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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hey

No es que las actulizaciones ahora sean los lunes, solo que como he dicho en los reviwes se ha chingado el internet de mi casa el día martes y pos, como hoy llegó mi papá y él tiene datos pues aquí les va el cap.

No tengo mucho que decir, lo cual es raro en mí.

No habrá advertencias. E incluso es mejor para mí, no digo que habran cosas extremas o que puedan shokearles, sólo que cuando lees un libro nadie te advierte de nada.

 

Capítulo once.

One more time with feeling.

 

—¿Qué sucedió entre tú e Itachi?

Al parecer Itachi tampoco había llegado a dormir anoche, su abuela supuso que habían pasado la noche juntos y, como él llegó antes que su hermano, él inmediatamente pensó que Sasuke había pasado la noche en casa y no quiso desmentirlos.

—¿A qué te refieres? —Kisame no parecía para nada confundido.

Sasuke se acercó a la nevera y sacó un refresco.

—No parecen que tener una relación.

—Porque no tenemos una.

—¿Entonces qué sucedió entre mi hermano y tú? —Volvió a preguntar.

Kisame suspiró y apartó la vista. Quizás Sasuke estaba insistiendo en algo de lo que él no quería hablar.

—Itachi —empezó— se acostó conmigo por despecho y yo —Kisame hizo una pausa y suspiró—… yo lo amo mucho como para someterlo a mi parecer.

Sasuke destapó la lata que fríamente quemaba la palma de su mano y se sentó sobre la encimera de la isla y le dio un trago al helado líquido refrescando su cuerpo al instante.

—Debiste intentarlo…

—¿Qué dices? ¿Acaso no lo sabes?

—¿Qué no sé? —preguntó Sasuke extrañado haciendo que Kisame le mirara.

—Si tú hermano no te ha dicho yo mucho menos lo haré.

—¿Decirme qué? —Kisame dio la vuelta y comenzó a lavarse las manos en el lava platos— ¿Decirme qué? —insistió.

—¿De qué hablan? —Itachi entró la cocina con la pizza que sería su almuerzo de esa tarde, desde que su abuela había llegado la empleada había dejado de preparar la comida.

—Hablando del rey de Roma —profirió Kisame saliendo del lugar.

—¿Hay algo que quieras decirme? —encaró a su hermano— Algún sorbido secreto, ¿quizás?

—No —Itachi pasó a su lado y dejó la caja de pizza sobre el mesón de la cocina—. No lo creo. ¿Hay algo que debería decirte?

—¿Por qué nunca me contaste de tu encuentro homosexual con Kisame? —repasando los hechos, Itachi nunca le dijo nada al respecto en realidad.

—No lo encontré necesario.

—No lo encontraste necesario —repitió pero con voz más suave. Estaba dolido. Itachi le guardaba innumerables secretos mientras que él se sentía mal por excluir a su hermano de algunos aspectos de su vida—. Bien.

Sasuke se dio la vuelta y, saliendo por el portón de la cocina, se dirigió a las escaleras.

—¿Qué sucede? —preguntó su hermano confundido a sus espaldas.

—Nada.

Había pasado tan sólo dos días desde que terminó con Minato y tal vez, ahora, teniendo tiempo para pensar, se daba cuanta que ese era justo el tiempo que necesitaba para sentirse solo. El dolor que sentía en su pecho no era físico, se sentía como algo intrínseco e intangible provocado involuntariamente por su cerebro al no poder controlar sus emociones. Subió las escaleras y se fue a su habitación, entre más sentía, entre más emociones trataba de procesar, más le dolía.

Se metió a la cama y envolviéndose en las cobijas cerró los ojos con la esperanza de poder darle reset a ese día. Cuando Sasuke despertó en la mañana, apenas  necesitó abrir sus ojos para que la pesadumbre de la soledad lo acompañara y, ahora, las palabras de su hermano enraizaron, por alguna razón, ese sentir. Sabía que no estaba solo, podía contar con Haku, pero por más que tratara de no dejar florecer aquellos pensamientos egoístas, sabía que su amigo ya no era solamente suyo y que el consuelo que su momentánea compañía podría ofrecerle no le sería suficiente, no esta vez. Además de Haku, en esos momentos y en aquellas circunstancias, podía apoyarse en su hermano, pero, se sentía traicionado y no tenía ganas de confiar en alguien que no confiaba en él.

Giró sobre la colcha tratando de desviar sus pensamientos, era realmente bueno evitando cosas con las que no quería lidiar. Se preguntó cómo estaría su padre, si todo iba bien con su trabajo o estaba muy ocupado, quizás sería esto último puesto que su padre no lo había llamado a recordarle que estaba castigado por el simple hecho de estar enojado con Hashirama y su abuelo. Se le hacía risible aunque no lo encontraba divertido, él tenía derecho a no querer hablarles… pero, ellos ya eran mayores y estaban tan lejos y a veces tenía miedo de que dejara pasar el tiempo y no poder recuperar la relación que solían tener antes.

Frunció los labios y sacudió la cabeza, su abuelo y Hashirama vivirían mucho mucho tiempo, al igual que su padre. Suspiró. Cada vez que su padre salía a trabajar Sasuke quedaba con el desosiego de si volvería a casa o no, cualquier cosa podía pasar y las probabilidades de riesgo aumentaban aún más si se trataba de un policía.

—Deja de pensar, Sasuke —musito para sí mismo un poco desesperado. En parte podía comprender porque su padre era tan sobreprotector porque él era igual de paranoico—. No pienses.

Sabía que era una pérdida de tiempo el pensar en eso, pero era consciente de que algún día sus abuelos morirían e incluso su padre e Itachi lo harían, o, tal vez, fuera él quien un día no volvería a casa. La mente se le penumbra ante los lúgubres pensamientos, pero, a fin de cuentas, lo único que se tiene seguro en la vida es la muerte.

—¿Qué se sentirá estar muerto? —Sasuke simplemente no concebía que de un momento a otro la vida de un ser terminara y aún peor, el mundo ni siquiera parecía inmutarse ante ello.

—Supongo que nada —le respondió la voz de Itachi. El cuerpo de Sasuke respingó de la sorpresa y el susto que la voz grave de su hermano le había provocado—. No pienses en eso, eres muy joven.

Sasuke frunció el ceño ante esas palabras, se suponía que cambiaría para que lo dejaran de tratar como un niño pero aún nada había cambiado.

—No me trates como un niño porque no lo soy.

Itachi le sonrió con calma y se metió en su cama como si con sus palabras Sasuke lo hubiera invitado a ello.

—Yo también soy muy joven para pensar en morir incluso los abuelos lo son —Itachi le pasó un brazo por el hombro para acariciárselo—. Si te sirve de consuelo si ahora mismo decidieras comenzar a practicar ballet te dirían que eres muy viejo para hacerlo.

—Eso no me consuela para nada —Sasuke se dio vuelta enrollando por completo su cuerpo en la sabana. No culpaba a su hermano por tratarlo como un infante cuando era él quien se comportaba como uno. Habían recreado esa escena miles de veces, siempre que las cosas parecían escapárseles de las manos, Sasuke hacía lo mismo, se envolvía en las sabanas y esperaba que todo se solucionara por sí solo, aunque por lo general dejaba de atormentarse cuando su hermano iba a buscarlo a su refugió de telas—. No me gusta que me traten como a un niño.

—¿Por qué? —Itachi se acostó en su costado para mirarlo fijamente— Eres un niño.

—Pero no quiero serlo.

Itachi suspiró.

—¿Por qué no? Es lo más genial de la vida, todo es tan sencillo, no te tienes que preocupar por nada y obtienes todo lo que quieres.

Sasuke dio otra vuelta desenvolviéndose un poco para encarar a su hermano.

—Lo ves, no soy un niño. Estoy en la peor época de mi vida, todo es demasiado difícil y complejo, tengo miles de preocupaciones agobiándome en todo momento y, no, no tengo para nada lo que quiero.

—¿Eso es lo que te preocupa? —Itachi lo agarró del brazo para que no volviera a escabullírsele— ¿Por eso estás actuando de esa forma? Emborrachándote y yéndote con desconocidos, vete tú a hacer qué  —Sasuke se contrajo en sus hombros, al parecer Kisame se lo había dicho e Itachi parecía bastante decepcionado— ¿Eso es lo que crees que significa ser un adulto? Pues déjame decirte que tu actitud no es más que la de un crío irresponsable.

—Tú no me entiendes.

—¿Qué es lo que no entiendo?

—Nada, no entiendes nada —la voz de Sasuke comenzó a apagarse y realmente sintió que había dejado de ser un niño cuando al estar ahí con su hermano, como muchas veces antes había sucedido, no lo consolaba y, aún peor, se sentía incluso más solo—. Lo siento, genio. Incluso tú no lo puedes saber todo.

Itachi no se inmutó con sus palabras en cambio se apegó más a él.

—¿Quieres que llamemos a papá? —cambió de tema. Sasuke sabía que en ello su hermano y él eran iguales, huían cuando las cosas se salían de su control y temían a aquello que no podían comprender.

Sasuke asintió. Sabía que su padre odiaba el trabajo de oficina, que prefería la acción, la emoción y la adrenalina. Cuando Sasuke era un niño incluso más pequeño a su padre le habían disparado, las cosas se habían salido de control, uno de los hombres era claustrofóbico y enloqueció al sentirse acorralado, fue un disparó limpio en el hombro, pero Sasuke era demasiado pequeño para comprender que todo saldría bien, su mente tan sólo podía procesar que a su padre le habían disparado y que eso era algo muy malo.

Itachi —dijo su padre al contestar la llamada.

—Hola papá.

¿Cómo va todo? ¿Y Sasuke?

—Papá —le saludó sintiendo un poco de alivio.

¿Qué sucede? —su padre no era de lo más emotivo, pero Sasuke sabía que se esforzaba por mostrarles lo mucho que los amaba.

—Nada —vaciló Itachi y Sasuke le lanzó una mirada ansiosa al teléfono—. Sasuke teme que hombres uniformados traigan una carta —Itachi no había mentido, aunque sus palabras le hicieron sentir bastante incómodo.

No te preocupes Sasuke —Fugaku suspiró y luego carraspeó un poco—. No volverá a suceder nada parecido.

Sasuke asintió aunque sabía que su padre no podía verlo.

—¿Y qué tal el clima en Osaka?

 

***

 

—Mira, la primera lluvia de verano —dijo la voz suave de Kakashi detrás de sí recalcando lo obvio, Sasuke estaba de pie frente a la ventana contemplando como la lluvia caía con más fuerza deslavando la imagen traslucida de los edificios en frente—. El tiempo pasa muy rápido, en dos semanas comenzaran las clases —Kakashi suspiró.

Sasuke se giró y caminó hacia el sofá. Se había encontrado con Kakashi por mera casualidad y aunque Itachi le había dejaba muy en claro que actuando de esa forma no dejaría de ser un niño, eso no quitaba el hecho de que Sasuke se sentía completamente solo sin Minato.

—¿A qué preparatoria vas, Sasuke? —le preguntó bastante tranquilo, parecía que no tenía fines lujuriosos aquel día.

—No lo sé —dejó en el aire un momento—, mi papá aún no me ha dicho a qué escuela seré transferido —y aunque Sasuke sabía que Fugaku no era de ese tipo, secretamente se preguntaba si su padre lo había olvidado, puesto que nunca volvieron a hablar de ello.

—Oh vaya —las palabras salieron como un silbido de los labios de Kakashi. El silencio se instauró entre ellos como un vacilante susurro, no sabían que decir y Sasuke esperaba que Kakashi tomara lo iniciativa en lo que él creía que sería una copula— ¿Quieres ver una película? —le señaló la parte inferior del mueble donde estaba el televisor— Si ninguna te gusta podemos ir al cine.

Sasuke sonrió y puso su mano sobre su rodilla.

—Oh vamos, no me has traído aquí a ver una película.

—No —aceptó Kakashi—, te traje hasta aquí porque comenzó a llover y estábamos cerca a mi casa.

—¿Seguro? —Sasuke le lanzó una mirada de perspicacia— ¿A qué le tienes miedo? ¿A ir a la cárcel? —dijo esto último un poco divertido—. No te preocupes tengo experiencia guardando este tipo de secretos.

—No es eso —Kakashi se llevó una mano a la cabeza y se alborotó un poco más el cabello—. Aunque tengo que admitir que me da miedo que comiencen a gustarme mis estudiantes, cosa que dudo.

—¿Entonces?

—No podemos tener ese tipo de relación —la expresión de Kakashi dejó de ser calmada para tornarse sería—. Esto —los señaló a ambos— no funcionaría nunca, sólo somos dos personas despechadas, nada bueno puede salir de ahí.

Sasuke frunció los labios y se cruzó de brazos algo reacio aunque entendía a Kakashi e incluso le daba la razón. Relajó su postura, no era algo que debiese pensar mucho e incluso no quería rebatirlo.

—Hay una película en cartelera que realmente quisiera ver.

Y así, terminó la excursión de Sasuke en el mundo de los chicos fáciles que se acostaban con cualquiera con tal de no sentirse solos… o al menos, algo así.

 

 

***

 

El insistente sonido del despertador lo sacó de su ensoñación, aún con los ojos cerrados trato de apagarlo y, luego de un minuto de estridente tortura, lo logró. Se dio la vuelta en la cama y volvió a quedarse dormido sin esfuerzo alguno, sólo que esta vez estaba más consciente y no conseguía visualizar un sueño agradable.

Naruto se levantó de la cama y estiró los brazos escuchando el crujir de sus hombros. Su despertador había sonado a las 7:00 pero ya eran las nueve de la mañana cuando se levantó, aún era temprano, demasiado temprano teniendo en cuenta que era domingo y estaba en vacaciones, pero faltaba un puñado de días para que empezaran las clases y él estaba empecinado en aprovecharlos haciendo algo productivo, no sabía que era ese algo pero tenía algo de tiempo para descubrirlo. Salió de su habitación y se dirigió al baño a mitad del pasillo, se lavó la cara con vigor tratando de apartar los vástagos del sueño en su ser porque aunque la pereza era imperiosa sus ganas de disfrutar el día eran incluso más fuertes.

Bajó las escaleras canturreando una alegre canción la mejor forma de empezar el día era con un buen tazón de ramen al desayuno. Una vez en la planta de abajo escuchó unas voces susurrando, cambió la tonada, era domingo así que no le extrañaba que su papá estuviese en casa a esa hora, a lo que aún no se acostumbraba era a la presencia de su madre. Le era extraño y tal vez aberrante verla en la casa de forma tan continua y natural.

—Buenos días —dijo un tanto fuera de lugar. Se había acostumbrado a ver a su padre besando a Sasuke, se sentía mal e incluso estúpido por ello, pero le extraño ver a su padre besando a su madre de la misma forma. Se sentía tan desorbitado que no sabía con quién debía enfadarse.

—Buenos días Naru —le sonrió su madre acercándose a besarle la frente.

—Buen día —le saludó su papá. Naruto le quedó mirando fijamente, su padre estaba raro, no sabía si también se sentía algo anonado por la presencia de su madre o se debía a algo más.

Se sentó con pesadez en la mesa del comedor. Naruto podía decir que hacía mucho que no estaba con sus padres de esa forma, casi siempre cuando su mamá volvía, que por lo general era uno, dos o tres días, su papá pasaba poco tiempo en casa debido a sus jornadas en el hospital. Pero hoy, ahí estaban, esperando el desayuno que su mamá preparaba.

—Oye mamá —titubeó un momento, sus palabras seguramente sonarían desagradables pero no había vuelta atrás.

Su madre asomó la cabeza por la entrada de la cocina.

—Dime cariño.

—Ya llevas cinco días aquí —Naruto desvió la mirada enfocando a su padre que parecía bastante distraído o más bien entretenido dándole vueltas a una cuchara— ¿Cuándo te iras?

Kushina frunció el ceño e hizo un gesto desentendido.

—¿Qué, acoso quieres que me vaya? —Kushina se cruzó de brazos inexorable pero Naruto no dijo nada, tan sólo siguió mirando a su padre— Ya está el desayuno —canturreó sirviendo los platos en la mesa.

Naruto frunció el ceño molesto.

—Esto no es ramen.

—Tranquilo Naruto —le dijo su padre levantando al fin la mirada—, podemos comer ramen en el almuerzo si quieres.

Naruto negó con la cabeza sintiéndose sumamente desconsolado.

—Todos los domingos desayunamos ramen. Siempre lo hacemos porque es el único día en el que papá puede desayunar conmigo —Minato también tenía los jueves libres, pero los ocupaba para estar con sus amigos, dedicarse tiempo así mismo y, ahora sospechaba, a Sasuke. Además cuando Naruto estaba en clases, se levantaba muy temprano y su padre, sumamente cansado, apenas si tenía energías para despedirlo y desearle un buen día.

—Lo siento Naru —su madre trató de ser compresiva, pero Naruto sabía que Kushina perdía la paciencia con suma rapidez—, yo no lo sabía.

Minato asintió tratando de consolarlo.

—Podemos almorzar ramen, si quieres. Kushina no estaba al tanto de ello.

—Um-um  —negó apretando los labios—. ¿Cómo ella lo sabría? Nunca está con nosotros. No sabe nada sobre nosotros —explotó—. No puede simplemente aparecer un día y pretender que nada ha pasado, no puedes simplemente irte tras tus sueños egoístas y cada vez que te sientas sola volver y pretender que somos una familia. Nos abandonaste.

Llevaba días pensando en ello y, aunque esos no eran todos los pensamientos que abordaban su mente, agradecía el hecho de haber sido lacónico en su discurso y no terminar diciendo cosas desagradables de las que luego se podría arrepentir.

Minato no dijo nada y Naruto pensó que se debía que seguramente él también estaba dolido con su madre. Kushina lo miraba embelesada con la boca ligeramente abierta.

—Yo no los he abandonado —la voz le tembló un poco. Naruto no quería herir a su madre, pero ¿qué había de sus sentimientos? Él sí que se sentía herido y abandonado—. Minato me había dicho que habías cambiado, pero sigues siendo igual de insolente Naruto —y ahí iba, siempre el problema terminaba siendo él—, no llegarás a nada con esa actitud.

—¿Y tú qué sabes de mí? —le espetó. Su padre le lanzó una dura mirada instándolo a que se callara, Naruto suspiró y se levantó de la mesa para mesurarse—. Sacaré a pasear el perro.

Minato asintió a sus palabras cediendo. Todos le decían que él se parecía mucho a su mamá y claro que lo hacía e incluso admiraba en sobre manera a su madre, pero con quien mejor se entendía era con su padre y de eso no había lugar a dudas.

Subió a su habitación para darse una ducha, porque estaba seguro de que tardaría en volver a casa. Naruto solía escuchar música mientras se duchaba, pero esta vez no lo hizo, simplemente se duchó dejando que el silencio y el agua sobre su cabeza acomodara sus pensamientos. Estaba feliz y furioso y triste, todo al mismo tiempo. Era confuso para él, pero prefería no ahondar mucho en eso. Su madre estaba en casa, lo que siempre quiso, lo que siempre deseo, ellos tres tomando el desayuno juntos por primera vez en mucho tiempo, y eso, le hacía feliz. Por otro lado, su madre los había dejado de lado priorizando su trabajo, poniendo a otras personas por encima de ellos y no podía evitar sentirse dolido y traicionado.

Genial. Se dijo notando lo taciturno que se había tornado su estado anímico cuando hace menos de media hora se había levantado con la mejor de las actitudes. Empero, en medio de todo aquel desencanto, Naruto sintió cierta empatía por su padre y su escambrosa relación con Uchiha Sasuke. Seguramente su padre se habría sentido tan solo como él y Sasuke, con su avallasadora actitud y su atrayente personalidad, le había ofrecido el amor y la compañía que su padre –pensaba él- desesperadamente necesitaba. No lo justificaba, pero en ese momento pudo encontrar razones a la forma en la que su padre lo había defraudado.

Se vistió rápidamente y se mal secó el cabello. Un poco de aire libre y movimiento le ayudarían a apaciguar sus pensamientos y a tomarse las cosas con calma, su madre ya lo había dicho, él no era más un insolente impulsivo. Se calzó los zapatos y tomó la correa del perro. Bajó escaleras y salió al jardín escuchando su paso a sus padres mantener una susurrante conversación a la que no le dio importancia.

—¡Kurama! —gritó recobrando un poco de su buen ánimo— ¡Ven aquí, amigo! —el perro levantó la cabeza y al reconocerlo comenzó a ladrar entusiasmado— Ven amigo, vamos a salir —le dijo con cariño acercándose a acariciarle la cabeza para luego amarrar la correa al collar— ¿Te has sentido solo? —le preguntó, era algo tonto porque era un perro y no le iba a responder, pero Naruto se sentía culpable dado a que los últimos días apenas si le había dedicado un saludo.

Bordeó la casa para salir por la entrada. Kurama estaba demasiado eufórico, por lo que pensó que sería mejor cansarlo un poco antes de sacarlo, pero realmente no quería estar en su casa. Lo sentía como un sueño del que se iba a despertar y al hacerlo todo volvería a ser como antes, sólo que ya no podría conformarse. Tomó una pelota que estaba tirada descuidadamente en el césped, estaba algo húmeda por la lluvia del día anterior, y la lanzó. Kurama corrió tras la pelota con vigor, parecía feliz y eso hizo feliz a Naruto, se sentó en el escalón frente a la puerta cuando su mascota volvió con la pelota y Naruto se preparó para lanzarla. Levantó la mirada hacia el frente mientras esperaba y lanzó un suspiró. Su vecindario era bastante tranquilo y vanguardista, las personas caminaban sobre la acera presurosas y sin inmutarse, Naruto miraba las figura trilladas por los barrotes de las rejas que cerqueaban su casa sin enfocarse en ninguna, solo viéndolas pasar.

—Sasuke —musitó y creyó que se había confundido— ¡Sasuke! —gritó poniéndose de pie con los ladridos de Kurama armonizándolo. Sasuke detuvo su caminar, ya a unos pasos de su casa y miró hacia todos lados — ¡Sasuke! —lo llamó otra vez para que se percatara de su presencia.

Sasuke le miró extrañado y se devolvió en sus pasos para detenerse en la puerta de la reja. Naruto se acercó y medio abrió temiendo que Kurama se saliese.

—Naruto —le saludó sin tratar de entrar. Y Naruto creyó que se debía al hecho de sus esfuerzos de evadir la entrada con su cuerpo para que el perro no saliera.

—¿Qué haces por aquí? —le preguntó.

—Hay una tienda de música a unas cuentas cuadras —le dijo enseñándole la bolsa que llevaba entre sus manos. Naruto levantó una ceja intrigado, Sasuke vivía a minutos del centro y su casa, si bien a ambos le quedaba más cerca el mismo supermercado, no estaban muy cerca entre sí—. Es una tienda antigua e iba a comprar una pieza para un tocadiscos.

—Genial —le sonrió—. Oye, Sasuke… —suspiró y se llevó una mano a la nuca. Seguramente Sasuke y él no se llevaban bien, pero se agradaban y eso era lo que realmente importaba— ¿Te molestaría acompañarme a pasear a Kurama?

Sasuke le miró extrañado, no como si hubiese dicho algún disparate, pero la expresión en su rostro rápidamente se tornó un “¿Lo dices en serio” como si hubiese dicho algo fuera de lugar.

—Está bien —respondió apacible.

Naruto haló a Kurama de la correa y cerró la reja tras de sí. El perro estaba eufórico y ansioso por salir a correr, pero no podía simplemente dejarlo a su parecer, así que haciendo acopio de su fuerza trató de retenerlo e incitarlo a mantener la calma hasta que llegaran al parque.

Se concentró en mirar a Sasuke mientras caminaban, era algo irresponsable de su parte pero no pudo evitarlo. ¿Qué pensaría Sasuke si hubiese visto a su padre besar a su madre de la misma forma que lo besaba a él? ¿Se habría sentido desubicado al igual que él o se habría enojado? Y ¿Con quién? Le dedicó una mirada larga y detallada encontrándolo extraño; Sasuke no era la persona más amigable y conversadora que conocía pero iba muy quieto y callado, no le había insultado entrelineas ni le había regalado esa sonrisa buscona para incitarlo a comenzar él la pulla. ¿Debería decir algo? Aunque sinceramente no creía que Sasuke le respondiera con la verdad si era directo y comenzaba a presionarlo.

—Te ves bien —le señaló tras el largo silencio—. Aunque eso —señaló su falda con la cabeza—, no es para nada tu estilo —Naruto no conocía mucho a Sasuke, pero aquella falda ajustada parecía estar hecha de simétricos cuadrados encimados aleatoriamente sin que ninguno de sus otoñales colores se acercara mucho a su análogo. Aun así Sasuke no perdía, lo que Naruto pensaba, su estilo. Llevaba una blusa negra de tela trasparente con bordados victorianos que le llegaba a medio abdomen dejando solo una estrecha franja entre de piel entre ella y la falda.

Sasuke se llevó un mechón de cabello detrás de la cabeza mientras observaba su falda antes de responderle.

—Es porque fue un regalo de Umiko-obasan —le respondió suavemente y él asintió.

Sasuke era diferente a cualquier chica que Naruto hubiera conocido. Quizá porque no era una chica. Le gustaba la forma desinhibida en la que se manejaba, que fuera tan casual de forma sencilla pero igualmente trabajada. Hizo un alto antes de cruzar la calle y le tomó la mano a Sasuke por reflejo, a sus amigas les gustaba que hiciera eso pero aunque sabía que no debía tomarse muchas confianzas con Sasuke, no quiso soltarle la mano. La mano de Sasuke era fría, estrecha pero de largos y esbeltos dedos. Sasuke no pareció incómodo y tampoco se zafó del agarre.

—¿A dónde vamos? —preguntó Sasuke sin azoro, al parecer era simple curiosidad.

—Ya llegamos —respondió con un pie en el césped del parque comunal.

No era un lugar muy grande ni especial. Era idéntico al parque en el que había decidido que Sasuke y el serían amigos. Del tamaño de una manzana recubierto de árboles con algunos juegos infantiles y unas cuantas bancas. Lamentándose de tener que soltarse del confort que la mano de Sasuke le proporcionaba soltó la correa de Kurama dejándolo correr libremente por el parque, ese día no jugaría con él, al ser domingo, habían muchos más niños en esa mañana y seguramente  su amigo encontraría con facilidad un compañero de juegos.

 Sasuke se sentó en la grama y él lo emuló, sin saber que seguiría a continuación.

—Se parece a ti —dijo Sasuke mientras con su mirada seguía el trote animoso del can.

—¿Por qué somos rubios? —bromeó.

—E igual de tontos y entusiastas—señaló y Naruto se relajó un poco porque ese era el Sasuke que conocía.

—¿Y qué dices tú? ¿Tienes mascotas?

—Tenía —corrigió Sasuke.

—Acabas de superar los índices de crueldad que te había dado —melodramatizó con un gesto divertido instándole a Sasuke que se relajara.

—Quiero decir —le dijo un poco menos rígido— que hasta esta primavera tenía un gato —Sasuke sacó su teléfono celular del costado de su falda y Naruto le dio aquella miradita picara que todo chico hacía cuando veía a una chica haciendo algo como ello. Le tendió el celular enseñándole una foto. Era Sasuke con un vestido negro, tacones negros y una diadema plateada en forma de orejas de gato en cuclillas con una de sus manos a la altura de su cara haciendo un gesto minino al lado de un gato negro en la misma posición, era una foto adorable que, dado a que conocía lo suficiente a Sasuke como para aseverar ello, gritaba Haku por todas partes—. Se llamaba Bola de Nieve y mi papá lo atropelló. Accidentalmente.

—Oh, lo siento —le expresó sintiéndose mal por haberlo llamado cruel minutos antes.

—No te preocupes —le quitó hierro al asunto.

—Pero debes aceptar que Bola de Nieve es un nombre totalmente inaceptable para un gato negro. ¿Acaso querías traumarlo?

—Claro —le siguió Sasuke con eso tono que sabía a injuria y envenenaba los oídos—, como si tú fueras mejor escogiendo nombres —Sasuke dobló las piernas cambiando su postura para mirarlo con mayor facilidad—. Quiero decir, ¿enserio, Kurama?

—Kurama es un nombre muy cool —se defendió y optó una postura autosuficiente—. Un nombre cool para un perro cool.

—Kurama era un espíritu demonio que atormentaba a los humanos —se inclinó sobre sus rodillas y sonrió con astucia—. Nada más hay que escuchar los chillones ladridos encarnar la tortura.

—Como te atreves —chilló Naruto.

—Tan chillones como tu estridente voz.

—Por supuesto que mi voz no es para nada chillona.

Sasuke barrió los ojos.

—Te creo Naruto —dijo con desgano—, tu voz es grave y varonil.

—Ni sé porque me agradas —bufó Naruto, aunque en el fondo estaba feliz de que Sasuke hubiera dejado su actitud callada.

—Me-a-do-ras —Sasuke se inclinó más hacia él aun cuando la falda se subió un poco sobre sus piernas—. Soy irresistible.

—Si, ajá.

—Si no me crees pregúntale a tu padre —soltó sin pensar arrepintiéndose al instante, no por cómo se lo tomaría Naruto, ya le había dejado en claro que sí se acostaba o no con su padre no era su asunto, sino por él mismo, por como se sentía y porque no quería pensar en Minato—. Enhorabuena —Sasuke sonrió pero era una sonrisa triste—, tu padre y yo hemos terminado.

Naruto no dijo nada mientras su mente lentamente iba atando los cabos. Ante sus ojos todo iba tomando sentido y a la vez todo se volvía más confuso. ¿Cuándo? Había sido lo primero que llegó a su mente acompañado de un rápido y presto ¿Por qué? Suponía que el hecho de que su madre hubiese vuelto y ya disponía del tiempo para dedicarse a su esposo, tenía mucho que ver. Se sintió aliviado y feliz, sus padre estarían bien, su mamá no tenía por qué darse cuenta y seguramente su papá ya había notado que lo de Sasuke había sido una equivocación y se revindicaría y ya todo iría bien. Pero, Sasuke era su amigo y no era momento para regodearse en su felicidad, tenía que consolarlo o por lo menos sentir empatía por su pena.

—¿Cómo te sientes? —preguntó suavemente como si temiera que con cualquier error Sasuke podría alterarse.

—Solo —le respondió en medio de un suspiro.

—¿Solo? —repitió. Eso era nuevo, nunca nadie le había respondido a esa pregunta de esa manera— Tú no estás solo.

—Lo sé —le dijo acostándose en el césped con las piernas en una posición incómoda, seguramente para no mostrar nada—. Empiezo a creer que me equivoqué y que no es el cerebro quien controla los sentimientos y, como todo el mundo piensa, lo hace el corazón.

Naruto rió.

—¡Exacto! ¿Qué van a saber los científicos de sentimientos? Están muy ocupados investigando.

Sasuke le regaló una débil sonrisa. Naruto quería que Sasuke agregara un ingenioso comentario, que hablara de las curvas de su novia, que le sedujera con sus gestos, que le pidiera que lo besara, cualquier cosa, pero que fuera el Sasuke de siempre.

—No pienses en eso —dijo suavemente acostándose él también—. Ha sido lo mejor.

—¿Para quién? —respondió al instante y Naruto por su tono supo que sería Sasuke, por decirlo de algún modo— Para mí que he tenido que separarme de la persona que amo —empezó a contar—. Para Minato que se ha tenido que resignar a esa farsa de matrimonio. O para Kushina-san que está viviendo un engaño —terminó de señalar—. ¿Para quién, Naruto? Piénsalo, ¿quién es el ganador? Porque desde mi perspectiva tú eres el único que se beneficia.

—Shhh —le calló con delicadeza. No era momento ni las circunstancias para que se pusiera a discutir con Sasuke— No digas eso. Ahora te duele, pero luego te darás cuenta de que ha sido la mejor decisión —no supo que lo impulsó a aquello, ni siquiera lo pensó, simplemente se dejó llevar y besó la frente—. No estás solo, estamos juntos en esto.

Sasuke le sonrió, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa un ladrido y el grito de un niño los interrumpió.

—¡Oniichan, Oneechan! —les llamó el niño—. Tengo que ir a comer, les devuelvo su perro.

Naruto le sonrió al niño y le acarició el cabello dándole las gracias por haber cuidado de su amigo.

—Oye Kurama —le acarició las orejas—, te presentó a mi amiga o amigo —Sasuke le miró mal—, se llama Sasuke —Naruto le sonreía al perro mientras hablaba, actuaba como si Sasuke no estaba ahí pero solo lo hacía para molestarlo—. Muy guapa ¿eh? Pero el viejo lo vio primero.

Sasuke se acercó al perro y le acarició la cabeza. No le gustaban los canes porque los encontraba dependientes aunque no los encontraba desagradables ni tampoco le molestaban.

—Tú también crees que Naruto es un idiota ¿cierto? —y el animal naturalmente ladró ante la mención de su dueño.

 

 

 

 

 

—Hey, eso no significa nada —tomó la cabeza de Kurama entre sus manos— ¿Cierto que no significa nada? —el perro también ladró.

—Ciertamente eso es un no.

—¿Ahora tú conoces mejor a mi perro? —se indignó.

—Pues si no sabes diferenciar sus ladridos… —Sasuke hizo un gesto con la mano.

Naruto siguió acariciando a Kurama escuchándolo ladrar de cada tanto. Ya era hora de volver a casa, tenía mucha hambre, ya se casi se le juntaba el desayuno con el almuerzo. Sabía que había hecho un berrinche, pero realmente necesitaba desahogarse; ahora con la cabeza fría podría disfrutar de aquello que le habían privado durante años y aún mejor, sin el carcomo de la infidelidad.

—¿Escuchaste eso, Sasuke? —Sasuke le miró extrañado— ¿Qué dices Kurama? ¿Qué deberíamos besarnos para romper la tensión?

Sasuke rio deleitándolo con un sonido nuevo, uno que nunca antes había escuchado. Y por primera vez, después de todas las ocasiones en las que había ocurrido, Sasuke lo besó, en un movimiento rápido fue él quien unió sus labios. Succionó. Mordió. Lamió. Sus labios ardían inclementes con cada roce y se deshacían en cada suspiro. Tomaba aire por la nariz t se ahogaba exhalando por la boca. Sus labios palpitaban, quemaban y anhelaban. Sus labios tenían vida, porque ese beso fue como el aleteo de mil mariposas que se acompasaban al mismo ritmo, fue como tangir algo vivo, la primera sonrisa de un niño, el latido de un corazón.

Notas finales:

Ne, ne~ Hacía falta Naruto, ¿no? 

A veces inclusó yo olvido que él es primordial en la historia.

Digo de una vez antes de que sus cabecitas hiperactivas piensen otra cosa. No es que Naruto prefiera a Sasuke sobre Kushina o le parezca mejor que Minato esté con su madre. Sólo que Sasuke se había convertido en un patrón en su vida, mientras que Kushina tan solo era un recuerdo lejano.

No me había gustado a la final como se desenvolvió el KakaSasu, así que ahora que pude recordar que era lo que iba a escribir, decidí agregarlo.

¿Han notado que siempre hay tres o seis reviews -hay un siete y un cinco pero yo les he tomado como seis, porque, ajá, pueden promediarse-, macabro, no?


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