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Cosas que aprendí de tí. por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Gracias a mi Beta Reader: Ina Escalante quien puso mano dura conmigo y con mis escritos y me ayudó bastante a corregir algunas cosas en éste capítulo.

Doy por finalizado este fanfic con cuatro capítulos. Lamento de verdad haberme retrasado mucho. Últimamente he tenido algunos problemas de sueño y he andado sin inspiración y como zombie.

Pero bueno, espero que les agrade el capi final, no es lo mejor que he escrito pero ya necesitaba darle final a este fanfic.

También hago la mención de que los fics de la serie continúan, tengo una buena idea para el siguiente fanfic. Así que espero que puedan seguir la serie ;)

 Aclaraciones: Las letras en cursiva son diálogos en inglés (solo que no quise ponerlo en inglés porque no se entendería nada :v )

 

 

…:::Capítulo 4— La maestra de basquetbol:::…

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Las vacaciones habían pasado rápidamente... En un par de días más el curso escolar nuevamente daría inicio y con ello varios acontecimientos ocurrirían: Aomine y Kagami empezarían a cursar el segundo grado de preparatoria, tendrían un nuevo Campeonato Interescolar, así como un nuevo Campeonato de la Winter Cup; y con ello a todos los equipos de la región preparándose para enfrentarse unos a otros y disputar así cada uno de los juegos y ganar los torneos mencionados.

 

Aomine había aprovechado al máximo esas vacaciones, pues se había hecho el propósito de saber, en esas pocas semanas, más acerca de su novio. La lista de cosas que sabía acerca de Kagami seguía creciendo… podía enumerarlas y mencionar algunas de ellas como el hecho de que a su pelirrojo chico le gustaba surfear, cocinaba como los Dioses, tenía ese irremediable miedo a los perros, aquellas dos cicatrices demasiado singulares en su espalda,  y un hermano idiota llamado Himuro Tatsuya…

Aunado a todo lo que había aprendido… él por fin le había entregado la virginidad de su trasero a Kagami, conociendo por fin el salvajismo del pelirrojo cuando de sexo se trataba.

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Se encontraban en una de sus tantas citas; el día estaba nublado, con atisbos de querer llover, pero eso no los detuvo de querer pasar el fin de semana juntos. Ésta vez habían ido al barrio de Shinjuku, un lugar en donde abundan las tiendas de todo tipo y mucha gente transita por esas calles.

Habían visitado varios establecimientos de ropa deportiva, para luego entrar a los de calzado deportivo, en donde ambos pudieron encontrar la marca que comúnmente usaban. A Kagami le brillaron los ojos al ver unos zapatos Nike Jordan en negro y rojo, justo como los que usaba antes de que Aomine le regalara los suyos. El de Tōō no podía evitar pensar que el pelirrojo era demasiado lindo al verlo deambular por estas tiendas como si de un niño en una dulcería se tratara. Cabía mencionar que su pasión también eran los zapatos deportivos, pero él tenía muchos más, a diferencia de su novio.

 

Siguieron caminando después de haber visitado las tiendas de calzado, y Aomine no pudo evitar detenerse frente a un local de lencería femenina, con una sonrisa siniestra en su rostro.

—Kagami…—

—¡No! ¡Ni lo pienses! Ni creas que voy a entrar a ese lugar.— Era obvio que había adivinado los pensamientos de su novio con esa simple sonrisa.

—Oh, vamos, será divertido… además, sería algo interesante; el verte usando algo así mientras yo te fo—

—Basta…— Mostró un ligero sonrojo al saber que varias personas que pasaban por el lugar los miraban extraño. Suspiró resignado y luego mostró una pequeña sonrisa, casi la misma sonrisa que Aomine había mostrado momentos antes. —Hagamos un trato.—

Aomine enarcó una ceja al notar cómo Kagami había pausado su comentario, esperando alguna respuesta, él simplemente asintió con un leve movimiento de cabeza.

—Me pondré esa lencería…—Señaló el aparador, justo en un conjunto de ropa interior negra —Si dejas que yo te haga el amor todos los días por una semana…. —

—¿Ah?— Su pregunta en sorpresa no se hizo esperar. Debía admitirlo, el que Kagami lo hiciera suyo era demasiado placentero, pero entregarle el trasero por toda una semana… no era una muy buena idea de empezar el nuevo curso en la preparatoria. —Ahora que lo dices… no se ve tan linda esa lencería.—

El pelirrojo trató de evitar reír ante el comentario del moreno, en lugar de eso solo mostró una sonrisa de triunfo

 

Ambos siguieron caminando por las calles tan transitadas; calles en las que cualquiera se podría perder debido al congestionamiento de personas. Era inevitable que ambos caminaran de la mano, no tenían mucho de qué preocuparse, puesto que había mucha gente, y aunque ellos fueran unos adolescentes de 1.90 pasaban desapercibidos.

De repente, la atención de Aomine se vio enfocada en un local que tenía un letrero enorme con las letras ‘Gran Inauguración 2X1’; y al notar que era una pizzería no dudó dos veces en proponerle a Kagami entrar a ese lugar. Además de que ese 2X1 era muy atractivo, sobre todo para su billetera, y como era de esperarse, su pelirrojo novio aceptó gustoso la invitación, ya que… se trataba de comida, una de las pasiones de Kagami.

 

La pizza no era una comida muy del gusto de ambos, sin embargo, comerla de vez en cuando no era tan malo.

Kagami tomó asiento en una de las pequeñas mesas del establecimiento y Aomine se dedicó a ir hasta donde la encargada para hacer su pedido.

Kagami suspiró mientras tomaba lugar correctamente en su asiento, mirando a su novio moreno haciendo fila para ordenar. Un ligero rubor tiñó sus mejillas cuando notó cómo Aomine seductoramente le guiñaba un ojo.

Tch… idiota…” Pensó con una pequeña sonrisa en sus labios, para luego sacar su celular y distraerse un poco mientras el moreno hacía el pedido.

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La comida en la pizzería había sido buena, sin embargo, ninguno de los dos cambiaría las hamburguesas por las pizzas, definitivamente amaban la comida de Maji Burguer. Salieron de dicho establecimiento cuando Kagami se sintió totalmente satisfecho… y aquello le costó a Aomine casi cuatro pizzas tamaño familiar, sin embargo, debía confesar que le parecía muy interesante la cantidad de comida que podía engullir su novio.

 

Caminaron nuevamente por las calles, sin embargo, Kagami inevitablemente soltó la mano de Aomine y chocó con un chico un poco más bajo que él. Aomine giró el rostro para presenciar la escena, volviéndole a ofrecer su mano al pelirrojo quien la tomó al momento.

—Lo siento.— Se disculpó deteniendo su andar y mirando al chico pelinegro que se encontraba frente a él.

El chico simplemente formó una sonrisa.

—¡Kagami! ¡Qué sorpresa verte por aquí!—

El as de Seirin abrió los ojos en sorpresa al escuchar la voz tan familiar y pudo reconocer inmediatamente a ambos chicos que se encontraban junto a él.

—¡Mitobe-senpai, Koganei-senpai!— Mencionó, provocando que Aomine soltara rápidamente la mano de Kagami y mirara hacia otro lado, como desentendiéndose de todo el asunto.

—¿Qué haces por aquí… —Koganei pausó su pregunta y miró fugazmente a Aomine —… con… él?—

 

Kagami tragó saliva al escuchar la repentina pregunta, y trató de pensar en alguna excusa que los sacara del problema en el que se habían metido. No le pasó por la mente si Mitobe y Koganei los habían visto tomarse de las manos.

—Koganei-senpai. ¿No lo sabe? Él y yo solemos jugar 1 a 1.— El nerviosismo se escuchó en su voz, y pensó por un momento que el mentir no era su punto fuerte.

Mitobe miró a su acompañante, y simplemente alzó las cejas, comunicándose con simples gestos con Koganei.

—Mitobe no cree que estuvieras jugando con él.— Nuevamente miró al chico de Tōō.

Aomine suspiró en molestia y se paró junto a Kagami, con ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Hey, senpai. — La voz gruesa de Aomine se escuchó, acaparando a los otros dos jugadores de Seirin —Decidimos venir a comer algo a Shinjuku, un amigo me dijo que inaugurarían esa pizzería — Señaló el local que se encontraba varios metros atrás.

Los tres quedaron en silencio por unos segundos, mientras Koganei vislumbraba el enorme letrero de la pizzería que había señalado el moreno.

—Además — Nuevamente habló el de Tōō —Parece que ustedes dos se llevan muy bien. ¿Verdad senpais?— Mostró una sonrisa demasiado extraña, haciendo que las mejillas de Koganei se sonrojaran con ese simple comentario y Mitobe se pusiera un poco más serio de lo normal.

 

Kagami no pudo evitar darle un codazo a su novio en las costillas por tan osado comentario en doble sentido que había hecho, haciendo que el moreno se quejara un poco.

—B-bueno Kagami, nos veremos el lunes en la escuela.— Fue lo último que Koga pudo decir antes de caminar junto a Mitobe a pasos apresurados y confundiéndose entre la gente, perdiéndose a la vista de los dos ases.

—Idiota… ¿Por qué demonios dijiste esas cosas?— Pronunció retomando nuevamente su andar, con Aomine a su lado.

—Vamos, Bakagami. ¿Acaso no te das cuenta? Esos dos son iguales a nosotros.—

Frunció el ceño ante las palabras del moreno. No entendía de qué rayos estaba hablando Aomine… minutos más tarde entendió por fin lo que Aomine había querido decir. Sin embargo, no era un tema en el que debiera meterse, no debía de importarle si sus senpais tenían una relación o no, pues él estaba en la misma posición con el jugador de Tōō.

 

Kagami supuso que la cita había terminado con esa comida en la pizzería, sin embargo, Aomine tenía otros planes para ese momento, esos planes incluían por último ir al parque, donde los árboles de cerezos se mostraban en todo su esplendor, regalando una bella vista. Debían ir antes de que la noche cayera de lleno sobre la ciudad y frustrara sus planes.

 

Pero no fue la noche la que frustró los planes del as de Tōō, sino más bien fue la lluvia, que de repente empezó a caer sin compasión sobre toda la ciudad.

 

—¡Demonios!— Masculló el moreno, tomando la mano de Kagami y comenzando a correr hacia el departamento de su novio y Kagami no puso ninguna resistencia a los actos del moreno. La gente en las calles había desaparecido, muchos se habían resguardado en los locales más cercanos mientras otros trataban de tomar algún taxi.

 

Habían corrido por varias cuadras hasta que llegaron a un lugar conocido… solo un par de calles más y llegarían a su destino. La lluvia no cesaba, aunque, si lo meditaba más tiempo… la vista de ellos dos corriendo en la lluvia le causaban una especie de mariposas en el estómago.

—Espera… Aomine…— El de Seirin detuvo su andar, sabiendo que su ropa estaba completamente empapada por la lluvia, ya ni siquiera tenía caso el seguir corriendo.

Aomine dejó de correr y giró el rostro hasta toparse con aquellos orbes rojos que tanto amaba, preguntándole a Kagami con la mirada qué era lo que lo había hecho detenerse.

—Bésame…— Pidió sin soltar la mano morena, sintiendo su ropa pesada, teniendo esa necesidad inmediata de sentir los labios de Aomine sobre los suyos.

El de Tōō formó una pequeña sonrisa en su rostro, miró a los alrededores y no pudo encontrar a ninguna persona cerca. Contempló por unos segundos a Kagami: sus cabellos rojos completamente mojados, esas gotas de agua resbalando por su rostro, esa camiseta que se amoldaba perfectamente a su cuerpo… era una bella visión y sin pensarlo dos veces hizo lo que el pelirrojo le había pedido.

 

Los labios de Kagami fueron tomados tiernamente por los del moreno, sintiendo el contacto frío sobre su piel, empezando con movimientos lentos y suaves que hacían latir desesperadamente el corazón del delantero de Seirin.

Sin tardanza, Aomine deslizó su lengua dentro de la cavidad de Kagami, sintiendo cómo la lengua contraria empezaba un vaivén lento de movimientos que encendían su pasión inevitablemente.

Ambos podían admitir que la lluvia le añadía más sensualidad al asunto de besarse, poco a poco la temperatura entre sus cuerpos empezaba a aumentar, y las caricias se iban volviendo más demandantes. En ese momento no les importó que alguien pudiera verlos, pues podían sentirse solos en esas calles, sin gente mirando, sin un alma cerca…

 

Las manos de Kagami empezaron a colarse por debajo de la camiseta mojada de Aomine, sintiendo la piel morena sobre sus dedos. Aomine empezó a profundizar más el beso, tomando al pelirrojo de la nuca y con otra mano atrayéndolo hasta juntar  todo su cuerpo con el de su novio. Fue en un roce de ambas entrepiernas en el que Kagami tuvo que finalizar el beso y mirar al chico de Tōō con el deseo en sus ojos.

—Date prisa… lleguemos al departamento.—

Aomine tuvo que morder su propio labio al escuchar las palabras en total deseo de su novio. Formó una pequeña sonrisa en sus labios y sin demora se dispuso a acatar las órdenes del diez de Seirin.

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Torpemente Kagami abrió la puerta de su departamento, sin poder despegar los labios de Aomine de los suyos, sintiendo aquella lengua traviesa no solo apoderarse de sus labios, sino también de su barbilla, de su cuello, de sus orejas, de toda la piel expuesta en ese momento. Ni siquiera pensó en la posibilidad de que alguno de sus vecinos pudiera verlo; aquello no le importaba en lo absoluto.

De golpe entraron al departamento y cerraron la puerta a su paso, entre besos ardientes, roces quemantes y caricias en ambos cuerpos, hasta donde sus manos alcanzaban a tocar. Justo después de haber entrado, empezaron a despojarse de la ropa mojada. Aomine, con respiración agitada y el deseo encendido empezó a quitarle a Kagami su camiseta, con movimientos rápidos y demandantes, mientras el de Seirin se encargaba de despojar al moreno de su pantalón completamente mojado, empezando por el estorboso cinturón.

 

Después de algunos minutos ambos dejaron sobre el piso sus ropas empapadas de lluvia, quedando solamente en ropa interior. Sin demora empezaron a dirigirse hacia la recámara de Kagami, pero Aomine no podía esperar más tiempo, quería hacer suyo al pelirrojo lo más rápido posible; en un rápido movimiento el de Tōō cargó a su novio provocando en Kagami  una pequeña risa ante las acciones. El moreno sintió las piernas de Kagami rodear su cintura y sus brazos envolver su cuello con delicadeza, mientras que su erección rozaba con el estómago del pelirrojo… Por su mente no pasó el hecho de que Kagami pesaba mucho, pues parecía que su excitación le había dado más fuerza de la habitual para cargar al as de Seirin apropiadamente y empezar a caminar hasta la alcoba.

 

Kagami, en el pequeño recorrido hacia la recámara no dejó de depositar besos fugaces por todo el rostro de Aomine, hasta que por fin entraron al cuarto ansiado. Aomine bajó al pelirrojo y cerró la puerta  del cuarto a su paso; lo que no esperaba era que Kagami se abalanzara hacia él y lo besara frenéticamente, queriendo tomar control del beso, y por un momento, Aomine accedió a los besos demandantes de su novio.

—Kagami…— Musitó el moreno en el beso, pronunciando el nombre de su chico casi en un gemido.

El de Seirin, hizo caso omiso al llamado, y se dedicó a seguir besando al moreno, empujándolo lentamente hacia la cama, y Aomine no pudo evitar pensar en que Kagami lo quería tomar en ese momento y no sabía si dejarse guiar por Kagami o invertir las cosas. Pero no pudo pensar tan rápido, pues cuando se dio cuenta la parte trasera de sus rodillas pegaba contra la cama y Kagami lo empujaba hasta quedar sobre el colchón, sin embargo, pudo sentir algo extraño al momento de recostarse.

 

Ambos escucharon un gruñido de molestia, una voz que no provenía de ninguno de los dos chicos presentes.

—Kagami ¿Qué demonios?— Sintió que algo, debajo de él se revoloteaba y sin pensarlo dos veces se levantó de la cama, como impulsado por un resorte al ver cómo, entre las sábanas algo se movía misteriosamente.

—¡Shit!— Maldijo Kagami en inglés al saber quién era la persona que se encontraba entre las sábanas.

 

Aomine notó cómo la persona que estaba enredada entre las cobijas lentamente se levantaba, y aunque el moreno no pudo ver el cuerpo completo de la chica rubia, pudo saber que ella estaba totalmente desnuda. No pudo más que sentirse traicionado, celoso y furioso.

 

¿Qué rayos está pasando?— La chica empezó a hablar en Inglés sin que Aomine pudiera entender ni una palabra de lo que ella había dicho.

Alex ¿Qué estás haciendo aquí?— Kagami gritó con asombro, para luego dirigirse hacia su armario y sacar de allí un par de pantalones para él y para Aomine.

—¡Taiga, regresaste! — La rubia denotó una enorme sonrisa.

Aomine sintió que la sangre le hervía al ver cómo su novio y la chica hablaban en un idioma muy desconocido para él, conversando como si no se tratara de nada malo, lo primero que se le vino a la mente fue el hecho de que su novio le estaba siendo infiel con esa chica.

Formó sus manos en puños y apretó los dientes fuertemente.

—Aomine… no es lo que tú crees.— Trató de hablar para calmar a su novio, quien parecía despedir un aura muy amenazante. —Escucha, ella sólo es mi—

Pero Kagami no pudo terminar su frase, pues sintió un fuerte golpe en el rostro, producto de un fuerte puñetazo que Aomine le había propinado.

El moreno no pudo formular ni una sola palabra en ese momento, y sin decir nada, abrió rápidamente la puerta del cuarto y salió con pasos apresurados, a pesar de que Kagami lo llamaba.

 

—Te dije que esperes…— La mano de Kagami se situó sobre la muñeca del moreno, evitando así que diera un paso más. No le importaba en lo absoluto el dolor que sentía en el rostro, debía tratar de explicar la situación a su novio. Pero su agarre no duró mucho, pues Aomine fue más rápido y escapó de la habilidosa mano del chico de Seirin.

 

—¿Me trajiste aquí a pesar de que tienes a tu amante en tu cama?— Estaba bastante enojado, debía irse de inmediato antes de seguir golpeando.

—Idiota, ella no es mi amante.—

—¡¡No. Claro que no… El hecho de que una chica esté desnuda en tu cama no significa nada!!— Su sarcasmo no se hizo esperar, y volvió a retomar su camino hacia la puerta, no le importaba si su ropa estaba empapada, podría regresar con esa misma ropa sin importarle lo demás.

Cuando notó cómo la chica rubia, ahora vestida, se dejaba mostrar saliendo de la alcoba de Kagami.

—No soy su amante…— Interrumpió la chica, habiendo escuchado cada una de las palabras del moreno —Soy su maestra.— Cruzó los brazos al sentirse un poco ofendida al saber que aquél chico pensaba que su alumno era algo más que eso.

Aomine detuvo todos sus movimientos al escuchar las palabras de la chica y aún con molestia en su mirada giró para encarar a Kagami y a aquella chica. Si estaban jugando con él, definitivamente no era divertido.

Tuvo aquel presentimiento de quedarse y escuchar todo lo que su novio y aquella chica tenían que decir, pero primero debía por lo menos vestirse.

 

—Más te vale que tus excusas sean buenas, Bakagami, o patearé tu trasero, y no de una forma literal.— No se atrevió a mirar aquellos ojos rubíes, simplemente pasó de largo al pelirrojo, regresando a la recámara para tomar algo de ropa prestada y vestirse.

Alex miró cuestionante a su alumno, no se necesitaba ser una genio para saber que el chico moreno y el pelirrojo tenían una relación. Kagami no se lo había confesado, y si lo hubiera hecho, ella no había irrumpido en ese lugar de esa forma y causarle a su alumno problemas.

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Había permanecido de pie, con los brazos cruzados y a la defensiva, escuchado de boca de la propia chica rubia toda la historia, desde cómo ella conoció a Kagami y a su tonto hermano Himuro, cómo les enseñó a jugar basquetbol, cómo Kagami había regresado a Japón e incluso el hecho de que en la Winter Cup ambos chicos habían tenido problemas, que después se arreglaron.

 

Aun así… no podía evitar sentirse celoso… primero era el tarado de Himuro, y ahora era aquella chica rubia sexy y con pechos realmente grandes… era como si todos quisieran un poco del amor que Kagami tuviera que ofrecer, y por supuesto que Aomine no estaba dispuesto a compartir ese amor con nadie; no le importaba que sonara egoísta, Kagami sólo era suyo y de nadie más.

Y parecía que la chica le estaba leyendo la mente, pues se levantó del sillón con una pequeña sonrisa en sus labios.

 

—Habiendo aclarado ese punto…— Habló Alex acomodando sus anteojos y caminando unos pasos hasta estar frente a frente con Aomine —¿Qué es lo que quieres de alguien tan inocente como Taiga?—

Aomine frunció el ceño ante la pregunta, no pudo evitar mirar los enormes pechos de la chica, algo que no pasó desapercibido por Kagami, quien sintió cómo una vena saltaba en su frente al saber que su novio era un maniático de las bubis.

Aomine no entendía muy bien la pregunta de la rubia. ¿Qué quería de Kagami? Simplemente que lo amara como él lo hacía… y obviamente no iba a responder algo como eso, una frase  tan embarazosa  como esa no saldría de su boca.

 

—Basta, Alex. No deberías meterte en este tema.— El de Seirin habló, tratando de sacar del pequeño aprieto a Aomine.

—No… está bien.— El moreno le hizo un ademán al pelirrojo para que no dijera ni una palabra más, y sin preámbulos encaró a la chica que se encontraba frente a él —Es claro que usted no sabe lo que pasé hace algunos meses, antes de conocerlo—Descortésmente señaló a Kagami, y lo que obtuvo como respuesta fue una mirada penetrante y expectante —Él me sacó del abismo en el que había caído…  —Miró a Kagami y le sonrió sólo un poco —Era inevitable que me enamorara de él.—

 

Kagami abrió los ojos en sorpresa y no pudo evitar el sonrojo que había aparecido en su rostro.

Alex parecía estar complacida con la respuesta, y aunque, en efecto, no sabía nada sobre la vida de Aomine, supo por sus ojos zafiro que los sentimientos del chico moreno hacia el pelirrojo eran sinceros.

—¡Pero qué lindo eres!— Mostró una sonrisa enorme y se abalanzó hacia el chico de Tōō, para tomarlo del rostro, pararse en las puntas de sus pies y juntar sus labios con los del chico alto, sorprendiendo con demasía  a Aomine, dejándolo prácticamente en estado de shock.

Kagami maldijo nuevamente en inglés y sin esperar ni un segundo corrió hacia su maestra y la apartó de su novio.

—¿Qué carajos crees que haces?— Debía haber adivinado que Alex haría algo así, y más cuando estaba muy cerca de su novio. El moreno volvió en sí y miró a Kagami realmente celoso, y no pudo evitar sentir esas mariposas en su estómago.

—Este chico es genial.— La rubia no podía desaparecer su enorme sonrisa, notó como la mirada de su alumno irradiaba furia, jamás había visto así a Kagami y debía decir que era una visión muy linda de él.  —Bueno, no quiero hacerles mala compañía… así que será mejor que salga un rato.— Le guiñó el ojo a Kagami y se apresuró a tomar una de sus chaquetas que descansaba sobre el sofá para dirigirse a la salida. —Por cierto... Aomine, cuida mucho a Taiga, suele ser muy tonto, pero es un gran chico.—

 

Ante las últimas palabras de su maestra,  el de Seirin gruñó en molestia, mirando cómo ella salía del lugar y cerraba la puerta a su paso.

—Nunca cambiará…— Chasqueó la lengua al recordar la osadía de su maestra al besar a su novio.

—¿De qué hablas, Bakagami? Ella besa mucho mejor que tú.— Claro que su comentario era solamente para hacer enojar al pelirrojo, pues Aomine consideraba que los besos de Kagami eran los mejores que en su vida había recibido

—Bastardo… aún me duele el rostro —Pasó por alto el comentario del moreno  y llevó su mano hacia su mejilla, justo donde le había pegado el de Tōō —Te haré pagar por esto.—

El golpear a su novio pelirrojo no había sido una buena idea, y menos cuando las cosas se habían aclarado. Si se lo preguntaban en ese momento por supuesto que se sentía culpable, pero no era tan malo jugar un poco más con el jugador estrella de Seirin.

—Pfff ¿Y cómo me harás pagar po—

 

Las palabras quedaron al aire, ya que Kagami había tomado los labios del moreno en un beso desesperado, clamando con su lengua por atención. El delantero de Tōō sintió cómo su ropa era casi arrancada salvajemente y las manos del pelirrojo se situaban en su trasero, apretando y degustando el cuerpo moreno que era solo de Kagami.

Y entonces Aomine comprendió que la noche iba a ser demasiado larga… o al menos hasta que la chica rubia regresara a casa, mientras tanto… él dejaba que Kagami hiciera con él lo que quisiera… después de todo debía enmendar el golpe que le había propinado, y qué mejor forma de hacerlo que entregarse por completo a la persona a la que más amaba.

Notas finales:

Sorry sorry sorry!! sé que esperaban lemmon, lamento no haberlo podido escribir, de verdad que mi cerebro se siente cansado y no entiendo por qué :v 

Debo agradecer a las pesonitas que han seguido este fanfic y me han dejado sus geniales comentarios c: Ya los tengo fichados. En fin... nos veremos en el próximo fanfic!!! <3


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