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Abre tus ojos por girlutena

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Notas del capitulo:

Lamento mucho mucho mucho no haber actualizado por bastante tiempo esta historia T_T en realidad tenía pensado subir cada semana una historia diferente.

ya que por motivos de estudio...me quitan mucho tiempo...y mis pocos ratos libres en los que estoy escribiendo...me quedo dormida T_T 

lo siento!!!!!

bueno...espero que les guste ;)!

El camino hacia la casa del pelirrojo había sido tan silencioso, que tan solo era cortado por los ligeros suspiros que el doncel soltaba inconscientemente, los ojos agua marina del varón se fijaban tan solo de soslayo en el menudo y tembloroso cuerpo del doncel.

Pudo darse cuenta que la mirada de Naruto se veía tan vacía y opaca, que tan solo se dedicaba a observar los altos edificios pasar con velocidad al frente de él, mientras que sus pequeñas y lastimadas manos apretaban con fuerza la tela de su pantalón.

Cuando el menor se bajó del auto, pudo fijarse en la casa de dos pisos de la familia Sabaku No, mordió levemente su labio inferior, sintiendo un leve temblor en su cuerpo al imaginar el posible futuro que tendría con el azabache, tan solo dio unos cortos pasos, para cuando los pequeños y delgados brazos de Akio se aferraron con fuerza a su cuerpo y él tan solo deseaba, y necesitaba volver a llorar.

Mordió el interior de su labio reprimiendo aquel dolor que volvía a acumularse en su pecho y tan solo mostró una triste sonrisa a Lee, quien se había acercado lentamente para cubrirlo entre sus delgados y cálidos brazos.

No se había dado cuenta, cuando había sido el momento en que había caminado hasta sentarse en el sofá de tres piezas, pero sus sentidos pudieron percibir el suave aroma del incienso y recordó el momento en que cuando él apenas era un pequeño doncel de cinco años y como Sasuke colocaba aquel mismo aroma en su habitación, para calmarlo.

-¿Dónde está Sasu Oji-san? –La vocecita de Akio se escuchó tan suave, inocente e infantil, observando como el doncel empezaba a estremecerse entre los brazos de su papi.

-Aki-chan, dejemos que Naru se dé un baño. ¿Si? –El pequeño hizo un gracioso puchero al ver como su adorado papi guiaba al rubio hacia el segundo piso, exactamente al cuarto de visitas. Volteo su mirada para ver como su padre se quedaba de pie, observando el jardín, con aquella mirada vacía y lejana.

Agachó suavemente su mirada, sintiendo como un nudo empezaba a alojarse en su estómago, su labio inferior empezó a temblar levemente, apretó con fuerza sus manos hasta volverlas puños y aspiró fuertemente arrugando su naricita, deseando que sus lágrimas no salieran de sus ojos.

 

El cuerpo de Naruto se encontraba inmóvil en la tina de baño, mientras que Lee acariciaba suavemente sus cabellos, tragó con fuerza la saliva que empezaba a acumularse en su garganta y sintió como este no le dejaba respirar normalmente, cerró lentamente sus ojos, intentando calmarse, mientras que el mayor pasaba sus delgados y suaves dedos, recorriendo sus cabellera dorada con el shampoo.

Su cuerpo tembló al sentir como un poco de aquella espuma caía por sus párpados cerrados y recordó aquellos momentos en los que aún podía bañarse con el Uchiha menor; sus mejillas se sonrojaron suavemente al pensar en como sus cuerpos habían cambiado con tanta naturaleza.

Lee besó suavemente los mojados cabellos del menor y salió del baño, dejando que el menor se quitara toda la espuma, mientras que él le dejaba un cambio de ropa limpia sobre la cama.

-Oto-san ¿Qué me están ocultando? –La vocecita de Akio sonó tan decaída, que Garra no pudo reprimir una pequeña y triste sonrisa al escuchar cómo su hijo reclamaba para que le contaran lo que estaba sucediendo. -¿Algo le pasó a mi Oji-san?

-Mi niño. –Gaara sentó al infante sobre su regazo y acarició sus azabaches cabellos y no pudo evitar sentirse culpable al ver como sus hermosos ojos empezaba a aguarse, dejó que el pequeño ocultara su acongojado rostro en su pecho, mientras que él cruzaba sus brazos alrededor de su tembloroso cuerpecito. –Tu Oji-san tuvo un pequeño accidente.

-Pero él va a estar bien. –La voz de Lee se dejó escuchar tan suave y tranquila, que Gaara le agradeció con una pequeña mirada y sonrisa, al saber que su doncel había intervenido al ver como el pequeño había empezado a hiperventilar. –Es por eso que Naru-chan necesita de nuestro apoyo.

-¿Qué puedo hacer, Oto-chan? –Lee sonrió suavemente y se sentó al costado de Gaara, observando los hermosos ojos de su hijo y el de su esposo, acarició los cortos cabellos de su niño.

-Solo estar con él. –El pequeño dejó que sus padres besaran suavemente sus cabellos, pero sin poder evitarlo empezó a derramar finas lágrimas, que fueron limpiadas en la camisa de su padre.

 

Naruto observó como el cielo empezaba a volverse grisáceo, llevó sus brazos para rodear su tembloroso cuerpo y caminó lentamente hacía la cama para envolverse entre las frías mantas de aquella desconocida cama.

Se sintió desolado y triste, su rostro se ocultó entre la almohada, mientras que sus sollozos eran opacado entre ella, su cuerpo empezó a convulsionar levemente por el llanto que empezó a soltar y él tan solo deseaba que los brazos del moreno le cubrieran su cuerpo.

Los recuerdos del accidente llegaron como rápidos flashes, los pensamientos que tuvo de que sería mejor abandonar al azabache, empezaban a torturar su mente. Deseaba nunca haber pensado aquello, tan solo deseaba que Sasuke abriera sus ojos, esos hermosos ojos que tan le gustaba, de los que se había enamorado.

Y tan con el deseo de que el mayor despertara, su cuerpo cayó en la profunda inconsciencia.

La noche había llegado con tanta calma que a Sasori se le hacía imposible creer que ya había pasado un día del accidente.

Itachi le dio una leve y cansada sonrisa a Sasori, agradeciéndole por el café amargo que le había traído de las máquinas, su cuerpo se encontraba cansado y sus músculos agarrotados, las suaves y apenas notables ojeras que tanto le habían caracterizado, ahora se veían más profundas y opacas.

El doncel se sentó a su costado, apoyando suavemente su mano sobre el muslo izquierdo del moreno, acomodó su cabeza sobre el hombro del mayor y cerró suavemente sus ojos, mientras que su mano caía sobre su vientre levemente hinchado.

Sasori sabía que su esposo necesitaba su apoyo, sabía que este accidente le había traído nuevamente los recuerdos de aquel accidente que tuvo junto a sus padres y también sabía lo poco que había dormido, Itachi, había tenido pesadillas de aquel fatídico accidente.

-Vete a casa. –Sasori alzó suavemente su mirada al escuchar la cansada y rasposa voz del varón y llevó su mirada hacía su esposo, sintiéndose impotente por no poder hacer nada para ayudarlo. –No le hace bien al bebé que su oto-chan esté estresado.

Él no dijo nada, tan solo volvió a apoyar su cabeza sobre el hombro del mayor, sintiéndose triste al ver como el brillo de los ojos de su esposo había desaparecido.

-Pero, quiero ser de ayuda. –Sasori sintió como Itachi se removía suavemente acomodando su cabeza contra la de él, sabía que había cerrado sus ojos, pero también sabía que si le pedía que regresara con él a casa, el mayor se negaría.

-¿Puedes encargarte de averiguar quién ha hecho esto? –La voz de Itachi sonó tan suave, pero a la vez parca y sin emociones, Sasori mostró una pequeña y arrogante sonrisa al saber que su amado esposo no se había olvidado de que familia provenía.

La familia Akasuna No, era conocida también como Los demonios de la arena, conocidos por ser unos asesinos silenciosos, que tan solo trabajaban de noche, cubiertos de la plena oscuridad.

-Yo me encargo. –Lentamente se puso de pie, sintiendo como era tomado suavemente por la mano de Itachi, quien le atrajo a su cuerpo, rodeándole su cintura con sus fuertes brazos.

-Ten cuidado. –El menor sonrió suavemente y enterró sus dedos en los sedosos cabellos del varón, mientras que Itachi cubría su rostro en el vientre de su doncel.

 

Cuando Sasori salió de la habitación, lo único que se podía escuchar era el silencio cubriendo todo el largo corredor, vio como dos enfermeras corrían y entraban a una de las habitaciones, seguidas del médico de emergencia.

Caminó lentamente hacía la salida y mostró una casi inadvertible sonrisa al ver a su abuela Chiyo sentada en una de las sillas del hospital, los ojos de su progenitor le observaron detalladamente y se sintió feliz al tener los brazos de su padre alrededor de su cuerpo.

-¿Encontraron algo? –Raiho había colocado una taza de manzanilla para su hijo y palpó suavemente el vientre, donde se encontraba su primer nieto. Soltó un ligero suspiro, llevando sus almendrados ojos hacia su madre.

-Estuvimos investigando la empresa de los Haruno. –El doncel alzó su mirada hacía la anciana. –La familia de Kizashi está implicado en el lavado activo de dinero.

-¿Pero qué tiene que ver la empresa Uchiha en eso? –Raiho sacó un portafolio y Sasori no pudo evitar estremecerse al observar y leer con detalle cada línea donde estaba escrito la vida de cada uno de los integrantes de su familia. -¿Qué es esto?

-Esto es lo que encontramos en los archivos confidenciales de la empresa Haruno.

Sasori apoyó el peso de su cuerpo en el respaldar de la silla y llevó su mano hasta su vientre, intentando tranquilizar su respiración.

-Esto no se va a quedar así. –La voz de su padre se escuchó parca, pero Sasori sabía que por dentro, su padre, estaba diseñando un plan. –Necesito que te cuides, Sasori.
El doncel sonrió suavemente, dejando que la mano de su padre acariciara sus bermejos cabellos.

 

La mañana llegó tan deprisa, dejando que los suaves y escasos rayos del sol ingresaran por las cortinas de la habitación. Itachi observó con un enfermero se encargaba de inducirle un fármaco a su hermanito y luego llevó su bruna mirada hacía el cuerpo de su esposo.

Se puso de pie tan despacio y acercó al doncel, para acariciar sus cabellos, su bruna mirada cayó hacia el vientre y palpó levemente aquella zona, sintiéndola tersa y levemente endurecida. Mostró una pequeña sonrisa cuando los ojos café cenizas del doncel le miraron enternecido.

Cuando Sasori salió de la habitación, no le sorprendió encontrar a Suigetsu esperando en el pasillo de la clínica, soltó un cansado suspiro mientras acariciaba con un poco de presión el músculo de su cuello.

Case le parecía imposible creer que hubiesen estado en aquel lugar por casi dos días, caminó lentamente hacia el hombre, observando cómo se ponía de pie y sin que él dijera algo, Suigetsu le entregó una carpeta completa con todos los datos del accidente, pero antes de que alguno pudiera decir algo, unos pasos agitados se dejaron escuchar seguido de unos fuertes ecos, resonando por el suelo de mármol.

Gaara venía caminando al costado de un impaciente Naruto, pero los ojos de Sasori se fijaron en el menudo cuerpo del doncel y pudo darse cuenta de como sus hermosos ojos azules se veían apagados y tristes, sus ojeras rodeaban sus ojos y cuando el menor se detuvo al frente de él, pudo darse cuenta que su labio inferior temblaba levemente.

-Sasori-san. –El pelirrojo sonrió levemente y no pudo evitar sentir pena por el menor, inconscientemente llevó las palmas de sus manos hacia su vientre hinchado, sintiéndose temeroso al imaginar lo que él hubiese hecho si estuviese en la situación de Naruto.

El menor le hizo una pequeña reverencia a Suigetsu e inmediatamente ingresó a la habitación, donde Sasuke permanecía desde hace dos días, mordió ligeramente su labio inferior al ver como Itachi se encontraba en la misma posición, tomando la mano del Uchiha menor y escondiendo su rostro entre las sábanas.

-Ita-nii. –Tomando el poco valor que le quedaba de acercó con pasos lentos y vacilantes hacía el mayor y colocó suavemente su mano sobre el hombro del moreno, intentando llamar su atención.

El cuerpo de Itachi dio un pequeño y casi inadvertible respingo al sentir el suave peso sobre su hombro y Naruto sintió como su corazón se achicó aún más al darse cuenta de la mirada triste y vacía del mayor. –Ve a descansar-ttebayo.

La voz de Naruto había sonado tan suave y pausada, pero Itachi se pudo dar cuenta de que los sentimientos y emociones del doncel, se encontraban a flor de piel.

El labio del menor tembló levemente cuando Itachi cruzó sus brazos alrededores de su cuerpo, escondiendo su rostro entre su pecho, con un pequeño temblor recorriendo su cuerpo, alzó sus delgados brazos y escondió sus dedos entre los sediciosos cabellos del varón.

El moreno levantó ligeramente su rostro, sintiendo como el cansancio se había apoderado de su cuerpo entumeciendo sus músculos, observó el ligeramente enrojecimiento en los ojos del menor y recordó las lagrimas que su hermanito había soltado cuando él despertó de aquel accidente.

Cerró con fuerza sus ojos, intentando alejando aquellos malos recuerdos y soltando un leve suspiro, se puso de pie lentamente palmando los sedosos cabellos del doncel y dándole un pequeño beso en la frente.

-Iré un momento a cafetería. –Naruto había ocupado el asiento de Itachi, pero alzó su mirada al ver como el mayor se detenía en la puerta. –Minato-san está en camino.

Naruto volvió a llevar su mirada hacia el rostro apacible de Sasuke y acarició con algo de miedo, las heridas de su rostro, mordió con fuerza su labio inferior, sintiendo como el temblor volvía a apoderarse de su cuerpo.

-Teme... despierta-ttebayo. –El menor ocultó su rostro en el pecho del moreno, aferrando con fuerza sus manos en la tela de aquella suave sábana.

 

Cuando Minato llegó a la clínica privada, apenas eran las once del día y pudo ver como las personas entraban y salían del lugar, algunas con prisa y otras llorando, tuvo que detenerse un momento a respirar el aire limpio, cuando el recuerdo del rostro lastimado y el cuerpo entumecido de Itachi le vino a la mente.

Caminó rápidamente, mientras intentaba no mostrar sus nervios, sin perder su porte elegante y aquella seguridad con la que todos le conocían, hacía recepción y frunció su ceño cuando la mujer empezaba a contestarle con evasivas.

-Namikase-san. –Minato giró rápidamente su rostro y sonrió suavemente cuando encontró al doncel de Itachi, se acercó lentamente al menor, notando sus suaves y finas facciones en su rostro. Tan solo lo había visto unas pocas veces, pero siempre le parecía cautivador y relajante observar aquella cálida mirada del pelirrojo. –Acompáñeme, por favor.

-Naru-chan, se encuentra en la habitación de Sasuke. –Minato seguía muy de cerca y frunció su ceño al imaginar que casi pudo haber perdido a los dos.

-¿Ya saben como pasó todo esto?

-Aún no, el conductor se dio a la fuga y la placa que llevaba en el auto es falsa. –Minato agachó su mirada, para ver su reflejo borroso del suelo de porcelana. –Hay algunas teorías.

Cuando Minato ingresó a la habitación, sintió como su corazón empezaba a achicarse al ver como su hermoso bebé se encontraba envuelto entre las mantas de Sasuke.

Naruto se había quedado profundamente dormido, entre los brazos del moreno y Minato pudo darse cuenta de las mejillas levemente mojadas por las lágrimas. Quien parecía un hermoso muñeco de porcelana.

Se acercó tan lento y silencioso, observando cada rasgo facial del rostro de su primogénito y sonrió tristemente l ver como sus pequeñas, pero fuertes manos se aferraban a la ropa del moreno.
No pudo evitar recordar los momentos en los que su hijo apenas era un pequeño doncelito, quien corría a sus brazos cada vez que llegaba del trabajo o aquella suave y contagiosa risa que hacía que todos sus problemas desaparecieran.

Mordió con fuerza su labio inferior al reconocer que había sido un estúpido al haber abandonado a su hijo cuando, él pensó, que se había vuelto a enamorar.

-Naru. –Susurró suavemente su nombre, palpando la frente del doncel, quitando algunos de sus rubios mechones que cubrían parte de su rostro.

-Oto-san. –La voz de Naruto había sonado rasposa y somnolienta, pero Minato sintió como su corazón saltaba con fuerza entre su pecho al escuchar la voz de su retoño. –No me voy a separar de Sasuke-ttebayo.

El mayor soltó un ligero y abatido suspiro al oír como la voz del menor cambiaba a ser brusca, pero él sabía que se lo merecía.

Naruto vio con ojos críticos como su padre tomaba asiento en el mueble que hace poco fue ocupado por Itachi. Apretó su mano en la ropa del Uchiha, mientras iba incorporándose lentamente en la camilla.

-¿Cómo estás? –Minato quiso acercarse y estrechar al doncel entre sus brazos, pero se contuvo al ver como el menor empezaba a moverse incómodo y llevó su azulina mirada en las heridas que llevaba en sus manos.

Quiso llorar al pensar que estuvo a punto de perder también a su bebé, pero tan solo sus heridas eran superficiales o aquello le había dicho Itachi. Pero aquello no le hacía preocuparse menos.

-Estoy bien. –Naruto mordió ligeramente su labio inferior, sintiendo como un leve temblor empezaba a apoderarse de su cuerpo.

Soltó un leve gemido al sentir los fuertes brazos de su padre alrededor de su cuerpo y se echó a llorar, apretando sus manos entre la tela de la camisa de su padre. Escondió su rostro en su pecho fuerte, sintiendo el aroma a sándalo, un aroma que desde pequeño le gustaba y como poco a poco fue alejándose de él.

Minato había sentado al doncel en su regazo, acariciando en círculos su espalda, esperando pacientemente a que se calmara.

-Antes... Antes del accidente yo... Pensé en alejarme de Sasuke. –Minato lo sabía, Itachi le había comentado algo.

-¿Y eso por qué?

-Yo... Ese día llegó una mujer diciéndome que yo solo importunaba la vida de Sasuke. –Minato cerró fuertemente sus ojos intentando detener sus ganas de ir a buscar a aquella mujer y dejarla en su lugar. -¡Oto-san, yo no quise-ttebayo!

-Yo nunca me perdonaría si Sasuke no despertara. –El doncel sintió como los protectores brazos de su padre, se aferraban con un poco más de fuerza alrededor de su cuerpo, dejó que sus lágrimas resbalasen por sus mejillas, mientras intentaba limpiarlas en la camisa de su padre.

-¿serías capaz de abandonarlo? –El mayor intentó que su voz saliera suave y pausada. –¿Después de que te costó tanto hacerle abrir los ojos, para que se diera cuenta de que él también te ama?

-¿Él me ama? –Minato sonrió tristemente al escuchar aquella pregunta por parte de su hijo, besó con cariño sus cabellos rubios.

-oh mi Naru. Claro que te ama.

-¿Entonces porqué se fue? ¡Se alejó de mí!

-¿y por qué crees que lo hizo? –Minato sonrió despacio al ver la mirada confusa y llena de sentimientos por parte del menor. –Sasuke te amaba tanto que tuvo que irse de casa para no caer en la tentación de tomarte.

Las mejillas de Naruto se habían teñido de un fuerte carmín y agradeció que su padre alejara su mirad avergonzado al decir aquello.

-Mi Naru. –Naruto se estremeció al escuchar aquella voz de su padre, una voz serena, pero preocupada, bajó levemente su mirada hasta apoyarla en sus manos que yacían quietas sobre su regazo. –Yo… necesito pedirte disculpas.

Minato sintió como el cuerpo de su hijo se estremecía entre sus brazos, pero él tan solo escondió su rostro en la curvatura del cuello del menor, percibiendo el dulce aroma del jabón.

-Fui un estúpido al abandonar a mi propio hijo. –El labio del menor tembló levemente y volvió a sentís como el nudo en su garganta volvía a crecer. –No me di cuenta que aquella persona tan solo me obliga a separarme cada vez más de ti.

-Cuando abrí los ojos, tú ya te habías marchado de casa. –El doncel gimió bajito cuando su cuerpo se aprisionó contra el de su padre. –Mi corazón se detuvo un segundo cuando Itachi me llamó para contarme lo del accidente. Pensé que te perdería.

-Oto-san. –Cuando Naruto alzó su rostro, las lágrimas recorrían sus mejillas, con sus manos temblorosas acunó el rostro de su padre, notando sus lágrimas. Sonrió despacio, mientras su corazón latía con fuerza al saber que había recuperado a su amoroso padre. –Te amo-ttebayo.

-Mi niño. Mi bebé. –Minato besó el rostro de su padre y Naruto rio bajito al sentir como la suave barba del varón picaba su suave rostro.

Minato besó los cabellos de su hijo y lo dejó en la habitación, al salir de la habitación, observó como el cuerpo de Itachi se encontraba encorvado en la silla de metal, ocultando su rostro entre las palmas de sus manos y con pasos cansados se acercó al menor para sentarse a su costado.

-No le hace bien a nadie que estés tan cansado.

-Cuando desperté, después del accidente solamente quise ver a mis padres y a Sasuke. –La voz de Itachi había sonado tan apagada y rasposa que Minato tuvo que cerrar fuertemente sus ojos, deseando no recordar aquellos días. –Pero me enteré que mis padres habían muerto y lo único que me quedaba era mi pequeño ototo. –La voz del menor había empezado a temblar y cada vez se escuchaba más apagada. –Solamente quiero estar a su lado, cuando despierte.

 

El fuerte sonido de un pitido empezó a escucharse dentro de la habitación, Itachi alzó su bruna mirada al observar como tres enfermeros, ingresaban rápidamente a la habitación de su hermanito.
Sin esperar a nada, ingresó seguido de Minato para ver como uno de ellos intentaba alejar a Naruto del cuerpo de Sasuke.

-¡Suéltenlo! –La molesta voz de Minato se dejó escuchar con fuerza, asustando a los enfermeros y vio como Naruto corrió hacía la camilla, intentando no molestar a los enfermeros.

Naruto no sabía cuándo había sido el momento en que Itachi se había planta a lado de él, ni sintió cuando su padre apoyó suavemente su mano sobre su hombro, pero mostró una enorme sonrisa cuando los ojos de Sasuke fueron abriéndose lentamente.

Sasuke arrugó levemente su ceño y cerró con fuerza sus ojos al sentir como una luz caía sobre sus lastimadas cuencas, lentamente volvió a abrir sus ojos al sentir como unas pequeñas gotas caían a su rostro e intentó mostrar una pequeña sonrisa al ver a su familia a un lado de él.

Sintió como su corazón empezaba a bombardear fuertemente al ver como las lágrimas de su doncel caían por sus mejillas y como Itachi y Minato intentaban no derramar ninguna lágrimas, claro que sin éxito alguno.

 

Gaara mostró una pequeña y arrogante sonrisa, cuando encontró algunos papeles de la familia Haruno, frunció ligeramente su ceño al empezar a leer aquellos empolvados documentos.

-¿Encontraste algo? –La voz de Suigetsu sonó tan suave y casi inaudible, que Gaara imaginó haberlo escuchado.

-Las deudas. ¿Empezaron a llegar después de que Naru-chan regresó? –Suigetsu se detuvo al costado del bermejo leyendo los mismos documentos de su amigo, frunció ligeramente su ceño al observar como los números de aquellas deudas había incrementado con el paso de los días.

-En ese momento nos encontrábamos haciendo negocio con los Haruno. 

Notas finales:

pues este es el capitulo.

Aún estoy diecidiendo que historia subir la siguiente semana.... tengo tres historias incompletas (en realidad son 4...pero bueno) así que les pregunto...

¿desean que esta historia sea la primera, segunda o tercera en actualizar?? 

las otras dos son un NaruSasu y un EdxJacob

 


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