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Golpes de la realidad por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola, esto está llegando a su recta final, por lo mismo les dejo con mucho amor este capitulo

 

Debo decirle que mi vida a estado un poco rara estos días, me dieron una noticia que realmente debía alegrarme, pero no lo hizo, bueno resulta que gane una beca para estudiar teatro, pero como recién me dieron los resultados ya tengo tomado los ramos para la u y mi horario arreglado así que finalmente me quede sin teatro nuevamente, esto me ha tenido un poco desanimada.

 

Además hace unos días estoy mejorando mi actitud para bueno, tratar de preocuparme por mi y ponerme primero que a los demás, pero la mayoría de la gente está molesta conmigo ahora, y bueno cuando se lo mencione a una amiga, creo que se molestó, la verdad es que quizá ella está ocupada y yo le hablo de cosas de las que no tiene interés ahora , pero en fin la adoro mucho y sé que ella esta recién en la etapa de empezar la u y que quizá está muy colapsada y eso me tiene un poco triste, pero no quiero molestarla en este minuto así que bueno... sé que no lee mis fic pero en algún minuto le daré el mensaje 

 

SOA

Las manos del moreno habían comenzado a sudar, ni en sus peores pesadillas había podido imaginar que algo así le estaría pasando, era como si su vida se hubiese decidido a que era minuto de que sufriera todas las penas del infierno por su estupidez al mismo tiempo.

 

El rubio oprimió su mano, volviéndolo a la realidad, Kise había hablado con Kasamatsu, su antiguo sempai, era interno del área de pediatría en el mismo hospital que Midorima, el moreno de había llevado al niño, le estaban haciendo exámenes y aunque la fiebre del menor no era realmente alta, ninguno de los hombres podía calmarse ante la idea de que el pequeño Ryou estuviese enfermo, Kise se sentía culpable, el niño había enfermado estando  a su cuidado.

 

Se habían sentado en otra sala de espera, distinta a donde sabía Taiga y Tatsuya permanecían, la verdad es que las noticias sobre el estado de Shun no eran alentadoras.

 

—Sempai. — Kise se puso de pie cuando su antiguo capitán se acercó.

 

—Kise, Aomine, tengo todas las pruebas y la verdad es que no es nada de lo que deban preocuparse, simplemente es una indigestión, descartamos que fuera algo más grave o algún tipo de alergia alimentaria, aunque me gustaría poder hacer un par de estudios más, debería quedarse y dormir en el cuarto hasta mañana temprano, luego le daré el alta.

 

—Gracias al cielo. — Aomines se dejó caer sobre una de las sillas mientras pasaba las manos por su rostro buscando sacar de su sistema esa preocupación, para quitar ese miedo que se había alojado en su sistema al ver a su hijo enfermo.

 

—Gracias Sempai, en serio.

 

—Será mejor que se vayan  con Himuro, Ryou dormirá hasta mañana, por los medicamentos, yo me haré cargo y les avisaré, las cosas con Shun parecen no estar saliendo bien. — Aomine se levantó, él no había enfrentado a Kasamatsu desde que había vuelto y probablemente también lo culpaba de todo lo que el modelo había vivido, ahora que sabía la verdad, no podía culpar a nadie por tratarlo como basura.

 

—Kasamatsu…—comenzó el  moreno.

 

—Tranquilo,  eras un estúpido inmaduro, pero ahora veo que te has convertido en un buen hombre, solo no hagas sufrir a este idiota. — Señaló al modelo. — debo volver a mi turno, permiso,  y Aomine, tú hijo se parece a un ángel.

 

Kasamatsu sonrió, mientras se marchaba el rubio notó como un pequeño se había posado en las mejillas del moreno.

 

—Aominecchi, lo lamento, es mi culpa que tú hijo enfermara, no debiste dejarlo a mi cuidado, realmente lo siento, no sirvo para cuidar niños. —  El rubio tenía los ojos llenos de lágrimas, se veía triste y preocupado.

 

—Kise, detente, esto puede pasar, los niños y los adultos nos enfermamos, es algo completamente normal, ya nos dijeron que Ryouta está sano, así que detente , además si hay alguien que debe algo soy yo,  sin ti Kise la salud de mi hijo y la mía no sería ni la mitad de lo que es ahora, nuestra vida no sería la mitad de lo que es, no solo me diste una mano Kise, me diste tú perdón, ese perdón que yo tanto deseaba, me diste un cariño único, un cariño que ni mis padres me dieron, eres como un ángel. — el moreno sonrió  de forma cálida

 

—Aominecchi.

 

—Vamos Kise, creo que Himuro nos necesita. — Ambos omitieron el tema del aborto completamente, la verdad es que por ahora el pasado no era tan importante.

 

Ambos llegaron a la sala de espera notando que ya habían llegado varias personas, que acompañando a los dos hombres, Kagami estaba de pie junto una ventana, mientras Himuro se sostenía la cabeza.

 

— ¿Tatsucchi? —Himuro levantó la cabeza, encontrándose con las orbes doradas, no fue necesario decir nada más, Tatsuya simplemente se levantó cobijándose entre los brazos del otro. — Tranquilo, tranquilo, Izukicchi es fuerte, no es alguien que se dé por vencido así de rápido, él quiere tener ese bebé.

 

Todos estaban en silencio sabiendo que en el fondo los únicos que podrían calmar al antiguo miembro de Yosen eran Kise y el mismo Izuki.

 

Aomine notó como a pesar de que Kuroko se encontraba presente, no estaba realmente cerca de Kagami, si no que sentado cerca del antiguo capitán de Seirin, el moreno se acercó al tigre.

 

—Kagami. — lo llamo, sin obtener realmente una reacción por parte del pelirrojo. — Kagami.

 

—Tetsu me culpa, el cree que es mi culpa y sé que Tatsuya también lo hace, realmente yo mismo lo creo que tengo toda la responsabilidad ahora, si Shun, si yo no hubiese dicho todas estupideces, realmente soy un maldito, un desgraciado.

 

—No lo eres. — Aomine se paró frente al pelirrojo, poniendo sus manos en sus hombros.

 

Las horas pasaban lentamente, según lo que Himuro les había explicado, la placenta se había desprendido, debían realizar una cesárea para salvar la vida del moreno y la del bebé.

 

Ya habían pasado cerca de 6 horas, varios dormitaban en las sillas, pero toda posible somnolencia desapareció cuando el peliverde hizo parición, el de lentes se frotaba las manos de manera nerviosa, su rostro dejaba ver el cansancio, no solo físico, además era realmente algo emocional.

 

Himuro se acercó sintiendo que se avecinaba una terrible noticia, quería llorar. — Eres padre de un varón, un varón completamente sano. — una pequeña sonrisa hizo aparición en los labios del megane. —y cuando Shun despierte, podrán estar junto al pequeño Hiroki,  Shun fue muy fuerte Tatsuya, tienes un hombre realmente sorprenderte a tú lado, debes estar orgulloso.

 

—Gracias al cielo, gracias Midorim, muchas gracias. — todos sonreían, aunque Midorima les advirtió que tanto el bebé como Shun debían estar bajo su cuidado por ahora, ambos estaban en perfectas condiciones.

 

Takao les explicó que les permitirían entrar a ver a Shun a pesar de la hora, pero que debían ser silenciosos y no alterarlo demasiado.

 

Tanto Kagami  como Aomine se habían apartado, esperando que todos entraran, no querían incomodar, ni menos llamar la atención.

 

En ese tiempo el resto de la generación de los milagros había llegado, Murasakibara había abrazado a Himuro tan solo verlo, pero al ver que Aomine se encontraba cerca su actitud nuevamente se volvió fría y distante.

 

Cuando Aomine entró al cuarto junto a Kagami, Shun se veía realmente cansado, pero se mantenía sentado observándolos.

 

—Me alegra que estés bien Shun.- el moreno sonreía, la verdad es que había visto al bebé en los cuneros y realmente era un bebe hermoso, de piel blanca y un pequeño lunar bajo su ojo.

 

—Debo agradecértelo Aomine, y a ti Kagami también, sin ustedes mi bebé hubiese nacido en cualquier parte, realmente ambos podríamos haber muerto.

 

Las lágrimas brotaron de los ojos del tigre, quien simplemente se giró saliendo del cuarto.- Creo que Kagami aún no me perdona, quizá si hubiese muerto…

 

—No digas eso. — Aomine interrumpió al ojos de águila. — ese idiota solo está asustado, se siente culpable, hablare con él.

 

Himuro se había mantenido junto a la puerta, con la cabeza baja, realmente pensaba igual que Shun, que su hermano simplemente le estaba dando la espalda nuevamente.

 

El pelirrojo se había adentrado en uno de los pasillos cerca de los cuneros, se quedó en silencio cuando el moreno se le acercó entregándole una botella con agua.

 

— ¿Cómo puede agradecerme? No lo entiendo, fue mi culpa, el realmente pudo morir y me agradece, no puedo comprenderlo.

 

—No tienes que hacerlo, los sentimientos y el amor te hace comportarte de formas increíblemente locas y aceptar cosas que antes habrías rechazados, Shun maduró, ya no tiene miedo a perdonar, a querer,  acepta lo que le hace feliz y lucha contra lo que lo daña, creo que es algo que comprenderás cuando tú hijo con Tetsu nazca,  te contaré algo, Ryouta no es mi hijo.- el tigre levantó la vista topándose con los profundos ojos azules del moreno.

 

— ¿Cómo…?

 

—Cuando entre a la universidad, a pesar de perder contra Seirin, a pesar de todo lo que me había pasado, me fui sintiéndome poderoso, sintiéndome fuerte, por eso no me importó darle la espalda a todo en lo que creía, a todos los que me habían acompañado o que me habían dado una mano, no me importo siquiera dejar a Kise. —Un largo suspiro se escapó entre los labios del moreno.

 

—Pero cuando estuve solo, cuando entendí que ese vació en mi pecho estaba volviendo me asuste, pero no tenía el valor para llamarlos, ni siquiera contacte con mis padres para pedirles ayuda, realmente creí que podría hacerlo solo, que podría luchar con mis manos, pero el vació crecía demasiado rápido en mi pecho, fue cuando que todo en mi vida se transformó, ella era hermosa, no es algo que te vaya a negar, pero no era esa belleza, ni su cuerpo lo que me enamoraba, eran sus colores, su cabello, su piel,  después de dormir con ella lo supe, era como ver a Kise a mi lado.

 

Los ojos de Daiki estaban fijos, pero realmente no observaban nada, simplemente rememoraban el pasado. —pero el sexo repentinamente dejaron de funcionar, íbamos a fiestas bebíamos,  teníamos sexo,  era como una rutina, hasta que encontré esas píldoras entre sus cosas, ella no tenía una familia, su madre había muerto y su padre había vuelto a casar, pero también había fallecido, así que las drogas habían sido parte de su vida siempre, ese día recuerdo que puso algo en mi trago y toda mi realidad, todo ese miedo simplemente se alejó.

 

—Aomine…— Kagami se sentía extraño escuchando todo eso, el moreno se había llegado a ser un buen amigo, pero no se sentía quien para escuchar toda la historia, ninguno había notado como Murasakibara escuchaba de cerca la conversación.

 

—Y un día encontré la prueba, ella lloraba con desesperación suplicándome que la perdonara, me miraba con miedo, como esperando que le dijera algo malo, que le hiciera daño, ella me temía y sus ojos, esos vacíos ojos que me recordaban a Tetsu, me suplicaban, por un segundo imagine como sería perder nuevamente a alguien, como era fallarle.

 

— ¿qué hiciste?

 

—Simplemente le dije, no más drogas, ni tú, ni yo. — sonrió de forma nostálgica. —ella lloró más fuerte esa noche, se acurruco en mi pecho agradeciendo y llorando,  siempre use protección, nunca rompí los condones, ni mucho menos, de eso estaba tan seguro, pero quizás drogado o borracho me había aprovechado de ella, nunca se lo dije,  pero un miedo que crecía en mi pecho,  cuando el parto llego, bueno las cosas se complicaron y ella murió, ni siquiera pudo verlo, pero era su viva imagen, pensé en pedir un examen de ADN, pero qué sentido tendría si no había nadie más que nosotros en la vida de ese niño, cuando abrió sus ojitos supe que no era mi hijo, era como si la vida me estuviera castigando, pensé en dejar a ese niño a su suerte, la idea se cruzó por mi cabeza, pero a pesar de eso no pude, por más que lo veía no podía si quiera pensar en dejar a ese niño.

 

— ¿Cómo?

 

—Eran dorados, como los de Kise, nadie se burlaba de mí, simplemente me estaban entregando el tesoro más precioso del mundo.

 

—Aomine yo…

 

—Kagami, si mañana Shun y tú hermano muriesen, ¿vas a dejar a ese niño desamparado?

 

—Claro que no. —el moreno se percató del rostro del tigre se había descompuesto.

 

—Entonces date una oportunidad de perdonar, somos humanos, siempre nos equivocaremos y actuaremos como niños, pero el enfrentar eso es ser un adulto, así que ve a ver a tu sobrino y a tú hermano, que son quienes realmente te necesitan a su lado. — Aomine no entendía bien como se había decidido a contarle la verdad, pero se sentía feliz de haber podido renovar la esperanza en el tigre.

 

Cuando  Aomine se quedó solo, Murasakibara decidió acercarse. — Fuiste muy valiente Mine-chin, yo te daré muchos dulces y Ryou-chin también, ambos son bienvenidos en mi pastelería siempre. — los grandes brazos del gigante cubrieron al moreno y aunque ninguno se había demostrado nunca un real afecto, Daiki sentía que podría saltar de felicidad, todos lo habían perdonado, todos estaban a su lado nuevamente, Ryouta y el no volverían a estar solos.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer....


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