Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solo es una etapa por YisusCraist-Of-Yaoi

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Me preguntaron por ahí si este fic tendría MakoHaru o solo insinuación. Planeo que sea solo insinuado, puede haber o no haber al igual que insinué el MomoTori. Casi como hizo Free en estas dos temporadas, con esa misma dinámica de coqueteo indirecto entre amigos(?)

 

!Perdón por tardar, disfruten el capitulo!

—Esa es una fantástica noticia, Nagisa—dijo Makoto sonriendo y dándole un par de palmaditas al rubio quien reía un tanto emocionado al poder sacar una pequeña parte de sus problemas ante sus amigos— Aun así pudiste habernos dicho.

 

—No podía…—comentó cambiando un poco su gesto a uno más preocupado— la situación era algo delicada y hubo un malentendido… —miró a Rei con algo de tristeza en su rostro y acto seguido bajó la cabeza — lo siento, Rei-chan….te viste involucrado en esto.

 

El de lentes estaba algo pasmado ¿Acaso todo había sido una confusión? ¿No era de él de quien estaba enamorado? Existía una extraña sensación de alivio al saber que Nagisa había estado bien en ese tiempo pero algo de incomodidad al saber esa verdad. Pasó todo ese tiempo culpándose y resulta que ‘todo fue una confusión’. ¿Por qué Nagisa no se lo había dicho? ¿Por qué no le había buscado entonces? Tenía tantas preguntas y una molestia que se acumulaba cada segundo.

 

—Entenderán un poco las cosas cuando le vean…—miró a todos sonriendo de nueva cuenta— prometió venir de visita dentro de poco.

 

Y los ojos de Nagisa parecían brillar y en cambio el mundo de Rei parecía apagarse. ¿Qué hay del dolor y la espera? ¿Quién sanaría esa culpa? Necesitaba hablarlo, externarlo y sin embargo no quería romper el emotivo encuentro, incomodar a sus amigos, crear más problemas. Levantó la vista, sonrió de la manera más fingida que pudo al rubio y ladeó un poco la cabeza.

 

—Será interesante conocer a esa persona especial para usted —y Nagisa se detuvo, solo fue un segundo en que sintió que esas palabras fueron dolorosas. Si tan solo pudiera decir que esa persona especial era justo él pero tenía que callarse, fingir y dejar de lastimar a Rei.

 

Nagisa asintió, el tiempo siguió avanzando y prefirieron ignorar por un instante que las mentiras, los relatos, las confusiones y las palabras habían destruido las murallas de una falsa fortaleza interna. Y pudieron seguir riendo por los relatos de Makoto, por los despistes de Haruka y leves anécdotas de ellos dos pero detrás de esas sonrisas, podían sentir en sus propios mundos y propias mentes, había un mar de lágrimas.

 

Tras largas despedidas y promesas de reencontrarse próximamente partieron a sus respectivos ‘hogares’. Haruka vivía en un apartamento cercano a su campus mientras que Makoto vivía en otro en un distrito cercano pues sus escuelas no eran las mismas. Nagisa y Rei por su parte vivían en los internados del campus aunque en diferentes secciones. Por ende, para poder volver el tomar un taxi juntos era la mejor opción y más a esas horas.

 

Alzaron la mano a sus amigos y subieron al vehículo indicándole a donde se dirigían. Empezó a avanzar, las luces pasaban e iluminaban entre pausas el rostro de ambos, cada quien viendo a una ventana opuesta en un silencio sepulcral. Nagisa bien podía fingir y romper el silencio diciendo algo divertido pero parecía entender que no era el momento, que Rei estaba triste o disgustado y que, seguramente, era por su causa.

 

Pero como el dolor o la alegría misma ello debía pasar, debía cambiar poco a poco, seguro con el tiempo ellos volverían a ser los amigos que eran antes o aquello era lo que Nagisa más añoraba, lo único en lo que se concentraba. Mentir fue necesario para restablecer esa amistad.

 

—Solo quiero preguntar una cosa…—el rubio se tensó sutil pero aun así no le miró. Siguió viendo los aparadores, la gente, las parejas ir tomadas de la mano— ¿Por qué no me llamó?

 

Esa pregunta era la que menos quería recibir pero tal vez, en todo ese tiempo, el de lentes la estuvo conteniendo. Era necesario explicarle a pesar de que sería una verdad a medias. Nagisa giró hacia Rei, se acomodó el cabello y sonrió aunque con un dejo de tristeza.

 

—Después de que papá y mamá supieron sobre mi decidieron mandarme a Hokkaido—explicó— ellos estaban muy irritados, como nunca, y terminar en aquel lugar fue algo que me sorprendió pero más aún …que pensaran que había algo entre nosotros.

 

La forma en la que Nagisa relataba las cosas emitía en si tanta tristeza que simplemente Rei no podía mantenerse fuerte o enojado al respecto, si alguien había sufrido en eso más que él mismo era precisamente Nagisa. Debía ser un poco más comprensible y escuchar sus razones.

 

—No quería que tuvieras más problemas … y estaba demasiado avergonzado como para llamar.—bajó un poco la vista— quería explicarte todo pero temía que me odiaras y además… cuando usaba el teléfono de casa siempre había alguien cerca…decir tu nombre era como un tabú familiar…—ante eso ultimo rio sutilmente.

 

—Lo entiendo, ellos deben odiarme y todo fue por un error ¿no?— Nagisa tragó saliva y asintió.— ¿Qué hay de la persona que quieres?...—preguntó y por un momento su corazón latió inseguro.

 

—Pues…—la expresión de Nagisa pasó de la tristeza a una felicidad pura— cuando supo que me habían mandado a Hokkaido me buscó … estuvo cerca de mi todo ese tiempo.

 

Aquello había sido como una leve puñalada al costado. Esa persona debía ser maravillosa, por eso mismo Nagisa debía estar enamorado. Esa persona hizo algo que Rei se negó a hacer, le había buscado hasta aquel lugar independientemente de las consecuencias y eso era admirable. Rei sonrió feliz de que Nagisa encontrase a alguien así de fantástico pero, sin embargo, dolía un poco en el orgullo no ser él.

 

—Estuvo viviendo en las cercanías de mi hogar y trabajando … —continuó Nagisa tallándose la mejilla— cuando expresé mi deseo de venir a estudiar y que mis padres se negaron a sacarme de Hokkaido fue que…decidió pagarlo todo…estoy aquí gracias a su ayuda.

 

Nagisa volvió a sonreír, a mostrar era aura feliz que poseía en el pasado. Esa persona parecía predispuesta a arreglar su vida y a darle la felicidad que su familia le estaba negando. Rei correspondió la sonrisa a pesar de que, internamente, cada palabra le laceraba. Definió ello mismo como remordimiento por no haber sido persistente, por no haberlo buscado seguro Nagisa estuvo martirizándose y pensando que le daba vergüenza su inclinación y, sobre lo mismo, Rei tenía la duda si Nagisa actualmente salía o no con otro chico ¿Cómo sería él? Prefirió no preguntar más, tal vez no quería saber la respuesta.

 

Apenas llegaron al campus cada quien tomó su camino en medio de aquella fresca noche. Nagisa alzó la vista al cielo y sonrió una vez más, su teléfono sonó casi justo a tiempo y lo sacó de su bolsillo para contestar la llamada.

 

—¿Cómo te fue?—dijo la voz al otro lado de la línea.

 

—Estuvo…bien—un silencio, el rubio mordiéndose el labio inferior conteniendo sus ganas de llorar— no sé cómo pude decir todo eso yo…—su voz se quebró un instante, un suspiro cansado al otro lado de la línea.

 

—Esa fue tu decisión… —Nagisa lo sabía, sabía que mentir era cosa suya y que debía de ser fuerte, de superarlo, de encontrar un camino en el cual nadie saliera herido.

 

—Perdón… por preocuparte —dijo más tranquilo.

 

—Eh… —fue toda la respuesta mientras el rubio reía un poco más abiertamente mirando el cielo— tengo que dormir.

 

—Cierto, yo estoy por llegar al dormitorio…—comentó —por cierto…

 

—No tienes que decir nada que no sientas —Nagisa contuvo un suspiro y finalmente exhaló— buenas noches.

 

—¡Buenas noches!—dijo aliviado y tras colgar miró el teléfono sonriendo. Tal vez, de todas las personas, era que más le entendía y alguien así merecía ser muy feliz. Nagisa quería hacer feliz a esa persona, debía esforzarse para ello.

 

Tras llegar a su dormitorio se encontró con las luces prendidas y un Kisumi guardando una bolsa de basura negra, amarrándola y dejándola a lado de la puerta. Se limpió la frente y saludó  Nagisa con una enorme sonrisa, luciendo tan feliz como siempre.

 

—¿Cómo te fue en tu reunión, Nagi-chan?—preguntó el pelirrosa caminando hacia la cama y sentándose, hizo un mohín golpeando el colchón para que el rubio se sentase a su lado y le contara los detalles.

 

—Bastante bien ¿Y esa basura?—preguntó señalando la gran bolsa. Kisumi le restó importancia  con gestos.

 

—Algunas cosas de las que quería deshacerme…anda ven y cuéntame ¿Cómo están Haru y Makoto?—el rubio alzó los hombros y se sentó en la cama lanzando lejos los zapatos.

 

—Ellos están bien, Haru está a punto de clasificar en la selección de su escuela y Makoto está iniciando prácticas—comentó. Kisumi se sorprendió, de verdad ese par estaba triunfando y prosperando pero no le extrañaba pues ambos eran talentosos.

 

—¿Qué más ha sucedido? ¿Alguna buena nueva?—Nagisa se quedó  pensativo unos segundos y acto seguido asintió lanzándose contra el colchón de la cama individual.

 

—Ya he…arreglado todo y se siente bien —Kisumi no entendía del todo a que se refería pero sabía que Nagisa había estado triste y ahora emanaba menos tensión que  antes. Cuando giró la vista para seguir preguntando el rubio ya tenía los ojos cerrados y dormí plácidamente. El pelirrosa suspiró  y cargó al pequeño acomodándolo bien en la cama, enrollándolo en las cobijas y acomodándole los cabellos.

 

—Me da gusto que seas feliz, Nagi-chan—dijo el chico quien acto seguido subió resignado a la parte alta de la litera dispuesto a dormir, a olvidarse un poco de sí mismo como siempre y a pensar en los demás.

 

Mientras tanto en un apartamento de otra región de Tokio un ojiverde miraba desde el balcón la noche extenderse con parsimonia. En la forma de sus cejas se denotaba esa preocupación y en la forma en que sus manos jugaban con la barandilla lo confirmaba. Una taza de té humeante, un agradecimiento con una sonrisa mientras el ojiazul a su lado se quedaba en calma viendo el mismo espectáculo de luces citadinas que hacía un año parecían molestas pero ahora eran parte de sus vidas.

 

—¿Te quedarás hoy?—preguntó Haru al castaño quien miró su reloj de pulso— no debí preguntarlo, es tarde y no te irás así —ordenó entrecerrando los ojos y entrando de nueva cuenta l apartamento. Makoto rio rendido, Haru siempre era así de protector.

Apenas y era notorio o tal vez muchos no consideraban que por unos cuantos meses Haru era el mayor del grupo. Makoto de adolecente había crecido considerablemente rebasándole en estatura pero en su actitud asustadiza, corazón noble y actitudes repletas de timidez seguía siendo un dulce niño al cual Haru protegía. Pero conforme se habían hecho de otras amistades fue precisamente Makoto quien efectuó el cargo de mamá gallina.

 

—Haru….—emitió Makoto en medio de la oscura y densa noche cuando las luces de la habitación yacían apagadas y las cobijas les cubrían. El ojiazul tenía los ojos cerrados pero le escuchaba y aun sin emitir sonido alguno Makoto supo que él seguía despierto — ¿Crees que ellos estén bien?

 

Esta vez las preocupaciones de Makoto, a diferencia de otras ocasiones, si tenían razón alguna de ser. Ni Rei ni Nagisa lucían como solían ser y, pese a ser esperado que fuese de esa forma pues la madurez seguro les pegaría, la sensación que los dos senpais percibieron fue muy diferente. Rei solía ser calculador y en algunas ocasiones algo inocente, presumir de cosas y reír sin control cuando algo bueno pasaba pero ahora parecía disperso, taciturno y precavido con cada palabra con una extraña sombra fugaz que aparecía en su mirada. Nagisa era sin dudas el que más había cambiado, ni una sola vez había alzado con exageración la voz y reía dentro de los limites, hablaba de las cosas que vivió como evitando hundirse mucho en el tema, cuidando cada palabra como si ocultase algo y, aunque Makoto no había entendido del todo ese último punto, este no pasó desapercibido ante Haruka.

 

—No lo sé— respondió y aun antes de decirlo Makoto predijo que aquella sería la respuesta de Haruka, después de todo él siempre era así. Pero aun en su actitud fingida de despreocupación hacia lo que pasaba con sus amigos igual sabía que él había pensado lo mismo.

 

—¿Crees que deberíamos hablar con Nagisa? ¿Preguntar más? Temo….que él esté en algún problema o que la esté pasando mal —Haru suspiró y volvió a cerrar los ojos. Anteriormente hubiese dicho que no, que la corriente siguiera su curso pero tampoco se consideraba la clase de hombres que enfrentaba esas cosas de frente.

 

—Si él nos necesita nos buscará…¿no?—fue lo último dicho y lo suficiente para que Makoto entendiera que no importaba cuanto intentaran si Nagisa no era sincero por su voluntad ni a tortura ni peticiones amables cedería a hablar de que era lo que ocurría realmente.

 

Y lo que ocurría realmente era algo que Rei en ese instante desconocía o que más bien, tras la historia de Nagisa, había creído y tranquilizado solo un poco al saber que entre ellos todo estaba ‘bien’, que Nagisa no la pasó tan mal y que ahora podían paso a paso restablecer su amistad sin problemas, sin incomodidades. Aquello debía estarle a esas alturas alegrando un tanto, emocionarse pues es lo que había estado buscando pero sin embargo recordar su sonrisa mientras contaba lo que había ocurrido dejaba en su pecho una sensación incómoda y un sabor amargo en los labios.

 

Se levantó en medio de la noche en su oscura y solitaria habitación en el campus. Su superior, con quien compartía cuarto, poco tiempo pasaba ahí por que duraba horas y horas estudiando en la biblioteca o en grupos de estudio por lo que era muy normal ver el lugar vacío y eso daba espacio para esa eterna charla consigo mismo.

 

—No….yo no estoy bien…—dijo bajando la mirada y tallándose los ojos disgustado. Sentía que debía disculparse por no haberlo buscado, por no haber sido el mejor amigo que merecía, por haber temido por complejos estúpidos e ideas erróneas. Solo diciéndolo podía reestructurar su amistad y ser vagamente lo que fueron en el ayer o al menos sonreír sinceramente uno a lado del otro.

 

Y mientras había esa noche intentando detener sus lágrimas en la habitación de Nagisa estas salían sin control cuando pensó que Kisumi se había dormido, cuando creyó tener privacidad para liberar toda esa culpa, frustración, miedo, pena, dolor y remordimiento materializadas en gotas que salían de sus orbes rosáceos. Era malvado de su parte ¿No? Pero era necesario. No sabía cuándo tiempo resistiría y esperaba con todas sus fuerzas acostumbrarse al dolor de estar al lado de Rei, contener esas ganas de abrazarlo y aceptar la palabra “amigo” nuevamente, todo por el bien de ambos, todo para no volverlo a arruinar.

 

—Nagi-chan…—la voz dulce de Kisumi le hizo sorprenderse y tallarse las lágrimas rápidamente para después quedarse estático dándole la espalda. El pelirrosa silencioso había bajando de la litera y le observaba con el seño fruncido de preocupación.

 

Nagisa no dio respuesta ni señal y sin embargo las ganas de seguir llorando le embargaban. Creyó que el otro chico desistiría tras ver sus pocas intensiones de hablar pero cuando sintió el peso en la cama y sus brazos rodearle se sorprendió. Una sonrisa por parte de Kisumi, una caricia que parecía comprensiva y un susurro dulce que tocó su corazón.

 

—Las penas se alivian llorando y con abrazos…—el rubio entrecerró los ojos y se giró un poco para ver a Kisumi quien ocultaba sus ojos bajo su cabello rosa palo— si quieres llorar hoy yo te acompañaré pero mañana hay que reír nuevamente.

 

Contuvo el aire un momento y finalmente partió en llanto aferrado a él. Hacía ya un tiempo que no lloraba de esa forma, hacia un tiempo que no le abrazaban mientras lloraba y agradecía que sus pasos le llevaran a otra persona que solo le diera consuelo sin hacer preguntas al respecto. Pero, por consideración e igualdad, Nagisa decidió en un pacto interno no preguntar por qué esa noche Kisumi también lloraba.

 

Cuando despertó al día siguiente Kisumi ya no estaba en su cama y en parte agradeció mentalmente que no fuera así, no supiera cómo reaccionar en esa situación ni que decir en base a las preguntas que podían surgir en ese momento. Se preparó para su primera clase, olvidó un poco las angustias y lavó su rostro y esa hinchazón de los ojos enrojecidos.

 

Hora de volver a la realidad.

 

A pesar de los problemas de la vida diaria dentro del salón de clases todos eran estudiantes y debían mantener su mente enfocada en cada lección que el profesor les otorgaba, ser constantes y superarse. Agradecía el rubio que lo aprendido ese día le había ayudado a olvidar un poco de las angustias que parecían querer dominarle y tras ver sus apuntes los cuales, a diferencia de sus años en Iwatobi, estaban más rebosantes de palabras claras y menos cantidad de dibujos le hacía sentir cierto orgullo y recordar aquella promesa que hizo.

 

Es cierto, la decisión de estudiar esa carrera a todos les parecía extraña y, cuando le preguntaron en la reunión del día anterior él solo había contestado “Es bueno ayudar a otros ¿no?”. Si, Nagisa quería ayudar a las personas pero con una causa más profunda que la que había resumido.

 

Apenas salió de la primera clase y mientras se preparaba para la siguiente el sonido de su móvil le sacó de sus pensamientos y le hizo reaccionar torpemente. Tomó el teléfono y lo abrió sorprendiéndose del remitente de donde venía tal mensaje.

 

“¿Podríamos vernos? Hay algo que necesito decirte”

 

Provenía de Rei y en ese momento toda su seguridad y fortaleza se volvió a destruir como si hubiese sido construida con papel. Guardó el móvil en su bolsillo, fue al sanitario y se encerró en uno poniendo seguro y sentándose arriba de la tapa. Sus manos temblaron un poco ¿Por qué pasaban esas cosas? ¿Por qué cuando se sentía confiado y seguro de que sus sentimientos se desvanecerían volvía a saber de él? Primero tras su reencuentro en Tokio y ahora eso, ya que se sentía un poco calmo después de llorar él le mandaba un mensaje.

 

¿No era injusto?

 

Nagisa se quedó hecho un ovillo arriba de la tapa del sanitario y hundió sus ojos entre sus rodillas intentando calmar ese temblor en su cuerpo, ese nerviosismo que hacia latir con fuerza su corazón. Sacó el móvil y releyó el mensaje varias veces, una parte de él deseaba saber que necesitaba Rei pero otra parte prefería hundirse en la duda y seguir su plan de olvidarlo todo. ¿Tendría que ver sobre el tiempo separados? ¿Sobre la confusión? ¿Sobre algo más?

 

No, debía dejar de lastimarse con absurdas ilusiones, dejar que las cosas pasen como siempre lo dejó ser. Tecleo algunas palabras y antes de revisar si estaba bien escrito o cualquier cosa clicó la tecla de enviar y exhaló con fuerza pegándose la pantalla del móvil en la prende.

 

“No sé qué día tenga disponible, la escuela empezó siendo algo pesada pero estaría bien”

 

Mintió o al menos sonó como si le evitara y no sabe si eso estaba bien o estaba mal pero precisamente eso haría, evitarle o por lo menos si se encontraba con él quería que Haru y Makoto estuvieran ahí para no cometer una estupidez, para no tener esa sensación de abrazarlo y hundir su nariz en sus ropas aspirando ese aroma a lavanda, esa suavidad tan única, esa calidez que emanaba. Sollozó, extrañaba tenerle a pesar de que nunca fue suyo. El teléfono volvió a vibrar después de unos minutos y esta vez más seguro leyó.

 

“Entiendo, cuando tenga una oportunidad me informa”

 

Nagisa prefirió no decir más, se limpió las lagrimas y miró la hora. Su segunda clase se habia pasado y no pensaba asistir con esos ojos hinchados y esa cara demacrada. Necesitaba un respiro de todo y a su vez, una vocecilla tonta en su cabeza, le decia a gritos “Mantente cerca de él, lo necesitas”.

 

Y si lo necesitaba pero esa necesidad le estaba matando.

 

 

 

Notas finales:

¿Por que llora Kisumi? Ya sabrán, ya sabrán.

 

-Yisus


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).