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Little pain por girlutena

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Notas del capitulo:

uwaaa lamento la demora T_T uu

Los días habían pasado tan lentos, que las plomizas nubes habían cubierto el gran cielo, dejando al pequeño pueblo sumido en una completa oscuridad, mientras que el frío calaba los huesos de los más ancianos. Los jóvenes ya habían regresado a las clases, a la rutina de todos los días, mientras que los más ancianos se escondían dentro de sus casas, presagiando algo malo.


Desde que Edward se había ido de la manada, una fuerte lluvia había comenzado a azotarse contra el pequeño y casi desolado pueblo, dejando que la espesa neblina cubriera el tenebroso lugar.


La mirada amarillenta de Edward se había fijado, desde temprano en la mañana, en el espeso bosque que se levantaba a unos metros de la vieja escuela, intentaba ubicar la voz o el dulce aroma del pequeño cachorro, frunció ligeramente su ceño al sentir como la misma naturaleza le impedía ubicar al menor.


Él mismo sabía que esos días estuvo molesto, molesto consigo mismo, molesto con la mujer quien consideraba como su madre, molesto cuando Isabella se le acercaba. Cerró fuertemente sus ojos intentando canalizar su ira.


Pero no pudo evitar estremecerse al sentir como una suave y tiesa mano se afianzaba con fuerza sobre su hombro, obligándole a romper su concentración.


-He estado pensando que sería mejor si nos casáramos después de la graduación. –La voz suave de Bella se escuchaba emocionada.


Pero Edward tan solo fijó sus frías orbes en el rostro de la joven, y pudo darse cuenta que Lara y ella compartían casi la misma similitud de aquel rostro en forma de durazno, pero aquellos ojos que alguna vez destilaron dulzura, ahora mostraban cierta frialdad.


Aquel cuerpo y aquella voz seguían siendo el mismo, pero Edward no podía evitar sentirse extraño al ya no sentir la misma emoción con la que hace varias décadas la sentía.


El fuerte estallido de un relámpago explotó muy cerca de La Push, las luces del establecimiento explotaron con fuerza, mientras que el viento empezó a azotarse contra las ventanas, dejando que la lluvia ingresase por las rendijas.


Isabella frunció fuertemente su ceño al sentir como el cuerpo del vampiro se estremecía ante aquel fuerte sonido, llevó lentamente su mano hasta el hombro del mayor, intentando llamar su atención.


Los fuertes aullidos de la manada de lobos se escucharon como una suave y sonora canción, los estudiantes se habían puesto de pie, acercándose, hasta aglomerarse en las ventanas y poder observar como las bandadas de aves salían estrepitosas desde el bosque.


Edward se puso tan rápido de pie, que sin darse cuenta botó la silla al suelo, sus sentidos habían empezado a agitarse, y pudo escuchar, casi como suaves susurros, los pasos rápidos de Carlise.


Caminó tan rápido hasta llegar a la puerta del aula, decidido a salir de aquel lugar e ir en busca de aquellas personas que tanto amaba, pero frunció fuertemente su ceño y soltó un gruñido al sentir como alguien le sujetaba del brazo con una descomunal fuerza.


Fijó su mirada ámbar en aquella pequeña y blanca mano, y lentamente fue alzando su mirada hasta posarla en un extraño rojo que emanaba en los ojos de Bella.


-No vayas. –La voz de la chica sonó fría, mientras que esa mirada se mostraba penetrante, una parte de ti te decía que te quedarás con aquella persona que una vez el destino te separó, pero el rostro y la hermosa sonrisa de Jacob llegó. Tan hermoso y jovial.


Y casi pensó que Bella había podido ver tus pensamientos; sus ojos, de un escarlata brillante te miraron con odio, mientras lentamente iba soltando tu brazo.


-Tengo que ir. –Edward esperó paciente a tener su extremidad libre, y cerró lentamente sus ojos al escuchar la suave voz de Alice llegar hasta tus sentidos. Pudo darse cuenta de la molestia que embargaba el cuerpo de la joven, pero no le tomó importancia; algo doloroso empezó a alojarse en su pecho, cuando la imagen de su hermoso Jacob apareció borrosa.


 


La lluvia caía con mucha más fuerza, los truenos resplandecían por los altos cielos, dejando que los pocos habitantes se escondieran en sus hogares, Edward no supo cuánto tiempo había estado corriendo, pero se extrañó al sentir como su mente se encontraba intranquila.


Abruptamente se detuvo en el límite de La Push, observando como una mujer demasiado anciana, se encontraba observando el interior del bosque. Sus cabellos plateados brillaban como la luz de la luna, su rostro envejecido denotaba su cansada vida, y sus arrugadas manos y llenas de cicatrices acariciaban la corteza de un viejo árbol.


La anciana le miró con lastima, y el cuerpo del vampiro tan solo sintió como un balde de agua fría caía por todo su cuerpo. El aroma de Lara había llegado como agua de manantial al verla sonreír.


-Lo estás haciendo todo mal, mi amado Edward. –La mujer se acercó con pasos lentos y cansados, y sintió como una corriente eléctrica pasaba por el largo de su columna vertebral al sentir como le acariciaba una de sus mejillas. –Tienes que ir con él. Y solo con él, pasar el resto de tu vida.


Su cuerpo tan solo estuvo de pie, y sin poder hacer nada más, tan solo se quedó observando como la anciana se alejaba de tu vista, mientras que la lluvia caía bajo su envejecido cuerpo.


Edward cerró lentamente sus ojos, sintiendo como el peso en sus hombros empezaba a aumentar, y hay estaba de nuevo, aquel malestar en su pecho se hacía cada vez más incómodo, y todo aquello le parecía una locura.


El fuerte aullido de un lobo, le obligó a reaccionar, y volviste a salir con dirección a La Push. Tan solo deseabas ver que Jacob se encontrara a salvo; sano y salvo, pero volviste a detenerte al tener a Alice y Jasper de pie, cerca del lago que los separaba de la manada. Sentiste algo sumamente extraño recorriendo todo el largo de tu cuerpo al ver como Alice intentaba rehuirte la mirada.


-¿Qué pasa? –Alice mordió ligeramente su labio inferior y apretó ligeramente la tela de su pantalón. -¡Alice!


Jasper gruñó por lo bajo al escuchar el grito hacia su novia, así que Edward aspiró suavemente, intentando calmar las ansias que le recorría el cuerpo.


-Solo... Solo necesito entender. –La joven observó la mirada de su hermano, y sin importarle sus caras ropas, se sentó en una de las gruesas raíces. -¿Por qué? Jake te ama, es tu otra mitad, sufre cuando tú no estás con él, y ahora, y ahora tú te alejaste de él, sin importarte su salud.


Edward se había apoyado en el tronco de un gran árbol, dejando que las gotas cayeran sobre su rostro, sintiéndose miserable al darse cuenta que no podía cruzar aquel límite, no después de que él se hubiese marcharon así sin más.


 


Los fuertes aullidos de los lobos se escuchaban como un suave cantico, dejándose escuchar con fuerza, esperando que la luna escarlata hiciera su aparición, esperando que el nuevo sucesor de la manada renaciera ante ellos, para que pudiera gobernar.


Carlise observaba en silencio todo aquel ritual desde un lugar alejado, como un ser frío, ninguno de ellos estaba permitido estar presente en la ceremonia. Frunció su ceño al observar cómo su otra mitad se acercaba al actual líder.


-Es solo un ritual. –La dulce y apacible voz de Alice se dejó escuchar, interrumpiendo sus pensamientos. Soltó un ligero suspiro y decidió observar cómo los rayos ejidos atravesaban sutilmente las nubes.


Habían pasado casi tres días desde que Edward se había marchado de la manada, había vuelto a su hogar, junto con Rosalie y aquella mujer, y él no le había impedido al menor regresar, ya que también le pertenecía y estaba en su derecho, pero sabía que nunca le iba perdonar por haber dañado al cachorro de su imprimación.


-Ya está empezando. –Emmet se acercó emocionado, observando como los más grandes lobos rodeaban el cuerpo de su pequeño amigo, aullaban con fuerza, observando y esperando a que su cuero se transformara.


La nubes negras se habían esparcido, dejando que la gran luna roja brillara sobre ellos, sus rayos escarlatas caían sobre la manada, las lenguas de fuego empezaron a removerse, mientras que el viento empezaba soplar con fuerza removiendo la tierra debajo de sus patas.


Jacob se encontraba sentado entre los líderes de su manada, sus manos se aferraron con fuerza en la tela de su ropa, sintiendo como el calor en su cuerpo empezaba a aumentar; cerró lentamente sus ojos, observando como su lobo interior empezaba a acariciar su rostro, le escuchó gruñir por debajo, y él sonrió suavemente, intentando ocultar su pena debajo de él.


Lentamente levantó su mano y con sus finos dedos acarició su espeso pelaje, observando embelesado sus hermosos ojos heterocromáticos, su corazón se agitó con emoción al escucharle aullar con fuerza, pidiéndole permiso para mostrarse nuevamente ante todos, y reclamar lo que le pertenecía por herencia.


Emmet frunció fuertemente su ceño al ver como su pequeño amigo empezaba a soltar fuertes gemidos de dolor, vio como sus delgados brazos abrazaban con fuerza su cuerpo, sus rodillas chocaron contra su delgado cuerpo, intentando disminuir aquel dolor.


Observó con impotencia como sus delgadas extremidades empezaron a crujir, no le gustó para nada escuchar como los huesos de aquel pequeño cuerpo empezaban a romperse, para dar paso a sus grandes y peludas extremidades.


La cabeza de Jacob se removió con fuerza, sintiendo como el fuerte viento golpeaba contra él. Jacob aún era un pequeño lobo, comparado con el resto de la manda, pero su hermoso pelaje rojizo se veía suave y sedoso, brillaba ante las lenguas de fuego que revoloteaban alrededor de su cuerpo.


El cuerpo de Carlise se sintió adormecido al observar el cuerpo del pequeño Jacob, el color de aquel pelaje, escuchando el fuerte aullido del menor se escuchó con potencia, retumbando por todo el lugar, podía ser pequeño, pero era fuerte y poderoso, llevaba la sangre de Eprahim Black, y eso lo hacía el sucesor.


-Bienvenido a la manada, joven Black. –El menor alzó su cabeza y observó como Sam, el actual líder se acercaba a él, le vio doblar sus grandes extremidades y le pareció algo extraño observar como todos los demás repetían aquella escena.


Los lobos ocultaron sus cabezas entre sus patas, dejando que Jacob aullara lo más fuerte que pudo, deseando que aquel sonido se escuchar hasta las afueras del bosque, las lenguas de fuego se removieron ante el fuerte soplido del viento.


Los ojos de los cuatro vampiros, brillaron con emoción al ver como pequeñas lengüetas bailaban alrededor de los lobos, las nubes ya se había disuelto, dejando que aquella luz roja bañara todo el lugar.


Lentamente Alice empezó a sonreír, al fin la manada había aceptado al pequeño Jacob como su líder, se sintió emocionada al observar como la luna roja brillaba contra el pelaje rojizo de su pequeño amigo. Cerró lentamente sus ojos recordando las suaves palabras de su hermano, lentamente alzó su mirada ámbar para poder observar como la brillante luz rojiza alumbraba todo aquel lugar.


Con sutileza fueron acercándose, sintiéndose extraños al caminar entre los lobos de la manada, Emmet sonrió suavemente al ver como Jacob y Seth se acercaban a él, pasando sus hocicos contra su pecho, observó como Jacob cerraba sus ojos, mientras que su cuerpo empezaba a temblar.


Emmet tomó entre sus brazos el cuerpo del cachorro antes de que cayera al suelo, cuando cayó desmayado y su transformación se desvaneció de golpe.


Algunos lobos gruñeron por lo bajo, pero Sam los calmó rápidamente.


-Ahora él es nuestro alfa, y le debemos respeto. –Carlise se acercó hasta el lado de Billy, y apoyo su mano sobre el hombro del menor, le sonrió suavemente, pero no pudo evitar fruncir ligeramente su ceño al observar el rostro de Sam.


 


Lentamente, Edward se acercó al balcón, observando como la resplandeciente luna dejaba que su luz rojiza cubriera todo el bosque, bañándolo de un rojo escarlata, aporto con fuerza sus manos en la baranda de hierro forjado, deseando saltar y llegar a aquel lugar, ocultar su rostro en la piel morena de su cachorro y sentir su aroma dulzón.


-No te aflijas. –Las largas uñas de Isabella pasaron por su nívea mejilla, pero él cerró lentamente sus ojos, dejando que la mujer le partiera besos en tu rostro. –Ahora estamos juntos y eso es lo que importa.


Las copas de los frondosos árboles se agitaban con fuerza, gracias al vendaval que había empezado a soplar, frunció su ceño al sentir como el frío recorría su rostro, su cuerpo tembló y apretó con fuerza sus manos en la baranda.


-Están cambiando de alfa. –La voz de Esme se escuchó muy cerca de su cuerpo, pero su mirada ámbar tan solo estaba fija en un punto especial de aquel bosque, observando emocionado como Jacob se había vuelto a convertir en un gran lobo.


-Es una pérdida de tiempo. –Quiso hacer caso omiso a la voz de Isabella, pero no pudo hacer nada por impedir que se acercara al balcón. –Piensan que un simple omega podrá vencernos.


-¿Omega? –No se había dado cuenta, cuando había sido el momento en que sus ojos se volvieron de un brillante ámbar. Rosalie se había acercado lentamente a la ventana, observando como el mismo cielo se había bañado de un río escarlata. Él frunció ligeramente su ceño, sin entender de lo que hablaban.


-Son los lobos que están destinados al cuidado del hogar. –Edward frunció ligeramente su ceño, escuchando aquella información. –Son hombres, pero con menos derechos que las mujeres, y los encargados de darle la cría al alfa o a cualquier varón del que se impriman.


Edward sintió como un fuerte estremecimiento recorría todo el largo de su cuerpo, frunció fuertemente su ceño al observar como los lobos se acercaban al pequeño Jacob; el fuerte aullido del menor se escuchó con fuerza, retumbando por todo el bosque.


Los delgados brazos de Isabella se enrollaron en su cintura, apoyando su frente contra su espalda, sin notar como los ojos de la mujer se teñían de un rojo escarlata; pero él solo deseaba saltar por la ventana y cubrir el cuerpo de aquel lobo entre sus brazos, sentir su calidez entre su cuerpo, y mantener una vida a su lado.

Notas finales:

Sí, si lo sé... pero... supongo que en el siguiente capitulo se sabrá quien es Isabella (?)

bueno espero que les guste uu

muchas gracias por comentar *-* ...y leer 

Besos!!!


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