Subir aquellas escaleras eran tortura total, pero al fin divisó el final de su andar. Se detuvo, aspiró hondo tratando de calmarse de nuevo, y con pasos temblorosos atravesó el pasillo y se dirigió hasta la recamara cuya puerta permanecía abierta como aquel ser le dijo. Traspasar la entrada fue un reto para él, el miedo de no encontrarlo clavaba sus pies al suelo, pero su determinación volvió, estaba allí, tan cerca. Solo muévete se dijo a sí mismo. Y avanzó.
Lo vio, porque la pared semitransparente que siempre marcaba la distancia ya no estaba, Sasuke yacía inmóvil, recostado en un costado de los almohadones del suelo junto a varios vestidos desparramados, donde antaño solían pasar el rato, el pelinegro vestía un hermoso camisón marrón con bordados dorados que le cubría hasta los muslos, las mangas largas cubrían sus brazos que descansaban a un lado de su menudo cuerpo y mechones de cabello noche cruzaban su tranquila faz, Naruto se acercó aun con temor con los puños cerrados y el corazón en la boca, se sentó despacio a su lado y se inclinó a ver más de cerca al rostro pálido, con una mano temblorosa apartó los cabellos de la cara, le acarició las mejillas que lucían rastros de secas lágrimas y agachándose le beso tímidamente, quería comprobar que era él y aunque solo se besaron una vez, la sensación que sintió fue la misma, abrió la boca y con su lengua delineó lentamente sus labios, pero no halló reacción, su brazo le rodeó la cintura y su mano lo apoyó en su espalda, levantó el delgado cuerpo sentándolo en su regazo.
—Solo… vine por… Sa…suke..
—MMM,… SIII… ESTUVO DELICIOSO…
Naruto quedó totalmente petrificado, el miedo invadía su cuerpo, la sangre le golpeaba la cabeza, no, eso solo debe ser una mala broma, volvió morderse los labios y a apretar más fuerte la empuñadura, a pesar de estar en ese estado, aparentando desafiarlo, si la serpiente se le acercaba un poco más, de seguro sus piernas lo traicionarían, y eso era lo que menos quería, oír las palabras de esa cosa resonaron en su mente provocando un profundo odio por como lo dijo, pero se negó a creerlas, le provocaba, aspiró profundo liberando luego una gran bocanada de aire relajando sus músculos, sus nudillos antes blancos se fueron destensando, fue notado por Orochimaru, quien sonrió ladino aun fingiendo observar su mano.
— ¿POR QUÉ TE SERENAS?... MATARÉ A TODOS LOS HABITANTES DE ESTE PALACIO…—El ojiazul cerró sus ojos e intentó no alterarse más. Al abrirlos observó de reojo al otro que se removía intentando inútilmente librarse de las cadenas vivientes. Sintió crecer un remolino dentro de su estómago. Los nervios volvían. Si tenía un mínimo de oportunidad lo aprovecharía.
—Di-dijiste que Sasuke… … ¿sabes en dónde está? —Vio como la lengua viperina recorrió el labio inferior.
—AAH…SIII…—siseo suavemente. El corazón de Naruto dio un brinco, ¡esa cosa le respondía las preguntas! ¡Estaba teniendo una conversación con un DEMONIO del BOSQUE! ¿Cómo puede ser posible su suerte?
—Di-dímelo…Por…favor—Esta vez su voz sonó quebrada. La serpiente humana dejó de ver su mano y volvió a ladear su cabeza centrando su mirada.
— ¿POR QUÉ?
— ¿Eh?
— ¿POR QUÉ QUIERES A ESA CRIA?—Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, empañándolos. Naruto supuso que el hecho de que ese espejismo se desvaneciera, justo después de hacer aquello, hizo quizás que esa bestia le prestara un poco de atención, pero también esa atención era lo que le incomodaba, le agradecía en silencio a la sabia por darle el dije en el momento apropiado, seguro era producto de su don, ¿y si también él heredó algo? Después de todo era su abuela, o quizás solo fue un poco de suerte, jamás le sucedió algo raro o extraordinario como para pensar en eso, él era solo un joven instruido en el arte de la lucha cuerpo a cuerpo como cualquier otro noble, ostentaba hace menos de un año el título de embajador y hasta hace poco maquinaba el tercer plan por si no resultaban los otros dos sobre el barco que lo traía, nunca se enfrentó a algo así, aspiró fuerte. ¿Y qué de Sasuke? Era muy frágil, por su condición siempre permaneció atado a las órdenes de su padre que le sobreprotegía , ¿pero ahora quien le estaría cuidando?, rogaba en silencio que estuviera bien hasta que llegase a su lado, aunque la duda seguía queriendo hacer un hueco en él.
—Dime dón…de…—ahogo en un suplicio. Orochimaru chasqueo la lengua.
—…ERES… UN ESTUPIDO…— Orochimaru le miró meticuloso de arriba abajo, como buscando algo, luego entrecerró de nuevo sus ojos ambarinos y miró el pecho del ojiazul. Sonrió mostrando sus blancos dientes afilados. —AAH…TE LO DIRÉ … SI LOGRAS SALIR ANTES QUE MI DIVERSION SOBRE EL CASTILLO ACABE… TE LIBRARAS DE MI CACERIA...
Naruto lo miró con los ojos abiertos de par en par. ¿Qué acaba de ocurrir? Orochimaru comenzó a ascender desapareciendo en la penumbra del techo y todo volvió a ser como cuando entró, el agua cristalina le rodeo y vio surgir de ella al bello joven pelinegro que le sonreírle ladinamente, luego el joven igual a Sasuke se giró y avanzó desnudo hacia el gran rubio que de un momento a otro detuvo sus intentos de huir y le miraba embobado.
—AAH…LA RECAMA MÁS ALTA… LA ENTRADA PERMANECE ABIERTA.—la voz resonó en el recinto, la joven imitación le señaló con un gesto de cabeza la salida y luego rodeó con sus pálidos brazos el cuello robusto del otro rubio que contemplaba su cuerpo para besarlo.
Aun no creía que le dejase ir, ni porque hizo eso, pero no volteo hacia atrás y corrió con todas sus fuerzas hacia la salida lateral.
Las lágrimas se escurrieron nuevamente por su piel canela, cayendo algunas sobre el hombro del camisón marrón. Hundió su nariz en el cuello y aspiro su aroma.
Sasuke estaba muy pálido.
—Despier…ta —Se separó contemplándolo, elevó su mano hasta su cara, le acarició delineando su nariz hasta llegar a su boca semiabierta.
Sasuke estaba frio.
—Je….jejeje….¿Duermes, verdad teme? —entonces se dio cuenta que su mano dejó un camino rojo en el rostro níveo. Sus ojos se abrieron como platos y con miedo busco el origen de la sangre en cuerpo. Le ladeo su cabeza y removió los cabellos noche a un costado descubriendo en la base de cuello dos heridas de las cuales un pequeño hilo de sangre emanaba.
Sasuke estaba muerto.
— ¿Sa…su…ke…?
¿Qué era esta sensación?
Una débil risa se escuchaba detrás de una gran cortina celeste, Naruto un tanto adormilado se levantó y acercándose, apretó y de un tirón movió la tela, Sasuke sentado en los almohadones aunque intentaba callarse tapándose la boca, se reía.
— ¡¿Por qué te ríes?, ¿te volviste locottebayo?
—¡Jajajaja! —el pelinegro no pudo seguir ocultándose y estalló en carcajadas.
—No es gracioso, no entiendo… — Hizo una mueca de desagrado y bajo la cabeza. Cerró sus puños en su pantalón al no recibir respuesta más que la carcajada—¡No te rías de mí!—Se inclinó para acercarse a Sasuke quien le detuvo poniendo la palma delante sobre su camisa naranja con bordes de color rojo en las muñecas y respirando varias veces antes de calmarse, le señaló con insistencia un espejo de medio cuerpo que se encontraba empotrado en una esquina.
— ¿Eh? ¿Que vaya a allá?—El pelinegrotapándose la boca que dejaba ver una gran sonrisa, asintió.
—Dijiste… que me esperarías…
Naruto dudoso se acercó a él y se paró en frente, vio con horror que su cara estaba completamente de color verde con líneas rojas alrededor de sus ojos y puntos amarillos y negros en sus mejillas y su cabello aún más levantado formaba picos en forma de cuernos teñido de color azul.
—¡Jajajajaja!—Sasuke se echó hacia atrás dejándose caer en el suelo sobre las almohadas descosquillándose de nuevo.
—¡TEMEEE!— Se giró y pudo ver al lado del ojinegro unos pequeños frascos.
—¿Sabes?, eso no me impide seguirte… —De entre sus ropas extrajo una pequeña daga. La cual miró decaído.
— ¡Tienes el sueño muy pesado! ¡Jajaja!— Naruto dando grandes pasos se tiró sobre el cuerpo de Sasuke tomándole de las manos, el pelinegro se removía tratando de quitárselo de encima
—¡Ahora me toca a mí!
—¡Nooo!—Pero Naruto se sentó sobre el pelinegro y con su mano apresó las delgadas muñecas y comenzó con su obra, a pesar de las pataletas de Sasuke intentando soltarse el rubio logró gran parte de su cometido. Luego de terminar, Sasuke se miraba resignado con un espejo de mano que el mismo le ofreció. Se tocó el cabello arreglándoselo ya que Naruto se lo dejó despeinado y de un rojo intenso. Sus mejillas tenían dos círculos azules y su boca era una mancha color negra.
Se colocó el filo en su cuello. —Ya no tendrás que esperar más…—Cerró sus ojos cielo y lo presionó contra su piel.
—Te ves raro—Soltó Naruto tranquilo a su lado y sin remordimiento .Sasuke dejó de mirarse y de un movimiento fugaz le dejo una marca negra en la mejilla.Naruto quedó impresionado por la actitud.¡Sasuke me besó! Bueno no exactamente pero eso hizo que el deseo de ser correspondido sea mayor. El pelinegro luego de observarle seriamente suspiró y bajó la cabeza.
— No puedo saber si te gustó o no.—dándole a entender que la pintura le ocultaba su enrojecimiento.
—¡¡ME GUSTO!! ¡¡ME GUSTO MUCHO!!—El rubio asentía y sonriendo le abrazó de la cintura, el ojinoche se dejó hacer recostando su cabeza en el pecho.
No paso mucho hasta que sintió un pequeño espasmo del cuerpo a su lado.
— ¿Sasuke?— El pelinegro se acurrucó y también le abrazó ocultando su rostro.
—Hablaba de la pintada —Le dijo entre susurros. Naruto quedó pasmado.
— ¡¡¿QUÉ?!!¡TEME!
—Usuratonkachi.
—…kachi….—Naruto detuvo su mano al instante y abrió sus orbes fijándose en el rostro de Sasuke. Su cara era de conmoción, agito la cabeza para prestar atención. ¿Una tonta ilusión de nuevo? Fijó sus ojos en los labios pálidos. La faz tranquila e inmutable.
Y su cara cambio lentamente a una triste, ...qué estúpido soy, incluso lo escucho…agachó su cabeza apoyándola en el hombro del pelinegro.
—…ver…te…—Eso definitivamente no provenía de su imaginación. Se separó y centró su mirar en los labios del pelinegro y se percató que apenas se movían, eso pero fue suficiente para que Naruto recuperara la sensatez y le rodeara nuevamente en un abrazo y dejara fluir su alegría.
No estaba muerto, si muy débil.
Le costó trabajo descender nuevamente por las escaleras sin la luz del farol como guía, atravesó un enorme salón, vidrios rotos, platos y servilletas por doquier, desvió la vista de las brillantes joyas y monedas que relucían en el suelo a la luz de algunas pocas antorchas, abandonadas por sus temerosos dueños, cosas sin valor para él, solo le importaba que lo que llevaba entre sus brazos inconsciente, se detuvo, oyó que el ruido comenzaba a apagarse de la batalla campal en el salón principal, decidido giró por un largo pasillo en penumbras, esquivó unos cadáveres, lamentablemente tenía que agradecer al rubio grandote que lo precedió, recordó que lo había tratado el dia de su nombramiento, un hombretón de oscuros ojos negros, rey del país de La Nube, no se acordaba del nombre, pues tan nervioso estuvo que a todo lo que se le acercó ese día le sonreía y agradecía automáticamente, pero si su sobrenombre “ La Sombra del Rayo”.
Un escalofrío recorrió su espina al pensar que quizás podía haber sido él, el que estuviera hipnotizado, follando lujurioso y secándose como pasa de uva, siendo su vida succionada hasta morir por ese monstruo.
Miró a su amado quien apoyaba la cabeza de su pecho, su cuello estaba vendado, sus ojos cerrados y la respiración acompasada le llenaban de paz. Al fin lo tenía entre sus brazos,... deja de mirarlo, Naruto, tengo que salir, salir de aquí..., se amonestó interiormente, no sabía cuánto tiempo le quedaba, trotó hacia lo que creía sería una salida de este laberinto. La luz de la luna iluminaba las columnas a través de los ventanales. Pero se encontró con algo que no esperaba.
Una figura que reconoció, pero lo que le llamó la atención fue ver aparecer a otra figura levantar una lanza para clavársela a la que se hallaba agachada en el suelo dándole la espalda.
— ¡ITACHI!— El tremendo grito que salió de su garganta resonó el los corredores e hizo que el que sostenía la lanza levantara la vista y lo observara confundido, ese segundo de distracción fue aprovechado por el primogénito quien, dando un giro le pateo haciendo que el otro cayera de sentó al suelo.
— ¡Guardias!— Itachi se apresuró en patear la lanza desde el piso antes que el otro lo tomara, el capitán llegó veloz junto a varios guardias.
— ¡Majestad, eso fue muy peligroso!
— Pero resultó. — El capitán de la guardia suspiró, lucia bastante cansado y sucio, llevaba algo alargado en sus manos cubierto por una manta de fino terciopelo rojo, dos guardias rodearon a Danzo apuntándole con sus espadas. El capitán se detuvo delante del y le miro desde arriba.
—Bien, hasta aquí llegó tu pequeño juego traidor. Espósenlo — Ordenó, mientras se dirigía a ayudar a su majestad a incorporarse.
Naruto se acercó y vio sangre en unos de los costados del primogénito. Su majestad se giró a verlo.
— Ya no te esperaba…—Itachi abrió los ojos y se acercó veloz hasta quedar en frente.
— ¡¿SASUKE?!¿QUÉ LE...?
—Solo está inconsciente. Necesito salir de aquí y llevarlo con un médico—El azabache asintió, suspiró y se frotó su brazo ensangrentado. Una amarga risa les hizo girar a ver al interlocutor.
— ¡Jajajajaja!, ¿crees que todo termina así? —Danzo se removía en el suelo con los brazos y las piernas atadas. Uno de los guardias le golpeo con la parte roma de su espada dejándolo inconsciente.
—No me gusta su voz ¡Uhm!—Itachi miró al guardia y meneó la cabeza, sonrió divertido.
—Itachi, tenemos que salir de aquí —Naruto nervioso contaba el tiempo que le quedaba, mas guardias aparecieron para quedarse junto a su capitán y al primogénito.
—No, tú vete, aún queda algo que hacer. Hatake— Itachi se irguió recto y le tendió la mano a su capitán, éste con gesto solemne desenvolvió la envoltura y dejo ver el mango, el pelinegro lo tomo deslizando de la funda una espada de delgada hoja completamente roja.
—Naruto, lleva a mi hermano a las afueras del castillo, ve a la tienda de nombre “Nekos”, allí está la señora Chiyo, quédate allí, yo iré más tarde.
— ¡PERO…!
—Hay un asunto que solo yo puedo solucionar.
—Majestad, yo y un par de mis mejores hombres, lo acompañaremos.—Su majestad asintió.
—Los demás escuchen bien, esto es lo que haremos…—Hatake les dio instrucciones de apostarse cerca de las salidas pero mantenerse escondidos, también dar aviso a cualquier otro soldado para que estén al tanto de lo ocurrido y no ingresen al palacio hasta nuevo aviso. Itachi mientras tanto hizo un par de movimientos girando la hoja. Naruto vio con admiración las diminutas chispas similares a brasas que escapaban de la espada mientras surcaba el aire, estas contrastaban con el traje negro de dorados toques en los hombros que llevaba su majestad.
—Cuida a mi hermano. Ustedes — Señaló a dos —Acompáñenlo— A Naruto no le dio tiempo a contestar ya que vio como Itachi caminaba decidido dando grandes zancadas junto a sus tres compañeros, perdiéndose por uno de los pasillos.
Caminó acompañado del par de soldados, uno bastante más alto que él con el rostro algo azulado, el otro portaba una máscara naranja con un agujero en un ojo. A pesar de que todos los soldados vestían de igual traje con armadura en los pectorales y también cubriéndoles por debajo de las rodillas, con un casco tipo romano y una capa, todos de colores oscuros se preguntó ...¿Porque Itachi siempre se rodea de gente extraña?... Suspiró, al menos la salida por una de las grandes puertas estaba ya a la vista.
—Será mejor que vaya a buscar unos caballos—Dijo serio el grandulón cuando cruzaron las puertas vacías. Naruto miró a ambos lados y luego tomó aire.
—¡¡KYUUBI!!—De improvisto apareció de la oscuridad su corcel. Poniéndose a su lado y restregándole el hocico en su hombro.
—Vaya, ¡tienes que enseñarnos a que los nuestros nos obedezcan!—Sonrió el azulado marchandose. El otro solo asentía.
—Lo tengo desde pequeño, siempre estuvo a mi lado— Y miró a Sasuke que aún no mostraba signos de despertar.
Naruto suspiró y entregó con una mueca al azabache al enmascarado y se acomodó rápido en su montura, luego se inclinó y el soldado le ayudó a subir y sentar al pelinegro inconsciente delante del rubio, se desabrochó su capa y se la entregó a Naruto para que pudiera cubrirlo, éste asintió en agradecimiento. El otro soldado regresó en minutos con dos caballos y juntos se dispusieron a montar.
— Ellos…
— Estarán bien, son los mejores.—Hablo el enmascarado. Naruto se propuso en confiar y asintió.
— ¡ARRE!
Los cuatro cabalgaron hacia la ciudad, donde la gente permanecía arremolinada en las calles, algunas tratando de conseguir saber sobre lo acontecido, otras buscando a sus conocidos. La noche seria larga.
La luna iluminaba en su cenit el rostro de Sasuke envuelto en la capa y sobre su brazo, sus oscuros cabellos meciéndose al compás del rápido trote le devolvieron la tranquilidad.
Al fin estaban juntos.