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Come Clean por girlutena

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Notas del capitulo:

jojojo 

lo siento....

FELIZ NAVIDAD Y UN FELIZ AÑO NUEVO

2015

El viaje se le había hecho mucho más pesado de lo que tenía planeado, sentía como los músculos de su cuello habían empezado a agarrotarse y aún con los ojos cerrados frunció su ceño al escuchar la suave y a la vez estridente voz de la aeromoza indicándoles que aún faltaban treinta minutos para llegar a su destino.


Había quedado con su hermano en viajar por separados y en aviones particulares, sería lo mejor, para que nadie se diera cuenta de su presencia.


Llevó sus dedos para acariciar el puente de su nariz al escuchar el fuerte y frunció fuertemente su ceño al escuchar el exagerado llanto de un bebé y recordó que había dejado a su rubio doncel, solo y embarazado, aunque le haya dejado con su oto-chan y su cuñado, nada le quitaba la preocupación que tenía para con él.


Lentamente llevó su bruna mirada a la transparente ventanilla, para observar fijamente el cielo oscuro, él llegaría antes que Itachi, se iría en taxi hasta un pequeño y desconocido hotel de paso y se encontraría con su informante, mientras que verificaba la zona y daba señal abierta para que su hermano viajara.


Aquel era un plan demasiado fácil y aún tenía algunas dudas de que fuera a funcionar.


Cerró lentamente sus ojos y recordó el primer día en que conoció al pequeño Konohamaru, aquellos ojos tan claros pero hermosos y esa mirada que tan solo mostraban lo tan desolado que se encontraba, le hicieron imposible dejarlo solo.


Negó lentamente, y soltó un suave suspiro, intentando alejar el miedo que pudiera estar embargando hacía el menor.


Se dio el lujo de sonreír suavemente al recordar la hermosa sonrisa que le mostraba Naruto, aquellos hermosos y brillantes ojos azules que se emocionaban tan solo al verlo, sintió sus hombros relajados al imaginar a su bello doncel con su vientre hinchado; era una imagen demasiada tierna, demasiada hermosa y tan anhelada que no deseaba perderse ni un minuto más lejos de su rubio doncel.


Frunció fuertemente su ceño y soltó un bufido hastiado al sentir el fuerte zumbido en sus oídos y casi al instante se taparon, el aire se acumuló con fuerza en sus pulmones, mientras sus manos se posaron sobre el asiento, llevó por inercia su cabeza hacía el respaldar al sentir como el avión bajaba con rapidez, rompiendo la barrera del sonido y soltó todo el aire que empezaba a quemarle los pulmones al sentir como las ruedas chocaban contra el duro pavimento.


Las personas empezaron a desabrocharse el cinturón de seguridad, mientras que se ponían de pie y bajaban sus maletines. El moreno tan solo se quedó ahí sentado, esperando a que el avión se hubiese vaciado para poder ponerse de pie.


 


Sasuke bajó con calma del avión, tan solo con una mochila sobre su hombro y un pequeño maletín, cerró rápidamente sus ojos al sentir como el aire frío golpeaba fuertemente su níveo rostro, caminó con seguridad por el pavimento y tomó el primer taxi que encontró.


El hotel no era nada del otro mundo; una casa que fue remodelada para alquilar a jóvenes mochileros, jóvenes que solo venían de paso y que no llamaba la atención, para nada.


Empezó a desabrochar los tres primeros botones de su polo y empezó a buscar con apuro uno de los teléfonos descartables que su hermano había colocado en su maletín.


-Hola. -La voz de su doncel sonaba tan cansada, tan apagada y triste, que dejó salir un triste suspiro al saber que se encontraba solo.


-Hola, amor. –El moreno sonrió con el auricular en su oreja, imaginando la boba sonrisa y las mejillas sonrojadas de su novio.


-¿Cómo te fue en el viaje?


-Demasiado cansado; pero dime ¿Estás comiendo? ¿Cómo te has sentido? ¿Has dormido bien?


Naruto se sentó sobre el mueble de una plaza, subiendo sus piernas hasta el mueble, envolviéndolas con un brazo y apoyando su quijada sobre sus rodillas, cerró lentamente sus ojos, calmándose al escuchar la voz del varón; soltó un suave suspiro al saberse lejos de él.


-Te extraño.


Sasuke colocó su cuerpo sobre el mueble, intentando buscar una posición cómoda para aprovechar los pocos minutos que podía escuchar la voz de su doncel, soltó un bufido hastiado al sentirse completamente incomodo; haciendo que el menor soltara un gemido lastimero sin saber el porqué.


-Amor, amor no llores. Te extraño, extraño nuestra cama, no entiendo como hay gente que puede dormir en colchones como estos.


-Teme. –Sasuke sonrió suave al escuchar la suave y ligera risa del menor.


-Sabes que te amo. –Naruto tan solo asintió, aun sabiendo que el moreno no podía verlo.


-Yo también te amo. –Sasuke apoyó el teléfono descartable sobre su pecho, cerrando lentamente sus ojos e intentando soñar que se encontraba envuelto en los delgados y cálidos brazos de Naruto.


 


 


Empezó a dar vueltas con desesperación por toda su habitación, caminó descalzo hasta la ventana, para tocar suavemente los barrotes que su hermano había colocado para evitar su escape, soltó suavemente un suspiro al sentirse tan solo, pero lo desechó rápidamente, sabiendo que aquel mensaje no podía haber sido de Gaara.


Se sentó sobre la cama, para cubrir su rostro en las palmas de sus manos, intentando pensar; no alzó su rostro al oír como la puerta se abría lentamente, pero escuchó los suaves y consistentes pasos de su hermano hasta que se detuvo al frente suyo.


-¿Cómo está Iruka-sensei?


-Él está bien, sus heridas no fueron tan graves.


El menor asintió suavemente al oír la voz de su hermano, sin poder evitar sintió sus músculos más relajados al saber que el doncel mayor estaba, aun, vivo; vio como los zapatos de su hermano se alejaban de su campo de visión para acercarse hasta la ventana y palpar los barrotes colocados.


-Solo quiero tu seguridad.


-Entonces sácame de aquí, nii-san


Kenshin se volteo para observar el rostro mojado por las lágrimas de su pequeño hermano, se acercó lentamente para acariciar la mejilla húmeda, sintiendo como el menor se tensaba bajo sus caricias.


-No puedo, pero esto acabar rápido.


Konohamaru se quedó de pie, sin voltear a ver como su hermano salía de su habitación, se limpió con fuerza las lágrimas de su rostro y frunció levemente su ceño al escuchar los pasos de Kenshin alejarse de su habitación.


Buscó rápidamente un bolígrafo y una hoja de papel; soltó un suave suspiro, cerrando lentamente sus ojos para volverlos a abrir con rapidez, mostrando un brillo decidido en ellos, escribiendo con letra legible.


Iruka ingresó unas pocas horas después, llevando un brazo vendado al igual que su frente, el menor se puso de pie para tomar la bandeja de comida entre sus manos y colocarlo sobre la pequeña mesa.


-Lo siento mucho, Iruka-san.


-No mi niño, tú no tienes la culpa de nada. –El mayor acarició suavemente la mejilla del menor, intentado sonreírle suavemente. –Kenshin no me hizo esto. –Konohamaru frunció fuertemente su ceño, escuchando como el mayor soltaba un suave suspiro. –Aquella noche llegaron unos hombres, entraron por la fuerza buscándote y me golpearon; antes de que intentaran algo peor llegó Kenshin y los detuvo.


-¿Él los detuvo? No estoy entendiendo nada, Iruka-san. –El menor negó fuertemente, tomando su cabeza entre sus manos. –Yo pensé que él te había golpeado. –El mayor pudo sentir la voz angustiada del menor. – ¡Lo acusé de eso! –El menor volvió a  esconder su afligido rostro entre las palmas de sus manos.


-Lo sé mi niño, escuché todos sus gritos, pero no pude hacer nada. –Konohamaru sintió las manos del mayor sobre las suyas, retiró sus manos de su rostro para ver los ojos de Iruka. -Él estuvo curando mis heridas.


Iruka acarició suavemente los sedosos cabellos del doncel, dejando que el menor ocultara su rostro en su pecho, dejando que se calmara poco a poco.


-Yo necesito que me hagas un favor. –El mayor asintió suavemente al oír el suave murmullo del doncel.


-Necesito que dejes esta nota en esta dirección. Iruka recibió dos pequeños papeles entre sus manos, viendo un brillo único en sus hermosos ojos. –Nadie debe darse cuenta de esto.


-No te preocupes, mi niño. –El mayor ocultó el papel entre las prendas de sus ropas y salió minutos después con la bandeja vacía de comida, pasó por delante de Kenshin, sin mostrar un ápice de miedo.


Los ojos del varón le miraron pasar, soltando un suave suspiro, cerró sus ojos y los presionó suavemente con sus dedos, intentando que el dolor disminuyera, se puso de pie lentamente al escuchar el sonido de su teléfono.


-Padre, buenos días.


-¿Dónde están los Uchiha?


-Se han alejado de Konohamaru. –Kenshin escuchó el bufido de su padre y pensó que no iba a creer en él.


-Puede ser una trampa. –El menor se sentó en el sofá de una plaza, sintiendo sus músculos adormecidos, se abstuvo a soltar un bostezo y aunque sabía que su padre no lo veía, asintió suavemente. –Quiero que averigües todo sobre los hermanos Sabaku no.


-Sí, padre.


-Estaré esperando tu llamada. –El menor espero a escuchar la llamada terminada por parte de su padre y frunció su ceño al escuchar como soltaba un leve bufido. –Llama a Orochimaru.


Kenshin llevó su cabeza hasta el respaldar del mueble, observando la enorme y hermosa araña que colgaba desde el techo, apoyó su brazo derecho sobre sus ojos intentando conciliar por tan solo unos minutos el sueño, pero fue en vano; casi al instante escuchó unos suaves pasos acercarse hacía él.


-Kenshin-san. ¿Va a almorzar? –El joven varón observo el rostro del doncel, sus ojos se fijaron sobre el cabestrillo que mantenía sujeto su brazo.


-No. -El doncel asintió levemente y dio unos pasos hacia atrás para salir de la sala. –Iruka, dile a Konohamaru que puede salir de su habitación, pero no puede acercarse a las zonas comunes.


El doncel asintió suavemente para salir directo a la cocina.


-Kenshin-kun; necesito hacer las compras de la semana. –El varón observó el rostro apacible del doncel, soltó un bufido.


-Bien, ve a hacer el almuerzo y luego regresa. –El menor vio como Iruka desaparecía por el pasillo, soltó un hastiado suspiro y tomó el teléfono inalámbrico para encerrarse en el estudio.


 


Deidara dejó la taza con té de manzanilla sobre la pequeña mesa de la cama, el doncel mayor acarició los cabellos del pequeño doncel que se encontraba abrigado debajo de las cobijas, besó suavemente los cabellos del menor.


-¿Qué pasa, Naru? –El menor se removió suavemente debajo de las mantas.


-Sasu no me ha llamado.  –Los ojos del menor brillaron, intentando retener las lágrimas. El mayor sonrió tiernamente, acarició suavemente la mejilla suavemente sonrosada del rubio.


-Mi pequeño niño, no debes estar triste. –Naruto cerró lentamente sus ojos sintiendo las suaves caricias en su mejilla, llevó su mano hacía su pecho para acariciar el lugar donde se encontraba su corazón.


-Yo lo amo mucho, Deidara-san. –El menor cubrió su rostro en el pecho del mayor, sintiendo sus delicadas manos sobre sus cabellos. El mayor alzó suavemente el rostro mojado del rubio, pasó con delicadeza sus dedos, limpiando las mejillas mojadas del rubio.


-Pequeño. Sasuke te ama y él, volverá. –Naruto llevó su mano sobre su vientre y acarició suavemente, sonriendo al saber que ahí, tan protegido en su vientre. -Por ti y por él. –El menor asintió suavemente, mostrando una pequeña sonrisa.


 


Iruka había salido con una larga lista de compras, dijo sus orbes sobre el cielo claro y soltó un suave suspiro y empezó a caminar lentamente, las personas caminaban con prisa y muchos de ellos sin hacer caso alrededor, el doncel se acercó hasta un teléfono público, muy cerca del supermercado y volteó su mirada a todos los alrededores.


 


-¿Diga? La voz de un doncel sonó tan suave y sutil, Iruka soltó un suave suspiro agotado, cerró lentamente sus ojos y volvió a revisar a sus alrededores.


-Casa de Uchiha-san.


-Sí¿Con quién desea hablar?


-Podría encontrarme en la Plaza Central dentro de quince minutos. –Iruka se quedó en silencio, escuchando un suave murmullo detrás del auricular. Por favor, venga solo.


Deidara se quedó de pie, aun con el teléfono inalámbrico en sus manos, después que escuchó el sonido estridente del teléfono colgado, se volteó lentamente para ver el rostro de Naruto.


-¿Era Sasuke? –Deidara colgó el teléfono y sonrió suavemente al menor, acarició tiernamente sus cabellos y regresó a la cocina.


-No pequeño, era un amigo, me ha pedido encontrarme con él. -Naruto asintió lentamente,   cerró sus ojos y soltó un suave suspiro


 


Sasuke despertó después de tres horas, se removió inquieto en aquel colchón y llevó sus dedos para acariciar sus cansados ojos, soltó un fuerte bostezo y se levantó despacio, sintiendo sus mundos agarrotado, estiró sus brazos y sus piernas, escuchando el tronar sus huesos y comió lo poco que pudo encontrar en la pequeña refrigeradora de la habitación, soltó un bostezo, antes de meterse a la ducha y sentir el agua fría sobre su piel, se vistió con un pantalón de mesilla roto con una remera algo desaliñado para su gusto, dejó que las gotas agua cayera de sus cabellos y mojara la fina tela de su polo.


Dejó su pequeño maletín sobre el mueble y tomó su mochila para guardar algunos papeles importantes, movió su cabeza para despedirse del conserje y cerró sus ojos al sentir el viento helado chocar contra su fino rostro, tosió un par de veces al percibir el aroma a tabaco de uno de los vecinos y arreglo la algabardina en su cuello, las calles oscuras siendo iluminadas únicamente por los faroles.


Había tomado un poco más de día en revisar los alrededores, muchas personas del suburbio trabajaban en el centro, salían desde muy temprano en la mañana y regresaban a partir de las seis de la tarde, conocía a todas las personas, turistas y trabajadores de las pequeñas tiendas.


Caminó lo más tranquilo que pudo y sonrió suavemente al pasar por delante de una mujer mayor, afianzó el agarre con la manga de su mochila, arregló sus lentes transparentes e ingresó al pequeño restaurante de comida rápida, sentándose en una de las mesas más alejadas, siendo recibido por el leve asentimiento por parte del acompañante.


El moreno espero a que le trajera la bandeja con una hamburguesa y gaseosa y no pudo evitar frunció su ceño al sentir el aroma a carne quemada, tomó el envase de gaseosa y percibió como el gas bajaba por su garganta; mientras su compañero revisaba la pequeña carpeta.


-Tenemos toda la información.


-Necesitamos esperar a Itachi. –El hombre asintió levemente.


-Tenemos a nuestro espía en acción. –Sasuke asintió apartando el envase de plástico de su lado y observó los ojos azabaches del varón. –Solo nos queda esperar.


-Kakashi, no quiero involucrar a nadie. –El mayor observó los penetrantes ojos carbones de Sasuke y entrecerró sus ojos.


-¿Qué quieres hacer? –Kakashi apoyo su espalda en el respaldar de la silla de plástico y soltó un fuerte suspiro, llevando sus dedos para acariciar el puente de su nariz.


El moreno asintió despacio y esperó que el mayor recogiera los papeles, guardando también un pequeño sobre blanco con letras tan pulcras y suaves que llevaban el nombre de Kitsune y los volviera a guardar en la carpeta y también alejara la hamburguesa y solo tomara un pequeño sorbo de la gaseosa.


-Creo que escogimos un mal lugar de encuentro. –El peli plateado observó las dos bandejas con las hamburguesa sin probar y soltó una suave risa y palmeó suavemente la espalda del moreno, intentando que se soltara tan solo un poco.


 


Sasuke volvió a la habitación del viejo edificio y dejo la mochila sobre la cama, se acercó a la ventana, observando el cielo oscuro, cerró lentamente sus ojos recordando el brillo en los ojos azules de su pequeño amor, sonrió suavemente intentando imaginar cómo sería su pequeñín o talvez sería una linda bebita. A él le daba igual el sexo del su hijo, porque tan solo era de él y el de su rubio.


-Lo siento mucho Naruto. –Las estrellas fueron los únicos testigos de ver las saladas lágrimas que se resbalaban por sus níveas mejillas. –Espero cumplir con mi promesa.


El varón cerró lentamente sus ojos, sintiendo como el destartalado edificio empezaba a temblar, muchos empezaron a gritar y salir corriendo de sus habitaciones; Sasuke tan solo se quedó ahí de pie, observando como el fuerte sonido de las explosiones empezaban a zumbar en sus oídos, cerró los ojos y frunció su ceño al oler el aroma a pólvora.


No sintió nada más, su cuerpo cayó inconsciente en alguna parte de aquella vieja habitación.


 


Naruto abrió sus ojos, llevando su mano hasta su pecho, su cuerpo se encontraba sudado, la camisa del moreno se había pegado a su cuerpo, sintió como su corazón empezaba a bombardear con mucha más fuerza, llevo otra mano hasta su vientre, sin notar que en sus mejillas tenía rastros de lágrimas.


-Tranquilo pequeñín, papá va a vivir con nosotros. –Acarició su vientre levemente hinchado, Intentó repetirse aquello, como una suave canción de cuna, intentando creérselo él mismo.

Notas finales:

waaa!!!!!!! 

espero sus comentarios.

muchas gracias por leer y por seguir esta historia (:!


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