Aomine POV.
Estábamos en casa de Kagami y las bebidas se terminaron, por lo cuál Tetsu y Murasakibara fueron por más, pero nosotros nos quedamos bebiendo. Luego de un rato nos aburrimos y de repente Kagami, Kise, Midorima y Takao comenzaron a hacer todo tipo de retos estúpidos. Akashi y yo nos mantuvimos ajenos al juego y sólo observamos lo que hacían y poco después llegaron Murasakibara y Tetsu, aunque tardaron en salir de la cocina. Pasó un rato y seguimos hablando hasta que Kise se tuvo que ir y después nos fuimos los demás.
Dio inicio el ciclo escolar y salía temprano, así que fui a esperar a Tetsu, pero él tardaba demasiado.
–Tardas demasiado.
–Perdón. Es que algo me entretuvo.
Ambos nos dirigimos a un parque y nos sentamos en una mesa.
–Tetsu. Yo... Quiero que me ayudes con algo.
–¿Eh? ¿Con qué?
–Ayudame a conquistar a Kise.
–¡¿Qué?!
–No permitiré que ese idiota me lo robe. Y haré lo que sea necesario.
–Aomine-kun... Yo-
–¡Kuroko!
Bakagami venía corriendo muy agitado y corría en dirección a nosotros.
–Tetsu. Si es necesario yo seré capaz de herir a Kagami.
Él me miró sorprendido y después Bakagami habló.
–Kuroko, ven. Riko-chan nos necesita con urgencia.
–Perdón, Aomine.
Subieron a un taxi, por lo cual ya no los seguí y me quedé un pequeño rato en el parque. Al poco rato llegó Kise agitado.
–Joder. Ya es muy tarde.
–¿Esperabas a Bakagami?
Él chasqueó la lengua y se volteó ignorándome.
–Él se fue con Tetsu hace poco.
–¡¿Qué?!
Me di la vuelta y caminé pero Kise me jaló.
–¿Qué quieres? Creí que me estabas ignorando.
–Pero-
–Suéltame.
Jalé mi mano con fuerza, haciendo que me soltara.
–No tengo tu tiempo. Adiós.
Entonces Kise se me atravesó y no me dejaba pasar.
–¿Qué quieres?
–Aomine... ¿A dónde se fueron? Tengo que hablar con Kagami.
-No lo sé. Subieron a un taxi y se fueron.
–Ya veo...
–Pero tú y yo si tenemos que hablar.
–¿Qué?
–Vamos. Necesito estar a solas.
Nos fuimos a un parque y nos apartamos de las otras personas para poder hablar cómodamente y para mi fortuna el parque estaba vacío.
–Kise, ¿desde cuándo son novios realmente?
–Ya lo habíamos dicho.
–Kise, ¿me odias?
–No... Eso me es imposible.
–Entonces, ¿por qué me ignoras?
–Eso es... Lo siento. Yo no puedo evitarlo.
–¿Por qué?¿Te hice algo?
–No. Es mi culpa... Lo siento, pero no soy capaz de hablar contigo o Kurokocchi.
–Kise... ¿Realmente amas a Bakagami?
–Aominecchi. Por favor. No quiero hablar.
Kise se levantó pero yo lo jalé e hice que se sentara.
–Escúchame. Si tú no quieres hablar. Al menos yo te diré algo.
–Por favor. Quiero estar solo.
–Te dejaré si me escuchas.
–Está bien.
–Kise. Realmente odio que seas así de cercano a Kagami.
–¿Eh? Pero eso es...
–Kise, ¿qué harías si yo te dijera que a Tetsu le gusta Kagami?
–¿Qué has dicho?
–Es enserio, ¿qué harías?
–No juegues con esa clase de cosas.
–Kise... ¿En verdad lo amas?
–¿Qué importa la respuesta? Nada va a cambiar de todas maneras.
–¿Y si te digo que tú me gustas?
–No te creería. Eso es... Imposible.
–¿Por qué imposible?
–Es evidente que te gusta Kurokocchi. Es imposible que te guste yo... Es decir, me tratas de una manera tan indiferente y cruel, que duele. Es imposible que te crea.
–¿Qué puedo hacer para que me creas?
–No hay nada que puedas hacer ahora. Lo siento, es mejor que me vaya.
Kise se levantó y yo lo jalé, haciendo que se sentara entre mis pies y para que no se levantara de nuevo lo abracé.
–Suéltame, Aominecchi.
–No lo haré.
Giré su rostro hacia mí y le planté un beso en los labios. Al separarnos Kise bajó la cabeza de lado.
–¿Q-Qué haces?
Cuando me volteó a ver estaba completamente sonrojado y con el rostro lloroso, se acomodó de frente a mí y me miró fijamente.
–Kise, te lo he dicho. Tú me gustas... No, es más que eso. Kise, yo te amo. Tienes que creerme, por favor.
–No juegues conmigo. No es divertido... ¿Por qué tuviste que ser tú? ¿Por qué no alguien más? Maldición. Soy un idiota.
Él se abrazó a mí y escondió su rostro en mi pecho, mientras apretaba mi polera. Después de eso, comenzó a llorar, me habló de lo que sentía mientras lloraba y no se separó de mí.
–Yo... En verdad soy de lo peor...
–No digas eso.
–A pesar de que es obvio que a Kurokocchi le gustas... Yo no soy capaz de retener estos sentimientos... Sabía que no tuve por qué enamorarme de ti, pero aun así lo hice... Sabía que estaba mal, pero no pude evitarlo e incluso intenté olvidarte con ayuda de Kagami, pero sólo incrementan mis sentimientos por ti haciendo que mi pecho arda y me ahogue con mis lágrimas. Soy un maldito asco.
–Ki-
–Perdón por enamorarme de ti. Perdón. No quería que esto pasara.
Él soltó un gemido de dolor y mi pecho se estremeció.
–Cálmate.
Después de que se calmase lo llevé a comer y a caminar. Mientras caminábamos no dijo nada, sólo se mantuvo en silencio, al igual que mientras comía.
–Ya es tarde. Me tengo que ir.
–¿Eh? Vamos. Te acompaño a casa.
–Perdón por lo que dije.
–No pasa nada. No tienes que preocuparte. Fue culpa mía por presionarte.
–Perdón...
Una lágrima rodó por su mejilla y yo sólo hice que no la vi para no hacerlo sentir incómodo.
Llegamos a su casa y me despedí de él con un beso en la frente.
–Piensa en lo que te dije.
Después de eso me fui a casa y me recosté en mi cama. Hoy había sido un día muy inconveniente y extremadamente extraño. Realmente me sentía cansado de manera física y emocional. No entiendo porque las cosas terminaron de este modo. Mi celular sonó y respondí.
–¿Bueno?
"–¡¿Qué le hiciste a Kise?!"
–¿Bakagami?
"–¡RESPONDE!"
–Nada. ¿Por qué?
"–Tendremos que hablar cuanto antes. Adiós."
-*¿Qué demonios fue eso? Yo no le hice nada. Hoy no es mi maldito día. Joder.*
Me fui a dormir y al despertar me dirigí a la escuela. Toda la semana transcurrió normalmente pero no hablé con Kise. Ya llegado el fin de semana nos reunimos todos para ir al karaoke pero Kise evitaba pasar tiempo conmigo y me trataba algo frío. Cuando finalmente logré quedarme a solas con él en las escaleras del pasillo, lo acorralé y lo hice hablar.
–¿Por qué me evades?
–No lo hago.
Discutimos un rato, hasta que me gritó.
–¡TE ODIO!
Yo respondí serio, intentando mantener la compostura.
–No me importa.
Él se sorprendió, sus ojos se rizaron y de cierto modo empalideció. Me empujó con fuerza y salió corriendo.
–¡Vete al diablo! ¡Aominecchi, idiota!
Él se fue del karaoke y no volvió. Yo regresé con los demás y les inventé un motivo del porque Kise se había ido.
En la noche intenté llamarlo y me mandaba a buzón, así que decidí ir a buscarlo a su casa pero no abrió.
*Kise... Perdóname por ser tan estúpido y hacerte esto.*
Fue entonces que me enteré por su madre, que Kise no había...