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El objeto de la suerte por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Bueno ha sido una grannnnnnn dificultad, ya que mi vida personal y en general esta un poco patas para arriba.

Espero que les guste y bueno.... 

 

Nos leemos pronto 

Los ojos le pesaban realmente demasiado, solo que la necesidad de abrirlos se hacía mayor, no podía recordar mucho y no lograba ubicarse.

-Hasta que despiertas….

Esa cantarina voz no podía pertenecer a nadie más, giro la cabeza topándose de lleno con dos orbes doradas, Kise le sonreía cálidamente, se podía distinguir el surco que las lágrimas habían dejado en su blanca piel, lo enrojecido de sus ojos  y la leve hinchazón en los parpados, si hasta sus pestañas guardaban vestigios de las lágrimas.

-Haz estado…llorando Ki-chan- hablo con la voz un poco rasposa, reclamándole a su amigo, Kise esperaba un bebé debía cuidarse y estar tranquilo, debía regañar a su amigo.

-Lo siento…-el rubio le tembló la voz.- estoy sentimental… son las hormonas…- el rubio tomo el vaso de agua junto a la cama y le mojo delicadamente los labios al moreno con un algodón, Takao sintió parte la comisura de su boca arder y todos los recuerdos vinieron a su mente, los últimos recuerdos que tenía, el dolor, todo había sido verdad.

Las lágrimas bajaron rápidamente por las mejillas del ojos de halcón, no se contuvo ante el dolor y la angustia que oprimieron su pecho en ese minuto, por alguna razón las piezas encajaron, sentía su vientre extraño, Shin-chan no estaba, Ki-chan estaba llorando y cuidándolo, no se necesitaba ser brillante para sumar dos más dos, había perdido a su pequeño, había abortado a su bebé 

-Lo perdí… mi bebé…Shin-chan debe odiarme…- fue un susurro que salía desde lo más profundo de su corazón, de su dolor, las lágrimas bajaron junto con un fuerte sollozo que salió desde el pecho del moreno.

Kise le seco el rostro.- No debes llorar, aun estas muy delicado y no has recuperado tus energías…- las manos del moreno viajaron hasta su vientre siendo detenidas por las del rubio.-…él esta hay… ambos están a salvo… fueron muy fuertes…- Kise tenía la vista nublada por las lágrimas, pero mantenía una sonrisa en sus labios.- nunca… nos vuelvas a hacer esto Takaocchi…teníamos tanto miedo de perderte… de perderlos…- pusieron las manos sobre el vientre del moreno, entrelazaron los dedos, el cariño de esos dos era de hermanos, en solo un par de  meses un lazo tan grande los había unido, la amistad que habían generado era única e irremplazable, era un cariño puro.

-Ahora debo llamar al doctor, me dijo que cuando despertaras lo llamara muy rápido…

-¿Dónde está Shin-chan? ¿Está molesto?... no cuide a nuestro hijo… seguro cuando nazca me lo quitará… y no me dejará verlo…- la voz se le corto de solo imaginar cómo su pequeño bebé era arrebatado de sus brazos, de un minuto a otro empezó a recorrerlo un miedo muy grande, la máquina que monitoreaba el corazón del pelinegro se aceleró, mostrando el cambió que estaba teniendo el ojos de halcón en su frecuencia cardiaca.

-Basta… oye…- el rubio se acercó después de llamar al doctor, poniendo su palma sobre la mejilla de más bajo,  deslizó  su pulgar rozando levente las pestañas del pelinegro, el calor que emanaba Kise le ayudo, lo calmaba, la suave caricia que le propinaba calmaba su corazón y su cerebro.- como se te puede ocurrir esa estupidez, Midorimacchi te adora… él se mantuvo a tú lado todo este tiempo, fue a su casa a darse una ducha y cambiarse, llevas dos días aquí y no se había querido alejar de ti, él quería estar cuando despertaras, no quería que te asustaras con todo lo que había pasado…

-¿Él dijo eso?

-Bueno… sabes que no diría algo tan vergonzoso, pero es obvio que era lo que sentía, Daikicchi fue con él, para que no le pasara nada… lleva a tu lado 2 días y está muy cansado.

El doctor llego a revisar al moreno, tiempo que Kise aprovecho para llamar a su novio y avisarle que Kazunari había despertado y que debía llevar a Midorima de regreso rápido.

El peliverde llego con un Aomine agotadísimo pisándole los talones en menos de 20 minutos, la verdad es que el peliverde se notaba agitado, se habían venido corriendo, su cabello estaba húmedo y su ropa desordenada, Kise hizo la nota mental de agradecer al moreno, ya que Midorima había regresado sano y salvo.

-Shin-chan… - el ojos de halcón comenzó a llorar, Midorima se asustó al ver las lágrimas que bajaban por las mejillas de su pareja, no aguantaba verlo llorar, pero había más gente en la habitación, el doctor sonrío.

-Joven Midorima, entre, qué bueno que llego, revisamos a Takao, está sano al igual que el bebé, tuvieron mucha suerte.- el medico era bastante joven.-  debe quedarse unos días y luego podrá llevárselo, pero debe estar con cuidado especial, su salud será mucho más delicada ahora.

El peliverde recibió más indicaciones siendo observado por su pareja, Takao analizó a ese hombre, al padre de su bebé, amaba cada parte de Shintaro, el moreno ya no le importaba lo que el medico decía, solo le importaba observar cada detalle de ese hombre, una angustia tan grande lleno su pecho, pensó que no lo vería más, pensó que ya nunca podría escuchar la voz de su Tsundere, pensó que jamás volvería a besar a esos labios rojos.

Takao no podía contener su pesar, cuando el médico se retiró del cuarto, dándoles por fin la soledad que la pareja necesita.

-Vamos Takao, el medico dijo que no debes llorar.- el peliverde acercó una silla para sentarse, se sentía cansado, le dolía un poco la cabeza, la falta de sueño ya era demasiado.

-Lo…siento…Shin-chan… arriesgue… a nuestro…nuestro hijo…- Kazunari hipaba, mientras las lágrimas salían caudalosas de sus ojos grises.

-Basta Takao.- tomo entre sus manos la del moreno, depositando un pequeño beso,.

-Shin-chan, tus manos… ¿qué paso?

El peliverde desvío la mirada acomodándose los lentes.- Solo defendí lo mío Bakao…-Levantó la vista con una pequeña sonrisa en los labios y con las lágrimas siendo retenidas.- no podía permitir que nada les pasará, no podría ser su padre y tú pareja si no fuera así.

-Shin-chan…

Un sonrojo cubrió el rostro y las orejas del peliverde.- Kazunari… te quiero…nunca me vuelvas a hacer algo como esto… yo no podría soportar él perderte…

-No me dejes nunca Shin-chan…- el moreno sonrío.

-Bakao….como voy a dejarte…si eres…son mi razón para vivir.

Solo se miraron y supieron que ese era su destino, esa sería siempre su relación, no existía nadie más en el mundo para Kazunari, y Midorima solo tenía ojos para Takao.

Los días pasaron entre visita y visita, la recuperación era lenta, los cuidados de Takao demasiado grandes, pero todos habían dispuesto sus ánimos y esfuerzos para ayudarles.

La madre de Takao apareció un día, luego de que Midorima le explicara todo lo que había sucedido en su antigua casa, la presión del moreno había subido un poco, pero nada fuera de lo normal, la mujer había abrazado entre lágrimas a su hijo, había suplicado perdón.

Los meses fueron pasando y se acercaban las fechas importantes para los chicos, 3 partos y un matrimonio.

Takao dejó salir el aire de sus pulmones pesadamente, llevaba toda la mañana con un extraño malestar, su hijo había estado muy quieto, pero a la vez lo hacía sentir extraño, sentía su vientre caído y cuando caminaba sentía como si se le trabara la cadera, se sentía un poco mal.

No quería decirle nada a Shin-chan y que este entrará en modo sobre protector en el que se encontraba desde el accidente.

Esa tarde habían planeado un Baby Shower para Akashi, este estaba en el periodo final de su embarazo y aunque se esperaba que su embarazo fuera complicado a la larga el de Takao había sido el con más dificultades.

Ha eso de las 3 de la tarde y de un antojo colectivo, incluso por parte de un Kuroko no embarazado, pero si ansioso por el matrimonio, la sala de la casa del pelirojo quedo en una calma bastante extraña.

Kazunari se movía incomodo en el sofá en el que se encontraba, aun sentía como la cadera se le trababa y era extraño dado que estaba sentado.

De un minuto a otro un sudor frío empezó a recorrer su espalda, se sentía mareado e incómodo, por alguna razón estaba hasta un poco angustiado, quería que Shin-chan llegara pronto, lo necesitaba por alguna razón lo quería a su lado de inmediato.

Después de acomodarse varias veces el moreno se levantó con dificultad, unas extrañas ganas de ir al baño lo embargaron, Kuroko se había percatado de la incomodidad en el gesto del ojos del halcón, llegando a su lado para ayudarlo, el moreno sintió un suave tirón y sus piernas humedeciéndose, una puntada de dolor que subía por su vientre lo obligo a doblarse sobre si mismo.

En algún minuto comenzó a sentirse sumamente mal.

-TAKAOCCHI!!- el grito de Kise alerto a los chicos en la puerta,  pero el cuerpo de Midorima dejo se responder ante la escena, fijo la vista en su pareja, en su compañero, en sus amigos frente a él, Takao había roto fuente, su hijo iba a nacer.

Midorima solo pudo mirar con un gesto de preocupación a su pareja, Takao sostenía su vientre mientras Kuroko y Kagami lo apoyaban para que no fuera a caer.

Todo transcurrió sin que el peliverde le tomara real peso,  no podía caer en que en realidad sería padre, en que Takao daría a luz a su hijo, una idea, una sensación llego al cuerpo del triplero, si morían, un parto masculino es difícil, en muchos casos riesgoso y con el historial de Takao, lo más obvio es que algo así pasara.

Midorima se quedó en la sala de esperan, podría entrar cuando estuvieran listo para empezar el parto, necesitaban revisar a Kazunari primero.

Miro a sus compañeros, Akashi y Kise se habían sujetado las manos, mientras que con la otra acariciaban sus vientres, ellos se notaban asustados y preocupados.

Pudo ver a Kagami acariciando la espalda de un Kuroko sumamente pálido, quizás los nervios de la pequeña sombra de verdad estaban sobrepasados y al verse impedido de ayudar a Takao en su malestar lo hacía sentir peor.

Aomine hablaba por teléfono una y otra vez, avisaba la situación, se lo agradecía, él no tenía cabeza para avisar a nadie ahora.

Una barra de chocolate ofrecida por el gigante lo regreso a la realidad.

-La doctora que atiende a Aka-chin, me recomendó comer una barra de chocolate antes del parto, por el azúcar y los nervios.- el gigante de verdad había madurado, había comprado algo de comer para todos, les había llevado agua a los embarazados y un calmante a Kuroko, Midorima no pudo evitar sonreír, sus amigos eran maravillosos.

Cuando pudo entrar y fue preparado sus manos temblaban, Takao yacía recostado con el semblante desmejorado, le recordó tanto a cuando Takao escondía los golpes de su padre, tenía tanto miedo, Midorima también estaba asustado, pero ahora él debía ser fuerte por los tres.

-Shin-chan…estoy cansado.

-Tranquilo Takao, ya pasara

-Tú hija ya quiere… conocerte.- otra contracción le hizo fruncir el seño, tomo la mano del peliverde.- Shin…prométeme…prométeme… que si algo pasa… la cuidaras mucho

-Takao no digas idioteces…

-Es que ya no… ya no puedo…

-Ni siquiera sabes si es niña, como te va a pasar algo…- la voz del peliverde se quebró a media frase.

El doctor hablo con voz suave, para calmar a los jóvenes.- Chicos tranquilo, es normal que Kazunari se encuentre cansado, es un parto prematuro y el canal de parto se abrió antes de tiempo… además tú embarazo tiene un historia que te agota un poco más que a otros embarazados, asi que cálmense.

-aaahhhh!!! Me duele… - las ganas de pujar le llegaron de golpe.

-Kazunari es minuto que pujes.

Kazunari empezó a sentir la presión en sus piernas, se sentía tan incómodo, tan adolorido, siguió la indicaciones del hombre, hizo toda la fuerza que su cuerpo le permitió, repitiendo la acción por varios minutos

-Shin… prométemelo… cuid…cuidarla…- un llanto lleno la sala.

-Es una niña muchachos, en hora buena tienen una niña.

-Kazunari…-apretó la mano de su pareja, pero el moreno no respondió.- Doctor que…

-Tenemos sangrado, sáquenlo.

Midorima no supo cuándo ni cómo, pero fue sacado de la sala por la enfermera, vio como ponían a su pequeña en una incubadora, era preciosa, su piel era tan clara como la del ojos de águila.

Repentinamente recordó las palabras del médico y el cómo lo sacaron presuroso de la sala

Midorima empezó a temblar, nadie le decía nada, ¿cómo era eso de que tenían sangrado?¿qué clase de sangrado? Kazunari no podía irse, ellos no lo habían siquiera puesto nombre a la beba, el moreno no la había cargado ni una vez, no podía irse.

Las lágrimas bajaron caudalosas, se sentía tan angustiado, perder a Takao ahora no era aceptable, su suerte para ese día era buena, estaban en primer y segundo lugar.

El doctor lo encontró llorando.

-Tranquilo muchacho, tus amigos te esperan y tú aun no les avisas que ya eres padre…

-¿y…?- que debía preguntar el peliverde, que palabra dolería menos, que frase era menos traumática, ¿está vivo?¿sobrevivió?

-Kazunari está bien, le hicimos una transfusión, tuvo una pequeña hemorragia, provocada por el desprendimiento de placenta que tuvo, pero está bien, será llevado a su cuarto y podrás verlos, también a tú niña.

El peliverde salió con el alma en el cuerpo, yendo a la sala de espera a dar la buena nueva, llorando, todos lo miraron expectante, todos estaban reunidos.

-Es una niña, una hermosa niña- se dejó caer siendo rodeado por sus compañeros que lo felicitaban.

Se enteró que Akashi también había entrado en labor y que había tenido un niño casi al mismo tiempo que había nacido su niña, parece que los hilos del destino tramaban muchas cosas.

Ya muy entrada la noche, el moreno abrió los ojos, llevo las manos a su vientre, abriendo los ojos con desesperación.

-Tranquilo Takao

-Shin-chan…

-Somos padres Kazunari, lo hiciste muy bien…-peino el cabello del otro con sus dedos.-aunque debo aceptar que tenías razón, es una niña, debes elegir un nombre.

Una sonrisa se formó grande en el rostro del moreno.- quieres que elija… su nombre.- lágrimas llenaron los ojos del moreno.

-No exageres Bakao, cuando la veas sé que sabrás el nombre perfecto.

-Es la pequeña Shinatzu Midorima…

Midorima sonrío para besar a su amado, era la mezcla perfecta.

-eres toda la suerte que necesitaré para el resto de mi vida… mi familia es el objeto de la suerte para cada uno de mis días… mientras tú y ella estén conmigo Takao…yo seré feliz.

-Entonces serás feliz por el resto de tú vida Shin-chan, yo jamás me iré de tú lado.

 

 

Notas finales:

Gracias a todos 


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