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El objeto de la suerte por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Disculpen la demora pero con la U no tengo mucho tiempo

 

Lamento de verdad no poder decir cuando estara el capitulo final, pero espero les guste...

 

Un beso para todos quienes han seguido esta historia, les agradezco de corazón por su tiempo 

 

/ aun tengo problemas con el guion largo, para los dialogos disculpen 

Sentía que si no corría, que si no apuraba su paso, no lo encontraría, se sentía tan lejos, sentía que no avanzaba, que faltaba tanto, pero quería verlo, quería ver que todo esto no era más que una vil mentira, que no era más que una pesadilla.

Recordó la voz de su madre al teléfono, diciéndole que Takao se estaba muriendo, recordó el sollozo y como su corazón se quebró en ese minuto, su madre no podría mentirle con eso, ella los amaba a los tres, ella quería a Kazunari y al bebe.

Un fuerte jalón lo tiro de golpe al suelo, cuando un gran camión paso frente a él, sacándolo de sus pensamientos, miro a las personas a su lado.

- ¡IDIOTA! Debes tener más cuidado.

-Kagami-kun, no le grites, Midorima-kun ¿ocurre algo? Estas muy pálido.

-Takao…Takao está muriendo.- el pelirojo y la sombra abrieron súbitamente los ojos, lo ayudaron a levantarse y corrieron a su lado camino al hospital, no había nada que preguntar, solo querían llegar lo más rápido posible.

-¡HIJO!- su madre se acercó rápido,  lo miro con los ojos acuosos  y el rostro bañado en lágrimas, su peor pesadilla era real, su Takao, su bebe, ambos estaban muriendo.

-Mamá ¿Qué pasó?

-Fui al mercado un rato después de Kazu-chan se marchara, escuche gritos y me desvíe… estaba en el suelo, rodeado de sangre y afirmándose el vientre…- el medico salió, distrayéndolos.

-Familiares de Takao Kazunari.

-Soy su novio, el padre del bebe.- agrego con la vos atropellada.

- El joven Takao llego con un fuerte trauma, llego con contracciones intensas, su frecuencia cardiaca estaba muy baja al igual que la del feto y con una hemorragia muy grande, es necesario llamar a la policía ya que el joven es menor de edad y es un caso de abuso…- el medico suspiro y miro al de ojos verde frente a él.- puedo notar que tu no fuiste quien lo golpeo, te seré claro, la hemorragia se produjo por un desprendimiento de placenta, estamos realizando análisis para evaluar el grado, pero existe la posibilidad de que esté sea casi total o total, en tal caso se deberá realizar una cesárea de emergencia…

Todo alrededor del peliverde se congelo, entre abrió los labios y pregunto lo único que se le vino a la cabeza, lo único que necesitaba escuchan.- ¿sobrevivirán?... ellos…. Ambos…- no pudo evitar tartamudear.

-el muchacho es joven, en caso de tener que realizar la cesárea es probable que su recuperación no tome mucho tiempo, pero las posibilidades de que él bebe sobreviva con 24 semanas es casi imposible, es demasiado inmaduro, lo siento mucho- el muchacho se dejó caer en una silla cercana, mientras el doctor y su madre lo miraban.

Las lágrimas comenzaron a salir caudalosas de los ojos del triplero, sintió su cuerpo perder las fuerzas, su bebé estaba muriendo, nunca lo verían, de pronto algo en el corazón del peliverde lo lleno de furia, lo lleno de rabia, lo supo en ese momento, el único que podía hacerle tal daño a su pelinegro.

Vio al tigre y  la sombra entregándole un vaso de agua a su madre.- quédense con él…llamen a los demás Kise es su amigo…querrá estar aquí si algo pasa- agregó ante de salir estoico del centro asistencial.

Comenzó a correr, la antigua casa del moreno no quedaba tan lejos, necesitaba tomar cartas en el asunto, no podía dejar las cosas así, él estaba perdiendo a su hijo, por culpa de ese maldito bastardo; su hijo y su amado estaban sufriendo, no él no lo podía permitir.

Cuando se disponía a tocar la puerta sintió un suave jadeo proveniente de la parte trasera de la propiedad, se acercó en silencio, procurando no llamar la atención.

La mujer se apoyaba con dificultad en el costado una de las paredes de la casa, caminaba lentamente,  rápidamente se acercó a ella para sujetarla y no permitir que diera contra el suelo, era la madre del ojos del Halcón, sabía  que ella probablemente también tenía culpa, pero la furia del peliverde se desvaneció al notar las heridas en el rostro de está, un rostro muy parecido al de su Takao.

-Midorima-kun… mi hijo…él bebe…- la mujer se mostraba angustiada.-… lo siento, debí detenerlo, debí evitarlo…

-Shhh, tranquila, pero quien le hizo esto…- no alcanzó a terminar la oración cuando el padre de Takao hizo acto de presencia, con un fuerte golpe en la mejilla del peliverde.

- Maldito pervertido, después de estar con mi hijo ahora quieres a mi mujer…el pervertido de ese muchacho quizás que te hizo para que quedaras tan enfermo de querer tocar a mi esposo…

El peliverde se limpió la sangre que bajo por su labio,  su corazón latía más rápido que en un partido, sentía cada fibra de su cuerpo llenar de ira, arder de rabia, sintió cada parte de cuerpo tenso, llenarse de rabia, de dolor, de ansias de venganza,  el mismo puño que hace unos minuto se había estrellado contra su rostro, fue el que dejo al borde de la muerte a su hijo y a su amado.

Se levantó y alejo al hombre de la pobre mujer entre sus brazos, la mujer estaba muy lastimada, tomando el brazo del padre se amado.

-No te atrevas a tocarme, cerdo asqueroso…- el hombre volvió a golpearlo, pero el peliverde lo evito, su puño se contrajo fuertemente marcando sus nudillos, las vendas en sus dedos se tensaron, su cuerpo tomo un impulso y golpeo de lleno el estómago del mayor, el hombre se aferró la parte golpeada con ambas manos, dándole a Shintaro la posibilidad de golpear de lleno el rostro del hombre, quien perdió el equilibrio y fue a dar al suelo.

-Ellos no morirán…- el hombre lo miro con temor, el aura del peliverde era peligrosa.- ellos son unos luchadores, ellos son fuertes, valientes, todos unos guerreros y saldrán de esto, ellos están en segundo lugar hoy, pero tú…tú no tendrás ninguna suerte,  partiré cada hueso de tú cuerpo con mis propias manos, me daré el gusto.- lo tomo de la camisa levantándolo con toda su fuerza, haciendo parecer el cuerpo del mayor un muñeco de trapo a su entera disposición.- mi madre llora, tiene el alma partida por la pena y la culpa, ella cree que debió estar con él;  usted golpeo a su esposa y madre de su hijo;  es probable que en el hospital 2 de mis mejores amigos estén llorando a mares y arriesgando su salud por la situación de Takao; usted toco a un hombre embarazado, usted daño a su hijo y a su nieto... usted maldito engendro, daño a mi familia, a mis amigos y a la luz de mis ojos, no se lo perdonaré, jamás….- golpeo nuevamente el estómago del hombre con toda la fuerza que pudo, dejo salir en ese golpe una fuerza descomunal.

-SABES CUANTAS VECES PASE POR ALTO COSAS, ME SIENTO COMO UN IMBECIL…- una patada dio de lleno en el costado del hombre.- SABES COMO FINJIA NO VER LAS MARCAS EN EL CUERPO DE TAKAO O ESE DOLOR EN SUS OJOS.- volvió a levantarlo, sin percatarse de que el mayor se disponía a darle un nuevo golpe en la mandíbula, llevándolos a ambos al suelo.

La madre de Takao salió rauda en busca de ayuda, ya se podían sentir los carros policiales acercándose.

El peliverde había ganado el cuerpo a cuerpo, el peliverde era obviamente más alto y con mejor condición física que el mayor.

Lo golpeo tantas veces que perdió la cuenta hasta que sintió una voz femenina que lo llamaba.

-No lo hagas Midorima-kun…- la mujer lo tomo del brazo tratando detenerlo.

-Aun después de lo que le hace a usted y a su hijo está de su lado…- la incredulidad en las palabras del peliverde era obvia.

-No podría perdonarme, Kazunari no quiere que te ensucies las manos, el jamás se perdonaría si tú hicieras algo como esto…- la mujer lo miro con amor.- siempre dijo que eras una gran persona y que te convertirías en un gran hombre, yo  no puedo permitir que él padre de mi nieto se ensucie las manos…- las lágrimas corrían por las mejillas de la mujer, se veía cansada, pero con esperanza, la misma esperanza que el en el fondo sentía, la esperanza de que su novio y su bebe pudieran salvarse.

Minutos más tarde llego la policía, a Midorima lo dejaron irse con la mujer dado que informaron la condición de Takao, si todo era verdad el Señor Takao se iría a juicio, de eso se preocuparía Midorima y probablemente la familia de Akashi; Akashi-san lo ayudaría si es se lo pedía, todos sabían el cariño que el padre del pelirojo le tenía al fanático de la

Cuando volvió al hospital ya todos estaban reunidos, pero nadie se acercó a preguntar nada, el peliverde llego hasta la ventana mirando el cielo, que se tornaba grisáceo, probablemente se avecinaba una tormenta.

La tensión en la sala de espera se podía cortar con una tijera, nadie se quería acercar al peliverde, las vendas en sus dedos se encontraban desgarradas y con manchas de sangre, tenía el labio visiblemente partido, nadie sabía que era lo que el peliverde había estado haciendo ese tiempo, pero era obvio que no había dejado las cosas a la suerte.

Cierto rubio con los ojos enrojecidos se acercó al de lentes.

-Midorimacchi, debemos curar ese labio, ven… Takaocchi no estará feliz de verte de esta forma…- le tendió la mano al de lentes, en un gesto tan puro, de amistad, de amor, de compasión, de comprensión, un gesto tan maternal,  ellos se llevaban bien, Kise y él podían jugar en el mismo equipo, se reconocían como dignos oponentes en la cancha, pero nunca más que eso,  nunca fueron realmente amigos, o al menos eso era lo que pensaba el peliverde hasta ese minuto.

Las repentinas ganas de llorar lo embargaron, estaba a punto de perder aquello que más amaba, estaba a punto de perder el retoño proveniente del amor, llevaba meses soñando con el bebe, con la familia que estaba armando, en como la llegada de ese idiota que lo seguía todos los días, había llenado su mundo de amor, de paz, de alegría.

-Kise…- el peliverde rodeo al rubio con sus brazos y apoyado en su hombro solo se dejó llevar por el dolor, por la pena, por el temor, dejó las lágrimas bajar caudalosas por su rostro, sintiendo las cálidas manos del rubio consolándolo.

-No llores Midorimacchi, todo estará bien, ellos son fuerte, Takaocchi se esfuerza día a día, y bueno él bebe es su hijo, es de ustedes dos, será un luchador, no se ira tan fácil…- nadie en el grupo podía decir las palabras que el rubio acababa de pronunciar, todos sabían que era incierto que eso pasara, pero para él rubio la esperanza debía ser siempre mantenerse, tanto en su cabeza como en sus corazones.

Todos repentinamente quisieron creer en las palabras del de orbes doradas, todos sintieron la paz que la cantarina voz del rubio causaba, una extraña calma los lleno y los hizo llenarse de esperanza, el rubio les había contagiado su fuerza, sus esperanzas, su deseo de ver a su amigo bien.

El rubio lo abrazo y consoló a Shintaro hasta que él medico llamo a los familiares de Kazunari Takao, su rostro estaba serio y agotado, era el momento de la verdad, las cartas habían sido lanzadas a la mesa, un frio rodeo la sala de espera mientras la mujer y el peliverde se acercaban al doctor, Murasakibara rodeo con sus brazos a Akashi, Aomine sostuvo fuertemente de los hombros a sus rubio y Kuroko tomo rápidamente la mano de Taiga, ninguno quiso siquiera respirar antes de que Shintaro volviera a entregarle las noticias que esperan tan ansiosamente.


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