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Cuando el amor vuelve a tocar el corazón por lady_chibineko

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Durante la clase de aquella noche de jueves, Kamatari se sentía algo intranquilo; estaba como ansioso sin estar muy seguro del porque; y al avanzar más la noche (eran casi las 10 de la noche) decidió ir por una vez en aquel día hasta su azotea, pensó que sus nervios se relajarían un poco atendiendo a sus pequeños; o por lo menos los que le habían quedado, ya que una parte había migrado poco después de comenzado el fuerte frío otoñal, solo que había sido durante los días que se había encontrado en cama que había comenzado aquello, y por ni ponerlo triste Matt-san no le había nada (ya que fueron Matt y Kate los que le estuvieron cuidando a sus bebes), Kamatari no veía la hora de que volviese el clima cálido para volver a ver a los que se habían ido y recibirlos con los brazos abiertos.

Kamatari decidió por fin subir hasta el tercer piso; subió lento, de manera acompasada tratando de no pensar en demasiadas cosas, recordándose a si mismo que debía revisar las frazadas que cubrían los nidos de sus bebés, aún cuando ya las había revisado a conciencia tan solo unas cuantas horas antes (menos mal que Hime dormía con él en la cabecera de su cama), y Kamatari siguió hasta que las escaleras se terminaron, y al llegar al final se quedó helado en su sitio, estupefacto ante la imponente y a la vez hermosa presencia del hombre que miraba distraído la hacia la luna desde la ventana que estaba justo en el extremo opuesto terminando las escaleras. Kamatari se quedó paralizado observando el semblante algo triste del rubio, quien miraba a la luna como si esta pudiese responder cada una de sus más profundas preguntas, estirando sus dedos hacia esta como si pudiese de alguna manera tocarla aunque fuese solo con la punta de los dedos. Kamatari casi dejó de respirar cuando posó su mirada en la camisa de seda morada que en ese momento lucía aquel dios con cuerpo mortal... y la manera como le quedaba aquel pantalón negro ajustado ... (chibi necesita urgente OXIGENOOOO =^+.+^=)

- "El señor Steven parece muy triste esta noche" - dijo una vocecita ligera por detrás del joven oriental, y al voltear este se encontró con el rostro siempre dulce del pequeño Ryan.

- "¡Ryan-chan!" - susurró Kamatari entre sorprendido y preocupado, sorprendido por encontrar al jovencito a sus espaldas cuando ni siquiera lo había sentido (lo cual no era nada del otro mundo si hemos de ser sinceros =¬.¬=UU), y preocupado al verlo sudando y jadeando en demasía, como si hubiese corrido una maratón. - "¿Estás bien Ryan-chan?"- volvió a susurrar Kamatari al tiempo que extendía una mano para que se sostuviese, porque no parecía poder durar mucho tiempo de pie.

- "No, creo que no... pero es que..." - más el joven no pudo seguir porque le faltó el aire para poder continuar hablando.

- "¡Por Kami-sama pequeño... ¿qué te pasó?"

Ryan miró a Kamatari con una sonrisita en los labios...

- "No mucho señor Kamatari,... es que necesitaba hablar con usted... pero no creí encontrarlo hasta mañana... luego Josh me dejó en el segundo descanso (osea en la saliente de la ventana entre el segundo y tercer piso)... y lo vi pasar... pero estaba tan concentrado en lo que pensaba que no me escuchó... pero de verdad necesito hablar con usted... así que salté hasta el suelo y lo seguí hasta aquí... solo que no le hable antes porque me faltó un poco el aire... pero ya estoy bien."

*¿Bien?*... si era un milagro que el muchacho pudiese decir cuatro palabras juntas sin ahogarse por la falta de aire. Kamatari ayudó al niño a colocarse sobre su pecho para que descansase un poco el peso (según yo misma casi inexistente) y no hiciera de esa manera tanto esfuerzo... y fue entonces que vio en una de las manos del muchachito un cuaderno de dibujo pequeño (digamos tamaño carta, de esos que solo tienen hojas blancas); pero no fue eso lo que llamó su atención en realidad, sino el dibujo casi estaba representado en la página que en aquel momento estaba sobre el resto. Era la representación casi perfecta de cómo Kamatari había visto a Steven hacía tan solo unos momentos antes. Ryan siguió el camino de la mirada de Kamatari y una vez más volvió a sonreír.

- "¿Le gusta?... necesitaba tranquilizarme un poco y casi siempre puedo hacerlo cuando dibujo... por eso es que Josh siempre me deja un cuaderno de dibujo y unos carbones y lápices a la mano... Espero que no se moleste conmigo por haber tomado al señor Steven como modelo... es que se veía tan triste que no pude dejar pasar en momento... ¿quiere este dibujo?"

Ante la última pregunta, Kamatari salió de su aturdimiento, y se negó aludiendo que él no podría recibir algo como aquello, lo cual seguramente tanto trabajo le había costado realizar.

- "Oh, no; no se preocupe señor Kamatari; hice dos dibujos, el señor Steven estuvo así durante mucho tiempo... y usted también." - añadió el niño tan dulcemente como siempre, al tiempo que le enseñaba un dibujo prácticamente idéntico en la hoja anterior del cuaderno de dibujo; a lo cual Kamatari ya no pudo replicar, aceptando el regalo y sintiéndose extraño al recibirlo en sus manos. Entonces el oriental recordó que el muchachito dijo que lo había estado buscando.

- "¿Y para que me buscabas que es tan urgente Ryan-chan?" - preguntó con curiosidad Kamatari, sorprendiéndose al ver de repente los asomos de lágrimas en los tiernos ojos de aquel jovencito.

- "Recuerda... recuerda usted esta mañana señor Kamatari... cuando le dije que no importaba mucho si me recuperaba o no porque al final ... tal vez era mejor que no y que tal vez ... si me moría y..." - pero el niño ya no pudo hablar más porque el cuasi llanto estaba a punto de ahogarlo.

- "Si... si, lo recuerdo bien... fue hoy después de todo... pero no deberías preocuparte tanto por eso, si tu no quieres yo no me voy a sentir mal por ello, es tu decisión después de todo, es tu salud."

- "No, no es eso... es que yo... ahora si quiero ir a ese tratamiento, ¡tengo que!... "- insistió el niño casi al borde de las lágrimas - "... porque si no él... Josh va a..." - el niño estaba de pronto casi a punto de una ataque o algo así; Kamatari se estaba asustando de verdad.

- "Ya, ya... de acuerdo; iremos al barrio japonés la próxima semana, ¿de acuerdo?; además no creo que Josh-san haga nada que te ponga triste Ryan-chan; ¿Qué cosa podría hacer él que pudiese ser tan terrible?"

El niño sorbió un poquito antes de sacar un papel que tenía guardado en uno de sus bolsillos; era un papelito guardado bastante bien escondido, y doblado en un montón de partes.

- "Es que él... en la tarde... esta tarde después de que llegamos al cuarto, él me dijo que porque estaba tan cansado, y yo no supe que decirle... entonces me dijo que debía de cuidarme más... y luego me dijo... que si algo me pasaba... que él no lo soportaría... " - el niño paró un rato para tomar aire, mientras con movimientos delicados se quitaba de manera infructuosa las lágrimas de los ojos, tratando de no mojar la camisa de Kamatari sin lograr su objetivo; mientras que por su parte Kamatari trataba de tranquilizarlo con movimientos lentos. El pequeño continuó - "... entonces... me dio un beso y me dijo que era hora de dormir... y yo me dormí cuando él me abrazó... como siempre... siempre me duermo abrazado a él... pero luego... hubo un ruido y me desperté... pero Josh no se dio cuenta... y yo lo vi, él escribía algo; no se que era y no me importó... hasta que él dijo que así estaba bien... que nunca dejaría que nos separaran... que no podía ni quería vivir sin mi... y esta después... " - y el niño no pudo hablar más, y comenzó a temblar de manera alarmante entre los brazos de Kamatari mientras que estrujaba la nota entre sus débiles dedos....

- "Shhh... de acuerdo; ya todo pasó... ya todo esta bien" - murmuró con preocupación Kamatari, tratando de tranquilizarlo de alguna manera, y entonces fijó su mirada en aquel papel que tanto había alterado a Ryan-chan -" ¿Puedo?" - pregunto entonces el joven japonés, a lo que el niño entre su brazos asintió con un movimiento de cabeza, y Kamatari abrió la nota y la leyó; y al hacerlo la sangre que circulaba por sus venas casi se heló.

"Yo Joshua Hiking dejó en la presente mis últimos deseos, los cuales espero sean cumplidos por la persona que encuentre esta carta.

La razón de mi deceso no se debe a causas naturales, es cierto; pero tampoco se debe de culpar a un tercero; yo mismo fui causante de mi propia muerte y mi primer deseo es que así sea dado a conocer.

Mi segundo deseo radica en el hecho de que también quiero que sean dadas a conocer las razones de mis actos; y estas se resumen en una sola; cuyo nombre es Ryan Merrel, junto a quien seguramente habré sido hallado. Si esta carta esta siendo leída es porque él, la única razón de mi vida falleció; así es, Ryan es la persona a quien más amé durante mi vida, y deseo que sea esto conocido, pues su muerte es la causa de mi muerte, pues sin él para mi la vida no existe en realidad. Amarlo fue algo que decidí desde que lo vi, y vivir a su lado aún sabiendo que tarde o temprano, más temprano que tarde, su vida acabaría fue algo que acepté. No pretendo que entiendan el hecho de un hombre que amó a otro hombre, pero si el de una persona que amó a otra persona.

Y aquí es donde doy a conocer mi último y tercer deseo; porque así como lo amé y prometí estar con él hasta el día de su muerte; también le prometí estar con la persona que amara después de su muerte y pienso cumplirlo; así que pido por favor que sea avisado a nuestras respectivas familias de nuestros decesos, y del hecho de que seremos enterrados juntos en la misma tumba, y compartiremos el mismo lecho por el resto de la eternidad.

Doy gracias a aquel o aquella que lea esta carta y cumpla los últimos deseos de alguien que a pasado hacia la otra vida, donde deseo de corazón seguir al lado de aquel quien es dueño de mi corazón.

Sin más que decir quedo de usted profundamente agradecido.

Atentamente

Joshua Hiking"

Kamatari se encontraba estupefacto ante lo que acababa de leer; por un lado no podía creer que existiese alguien capaz de cometer una locura semejante; por el otro lado se sentía algo celoso por el hecho de que aquel pequeño fuese el dueño de aquel corazón que cometiese semejante locura pero por un completo, puro e incondicional amor. Pero luego de pensar en aquello entendió por fin la magnitud de lo que de pronto tenía entre su manos... se trataba de una vida. Volteó en ese momento a ver al pequeño que se encontraba protegido entre sus brazos y su pecho, y pensó en el ahora enorme peso que se cernía sobre sus frágiles hombros.

- "Señor Kamatari..." - dijo entonces la débil vocesita - "... ya no me puedo morir."

Kamatari reconfortó lo mejor que pudo al pequeño; y sin pensar en nada más lo alzó en vilo y lo llevó camino al primer piso, para llevarlo a su habitación y asegurarse de que su tranquilizase un poco, mientras tanto repetía una y otra vez que todo iba a estar bien.

- "Shhh... ya.. tranquilo; vas a ver que la próxima semana nos vamos al barrio japonés y comenzamos con tu tratamiento... todo va a estar bien... ya, ya... shhh."

Mientras tanto, de no muy lejos; Steven pronto se había percatado de la presencia de ambos jóvenes, y debió de admitir que casi muere de celos al ver a su ángel abrazando a otro hombre... y sin embargo al ver la escena un poco más detenidamente pudo observar que más que otra cosa, parecía que su ángel estaba confortando al muchacho más joven que tenía entre sus brazos... y al escuchar algo de lo que dijeron ambos al final... *¿Qué ya no se puede morir?... ¿Tratamiento en el barrio japonés?...* algo muy raro estaba pasando allí; y él necesitaba saber de que se trataba; sobre todo, debía de admitirlo, ... por que los celos lo estaban matando.

**********

El viernes amaneció temprano coma siempre; y Kamatari hizo su rutina de cada mañana, ahora habitual, de darle 2 vueltas completas al campus. Había en definitiva, llegado consigo mismo a la conclusión, de que hacerlo era un gran alivio, (siempre y cuando no se acercase al gimnasio... pro que si no...).

Al volver a su habitación procedió a bañarse y cambiarse; y antes de despertar a Matt para ir a clases, Kamatari se detuvo un momento y tomó su preciado diario un momento. Tan solo la noche anterior le había hecho una adición importante. Lo abrió en la última página, y pudo observar el dibujo que Ryan-chan le había regalada anoche (y él había pegado en la parte interna de la contraportada)... el cual presentaba ahora algunas ligeras modificaciones... ahora habían pequeños pétalos de cerezo cayendo por afuera de la ventana, y Kamatari sintió por esto a aquel hombre un poco más cercano a su hogar que ninguna otra cosa en aquel país... pero claro era imposible, Steven y Japón no tenían nada que ver el uno con el otro. Kamatari sonrió ligeramente al recordar como había mencionado los pétalos por decir cualquier cosa que alejara un poco los problemas de la mente del muchachito... y al parecer lo había logrado, al final de haberle preguntado de todo acerca de lo cerezos (forma, tamaño, color, textura, olor, y un gran etc...), el niño pronto dijo que era una planta muy emocionante, que iba a averiguar un poco más sobre ella y sobre otras cosas del Japón... y diciendo aquello adicionó los pétalos al dibujo, y luego se durmió apaciblemente, luego de quedar con Kamatari para ir el viernes de la próxima semana al barrio japonés... Kamatari suspiró; cerró con delicadeza su diario y luego levantó a Matt-san. Otro día de clases había comenzado.

Pero fue un día de clases que se pasó volando, y a las doce del día, Kamatari estaba listo para su gran día de compras. Pronto el grupo se reunió levando cada uno una gran canasta de mimbre para lo que comprasen, y todos se pusieron en camino al mercado. Tomaron un camino corto, pues habías decidido ir a pie; y mientras lo hacían conversaron y rieron entre los 5 como hacía mucho ninguno de ellos lo hacía, e incluso la tímida Mallory se unió en más de una ocasión a las risas soltándose un poquito de esa manera.

Al llegar a su destino cada grupo se separó con una lista de cosas que debían de tratar de conseguir para ese mismo día... o de lo contrario lo comprarían la semana siguiente (aunque Kamatari ya había avisado que él tenía planes para ese día).

Kamatari y Kate se paseaban animados entre todos los puestos, mirando precios y cosas hermosas que aunque no tenían razón de ser compradas, pues era bonito imaginarse comprándolas... Kate soñó con unos hermosos vestidos que vio en un aparador, y la manera en la que seguramente Matt se quedaría babeando por ella si la viera en ellos; Kamatari no pudo dejar de admirar una preciosa daga con mango de marfil, pero la verdad era que su precio era casi ... imposible de pagar para él. Siguieron observando mientras buscaban los listones de colores rosa y blanco perlado que habían decidido poner en la decoración; así como la tela para los manteles que iban a preparar las chicas del club de bordado.

Caminaron y caminaron hasta que en un puesto encontraron el color perfecto de perlas de fantasía que iban a ser parte del decorado de los centros de mesa que el club de joyería de fantasía había ideado en conjunto con el club de cerámica en frío; y estaban tratando de elegir el tamaño que fuera con la bolita que les habían dibujado en el papel, cuando una voz familiar se escuchó a espaldas de ambos, pero al voltear solo vieron el otro negocio que estaba justo al frente de donde estaba, y tras un poco más de atención se dieron cuenta que dicha voz provenía desde detrás del mencionado puesto.

- "¡Pero mi querida señora!; ¿En serio me va a hacer cargar todo eso a mi solito hasta el campus?.. pues en ese caso tendrá usted que pagar la cuenta del médico." - Steven parecía de muy buen humor, y dicho estado de ánimo fue aún más evidenciado por la risa cristalina que emitió segundo después de su comentario.

- "En definitiva no hay nada mejor que cuando tú me acompañas a hacer las compras mi niño... me he estado aburriendo mucho sin ti estos días que he venido a comprar sola... solo te perdono por que se que estás sacando ahora muy buenas notas; por que si no....; así que creo que te salvas de llevar todas las compras 'tú solito' hasta mi cocina... creo que por esta vez buscaremos a alguien más para que las lleve" - y la voz femenina que acompañaba a Steven también rió con ganas.

Tanto Kamatari como Kate reconocieron la alegre y ruidosa voz femenina; era sin duda la señora Garret, la encargada del comedor de la universidad. Una señora ya mayor, morena y algo regordeta; la cual trataba a todos como si fuesen sus hijos, y llamaba a todos sus niños (sin importarle mucho si lo fueran o no... incluso un par de profesores caían bajo esta descripción). Era muy buena, y caía bien a todos; y aún cuando era un poco tosca para hablar, siempre tenía el consejo indicado para cada ocasión... y por esto y muchos otros motivos, más de uno había tomado a la gentil dama como una madre adoptiva en aquel enorme campus (según ella tenía espacio para todos... más de una vez se le escuchaba decir que luego de haber soltado 3 hijos fuertes y productivos en el mundo, tenía espacio para unos mil más por cada uno de los suyos... y parecía decir la verdad).

Kamatari y Kate se quedaron quietos en su sitio para poder escuchar lo que estaba sucediendo al otro lado de la barrera de puestos de comerciantes, la cual los estaba separando de las dos personas que en aquel momento conversaban tan jovialmente.

- "Y entonces mi niño... ¿Me vas a decir por qué traes esa cara de bobo que no te había visto antes?... ¿No serán ciertos los rumores que he escuchado por allí?." - se escuchó decir en tono pícaro a la señora.

Cuando Steven miró de frente a la buena señora, pudo notar su mirada inquisitiva; como siempre su 'Mamá Garret' sabía más de lo que aparentaba.

- "Bueeeeeenoooo... no sé... depende... ¿Qué es exactamente lo que ha escuchado por allí?".

- "Aaaaa!, no te hagas el santo mi niño, que no te cae para nada ese papel conmigo; te conozco demasiado bien. Entonces; ¿es cierto que estás enamorado de ese pequeño que vino de Japón?. Y no me vengas con tratar de negarlo que ya te lo dije, yo te conozco bien... conozco tus gustos; pero de allí a que estés enamorado de verdad. Bueno, eso es algo que quiero que tu mismo me confirmes en mi presencia."

Steven observó a la dama que tenía en frente... de verdad que no la podía engañar; por eso nunca había pensado siquiera en hacerlo. ¿Para qué?.

- "Bueno; creo que si estoy enamorado."

- "¿Crees?; mi niño, en este tipo de cosas o estas o no estas enamorado... pero eso de creer, eso de estar a medias; eso no sirve para nada."

- "Bueno... entonces si estoy enamorado; ¡Tengo que estarlo!, quiero decir, jamás había sentido nada como esto, tal vez por eso dudo a veces... pero son muy pocas las veces que dudo. Aunque me gustaría que alguien me dijera lo que es en realidad estar enamorado... " - terminó de decir el rubio con algo de preocupación, como si aquello fuese lo más importante en su vida (y la verdad era que si era lo más importante de su vida).

- "A ver..."- dijo entonces la amable señora con tono bonachón - "¿Por qué entonces no le dices a esta vieja que es lo que sientes?... tal vez algo de mi sabiduría te ayude a despejar un poco tus dudas... no en vano he vivido tantos siglos, eh?" - terminó de decir la mujer de manera pícara.

Steven sonrió... lo último que pensaría de aquella buena dama era el considerarla una vieja.

- "Bueno... " - comenzó Steven de manera un poco insegura- "A veces no tengo una precisión total acerca de lo que siento... pero intentaré describir mis sentimientos ... veamos... pues a veces, a veces ... cuando estoy junto a él... no puedo quitarle los ojos de encima... me parece tan bonito, incluso es difícil mantener mis manos alejadas de él y con mucho esfuerzo."

La buena mujer negó de pronto con la cabeza, e indicó con voz algo apagada...

- "Pequeño, eso no es amor; eso es lujuria...; ¿algo más?"

El corazón de Steven de pronto se fue por los suelos; pero aún habían muchas cosas más que sentía cuando tenía a Kamatari delante suyo, así que continuó...

- "Pues; también cuando lo veo... cuando esta frente a mi, siento que el corazón me da un gran salto en medio del pecho..."

Nuevamente, la señora Garret volvió a menear la cabeza, y con un tono divertido expresó...

- "Pues lamento comunicarte que eso no es amor mi niño... eso es pasión."

Bueno; sentir pasión no era tan malo, pero no era amor, y el corazón de Steven estaba cruzando la barrera del suelo y se dirigía justo al más profundo de los infiernos... otra cosa.

- "Hmmm, cuando estoy a su lado, pues me siento como más seguro..."

- "Eso es confianza."

- "Y cuando lo veo cometer algún error... pues no me importa; no digo nada para no verlo triste..."

- "Y eso... es amistad"

Ahora si, el corazón de Steven se sentía por completo desvalido... y él que creía que había estado enamorado; ahora resulta que se había equivocado. Steven de pronto tenía la mirada triste y el ánimo caído. Entonces las siguientes palabras salieron de sus labios.

- "¡Vaya!, y yo idiota que pensé que estaba enamorado; y lo peor es que aún lo pienso... pero no tengo derecho a cortejarlo si no es así, cierto?. ¿Sabe que mamá Garret?; debe ser porque jamás sentí con otra persona lo que he sentido con él. Cuando lo he visto triste por alguna razón, he sentido que mi corazón lloraba; las veces que sus ojos han mirado los míos podía sentir que él podía tocar mi alma... tanto así que incluso dolía; cuando estoy con él no extraño demasiado el resto de las cosas sin las que antes creía que no podía vivir; y cuando no lo veo, aunque sea por solo un minuto, me siento triste y desolado; incluso llegué a sentir que por él podría dar mi vida, e incluso mi muerte si fuese necesario. ¿No es absurdo?" - preguntó el chico rubio con un dejo de burla para consigo mismo.

La buena señora lo observó; y con una sonrisa genuina pintada en los labios dijo alegre...

- "Yo creo que no; por que si es así, ¡felicidades mi niño!... tú estás enamorado. Y es mejor así, porque un amor sin amistad y confianza; no vale de mucho al fin de cuentas... y sin un toque de lujuria y pasión, al final resulta muy aburrido. Bien, vamos que aún nos faltan un montón de cosas para los almuerzos de toda la semana; mira que todavía tenemos que visitar muchos más lugares donde dejar nuestras listas de pedidos, o los chicos se quedaran sin buenos almuerzos... así que quita esa sonrisita idiota y comienza a mover el trasero que no tenemos todo el día."

- "S- si!!!, expresó el rubio con entusiasmo, tras lo cual le ofreció alegre su brazo a la buena señora, y se fue junto a ella en su recorrido de compras acostumbrado.

Mientras tanto al otro lado de la barrera de puestos; Kate abrazaba a un consternado Kamatari, quien no estaba muy seguro de si reír o llorar ante lo que acababa de escuchar; y sin embargo mientras sus emociones decidían por él, se echó a llorar como un niño aún entre los brazos de su amiga; pues ahora si, más que nunca... no sabía que hacer.

**********

El sábado había sido un día algo atareado para Kamatari durante la mañana, pues no solo había tenido sus clases regulares de la mañana, sino que también había asistido a dos clases recuperatorias... por lo que había terminado a las 6 de la tarde al final; y se moría de hambre, pues en el receso de las 4 de la tarde había ido a ayudar a Matt-san a vestirse para ir a la ópera con Kate-san; y encima de todo había quedado en ir a trabajar con Steven-san luego de las clases... ¿Se molestaría este si le pidiera un poco de tiempo para buscar algo de comer?... seguro que no, pero no sería muy justo dejarlo esperando; además... Kamatari sentía la necesidad de... estar junto a él.

Cuando Kamatari llegó donde Steven con sus cuadernos y apuntes; lo hizo todo agitado por la carrera que había efectuado desde la facultad hasta su habitación, y de allí hasta el tercer piso; tocó a la puerta cansado y cuando la puerta fue abierta todavía respiraba pesadamente. Rápidamente Steven le preparó una taza de té bien caliente pues lo vio temblar un poco, y Kamatari agradeció el gesto por que por lo menos así llenaría un poco el hueco que tenía en el estomago por la falta de almuerza; más esto no resultó del todo porque cuando se estaba tomando el té su estomago lo traicionó sonando de manera estrepitosa, logrando que el japonés se pusiera rojo de pies a cabeza.

- "¿Has almorzado?" - le preguntó Steven con el ceño fruncido, a lo que con el rubor aún visible en sus mejillas Kamatari negó con la cabeza.

Kamatari pudo escuchar como Steven se quejaba mientras se ponía de pie, y un par de minutos después estaba al parecer picando algo en su pequeña cocinita, y luego un delicioso olor inundó los sentidos del muchacho, haciendo que los ruidos de su estomago volvieran aún con más fuerza. No pasó mucho tiempo antes de que un plato de puré, huevos estrellados y tocino frito se colocara frente a los ojos del muchacho.

- "Primero comes y luego comenzamos a trabajar"- sentenció Steven increíblemente serio, tanto que en lo último que pensó Kamatari fue en contradecirlo; además del hecho de que se estaba muriendo de hambre; así que Kamatari comió con gusto lo que le habían servido, tan concentrado en ese momento en la comida que no se percató de las mirada soñadora que Steven mantuvo sobre su ser durante todo aquel tiempo. Luego ambos comenzaron a 'trabajar'.

Llevaban ya casi dos horas sentados haciendo resúmenes para el trabajo; pero en realidad ninguno de los dos estaba muy atento a lo que estaba haciendo en realidad, sino que más bien cada quien estaba más al pendiente de la persona a su costado que de cualquier otra cosa.

Kamatari había notado una que otra mirada color cielo posada sobre él; y se preguntó si no estaba imaginando cosas... también pudo notar que Steven estaba como alejado de la realidad por ratos, durante los cuales se quedaba viendo a la nada, ensimismado en sus pensamientos.

- "Steven-san... "

- "Hmmm?" - preguntó el joven de manera disimuladamente distraída, preguntándose a su vez si Kamatari se había dado cuentas de las miradas que no había podido evitar posar sobre él.

- "¿En que estás pensando tan detenidamente desde hace tanto rato?" - la pregunta de Kamatari fue directa, tal vez demasiado... sobre todo por la mirada que mando directo a sus ojos.

Steven se quedó algo shockeado por esto, y sin evitarlo, sin siquiera pensar en lo que decía, tan solo respondió...

- "En lo mucho que me gustaría besarte en este momento"- más casi de inmediato lamentó haber dicho aquello; ahora de seguro su ángel se molestaría con él y se iría, y Steven había soñado con por lo menos disfrutar de la compañía de este durante las horas de trabajo.

Los segundos pasaron de manera irremediable, casi parecieron una eternidad; y Kamatari no decía palabra alguna, Steven se estaba a punto de volver loco. Fue entonces en el momento crítico cuando escuchó que el joven oriental decía casi... 'casi'... de manera natural...

- "De acuerdo".

*¿De acuerdo?* - Steven estaba a punto de preguntarse a sí mismo acerca de su propia salud mental, pues creyó estar escuchando lo que no se dijo nunca; y de manera inconsciente repitió lo que había escuchado.

- "¿De acuerdo?".

- "Aja... es solo un beso, ¿verdad?; no creo que un beso sea algo tan terrible"

Steven estaba tratando de calmar un poco su pulso, el cual ya amenazaba con salirse por completo de control y llevarlo directo a un ataque de taquicardia. Y para ser sinceros, no era el único. Sin importar cuan calmado pareciera Kamatari, la verdad era que temblaba más que una hoja por dentro. Prácticamente estaba dando pie para que Steven lo tomara, y es que sabía muy bien que si el hombre que tenía delante lo besaba, no se quedarían solo en un inocente beso los sucesos que ocurriesen esa noche, y no por la culpa de Steven exactamente; los deseos reprimidos eran ya demasiado fuertes... por ambas partes; eso era algo de lo que Kamatari estaba 100% seguro; si Steven lo besaba, ambos terminarían en la cama, y Kamatari lo estaba aceptando. Había sido ya demasiado lo que había pasado, demasiado lo que había pensado; y si tenía una oportunidad de probar el amor, aún cuando este no estuviese completo, aún cuando lo más probable fuese salir de aquella posible relación con el corazón hecho pedazos... ahora lo entendía, todos tenían razón, debía de darle a su corazón la oportunidad de sentir, de amar y ser amado, aún cuando fuese una sola vez; no quería morir y llegar al otro mundo sin haber sentido nunca una caricia bien recibida por alguien a quien pudiese llamar amor; y teniendo en cuenta todo lo que Steven le había demostrado, ese era el momento en el cual podía llamar 'amor' a Steven, y mientras durara sería 'su' Steven... Mientras durara, ¿qué oportunidades tenía de estar con un hombre que tenía ya tanto camino recorrido, tanta vida vivida?... ¿Quién era Kamatari Honjo para pretender a alguien como Steven Wildfire?, ¿Un hombre de mundo? ... nadie tal vez, pero debía intentarlo, estaba tomando una decisión y aceptaba los riesgos... *Juro que no me enamoraré demasiado... Juro que intentaré no ilusionarme con él... que lo dejaré volar libre cuando decida ya no seguir a mi lado...*

Kamatari volvió a fijar su vista en Steven una vez más, pues la había bajado para evitar que este notara su turbación; fue entonces que pudo reconocer la pregunta pintada en los ojos del rubio... *¿Me aceptas?*... y respondió de la misma forma en la que la pregunta fue formulada, su mirada expresó aquello que a Steven le costaba aceptar, pero que rogaba que fuese cierto... *Te acepto*.

- "S- solo un beso... lo juro"

- "De acuerdo" - murmuró el joven de cabellos más oscuros.

Y Steven se acercó de manera lenta, y posó sus labios tan suavemente que lo único que sintió Kamatari al principio fue el roce de las alas de una mariposa en ellos; más fue pronto cuando el beso se profundizó, ambos podían sentir como si se fundieran en un solo ser; sus alientos mezclados, el sabor de cada uno mezclado con el otro. El beso duró casi toda una vida, y sin embargo pareció demasiado corto cuando terminó; y los segundos que pasaron antes de que Steven volviese a tomar posesión de los labios del hombre frente a él parecieron una eternidad.

Pronto el besarse no pareció ser suficiente para el rubio, y la imperiosa necesidad de descubrir al otro con exigentes caricias fue inevitable; atrás quedaron las notas y libros, los cuadernos y plumas y tinta; y una suave melodía comenzó a oírse en el lugar cuando Steven tumbó a Kamatari sobre el sofá, colocándose justo encima de él; y mientras besaba exigente los ya hinchados labios, las notas de "Iris" inundaban el ambiente. Sosteniendo su propio peso sobre sus piernas flexionadas y apoyadas sobre el sofá, una a cada lado de las caderas de la delicada figura de su ángel; Steven comenzó a exigir aún más de este, acariciando sobre el saco y la camisa, pronto bajo estos y directamente sobre la piel; la pasión dentro de su ser estaba por completo fuera de control.

Kamatari tuvo que hacer un gran esfuerzo para no comenzar a gemir de manera descontrolada cuando Steven partió el beso y deslizó sus labios hasta el lóbulo de una de sus orejas; el chico se estaba, literalmente, muriendo de miedo... miedo por aceptar lo que estaba a punto de pasar, miedo por sentir de aquella manera que estaba nublando por completo su lucidez... miedo de que el hombre que ahora se deleitaba con su cuello despertara de aquel encanto al sentir sus gemidos, que lo rechazara al darse cuenta de que era lo que estaba a punto de suceder... Kamatari lo sabía, Steven había decidido no volver a tomarlo... no volver a lastimarlo; pero el joven oriental no podía pensar en otra manera de darle a entender directamente lo que estaba sintiendo, porque el mismo Kamatari no lo entendía... y de pronto pudo sentir claramente como el rubio abrió su camisa entre caricias, con manos y dientes; y un gemido largo y profundo salió de su garganta al sentir la exigente boca posarse sobre su tetilla derecha y succionar de manera fuerte y a la vez delicada... todo pensamiento se esfumó de ambas mentes, solo existía el momento... el ahora.

Steven estaba por completo fuera de sí; una vez más, más que cualquier otra vez. Tocar ya no era suficiente; el espacio entre la boca y el cuello de su amante ya no era suficiente, él necesitaba más, mucho más. Casi sin pensarlo, comenzó a desabrochar la camisa del joven debajo suyo, y sus labios pronto descubrieron la pequeña tetilla endurecida... tan sonrojada... tan caliente... tan irresistible; y no pudo pensar en otra cosa que sentirla, saborearla... tomarlo todo; lo necesitaba todo. Trazó un camino de besos y lamidas hacia su objetivo, y sintió la corriente casi eléctrica que recorrió el cuerpo de su amante bajo sus labios; fue entonces que un momento de lucidez pasó por su mente... algo no estaba bien; pero de pronto un sonido ahogado... un gemido se dejó oír, y sus sentidos reaccionaron de manera casi instantánea... el quería oír más, necesitaba escuchar mucho más... y la oportunidad se dio al sentir una mano sobre su cabeza, unos dedos enredándose en sus cabellos que le exigían que no se detuviera en su tarea, que siguiera adelante con su cometido; y pronto olvido todo y continuó con la tarea que sus deseos le obligaban a cumplir. Lamió cada milímetro de aquel pecho, pasando de una tetilla a otra, torturando sin piedad a aquella piel temblorosa... pero aún así no fue suficiente... él necesitaba mucho más... más la barrera de unos pantalones cerrados se interpuso en su camino... barrera que pronto fue superada por su deseo y su pasión... y por las ganas de escuchar aquellos gemidos que le decían que su pareja recibía tanto placer como el que él mismo estaba obteniendo... oh, si!... aquello era por sobre todo lo más importante, darle placer a su pequeño amor. Fue entonces que su cuerpo y deseo pararon en seco, cuando frente a él se extendió el sexo de aquel muchacho precioso en todo su esplendor... Oh, Dios!; su ángel estaba tan excitado... tan hermosamente excitado. Steven de pronto supo lo que tenía que hacer... y lo hizo, y mientras caía de rodillas al suelo, sacaba de un tirón el pantalón de su amante.

Kamatari no podía creer todo lo que sentía, su cuerpo se movía por voluntad propia ante las insistentes caricias de los labios y manos de Steven; los gemidos salían de su garganta ya entrecortados, ya extensos; obligando a su cuerpo a agitarse, a sus manos a pedir más al enredarse sobre aquel cabello de oro. Pero lo indescriptible llegó al sentir por primera vez aquel toque intimo que lo obligó a arquearse por completo bajo un mar de puro placer y excitación; cuando sintió aquellos labios firmes cerrarse de manera posesiva sobre su propia masculinidad. De pronto la boca de Steven se cerró sobre su miembro, y Kamatari gritó como nunca pensó hacerlo; y en un acto involuntario abrió las piernas ante su amante, dejándose por completo al deseo del otro. Y más aún llegó cuando Steven comenzó a mover de manera rítmica su cabeza, haciendo que el cuerpo de Kamatari comenzara a moverse en la antigua danza que ya una vez había experimentado con aquella misma persona.

Steven se amamantaba de aquel miembro con sumo placer; era extraño, solo una vez había hecho aquello anteriormente, y lo único que podía recordar de la experiencia fue que no le agradó del todo, que incluso se había prometido a sí mismo no volver a hacerlo; y sin embargo ahora, no podía pensar en forma mejor de saborear a su pequeño amante... lo necesitaba todo, absolutamente todo. Pudo sentir como el miembro delicado de su pequeña joya de Oriente se hinchaba bajo la exigencia de sus caricias... y aquellos gemidos; oh, cielos!... en realidad se estaba excitando; y de pronto sus pantalones parecían demasiado apretados en ese momento. Casi con desesperación, Steven hurgó a tientas su propia ropa, hasta encontrar en botón y cierres correctos, y con la mayor de las urgencias liberó de manera rápida su propio miembro, empezando a masturbarse a sí mismo casi de inmediato, tratando de sentir algo alivio ante aquella situación; y entonces sus mismos actos lo llevaron a lamer y chupar aquel dulce manjar aún de una manera más exigente. Fue entonces que lo sintió, sintió como el miembro de su amante precioso explotó en su boca, y el sabor de aquel dulce se extendía en su interior... y Steven tomó, lo tomó absolutamente todo, y liberó el miembro de su aprisionamiento solo para lamerlo por completo, lamer cada centímetro de este... la punta, el cuello... los testículos, y seguir la dulce ruta, esta lo llevó hasta aquel pequeño orificio en el que Steven no pudo evitar la tentación de meter un dedo, y luego otro más... pudo sentir a Kamatari tensarse sobre él con aquella intromisión, puedo sentir como sus dejos eran apresados dentro de aquel dulce cuerpo. Steven se estaba volviendo realmente loco de placer, y manteniendo las piernas de Kamatari abiertas sobre sus hombros, acercó sus labios hasta aquel orificio, el cual comenzó a lamer con urgencia, introduciendo alguna que otra vez su lengua dentro, al tiempo que movía los dedos en aquel mismo interior, donde cada vez se hacía más fácil el ingreso... Steven introdujo un dedo más.

Kamatari prácticamente se dobló en dos al arquearse sobre el sofá... jamás había sentido nada como aquello. Sus gritos eran cada vez más fuertes, y el aire ya amenazaba con abandonar sus pulmones por completo. Una de las manos que tenía posada sobre la cabeza del rubio se aferró con fuerza al sofá, justo a sus espaldas... el dolor producido por el deseo era demasiado, y él ya no sabía siquiera de que manera moverse para apaciguarlo... podía sentirlo, estaba a punto de correrse una vez más, la segunda vez esa noche... una nueva convulsión llegó hasta su cuerpo... y él que estaba al filo del sofá terminó de caer de este por completo... encontrándose de pronto frente a frente con aquella mirada azul cielo, sintiendo entonces su propio sabor en los labios.

Steven se sentía en medio del paraíso... acariciando de aquella manera tan íntima a su querido, saboreándolo en su totalidad... entonces lo sintió... era la convulsión más grande que su niño había tenido en toda la noche, el grito fue deliciosamente ensordecedor; y entonces Kamatari cayó sobre su cuerpo... las piernas del oriental alrededor suyo, ambos rostros a la misma altura, y Steven no pudo evitarlo... simplemente lo besó. Fue un beso ardiente, afiebrado, tal y como ambos estaban en aquellos momentos; y Steven pudo sentir a su pequeño moviéndose encima suyo, llamándolo a unirse con él... ambos sexos acariciándose el uno al otro... y Steven una vez más no pudo evitarlo.

Muy despacio separó sus labios de los de su niño, y lo miró a los ojos mientras con una mano alzaba el desnudo trasero y con la otra preparaba su propio miembro en el camino que estaba a punto de seguir; y son un suspiro ahogado de parte de su amante, sintió como entraba por aquella apretada fisura de manera lenta, y no pudo suspirar de placer al sentirse dentro de aquella calidez una vez más.

Steven necesitaba creer, necesitaba saber que aquello no era un sueño; y con un abrazo posesivo, se aferró al cuerpo tembloroso y húmedo de su amante, atrayéndolo hacia él mismo mientras disfrutaba del hecho de encontrarse dentro una vez más... y entonces de sus labios escaparon las palabras que tanto tiempo había tenido guardadas y que clamaban ser dichas a gritos, pero solo pudo susurrarlas...

- "Te amo"

Y fue entonces que comenzó a moverse, e incitó a su pareja a seguir el mismo ritmo que él; ritmo que aumentó de a pocos; hasta llegar a niveles por completo fuera de control para ambos. Steven experimentó una vez más la dicha de poseer aquel cuerpo, ahora afiebrado por la pasión, que nuevamente lo llevaba entre las puertas del paraíso y las más ardientes llamas del infierno. El vaivén era cada vez más rápido, cada vez más exigente... y el rubio supo que no resistiría demasiado tiempo; pero como siempre la necesidad de darle placer a su pareja antes que a él mismo estaba presente; así que a pesar de la locura de su excitación, buscaba tocar el punto interior que mayor placer le diera a su amante, y la verdad parecía estarlo logrando.

Kamatari gemía y lloraba de puro placer, mientras que entre palabras entrecortados pudo escucharse decir a sí mismo un par de veces... "Motto... motto (más... más)"; se sentía perdido en ese instante, y a la vez seguro al estar protegido por los brazos del rubio en aquel momento. Fue entonces que lo sintió, pudo sentir aquella corriente una vez más... no se había corrido por segunda vez cuando cayó sobre las piernas del rubio, el momento parecía haberse extendido un poco más, al parecer justo hasta ese momento. Sin percatarse de sus actos, Kamatari mordió el hombro de Steven, probando de esta manera el sabor de la tela que lo cubría... y en aquel momento sucedió, pudo sentir la corriente volando por su cuerpo y miembro una vez más; y de manera casi simultánea pudo sentir al rubio explotando en su interior, y el grito ahogado del hombre que lo estaba poseyendo inundar el ambiente... todo había terminado.

Steven cayó de espaldas de lleno sobre la alfombra, arrastrando al oriental consigo en la caída, aún abrazados con fuerza los dos. Las respiraciones de ambos eran rápidas e irregulares, pero poco a poco se fueron tranquilizando; y Steven que aún se encontraba dentro de su amante, se movió con cuidado saliendo de aquel húmedo interior. Los minutos pasaron y ninguno se movió de su posición, más las respiraciones por fin volvieron a sus niveles de normalidad; fue entonces que ambos tomaron conciencia por fin de lo que había sucedido.

*Oh, Dios!.... OH, POR DIOS!!!!... ¡QUE HE HECHO!... me va a odiar; ahora mismo se ira de mi lado para siempre... ¡¡¡Yo solo dije un beso!!!... y después... ¡¿Cómo pude ser tan increíblemente estúpido?!.* - pensaba Steven con el corazón estrujado por el miedo de perder al objeto de su amor, con lo cual inconscientemente lo abrazó de manera posesiva contra él, mientras que las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos color cielo.

Kamatari también se había tranquilizado, y ahora podía sentir perfectamente todos y cada uno de los movimientos del hombre debajo suyo, y los cambios de humor, y la tensión de sus músculos; y ante el fuerte y posesivo abrazo casi podía sentir cuales eran los rumbos que tomaban los pensamientos del rubio. Tomó aire antes de comenzar a separarse del abrazo del rubio, y pudo sentirlo tensarse aún más por este hecho; Kamatari terminó de deshacerse del abrazo, pero yació a un costado del otro hombre, comenzando a preguntarse si lo que hizo fue lo correcto.

Steven observó casi con terror al joven oriental posarse a un costado; con la mirada esquiva, perdida en algún lugar entre ambos cuerpos. Steven tuvo miedo, mucho miedo en realidad; pero no podía dejarlo irse así, no de esa manera; simplemente no quería perderlo. Con movimientos toscos y temblorosos trató de levantarse un poco sobre su propia posición; y con voz insegura murmuró un ...

- "Lo- lo siento.... yo... yo...."- pero no se le ocurría absolutamente nada que decir al respecto de lo que había sucedido, simplemente había sido algo que sucedió... y no tenía, por primera vez, ninguna explicación para sus propios actos; más las palabras que escuchó salir de los labios del oriental lo dejaron helado, era lo último que esperaba escuchar.

- "Debes pensar que soy un cualquiera... un chico fácil... No te culparía si no quisieses volver a verme."

Y así era como pensaba Kamatari, de pronto se sentía sucio y fácil; era cierto que en un primer momento creyó que aquella era la forma, pero ahora sentía que si el rubio llegaba a pensar en él como en un chico fácil tendría toda la razón.

- "N- no!... yo jamás... tú no eres... ¡¿Cómo puedes decir eso?!... " - Steven se acercó a Kamatari un poco más, lo suficiente para tomar su rostro y poner frente a frente las miradas.- "...tú... eres la persona más maravillosa, más... derecha... honesta... y hermosa que conozco... , y además, si alguien tuvo aquí la culpa... ese fui yo."

Kamatari lo observó, pudo ver el sentimiento en aquellos ojos celestes, y algo se movió en su interior; y fuerzas le faltaron para decir...

- "No; yo... yo también soy culpable... yo también permití que esto sucediese... yo... yo también lo deseaba." - terminó de decir Kamatari con las mejillas rojas de pura vergüenza; y al alzar la mirada pudo observar aquella extraña luz en los ojos del rubio.

- "T- tú... ¿Tú también... lo querías?"- era difícil para Steven contener su emoción.

Kamatari asintió con la cabeza, las mejillas aún encendidas; y desviando la mirada hizo un movimiento para levantarse, al tiempo que se abrochaba torpemente su camisa húmeda de sudor, y buscaba con la mirada su pantalón seguramente tirado por allí en algún lugar del suelo.

- "¡¿Qué haces?!- preguntó Steven casi con terror al ver lo que el otro joven hacía.

- "Creo que lo mejor... será que me vaya. Yo... no quisiera molestarte más..." - pero no pudo terminar su frase debido a que fue arrastrado y envuelto en un fuerte abraza.

- "No te vayas" - suplicó el rubio con la voz en un hilo- "Te lo suplico... quédate conmigo esta noche"... *quédate conmigo para siempre*- suplicó el rubio de manera mental.

Kamatari se encontraba tenso bajo el abrazo del rubio; más de a pocos se obligó a si mismo a tranquilizarse... y con un murmullo casi inaudible aceptó quedarse en aquella habitación; tras lo cual el rubio se movió lentamente hasta que ambos rostros quedaron uno frente al otro...

- "¿E- en serio?"

- "Hai"

Steven sonrió; y tomó aire y fuerzas para hacer la pregunta que ya no podía soportar en su interior... necesitaba saberlo, necesitaba estar seguro de que aquello no sería solo algo de una noche...

- "¿Y... tu... te quedarías por más tiempo... si yo te lo pidiese?"

Kamatari aspiró hondo... antes de volver a responder... "Hai" una vez más; haciendo que el suspiro que soltara Steven de alivio fuese tan grande que no pudo evitar sonreír ante la mueca que hizo.

- "¿Entonces... significa eso que tu... y yo... somos... novios?"- esta última pregunta Steven la hizo con sumo cuidado; como si de aquello dependiese su vida entera (y a su entender así era)

Kamatari lo observó una vez más; los ojos puestos en el otro; las respiraciones contenidas... y luego de lo que pareció un tiempo tan largo como la eternidad... Kamatari simplemente dijo... "Hai"; tras lo cual se desató una tormenta entre aquellos dos hombres; y antes de que el oriental siquiera se diese cuenta de lo que estaba pasando, se encontraba alzado en vilo, camino a la habitación del rubio mientras era besado con pasión; y luego se encontraba por completo desnudo y metido dentro de las sábanas frescas de la cama donde ya dos veces se había encontrado anteriormente; y antes de que siquiera pudiese tomar algo más de conciencia de lo que sucedía a su alrededor, pudo sentir sobre sí el ahora también desnudo cuerpo de su amante. Estaba por completo seguro, el rubio lo iba a poseer una vez más; y mientras esto sucedía... Kamatari llamó por primera vez a su amante ... "Koi (amor)".

- " ¿Hmmm?"- preguntó el rubio entre besos, abrazos y caricias; pero no había tiempo de averiguar que significaba aquello en ese preciso momento.

Kamatari pudo sentir nuevamente los besos exigentes, las caricias sobre su piel... y mientras todo aquello sucedía, ahora con la conciencia de ambos respecto a los sucesos; Kamatari no pudo evitar pensar... *Ahora... ahora estamos juntos como pareja; y tú me estas amando de nuevo... Oh, por Kami-sama, lo que tu me haces es... si, esto era lo que quería, alguien que me hiciera sentir menos solo, alguien que me hiciera sentir un poco más completo... y así será mientras tú me quieras a tu lado... estaremos juntos... mientras tu así lo quieras...*

Steven se sentía en medio del paraíso mientras abrazaba y besaba a su amante, a su amor... y mientras saboreaba cada centímetro de la salada y húmeda piel, por su cabeza fluían los pensamientos que en algún momento solo pensó que podrían darse en sueños... *Oh, Dios!, no puedo creer que esto sea cierto; que por fin mis más caros sueños se hayan vuelto realidad... estoy a tu lado amor mío... estoy a tu lado y nunca me alejaré de allí; porque ahora estamos juntos, porque me has aceptado por fin... porque de ahora en adelante siempre será así; de ahora en adelante... estaremos juntos para siempre*

Y mientras ambos cuerpos buscaban un ritmo propio y único que los llevara una vez más hasta aquel lugar donde cada cual y ambos a la vez se sentían completos siendo parte del otro... las notas de la melodía de "Iris" continuaban surcando el ambiente y llenando ambos corazones con un poco de aquello que necesitaban.

Fin del noveno capítulo

 

 

Notas de la autora:

Hola de nuevo con todos... una vez más aquí con todos ustedes con un capítulo dos en uno .. (de lo contrario nunca voy a terminar... =¬.¬= VVV).

Bueno, bueno; en este capítulo se cierra un ciclo y uno más comienza; y es que para los que no se han dado cuenta todavía... este fic aún no termina (sip, aunque eso signifique una muerte demasiado próxima para mi... este fic aún no termina...). En fin, nuevos personajes y nuevas historias se entrelazan en esta historia; y la próxima vez que nos veamos, terminaremos con un trabajo que a más de uno sacó canas verdes, y nos relajaremos un poquito con el final de los exámenes y por consiguiente del ciclo... y para celebrarlo, asistiremos a un baile muy especial de fin de año. Además también iniciaremos junto a Ryan un tratamiento que le dará la esperanza de obtener una posible mejoría en su salud; y por sobre todo, nuestra nueva pareja tendrá que comenzar a superar las venturas y desventuras de comenzar a conocerse el uno al otro; como dicen por allí... en las buenas y las malas. Entre esto y más; espero poder sacar pronto el capítulo 10... ¡Espérenlo!

Y ahora si, por arriba había cierta palabrita que necesita explicación acerca de su significado... así que aquí va...

1. Kata: Serie de movimientos que se hace en artes marciales, que se efectúan en contra un enemigo imaginario.

Y ahora; en cuanto a la canción que sirve de fondo para el momento cumbre de nuestra pareja principal... he aquí la letra...

IRIS

Interprete : Grupo Goo Goo Dolls
Canción del Soundtrack de "City of angels"

And I'd give up forever to touch you
'Cause I know that you feel me somehow
You're the closest to heaven that I'll ever be
And I don't want to go home right now
And all I can taste is this moment
And all I can breathe is your life
'Cause sooner or later it's over
I just don't want to miss you tonight
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
And you can't fight the tears that ain't coming
Or the moment of truth in your lies
When everything feels like the movies
And you bleed just to know you're alive
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
And I don't want the world to see me
'Cause I don't think that they'd understand
When everything's made to be broken
I just want you to know who I am
I just want you to know who I am
I just want you to know who I am
I just want you to know who I am

Bueno... entonces espero que el capítulo les haya gustado de verdad... y si, ya se que no es una canción de anime; pero la verdad es que dentro de las canciones no anime que conozco, esta es una de las que más me gusta, y la verdad que caía muy bien con el momento, por lo menos yo no pude visualizarlo con otro fondo musical.

Un gran bechito felino a todos, y nos vemos en el siguiente capítulo.

Sugerencias, comentarios y críticas constructivas a chibineko_7@hotmail.com , y nos veremos pronto (eso espero =¬.¬=VVV) una vez más.

chibineko =^.^=

¡¡¡Una vez más al loco mundo de la autora!!! =©.©=

chibineko se paseaba de manera preocupada de un lugar al otro del pequeño recinto; mientras repetía de manera constante...

chibineko: ¡No debí haberle dejado ir sola!!!... kawaii no llega; de seguro que le sucedió alguna cosa mala... ¡¡¿Por qué le di esta misión?!!.

******* Escena retrospectiva, unas tres horas antes*******

En algún lugar de la guarida de los nekos... (redoble de tambores y una melodía militar)

chibineko: Muy bien equipo... así es como procederemos para conseguir la preciada imagen para este capítulo. kawaii-chan, confiamos en ti; recuerda que tienes dos horas... te estaremos esperando con el scanner listo.

kawaiineko: De acuerdo (la voz melodiosa y dulzona de la gatita se deja oír antes de que esta parta con ¿alegría? a cumplir con su misión.)

*******Fin de la escena retrospectiva*******

chibineko estaba a punto de terminar de morderse todas garritas (y de paso las de sus hermanos pironeko y seiyaneko también), cuando una pequeña melodía se escuchó llegando; y unos 30 segundos más tarde, kawaiineko entraba a la habitación con un pequeño tubo para portar dibujos encima del lomito (aunque la verdad que la gatita es tan chiquita que el tubo sujeto a su lomo se ve enorme).

chibineko: ¡¡¡KAWAII!!!, ¡Estás a salvo!, ¡Y trajiste la imagen!.

kawaiineko mueve la colita mientras que dejando el tubo encima de una pequeño mesa que estaba en el centro de la habitación responde...

kawaiineko: Pero claro; si solo me mandaste a recoger esto, ¿verdad?.

chibineko: Si, si; bueno, debemos apurarnos. piro-chan, seiya-chan; ustedes vayan escaneando la imagen. Yo iré abriendo el archivo y luego insertaremos la imagen... debemos ser muy rápidos.

Mientras que chibi-chan da un montón de órdenes, kawaii mira a todos con un gran signo de interrogación sobre su felina cabecita... no entiende por que todo el mundo se apura tanto.

kawaiineko: ¿chibi-chan?.

chibineko: Ahora no kawaii-chan, debemos apurarnos antes que nos descubran.

kawaiineko: ¿Pero chibi-chan?.

chibineko: ¿Si kawaii... que pasa?

kawaiineko: No tienes porque apurarte tanto, no tengo que devolver la imagen hasta dentro de un par de horas.

Entonces pironeko se acerca a su hermana asombrado.

pironeko: Vaya kawaii-chan; no sabía que fueses tan eficiente como para aprenderte incluso el horario de ese chico... estar así tan segura como para no preocuparte de que descubran que la imagen no esta.

kawaiineko: No, no es por eso. Lo que pasa es que el joven Ryan me dijo que no tenía que devolverle la imagen que hizo del joven Steven hasta dentro de un par de horas. Es un chico taaaaaannnn lindo; incluso hablamos de galletitas durante un ratito; la verdad que me cayó muy bien.

Entonces puede verse sobre la cabeza de los otros tres gatitos una gran gota...

chibineko: kawaii-chan... ¿Le pediste de frente a Ryan el dibujo?

kawaiineko: ¡Por supuesto que si!, ¿¿No irias a pensar que lo iba a tomar sin pedir permiso, verdad???, eso es de muy mala educación.

chibineko: Errrr.... por supuesto; bueno muchachos... mejor seguimos con lo nuestro.

kawaiineko: ¡Y yo voy a hacer unas galletitas!. El joven Ryan me dio una nueva receta que sonaba delicioso. ¡Hasta luego!

chibi meneó la cabeza, mientras que le decía a sus hermanos...

chibineko: Recuérdenme nunca darle una misión importante.

Ambos gatitos: Hecho.

En fin... así es este mundo... esta medio loco

.


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