-Lamento si te molestó mi pregunta- Hibari estaba por pararse del sofá pero fue detenido por una pequeña y tímida mano que lo sujetó de la manga de su camisa
-No, yo... ¡yo siento lo mismo!...-Tsuna apretó aún más su agarre-todos los días en la única persona en la que pienso es en Hibari-san, cuando voy a la azotea de la escuela espero ansiosamente el verte y disfrutar de tu compañía, siento todo mi cuerpo quemar cuando me ves a los ojos- hizo una pausa y bajó la mirada avergonzado por sus palabras-yo no entendía mis sentimientos hasta hace poco porque cuando me gustaba Kyoko-chan no sentía todo esto, no se puede comparar, pero ahora creo que lo sé, yo... Te amo Hibari-san, no solo es gusto...es amor- dijo el castaño sumamente sonrojado
Hibari se sorprendió y sonrió al escuchar a Tsuna, el pequeño herbívoro se le había confesado, ahora no pensaba dejarlo ir
-Tsunayoshi-el prefecto tomó el rostro de Tsuna y obligó a este a mirarlo a los ojos- yo- no podía creer lo que estaba a punto de decir, ¡pero al diablo!, si tenía que comportarse como un herbívoro lo haría, solo frente al conejo estaba permitido- también te amo, pequeño herbívoro, desde ahora no dejaré que nadie te lastime ¿entiendes?, ya no estás solo, me tienes a mí y te protegeré - Hibari volvió a unir sus labios con los del más pequeño, esta vez, el beso comenzó lento pero a medida que los segundos pasaban el contactó se intensificó. El pelinegro lamió el labio inferior del castaño como pidiendo permiso para entrar en su boca y este aceptó gustoso.
Tsuna tembló ligeramente al sentir la lengua de Hibari rozar con la suya, y miles de sensaciones nuevas le embargaron, cuando estas danzaron juntas como una sola. Luego de un tiempo, tuvieron que separarse por falta del vital oxígeno. Tsuna jadeó tratando de recuperarse, el prefecto se acercó a él y apoyó su frente con la contraria
-No sabes cuánto deseo en este momento hacerte mío-dijo el pelinegro
-Hi-Hibari-san, yo...
-No te preocupes Tsunayoshi, esperaré pacientemente hasta que estés listo- Hibari volvió a darle un beso, se paró del sofá y se dirigió a su habitación. Al cabo de unos minutos regresó a la sala y le entregó a Tsuna un celular
-Llama a tu casa, avisa que te quedarás a dormir, quiero estar contigo hasta mañana
-Ehh?...Sí Hibari-san- Tsuna le sonrió, él también quería pasar el resto del día con el prefecto
Tras avisarle a su mamá que se quedaría en casa de Hibari con la excusa de una asesoría para unos cursos, el castaño fue al lado de este y esperó a que el pelinegro le dijese algo
-Tsunayoshi, nunca invité a nadie a mi casa, así que no sé qué se hace en estos casos, ¿Qué propones?
Al escuchar a Hibari Tsuna rio sonoramente, le parecía muy tierno el que no supiera cómo actuar con él
-Por qué te ríes- preguntó el pelinegro
-No es nada Hibari-san, es solo que me pareciste muy tierno cuando me dijiste eso
-¿Tierno?- Hibari quedó pensativo-no entiendo por qué pensaste eso
Tsuna negó con la cabeza- olvídalo- sabes, me gustaría ver una película, ¿te gusta la idea?
-mmm... si es de terror acepto- Hibari le sonrió
-¿Terror? ¿pero porque?-A Tsuna no le gustaba mucho las películas de ese género, temblaba de solo imaginarselas
-Porque sé que te dará mucho miedo y así podré abrazarte todo lo que quiera
Tsuna se sonrojó por enésima vez ese día- No necesitas una película de terror para poder abrazarme, p-puedes hacerlo cuanto quieras- el catsaño desvió la mirada avergonzado
-Uhm, entonces... empezaré ahora- el pelinegro abrazó a Tsuna y le dio un tierno beso
Luego de unos minutos de mimos y más besos, Hibari llevó a Tsuna a su habitación, en donde verían la película que por súplica de este sería de acción.
...
....
Pasaron varias semanas y en todo ese tiempo la vida de Tsuna cambió... se llenó de felicidad, amistad y amor.
Hibari mantenía su actitud fría con los demás, pero con Tsuna era diferente. Se encargó de hacerle saber a toda la secundaria que Tsuna era suyo y que si se atrevían a meterse con él, los mordería hasta la muerte.
El menor no estuvo de acuerdo en que Hibari "amenazara" así a toda la escuela, sabía que era la forma en que el pelinegro intentaba protegerlo y parar los abusos que cometían con él, pero aun así eso no llegaba a convencerlo del todo. La felicidad de Tsuna también se debía a que en toda su vida al fin pudo hacer amigos, aunque al principio huía de ellos porque pensaba que quizá solo se acercaban a él para jugarle bromas o por alguna apuesta como siempre sucedía, luego de un tiempo se dio cuenta que estaba equivocado, eran muy buenas personas, muy diferentes a sus otros compañeros de aula y les agradecía su compañía y afecto.
Se trataba de 2 chicos que hace tan solo 2 semanas habían llegado de traslado. Uno de ellos se llamaba Gokudera Hayato, venido de Italia, muy inteligente y popular con las chicas a pesar de que este parecía detestarlas. Varias veces el chico albino se había reñido con Hibari por no acatar las normas y fumar en la azotea de la escuela, riñas que el castaño solía calmar para que no llegaran a los golpes. Acostumbraba llamarle Décimo, con la razón de que era la décima persona la cual le caía bien y respetaba desde que llegó a Japón, cosa que le pareció extraño al principio, pero se acostumbró con el tiempo. Era muy buena persona y Tsuna lo estimaba mucho.
El otro, cuyo nombre era Yamamoto Takeshi, era natural de kyoto, cuya familia se mudó a Namimori hace aproximadamente 1 mes. Su padre tenía un restaurante de sushi y era muy amable con Gokudera y Tsuna cuando el moreno los invitaba a su casa. Yamamoto era muy popular al igual que el italiano y también muy bueno en el béisbol, se notaba que amaba mucho ese deporte y no tardó en unirse al club de béisbol de la escuela. Aunque Gokudera peleaba mucho con él y le decía por apodo "Friki del béisbol", se veía que había mucha química entre ellos, Tsuna notaba los sonrojos de Gokudera cada vez que Yamamoto se le acercaba mucho o le sonreía para que no se enojara y le gustaba mucho la idea que en un futuro ellos pudiese ser felices juntos, como él lo era con Hibari
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El pelinegro escuchó que alguien tocaba la puerta e indicó a que pasaran
-Hibari-san- Tsuna asomó su cabeza y sonrió al ver a Hibari
El pelinegro dejó los papeles que estaba revisando sobre su escritorio y le pidió al castaño que se acercase, cosa que Tsuna hizo
-Me has tenido abandonado últimamente Tsunayoshi- dijo el pelinegro para después sentar a Tsuna en sus piernas y plantarle un demandante beso, que el castaño correspondió sin dudarlo
Tras unos minutos se separaron y el menor lo abrazó - Hibari-san, eso no es cierto, ¿Acaso estás molesto porque ayer fui al cine con Gokudera y Yamamoto?- Tsuna se separó para mirarlo a los ojos
-Uhm, últimamente pasa mucho tiempo con esos herbívoros, eso me molesta
-Hibari-san... ¿estás celoso?- Tsuna sonrió internamente, la actitud de Hibari lo llenaba de ternura
-Uhm... lo estoy- Hibari desvió la mirada y se cruzó de brazos
-Me alegra el escuchar eso- Tsuna volvió a abrazar al pelinegro- pero no tienes porque, Gokudera y Yamamoto son solo mis amigos, yo los quiero mucho, pero a ti...Te amo
Hibari al escuchar las tiernas palabras de su pequeño herbívoro no pudo evitar besarlo, amaba probar esos labios dulces con sabor a cereza, que eran solo para él
-Tsunayoshi quiero que tengamos una cita- le dijo el pelinegro tras separase
-¿Ci-Cita?-respondió Tsuna sorprendido-
-Sí, debí proponértelo antes pero no sabía cómo hacerlo, ni a que lugares podría llevarte, lo siento
-No te disculpes, estoy muy feliz de que quieras tener una cita conmigo Kyoya- lágrimas de felicidad caían por las mejillas del castaño, estaba muy emocionado
- No llores- Hibari limpio las lágrimas de Tsuna con sus pulgares- tendré una sorpresa para ti- Hibari le dio un beso- pasado mañana, domingo, te recogeré a la 1 pm en tu casa
-Te esperaré- Tsuna se apoyó en el pecho del pelinegro, estuvieron así unos minutos hasta que la campana, que indicaba el fin del receso sonó
El castaño se despidió con un beso y se fue rápidamente a su salón, no podía esperar para el día de la cita con Hibari.