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1 palabra, 1 drabble por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Este drabble va dedicado a Ina Escalante, cuya palabra fue "mascotas".

Aunque creo que la idea de mi fic no iba por ese rumbo xD rayos, me temo que fracasé vilmente, pero igual espero que les guste.

..::Mascotas::..

.:.

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Aomine estaba a las afueras de la preparatoria Seirin, como cada viernes. Se había saltado las típicas prácticas de su equipo, pues prefería alcanzar a su novio al final de las clases y de allí, juntos ir a la cancha de basquetbol callejera y jugar los interminables 1 a 1 que amaba.

Kagami, entre tantos estudiantes, se dejó mostrar con una sonrisa linda la cual le regaló a su novio, mientras levantaba una mano y saludaba con entusiasmo.

—Hey Aomine— Fue el saludo en voz de Kagami.

—Hey.— El moreno mostró una pequeña sonrisa, saludando de vuelta. Si se lo preguntaban… sí, aquellos eran los típicos saludos de ambos cuando se encontraban.

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Ambos empezaron a caminar por la acera, al momento en el que Kagami comenzaba a contar lo sucedido en sus clases de japonés, y el cómo su profesor se molestó con él por no escribir correctamente unos kanjis, que para él eran difíciles.

Aomine imaginó la escena y una pequeña risa escapó de sus labios. Vaya que su novio era un Bakagami después de todo.

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Pero tuvieron que detener su avance ante un chico peliceleste que se encontraba a escasos metros de ellos; Kuroko estaba sobre la acera parado  y sin hacer ningún movimiento, con su rostro inexpresivo de costumbre y mirando fijamente a sus ‘dos luces’.

—Tch. ¿Qué rayos te pasa, Tetsu?— La voz de Aomine en un tono frío se escuchó, y es que no le gustaba nada la actitud que estaba mostrando el peliceleste.
Kagami no dijo nada, simplemente frunció el ceño, sabiendo que Kuroko estaba tramando algo, y eso no le agradaba en lo absoluto.

El de menor altura tenía ambas manos detrás de su espalda, y por supuesto que los otros dos chicos se dieron cuenta de ello.

—Aomine-kun, Kagami-kun… veo que se dirigen a jugar juntos.— Mencionó dando un paso hacia adelante, notando cómo los otros dos chicos retrocedían un poco. —Sería una lástima que alguien…. Trajera…  ¡¡A Nigou!!— Estiró sus manos, poniéndolas a la vista, dejando notar al pequeño cachorro que ladraba ‘woof’

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Los hombros de Aomine se relajaron “Así que esto era lo que tenía en mente”  pensó. Sin embargo Kagami no estaba tan feliz con el asunto, e inmediatamente tomó posición detrás de Aomine, escudándose en él ante el avance de Kuroko.

—Kagami-kun, Nigou solo quiere darte cariño.— La voz en son de broma se escuchó, mientras corría hacia Aomine a tratar de asustar a Kagami con el pequeño husky.

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Kagami tuvo que trepar en su novio moreno, abrazándolo del cuello, con ambas piernas rodeando la cintura de Aomine, y escondiendo su rostro en aquel cuello moreno, pidiendo a todos los cielos porque Kuroko se alejara de allí.

—Ka..Kagami… pesas… ¡bájate, maldito!— Habló el moreno, poniendo toda la fuerza que tenía en sus piernas, intentando no caer con Kagami encima.

Pero algo atrajo su atención, y es que Kagami estaba cuerpo a cuerpo con él, podía sentir cómo el pequeño bulto del pelirrojo rozaba con el suyo. “¡No, demonios, aquí no!”  Maldijo en su mente, esperando que el calor desbordante que estaba sintiendo no se esparciera por todo su cuerpo, logrando una erección incómoda, pero parecía que era inútil, pues Kagami no dejaba de temblar  de moverse.

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Kuroko mostró una sonrisa traviesa y detuvo sus acciones, pensando que ya había sido demasiada diversión por ese día. Había logrado su cometido del día, y ese era asustar a Kagami con el pequeño Nigou. Sin que ambos chicos se dieran cuenta, tal como apareció se retiró.

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—Kagami… Testu se fue… —Pudo pronunciar el moreno, sintiendo cómo su erección aún rozaba con el cuerpo de su novio.

Kagami, con lágrimas en sus ojos giró el rostro para verificar si era cierto lo que decía el peliazul, al corroborar por él mismo que el chico fantasma había desaparecido, soltó el agarre de sus piernas y plantó sus pies sobre el piso, sintiendo cómo aún sudaba frío.

—Ese maldito de Kuroko, siempre tiene que hacer eso.— Kagami suspiró al saberse a salvo de esa bestia pequeña que era Nigou —Aomine ¿Estás bien?— Preguntó al ver el sonrojo en el rostro de su novio y al notar cómo éste agarraba su maleta y la colocaba frene a su vientre.

Aomine, sin decir ninguna palabra, tomó la muñeca de Kagami entre su mano, mientras empezaba a caminar tan rápido como podía en dirección hacia el departamento del pelirrojo.

—¡¿Qué demonios te pasa!?— Gritaba Kagami, siendo arrastrado por el peliazul.

—Kagami, después de lo que haré… tendrás que usar silla de ruedas.

—¿¿¡¡Qué!!??


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