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¡Atrapado! por Fullbuster

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 Portgas D. Ace POV


        


Que bajo había caído o eso creía yo, no podía quitarme de la cabeza que hubiera accedido a hacer el espectáculo este sólo para proteger a Zoro y es que si no lo hacía, sé que lo pagarían con él, le habrían hecho daño y lo tenía muy claro por la amenaza que me había lanzado el gobernador cuando se llevaron a Zoro. Era idiota, ¿Cómo había accedido a hacerlo? Podía haberme dejado morir no pasaba nada, yo estaba listo a morir si no podía estar con él, por salvarle… era capaz de cualquier cosa, sólo tenía que negarse pero no, tuvo que acceder y yo no pensaba dejarle allí solo haciendo esto.


Quería sacar a Zoro de aquí y mi error fue confiar en que se había quedado voluntariamente como me decían, porque al ir a buenas, les di la opción de cogerme con mayor facilidad sin que les opusiera apenas resistencia, pero de esta se iban a acordar todos ellos, a Zoro no le tocarían y se quedarían tan tranquilos, me vengaría de todos los que le hicieran algo.


Estaba dispuesto a sacar a Zoro de aquí fuera como fuese pero supongo, que primero tendría que recuperarme yo del ataque que había sufrido en la piscina, como odiaba el agua, era una gran debilidad que  no podía permitirme tener, sé que había preocupado a Zoro y es que comerme esta fruta me había hecho fuerte, pero el agua ahora me afectaba como nunca. Para dentro de unas horas estaría recuperado y lo sabía, podría machacarles a todos, de momento, sólo me quedaba esperar a recuperarme.


Me preparé para el espectáculo ese ridículo que quería que hiciera y la verdad, si sólo era sexo me daba igual que me trajesen au no que a otro, en cuanto acabase iría a buscar a Zoro y lo sacaría de aquí. Los guardias me prepararon aunque realmente lo único que hicieron es taparme la boca y agarrarme las manos para evitar que pudiera defenderme. Me colocaron tras una pared y me desabrocharon el pantalón cogiendo mi miembro y metiéndolo por un agujero en una pared. De verdad que estaban todos como cabras, yo no entendía nada, pero cuando sentí como alguien al otro lado la chupaba no pude evitar sentir el placer aunque no podía gritar, ni gemir, ni jadear por culpa de la mordaza.


No podía evitar disfrutarlo aunque no supiera quien estaba al otro lado y es que sentía mucho placer, al fin y al cabo, era sexo sólo que con un desconocido, hasta en parte daba algo de morbo. Intenté concentrarme y pensar en que esto pasaría pronto y podría ir a por Zoro, porque era con él con quien quería estar, era a quien quería sacar de aquí, no pensaba dejarle en las manos de los ciudadanos de esta isla.


Intenté pensar en Zoro porque era la única forma en que podía calmarme, toda esta situación me ponía de los nervios. Odiaba esta situación y más sentirme tan vulnerable en este momento, un desconocido estaba arrodillado al otro lado, dándome placer. Gemí internamente y es que me gustaba lo que hacía aquel chico aunque no se pudiera escuchar nada, tampoco podía demostrárselo, tenía la mordaza y evitaba que hablase o que algún mínimo sonido saliera de mi boca.


Debieron de apartar al chico de mí, porque dejé de sentirlo y los guardias que me retenían me empujaron colocándome una venda en los ojos y guiándome hacia el otro lado de la pared. Intenté resistirme al principio pero no conseguí nada excepto recibir algún golpe para que continuase caminando hacia donde me llevaban. Me ponía nervioso no poder ver nada y cuando me detuvieron y empezaron a masajear mi miembro me tensé el doble. Quería que apartasen sus asquerosas manos de mí, pero ahí seguían moviendo mi miembro sin que yo pudiera evitarlo y al final, me colocaron de tal forma, que sabía que estaban intentando que le metiera mi miembro a uno de los chicos, seguramente al que había estado tras la pared chupándome con anterioridad.


Me negué a entrar en él y recibí un par de golpes más hasta que me obligaron a entrar. No tuve más remedio que hacerlo y aún así, sabía que a ese chico también le habían tenido que tapar la boca o algo porque no se escuchaba nada excepto al resto de presentes que estarían allí masturbándose mientras veían el espectáculo, porque gemían como posesos al vernos, de eso estaba seguro aunque no pudiera verles.


No paraban de decirme cuando llegaba a mi limite que me corriera dentro de ese chico, pero yo no quería, no pensaba obedecerles en todo, era absurdo, yo tenía mi propia forma de hacer las cosas, era capitán de mi propio barco y odiaba que me obligasen las cosas, nadie me podía ordenar algo a mí, así que no lo hice. Busqué todas las fuerzas que me quedaban y salí del chico corriéndome fuera. Por aquella acción se me llevaron fuera prácticamente arrastras y me encerraron en una de las prisiones de abajo pegándome la paliza de mi vida, pero me daba igual, no haría lo que ellos querían, sólo tenía que recuperarme, levantarme y buscar a Zoro.


Estuve varias horas tumbado en aquel frío suelo pensando en sí estaría bien Zoro y es que me preocupaba muchísimo ese chico. Ya no sabía cómo demostrarle todo lo que sentía por él y sé que me odiaba, mi hermano afectado por lo que quiera que sea lo que le habían dado en esta isla… se había ocupado de alejarlo de mí, de hacerle daño y no tenía la menor idea de cómo recuperarle, pero algo tenía que inventarme, algo tenía que pensar, porque no quería renunciar a él.


Sentía como mi cuerpo iba recuperándose de las palizas y mis fuerzas regresaban tanto… como para destrozar la pared de piedra de un puñetazo con mis llamas. Del estruendo que hice vinieron varios guardias a buscarme, a ver qué ocurría y a detenerme, pero yo activé las llamas y desde luego… nadie se atrevió a acercarse a mí, me dejaron pasar como si nada temblando con mi habilidad.


A medida que avanzaba por los pasillos quemé todo a mi paso, iba a incendiar toda esta maldita casa mientras buscaba a Zoro y lo encontré gritando tras una puerta, aporreando la puerta con desesperación para que le abriesen y cuando lo hice, se quedó asombrado de verme a mí.


- Vamos – le dije – nos largamos de aquí.


- ¿Estás bien? – me preguntó preocupado al ver mi cuerpo lleno de moratones de los golpes.


- Larguémonos rápido, no quiero quedarme ni un segundo más en este lugar.


Zoro no me llevó mucho la contraria, al menos aún parecía confiar en mí o eso… o es que quería salir a como diera lugar y le daba igual que fuera yo precisamente quien le sacase de aquí. Corrimos hacia la salida, recogimos sus armas por el camino y tuvimos que pelear contra algunos guardias para salir, pero Zoro era muy fuerte, no tuvimos el más mínimo problema, entre los dos nos podíamos ocupar, a peores personas nos habíamos enfrentado, estos tipos no eran nada para nosotros.


Al salir de la mansión que ahora estaba en llamas y aún podía escuchar al gobernador pedir a gritos que apagasen el incendio, se nos abrió ante nosotros un inmenso bosque. La costa estaba al final de él, lo sabía porque lo había tenido que cruzar para venir, pero sé que sería un largo camino hasta llegar a la playa y no sabía luego… como saldríamos de la isla a menos que Luffy hubiera dado la vuelta al barco como me dijo y viniera hacia aquí para sacarnos. Esperaba que no fuera otra de sus estrategias para dejarme tirado, pero la última vez que le vi, parecía haber vuelto a la normalidad, estaba preocupado por Zoro y eso ya era un gran avance.


- Necesito parar un poco – me dijo Zoro tras habernos alejado corriendo de aquella mansión.


- No podemos parar Zoro, tenemos que seguir, podrían estar buscándonos – le dije.


- Vale – me dijo intentando volver a caminar, pero estaba agotado.


Miré al cielo en cuanto sentí una gota caerme encima y es que ahora se ponía a llover, era lo que me faltaba, una tormenta de nuevo. Odiaba esta isla, hacía que mi hermano se trastornase, no paraban las tormentas, el gobernador era despreciable, los ciudadanos unos pervertidos… ¿Qué diablos pasaba en esta isla? Yo sólo quería salir de aquí cuanto antes y llevarme a Zoro.


Caminamos veinte minutos más bajo la lluvia y la oscuridad de la noche, hasta que el fuerte viento nos dejó sin poder ver nada, estábamos empapados, Zoro agotado y tenía pánico de que alguna rama de uno de esos grandes árboles se nos cayese encima con este viento, así que busqué un lugar para resguardarnos y lo encontré entre unas rocas, una pequeña cueva que al menos nos mantendría fuera de la intensa lluvia hasta que pasase esta tormenta.


- Pararemos allí – le grité a Zoro para que me escuchase con el fuerte viento.


- Vale – me dijo siguiéndome hacia esa zona.


Fuimos hasta la cueva y mientras Zoro descansaba, quise volver a salir a buscar leña para hacer una hoguera y es que Zoro temblaba, pero mirando el tiempo… ahora no encontraría leña seca en ningún lado, la lluvia era demasiado fuerte y venía racheada con el viento. Miré de nuevo a Zoro que se acurrucaba y temblaba, estaba helado.


- Ven aquí  - le dije acercándome a él y sentándome a su lado y él se sonrojó.


- ¿Qué haces? – me preguntó asustado al ver cómo me acercaba a él.


- Darte calor – le dije – acércate, puedo aumentar la temperatura de mi cuerpo para calentarte.


- Eso te agotaría más de lo que ya estás – me dijo y sé que tenía razón, me debilitaría tener mi habilidad encendida toda la noche, pero no iba a dejar que se muriese de frío.


- Cállate y acércate – le dije cogiéndole y acercándole hasta que su cabeza tocó mi pecho mientras le abrazaba para que entrase en calor.


- ¿Crees que nos están buscando? – me preguntó preocupado y aún con la oscuridad, pude ver su leve sonrojo al estar tan cerca de mí.


- No lo creo, esperarán a que la tormenta haya cesado – le dije – por el momento estamos a salvo, pero en cuanto deje de llover hay que salir de aquí y buscar la costa.


- De acuerdo – me dijo.


- Duerme Zoro, yo vigilaré por si acaso.


- ¿Estás seguro? Pareces muy cansado, puedo vigilar yo.


- Zoro… duérmete – le repetí.


No volví a escuchar ni una queja por su parte, pero al cabo de veinte minutos, ya volvía a sentir que estaba despierto y es que no podía dormirse. Era un caso este chico. Por muy cansado que estuviera, se negaba a descansar mientras yo estuviera aquí.


- Ace – me llamó de golpe.


- ¿Hmm? – indiqué para decirle que le escuchaba.


- Aquella chica… - intentó hablar.


- No sé quien era – le dije – Luffy la metió en mi cuarto tras darme un somnífero – le aclaré – pero puedes pensar lo que quieras Zoro, entiendo que no confíes en nadie después de lo que te hicieron, aunque me habría gustado que te fiases de mí, siempre te he querido, desde el momento en que te vi en Alabasta.


- Te quiero Ace, pero tengo miedo de todo esto que estoy sintiendo por ti – me aclaró de golpe – tengo miedo a que me traiciones.


- Yo no lo haré – le dije – quería que vinieras conmigo, que estuvieras en mi tripulación, quería presentarte formalmente, pero no me diste opción. Si no quieres estar conmigo lo entenderé, pero no iba a dejarte en esta isla para que hicieran contigo lo que quisieran – le dije.


- ¿fuiste tú, verdad? – me preguntó y no sé a qué se refería – el del otro lado de la pared, el que entró en mí, sé que te estarían obligando.


- ¿Eras tú? – le pregunté absortó y él asintió


- Aunque no haya sido de la mejor de las maneras… cuando sentí que eras tú, en parte me tranquilicé – me confesó – quiero estar contigo Ace, pero por favor… no me traiciones como lo hizo tu hermano, no lo aguantaría otra vez.


- No lo haré Zoro, te lo prometo – le dije besándole por primera vez después de todo lo sucedido entre nosotros.


 


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