Titulo: Solo un capricho
Resumen: Ahora recuerdo que sigo con él por capricho, uno muy grande…
Categoría: Kuroshitsuji
Clasificación: Mayores de 13 años
Género: Romántico
Advertencias: No
N° Capítulos: Único
Por: Haruka Eastwood
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Solo un capricho
Claude Faustus Pov
Masajee el puente de mi nariz con los dedos mientras caminaba por los amplios pasillos de la mansión. Deben de ser las dos de la mañana y por lo visto su alteza despertó en medio de la noche y no ha dejado de gritar, gracias a ese miedo irracional que tiene por la obscuridad. A mi parecer es increíble como teme a algo tan absurdo cuando a hacho un contrato con un demonio y tiene a su servicio a otros cuatro.
Tras un suspiro ingrese a su habitación con una vela en la mano, iluminando vagamente todo el lugar. Rápidamente le busque con la mirada, hasta encontrarlo acurrucado sobre la cama, sin dejar de llorar, repitiendo mi nombre entre lamentos y con la mirada perdida, por lo visto el miedo le había hecho eso.
Ciertamente Alois Trancy es una buena alma pero, no de las mejores. Posee un amplio deseo de venganza, y aquel odio que tanto me encantaba, reconozco que hubiera sido perfecta si tuviese un poco de pureza. Sería algo equilibrado y casi imposible de conseguir en estos tiempos.
—Su alteza… —murmure dejando la vela en la mesa de noche, preguntándome porque sigo como sirviente de este niño. De un humano tan cambiante y a un paso de la demencia.
—Claude, Claude… —balbuceo acercándose hasta mi, aprisionándome con sus brazos de manera posesiva—, ellos… ellos vienen por mí. ¡Haz algo!
Su pálida y temblorosa mano señalo el otro extremo de la habitación, en donde no había absolutamente nada, sin embargo el no dejaba de temblar, por lo que le tome en brazos volviéndolo a acomodar entre la sabanas, intentando lidiar con su terror nocturno como cada noche.
—Nadie vendrá por usted —seque las lagrimas de su rostro, mientras revisaba que no se haya hecho daño—. Está a salvo.
—¡Promételo!
—Se lo prometo —inevitablemente volví a mirarlo a los ojos, lucia tan indefenso, tan frágil y sumiso mientras se revolvía entre las sabanas en busca de una mejor posición—. Es hora de dormir.
—Quédate conmigo.
—¿Es una orden?
Su mirada abatida y aun temerosa se clavo en la mía, diciéndome sin palabras que me necesitaba, por lo que me mantuve inmóvil, observando cómo se relajaba en cuanto se dio cuenta que me quedaría ahí por más tiempo. Fue en ese instante que me acerque hasta la cama, dejando que sus brazos me jalaran hasta quedar mi mejilla contra su pecho, escuchando el acelerado palpitar de su corazón.
—Ámame —gimoteo en un hilo de voz, con la mirada vidriosa.
No dude ni un segundo en juntar mis labios con los suyos, sintiendo su torpe movimiento labial que intentaba seguir el ritmo del beso, dejándome probar su pequeña boquita de un sabor dulce y único. Haciéndome pensar en el hecho de que seguía siendo un niño, y pese a todo alguien inocente.
—Yes, your highness.
Murmure en cuanto me he separado de sus suaves labios, permitiéndole respirar, observando el tenue sonrojo que se poso sobre sus mejillas, antes de cerrar los ojos para volver a besarnos. Al menos puedo decir que es un capricho que disfrutaré al máximo junto a él.
Después de todo si tenía ese extraño equilibrio de inocencia y maldad, puede que no se tratara de su alma. Irónicamente eran sus labios, torpes, inexpertos, tímidos y deliciosos… ahora recuerdo que sigo con él por capricho, un capricho mío que durara aun mucho tiempo.
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Fin