Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sedúceme por Haruka Eastwood

[Reviews - 130]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Espero que disfruten el capítulo.

Mi Facebook por si gustan agregarme

¡Sin más preambulos a leer!

Titulo: Sedúceme

Resumen: Después de una odiosa semana de exámenes, Ciel se ve arrastrado a un bar por su amigo Alois, donde por culpa de unas copas de más, demuestra su lado seductor con un moreno de atrayentes ojos escarlata. ¿Será él quien seduce o caerá en las garras de la seducción?

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: No menores de 16 años

Género: Romance, Erótico.

Advertencias: Lemon.

N° Capítulos: 4 de 17

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sedúceme

Alois Trancy Pov

Capítulo 4: Culpable de noche

Abrí mis ojos con pesar cuando la molesta luz del sol me dio de lleno en el rostro, joder que yo quería dormir un poco más pero así no se puede, por lo que intente girarme sobre el colchón a fin de volverme a acomodar cuando di que ya era de día, ¡Joder! Que aquel viejo me iba a echar la bronca del siglo por no haber llegado anoche, con que no haya llamado a casa de Ciel a preguntar por mi realmente no habría problema, igual se que le puedo decir cualquier escusa barata y con eso bastara para que me deje de molestar…

¡Maldición! Ciel, sus padres creen que paso la noche en mi casa, y yo ni idea de donde mierda pueda estar, por lo que haciendo uso de toda la fuerza que realmente no tenia intente incorporarme sintiendo aquel pequeño dolorcillo en mi cadera, señal de una buena cogida. Vulgar lo sé y lo soy, realmente es algo que me tiene sin cuidado. Hacía ya mucho tiempo que no estaba con alguien como Claude, aunque me pesa saber que ya no lo voy a volver a ver… odiaría admitir que me he quedado prendado de ese perfecto espécimen de hombre, pero es mi maldita realidad: solamente sexo de una noche y sin posibilidades a más.

Vaya que sentir sus besos sobre mi piel fue una sensación única y esa manera tan salvaje para poseerme es prácticamente indescriptible, sentía que podía tocar el cielo con las manos, literalmente. Hasta ahora he estado con varios hombres, pero ninguno como Claude, con esa ferocidad tan excitante en la cama.

Suelto un suspiro desganado y me levanto de la cama, dirigiéndome al pequeño baño donde por suerte hay una regadera, al salir busco por toda la habitación mi ropa y es increíble ver como cada prenda ha quedado esparcida, cuando la he juntado toda me miro de soslayo en el enorme espejo de cuerpo completo, apreciando una que otra marca de beso en mi espalda. Joder, que no me he dado cuenta cuando me ha hecho la de la nalga, aun así suelto el aire desanimado y me visto rápido ya que tengo que ir a buscar a Ciel, aunque lo más probable es que se haya largado en medio de la noche.

Realmente no me sorprendería, mucho menos cuando casi le he obligado a venir aquí aun sabiendo que él es de estar en lugares aburridos y silenciosos, santo cielo, que yo no puedo estar más de dos horas en una biblioteca y juro que él sería feliz si viviera en una, aun sigo sin entender del todo aquella afición a los libros, no niego que hay varios que son muy interesantes, por ejemplo el Kamasutra, Diario de una ninfómana… y la lista sigue, de hecho cuando me leí ese último deje de ver las botellas de refresco “Coca-Cola” con inocencia. Tantas cosas diferentes  que uno aprende de esos libros, que al final terminan gustándome o intrigándome, y al final  me dejan con una sensación de ser aun más pervertido de lo que soy.

Y al final me he vuelto a recorrer todo el lugar notando que el bar está cerrado, pero es lógico al ser las ocho de la mañana y si no nos han corrido aun creo que pronto lo harán. Lo que realmente me preocupa es no encontrar a Ciel, y me golpeo mentalmente y de manera sádica, ya que no se me había ocurrido llamarle, así que cojo mi móvil del pantalón y le marco mientras camino por los pasillos de las habitaciones, dispuesto a largarme de este lugar cuando la inconfundible tonada del celular de Ciel llega a mis oídos haciendo que mis ojos se abran completamente asombrado, aunque el primer pensamiento que cruza por mi mente es imaginar que se lo han robado, cosa que no me extrañaría con la borrachera que se pego anoche.

Aun así respiro profundo, dispuesto a recuperar el celular de mi mejor amigo… (Si es que aún lo es) bueno, creo que es lo mínimo que puedo hacer por él después de la noche que le he obligado a pasar. Con cautela y casi miedo sigo el sonido del teléfono hasta una de las habitaciones, joder que no creo que se haya metido a coger con alguien cuando se mejor que nadie que ni de broma es gay, además su novia es adorable, incluso creo que de haber sido heterosexual ya se la habría robado.

Al llegar a la puerta de donde proviene el sonido me detengo y paso un poco de saliva sintiendo mi garganta completamente seca, por alguna extraña razón tengo un mal presentimiento de todo esto, así que cierro los ojos y abro de golpe la puerta. Total lo peor que me puede pasar es ver a un tío en pelotas y salir con un ojo morado por andar invadiendo la privacidad ajena. Pero no hay golpes ni reclamos, tan solo un extraño sonido similar a un lamento que logra desconcertarme, erizándome por completo la piel.

Con lentitud me adentro al cuarto notando algunas prendas en el suelo, pero me detengo abruptamente al saber que son de Ciel y mis ojos se abren completamente, no sé si sorprendido o confundido. Tan solo me dirijo hasta la cama a tropezones y aparto un poco la sabana encontrándome con Ciel…

Su cuerpo tenía marcas de besos por todos lados, y uno que otro moratón pequeño, era más que claro lo que había pasado anoche en esta misma habitación, pero lo que más me desconcertó y preocupo a la vez era su mirada, sus ojos que siempre se mostraban indiferente ahora lucían opacos con la mirada pérdida. Temeroso me acerco hasta él queriendo tocar su mejilla.

—¡No me toques! —golpea mi mano con brusquedad apartándose rápidamente de mi como si me repudiara—. No te atrevas a tocarme de nuevo maldito bastardo…

—Ciel… —llame con un nudo en mi garganta, sintiendo que las lagrimas se acumulaban en mis ojos al verle en ese estado, sintiéndome impotente por no poder hacer nada por aquel que creo mi más grande amigo.

—Te odio —espeto con desprecio—. ¡Te odio!

Me sentí la peor persona del mundo, por mi culpa Ciel… ¡No! No quería pensar en eso, no podía ser cierto, por lo que sacudí fuertemente mi cabeza alejando esos pensamientos de mí cabeza. Debo ser el peor amigo del mundo, realmente no me sorprendería que después de esto terminara odiándome, porque para ser sinceros yo me odiaría.

Solo pude abrazarlo fuertemente; al principio forcejeo interponiendo sus manos como barreras en un débil intento por alejarme, pero después tan solo correspondió el abrazo recargando su cabeza en mi hombro, sentía que temblaba a lo que solo podía abrazarle con más fuerza, ya que no sabía si de miedo o enojo, probablemente rabia.

—Alois —musito por lo bajo.

—Lo siento… —dije sumamente arrepentido.

—Me ahogas idiota —me separé de él, viéndolo sorprendido, pero en un descuido me tomo del cuello clavándome sus uñas—. Dije que no me tocarás maldito infeliz, mal nacido —escupió con veneno y ahora era yo el que temblaba.

—Ciel —lloriquee con fuerza—. Creí que te habías ido y me habías dejado. Nunca imagine que tu acabarías así con quien sabe quien, ni que lo hicieras con un hombre y yo te estuve buscando… ¡Lo siento!

Mi mente era un mar de confusiones y solo le grite lo primero que me vino a la cabeza, aunque sé que carecía de sentido. Por alguna razón me siento muy culpable y responsable de todo, ya que yo le traje, obligándole a quedarse cuando él estaba dispuesto a irse. De no haberlo detenido nada de esto hubiera pasado, pero no solo me siento mal con Ciel, sino también con Lizzy, ya que le prometí que lo cuidara… al final le mentí a ella también diciéndole que nos quedaríamos en mi casa, cuando realmente planeaba divertirnos un rato tomando uno que otro trago.

Sin poder evitarlo lloré cual niño pequeño aferrándome a Ciel, que me mira a cada segundo como si quisiera matarme y vaya que me lo merezco. Conozco a Ciel desde hace casi diez años y sé mejor que nadie que su orgullo le impide demostrar lo que siente en estos momentos, aun así su mirada apagada lo expresa todo por él. Aquel semblante dolido por haber sido humillado de esta manera, mientras aprieta la mandíbula…

Todo lo que puedo hacer es ayudarle a vestirse ya, pese a que se reúsa, aun así se por sus muecas de dolor que le cuesta incluso moverse.

Pase todo el fin de semana sin saber de él, pero era más que obvio. Aún así esperaba verlo el lunes en clase, pero no apareció, por primera vez en años faltaba a la escuela sorprendiendo incluso a los profesores, que se preocuparon creyendo que algo grave le pudo haber pasado. Esa tarde termine mandándole mensaje, mismo que no respondió.

Martes y miércoles paso lo mismo, incluso Lizzy me pregunto por Ciel, contándome que fue a visitarlo pero sus sirvientes lo disculparon diciéndole que había salido. Por lo que llegue a casa lo más rápido que pude, dispuesto a cambiarme para ir a visitarlo cuando la voz de ese viejo me saco de mis pensamientos, provocándome un desagradable escalofríos.

Lucas Trancy, es el único pariente vivo de mis padres, un anciano pervertido con el cual vivo desde que cumplí cuatro años, debido a que madre y padre fallecieron en un accidente. Siempre le odie por la forma en que me miraba y me tocaba, me repudiaba tanto estar a su lado que hacía todo lo posible por estar fuera de casa. Actualmente esta tan enfermo que no me sorprendería que un día de estos amaneciera muerto.

—Alois —me llamo entre carraspeos—. Por favor ven hijo.

Puse los ojos en blanco sintiendo asco por la forma en que me había llamado, entonces supe que lo más probable es que tengamos visitas, de otra forma no me llamaría esa manera, y aunque me hubiese gustado pasar de lado, termine yendo a la estancia tras un bufido.

Mis ojos se abrieron de la sorpresa y mi cuerpo instintivamente dio dos pasos dispuesto a alejarse de aquel lugar. ¿Por qué estaba ese hombre aquí?

—Cielo —llamo con suavidad el viejo—. Él es Claude Faustus y ella es su esposa Hannah Anafeloz de Faustus… 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Gracias por leer~♥

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).