Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un accidente del destino por La_Oscura_Reina_Angel

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capitulo 3: Momentos inolvidables.

-.Semanas después.-

-Kuchiki-sama...- comenzó Hanatarou, pero fue interrumpido por el Capitán del Sexto escuadrón.

-Hanatarou.- llamó la atención con seriedad. Hanatarou sonrió culpable.

-Perdón.- se disculpó.- Byakuya.- corrigió.

-¿Dime?- preguntó el pelinegro.

En esas semanas, su relación había evolucionado, aun no habían tenido relaciones sexuales, pero sus besos eran cada vez más candentes y ahora Hanatarou pasaba más tiempo en la casa del Sexto Capitán que en su propio Escuadrón. Eran pareja, se podía decir, mas de uno había quedado alucinado al ver a Byakuya caminar por la calle, tomado de la mano con el Shinigami médico del Cuarto Escuadrón. Pero Byakuya no estaba dispuesto a esconder su relación naciente con Hanatarou y el muchacho no podía negar que se sentía halagado de las atenciones que le prestaba el Capitán. Además, estaba enamorado de Byakuya, pero a pesar de la evolución en su insólita relación, Hanatarou no estaba seguro si Byakuya lo amaba devuelta. Se consideraba muy torpe y poquita cosa para el noble Capitán y le costaba creer que éste realmente lo amara.

-Byakuya, ¿por qué no me permitió ir con Renji-sama, Rukia-san y los demás a ayudar a Ichigo y sus compañeros? Tambien son mis amigos.- dijo enrojecido por estarle reclamando al noble Capitán.

-¿Con ese grupo de problemáticos?- preguntó retórico, enarcando una ceja.- Confío en Renji-san, pero estando con los demás...- negó con la cabeza.- correrías peligro.- agregó Byakuya con firmeza.

-Pero a Rukia la dejo ir.- se quejó.

-Esa no fue mi decisión, ella le pidió permiso a Ukitake-taichou.- replicó Byakuya frunciendo el ceño. Se acercó a Hanatarou y lo tomó de la cintura.- Cambia esa carita... sabes que yo solo te quiero cuidar.

Hanatarou suspiró, recostando su cabeza en su pecho.

-Lo sé, pero por algo estoy entrenando, quiero ser un mejor Shinigami.

-Y lo eres.- aseguró Byakuya y lo besó para cortar la discusión.- Esta noche iré a buscarte a tu departamento, quiero que te pongas hermoso, porque iremos a cenar.- dijo con una media sonrisa.

Los ojitos de Hanatarou brillaron.

-¿De verdad?

-Hanatarou....- sonrió resignado.

Hanatarou sonrió sonrojado.

-Perdón, ya sé que no bromeas con esas cosas. Entonces me iré. ¿A que hora pasarás por mí?

-Dentro de unas tres horas, ¿te parece?

Hanatarou asintió.

-Estaré listo.- prometió y salió corriendo. De nuevo, siendo Hanatarou quien era, se tropezó, pero nunca llegó al piso, ya que (nuevamente) las firmes manos de su pareja lo agarraron. El más bajo lo miró sonriendo dulcemente y avergonzado.

Byakuya suspiró.

-Eres un peligro para ti mismo, mi pequeño corazón.- dijo tomándolo de la barbilla y besándolo suavemente, antes de dejarlo.- Anda... vete y no corras.- advirtió como si hablara con un niño pequeño.

---

A la hora señalada, Hanatarou estaba listo. Se miró por última vez en el espejo, arreglándose el cabello negro que se había dejado suelto. Vestía un pantalón negro ajustado y una elegante camisa blanca. Se preguntó nervioso si a Byakuya le parecería que estaba bien así, pero no pudo seguirse atormentando con preguntas, porque en ese momento llamaron a su puerta.

Era Byakuya, puntual como siempre. Hanatarou quedó sin aliento al verlo, un pantalón negro y camisa negra, un toque de frescura sin dejar de lado esa elegancia tan suya. Y Hanatarou no había sido el único que se había quedado embelesado por la belleza de su compañero esa noche, Byakuya tambien había quedado igual, el ajustado pantalón negro de Hanatarou dejaba apreciar sus bien formadas piernas y los primeros tres botones de su camisa blanca desabrochados dejaban ver parte de su suave pecho y el Capitán sintió celos hasta del aire que respiraban, porque Hanatarou era hermoso.

-¿Vamos?- reaccionó, hablando con su usual tono frío. Hanatarou salió de su mundo de fantasía y asintió, cerrando la puerta de su departamento y saliendo con Byakuya hacia el Complejo de la familia Kuchiki.

---

Cuando llegaron, Hanatarou tuvo que concentrarse para que la barbilla no le llegara al suelo, una mesa baja, decorada con velas y pétalos de sakura, en una atmósfera totalmente romántica, los esperaba en el hermoso patio, para cenar acompañados de la luz de la luna.

Byakuya sonrió al ver que a Hanatarou le había gustado, lo ayudó a sentarse caballerosamente y él se sentó a su lado.

-Esto es muy hermoso.- susurró Hanatarou tímido pero emocionado.

-No mas hermoso que tu.- agregó galante.

Las palabras de Byakuya tuvieron el efecto de lograr que el joven se pusiera como una amapola, pero sonrió como un tonto enamorado.

Cenaron mientras conversaban y justo cuando Hanatarou pensaba que la noche no podía ser mejor, Byakuya le pidió que lo acompañara a dar una vuelta. Hana asi lo hizo, encantado, los jardines del complejo Kuchiki eran preciosos. Cerca de una fuente, Byakuya se detuvo, soltando su mano. El Capitán del Sexto Escuadrón hincó una rodilla en el suelo y Hanatarou lo miro confundido, pero cuando éste sacó una cajita negra de su bolsillo, abriéndola ante los ojos de Hanatarou y enseñándole un hermoso anillo, el chico quedó sin aliento.

-Hanatarou... ¿te casarías conmigo?- preguntó el Kuchiki, sin que le temblara la voz.

En cambio, Hanatarou si comenzó a temblar como una hoja al viento, mientras lo miraba emocionado y de sus ojos escapaban traviesas lágrimas. Byakuya pensó que había hecho mal y que esas lágrimas eran un rechazo, pero todo se borró de un plumazo cuando Hanatarou se arrojó a sus brazos con tal fuerza que ambos cayeron al suelo, mientras el más pequeño se apoderaba de los labios del Capitán. Sus lenguas se enredaron en una frenética danza de amor y pasión. Cuando la falta de aire los obligó a terminar el beso, Byakuya sonrió apartando el cabello de la cara de Hanatarou, que estaba sobre él. Hanatarou se dio cuenta entonces de que tenía al Capitán contra el suelo y se separó, sentándose a su lado, pues dudaba que los pies lo sostuvieran parado. Byakuya se sentó a su lado aun sonriendo, tomó la cajita que había caído a su lado y miró a Hanatarou.

-¿Eso significa un "sí"?- preguntó el noble.

Hanatarou solo pudo sonreír emocionado y asentir con la cabeza, pues ni la voz encontraba. Sus manos temblaban cuando Byakuya tomo la izquierda, poniéndole el anillo.

-Ahora eres mío.- dijo Byakuya, tomando su barbilla con sus suaves dedos, para después besarlo.

-Y tú eres mío.- aseguró Hanatarou, recuperando la voz y haciendo que la sonrisa de Byakuya se acentuara.

-Y yo soy tuyo.- asintió el Capitán, uniendo sus labios con los de él.

Byakuya se levantó del suelo, tomando a Hanatarou con facilidad en sus brazos, el Shinigami médico era delgado y pequeño a su lado. Caminó con él hacia el Complejo y Hanatarou se agarró a sus brazos con un dulce sonrojo, ya no de vergüenza o pena, si no de felicidad. No se dio cuenta de adonde lo llevaba Byakuya, hasta que sintió que su cuerpo era depositado en un suave lecho, entonces supo que estaba en la habitación de... su futuro esposo.

Byakuya lo tomó de la barbilla con suavidad y, acercando sus labios a los de Hanatarou, lo besó. Los labios de Hanatarou eran como una deliciosa droga para el Capitán, de la que quería ser eternamente adicto. Hanatarou correspondió al beso con todas las fuerzas de sus sentimientos y ahora con la seguridad de que estos eran correspondidos. Puso una mano en su nunca Byakuya y le pasó la otra por la espalda con suavidad, mientras lo hacía recostarse en el lecho.

Hanatarou se dejó hacer, completamente confiado en su amado, mirándolo con sus ojos llenos de amor y anhelo. Y Byakuya suspiró de placer al ver esos sentimientos ahí reflejados con toda claridad. Su niño, su hermoso niño ahora sería suyo para siempre.

Recorrió con sus manos blancas el cuerpo pálido y delgado del Shinigami médico, memorizando cada contorno. Hanatarou suspiró de gusto ante esas manos que recorrían su anatomía, ante esos labios que se unían a los suyos y esos ojos que lo miraban con amor.

Byakuya se dedicó a recorrer ese cuerpo adorado con tiernos besos, a explorarlo con manos tiernas, a conocerlo por primera pero no por última vez.

Hanatarou se entregó al Capitán sin reservas, sin dudas y Byakuya lo hizo suyo, con suavidad, con ternura y amor, haciendo de la primera vez de Hana uno de los recuerdos más hermosos que el Shinigami médico tendría por siempre.

Y la mañana los sorprendió a ambos dormidos, abrazados y desnudos como un solo cuerpo, aun en el lecho.

Continuará...

 

Notas finales: los veo la proxima semana no olviden mi review *o*

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).