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El Probador por Fullbuster

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Sasuke Uchiha


 


Abrí los ojos con pesadez encontrándome con ese techo blanco de azulejos. Olía a limpio y a desinfectante, supe enseguida que estaba en el hospital y podía escuchar un murmullo fuera de la habitación. Miré hacia allí para ver por la pequeña ventana de la puerta cerrada del cuarto como el médico hablaba y gesticulaba explicando las cosas. Esperaba que fuera mi hermano, deseaba que fuera él quien escuchaba al médico pero cuando la puerta se abrió, entró Madara.


Un militar vestido con uniforme pasó por el pasillo en el preciso momento en que la puerta se abrió y supe dónde estaba al momento, en la base militar de Baltimore, en el hospital militar. Eso sólo podía significar una cosa, Itachi ya sabía todo y seguramente frustrado y decepcionado conmigo y mis mentiras no querría volver a saber nada de mí.


Madara entró sentándose en uno de los sillones frente a mí y supongo que querría hablar de Itachi o de mi familia, yo no quería hablar de nada de todo esto, simplemente quería estar solo un rato, dejar de pensar en la familia. Mi madre había fallecido, mi padre nunca me quiso y mi hermano… de mi hermano lo único que había conseguido es que me odiase y lo había hecho yo solito muy bien fingiendo ser una persona que no era, espiándole, mintiéndole, jugando con él para sacarle información, echándole de casa y registrando su despacho… yo solito me había ganado su odio y su desprecio, supongo que me lo tenía merecido. Al final acabaría como Madara, solo.


- Tú hermano…- empezó la frase Madara.


- ¿Cómo ha ido la misión? – pregunté antes de que él siguiera con el tema de mi hermano.


- La misión ha finalizado – me dijo algo sorprendido de ver que le cambiaba de tema – sobre tu hermano… - trató de volver al tema anterior.


- Entonces volvemos a casa ¿Verdad?


- Sasuke… intento hablar de algo importante.


- Pero yo no quiero hablar de mi hermano – le dije - ¿Volvemos a casa o no?


- Sí – me dijo al final – pero deberías ir a hablar con tu hermano y explicarle todo esto.


- No hay nada que explicar, seguramente ya se lo habéis contado todo. Sabe lo que soy y lo que he estado haciendo aquí estos días. Conozco a mi hermano y no me perdonará esto. Es mejor marcharme de nuevo.


- No sabes cómo reaccionará si no hablas con él. Haz el favor de ir a verle, él no es como tu padre, no te sacará de su vida tan fácilmente como lo hizo Fugaku. Vamos Sasuke…


- Lo pensaré – le dije al final - ¿Cuándo sale el avión a casa?


- Esta tarde. A las nueve.


No hablamos mucho más después de aquello, al menos no de mi hermano. Madara me contó todo lo que había ocurrido durante la misión y no me sentó muy bien. Sé que la misión había finalizado, que habían recuperado las armas químicas pero… yo me quedaba con la cantidad de muertes innecesarias y para mí eso era como un fracaso. Todos me daban la enhorabuena y me decían que la misión se había realizado con éxito, pero yo no dejaba de ver esas muertes. Quizá pudimos evitarlas de alguna forma… supongo que nunca sabríamos si fue la manera correcta de llevar la misión o debimos tomar otras medidas. Ahora todo estaba hecho ya.


Esta sensación de culpabilidad no creo que desapareciera con facilidad y menos cuando también arrastraba el hecho de que había mentido hasta a mi propio hermano. Él había sido capaz hasta de decirme que me quería, lo había llevado al límite y ahora estaría decepcionado conmigo, con mi comportamiento, con mis engaños y mis tretas para obtener la misión. Esto es lo que era al fin y al cabo, un gran mentiroso, un hombre al que le importaba más su trabajo que la propia familia aunque tampoco era cierto… la familia me importaba y el dolor lo llevaba por dentro, jamás les diría lo que me había dolido hacer algo así, eso me lo callaría y lo llevaría a la tumba conmigo.


Cuando salí del hospital me marché a recoger mis cosas de la casa de mi hermano aunque dudaba si era una buena idea ir allí. Seguramente no lo sería, debería dejar todo lo que había traído allí, tampoco eran cosas importantes, no me hacían falta en absoluto.


El camino hasta su casa fue un tormento completo. Mi mente no dejaba de pensar en si hacía lo correcto o no. Necesitaba que alguien hubiera venido aquí a decirme qué hacer pero nadie lo haría, no tenía otra solución excepto ir allí y afrontar las consecuencias de mis actos, consecuencias que no creí fueran a ser buenas.


No me crucé con nadie en el trayecto aunque debía estar la mayoría de gente en los funerales que se estaban realizando por todo lo del altercado. Yo me detuve unos segundos en uno de ellos aunque a distancia, no me atreví a acercarme, no me sentía la persona indicada para estar allí ya que al fin y al cabo… yo era tan responsable como los terroristas, no había sido capaz de frenarlo a tiempo aunque me dijeran que salvamos muchas vidas, yo seguía pensando en los fallecidos a los que no llegamos.


Llegué a la casa de mi hermano y miré por las ventanas antes de entrar. No parecía haber nadie así que entré con rapidez utilizando sus llaves y me fui directamente a la habitación para recoger todas mis cosas antes de que llegase Itachi o Konan. Puse la habitación patas arriba en un momento, lo dejé tal cual estaba el primer día que llegué, hasta les recogí las sábanas y se las metí a la lavadora, no quería ser una molestia o al menos… una molestia más de la que ya había sido como espía.


Cuando me coloqué la bolsa al hombro con todas las armas, la carpeta con la misión y la ropa, salí de la habitación escuchando a Itachi hablar con Konan, acababan de llegar a casa y estaba enfadado, gritaba que estaba decepcionado conmigo y apoyé la espalda en la pared escondiéndome en el pasillo hasta que ellos se marchasen hacia algún lado y yo pudiera salir sin ser visto.


- No entiendo cómo ha podido hacer algo así, ¿A mí? – preguntaba Itachi enfadado y yo agaché la mirada entristecido.


- Entiéndele Itachi, era su trabajo.


- Podría habérmelo dicho.


- No podía. No creo que para él haya sido fácil.


- Ya claro… debió disfrutar viéndome la cara de idiota mientras me engañaba. Debí suponer que había venido por algo en concreto, estuvo seis malditos años desaparecido y me odiaba. Quise ver a mi hermano pequeño y en su lugar me crucé con este desconocido, ya no es el hermano que era antes.


- Todos cambiamos Itachi – comentaba Konan – ese chico pasó por lo suyo.


- Yo también y le conté todo, intenté acercarme a él. Jamás le conté lo sucedido en mi casa a nadie y quise obtener su confianza, creí que lo estaba consiguiendo pero sólo me mentía, me engañaba. No puedo entenderlo, él ya no es mi hermano, es alguien a quien no conozco.


Se callaron un momento, me extrañó no escucharles discutir por mi culpa y me asomé con sutileza a la esquina para ver como Konan le abrazaba intentando consolarle. Supe en aquel momento que yo ya no volvería a significar lo mismo para él, se supone que los hermanos nos apoyábamos en todo pero no era cierto en nuestro caso, él ya no confiaría en mí y empecé a alegrarme de que una mujer como Konan estuviera a su lado. No vi intención de que se movieran así que miré al baño, su ventana daba al pasillo del apartamento y me encerré en él abriendo la ventana y saltando fuera para largarme de allí.


Tuve la mala suerte de que la ventana se cerró de golpe en cuanto estuve en el pasillo y sé que debían haberlo escuchado dentro de la casa, así que sin remedio, antes de que salieran y me pillasen, salí corriendo de allí. Llegué a la escalera de incendios justo cuando mi hermano salía al pasillo comprobando que era yo, pero aunque salió corriendo tras de mí, yo bajé a saltos la escalera de incendios hasta llegar al suelo y corrí por la callejuela alejándome de allí lo más rápido posible. Perdí a mi hermano enseguida, él no estaba acostumbrado al ejercicio físico y yo estaba demasiado acostumbrado a esas cosas.


No dejé de correr hasta que llegué al autobús y subí a él dirigiéndome al bar de Naruto. Necesitaba hablar con un amigo, necesitaba tomarme unas cervezas con Naruto y darme cuenta finalmente que Itachi y yo ya no teníamos nada. Tenía que olvidarle definitivamente.


Me senté en los asientos lejanos del autobús aunque no quise estar en los últimos. Apoyé la frente contra el cristal y traté de retener las lágrimas que querían brotar de mis ojos. Salí cuando llegué a mi destino y me encontré con la puerta cerrada. Eso era extraño porque aunque volvíamos esta noche, Naruto debería estar allí cerrando el local.


Miré por las ventanas aunque por las primeras no vi nada. En la puerta principal ya estaba puesto el cartel en la que comentaba cómo iba a cerrarse el local. Busqué la siguiente ventana y miré el interior aunque lo que conseguí ver no me lo esperaba. Naruto estaba teniendo relaciones sexuales con Gaara, así que preferí dejarles solos y marcharme al aeropuerto militar de la base. Esperaría allí el resto de las horas que quedaban hasta que saliéramos de nuevo hacia Washington.


 


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