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5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad por lady_chibineko

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Título: 5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad

Autor:
Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Star Trek es propiedad intelectual de Gene Roddenberry y los respectivos productores de cada saga.  Esta historia entra en Star Trek: el Universo Alterno ("Alternate Original Series" o "AOS") que nos trajo J.J. Abrams en la película del 2009.

Advertencia 1: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Advertencia 2: Christina Chapel sigue como enfermera en el Enterprise y Pike sobrevivió al ataque de Khan y aunque tardó mucho en recuperarse y casi muere en más de una ocasión, lo logró y sigue siendo el almirante que vela por Kirk.

Dedicatoria: A l@s amantes del Spirk a nivel mundial, feliz día del Spirk este 15 de Setiembre del 2015.

En fin, enjoy the chapter please!

Capítulo IV: James T. Kirk

Spock preparó su material para bajar junto al equipo de exploración al nuevo planeta de categoría M descubierto en el cuadrante 43 del espacio de la Federación: Tricorders, equipo para toma de muestras, PADD, soga, equipo médico, phasers. Todo estaba completo, así como el equipo que bajaría consistente de dos de los científicos a su cargo además de Giotto, Sulu, Checov, el doctor McCoy, el capitán y de él mismo.

Spock tuvo, una vez más, que evitar suspirar mientras sus hombros caían casi imperceptiblemente.

El capitán, Jim... seguro trataría de arrinconarlo en el planeta una vez más para tener 'la charla', tal y como lo había intentado durante las últimas 42.3 horas, y Spock no estaba seguro de poder seguir evitándolo. En realidad, no era lógico hacerlo, pero la lógica no tenía nada que ver en el comportamiento actual del primer oficial del Enterprise.

Spock nunca había sentido la dicha que había experimentado los últimos 2.2 meses desde el final de su primer Pon Farr y simplemente no deseaba acabar con esa dicha; pero Jim había comenzado 49.7 horas atrás a bloquear el vínculo mental que los unía y había solicitado 42.3 horas atrás hablar con él en aquel tono que Spock conocía tan bien, el tono que otros tripulantes de la nave usaban para solicitar tener serias conversaciones con sus parejas, el tono que Nyota había utilizado para solicitar el fin de su relación.

Francamente, Spock estaba siendo un cobarde, pero por primera vez aquello no le importaba en lo absoluto.

¿Qué había salido mal?

No podía pensar en un solo motivo que condujese a Jim al final de su mutua relación afectiva, sino todo lo contrario. Pero había que tener en cuenta que Spock no era el ser viviente mejor versado en temas sentimentales.

Sin embargo no pudo evitar tomar asiento y repasar una vez más cada detalle en su mente, desde el día que despertó sin rastro alguno de su 'Tiempo' en cuerpo o mente.

Su despertar ese día fue un poco desorientado. Recordó cómo se removió inquieto e incómodo al sentir las sábanas pegadas a su cuerpo, tratando con toda intención de deshacerse de ellas, cuando una voz y unas manos que no pertenecían a Jim lo detuvieron.

- "Maldita sea, duende ¡Quédate quieto! No tengo intención de ver tus miserias más allá de lo estrictamente necesario, y espero que eso no sea hasta tu próximo examen médico."

Finalmente Spock abrió los ojos y enfocó la mirada solo para encontrarse con la expresión ceñuda y fastidiada del doctor McCoy, quien corría al parecer exámenes médicos con el tricorder, tanto en su persona como en alguien a su lado...

¡Jim!

Fue un esfuerzo no solo sobrehumano, sino también sobrevulcano, pero logró voltear sobre su sitio para constatar, con gran alivio de su parte, la presencia de un aún dormido y bastante cubierto James T. Kirk a su lado.

- "¡Maldición Spock! ¡¿Qué acabo de decir?!... ¡Ah, diablos! Solo deshidratados y un tanto golpeados... De lo demás no me quiero ni enterar. 24 horas más de descanso obligatorio."- finalmente gruñó el galeno justo antes de que la hypo fuese administrada contra su cuello.

Luego de eso, Spock no supo nada más.

La siguiente vez despertó en su cuarto y en su cama una vez más, pero todo se veía ordenado y el espacio al lado de su cama estaba vacío.

Jim.

Constató la fecha y la hora con la computadora. Había estado fuera de servicio por 6 días, al igual que el capitán. Y aún faltaban 2 horas y 2 minutos para el inicio del siguiente turno alpha, al cual por supuesto le tocaba asistir para cumplir con sus labores como primer oficial; pero más importante aún, para hablar con Jim.

Había mucho que aclarar.

Pero resultó más fácil planearlo que hacerlo.

Desde el instante en el cual el capitán y Spock volvieron a cruzarse, el rubio humano evitó tener un momento a solas con el primer oficial como a de lugar, y mucho más aún una conversación, todo con el mismo ahínco con el cual se evita la viruela romulana.

Y no solo eso, sino que Spock podía percibir una fuerte sensación de rechazo proveniente del capitán; pero no rechazo hacia Spock (gracias al vínculo, eso estaba claro), sino hacia sí mismo... así como temor a experimentar rechazo del vulcano luego de lo sucedido.

Qué pensamientos más ilógicos ¿Por qué pasaría siquiera por la mente del vulcano el rechazo hacia su T'hy'la?

En ese momento, más que en ningún otro, Spock llegó a la firme convicción de que hablar con Jim era imperativo.

Así que lo intentó en el puente... sin resultado.

Así que lo buscó durante la hora de la comida... solo para encontrar a un gruñón doctor que lo observó todo el tiempo con el ceño fruncido.

Así que decidió dejar un día más sus experimentos abandonados. Se tomaría libre el turno beta y resolvería todo aquel problema con el capitán. Por suerte para Spock, con lo ilógica que es la suerte, Jim no se esperaba una confrontación directa de parte del medio vulcano justo finalizando el turno alpha.

El rubio se dirigió a paso cansado hacia sus habitaciones, con los hombros caídos y la mirada gacha. A Spock le dolió un poquito el corazón situado al costado de su caja torácica.

Salió del rincón en el cual se había refugiado entre sombras y con movimientos gráciles se posicionó justo detrás del humano, mientras este, ajeno a su presencia, introducía la clave para abrir sus aposentos.

- "Capitán."- llamó Spock la atención de su oficial superior al mismo tiempo que la puerta metálica se abría, y pudo observar de manera literal al humano saltar sobre su sitio y luego voltear a mirarlo de la misma manera en que los cervatillos terrícolas veían las luces de los vehículos motorizados en los filmes del siglo XX.

- "¡Spock!"- fue un milagro que el hombre no lo gritara con voz estrangulada- "¿Qué?... ¿Cuándo?... Yo... creí..."- no, el capitán no parecía ser capaz de terminar una frase de manera coherente... ni siquiera un pensamiento, por lo que Spock podía percibir en la mente del humano.

- "Si me lo permite capitán, y por supuesto si cuenta con el tiempo para ello, me gustaría hablar con usted sobre algunos temas... privados."- dijo el oficial con calma, una postura perfectamente erguida y las manos tras la espalda.

Mientras el rostro del capitán parecía perder todo color, Spock pudo claramente leer una gama de varias sensaciones recorrer la mente del rubio, desde angustia hasta resignación, todo en cuestión de pocos segundos y justo antes de asentir de manera miserable.

- "Claro Spock, tú dirás..."- señaló el humano esperando que el vulcano empiece a hablar.

- "Como lo expresé capitán, preferiría tratar los temas que nos conciernen en una locación más privada."

Y para acentuar el pedido, unos pasos se escucharon en un corredor no muy lejano.

Kirk asintió una vez más y señaló con un movimiento de mano el interior de la habitación.

- "Usted primero, capitán."- fue la respuesta de Spock, y el humano de nuevo asintió, dio media vuelta y retomó el camino a sus propias habitaciones con la misma emoción de quien va camino al patíbulo.

Por fin ambos ingresaron a la privacidad de las habitaciones del rubio y Spock se aseguró de cerrar la puerta con seguro y de manera rápida, todo antes de que el capitán tuviese tiempo de voltear siquiera, lo cual hizo con un gesto cansado solo para sorprenderse por tener de pronto a su primer oficial invadiendo por completo su espacio personal.

Spock finalmente se decidió por un enfrentamiento directo que no solo dejaría el asunto zanjado, sino que era 99,95% seguro sacaría al humano de su estado de depresión (Spock siempre daba un 0.05% de probabilidad de error a cualquier estadística).

- "Capitán, con respecto al tema del vínculo entre nosotros a raíz de su asistencia durante mi 'Tiempo'..." comenzó el medio vulcano de manera concisa- "me temo que no es mi deseo el disolverlo. En realidad, es todo lo contrario."

Spock pudo ver el rostro de Kirk volver a colorearse de un tono rosado mientras los ojos azules se abrían tanto que, de no ser porque Spock era consciente de que la constitución física de los humanos lo impedía, estos se hubiesen salido de sus órbitas. Y los labios entreabiertos, parecían no poder emitir sonido.

Su pobre, hermoso, perfecto T'hy'la estaba entrando casi en un estado de shock. Y Spock no podía permitir algo como aquello.

Así que lo besó. Lo besó de la manera humana, lo besó con deseo y 'a la francesa' como los humanos llamaban al intercambio de fluidos bucales que incluía dientes, lenguas y labios. Nunca un beso le había parecido tan correcto al medio vulcano.

Cuando el beso acabó (si bien no se habían menguado las ganas de Spock por continuar), Jim Kirk parecía incluso más al borde de un estado de shock e incluso con menos habilidad para hablar que unos minutos atrás. De nuevo Spock no podía permitirlo, así que se decidió a hacer algo por Jim, con Jim... a Jim. Se decidió a dar acción a sus palabras, se decidió a hacerle el amor.

Porque eso era lo que sentía y quería transmitir, por primera vez estaba por completo seguro de que era amor. Así que volvió a besar a Jim mientras comenzaba a aflojar y deshacerse de la ropa de ambos y lo encaminaba de manera lenta pero segura hacia la cama, aunque en el camino fue necesario hacer una primera parada estratégica en la mesa donde se encontraba el tablero de ajedrez en el que tantos partidos habían sido jugados entre los dos y cuyas dichas terminaron en el suelo... una pena, ya se encargaría de recogerlas al día siguiente. Una segunda parada estratégica se dio contra el marco de la puerta de entrada hacia el área donde se encontraba la cama, pero fue definitivamente necesaria; y cuando por fin el objetivo fue alcanzado (2 horas, 12 minutos y 3 orgasmos después), Spock se encargó de besar y adorar cada centímetro de piel (ahora libre de moretones) con una delicadeza y fervor que no había sentido ni exteriorizado siquiera con la más prometedora de sus investigaciones o con algún amante anterior; porque nada se comparaba con la oportunidad de investigar, descubrir y adorar el cuerpo y alma de James Tiberius Kirk al milímetro.

Así que cuando finalmente el rubio colapsó sobre un igualmente cansado pero satisfecho medio vulcano y lo miró con ojos aún temerosos pero llenos de esperanza, Spock pensó que cualquier situación, aventura o desventura sería aceptable por un segundo más de la completa dicha que estaba experimentando. Con cuidado y delicadeza acarició el rostro amado.

- "¿Spock?"

- "Dime Jim."

- "¿Es en serio?"

- "Muy enserio Jim."

- "¿De verdad?"

- "... de verdad."

El rostro de Jim demostraba incredulidad y alegría, el vínculo le transmitió además inseguridad y el pensamiento casi escondido que instaba al humano a vivir cada segundo como si fuese el último, y a atesorarlo todo luego como lo mejor en su vida para cuando la soledad terminase de llegar para quedarse.

Spock quiso rebatirle aquellos pensamientos e inseguridades al rubio, pero algo en su interior le dijo que no era el momento, que debía de esperar. Y decidió hacerle caso a esa voz interior, limitándose a abrazar al rubio e instarlo a descansar entre murmullos, caricias y besos que no eran nada difíciles de administrar.

Pero luego, definitivamente, lidiaría con aquello.

~.~.~.~.~.~



Sin embargo a la mañana siguiente justo antes del turno alpha, con lo que Spock tuvo que lidiar fue con la expresión de absoluto disgusto (fingido) y todos los comentarios, regaños y gruñidos de cierto doctor sureño que decidió amenazar de muerte por hypos y otros tratamientos médicos al duende residente del Enterprise que había OSADO poner sus garras sobre su mejor amigo (casi hermano), en caso dicho duende decidiera lastimar los sentimientos de dicho amigo (casi hermano) de manera alguna, puesto que aquello era lo que todo buen amigo (casi hermano) haría estando en sus botas de reglamento estándar.

Spock decidió no llevarle la contraria a aquella lógica, en especial luego de ver la expresión de pura felicidad de su T'hy'la y experimentar la sensación cálida que fluyó por el vínculo al saberse querido y aceptado por el doctor.

Y luego de eso, una especie de rutina y convivencia se fue estableciendo entre los dos, por lo menos durante los siguientes 12 días. Comían juntos cuando podían, dormían juntos y hacían el amor casi a diario; pero también charlaban, se contaban anécdotas, se daban consejos y Spock le explicó todo sobre el vínculo a Jim, como podría servir para comunicarse entre ellos y también como bloquearlo en caso de desear privacidad. E incluso tuvieron una discusión épica a la semana y una reconciliación divina una hora y 16 minutos después.

En cuanto a la dinámica entre capitán y primer oficial, esta no varió en lo absoluto. En ningún momento Jim le dedicó a Spock algo más allá de una mirada o una sonrisa, ya fuese en el puente o en las misiones de exploración. A diferencia de Nyota (la única relación con la cual Spock podía efectuar alguna comparación, por ilógica que aquella acción fuese), Jim no trataba de ofrecer muestras de afecto durante sus horas de servicio por mínimas que fuesen, ni siquiera en los momentos en los que ambos se encontraban a solas, y aquello era sin duda algo que Spock agradecía pues debía de admitir que las muestras de cariño públicas de Nyota lo habían hecho sentir incómodo en más de una ocasión.

Sin embargo, cuando los turnos llegaban a su fin y ambos se encontraban tras puertas cerradas, Jim Kirk se transformaba en un ser bastante cariñoso y un poco sumiso, pero no demasiado. Algo alocado y vivaz también, y aunque necesitado de afecto trataba de no acaparar todo el tiempo libre del medio vulcano. No que Spock tuviese alguna queja al respecto, puesto que con bastante disposición era capaz de entregar al rubio cada segundo libre y más. Sin embargo agradecía el respeto que Jim mostraba hacia su persona.


Con todo aquello Spock comprendió, durante esas primeras dos semanas, que él también iba a tener que mostrar respecto hacia Jim y su modo de ser, evitando los celos que lo embargaban cada vez que cualquier ser vivo le sonriera al rubio y obtuviese una sonrisa, un guiño o un cumplido de vuelta por parte del humano. James T. Kirk era un ser humano carismático y bastante coqueto por naturaleza, así lo había conocido y así se había enamorado de él; no había ninguna lógica en esperar un cambio en la personalidad del humano solo porque ahora eran una pareja.

Además, si de algo podía estar seguro Spock era de la fidelidad de Jim, no solo porque leía los pensamientos en la mente del humano la mayoría del tiempo que pasaban juntos, sino porque había observado el comportamiento del rubio muy de cerca durante todo el tiempo que llevaban en el Enterprise, primero por ser uno de sus primeros amigos, luego por ser el objeto de su afecto. Spock sabía que el 79.3% de las parejas ocasionales que había tenido el capitán durante ese tiempo habían sido responsables de propiciar el acercamiento hacia el humano, y si sus oídos vulcanos no lo habían traicionado había sido un 88.6% de ese total los que habían propuesto una noche de pasión y no al contrario. En líneas generales la verdad era que Jim Kirk no era tan avezado como lo pintaban, solo era cuestión de que Spock mantuviese alejados a personas no gratas y ese era un rol al que le iba a poner gran dedicación... Jim Kirk ahora era suyo y de nadie más.

De nuevo, no que desconfiara de Jim.

Además, había conseguido un aliado inesperado en el doctor McCoy, quien reclamaba la compañía del rubio cada vez que este estaba libre y sin otra actividad extra laboral o de pareja.

Así que por lo menos hasta el dieciseisavo día desde el inicio formal de su relación todo fue, tal y como acostumbraba expresar su madre, 'Miel sobre hojuelas'.

Sin embargo, fue durante la noche de aquel día luego de que ambos se habían retirado a dormir tras charlar sobre sus días, realizar reportes, disfrutar una película terrícola del siglo XXII y hacer el amor de manera suave y satisfactoria, que de pronto Spock fue sacado de sus horas de sueño regular por una serie de movimientos erráticos a su lado, así como por gemidos de angustia y llanto. Jim estaba experimentando una pesadilla.

- "Jim... ¡Jim!"- sacudió Spock el hombro del humano de manera firme mientras trataba de despertarlo.

Finalmente Jim abrió los ojos y los clavó en Spock, sin embargo el medio vulcano dudaba de que Jim realmente lo estuviese viendo a él.

- "¡No!... por favor..."- suplicó el rubio alejándose todo lo posible.

- "Jim."- Spock trató de acercarse a su pareja para abrazarlo e infundirle confianza a través del vínculo, sin embargo todo intento de acercamiento resultó inútil.

- "Prometo portarme bien... ¡Por favor!..."

Las palabras y el tono de voz en el que fueron dichas desgarraron el alma del medio vulcano, en especial por lo que implicaban. Tragándose la rabia e impotencia, Spock continuó tratando de acercarse al humano hasta conseguirlo, varios minutos después.

- "¿Spock?"- finalmente preguntó Jim.

- "Así es Jim, soy yo. Y no tengo ninguna intención de infligir algún tipo de castigo físico o psicológico en tu persona."- aseguró Spock con un tono de voz neutro.

Aquello pareció funcionar. Jim se dejó abrazar y calmar, pero no dijo ni una palabra referente a su pesadilla. Ni esa noche ni los días que le siguieron.

Sin embargo las pesadillas no pararon. No se daban todas las noches, pero los siguientes diez días Jim experimentó un total de 4 pesadillas más y Spock comenzó a sentirse frustrado ante el hermetismo de su T'hy'la, sobretodo porque la intensidad de las mismas era tan fuerte que no soportaba las imágenes que Jim proyectaba más que unos segundos y sin embargo al tenerlo entre sus brazos lo único que podía hacer para calmarlo era decirle que todo estaba bien, que solo había sufrido por imágenes proyectadas por el subconsciente y que no había nada de lo cual tuviese que preocuparse.

Se sentía tan inútil.

Y el doctor no fue de ninguna ayuda tampoco, puesto que luego de asegurarle que no, él no era el causante del mal aspecto del capitán y referir ligeramente la causa, el galeno suspiró y negó de manera cansada.

- "Lo siento Spock. Sé algo sobre eso, pero es la vida privada de Jim y no puedo decirte nada excepto que no es algo agradable. Y ni siquiera estoy seguro de saberlo todo."

Spock frunció el entrecejo preocupado.

- "Se niega a hablar conmigo."

- "Duende, yo viví con él y dormí en una cama a su lado durante tres años en una habitación compartida en la Academia. Me tomó todo un año y mucho whisky el lograr que me dijese lo que sé... pasé los siguientes dos años sin poder hacer nada más que estar a su lado tras cada pesadilla. Existe más de un motivo por el cual Jim no había tenido una relación seria hasta ahora y ser un don Juan Intergaláctico como muchos piensan no es uno de esos motivos, pero este sí lo es."- dijo McCoy de manera amarga- "Sin embargo no eran tantas como mencionas... cinco en dos semanas es demasiado. Algo en su subconsciente debe de haber jalado del gatillo... por favor, llámame en caso Jim me necesite. Aunque dudo que te diga algo con facilidad... Jim hablará cuando esté preparado o simplemente no lo hará"

Bien, aquella no había sido una charla reconfortante, sin embargo le dio a Spock la firme resolución de esperar a que el tiempo le diese las respuestas.

No tuvo que esperar tanto como McCoy, por desgracia.

Solo una noche antes de cumplir un mes estándar como pareja, Jim sufrió de una pesadilla de tal magnitud emocional, que lo primero que hizo el humano al despertar fue correr al baño a vomitar. Spock lo siguió, le ofreció una toalla húmeda para limpiarse y un vaso con agua, así como sus brazos.

Jim lloró durante horas, Spock nunca se sintió tan impotente.

Finalmente cuando el rubio se calmó, Spock lo apretó fuertemente contra su pecho y besó sus cabellos.

- "Tranquilo T'hy'la... estoy contigo."- el medio vulcano murmuró.

Jim, ojos rojos e hinchados y temblando, lo miró.

- "¿Qué significa eso?"

- "Especifica."- inquirió Spock distraído, mientras pensaba como persuadir a Jim para volver a la cama a que descansase las 3.2 horas que quedaban para iniciar su día de trabajo.

- "Tee... tee... la... ya antes me has llamado así ¿Qué significa?"

Spock miró a Jim, un profundo cariño reflejado en aquellos orbes chocolate.

- "Significas tú, ashayam... lo que representas para mí. Amigo, hermano, amante... la otra mitad de mi katra. En términos humanos podría ser traducido como 'alma gemela'."

Spock esperó cualquier tipo de reacción positiva de parte de su pareja ante aquella revelación, pero una vez más James T. Kirk reaccionó de manera impredecible e incluso preocupante.

- "No... no digas eso."- respondió el humano con la voz entrecortada y el cuerpo envarado- "Tú mereces a alguien mejor... no digas eso..."

Spock frunció el entrecejo sin estar muy seguro de cómo responder ante aquella declaración, pero mientras buscaba una respuesta que tranquilizase al rubio y apretaba más el abrazo para evitar que este saliese de entre sus brazos, Jim retomó la palabra con la voz en un hilo.

- "Soñé con Frank..."

- "¿Frank?"- repitió Spock sin estar muy seguro de quien se trataba.

Pero ¡Oh! Durante las siguientes 2.5 horas lo descubrió, porque Jim le contó, casi sin detenerse a tomar aire y con la voz en automático, como George Kirk había muerto para permitirle nacer y lo mucho que Winona Kirk lo despreciaba por aquello, dejándolo casi desde su nacimiento en manos de una u otra persona hasta la llegada de 'Frank' a sus vida. Frank, el padrastro que le enseñó lo que era la hebilla de un cinturón a la edad de cinco años porque era un niño problemático. Frank, por quien tuvo que aprender a cocinar para no morir de hambre. Frank, por quien aprendió a dormir en la calle a los doce para evitar que el hombre volviese a entrar borracho a su habitación y... Frank, quien había convertido a James T. Kirk en alguien indigno de un amor de verdad.

Y al terminar todo aquello, cuando el silencio volvió a inundar el baño y Jim yacía drenado entre sus brazos, Spock sintió su katra resquebrajarse y partirse en dos.

Y no solo su katra sufría, en la mente de Jim el asco por si mismo y la resignación ante el rechazo eran tan fuertes que el medio vulcano encontraba difícil incluso respirar al tener al humano en brazos, pero aún así se negó a dejarlo ir; así que hizo la única cosa de la que se vio capaz.

Abrazó a Jim con fuerza, atrayéndolo aún más de ser posible y preguntó.

- "Ese Frank... ¿Donde se encuentra ahora?"

Jim, agotado, apenas y se limitó a responder.

- "Él... murió un año antes de que Pike me reclutase."

- "Bien."

- "¿Bien?"

- "Afirmativo. De seguir con vida, hubiese tenido que eliminarlo."

Jim miró a Spock con ojos incrédulos, Spock le devolvió una mirada firme y llena de emoción.

- "James T. Kirk, eres el ser humano más fuerte, leal, inteligente y valiente que conozco y me honra que seas mi pareja. Es por ello que te pido me dejes compartir tu dolor y hacer la carga menos pesada para ti."

Bien, esa fue la gota que derramó el vaso. Jim volvió a irse en llanto, pero esta vez Spock se paró y cargó al rubio, lo depositó en la cama bajo las mantas y de deslizó a su lado para abrazarlo y arrullarlo hasta que el cansancio emocional y físico pudieron más que el humano.

_ "Taluhk nash-veh k'dular Jim... te amo."- susurró el medio vulcano sabiendo que no iba a poder dormir esa noche.

Spock apagó la alarma del despertador y esperó hasta una hora prudente para solicitar la presencia del doctor en jefe de la nave en las habitaciones del capitán.

Una mirada y McCoy supo lo que había ocurrido, frunció el entrecejo y dejó escapar un gruñido mientras sacaba una hypo calmante.

- "¿Así de malo, eh?"- preguntó el galeno en un susurro.

Spock asintió y pareció pensarlo un poco.

- "Me haré cargo del puente durante el turno alpha por el día de hoy... podría... ¿Sería posible que se quedara con él durante unas horas?"

El ceño fruncido y un nuevo gruñido fueron la respuesta. Spock sintió gran alivio ante aquello.

Se dispuso entonces a partir mientras McCoy se acercaba rubio, el cual abrió los ojos somnolientos cuando el doctor le propinó una suave caricia en el cabello.

- "¿Bones?"

- "Ey, mocoso."- Spock se detuvo en la puerta de salida sin poder evitar escuchar.

- "¿Qué hora es?"

- "Hora de dormir, órdenes de tu amigable doctor."

Spock escuchó al rubio reír bajito y su corazón revoloteó al lado.

- "De amigable no tienes nada."- replicó el rubio y tras unos segundos lo escuchó decir- "Le conté a Spock sobre Frank."

- "¿Si?..."- el tono del doctor se tensó.

- "Si... ¿Bones? Creo que Spock en verdad me quiere."

Un suspiro.

- "Claro que te quiere, es imposible no hacerlo, muchacho del demonio."

Otra risilla, Spock salió de las habitaciones.

Ser la pareja de por vida de James T. Kirk al parecer no iba a ser fácil, pero valía la pena... lo valía todo.

Luego de ese día, las pesadillas continuaron, pero Spock ahora se sentía capaz de calmar a Jim, de abrazarlo y demostrarle su total apoyo y comprensión, y saber que su T'hy'la sabía que todo aquello era real; y es que ahora Spock comprendía que con una infancia como la que Jim había vivido, y con una traumática muerte y resurrección a cuestas, el humano necesitaba una vía de escape a sus miedos y temores más profundos.

Y otra cosa que Spock comprendió fue que la comunicación entre Jim y él mismo iba a ser vital para mantener su relación, así que decidió abrirse hacia su humano y comenzó a hablarle del rechazo que sintió durante toda su infancia y adolescencia, tanto por parte de Sarek como de sus congéneres; de su unión rudimentaria con T'Pring y la disolución de esta tras el resultado de las pruebas que los sanadores le realizaron; sobre Stonn y el maltrato sufrido en la Academia Vulcana de Ciencias; de su madre y del amor, apoyo y comprensión que ella siempre le brindo. Y encontró en Jim un oído siempre dispuesto a escucharlo, un pecho cálido en el cual reconfortarse y el comentario justo para hacerlo sentir mejor.

Pero no solo hablaron de eso, sino que Jim le contó de su niñez, de sus peleas en el colegio y con su hermano, de sus miedos, sus primeros amores infantiles y ridículas venganzas... y un día, 6 días antes de la fecha actual, Jim le contó sobre Tarsus IV.

Le contó como su madre lo mandó con la familia de su tío cuando Frank amenazó con dejarla, de cómo pensó que el lugar era como un paraíso con una familia que lo quería y nuevos amigos... hasta que la plaga atacó, con aquel hongo azul cubriéndolo todo. De cómo la hambruna y el miedo se apoderaron del planeta, y de como Kodos mandó a acabar con la mitad de la población. Le contó sobre la muerte de toda su familia y de cómo se las arregló para escapar a las montañas donde ayudó a otros niños, mucho más pequeños que él, a sobrevivir de la forma que pudo.

Tras todo tipo de abusos y carencias, Jim fue uno de los únicos 9 sobrevivientes de una lista de más de 4 mil nombres de colonizadores destinados a morir por los deseos de un lunático. Algunos de esos 9 nombres pertenecían a los niños que Jim había protegido.

A pesar de que aquella desgracia se nombraba en la Academia en las clases de Historia, todo lo ocurrido en Tarsus IV era por supuesto información clasificada y nadie en la flota a excepción de algunos altos mandos sabía sobre los detalles, o la participación de Kirk en todo el asunto.

Spock estaba sin palabras... Jim lo miraba expectante, con los nervios y las inseguridades a flor de piel entrando a la mente de Spock y suplicándole que no lo dejara, a pesar del firme bloqueo mental que el humano trataba de mantener.

- "Jim..."- fue lo único que Spock pudo decir, incapaz de creer que alguien que hubiese pasado por todo aquello pudiese estar tan lleno de vida, curiosidad, fuerza de voluntad y resolución.

Las primeras lágrimas comenzaron a caer por la piel sonrosada mientras el rubio reía nervioso.

- "Yo... eres... eres el primero al que se lo cuento... sin contar al médico que me atendió luego del rescate."- dijo tratando de sonar sereno mientras se secaba con el puño de la manga del pijama las lágrimas que no parecían querer dejar de brotar- "Ni a mamá, ni a Sam... ni siquiera a Bones... no supe como..."- otra risa nerviosa.

Jim estaba aterrorizado ante la idea de ser rechazado por Spock, y aún así se había sincerado por completo sobre cada episodio de su vida.

Spock lo abrazó, una vez más no encontró las palabras adecuadas y aunque frustrado por ello trató de expresar en sus acciones lo que no podía en palabras. Lo abrazó y besó con dulzura tanto de la manera vulcana como de la manera humana, diciéndole así que él seguía a su lado, que seguía amándolo, que lo amaba incluso más tras saber todo aquello.

De nuevo fueron horas de llanto, pero esta vez las lágrimas no solo eran de amargura, también representaban libertad.

Esa noche tampoco durmieron y Spock se la pasó abrazado al rubio, escuchándolo hablar de manera errática de algunas otras experiencias en Tarsus IV, sin embargo cuando Jim confesó haber sido capturado por un total de 13 días estándar en los que fue sometido a experimentación por parte de los científicos de Kodos hasta que se las arregló para escapar, Spock lo interrumpió mirándolo preocupado.

- "¿Qué clase de experimentos?"

Jim se sonrojó, incómodo.

- "Han pasado dos décadas Spock, nada de lo que debas preocuparte."

- "Ashal-ve, por favor... ¿Qué clase de experimentos?"

Jim sonrió ante el apelativo... 'cariño', le gustaba cuando Spock lo llamaba así y Spock lo sabía,  como sabía que no era una táctica honorable para hacer a Jim hablar, pero la ocasión lo ameritaba.

El rubio finalmente suspiró.

- "Cosas... me inyectaron un par de virus que jodieron aún más mi sistema inmunológico... me expusieron a diferentes temperaturas con ropa y sin ella... me implantaron un saco uterino y unos óvulos que ni siquiera son humanos... o reales..."- lo último lo dijo con la voz en un hilo.

Spock se irguió y lo miró incrédulo.

- "¡¿Cómo?!"

- "Tranquilo... no funciona, es inservible, no es compatible con espermatozoides de ninguna raza conocida... fui un experimento fallido."- dijo con amargura en la voz- "O hubiese salido preñado de ese infierno."- suspiro- "Lo siento Spock, no es contigo... es solo que no me gusta hablar de eso. No solo abusaron de mi; con todo lo que me hicieron... soy infértil, nunca voy a poder... ya sabes. No es contigo."

Spock trató de calmar su rabia, la cual sabía que el rubio percibía cada vez con mayor claridad, y se reacomodó en la cama para abrazar a su pareja de nuevo mientras el silencio se instauraba para reinar por varios minutos, hasta que el rubio soltó una risilla.

- "Entonces creo que tienes razón, somos perfectos el uno para el otro no solo en alma y mente, sino en nuestros jodidos sistemas reproductivos... Tú con pequeños nadadores que no dan en el blanco y yo con óvulos que no son el blanco de nadie. Perfectos en todo sentido..."- miró a Spock de esa manera impertinente que lo caracterizaba- "Apuesto que si sacamos una novela basada en nosotros no solo escandalizaríamos a la galaxia entera, sino que nos haríamos asquerosamente ricos ¡Imagina la cantidad de créditos por la que podemos vender la historia!"

Spock lo miró alucinado por un momento, más pronto sintió ese tirón en la esquina de su labio al ver de nuevo el brillo travieso en esos ojos azules y las ganas de superar cualquier obstáculo que caracterizaban al capitán James Kirk. Asintió como pensándolo un momento.

- "Entonces tal vez debas comenzar por ofrecer la historia a mi padre... estoy seguro que vaciará las arcas de la casa de Surak tan solo para impedir el desarrollo de dicha empresa."- Alzó una ceja traviesa- "Y luego podríamos retirarnos a un planeta paradisiaco."

Esta vez fue Jim el que miró alucinado a Spock, antes de romper en risas y darle un ligero puñetazo al medio vulcano.

- "¡Idiota"!

Spock no se lo tomó a mal, escuchar reír a Jim valía incluso los pequeños golpes en el brazo.

- "Jim."

- "¿Si?"

- "Vas a tener que hablar con el doctor McCoy de esto."

- "¿Tengo qué?"

- "Eso me temo, ashayam."

Kirk suspiró.

- "Podrías... cuando vea a Bones..."

- "Estaré contigo, Jim."

Y Spock estuvo al lado de Jim a la mañana siguiente, desde que el rubio comenzó a hablar con el doctor, hasta que el doctor terminó de lanzar todo tipo de improperios contra Kodos y sus hombres y mal llamados investigadores, y luego contra Jim por callar todo aquel tiempo, para finalmente llorar junto a él.

- "Señor Spock, hoy tiene el puente. El capitán mocoso tiene una cita conmigo y varios exámenes médicos por lo que resta del día."- fueron las últimas palabras del doctor después de todo aquel episodio, mientras arrastraba a un quejumbroso Jim hacia la enfermería, luego de que ambos humanos se hubiesen calmado.

Spock de pronto salió de sus remembranzas.

Ahora que lo pensaba con detenimiento, la actitud del capitán no fue la única en cambiar. El doctor también actuaba de manera extraña y todo había comenzado 2.6 días después de aquella mañana 5 días atrás, cuando McCoy llamó al capitán para hablar con referencia a los resultados de los exámenes realizados... resultados que Spock aún no conocía.

¿Y si el doctor McCoy había descubierto alguna aflicción en Jim? ¿Si alguno de esos virus había sobrevivido todos aquellos años encapsulado y aún permanecía en el frágil sistema de su pareja? ¿Y si la sangre de Khan había activado algo? ¿Y si...?

- "¡Comandante"!

Spock alzó la vista para encontrarse con la teniente Shizuka, uno de los miembros del equipo científico asignado.

- "Dígame, teniente Shizuka."

- "Ya estamos listos para bajar al planeta, señor. Nos esperan en la sala de transportación."

- "Entendido. Adelántese, llegaré 1.3 minutos después de usted."

La teniente asintió y dio la media vuelta para salir, no sin antes dirigir una mirada extrañada a su oficial superior.

Spock usó el tiempo para colectar su equipo ya listo y serenarse. Esa misma noche hablaría con Jim en la privacidad de sus habitaciones, y sin importar que no lo dejaría solo.

~.~.~.~.~.~



3.7 horas después, en una zona boscosa del planeta

Spock estaba tomando muestras de agua mientras le dirigía miradas preocupadas pero disimuladas al capitán.

Jim de pronto le sostuvo la mirada y alzó las cejas de manera irritada.

Muy bien, no tan disimuladas como pensó. Decidió ayudar al señor Sulu con la toma de muestras de flora.

- "Spock."

El vulcano, literalmente, respingó. No había sentido a Jim acercarse.

- "Capitán..."- respondió el vulcano tratando de sonar calmado.

- "Tenemos que hablar."

Sulu miró a ambos oficiales y tomó aquello como un aviso para dejarlos solos, cosa que Spock agradeció sobremanera. Miró con seriedad al rubio, un escalofrío lo recorrió.

- "Estoy consciente de ello, capitán. Tiene razón, es necesario que hablemos."

Jim asintió, exhalando el aire que al parecer había estado conteniendo.

- "Bien, entonces cuando volvamos..."

Pero a Spock de pronto, 'Cuando volvamos' le pareció demasiado tiempo. Quería que Jim le dijese cuanto antes aquello que había tratado de decirle 46.2 horas atrás.

- "Tal vez señor, podríamos hablar ahora."- expresó en tono ansioso.

Jim lo miró extrañado, aquel comportamiento no era típico del vulcano y Spock lo sabía, pero estaba ansioso, no iba a negarlo.

- "No creo que sea lo adecuado Spock... es personal."

- "Entiendo, sin embargo preferiría que hablásemos ahora, capitán."

McCoy, que se había acercado a la pareja de manera casual, miró a Jim y simplemente opinó.

- "Si Spock quiere hablar ahora, habla ahora Jim."

- "¿Pero aquí?"- susurró Kirk a McCoy tornándose incómodo, sobre todo porque podía notar a Sulu y Checov tratando de escuchar desde un rincón no muy lejano lo que sus oficiales superiores estaban diciendo. Al igual que los científicos desde el extremo opuesto.

- "Es sobre los resultados de los exámenes médicos practicados por el doctor cinco días atrás ¿Estoy en lo correcto?"

Jim miró un poco sorprendido a Spock, McCoy asintió, Spock casi pierde el aliento y los otros espectadores (a los cuales ya se había unido Giotto) comenzaron a susurrar entre ellos.

Spock comenzó a sentir las fuerzas abandonarlo... sus peores temores se estaban confirmando. Se acercó al rubio.

- "Jim, sin importar que, estaré a tu lado a cada instante. Eres mi pareja, mi T'hy'la... cuidaré de ti... y si la sangre de Khan activó alguno de esos virus en estado de encapsulación..."- comenzó a hablar Spock casi con emoción en la voz, lo cual era un claro signo de estrés en el vulcano. Jim alzó las manos para parar la diatriva de palabras.

Claro que el mal estaba hecho, los tripulantes del equipo de exploración boqueaban como peces fuera del agua.

- "¡Whoa, whoa, whoa!..."- dijo dándole una mirada al doctor, quien también miraba alucinado al medio vulcano- "Alguien ha estado pensando demasiado... Spock, te dije que esos virus eran historia pasada; y la sangre de Khan no pinta para nada en este cuadro. No se trata de eso... sino de... lo otro."- mencionó haciendo un movimiento con la cabeza.

- "¿Lo otro?"- preguntó Spock mientras trataba de recordar todo lo mencionado por Jim aquella noche y en como la sangre de Khan podría afectar aquello.

- "Lo otro..."- el cerebro de Spock no parecía funcionar muy bien.

McCoy finalmente perdió la paciencia.

- "El capitán aquí presente se refiere al saco uterino y a los óvulos artificiales implantados durante tú ya sabes que, en tú ya sabes dónde."

No, no importaba que tan bajo hablasen, los ojos de los otros presentes se abrieron como platos.

- "¿El... los...?"- de pronto Spock se sentía bastante perdido- "Pero... el sanador Sovik dijo..."

- "Seh, seh, seh... ya me contaron toda la historia y la corroboré con las muestras que tan gentilmente dejaste congeladas durante tu última revisión médica, 5 meses atrás. Todo cierto, siempre y cuando no aumentes las 'hormonas locas'"- señaló el doctor haciendo gestos de comillas con los dedos de las manos- "que los 'atacaron' durante el tiempo que los tuve que poner en 'cuarentena' al capitán y a ti, duende. Ya sabes, los días que decidieron 'conocerse mejor'. Al parecer ese pequeño aditamento hace compatibles tus espermatozoides con un tipo de óvulos... los fabricados que le pusieron a este mocoso."

Para cuando el doctor finalizó Jim estaba todo rojo, los otros presentes estaban sin palabras... y Spock estaba bastante seguro de que su expresión podría ser catalogada como estúpida.

- "Jim... ¿estás?..."

El rubio asintió algo incómodo, pero con un atisbo de sonrisa en los labios.

- "Si, muy bien... felicidades a los dos. Muy bonito. Ahora el pobre doctor de ese jardín de niños espacial al que llaman Enterprise tendrá no solo que tomar clases extra de medicina obstétrica, para lo cual por cierto ¡Decidí no especializarme porque no me interesa!... no, sino que encima voy a tener que aprender sobre la marcha, monitorear a este imán humano para los problemas ¡Y de seguro y los felices tripulantes a tu cargo van y siguen tu ejemplo!"- renegaba McCoy sin importar si lo escuchaban o no... Spock escuchaba, pero no le interesaba. No podía sacar los ojos de encima de Jim.

- "Ya entendí Bones... me voy a cuidar, me voy a cuidar... llevas dos días repitiéndome lo mismo, ya te lo prometí como un millón de veces."

- "¡Y me lo va a tener que prometer otro millón de veces más, capitán mocoso, señor! ¡Por qué sucede que a usted no le creo nada! ¡Sobre todo cuando lo último que debió hacer fue enlistarse para el equipo de exploración!"- explotó el doctor.

Jim rodó los ojos, dio una mirada al resto y finalmente posó su vista sobre Spock.

- "Hablaremos más tarde ¿Está bien?"- tras lo cual dio marcha hacia donde se suponía debían estar tomando muestras de suelo, con el doctor pisándole los talones.

La mente de Spock era un caos, pero por primera vez era algo bueno. Un feto... una prueba de la perfecta unión entre Jim y él mismo se desarrollaba en el vientre de su T'hy'la... era un milagro.

Y las palabras de Jim, 5 noches atrás, lo golpearon de pronto. Él había tenido razón; no solo eran compatibles en mente y alma, sino también en cuerpo. Incluso antes de conocerse, su cuerpo se había preparado exclusivamente para Jim, y las fuerzas en el universo lo habían llevado finalmente a él.

No importaba si era humano o vulcano, era suficiente para su T'hy'la y eso era lo único que importaba.

Spock no encontraba ni fuerzas para moverse de lo impresionado y extasiado que estaba... por lo menos hasta que escuchó el grito de McCoy.

- "¡Que acabo de decir mocoso! ¡Qué demonios haces subiéndote a un árbol, deja que otro se rompa el cuello con la caída! ¡Baja de allí!"

- "Boooooones... deja de exagerar tanto."

Bien... el milagro le iba a sacar canas tempranas.

- "¡Ashayam! ¡Baja de allí!"


Fin del cuarto capítulo


Notas de la autora:


¡Hola a todos!

Sorry por la demora... no logré terminar el fic dentro del mes de Setiembre, pero de que lo termino, lo hago. Solo faltan dos capítulos más y tengo toda la intención de escribirlos. Que puedo decir, la vida real interfirió en grande en mi vida de fan y con todo no me quejo, fueron cosas buenas.

También me disculpo por el drama, yo misma estuve a punto de lagrimear en más de un momento al escribir esto. Me salió tan absolutamente trágica la vida de Jim antes de Spock, que ahora se lo voy a compensar como pueda... merece ser feliz... pero faltan dos capítulos ¡Aún así, soy de finales felices! Jim merece un abrazo de grupo.

En fin, espero que hayan tenido un buen Setiembre, y que Octubre les vaya mucho mejor. Rían, lloren, hagan locuras, logren metas y consuman mucho Spirk.


Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~

Campaña de NO AL PLAGIO

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