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Cuando el viento susurra tu nombre por girlutena

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Notas del capitulo:

Lo siento mucho....tengo excuza de nada...así que... 

espero que les guste >..<!!

Los días habían pasado con demasiada lentitud, mientras el clima iba cambiando constantemente, mientras que el sol, en estos momentos, brillaba en lo más alto del cielo azul, resplandeciendo todos los hermosos y lejanos lugares, dejando que las altas montañas se percibieran a lo lejos y se vieran pequeñas e indefensas.


Los cabellos largos y dorados del joven hobbit se removieron suavemente, gracias al suave vendaval que soplaba aquella mañana; los hermosos ojos azules del hobbit brillaron con verdadera emoción al observar a lo lejos el final del frondoso bosque, en el que se encontraba.


Frodo se bajó lentamente, del hermoso corcel y acarició con demasiado cuidado la suave crin del animal y sin poder evitar soltó una pequeña sonrisa al escuchar el suave relinchar, le dio un pequeño turrón de azúcar, mientras que él admiraba desde lo lejos a las altas montañas.


Soltó un suave suspiro, sin darse cuenta sus dedos acariciaron la pequeña medalla que le había entregado el Adán y lentamente regresó su mirada hacía el camino que había dejado atrás, cerró lentamente sus ojos.


 


Ya habían pasado unos días desde que se había marchado de Las montañas azules, dejando atrás a Gandalf y recibiendo una pequeña empuñadura por parte del hermoso elfo Elrond, cerró lentamente sus ojos, recordando la calidez que le había recorrido su cuerpo al recibir el gratificante abrazo del elfo.


Abrió lentamente sus ojos y llevó sus delgados dedos, hasta la suave tela de su camisa, sintiendo la textura de la fina camisa, tejida por los hilos de su tío, sus finos dedos se colaron por debajo de la tela y sintió un suave calor incorporarse en sus mejillas al recordar las suaves caricias de aquellos dedos, sobre su piel.


Sonrió suavemente al sentir el hocico húmedo del animal acariciar su mejilla.


 


Las espuelas de los caballos sonaban con fuerza, agitando con fuerza la tierra, dejando una capa densa de polvo y montículos de tierra, detrás de ellos, los largos cabellos de los varones se movían con fuerza, siendo azotados por el fuerte soplido del viento.


Los cortos brazos de Gimli iban fuertemente aferrados alrededor de la ancha cintura de Boromir, mientras iba quejándose por la rapidez del caballo y por los fuertes galopes que daba el animal.


El sonido de los animales relinchando fuertemente le hizo alzar la mirada, frunció fuertemente su ceño, mientras que Aragorn se detenía abruptamente, al mismo tiempo que Boromir llevaba su mano a la empuñadura de su arma.


Todos llevaron sus miradas hacía el alto cielo y pudieron admirar como el cielo despejado de nubes, empezaba a ser opacado por una densa nube gruesa y oscura.


 


-¡El ejercito de Sauron! –Los grandes y negros dragones, llegaron volando con fuerza sobre ellos, mientras que los finos oídos de Gimli, pudieron oír las fuertes pisadas de los Uruk-hai, acercarse con demasiada rapidez hacía ellos.


-No es una chusma descerebrada de orcos; estos son uruk-hai. Su armadura es gruesa y sus escudos fuertes.


 


Gimli saltó del caballo con total agilidad, sacando su hacha y poniéndose en guardia, al mismo tiempo que Boromir desenvainaba su espada.


El ejército de los Uruk-hai se detuvo en lo alto de la colina, soltando un fuerte grito al cielo, alzando sus armas y mostrando sus dientes afilados, mientras que desde el cielo de pronto empezaban a car frías gotas de lluvia.


Aragorn desenvainó su espada al escuchar el suave susurro del vendaval, alzó su espada, a la vez que daba la señal para atacar.


 


Frodo alzó rápidamente su rostro para observar como las nubes negras empezaban a cubrir el soleado día, llevó su mano hasta su frente para secar una pequeña gota que había caída sobre él; cerró lentamente sus ojos, mientras que las pequeñas gotas empezaban a caer poco a poco sobre su menudo cuerpo.


 


Se puso de pie y caminó despacio hasta llegar a las faldas de la colina, observando y sintiendo como la fuerte lluvia empezaba a cubrir todo el lugar.


Sus pequeñas manos se aferraron fuertemente a las riendas del caballo, mientras que este empezaba a relinchar agitado, el elfo frunció suavemente su ceño y guío rápidamente al corcel hasta el siguiente pequeño pueblo.


Los galopes del animal empezaron a hacerse mucho más frenéticos al oír el fuerte rugido de un orco, muy cerca de ellos, el animal pudo sentir el leve temblor del pequeño hobbit e intentó galopar cada vez más fuerte, intentando perder a los orcos que venían detrás de ellos.


 


Soltó un suave suspiro, mientras subía las viejas escaleras del viejo hostal, sus manos tocaron la vieja y sucia madera de la baranda, pero negó lentamente con la cabeza, era el mejor lugar que había podido encontrar, un lugar en el que también hubiera alguna caballeriza.


Las pequeñas manos de Frodo palparon suavemente la medalla del Adán, mientras cerraba sus ojos y soltaba suaves suspiros, llevó su clara miraba hasta la ventana, donde se veían las gotas de la lluvia siendo agitadas contra el fuerte viento, mientras que el sonido de los animales se escuchaban con más fuerza.


El hermoso corcel que le había entregado Elrond, ya se encontraba en las caballerizas, le había colocado demasiada paja y heno para que el bello animal no pasase hambre ni frío.


Lentamente su mano izquierda cayó sobre el pequeño morral que le había entregado el medio elfo y recordó las palabras que le había dicho y lo que tenía que hacer de ahora en adelante.


Cerró lentamente sus ojos, intentando conciliar el sueño pero su pequeño cuerpo, empezó a dar vueltas por todo el incómodo colchón que al final terminó abriendo sus hermosos ojos añiles, para ponerse de pie y acercarse hacía la pequeña ventana.


Sus hermosos ojos observaron cómo desde el cielo empezaban a caer fuertes gotas de lluvia, junto con los resplandecientes rayos y los estruendosos relámpagos, cerró lentamente sus ojos, mientras llevaba su mano derecha hacía su corazón. Rogando por el Adán que había robado sus pensamientos y su corazón.


 


Un fuerte y desgarrador grito, se dejó escuchar por toda la inmensa colina; el hermoso pasto verde, se encontraba manchado de sangre putrefacta y aquel olor empezaba a extenderse por todo el lugar, gracias al viento.


Aragorn terminó de cortar con suma rapidez y fuerza la cabeza de uno de los Uruk-hai, que había atacado a su mejor amigo, mientras que Gimli se encargaba de ir a ayudar a Boromir, quien había caído de su caballo.


El adán tomó su espada con ayuda de su mano izquierda y sin importarle su brazo herido, partió en dos la cabeza de uno de los Uruk-hai; penetró con fuerza su espada en el duro suelo, mientras lentamente caía de rodillas.


Soltó un fuerte gruñido y cerró con fuerza sus ojos, llevando su mano herida hasta su pecho, sintiendo como la sangre escapaba de su cuerpo, entreabrió lentamente sus ojos y pudo observar como el enano partía en dos a uno de los Uruk-hai que pensaba atacarlo.


El olor a tierra mojada empezó a llenarle todos sus pulmones y no pudo evitar fruncir su ceño al sentir como sus pulmones empezaban a arderle, mientras que las fuerzas iban abandonando poco a poco su cuerpo, mientras sus rodillas tocaban la tierra húmeda, escondió su rostro entre el hueco de sus brazos.


Cerró lentamente sus ojos grises y soltó un ligero gemido, mientras recordaba el dulce aroma de la fragancia de aquel hermoso hobbit, el menudo cuerpo del menor y como esos finos cabellos dorados brillaban bajo la luz del sol, soltó un suave suspiro al recordar como esos grandes ojos verdes, le miraban llenos de amor.


Lentamente alzó su mirada, observando como el cielo empezaba a despejarse y le rogó al cielo poder verlo una última vez y no morir en aquel desolado lugar.


 


No se había dado cuenta del tiempo que había pasado, sentía su cuerpo entumecido y pesado, podía sentir la humedad del suelo atravesar la gruesa tela de su camisa, entreabrió lentamente sus ojos, pudiendo notar como las nubes empezaban a alejarse.


Su respiración ahora era lenta, podía sentir los lentos latidos de su corazón chocar contra su pared torácica. Sus finos oídos se concentraron en los fuertes gritos de sus amigos y sus rápidas pisadas, pero aun con la cabeza aturdida los podía escuchar como ecos.


El suave aire entró limpiando sus pulmones y sintió una suave descarga atravesar su columna vertebral, abrió rápidamente sus ojos al escuchar la dulce voz del pequeño hobbit, llamándolo, apoyó rápidamente sus codos sobre la tierra y con extrema agilidad desenvaino su espada, cortándole el cuello a uno de los Uruk-hai que venía para acabar con su vida.


 


 


Frodo abrió rápidamente sus ojos, sintiendo como su pecho subía y bajaba con demasiada rapidez, apoyó lentamente sus manos sobre el inconfortable colchón de paja, hasta sentarse sobre el, llevó una de sus mano hasta su pecho, sintiendo como su corazón empezaba a palpitar con demasiada fuerza.


Llevó sus dedos para acariciar sus cansados párpados, sintiendo como las pequeñas gotas de sudor caían lentamente por su frente, mientras que sus ojos intentaban acostumbrarse a la oscuridad que había invadido la pequeña habitación.


Palpó suavemente su pecho, intentando alejar aquella pesadilla que le había invadido momentos antes. Frunció suavemente su nariz, al percibir el olor a tierra mojada que se podía colar por las pequeñas rendijas de las ventanas, haciendo que el suave vendaval moviera ligeramente las sucias cortinas; sus ojos verdes se fijaron sobre la sucia ventana, sobre las pequeñas gotas que aun caían del viejo tejado, resbalando suavemente por la pequeña ventana.


Ya no llovía, ahora tan solo las nubes negras empezaban a desaparecer lentamente, dejando a su paso las brillantes y resplandecientes estrellas, sus dedos acariciaron instintivamente la pequeña medalla de Boromir y cerró lentamente sus ojos; rogando porque el Adán se encontrara a salvo.


Intento cerrar nuevamente sus ojos pero el sonido de las grandes puertas principales del pequeño pueblo, que se abrieron con demasiada brusquedad, le hizo salir de sus cavilaciones, se acercó hacía la ventana observando aterrorizado como los orcos ingresaban con sus hachas, corrió rápidamente hasta tomar todas sus pertenencias y salió corriendo de la pequeña habitación.


Podía oír los fuertes golpes y los rugidos de los orcos, muy cerca de él, mientras que los gritos de las personas empezaron a llenar todo el lugar, bajo los pequeños escalones casi de un salto y encontró como el hermoso corcel ya se encontraba relinchando e intentando salir de la caballeriza.


 


-Tranquilo, amigo. –Frodo intentó apaciguar al animal, pero se dio cuenta por su mano, que todo su cuerpo se encontraba temblando, cerró con fuerza sus ojos cristalinos, esperando que las fuerzas recorrieran por sus venas,  soltó un suave suspiro y con demasiada prisa saltó hasta el lomo del animal, saliendo con fuerza de aquel lugar, para luego sentir como el aire frío golpeaba con fuerza su pálido rostro.


Pudo sentir como su agitado corazón palpitaba con fuerza, casi a la par junto con las fuertes pisadas del hermoso corcel de color negro, la capucha que hace unos momentos cubría sus cabellos dorados, ahora yacía sobre su espalda, mientras que finas lágrimas caían sobre sus mejillas.


Sin darse cuenta llevó su mano hasta la empuñadura de su pequeña espada, dejando que sus delgados y temblorosos dedos la apretaron con fuerza, sintiendo como una suave y cálida energía atravesaba la fina capa de su piel.


Alzó rápidamente sus ojos, intentando ver si algún orco estaba cerca, sus dedos se cerraron alrededor de la empuñadura, al escuchar los fuertes rugidos de los orcos, frunció fuertemente su ceño y desenvainó su espada.


 


Escuchó a lo lejos el fuerte relincho de su caballo, pero no pudo hacer nada, agarró fuertemente las riendas del animal y soltó un grito al sentir como las dos pata delanteras se alzaban, cerró fuertemente sus ojos, cuando sintió como su cuerpo caía fuertemente sobre el duro suelo, sintió como su cabeza era golpeada.


Sintió como el aire empezaba a faltarle en los pulmones, no quería cerrar sus ojos, pero lentamente sentía como el su mirada empezaba a nublarse, tan solo pudo escuchar a lo lejos un fuerte grito.


 


La fuerte lluvia caía sobre el oscuro suelo y desde lo más lejos se podía escuchar las fuertes pisadas de los caballos se escuchaban con demasiada prisa, las espuelas de los animales chocaban con brusquedad sobre los charcos de agua.


El viento soplaba fuertemente, removiendo sus rubios cabellos y envolviendo el menudo cuerpo del hobbit en una burbuja lleno de viento helado; dejando que el pequeño cuerpo temblara levemente.


Sus párpados temblaron y sin darse cuenta alzó rápidamente su temblorosa mano, aun teniendo el pequeño puñal en su pequeña mano, y sintió como atravesaba aquella dura capa de piel, mientras que la lodosa y apestosa sangre caía sobre su cuerpo.


Apretó con fuerza sus párpados al oír, cerca de él, el fuerte rugido de la bestia y tan solo vio cuando el animal alzaba su grotesco brazo para romperle la cabeza.


Cerró fuertemente sus ojos esperando el golpe de aquel grotesco animal, pero tan solo sintió la sangre putrefacta y caliente caer sobre su cuerpo, lentamente fue abriendo sus ojos al ya no escuchar nada más.

Notas finales:

....no creo que deba pedir esto...pero...

¿algún comentario? T_T


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