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Come Clean por girlutena

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Notas del capitulo:

uwaaaaa!!!!!!

pues aqui les traigo otro capitulo *-*!!!!!!

 
Gaara camino con pasos tranquilos por los largos  pasillos del centro comercial, intentó quitarse las gotas de la lluvia que llevaba encima de su casaca, sacudió sus cabellos bermejos y cuando guardó sus manos en los anchos bolsillos de su pantalón, cerró sus berilos ojos al presentir que alguien le venía siguiendo desde hace unos minutos atrás, soltó un suspiro frustrado e ingresó a la pequeña cafetería, dejando que el olor a granos de café recién tostados le invadieran rápidamente todos sus sentidos, soltó un suave suspiro al ver como una rubia le alzaba la mano, caminó despacio hasta una mesa algo alejada del local al percibir unos cabellos rubios y sonrió suavemente al sentir los labios de la mujer sobre su mejilla.
 
-Pero si estás muy grande, Gaa-chan. –La mujer abrazó fuertemente los hombros del bermejo, besando sonoramente sus mejillas, sin importarle dejar su marca del lápiz de labio sobre ellas.
 
-Temari, deja de tratarlo como un niño. –La mujer de cabellos rubios de casi veinticinco años rio bajito al ver el ceño fruncido de su hermano, viró suavemente su mirada para observar la penetrante mirada de su hermano mayor.
 
-Alguien te ha estado siguiendo, ototo. –El pelirrojo tomó un poco de su café y soltó suavemente el aire que mantenía en sus pulmones, observo los ojos negros de su hermano y los hermosos ojos de su hermana, un color entre el verde y el azul, capaz de cambiar de color.
 
-Lo sé. –Los ojos críticos de Temari analizaron con suma discreción a la mujer de cabellos negros, que llevaba gafas oscuras que había ingresado minutos después que Gaara.
 
-Siento conocerla.
 
-Su nombre es Kin Tsuchi. –Kankuro cerró sus ojos y agacho su mirada para tomar un poco de su café amargo. –Ingresó a trabajar hace poco a la empresa, pero desde ese entonces empezaron a desaparecer muchos informes.
 
-Padre la despidió y hace poco nos enteramos que ella había entrado a trabajar por órdenes de Orochimaru.
 
-¿Quieres decir que...? –Las agua marina del bermejo observaron fijamente los ojos azabaches de su hermano mayor, intentando no pensar en aquella idea. –¿Konohamaru está con ellos?
 
-No, pero; Eso no nos asegura que este a salvo.
 
Gaara cerró lentamente sus ojos, intentando respirar pacientemente, apretó sus puños, sin importarle que sus nudillos se volvieran de color blanco; abrió lentamente sus hermosas gemas, al sentir las manos de sus hermanos sobre cada uno de sus hombros.
 
-Necesito verlo. –Kankuro asintió suavemente, apoyando su mano sobre el hombro del menor, intentando tranquilizar a su hermanito, al ver como ocultaba su rostro entre las palmas de sus manos.
 
-Lo entiendo, pero por ahora necesitamos vigilar nuestros pasos. -Kankuro, el hermano mayor asintió suavemente, intentando despegar su mirada de aquella pelinegra.
 
 
 
 
 
-¿Qué estás haciendo?
 
Konohamaru espabiló y soltando el lapicero sobre la mesa de caoba, intentando cubrir sigilosamente la carta con otras hojas en blanco, suavemente llevó su mano hasta su pecho sintiendo como su corazón latía demasiado rápido, negó lentamente y respiro hondo para voltear su azulina mirada y observar los mismos ojos azules de su padre.
 
-Padre, yo... -El doncel intentó ponerse de pie, pero sintió como sus piernas empezaban a temblar, cerró rápidamente sus ojos, sintiendo como el miedo empezaba a invadirle su cuerpo al ver como el varón empezaba a acercarse a él, mostrándole una mirada opaca y vacía de sentimientos.
 
-¿Te has estado comunicando todo este tiempo con los Uchiha? –La mirada del varón cayó sobre las hojas blancas desparramadas sobre el escritorio, sin ver que el menor empezaba a negar suavemente -¿Dónde están viviendo?
 
-Yo... yo no sé dónde están. –Konohamaru escuchó como su habitación era estremecida por las fuertes pisadas que daba el mayor, acercándose a él y aquella gruesa y molesta voz de su padre, dejando que su cuerpo temblara levemente.
 
Minato, el varón con cabellos tan rubios como el mismo sol y sus ojos tan azules, como los de su hijo,  mantenía su ceño fuertemente fruncido y un rostro inmutable, 
 
-¡Eres un doncel estúpido! –Konohamaru sintió como las manos del varón se aferraban con fuerza sobre sus delgados hombros, para que luego su padre tirara su cuerpo al duro y frío suelo de un solo golpe.
 
El menor no pudo evitar gemir bajito y mordiéndose el labio inferior, intentó reprimir el ardor que le recorría en sus hombros, agacho su rostro y apretó con fuerza sus puños, aspiró fuertemente todo el aire y frunció fuertemente su ceño y levanto su azulina mirada, para fijarla en la de su padre.
 
Con mucho dolor en su doblado tobillo, Konohamaru se puso de pie pero en ningún momento le retiro su retadora mirada del varón, sin saber que su padre  había empezado a sentir una extraña opresión al ver aquella mirada retadora.
 
-¡No soy estúpido! ¡Tú eres un malo! –Por primera vez Minato se había quedado estático, observando como ese doncel, su último y más débil hijo, se levantaba para desafiarlo. –¡Tú has hecho mucho daño!
 
-¡Cállate! –El varón levanto el brazo y el menor entendió que un golpe le llegaría al rostro, pero nunca llego.
 
-Lo siento padre, pero no puedo dejar que vuelvas a golpear a mi hermano.  –Konohamaru había soltado un suave grito al ver que Kenshin había recibido el fuerte golpe en su mejilla pero no había caído al suelo como muy probable le hubiese pasado al doncel.
 
Minato sintió como su corazón latía frenético pero negó lentamente para soltar un hastiado bufido y fijó sus orbes azules en las de su joven vástago. 
 
-Te espero abajo. –Kenshin asintió sin bajar la mirada y espero que su padre cerrara la puerta para voltear a ver al doncel, quien se encontraba temblando y aun con su mirada fija en la puerta de madera.
 
-¿Estás bien? ¿A caso eres estúpido?
 
-Lo mismo dijo él. –Kenshin sintió una opresión en su pecho al escuchar la voz adolorida del menor y al ver como su pequeño hermanito agachaba su rostro y apretaba la tela de su pantalón. -¿Soy estúpido?
 
-No, claro que no. –El menor se aferró en el pecho de Kenshin. -Estoy orgulloso de tí. Es la primera vez que he visto que te enfrentas a nuestro padre.
 
-Gracias hermano.
 
-Te amo, Koha-chan. -Kenshin acarició la espalda y besó con cariño los sedosos cabellos de su hermanito, prometiendo en silencio que nadie más intentaría hacerle daño, no mientras él pudiera cuidarlo.
 
Minato se encontraba de pie al frente de la ventana, observando con sus penetrantes ojos azules, el cielo tan oscuro, como era iluminado por los estruendosos rayos y como las pequeñas gotas de lluvia caían sobre toda la ciudad; cuando Kenshin ingresó silenciosamente al despacho, observó la espalda ancha y fuerte de su padre, mientras que en su mano izquierda llevaba una copa llena de wiski.
 
Pudo notar como todos los fuertes músculos de su espalda se encontraban tensionados, y por el reflejo del vidrio, se dio cuenta que su ceño se encontraba notablemente fruncido, mientras que su respiración era fuerte y corta.
 
-Orochimaru te necesita. -Minato en ningún momento se volteo a ver a su hijo varón, cerró lentamente sus ojos, recordándola mirada furibunda de Konohamaru, aquella misma mirada de Naruto que heredó de Kushina, su primera esposa.
 
El menor se acercó hasta el escritorio de madera para revisar los folletos que su padre había dejado sobre él. Se abstuvo a soltar un suspiro de alivio y aun con su cara indescifrable, Y sin poder evitarlo se alegró de ver las fotos de un Sasuke herido pero vivo.
 
 
 
 
 
Kisame sirvió un  poco de fruta picada con miel en  un pequeño plato y en una taza colocó el té de jazmín, soltó un suave suspiro, cerrando sus ojos, intentando ser fuerte para su esposo y el resto de la familia.
 
Salió de la cocina con la bandeja en sus manos, observando como el pequeño Akio jugaba con un juego de mesa, su mirada se encontraba alejada de todo, manteniendo una triste sonrisa.
 
-Akio-chan. -El pequeño espabiló y trato de sonreírle al doncel.
 
-Kisa-nii ¿No quieres jugar conmigo?
 
-Claro, pequeño; pero antes debo llevarle la merienda a tu tío. –El doncel sonrió suavemente al ver como el morenito asentía, sintió como su corazón se aprisionaba en su pecho al imaginar como el pequeño tomaría la noticia sobre su hermano.
 
Subió con calma las altas escaleras y llego hasta la habitación que había sido acondicionada para  Naruto, abrió silenciosamente la puerta, encontrando el cuerpo del menor, enrollado entre todas las acolchadas mantas, rodeado de penumbra.
 
Colocó la bandeja sobre la pequeña mesita y se acercó a abrir las finas cortinas, dejando que entre un poco de luz a la habitación, se acercó a acariciar los cabellos del menor, sintiendo un leve estremecimiento y pudo escuchar un suave, doloroso gemido.
 
-¿Por qué? ¿Por qué Sasuke? –El corazón del mayor se estrujó al escuchar la entrecortada voz del doncel.
 
-Naru, necesitas alimentarte, por tu hijo. Por Sasuke. –Naruto se volteo entre todas las mantas, mirando con sus ojos hinchados y tristes a los ojos azabaches del doncel. 
 
–Sasuke  está vivo-ttebayo. Yo lo siento.
 
-Entonces con mayor razón debes comer. –Kisame acarició suavemente los cabellos de Naruto, regalándole una pequeña sonrisa. –Debes estar sano para cuando él regrese.
 
El menor soltó un suave y triste suspiro, tomando entre sus delicadas manos la fina taza de porcelana, sintiendo como el calor se extendía entre sus falanges, absorbió con premuera el dulce aroma del jazmín y sonrió al ver una bella flor, flotando en ella.
 
La puerta se abrió lentamente dejando ver el menudo cuerpo de Akio de pie, sus cabellos azabaches resaltaban como la misma noche, Naruto pudo darse cuenta del brillo que mantenía en sus hermosos ojos; en sus delgados brazos llevaba un monopolio.
 
-Pensé que Naru-nii también quisiera jugar. –El menor sonrió feliz al ver como Naruto le hacía espacio en su propia cama, corrió y saltó sin delicadeza alguna, riendo suavemente al sentir las caricias del par de novios de sus hermanos.
 
 
 
Deidara sintió como su corazón se apretujaba al ver como los donceles jugaban intentando distraer a Naruto, llevó suavemente su mano hasta su corazón, sintiendo como la energía de Sasuke seguía palpitante.
 
Sonrió suavemente al sentir como los fuertes brazos de su esposo le rodeaban la cintura, mientras apoyaba su cabeza sobre uno de sus hombros. La mano de Fugaku rodeo la suya, mientras se alejaban de la habitación.
 
-Tengo que viajar.
 
-¿¡Qué!? Pero ¿Por qué?
 
-No te lo puedo decir, amor. –Fugaku acunó el rostro de su doncel en las palmas de sus manos, juntando su frente con la del menor. –Pero te juro que traeré el cuerpo de nuestro hijo.
 
Deidara se aferró fuertemente al cuerpo de su esposo y escondió su rostro e su pecho, soltando nuevamente infinitas lágrimas.
 
-Volverás. –Prométeme que volverán.
 
Fugaku acarícienlos cabellos de su esposo, escuchando sus suaves sollozos, besó con cariño y cerro lentamente sus ojos, intentando creer que su hijo aún se encontraba con vida.
 
 
 
 
 
-Joven Konohamaru. –Iruka salió al hermoso jardín que se hallaba en la parte trasera de la mansión, observando como el pequeño doncel se encontraba sentando al frente de una pileta con sus hermosos orbes cerrados, sintiendo el suave y frío viento rozar contra su rostro, moviendo algunos mechones de sus rubios cabellos.
 
El menor abrió lentamente sus ojos, fijándolos en las pequeñas gemas negras del castaño, mostrando una pequeña y triste sonrisa, soltó un suave suspiro entristecido y cerró nuevamente sus ojos al escuchar el motor del auto en el que se marchaba su aniki.
 
-Yo también necesito hacer mi parte. –Iruka sonrió suavemente al ver la mirada decidida del menor, aquella mirada que desde hace poco Konohamaru había empezado a mostrar.
 
El menor se puso de pie y limpio la tela de su pantalón, ingresando sigilosamente a la casa, caminó por los largos pasillos sin percibir a alguien más.
 
-Minato-sama, se marchó ayer por la noche. –El menor asintió escuchando. –Dejó encargando a los guardias que no salieras.
 
-Eso se puede solucionar fácilmente. -Iruka sonrió perpicaz y con una suave reverencia se alejo para ir a preparar la cena, dejando al menor sentado al frente de la chimenea.
 
 
 
El menor esperó que el sol se ocultara y que la neblina empezara a cubrir toda la hermosa ciudad, ocultó sus cabellos rubios bajo un gorro de lana y caminó sigilosamente por los pasillos hasta llegar a la habitación del doncel.
 
-¿Estás seguro que quieres hacer esto? -El otro doncel se hallaba cerca de la ventana, vigilando que ningún guardia se acercara.
 
-Necesito hacerlo, Iruka-sensei. 
 
-Entonces no hay que perder más tiempo. -Los guardias están haciendo turno; es ahora o nunca.
 
El castaño había alistado una pequeña mochila y con un telefono descartable que había comprado cuando salió al supermercado.
 
-Cuidate mucho mi niño.
 
El menor se dejo abrazar por el par de donceles, sintiendo sus caricias sobre sus cabellos, asintió suavemente y salió por la ventana que daba hacía la calle.
 
Corrió lo más rapido que le daban sus cortas piernas sin importarle que su corazón empezara a querer salirse de su pecho, empezó a sentir como sus pulmones quemaban y sin importarle como sus ojos empezaban a lagrimear.
 
Se detuvo en un cruce de avenidas y se ocultó en una oscura calle, cuando vio pasar un auto a toda velocidad, soltó un ligero suspiro y siguió corriendo hasta que llego a unas calles pocas concurridas de los barrios de la clase media, caminó lentamente, observando el número de los departamentos y casas e intentando no llamar la atención de las pocas personas que transitaban aquellas calles.
 
-Es muy díficil que un doncel como tú no llame la atención.
 
El doncel se quedó de pie, observando como las grandes hohas de los árboles eran movidos por el viento y dejó que las.lágrimas corrieran libremente por sus enrojecidas mejillas,  sintió desfallecer cuando una mano se posó sobre su hombro y esos fuertes brazos se aferraron con fuerza a su delgado cuerpo.
 
-Nunca más vuelvas a desaparecer de ese modo.
 
 
 
El sonido de la leña, siendo carbonizada por las llamas del apacible fuego, empezaba a relajar.el ambiente. El menor se dejó envolver por esos cálidos brazos y ocultó su rostro en el pecho del mayor, percibiendo el aroma a tabaco, peronno le importó, subió sus piernas al mueblue y dejó que el mayor lo acunara entre su cuerpo, sintiéndose complementados.
 
-Tengo noticias. -Temari dejó una pequeña taza de té de Sakura sobre la mesita del centro para el doncel, pero esté no lo percibio. Levanto unos centimetros su cabeza para dejar que su suave voz fuese escuchada por todos. -Kenshin, fue llamado por un tal Orochimaru.
 
-¿Sabes a donde fue? -Pero el menor negó suavemente y Gaara sintió como el cuerpo de su pequeño se estremecia al escuchar el fuerte golpe que había dado Kankuro sobre la mesa, ganandose una molesta mirada por parte del bermejo.
 
-No te preocupes, Koha-chan. -El doncel sintió el suave beso del varón sobre sus cabellos. -Ahora ve a descanzar, has corrido demasiado.
 
-Pero Naruto-nii... él... cree que Sasuke-san está muerto.
 
-Está muerto, Konohamaru. -Gaara negó y fruncio su ceño, su hermano no podía ser más directo. -Vimos sus fotos.
 
-No, ¡No! -Gaara sintió un horrible vacío al sentir como el menor se alejaba de sus brazos y se ponía de pie. -Yo ví unas fotos. -El doncel se vio nuevamente arrastrado por las suaves manos del bermejo, hasta caer sentado sobre su regazo. -Un día, cuando todos salieron, yo salí de mi habitación e ingrese al estudio de mi nii-san y ahí los ví, unas fotos de Sasuke, estaba siendo torturado; pero él esta vivo.
 
-¿Qué más sabes, Konohamamru?
 
-Yo escuche algo sobre un avión y un tal Fugaku.
 
-Fugaku ¿¡Uchiha Fugaku!? -Temari levanto rapidamente su cabeza al presentir algo malo.
 
-¡Un avión! -El menor vio como Kankuro corría rapidamente hasta un celular descartable. Las delicadas manos de Temari pasaron sobre sus cabellos, luego acunando su rostro, llamando toda su atención.
 
La mujer se hallaba arrodillada ante él, sonriéndoles maternalemente.
 
-Me alegra que estés nuevamente con nosotros, Koha-chan. -El doncel no pudo evitar sonrojarse al verse rodeado por los delgados brazos de la rubia y sintió como sus lágrimas se permitían salir de sus cuencas azules.
 
 
 
 
 
 
-¡Despierta, imbécil! –El aire que mantenía en sus pulmones de pronto desapareció; Sasuke gruño por lo bajo al sentir una profunda patada sobre su estómago, empezó a toser, intentando agarrar todo el aire que podía, sintiendo como sus pulmones empezaban a quemarle.
 
-Maldición. -Un varón agarro por la fuerza de sus cabellos azabaches y lo tironeo hacía atrás, levantándole el rostro y obligándole a colocarse de rodillas.
 
-Ahora que todos piensan que estás muerto, tu padre viajara en aquel avión. -Sasuke intentó removerse, intentando quitar aquellas sucias manos de sus cabellos. -Acabaré con toda tu familia. Hasta con tu vástago.
 
 
 
La respiración se Sasuke empezó a hacerse irracional, el calor empezaba a invadir todo su cuerpo, haciendo que sus pensamientos empezaran a mezclarse entre ellos, sintió como su estómago empezaba a revolverse y ya ni recordaba que día había sido el último en el que probo bocado.
 
 
 
-Falta tu hermoso hermanito y tu estúpido novio; ese será un dos por uno. –La mente del moreno empezó a dar vueltas, empezó a sentir como las voces iban alejándose, intentó caer al duro suelo y cerrar los ojos; no pudo escuchar nada más, soltó un suave suspiro y tan solo recordando a su pequeño rubio y la vida de su hijo.
 
Su cuerpo cayó contra el duro suelo, sintiendo el frío emanar por su rostro hirviendo y escuchando tan solo la risa escandalosa de aquel hombre.
 
 
 
-Denle algo de comer. –Otra vez esos pasos alejándose. Ahora los había contado, era cinco pasos hacía la puerta. -Aún no es tiempo que muera. -Y ahí, el sonido de la puerta cerrándose, era una puerta de madera.
 
 
 
El fuerte sonido de varios pasos alejándose de su campo de audición y luego la puerta cerrándose fuertemente, intentó mover su cabeza, pero se detuvo al sentir como su estómago empezaba a revolverse de dolor, intentó acomodarse mejor, pero se arrepintió al sentir nuevos golpes en su cuerpo, sintió como la bilis empezaba a subir nuevamente por su garganta y no pudo hacer más que botarla.
 
 
 
-¡Basta! -Aunque sus oídos empezaran a zumbar, Sasuke intentó poner más atención a aquella nueva voz, intentando reconocerla, buscarla en la base de datos de su memoria, frunció levemente el ceño al escuchar como empezaba a acercarse a él. -Traigan agua limpia para beber y un trapo limpio, también.
 
-Tranquilo, necesito que estés cuerdo. –El moreno empezó a removerse inquieto, intentando no sucumbir nuevamente a la fiebre. –Voy a sacarte de aquí.
 
Y ya no volvió a escuchar nada más; sintió como su cuerpo caía en la inconciencia, cubriendo su cuerpo y mente en un manto negro, sonrió al ver el rostro angelical de su rubio novio y su vientre hinchado; quiso tomarle del rostro y besar sus labios, acariciar su cuerpo, cada curva, sus cabellos, quería acomodar su cabeza en el cuello del menor y aspirar todo su suave aroma.
 
-Naru. Amor mío, espera por mí –Suspiró en el aire, intentando que sus susurros llegaran a los oídos de su hermoso doncel.
 
 
 
 
 
La habitación se encontraba sumida en un silencio tranquilizador, el doncel se removió entre las mantas y fijó sus orbes azules en la ventana semi abierta, soltó un suave suspiro y decidio que ya era hora salir de la habitación y con las ganas de querer caminar entre los inmesos árboles, Naruto bajó lentamente las escaleras, dirigiéndose a la ventana y observó la hermosa vista que aquel campo le otorgaba, el hermoso cielo cubierto por las nubes grises, dejando que las pequeñas gotas de una nueva llovizna cayeran son sutileza, todos los grandes árboles cubrían las grandes y altas montañas, y tan solo una pequeña y estrecha carretera los conectaba con la civilización.
 
Llevó lentamente su mano para acariciar su vientre levemente hinchado, sintiendo como de el, emanaba un poco de calor, su triste mirada se posaron sobre una de las fotografías que yacían sobre la encimera y sintió una punzada en el pecho al verla; donde Sasuke tan sonriente y hermoso, se encontraba abrazándolo a él y al pequeño Akio, en el cumpleaños de Fugaku.
 
-Ya han sido casi dos meses que no sé nada de mi Sasu-nii. –El doncel volteo su mirada hasta el umbral de la sala, donde el pequeño Akio que se encontraba de pie, delante de Deidara. Y era verdad hace dos semanas Fugaku se había marchado junto con Kakashi, sin decir nada más. – ¡Ya no soy un niño! ¡Sé que me ocultan algo!
 
-Mi niño. –Deidara se puso de pie lentamente, acercándose al menor, lo abrazó suavemente y besó sus cabellos azabaches, sintiendo un vacío en su pecho al escucharlo sollozar. -¿Dónde está mi nii-san, oto-chan?
 
-Sasuke va a volver, Akio-chan. –Los donceles voltearon a ver a Naruto, quien se había acercado lenta y silenciosamente. –Solo que, aún no puede comunicarse con nosotros.
 
Deidara vio tristemente como Akio se aferraba al cuerpo de Naruto, quien era el único quien podía decir que Sasuke iba a regresar.
 
Naruto cerró lentamente sus ojos, aferrando sus brazos alrededor del cuerpondel menor, obligando a sus lágrimas quedarse sin escapar; él lo sabía, él lo sentía; cada noche soñaba con el moreno, cada noche oía un "te amor" cada noche oía como susurraba su nombre
 
Notas finales:

quien querrar ayudar a sasuke??!!!! se imaginan????....yo creo que esta claro u.u

uwaaaaa fugaku habra muerto???.....aunque la explosion aun no se da ....morira???? muahahaha

Espero sus lindos comentarios!!!!!

ire corriendo a eesponder los anteriores reviews.

Por cierto... Muchas gracias por seguir mi historia!!!!

Besos!!!!!

Lamentablemente.....creonque ya esta por acabar...aun no se cuantos capitulos quedan, pero ya esta acercando.

Por cierto?? tengo una idea de que le.va a pasar orochimaru.....pero ustedes como quieren que acabe y como acaba minato?

Los dos muertos??? en la carcel???

haganme saber su opinión ;)!


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