos en todos los sentidos, y eso se dejaba ver en sus rostros de seguridad.

-¡Taiga! Lo olvidé totalmente… tus cosas aún están en el departamento- Aomine comentó justo cuando entraban a la casa. Kagami lo miró por unos segundos, cabía mencionar que todo lo que había pasado lo había tomado por sorpresa: se había olvidado del trabajo, del departamento y de hablar con su padre. Suspiró ante su vida hecha un completo desastre en ese momento y de repente una idea llegó a su mente.

 

-Daiki, estaba pensando… ¿Podrías ir tú por mis cosas al departamento? – Kagami sacaba la llave departamento que se encontraba dentro del bolsillo de su pantalón

-¿Qué? ¿Por qué tengo que ir yo sólo?- Fruncía el ceño ante la pregunta de su esposo.

-Bueno, verás…- Kagami observó la casa –Tengo muchas cosas que arreglar aquí… No es como que tú hayas cuidado muy bien de mi casa- Cruzó los brazos, por fin atrapando a Aomine y obligándolo a ceder a su petición.

-Supongo que puedo hacerlo- El moreno hizo un puchero, pues Kagami tenía razón, después de todo, él no era un hombre que le dedicara mucho tiempo a la limpieza de su hogar, y de alguna forma el comentario del pelirrojo había sido un regaño por no cuidar de aquella casa que Kagami tanto amaba.

 

Kagami miró a su esposo salir de la casa y sus ojos enfocaron un calendario que estaba colgado en la pared, en ese calendario había una fecha subrayada con marcador rojo, no pudo evitar el sonreir. Tomó sus llaves y salió de la casa, posando su mirada en el cielo azul, era realmente un buen día, es como si el día le diera la bienvenida a su nueva vida, deshaciéndose de las cosas malas que durante más de un mes había vivido. Siguió sus pasos, tenía un rumbo fijo, caminó por algunos minutos hasta que llegó a su destino, donde una chica lo recibió felizmente.

 

-¡Aomine-san!- Dijo la chica trigueña que trabajaba en aquella agencia de viajes –Es tan grato verlo, dígame ¿Cómo se encuentra su esposo? – Formuló la misma pregunta que hacía días había pronunciado al pelirrojo.

-Él se encuentra muy bien, gracias, Ayako-

La chica sonrió ampliamente al ver que Kagami se encontraba mejor que la última vez que hablaron.

-Aomine-san, dígame si ha tomado una decisión- Ella sacaba una libreta y una pluma para anotar cualquier cosa que Kagami pidiera, el pelirrojo sonrió al comentario.

 

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Aomine manejaba la motocicleta en dirección a su casa, un par de minutos y llegaría, suspiró al recordar que sus vacaciones tenían fecha de caducidad, y que esa fecha estaba llegando, aunque sus vacaciones fueron realmente necesarias, además de que trató de aprovecharlas al máximo, sonrió al recordar que había podido enamorar por segunda vez a su esposo, había sido difícil e incluso se había rendido, pero lo había hecho, al final de cuentas.

 

En el camino a casa había pasado a una tienda telefónica para comprar un par de teléfonos celulares, ya que debido al incidente del robo, se sentía totalmente incomunicado.

Pronto llegó a casa e inmediatamente al entrar notó que su pelirrojo esposo no se encontraba en la casa

-Oi… Taiga… - Aun así no pudo evitar decir esas palabras al pensar que tal vez su esposo pudiera estar en el baño, sin embargo, no obtuvo respuesta, y no pudo ocultar su mirada de extrañeza. Dejó las maletas de Kagami sobre el piso y sin esperar mucho tiempo escuchó que la perilla de la puerta de la entrada se abría y dejaba mostrar a su esposo  y pudo notar un brillo diferente en sus ojos.

 

-Taiga… ¿Dónde demonios estabas? – No pudo evitar preguntar con un poco de molestia en sus palabras, no se hubiera molestado si su esposo le hubiera dicho que saldría por un momento. Esa molestia venía debido a los sucesos recientes que habían pasado, pues el moreno aún se sentía inseguro por su esposo.

-No necesitas saberlo – Kagami detonó un tono juguetón pero a la vez retador, preguntándose hasta dónde Aomine podría llegar con el tema.

-¿Qué rayos significa eso? Te lo preguntaré una vez más… ¿Dónde carajos estabas?- Aomine en verdad se estaba molestando y sus palabras sonaban cada vez más hirientes.

Kagami hizo un puchero y sacó de entre sus ropas un sobre y lo aventó justo al rostro del moreno, quien tomó el sobre entre sus manos

-¿Y bien? ¿No lo vas a abrir?- el pelirrojo preguntó al ver que Aomine no hacía otro movimiento más que el de tomar el sobre. El moreno frunció nuevamente el ceño y abrió el sobre, sacando de éste dos boletos de avión.

-Qué… ¿Qué es esto? – El moreno estaba confundido y no evitó preguntar con curiosidad.

-¿Qué crees que son… ‘genio’? – Kagami se cruzó de brazos y no pudo evitar burlarse de su esposo –Nos vamos a París.-

-¿Qué?

-Vaya Ahomine… sí que hoy estás lento… -Kagami se rascaba la cabeza. –Escucha, Daiki… lamento todo lo que pasaste últimamente por mí… y…. ese es mi regalo de aniversario de bodas… para ti… - el pelirrojo lo miró tiernamente.

 

Aomine mostró su rostro de sorpresa, miró los boletos y de nuevo enfocó su vista en su esposo, sus labios abiertos hicieron que Kagami esperara a que dijera algo, sin embargo, Aomine no pudo decir nada y el pelirrojo no pudo evitar soltar una risa ante tal visión. No podía negar que ante todo lo que había pasado se había olvidado totalmente de su aniversario, sin embargo, por obvias razones no debía dejar que Kagami lo supiera.

-No necesitas decir nada…. Tu sola mirada me dice todo – Kagami se acercó a su esposo, lo tomó de la cintura y unió sus labios en un beso tierno, un beso en el que Aomine pudo transmitirle toda la felicidad que estaba sintiendo en ese momento.

 

-Pe.. pero… mis vacaciones casi terminan- Aomine deshizo el beso para mirar los ojos rojos de su esposo.

-Entonces tendré que secuestrarte…- Kagami sonreía traviesamente. No tenía mucho tiempo que Kagami había regresado a trabajar nuevamente en el restaurante, pero no le importaba si lo despedían o no, ambos habían pasado por muchas cosas los últimos días, que sentía aquella necesidad de olvidar todo por unos días. Se tomarían unas vacaciones en París, sin importarles sus trabajos, amigos o cualquier otra cosa, era un momento para ellos y su matrimonio. Después de todo lo que Aomine había pasado, no podía estar más feliz con su regalo de aniversario, ahora ya no tenía ningún caso recordar toda la travesía que por un mes volcó la vida de Aomine a 360 grados. Se prometía ser feliz, y esa felicidad  estaba al lado de Kagami Taiga, su eterno rival en el basquetbol. Jamás había podido imaginar que aquél chico al que alguna vez le dijo ‘tu luz es muy tenue’ terminaría casado con él, terminaría haciéndolo el hombre más feliz del mundo.

 

 

 

 

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Kuroko se encontraba en una de tantas citas con Kise, ésta vez habían decidido ir a cenar a un lujoso restaurante, no solían ir a cenar a lugares extravagantes, pero ésta vez lo hicieron.  El restaurante era uno de los mejores en el lugar, en dicho lugar abundaban las luces tenues, haciendo de ese restaurante uno de los lugares más románticos que se podrían encontrar. Ambos habían pedido un platillo que no era tan barato, pero que ésta vez no les importó.

-Kurokocchi ¿Por qué de repente quisiste venir a éste lugar? –Preguntaba Kise, para luego tomar un bocado en su boca.

-Kise-kun, éste lugar es el mejor para mis planes.

-¿Planes? – el rubio miró a su novio con sorpresa.

-Así es- El más bajo de altura metió su mano a su saco y sacó de él una pequeña caja negra. – Kise Ryota… ¿quieres casarte conmigo?- abrió la caja dejando mostrar un anillo de compromiso. Kise no pudo hacer nada más que soltar un grito, acaparando las miradas de varios de los comensales, mientras se levantaba de su asiento y abrazaba a Kuroko con felicidad.

-¡¡Claro que sí, Kurokocchi!! – podía sentir cómo su cuerpo temblaba de emoción.

Sin embargo, el momento se vio ligeramente interrumpido por un mensaje al celular de Kuroko, quien al sentir los brazos de Kise casi asfixiarlo, sacó su celular del bolsillo y miró el remitente, sin poder evitar el sonreír ante el nombre que leyó.

-Ya me estaba preocupando – dijo el peliceleste notando que había un archivo adjunto al mensaje que había recibido.

-¡Vaya! ¡Un mensaje de Aominecchi!- Kise sonreía ampliamente al ver en el celular de su novio el mensaje:

“Ha sido el mejor  regalo de aniversario de bodas. No puedo ser más feliz con éste hombre.”

 

Kuroko sonrió al mensaje que había recibido, y después de leer el mensaje de su antigua luz, el peliceleste abrió el archivo adjunto, percatándose de que se trababa de una foto de Aomine y Kagami juntos y felices, y al fondo, en la oscuridad de la noche,  se hallaba la Torre Eiffel con las lindas luces que la caracterizaban. El peliceleste no pudo evitar sonreír, como muy pocas veces lo hacía, al ver a sus dos amigos felices.

Pensó que se merecían totalmente aquel viaje juntos,  después de sucesos tan amargos en la vida de ambos: primero el accidente, luego la pérdida de memoria de Kagami, el hecho de olvidar a su esposo, y el que Akashi quisiera hacer una locura… habían pasado demasiadas cosas en ese último mes y ahora quería ver aquello como algo muy lejano.

Eran sucesos en la vida de sus amigos que todos debían borrar de sus memorias por el bien propio y de los demás. Recordó también sus días de preparatoria, esos días en los que Aomine, cada vez que miraba a Kagami no podía evitar atacarlo con comentarios o hacerlo enojar, recordó el hecho de que todos, en alguna ocasión, se sorprendieron al saber que ese par de tontos estudiaría en la misma universidad, todos pensaron que sería una mala idea, y sin saber el porqué de aquella decisión de ambos, había hablado con ambos chicos, intentando convencerlos de que aquello era una mala idea, pero aun así ellos hicieron caso omiso a  todas las desaprobaciones y asistieron a la misma escuela.  Y finalmente recordó aquel secreto que tan bien guardado tenían de cuando empezaron a salir juntos, nadie se había dado cuenta de que entre ellos dos había algo, hasta que el mismo peliceleste los había visto besándose en aquella cancha de basquetbol callejera. Daba gracias de que Kagami recuperara su memoria, pues había pasado tantas cosas al lado de Aomine que olvidarlas debía ser una gran tristeza.

 

-‘Feliz viaje. Les deseo lo mejor’- Fue lo que Kuroko escribió en respuesta al mensaje de Aomine, para luego sentir un ferviente beso sobre sus labios, de parte de su ahora prometido Kise Ryota.

 

 

Notas finales:

 

Hay dos confesiones que debo hacer

  • la primera es que desde que empecé a escribir el fanfic, supe que en el final los dos se tenían que ir a París... es decir, ese final realmente ya estaba planeado, y luego me topé con una pic de Zawar, mientras iba escribiendo el fanfic, ésta es la PIC y dije "Es perfecta." y después de fangirlear un poco como es mi estilo.... decidí que esa era la foto que Kuroko recibía en el mensaje.
  • La segunda, es que cuando subí el capítulo 4, ya tenía el fic completo, me habian salido como 8 capítulos, pero lo tuve que cambiar al saber que muchas de ustedes querían un triángulo amoroso con Akashi de por medio, y en realidad... esa idea en el fic original no había sido ni siquiera tomada, (de hecho la idea original era que Akashi se sintiera consternado por ambos chicos y que ayudara a Aomine a recuperar las memorias de Kagami) así que me dediqué a cambiar todo el concepto, y el resultado final a mi Beta Reader y a mi nos agradó mucho más.

Y bueno, espero que les haya gustado, el final es muy fluff, no esoy acostumbrada a eso, pero supongo que no está tan mal.
Gracias por todos los reviews, críticas, comenarios y visitas :)


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