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Cuando el amor vuelve a tocar el corazón por lady_chibineko

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Steven por su parte casi pudo sentir el casi rechazo de su pareja; y no por gusto podía decir que era un hombre con experiencia, sabía lo que estaba sucediendo; y que el cielo se le cayese encima si algún día alguien dijese que obligó a aquél que más le había importado en la vida a hacer algo que no quería. Steven pensó que más bien era un buen momento para conocer un poco más de su pareja, y por que no hacerlo siempre... Steven no solo quería una relación física, lo quería todo, y planeaba obtenerlo de la mejor manera... con todo el amor que pudiese brindar.

Kamatari se sintió sorprendido al no sentir un avance de su pareja hacia el próximo paso. ¿Sería que ya no lo deseaba?; no, hubiese sentido un rechazo si así fuese, y lo único que ocurría era que Steven no avanzaba. En realidad no era tan malo, después de todo él prefería estar allí abrazado al rubio en ese momento más que cualquier otra cosa; así que Kamatari se relajó y decidió disfrutarlo mientras durase... solo ser abrazado.

Steven sintió aquel cambio, la manera en que su tesoro se abandonó en sus brazos... hora de empezar; y siempre es bueno hacerlo con pequeños detalles...

- "¿Y cual es tu dulce preferido.?" - preguntó Steven tomando de sorpresa al muchacho que estaba pensando con los ojos cerrados en lo bien que se sentía estar allí.

- "Ah?, dulce?... bueno... no estoy seguro..."

- "¿No te gusta ninguno?. ¿No hay ningún bocadillo en especial que te guste?."

- "Pues si... me gustan... pues... hmmm.... los pasteles de arroz."

- "¿Pasteles de arroz?... ¿y son dulces?."

Kamatari lo pensó un rato antes de responder.

- "Pues no, en realidad son salados, eso creo... pero igual me gustan."

- "Hmmm, pues tu te pones salado a veces... y también me gustas... mi pequeño pastelito de arroz." - Steven en verdad se estaba divirtiendo mucho; y la verdad que le agradaba el nuevo apelativo de su querido koibito (esa palabra también le gusta =^.^=), a ver si se podía conseguir otro; aunque iba a hacer que a Kamatari se le quite el sonrojo, pero igual - "¿Pero no te gusta nada dulce?, algún dulce de por allá... tal vez uno de aquí... cualquiera."

- "Pues... " - Kamatari no estaba muy seguro de responder... pero aún así. Bueno.-"... bueno, no he comido muchos dulces en mi vida... aunque una vez una amiga mía me invitó un dulce de naranjitas chinas... eso me gustó mucho, son muy dulces."

- "¿Naranjitas chinas?... "- preguntó Steven en deformet, no entendía como una naranja puede ser 'muy dulce', para él podían ser dulces pero igual eran ácidas. - "¿Qué es una naranjita china?." - quiso saber Steven aún en deformet.

- "Pues... son unas naranjas muy chiquitas que sirven en China... pero nunca aprendí la receta... tal vez si pregunto en el barrio chino." - Kamatari comenzó a divagar pensando en voz alta.

- "¿Naranjas?... ¿enanas?... hmmm, yo quiero una de esas." - y entonces fijó su vista en el pantalón de Kamatari, quien al seguir la mirada del rubio casi empieza a echar fuego. - "Si, esas son también muy dulces." - dijo Steven acariciando por encima de la tela los testículos de Kamatari, haciendo que éste saltase de sobre las piernas del ahora carcajeante rubio mientras le gritaba que era un 'Echi', un 'hentai' (pervertido). Y entonces ante el asombro de Kamatari, Steven se levantó y palmeando el trasero de su muchacho dijo simplemente - "Vamos a trabajar naranjita." - y se adelantó a Kamatari para sacar los materiales.

Y Kamatari quedó de pronto tontamente feliz, Steven no le había echo el amor, pero le había demostrado que lo deseaba; y de alguna manera aquella tonta conversación sobre dulces lo había echo sentir mejor... mucho mejor, sentía que en realidad le importaba. Kamatari sonrió y siguió a Steven sorprendiéndolo por detrás, siendo ahora él el que lo abrazó, mientras que le susurraba que sus clases empezaban en sábado después de las clases de recuperación que tendrían.

- "... y voy a ser un maestro muy exigente." - dijo Kamatari plantando un beso en la mejilla de Steven antes de irse del cuarto mientras anunciaba que iba a buscar a Matt-san para avanzar.

Y al irse Kamatari por la puerta Steven sonrió para sus adentros, porque lo estaba consiguiendo... él iba a sacar a ese Kamatari desinhibido que casi podía tocar en su pareja, lo iba a lograr.

**********

Jueves por la noche, y Kamatari se encontraba una vez más en los brazos de su amante. Estaba tan cansado que una vez más no había tenido ganas de tener sexo con Steven, pero igual lo hubiese aceptado; más en lugar de eso Steven le quitó la ropa con delicadeza, y luego lo abrazó y beso, pero no con pasión; fue... diferente, y a Kamatari le gustó. Luego de eso Steven lo mantuvo muy junto a sí mismo, ambos abrazándose; e hicieron exactamente lo mismo que la noche anterior... hablar. Kamatari estaba fascinado.

La noche anterior habían hablado de tonterías en realidad, Steven había iniciado una super conversación sobre los gustos de cada uno en realidad, y Kamatari había descubierto muchas cosas que no sabía de su pareja; al igual que Steven que había memorizado todo lo que Kamatari le había dicho de a pocos. Además Steven le contó a Kamatari que tenía aparte de su padre y madre, un hermano varón y tres hermanas; todos mayores que él. Y además mencionó que en su casa se llevaba de maravillas con un tal barón, o 'El Barón' como lo llamaba Steven... quien le simpatizó mucho a Kamatari, pues le gustaban los perros y los gatos, y también mencionó constantemente a un tal 'Max', al parecer el culpable de que Steven tuviese tanto gusto por los dulces, y si Kamatari iba a ser sincero consigo mismo... el tal Max no le gustaba para nada. ¿Qué era aquello?, ¿celos?... no, no podía ser... ¿o si?.

Más esa noche estaban tocando de un tema un poco más profundo; Steven había decidido hablarle a Kamatari sobre su familia... y de vez en cuando hacía una que otra pregunta también. Pero en ese momento estaban hablando sobre uno de los aspectos que incitaron a la destrucción del clan Kaneda en el pasado.

- "... ¿entonces, si había un espíritu en la familia?."

- "Bien, supuestamente si lo hay; se supone que aquel que demuestre grandes habilidades desde una temprana edad, ese es el escogido como cabeza de la familia; aunque no siempre hay grandes luchadores en la familia, en realidad eso solo aparece cada dos o tres generaciones; en ese caso es el varón mayor el que ocupa el cargo de cabeza de la familia."

- "Ah. ¿Y la cabeza de tu familia en este momento es...?"

- "Mi hermano mayor, Nick... Nicholas. Es tan serio a veces... si no fuera por que ambos somos parecidos a mamá y entre nosotros, dudaría que somos hermanos. Él no me entiende."

- "Pero debe de ser un guerrero formidable para que lo eligieran como cabeza de familia... después de todo tu también eres bueno con la lucha, y no fuiste es escogido."

Un raro rubor apareció en las mejillas de Steven, las cuales eran apenas iluminadas por la luz de la lampara de aceite.

- "Bueno... la verdad... pues... nadie en casa sabe que yo tengo habilidad Kamy... manténlo en secreto, ¿de acuerdo?."

- "¡Entonces!... el espíritu de los Kaneda... está en ..."

- "Si, eso creo. Pero no quiero tomar el mando de la familia, eso sería esclavizante y no estoy de acuerdo con que eso suceda con mi vida. En cambio Nick... " - ahora Steven miraba hacia el techo con la mirada perdida, como buscando las palabras que necesitaba en esos momentos... Kamatari solo lo observaba. - "... mira, Nick adora la idea de ser el líder; casi y podría decirse que nació para eso, lo ha deseado toda su vida, desde que éramos niños. En cambio yo... no me gustó nunca la idea, no quiero hacer lo que se supone que tengo que hacer... SI!, lo admito suena egoísta, pero mi idea de vida no es formar una familia con una mujer con la que seguramente me casarían, lo cual es parte de la tradición, para luego meterme a tener hijos y vivir para siempre en la misma casa. Yo quiero la libertad de poder tomar mis propias decisiones, viajar cuando quiera y a donde quiera sin preocuparme, quiero elegir el lugar donde vivir y pasar el resto de mis días; y quiero, sobre todas las cosas, poder elegir a la persona con la que pasaré el resto de mi vida sin que mi decisión afecte a la familia, porque de seguro la hará... y es que yo ya elegí... te elegí a ti Kamy, quiero pasar el resto de mi vida contigo."

Kamatari se encontraba profundamente emocionado, era la primera vez que Steven hablaba de su relación de esa manera, colocándola en un 'para toda la vida'; aunque Kamatari estaba seguro de que eso en realidad no iba a suceder... aunque su corazón estaba comenzando a saltar de emoción.

- "Ya veo... pero ... que sucederá entonces con el espíritu familiar; quiero decir... se perderá y..."

- "Shh, shh, shh... no, no se va a perder... porque no pasa necesariamente de padres a hijos u nietos; por ejemplo... se creyó que el espíritu familiar no se había presentado en generaciones, pero en realidad luego de la muerte de mi tío abuelo, todos nos enteramos por una carta que él dejó que el espíritu estuvo con él todo el tiempo... pero era un soñador, y le encantaba viajar... no le gustaban las ataduras, así que dejó que mi abuelo... su hermano mayor... se encargara. Y ya ves, yo he sido el siguiente."

Bien, eso era todo; vaya historia. En su pareja residía el espíritu del que se creía un clan perdido... toda aquella fuerza. Steven le había contado un gran secreto en verdad, uno muy importante en verdad, tal vez el más importante de su vida; y sin embargo él... pero Steven lo odiaría si supiera esa verdad. Kamatari suspiró al aferrarse al pecho del rubio.

- "¿Y tu familia Kamy?, ¿tienes hermanos... y tus papás?." - Steven tomó en realidad por sorpresa a Kamatari.

- "¿Mi familia?."

- "Si, los Kamatari... es el apellido de tu familia."

- "Oh, eso... no, no es el apellido de mi familia..." - respondió Kamatari aún algo alterado, arrepintiéndose casi de inmediato por se tan hablador.

- "¿No lo es?"

- "Bueno... si lo es... en cierto sentido. En realidad es el apellido de la familia que me..."

- "¿Qué te...?"

Kamatari se zafó del abrazo de su amante y se sentó en la cama, apoyándose contra el respaldar y encogiendo las piernas contra el pecho.

- "Mira Steven... en mi país las cosas no funcionaban como hoy en día cuando yo era niño... incluso hoy en día hay ciertos lugares donde la vida no es una vida en realidad... las personas hacían cosas por necesidad... y... " - Kamatari trataba de hablar lo más calmado que podía, pero jamás pensó llegar a discutir sobre aquel tema con alguien, y menos con... tal vez no lo entendería.

Steven observó a Kamatari asustado, sabía que su chico era algo cerrado, pero de pronto podía ver como empezaba a formarse un cerco amurallado alrededor de éste.

- "¿Kamy...?. Por favor... quiero saberlo, pero solo si tu quieres contarlo... si no quieres, está bien..."

Kamatari se secó las lágrimas que habían empezado a aparecer en sus ojos, y reunió valor; pero tenía que hablar sin detenerse para hacerlo, de lo contrario. Y Steven lo entendió.

- "Antes, en la Era Tokugawa, muchas de las tierras le pertenecían a las grandes familias, así que los que trabajaban en ellas tenían que pagar tributos, para lo que se tenía que obtener dinero como se pudiese. Hubo una época en que mis padres no tuvieron para pagar, yo tenía unos... 8... 10... no sé, no recuerdo; en realidad, no sé con mucha certeza mi verdadera edad... yo creo tener 25... tal vez sea uno o dos años mayor... o menor... no sé. Pero... tengo dos hermanas y dos hermanos... todos menores que yo... y mis padres necesitaban el dinero, o por lo menos saldar parte de la cuenta; y en esa época era costumbre ... bueno, no costumbre... pero si una opción... el vender a los hijos o hijas si con eso se podía pagar las deudas... o en todo caso darlos en parte de pago; así que... los Kamatari eran los dueños de la tierra en ese entonces, y dijeron que necesitaban gente que trabajase en su mansión, que mis padres podían hacer un trueque por alguna de mis hermanas... pero mi padre no quiso... él estaba avergonzado de mi porque decía que yo era muy delicado... así que me dio para pagar la deuda... dijo que solo para eso serviría. Hmmm, en realidad creo que me alegré de salir de allí... pero también me dio tristeza por dejar a mi abuelo... " - el rostro de Kamatari perdió algo de su tensión- "él si me quería, me quería mucho; incluso después... cuando volví... a él no le avergonzó mi apariencia o mis elecciones... decía que sin importar que, yo lo enorgullecía mucho." - el chico lloraba sin control, pero aún en medio de sus lagrimas soltó una ligera sonrisa al recordar aquello. - "Incluso me dijo que si buscaba una pareja, que fuese un buen chico... que primero tendría que pasar por su aprobación... me lo dijo el mismo día que me mandó llamar... se sentía mal... y entonces... murió... ¡Extraño tanto a mi abuelo!" - Kamatari se soltó a llorar como hacía mucho que no lo hacía... desde la última vez que fue a visitar la tumba de su abuelo, justo unos pocos días antes de partir en aquel viaje. No fue un llanto amargo, simplemente dejaba salir toda esa tristeza que uno tiene al perder a aquellos que alguna vez lo amaron... solo eso.

Steven abrazó fuertemente a Kamatari, tratando de consolarlo casi a duras penas... Dios, le dolía tanto verlo así; pero por sobre todo... no podía creerlo. Sabía que aquello era algo que podía suceder potencialmente en cualquier país; también hubo una época en los Estados Unidos, pero que le haya pasado a él... haber sido casi vendido... De pronto las campanadas del reloj empezaron a sonar... eran las 11 de la noche.

- "¿Te maltrataron acaso?." - la pregunta salió entre sollozos sin poder ser detenida.

El rostro de Kamatari salió del hombro protector de Steven y lo miró con los ojos enrojecidos, más no era el dolor del maltrato lo que pintaba en su rostro.

- "¿Maltratarme?... oh, no; ellos fueron en realidad muy buenos conmigo... incluso me quisieron mucho... me dieron su apellido por voluntad, me dejaron usarlo... ellos eran en realidad muy buenos." - y fue entonces que Kamatari decidió continuar. - "Ellos eran una pareja de señores algo mayores... pero aún así bastante activos y alegres. Cuando entré a trabajar en la mansión me pusieron a limpiar, yo limpiaba primero las habitaciones vacías de la mansión... los pasillos, a veces la cocina o el comedor; luego me dejaron hacerme cargo de la vajilla fina también. Me gustaba mi trabajo, me trataban muy bien, me daban buena comida, e incluso tenía un bonito futón y un par de trajes que alguna vez habían pertenecido al hijo mayor de los señores. El siempre estaba de viaje, ya era un hombre adulto." - Kamatari aún sollozaba de vez en cuando, pero de alguna manera se sentía protegido por el abrazo de Steven. - "Luego, un día; una de las criadas que trabajaba en la casa enfermó, y ella era la encargada de limpiar el cuarto de los señores y la señorita, que era la hija de los señores... era una joven muy delicada... siempre tenía que estar en su cuarto y casi nunca hablaba con nadie, no porque no la dejaran... ella no quería. Ese día me encargaron a mi hacer su trabajo, así que me esforcé al máximo... los señores me habían tratado tan bien que quería hacer lo mejor que pudiese por ellos, y así lo hice; así que cuando el médico que trató a la criada encargada dijo que ella no podría seguir trabajando, pues estaba embarazada, yo me quedé trabajando en su lugar.

Me gustaba limpiar el cuarto de los señores, en especial las cosas de la señora... debo admitir que comencé a probarme sus adornos. Yo tenía el cabello bastante largo en ese entonces, pues no me había preocupado por cortármelo, así que un día no me resistí y me hice un arreglo en el cabello... y debo de admitir que me gusto, me gustó muchísimo; y aunque dejaba todo en su lugar y en completo orden, lo hice muchas veces más. Hasta que un día la señora me descubrió... aunque luego me enteré que me había descubierto hacía mucho tiempo en realidad, pero dijo que no había dicho nada porque le divertía mucho, y porque en realidad me veía bien con los adornos de cabello. Recuerdo que se rió de mi al verme tan asustado, pero yo no entendía que ella no estaba enojada; y al querer pedirle perdón me resbalé y golpeé un mueble que casi cae encima de nosotros, pero lo detuve... siempre fui más fuerte de lo normal, y más rápido... pero no le tomaba importancia." - Kamatari ya no lloraba más, pero aún se mantenía aferrado al abrazo de Steven, quien no pensaba moverse por ningún motivo... jamás creyó tener la oportunidad de conocer tanto de su koi.- "Pero la señora si le tomó importancia, mucha en realidad; me llevó casi de inmediato con el señor y le dijo cosas que en ese momento no entendí, pero él me miró y sonrió, y me dijo que desde ese momento era un Kamatari... Kamatari Honjo, y que enorgullecería al apellido... y entonces me enseñó todo lo que... me lo enseñó todo... jamás había sido tan feliz en la vida, el señor fue en realidad estricto, pero me trató como a un hijo; y la señora... ella me cortó el cabello con el estilo que llevo ahora, dijo que así me vería mejor; y me dio un lindo traje, uno muy flexible... era increíblemente cómodo, aún cuando pareciese el traje de una mujer, y eso era lo que más me gustaba... me enseñó a moverme con él y a arreglarme como yo quisiese, como me hiciera sentir cómodo. Nunca ninguno de los dos me puso trabas para ser como yo era, todo lo contrario, me alentaron a hacerlo; me sentía tan libre... como nunca había sido... creo que entonces tenía unos 13, tal vez 14... aún hacía la limpieza de la casa... pero era mucho muy feliz. Incluso me enseñaron más cosas que no creí que llegaría a aprender... la señorita me enseñó a leer y a escribir... ella era muy buena también.

Recuerdo que una de las veces que entré a su habitación la vi mirando hacia la ventana desde su futón, pero esta estaba cerrada, así que al final no se podía ver nada. Yo nunca le había hablado, me daba miedo hacerlo; creía que si le hablaba muy fuerte se rompería y se moriría... yo era muy pequeño, y ella se veía muy delicada; pero aún así me le acerqué con cuidado y le pregunté si quería que abriese la ventana... ella me miró un rato sin decir nada, y me asusté pensando que había echo algo malo... pero ella sonrió y me dijo que sí. Me gustó tanto su sonrisa que al día siguiente le volví a hacer la misma pregunta solo para oírla y ver su sonrisa... me hacía sentir bien. Pasaron muchas semanas desde que yo le comencé a hacer la misma pregunta todos los días, y un día me sorprendió al pedirme ella misma que abriese la ventana apenas yo llegué a limpiar su cuarto... ella dijo que me había sonrojado y se rió mucho. Nos hicimos buenos amigos ese día; no le decíamos a nadie, pero limpiaba su cuarto rápido para poder conversar con ella y que me enseñase a leer y luego a escribir... y luego comenzamos a jugar. Le arreglaba el cabello y las manos... soñábamos que íbamos juntos a lugares donde nunca habíamos estado... grandes fiestas con mucha música... enormes bosques donde acampábamos al aire libre... soñábamos muchas tonterías en realidad... cosas que ella no podría hacer, pues estaba muy enferma. Era un milagro que estuviese viva, porque había nacido muy débil, y no podía moverse mucho sin agitarse. Recuerdo que le pregunté si no había alguna cura, y ella dijo que si, pero que tenía miedo pues su hermano, el señorito, no estaba con ella... se sentía insegura. Tal vez fue una tontería, pero le prometí que yo siempre estaría con ella, y ella dijo que lo pensaría; le había tomado el cariño que estoy seguro se le tiene a una hermana mayor... seguimos conversando así por mucho tiempo más, muchos días... semanas, cuando un día me demoré más que de costumbre y la señora fue a ver que pasaba, no la culpaba por estar preocupada ante cualquier accidente... se sorprendió al verme con un cuaderno en manos, escribiendo algo en éste. Ambos nos sorprendimos al ver a la señora tan feliz, dijo que no había recibido una noticia tan grata en mucho tiempo, su hija tenía un amigo; la señora dijo que podía acompañarla todo el tiempo que quisiese en mis ratos libres. Luego de eso ella aceptó seguir el tratamiento... duró mucho tiempo, casi 7 años; pero cuando la vi haciendo cosas que antes no podía... la vi casarse y tener hijos, y ahora puede trabajar, hacer lo que le gusta... es maestra. ¿Sabes?, la visité antes de venir para aquí; tiene una niña y un niño que me llaman tío, es maravilloso."

Kamatari guardó silencio entonces... nunca había hablado tanto sobre si mismo, y de alguna manera se sentía liberado. Steven nunca dejó de abrazarlo, ni disminuyó la fuerza de su abrazo. El reloj de la torre volvió a sonar, eran la 1 de la mañana. Steven ahora tenía muchas nuevas preguntas; quería saber más acerca de todo aquello, quería saber y preguntar sobre aquello que lo inquietaba, esas preguntas que habían surgido de aquello que le contaba en ese momento y todo lo que había sucedido anteriormente. ¿Cómo era que su ángel sabía tanto de batallas?, ¿qué clase de cosas pudieron haberle enseñado en aquella mansión en las cuales la fuerza y agilidad tuvieran una participación tan importante?, y sobre todo... ¿tenían que ver acaso las respuestas a esa pregunta con la barrera tras la cual se resguardaba su niño?, ¿aquella barrera que de alguna manera impedía que se le entregase por completo?... ¿A que le tenía Kamatari tanto miedo como para no decirle todo aquello?... ¿Qué era tan terrible?.

Steven no sabía muy bien como enfocar aquellas preguntas, si su pareja se lo estaba ocultando de aquella manera, corría el riesgo de perderlo al mostrarse demasiado curioso... era una posibilidad. Entonces se dio cuenta de que llevaba demasiado tiempo sin decir una palabra... su ángel podría tomarlo a mal después de todo lo que había compartido con él. Más al fija Steven su atención en Kamatari, lo observó profundamente dormido, aún abrazado a su pecho... la velada había sido agotadora, mentalmente agotadora; y pensándolo bien él también necesitaba descansar, los viernes las clases empezaban a las 8 después de todo. Así que con Kamatari apoyado aún sobre él, se acomodó para dormir, acomodando así también al hombre con quien compartiría esa noche su lecho... y el resto de las noches de su vida si es que el destino se lo permitía.

**********

El viernes fue como siempre... Steven se levantó tarde sin poder así, no solo no hacer su rutina de las mañanas una vez más; sino que tuvo que salir corriendo con Kamatari volando detrás suyo mientras ambos corrían en deformet a sus clases luego de levantar a Matt... bueno, en realidad Matt era jalado por Kamatari que era jalado por Steven, pero al final da lo mismo.

Llegaron a las justas a clases, tomaron notas en la primera y rindieron un examen en la segunda; y para las doce del mediodía todos estaban con ganas de ir a tomar un buen baño de agua caliente; pero no se podía, había otras cosas que hacer.

- "¡¿Qué queeeee?! - el lamento de Steven bien podía ser comparado con el de un cachorrito lastimero, sobre todo por los ojitos y los pucheritos que estaba haciéndole a Kamatari.- "¿Por queeeeeeee?" - volvió a lamentarse Steven.

- "Gomen... lo siento. Yo ya había quedado con alguien para una diligencia hoy; si quieres pregúntale a Matt-san y Kate-san si no me crees." - dijo entonces algo dolido Kamatari - "Pero no puedo faltar, es un compromiso impostergable el que tengo hoy."

- "Snif... snif... y... snif... ¿ni siquiera te puedo acompañar?... snif... " - el corazón se le estaba haciendo de gelatina a Kamatari, Steven podía ser bastante persuasivo cuando quería, y sobre todo sabía como utilizar las debilidades de cada persona para lograr sus fines. Aunque si era sincero, Kamatari no quería dejar a su koi allí solo ese día, después de todo lo que habían compartido la noche anterior, luego de que ese hombre lo había abrazado y dado tanto cariño depués de todas las revelaciones que le hizo, y no lo rechazó tal y como Kamatari pensó que iba a suceder. Kamatari quería en realidad quedarse todo ese día junto a su chico de cabellos dorados, Steven en realidad se lo merecía; sin embargo...

- "No, lo siento. Pero es algo a lo que no me puedes acompañar... debo de cumplir con una promesa que es muy importante. ¿Es que acaso no confías en mi?" - bien, si Steven podía jugar con esas reglas, Kamatari también podía hacerlo... y al parecer en realidad dio resultado.

Steven dejó casi... casi.... de lado su expresión lastimera para ponerse un poco más serio. ¡Por supuesto que él confiaba en ese hombre!... le confiaba su corazón, su alma... ¡Le confiaría su vida si fuese necesario!... pero de allí a que lo dejase solito... cuando se suponía que la iban a pasar los dos juntitos en el cuarto... comiendo algo rico... tal vez de paso él se comería a Kamatari de postre... hmmm ... snif.

- "¿Entonces?... ¿Confías en mí?" - ahora era Kamatari el que usaba un tonito semilastimero que empezaba a partir el corazón de Steven en pedacitos.

- "Hmmm... si; claro que si... confío en ti... ;__; ... snif"

- "Entonces puedo irme a hacer lo que tengo que hacer."

- "Hmmm... si... supongo que si... T__T... snif"

Kamatari, quien se encontraba en la habitación con Steven en ese momento; le dio las gracias con un besito efusivo en la mejilla (bueno, una pequeña compensación para el rubio no estaba para nada de más en ese momento); y tomando sus cosas dejó la habitación, no sin antes mandarle a Steven un besito volado que el rubio trató de atrapar lo mejor que pudo. Más una vez que la puerta se cerró detrás del oriental, Steven suspiró pesadamente... estaba solito una vez más, y eso no le gustaba naaaaaadaaaaaa.... más 'snif' ;__;. ¿Qué hacer?... hmmm... bueno, de seguro mamá Garret no se incomodaría si se iba con ella de compras esa semana... era mejor que nada. En realidad era muchísimo mejor que cualquier cosa; así que tomando su abrigo, Steven se dispuso a salir también de la habitación.

**********

Kamatari salió lo más presuroso que pudo; no debía de llegar tarde, pues incluso hasta el más mínimo segundo de retraso podría costarle la importante cita que tenía ese día. Pero antes, tenía que despistar a un guardián muy celoso...

Kamatari llegó al primer piso y comenzó a avanzar cauteloso hasta que escuchó una masculina voz que reconoció casi al instante.

- "¿Seguro que quieres ir al muro de afuera?... ahora no hay viento, pero más tarde... Voy a estar en clases extracurriculares al otro lado del campus hasta las 2 y no podré ir a recogerte rápido si es que comienza a correr mucho viento."

- "No te preocupes Josh." - la vocesita de Ryan se escuchó débil a través del pasillo. - "¡Mira!, tengo mucha ropa abrigadora encima, y además... recuerda que soy un duendecito de viento... el viento y yo nos llevamos bien... ¿verdad que si?."

El silencio que le siguió a aquel instante dejó ver que Josh no estaba muy de acuerdo; pero no podía decirle que no a Ryan. Aunque solo por si acaso se apuraría lo más que pudiese con sus clases y volvería antes de la dos de la tarde si fuese posible.

- "De acuerdo." - el suspiro de Josh dejó ver que se consideraba derrotado en aquella batalla. - "Pero ten cuidado con ese muro; no quiero que te caigas o te lastimes de ninguna manera. ¿De acuerdo?, no te arriesgues con las ráfagas de viento."

- "Siiiiiiii!!!!!!!!!!..." - como siempre Ryan parecía en extremo feliz - "Ay!, casi me olvidaba. Necesito otro cuaderno más de dibujo. Si. Y un lápiz y otro carbón por si acaso."

- "¿Otro más?... ¿Para qué?" - Josh se sentía algo desconfiado respecto al pedido de su amado.

- "Por que el mío ya se me está acabando; y sería terrible que se me acabase y no pudiese dibujar lo que me interesa... ¡Como te contaría entonces todo lo que vi!." - la manera en la que habló Ryan dejó ver que aquello sería catastrófico si algún día llegase a ocurrir.

Otro suspiro de derrota se dejó oír; y Josh volvió con todo y Ryan a la habitación, saliendo de nuevo un par de minutos después. Durante todo el camino hacia el exterior del edificio, Kamatari pudo oír claramente todas y cada una de las explicaciones y precauciones que Josh le repetía una y otra vez a Ryan en caso del más mínimo cambio de clima o de un accidente, o del más mínimo detalle que la mente de Josh pudiese concebir en relación a cualquier cosa que le sucediese a Ryan; y continuó así hasta que lo dejó en lo alto del muro.

- "Bien, entonces ya sabes que cualquier cosa yo estaré aquí lo antes posible; y a más tardar a las 2 de la tarde... ¿entendido?."

- "Si Josh... te quiero."

- "Y yo te quiero a ti Ryan... tienes que estar bien, ¿de acuerdo?." - las últimas palabras de Josh fueron casi una súplica, al igual que la mirada que posó sobre su más preciado bien. Y luego de un ligero roce de labios con su pareja, Joshua bajó del muro y dio una última mirada al niño que lo miraba sonriente desde la parte superior de este, y se despedía con una sonrisita encantadora. Si algo le llegaba a pasar algún día a su Ryan... Josh no quería siquiera pensarlo, así que con paso rápido, se dirigió presuroso hacia el lugar donde tendría lugar aquella odiosa clase de una hora... si no fuera porque necesitaba recuperar créditos a causa de tantas faltas que a veces tenía en su clases... ¬_¬

Ryan observó a Josh alejarse... los nervios lo estaban matando, jamás en su vida pensó hacer algo tan alocado, y sin embargo, a pesar de todo su miedo... quería hacerlo... quería ir a aquel lugar cuanto antes... quería comenzar a recuperar su vida si con ello la vida de su amado Josh se mantenía a salvo. El pequeño suspiró... seguía nervioso... incluso había hecho ya un lindo bosquejo de la espalda de Josh yéndose por el camino... Josh; le dolía haberle mentido, pero lo conocía, no le hubiese dejado... Josh se había vuelto muy desconfiado con el pasar de los meses cuidando a Ryan, no quería que nada lastimase a Ryan, ni siquiera que le diesen lo que él llamaba falsas esperanzas que luego destrozaran el corazón de Ryan... ni aún eso... y no iba a confiar en medicina natural de oriente... no lo iba a hacer. Pero aún así, le dolía mucho el haber tenido que engañar a Josh de esa manera... y su segura reacción al no encontrarlo donde lo dejó... Ryan suspiró... si todo salía bien...

Entonces la conocida voz de Kamatari sacó a Ryan de sus pensamientos. Era hora. Con movimientos ágiles, Kamatari se subió al muro y luego bajó de éste con Ryan alzado en vilo.

- "Listo para ir a tu primera cita."

- "¡Si señor Kamatari!... aunque estoy algo nervioso." - dijo animado Ryan con un ligero rubor en las mejillas, y entonces Kamatari pudo notar como el pequeño respiraba rápido y pudo sentir por todo el cuerpo el latido rápido en demasía de aquel delicado corazón... no solo estaba algo nervioso, los nervios lo estaban consumiendo... el niño estaba a punto de sufrir un ataque.

- "Shh... ya Ryan... tranquilo; será un viaje lento... verás muchas cosas bonitas en el camino... verás como todo sale bien." - comenzó a susurrar Kamatari de manera lenta y tierna al oído de Ryan mientras trataba de tranquilizarlo un poco, logrando su objetivo poco a poco, tras lo cual comenzó a caminar lento hacia la puerta de salida de la universidad; mientras aún arrullaba a Ryan como a un bebé al que se intenta calmar el llanto.

- "Si..." - respondió Ryan en un susurro ahogado a Kamatari, mientras que podía sentir como su corazón se tranquilizaba de a pocos.

Por fin los dos muchachos llegaron a la puerta, y Kamatari detuvo una carroza.

- "Al barrio japonés; no hay prisa, vaya lento por favor."

- "Si señor, lo que usted ordene." - respondió el conductor dándole un ligero golpecito al percherón blanco que halaba de la carroza, comenzando a alejarse así lentamente de la universidad.

Ryan estaba encantado mientras observaba todo lo que podía por la ventana de la carroza y lo dibujaba en un abrir y cerrar de ojos. Se desesperaba cuando sucedía algo que él no había observado como cuando un niño había lanzado una pelota a otro niño, o un perrito había pasado por la acera; la verdad era que no había salido muchas veces de paseo desde que llegase ese año a estudiar, y mucho menos había pasado nunca por aquellos lugares.

Pronto los lugares por donde pasaban comenzaron a cambiar en los estilos de decoración, y los ojos y manos le faltaban al risueño muchachito para capturar todo lo que veía. Primero pasaron por el barrio italiano, y Ryan pudo ver a alegres señores y señoras saludarse efusivamente, muchos de los mayores con prominentes estómagos, y los jóvenes llenos de vida y ánimo, todos los caballeros vestidos con pantalones de tirantes, las jóvenes con largas faldas floreadas... y el aroma del lugar, era simplemente delicioso, una mezcla de carne, verduras y especias; luego por el barrio chino, y los colores e indumentarias cambiaron; pudo ver graciosos conjuntos de dos piezas tanto para varones como para damas, en colores pardos, verdes o blancos algunos, al igual que azules y cremas; otros con atuendos algo vistozos, y todo lleno de hermosos adornos en puertas y ventanas, además la gente iba en graciosas carretas en miniatura tirados por personas que corrían muy rápido... y el aroma del ambiente, también debía de admitirlo, era simplemente delicioso.

Finalmente, luego de unos minutos más, llegaron al barrio japonés; y Ryan no puso creer lo que sus ojos le ofrecían, era sencillamente perfecto. Tanto color... tanto movimiento. Los trajes de las damas eran como un sueño, llenos de hermosos diseños que Ryan no había observado nunca antes en una indumentaria femenina; y los varones iban ataviados por todos lados con batas de pijama... ¿acaso siempre tenían sueño?... en realidad los trajes de las damas también parecían pijamas, pero con esas cosas atrás no les sería muy fácil dormir cómodas... que raro era todo.

- "...¡¡¡Mire señor Kamatari!!!... ¡¡¡Mire el cabello de esa señora!!!... ¡¿cómo hacen para tenerlo así y que no se le caiga?!... ¡Y mire ese otro pijama de la señora de allá!, ¡Tiene un árbol entero que le rodea todo el cuerpo, y hojitas cayendo por todo el traje!... tengo que dibujarlo también... ¡Ah!, ¡MIRE!... ¡Ese señor de allí está haciendo algo con esa espada de madera... y esos niños lo están imitando!, ¡¿Es una escuela o algo parecido?!... ¡¿Usted estudió en una igual?!..." - y así las preguntas habían iniciado desde que el viaje comenzara, y no habían parado casi para nada, solo cuando a Ryan le faltaba el aire.

Kamatari solo sonreía ante todas aquellas preguntas, respondiendo brevemente aquellas que podía antes de que otra ansiosa pregunta lo interrumpiera urgiendo por ser respondida. Ryan simplemente se pegaba al vidrio de la carroza y luego dibujaba a toda velocidad... aunque dudaba de poder mostrarle sus dibujos a Josh como siempre ^__^vvv ; y así continuaron hasta que Kamatari le indicó al chofer donde parar, y de pronto un ligero escalofrío recorrió a Ryan haciéndolo ponerse más pálido de lo normal. Kamatari lo abrazó con fuerza susurrándole que todo iba a salir bien, y alzándolo en vilo, lo llevó al interior del recinto; en la entrada del cual podía leerse claramente 'Sensei Hiroshi Kasaki'.

**********

Pero antes, mucho antes de que los dos muchachos pasasen siquiera por el barrio italiano; pasaron primero por el mercado, donde otras dos personas estaban realizando sus compras.

- "¡Aja!, ¡Lo sabía!... hmmm, muchacho; ya caíste en las redes del amor... no te va a ser fácil liberarte de ellas."

- "¡Mejor!, porque no pienso liberarme nunca mamá... soy muy feliz atado así como estoy. Ah!, ¡Mira que bonitos tomates!... servirían muy bien para un pollo en salsa de tomate para el miércoles... tal vez unas 30 cajas... tal vez 35."

- "Si, tienes razón. Por eso me gusta venir contigo; reconoces casi al instante lo que es bueno en este lugar... ¿y que dices de esas papas?, tal vez un puré para acompañar la carne asada del miércoles..."

- "Hmm... si, unos 60 sacos en todo caso... siempre se utiliza papas para otros platos... mejor 80 sacos. Habrá que pedir un buen descuento... eso si."

- "Tienes espíritu de comerciante, tu podría hacer cualquier cosa... entonces, ¿es cierto eso de que te lo llevaste a vivir contigo?."

Steven se puso de pronto en deformet, y unas curiosas orejitas de zorrito aparecieron sobre su dorada cabellera.

- "Jojojojojojo...." - Steven rió topándose la boca con una mano mientras sus mejillitas se cubrían de un gracioso rubor- "Lo hice lo más rápido que pude mamá... yo quiero a mi caramelito a mi lado para siempre... jojojojojo."

Mamá Garret meneó al cabeza de un lado al otro, ese chico no cambiaría mucho ni siquiera enamorado... seguía siendo un zorrito ladino que conseguía siempre todo lo que quería; más en ese momento mamá pudo ver a un par conocido en cierta carroza.

- "Dime mi niño... ¿qué no es ese tu caramelito.?"

Steven miró hacia donde se le indicaba, ¡Y si!... ¡Era él!.... y andaba con el niño de la otra vez... hmmmmm.... snif.... Steven comenzó a hacer pucheritos de nuevo.

- "Ay!, niño..." - mamá Garret suspiró - "Solo ve detrás de ellos... ¡Vamos, no pierdas tiempo!."

- "Si mamá Garret." - dijo Steven aún haciendo pucheritos, tras lo cual paró a otra carroza y dijo aquella clásica frase. - "¡Rápido!. ¡Siga a esa carroza!." - y pues... el conductor siguió a la otra carroza... que más se suponía que iba a hacer.

Steven vio con interés los lugares por donde pasaban, nunca había estado por aquellos lares; más en ningún momento apartó su vista de la otra carroza, y cuando la vio detenerse y vio bajar a los ocupantes, le dijo al conductor que se detuviera un poco después y luego de pagarle se bajo... y aquí de pronto comienza a sonar de fondo la música de Misión Imposible... =-.-=vvv esteeeee.... bueno... y comienza la persecución.

Kamatari y Ryan entraron al consultorio con Kamatari alzando a Ryan en vilo... suerte para Steven que era un establecimiento de una sola planta... pero no le gustó para nada ver a su koibito alzando así al otro niño... pero no por eso todo le pareció demasiado extraño. Debía de saber que era lo que estaba sucediendo allí.

Por su lado Ryan no quería perderse de absolutamente nada de lo que estaba a su alrededor, y al voltear la cabeza sobre el hombro de Kamatari lo vio... el señor Steven estaba allí, haciendo cosas muy raras como andar a gatas entre los coches de caballos allí estacionados, o sino caminar de puntillas pegado a las paredes de las casas... que gracioso.

- "Señor Kamatari." - la vocesita dulce de Ryan lo sacó de sus pensamientos.

- "Dime Ryan-chan." - a Kamatari le era tan difícil pensar que ese niño no tuviese en realidad ninguna oportunidad... de seguro que aquí hallarían la que le salvaría la vida.

- "¿Usted y el señor Steven ya son novios ahora si?" - Ryan tenía aquella sonrisa eterna en el rostro. Kamatari se sonrojó un poco.

- "Hmmm... pues si... ya somos... novios."

Ryan sonrió divertido, ya sabía entonces por que el señor Steven actuaba tan gracioso... esperaba poder dibujar el momento una vez que el señor Kamatari lo pusiera en alguna silla o algo.

- "Con razón su corazón suena tan alegre hoy señor Kamatari." - dijo el niño con el rostro pegado al pecho de Kamatari... eso también era algo que había notado.

- "Si... eso creo. Gracias Ryan-chan."

Ryan volvió a sonreír... también tenía que dibujar el rostro sonriente del señor Kamatari cuando lo dejara en alguna silla, también ese era un momento que quería recordar. Entonces Ryan pudo observar una rubia cabellera pasar rozando el alféizar de una de las ventanas... pobre señor Steven, de seguro estaba muy preocupado porque no podía escuchar lo que el señor Kamatari le decía. Ryan se relajó un poco más en los brazos de Kamatari.

Entonces llegaron a una sala de espera donde una linda y joven señorita, vestida con un kimono color perla, los recibió y les pidió que esperasen un rato; y luego de un momento más los hizo pasar a la siguiente habitación. Allí los recibió un señor de edad; con una barba, según Ryan, muy chistosa... tenía que dibujarlo también.

Kamatari dejó a Ryan en un asiento y saludó respetuosamente al doctor con una reverencia, mientras le hablaba en susurros palabras que Ryan no entendía... el pequeño estaba fascinado. Pronto el doctor volteó hacia Ryan y le ofreció una sonrisa bonachona... el señor le cayó muy bien a Ryan por aquello.

- "Bueno, que tenemos aquí... eres un jovencito muy interesante. Bien, comencemos; soy lo que ustedes llaman un doctor, soy sensei Kasaki... puedes llamarme sensei Kasaki si así lo deseas, o doctor Kasaki si eso te hace sentir más a gusto."

Ryan miró al doctor maravillado, sensei era una palabra que le encantó, simplemente le encantó.

- "Si señor sensei Kasaki; yo soy Ryan Merrel, pero si quiere me puede llamar Ryan-chan... el señor Kamatari dice que soy un Ryan-chan." - dijo Ryan con una enorme sonrisa en el rostro y las pálidas mejillas apenas coloreadas por una ligera capa de rosa.

El sensei sonrió, y miró a Kamatari quien estaba sonrojado también, y luego volvió su atención a su nuevo a risueño paciente.

- "Bien, entonces será Ryan-chan... y la verdad que a mi también me lo pareces, así que el señor Kamatari estaba en lo cierto. Pero ahora Ryan-chan, porque no me cuentas el motivo de tu visita." - dijo el sensei mientras jalaba una silla y se colocaba justo en frente de Ryan.

Ryan miró al doctor, y luego su mirada buscó a Kamatari, quien estaba tomando otra silla y se colocaba al costado del pequeño.

- "Vamos Ryan-chan... cuéntale al sensei lo que me contaste a mi el día que nos conocimos." - dijo con ternura Kamatari mientras le tomaba una mano al muchacho para reconfortarlo.

Mientras tanto, en la calle; mirando apenas por un pequeño espacio por debajo de las persianas, Steven miraba a su koi tomar la mano del niño, mientras éste le hablaba al señor de barba que Steven estaba seguro que era un doctor... pero no estaba celoso, ya no; había algo más, algo importante por lo que ellos dos estaban allí. Simplemente ahora quería saber que era aquello tan importante... y tal vez una taza caliente de algo... ¡SE ESTABA CONGELANDO ALLÍ AFUERAAAA!!!

- "Hmmm, ya veo... bien, si conozco los síntomas, y he tratado un par de veces casos como estos; pero debo comenzar diciendo desde un principio que son casos que toman mucho tiempo, así como también cuestan mucho dinero; y aún así no es seguro que al final resulte como uno quiere... puede que el tratamiento resulte mal para ti, como puede que resulte bien... y puede que te cure a la larga y te de una vida normal, como puede que solo extienda unos cuantos años tu vida pero siempre igual de delicado. ¿Estás seguro de querer someterte a este tratamiento Ryan-chan?." - el doctor era bastante sincero al respecto, Ryan lo miró detenidamente y luego sonrió una vez más.

- "Si señor sensei Kasaki, quiero curarme. Además el señor Kamatari me dijo que podría ser largo, pero la verdad que a mi no me parece mucho tiempo unos 10 años... cuando él me dijo mucho tiempo yo suponía de 20 años para arriba." - sentenció Ryan con una sonrisita dulce.

Sensei Kasaki abrió los ojos ante tales afirmaciones, y luego sonrió divertido.

- "Pues entonces no hay ningún problema al parecer... veo que eres un jovencito muy paciente y valiente también, será un verdadero honor tratar tu caso. Bueno, ahora auscultaremos un poco. ¿Qué tal si te sacas la ropa Ryan-chan?, en realidad solo la parte superior."

- "¿Seguro sensei?, Ryan-chan puede recibir una onda de frío o algo." - intervino preocupado Kamatari.

- "No se preocupe, si su amigo allá afuera puede sobrevivir, el pequeño podrá hacerlo aquí adentro."

¿Amigo allá afuera? se preguntó a si mismo Kamatari, al tiempo que dirigía su vista hacia donde el sensei señalaba; y una gran vena se formó en su frente al notar el manojito de cabellos rubios que asomaban por encima de la ventana.... ¡¡¡¡STEVEEEENNNNNN!!!!!

- "El señor Steven ha estado allí desde que llegamos. El pobre debe de tener mucho frío señor Kamatari, ¿puede venir aquí adentro que está más calientito?."

Kamatari seguía mirando hacia la ventana con aquella gran vena, cuando un vaso de té verde caliente apareció frente a él.

- "Dígale a su amigo que pase mientras que yo ausculto al paciente, podría darle un feo resfriado por eso."

- "Si sensei" - respondió Kamatari mientras tomaba el vaso de humeante líquido y decidía traer a ese rubio tonto de las orejas, y al salir sonrió al escuchar al pequeño preguntar con inocencia y alegría.

- "Señor sensei... ¿puedo dibujarlo luego?, me encantaría dibujarlo en verdad."

- "Oh, jojojojo... pues solo si tomas mi mejor ángulo pequeño; claro que puedes hacerlo. Ahora alza las manos para poder sacarte todo eso que llevas encima, muy bien... así."

Por su parte Steven estaba de espaldas a la pared, tratando de infundirse un poco de calor al cuerpo mientras frotaba sus manos; tras lo cual volvió a ver por la rendija y observó al doctor palmear la espalda del chiquito rubio mientras este respiraba al parecer lo más hondo que podía... Steven pudo observar que hacía un gran esfuerzo al intentar aquello, entonces algo caliente pasó cerca de su mejilla y de pronto tenía realizado su deseo... entonces ¿por qué sentía que estaba en problemas?. Pues al voltear supo el porque, al ver a un enojado Kamatari mirarlo.

- "¿Entonces?."

- "Errr..." - Steven suspiró en derrota al tiempo que tomaba el vaso de té que le ofrecía su enojado koi... si iba a enfrentar la muerte por lo menos lo haría caliente.

Sin decir nada más que "Sígueme", Kamatari se volvió a meter al consultorio del doctor, con Steven siguiéndolo; y al llegar pudieron ver al niño encima de un futón, al parecer dormido, mientras el doctor seguía masajeándolo, pero ahora sobre el pecho.

- "¿Sensei?".

- "No se preocupe Kamatari-san; solo le di unas cuantas hierbas para dormir, el efecto pasará en unos cuantos minutos. No decía nada, pero creo que sentía algo de dolor. Bien, lo primero será estimular un poco sus músculos, pero para eso debemos de asegurarnos que las vías respiratorias no sean obstruidas al menor esfuerzo... tal vez acupuntura, podríamos intentarlo... ya veremos. Ahora lo dejaremos dormir un rato mientras busco entre los medicamentos de mi bodega lo que voy a recetarle. Por favor cuídelo por mientras."

- "Si sensei."

- "Ah, un placer Steven-san." - se despidió travieso el doctor al salir del consultorio, haciendo que Steven se tornase algo rojo.

Al dejar el sensei el lugar, Kamatari se acercó al futón donde descansaba Ryan y se arrodilló en el suelo a su costado, mientras tomaba su mano protectoramente. Ni una sola palabra surcó el ambiente hasta que un carraspeo por parte de Steven cortó el silencio, prefería que lo matasen a patadas a soportar aquel silencioso castigo.

- "¿Entonces?" - fue todo lo que volvió a preguntar Kamatari, esta vez Steven si tenía la respuesta correcta.

- "Entonces... lo siento."

- "Debiste de confiar un poco más en mi, y no seguirme desde la habitación hasta aquí. Te dije que tenía algo importante."

- "¡¡Pero yo no te seguí desde la habitación!!... yo te vi por el mercado." - dijo ahora Steven más bajito. -"Estaba con mamá Garret y ella te vio en la carroza... y de pronto estaba detrás de ustedes... no pude evitarlo... Me sentí celoso en un principio, pero luego... Supe que no era algo malo... él... ¿Él está enfermo, cierto?."

Kamatari cambió su actitud entonces, ya no estaba enojado, la verdad que le era difícil enojarse con Steven ahora...

- "Si, Ryan-chan está muy enfermo. La verdad es que esta es su última oportunidad de recuperar la salud... y necesita recuperarla, es muy importante para él... más que por el hecho de sobrevivir." - Kamatari ahora estaba acongojado, y Steven no pudo resistir el ir hasta él y abrazarlo para tratar de confortarlo.

- "Hola." - una voz débil interrumpió el momento, y Steven observó entonces esos pequeños ojos claros observarlo con detenimiento. Estaban tan completamente desprovistos de malicia o resentimiento, era una mirada pura y clara como el mismo color de aquellos ojos. - "Señor Steven... hola, es lindo conocerlo... que bueno que el señor Kamatari y usted ya son novios, él estaba muy triste cuando hablamos la primera vez, pero ahora está muy feliz." - Ryan sonrió con aquella sonrisa pequeña y dulce que ya tanta veces Kamatari había visto en aquel rostro.

- "¿En serio?, pues entonces que bueno que somos novios en verdad... no me gustaría que mi Kamy siguiese triste." - respondió Steven con un nudo en la garganta... era un niño muy lindo, no podía creer que estuviese enfermo... no era justo.

Ryan trató entonces de levantarse, pero el aire le faltó ante el esfuerzo... había sido un día de tantas emociones.

- "Tranquilo Ryan-chan, déjame ayudarte." - ofreció Kamatari mientras que lo incorporaba y le comenzaba a colocar todos los abrigos que le había sacado anteriormente sensei Kasaki.

- "Gracias." - murmuró distraído Ryan mientras buscaba algo, y luego comenzó a estirar la mano tratando de alcanzar su cuaderno de dibujo y sus carbones. Kamatari se apresuró en darle al pequeño lo que quería, y pronto Ryan estaba haciendo un dibujo de la pareja tal y como estaban en ese momento, con Steven detrás de Kamatari y ambos de rodillas al costado de su futón... estaba demasiado ocupado dibujando para darse cuenta de la cara de interrogación que tenía Steven en ese momento... Kamatari solo sonrió.

Entonces llegó sensei Kasaki con una bolsita de papel y lo que parecía un papel escrito y doblado en cuatro.

- "Veo que el paciente ya despertó, que bueno. Entonces, eso es todo por hoy, aquí están los medicamentos que te receto para los próximos 15 días y las instrucciones. Ahora hay otra cosa que quiero discutir contigo pequeño."

Ryan, quien ya había terminado el dibujo de la pareja, se encontraba ahora muy atento a lo que el doctor tuviese que decirle.

- "¿Si señor?"

- "Bien, no creo que sea conveniente que tu vengas aquí debido a tu condición, así que lo mejor sería que yo fuese hasta tu centro de estudios para la próxima consulta. Además, quiero hablar con ese novio tuyo porque él también va a tener que ayudar si es que queremos que esto resulte." - dijo el buen hombre, quien ya había aceptado el hecho de que aquel niño tuviese a un hombre por pareja, al igual que Kamatari-san (seamos sinceros, que más podía hacer el doctor más que aceptarlo).

- "Si señor sensei Kasaki... entiendo. Yo hablaré con Josh para que también lo entienda; él es muy bueno, y siempre hace cosas par que yo esté feliz... también va a entender esto para que yo sea feliz, ya lo verá."

- "De acuerdo... entonces todo bien, iré si te parece el domingo para no interrumpir ninguna clase."

- "¡Si señor!." - respondió Ryan feliz al tiempo que tomaba de nuevo su cuaderno de dibujo y sus carbones y comenzaba a dibujar al doctor y al consultorio, tras lo cual le enseñó el dibujo al sensei quien dijo que sin lugar a dudas había captado su mejor ángulo, haciendo sonreír con esto a un muy feliz Ryan.

- "¡¿Tiene novio?!" - preguntó Steven creyendo que no había escuchado bien.

- "Shh!... si, tiene novio; no eres el único con ese derecho ni yo tampoco."

Steven decidió mejor guardar silencio, si que había recibido muchas noticias increíbles ese día. Luego de eso los tres muchachos se fueron del consultorio y tomaron una carroza de vuelta a la universidad. Ryan se quedó dormido en el camino y Kamatari empezó a acariciar aquel cabello suave, mientras rogaba internamente a Kami-sama que nada le sucediese al pequeño, que todo resultase bien.

- "Recuerdas a la señorita, la hija de los señores Kamatari." - preguntó de pronto Kamatari a Steven.

- "Si, claro que la recuerdo."

- "Ryan está igual de enfermo que ella en esa época... solo quiero que se mejore, que sea feliz."

Steven abrazó a Kamatari fuertemente, y se mantuvo así hasta que Ryan despertó poco antes de llegar a su destino; ante lo cual el pequeño se quejó por no poder haber dibujado nada. Más aún así se lo notaba bastante feliz.

Claro que el problema vino al llegar, cuando de encontraron con un más que furioso Josh, quien casi y había organizado una búsqueda digna del servicio de inteligencia; y luego de que pudieron calmar sus gritos (cortesía de las sonrisas de Ryan), escuchó lo que había sucedido ese día.

- "Siento mucho haberte engañado Josh... pero no me ibas a dejar ir, y yo quería hacerlo. ¿Me odias?" - preguntó el niño con algo de miedo.

Josh miró a su pareja y un nudo se le hizo en el pecho.

- "No... no; yo no sé como odiarte."

- "¿Entonces me ayudarás con esto?. Por favor, es una oportunidad para mi... por favor."

Josh miró a su pequeño, y luego a la pareja que tenía delante. Todos esperaban expectantes su respuesta. Así que tras un suspiro de derrota aceptó.

- "¡Si!, gracias Josh, te quiero mucho, mucho, mucho, mucho. Ahora mira lo que tengo... ¡No podrás creer todo lo que vi hoy!. Ah!, y aquí tengo unas medicinas que el señor sensei Kasaki me dio, dice que tienes que leer las instrucciones conmigo. ¡Mira este dibujo!, es de un lugar donde vive gente que viene de Italia... Todos los señores grandes son panzones... ¿no es gracioso?..." - y así continuó Ryan contándole a Josh todo lo que había visto mientras éste lo llevaba cargado hasta la habitación. Bien, por lo menos ese era un asunto ya resuelto.

 

Continua en el capítulo X parte II.

Notita:

Konnichiwa minna...

Si se preguntan por que corté este capítulo aquí... ¡Es que está muy largo!, pero no se preocupen que continúa, así que solo tienen que ir a la segunda parte de este capítulo para seguir leyendo que tal le va a nuestros muchachos... ¡Que lo disfruten!...


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