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Sexo casual por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Hola!! ¿Ya les dije que me gusta ver arder el mundo? ¿No? Bueno, están a punto de descubrir porque lo digo.


Antes de iniciar, quiero darles una mala noticia. Avise por Facebook que mi computadora se descompuso. El capítulo lo he escrito desde la Tablet (así de ociosa andaba hoy) por lo cual puede tener errores u horrores de ortografía. Por lo mismo no sé cuándo pueda ser la siguiente actualización u.u ya que esto me costó MUCHO, pero mucho. Maldito teclado touch, en fin. Espero que les guste, y no se extrañen si desaparezco un tiempo. ¡Maldita y amada computadora!


No los molesto más y les dejo leer :3 

Título: Sexo casual

Resumen: Solo pretendían tener un poco de sexo rápido en el elevador, ninguno de ellos imagino que protagonizarían el video porno más visto de las redes sociales…

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16 años

Género: Romántico. AU.

Advertencias: Lemon. Mpreg.

N° Capítulos: 5 de x

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sexo casual

Ciel Phantomhive Pov

Capítulo 5: Desesperación  

Mi vida había dado un giro de 180° en tan solo unas cuantas horas, y es que sigo sin poder creer que anoche todo era perfecto, casi color de rosa, ahora... ahora me limito a permanecer sentado en la sala de Sebastián, viéndolo ir de un lado a otro con una mueca de molestia, mirando de vez en cuando la pequeña mesa de centro en donde descansaba su laptop con el video pausado, ya que a él también le llego un correo similar al mío. Evidentemente carecía de aquel sarcasmo tétrico que actualmente me revuelve el estómago, aun así era un simple párrafo que mandaba toda mi vida a la mierda.

Suspire con frustración, no tenía caso atormentarme, al menos no aun, mientras él... él había remplazado aquella pijama blanca de algodón por unos pantalones negros y una camisa azul, la cual ni siquiera se tomó la molestia de abrochar. En estos momentos no sé si estará molesto o preocupado por el video, puede que ambas. Yo quiero devolver el estómago de los nervios, incluso del miedo al pensar en mis padres y su reacción al ver a su —siempre correcto— hijo follando en un elevador. No sé qué será más escandaloso y vergonzoso para ellos, si verme en una situación tan íntima o que mi acompañante sea Sebastián.

Un extraño escalofrío recorre mi espalda, erizándome los bellitos de todo cuerpo. El silencio es estremecedor, puede que agobiante, y solo soy capaz de concentrarme en las pisadas de Sebastián yendo de un lado a otro por toda la estancia, marcando incesantemente un numero en el celular, después maldice y mira a todos lados con frustración, como si estuviera a punto de arrancarse el cabello. Y no lo culpo, creo que desde hace varios minutos, yo eh entrado en la etapa de negación, haciéndome creer que todo esto es un sueño y pronto despertare para poder seguir con mi vida, sin complicaciones y sin Sebastián.

—¿Papá? —la suave vos de una niña detiene su caminata.

Al girar el rostro, puedo ver a una pequeña de tres años con un pijama rosa de gatitos, quien se frotaba los ojitos con sueño. Mi cerebro no alcanza a comprender aun la situación, así que me dedico a observarla por lo que parece ser una eternidad, intentando razonar todo. Simplemente es preciosa, de piel blanca, ojos rojos como los de Sebastián, pero los suyos reflejan inocencia y curiosidad, finalmente su cabello es negro azabache, bastante ondulado, el cual lleva arriba de los hombros. 

—Beast —susurra con un tono extraño, demasiado amable y mimoso para mi gusto—. Perdón por despertarte, cariño, ahora vuelve a la cama.

—Quiero estar contigo... —hace un puchero tan tierno, que me sería imposible negarle algo, comenzando a preguntarme ¿dónde diablos esta la madre de la pequeña? Porque en el momento en que se entere de lo que paso entre su esposo y yo (si es que lo hace), no creo que este muy contenta con el hecho de verme en su casa, intentando resolver un problema que acabara con su matrimonio y pondrá a este idiota como un infiel de primera.

Sebastián sonríe mirando su reloj de pulsera, aún es temprano, probablemente ni siquiera son las ocho de la mañana, pero el día pinta para ser el más catastrófico de mi vida en más de un aspecto. Estúpidamente, en todo lo que me concentro es en que Sebastián tiene una hija, probablemente una familia, así que Ángel T no solo termino con mi noviazgo, sino también con la vida en pareja de él. Curiosamente, Sebastián no es el típico hombre que da el perfil de padre amoroso o esposo cariñoso, pensarlo me estremece, es algo inexplicable, pero al mismo tiempo malditamente frustrante, como si me molestara el hecho de que tiene a alguien. ¡Eso sería estúpido, él no representa nada en mi vida! Pero aquí todo está mal, repentinamente mi mundo girara alrededor de este perro con correa y no hay nada que pueda hacer para evitarlo.

Ahora no solo estoy preocupado, estoy cabreado con este perro —alias: Sr. Michaelis— que teniendo a alguien va y busca sexo de una noche. No puedo evitar pensar en que si desde un principio se hubiera comportado como el esposo fiel que debe ser, esto nunca hubiera pasado. ¡Así que todo esto es su puta culpa! Solo suya por no saber mantener al pajarito enjaulado. Simplemente vino a complicar mi vida, porque si él no ama a la madre o padre de esa niña es una pena, porque yo si amaba y amo a Claude, un maravilloso hombre al cual acabo de perder por un estúpido revolcón que ¡jamás! Debió haber pasado. ¡Pero paso! Decir que me arrepiento es poco, no puedo regresar el tiempo ni rogar para que las cosas sean diferentes. Ya está, hice de mi vida una mierda.

Entrecierro los ojos mientras lo miro con odio, al mismo tiempo, mi subconsciente me recrimina y alega que él sólo tiene la mitad de culpa, algo así como: yo propongo y tú eliges. Mierda, es verdad, pero no lo quero aceptar, tan solo me molesto más y más cada segundo, contemplando al más grande mentiroso que he conocido, mientras levanta en brazos a la pequeña, haciéndole mimos en la espalda para que vuelva a dormir, Es ahí donde me reprimo mis ganas de decirle todo lo que pienso de él.

—No debías enterarte —me dice bajito, para no despertar a la pequeña que se volvió a dormir casi de inmediato.

—Lamento haber descubierto tu puta farsa.

—Tu no entiendes —habla lo más bajo que le es posible, sentándose en el sofá justo a un lado de mi—. Casi nadie sabe de ella, ni siquiera Claude...

Mis ojos se abren y no evito verlo con desconcierto y una curiosidad agobiante, es entonces que caigo en cuenta que si Claude vino a armar un alboroto, su esposa ya hubiera salido, pero solo apareció una pequeña que es la viva imagen de Sebastián.

—No entiendo.

—Es complicado —susurra acariciando la carita de Beast—. Yo... fui lo que muchos denominarían como problema. A los quince años ya me había involucrado en drogas y un mundo que no querrás saber...

—Tu vida privada no es de mi interés —le corto sin saber realmente que pensar, él suspira cansado y se levanta, adentrándose en un pasillo levemente iluminado, el cual supongo que conduce a los dormitorios. Cinco minutos después aparece con el celular en las manos, volviendo a marcar un número.

—Agni... si, si... te lo compensare —murmura en cuanto alguien atiende la llamada—. Actualmente tengo un problema... no, no es eso... ¿dónde estás?... ya veo, ¿podrías pasar a mi departamento para explicarte mejor?... Solo un poco... se puede decir que estoy bien. De acuerdo, entonces en veinte minutos.

Al terminar la llamada suspira aliviado, dejándose caer en el sofá. Luce cansado, y no es la preocupación lo que le agobia, así que intrigado por saber a quién llamó con tanto desespero y sus motivos reales para ayudarme en vez de gritar y maldecir, busco una mejor posición, mirándolo de soslayo. Aun me siento intimidado por su presencia, tal cual lo aria un indefenso cervatillo ante una poderosa pantera que te enseña sus afilados colmillos hasta paralizarte. Y cuando nuestras miradas chocan, balbuceo lo primero que se me viene a la mente.

—Y Agni es...

—Un viejo amigo —dice intentando aparentar calma—. Si hay alguien que puede quitar el video de la página porno, de face y rastrear al usuario es él —desliza su mano entre su cabello, denotando desespero—. Es casi seguro… pero si no lo descubre pronto, al menos abra quitado ese video... —sonríe con prepotencia—. Esto lo hago no tanto por mí, créeme que mi vida es una larga lista de incidentes como este, pero al parecer quien lo hizo tenía algo contra ti y Claude, así que mi presencia fue solo la pieza faltante que necesitaba para arruinar tu vida y separarte de mi hermano.

—No hay nadie que quiera separarme de Claude —chillo ofendido por su absurda hipótesis—. Tú mismo lo viste en el correo, aquella persona quiere verme hundido y lo logro, ¡Me humillo públicamente! No conforme con eso ha enviado el link del video completo a todos mis conocidos, o si no es que a la mayoría. Y lo que sea que haya planeado al parecer le funciono de maravilla, ¡tan solo mírame! No soy capaz de volverle a dar la cara a mis padres.

—Tendrás que hacerlo en algún momento —sentencia con autoridad.

—Tu eres padre —le digo con rabia—. ¿Que pensarías si tu hija de veinte años está follando con el hermano de su prometido ¡en un puto elevador!?

—Esto no se trata de mí —me mira con molestia—, yo no soy quien corre asustado buscando un refugio. Te recuerdo que yo también aparezco en el video, si dependiera de mí ahí lo dejaba. No me importa, es más, salgo de maravilla follando a un chiquillo mimado...

Sin pensarlo, mi mano se mueve automáticamente e impulsado por la rabia, y le abofeteo fuertemente, dejando mis dedos perfectamente marcados en su mejilla. Sus ojos se abren y me mira entre impresionado y arrepentido, pero no pienso ceder, ya que no es la primera vez que me ofende, pero si la última vez que lo permito. 

—Yo no quería aparecer en ese video —le digo poniéndome de pie—. Todo esto fue un error, uno que quise olvidar, para poder seguir adelante, fingiendo que nada de esta mierda paso —levanto mi mano mostrándole el anillo de compromiso, el cual nunca me quite—. Pensé que esto acabaría, di vuelta a la página o eso creí, pero ahora descubro que no solo he perdido a la persona que amó, sino que más de uno se enterara y no podré hacer nada.

—No sabía que te importara tanto la opinión ajena.

—No es lo que digan, es el cómo me siento —empiezo a hiperventilarme, pero no me importa, aprieto los puños con fuerza y me pongo frente a él—. Toda mi vida eh intentado sobresalir, ser reconocido y ser el mejor, pero créeme que después de esto nadie me recordara como al doncel que ama leer, el que sabe más de cuatro idiomas, ama la poesía o está obsesionado con las pinturas de Leonardo Da Vinci. Ahora seré Ciel, el que cogió con el hermano de su prometido en un elevador y para probarlo existe un video.

—Por favor cálmate —se pone de pie, colocando sus manos sobre mis hombros. Extrañamente me relajo, sintiendo las lágrimas descender por mis mejillas, pero no precisamente de tristeza, es frustración una tan grande que amenaza con hacer estragos en mi organismo en más de una forma.

—¡No me pidas que me calme, estúpido perro! —le tomo del cuello de la camisa, apartándolo con violencia de mi cuerpo—. Porque toda la culpa es tuya.

—Ciel —su ceño se frunció observándome desaprobatoriamente con aquellos intensos ojos escarlata—. Yo jamás te obligue a beber, mucho menos a tener sexo conmigo. Parte de la culpa es mía, lo acepto, pero solo una mínima parte. Y si fuera completamente mía, igualmente ya paso. El video esta en internet y Claude termino contigo y me odia a muerte. No puedo hacer más que pedirle a un amigo que lo elimine e intente descubrir al culpable.

La intensidad en su vos me estremeció, obligándome a guardar silencio, él tenía toda la razón. Actualmente solo me quedaba intentar salvar la poca dignidad que aún tenía, o puede que ya la hubiera perdido toda, y como si el universo se pusiera de acuerdo para joderme, mi celular comenzó a sonar insistentemente. Era una llamada de mi padre, la última persona con quien deseo hablar, por lo que simplemente sujete el móvil entre las manos, temblando al no saber qué hacer ahora. Y presa de un pánico infantil, lo apague botándolo a un lado, sintiendo un enorme nudo en la garganta.

—¿Por qué lo apagas? —cuestionó con curiosidad, mirándome como aquel padre que espera descubrir la mentira en su hijo, logrando incomodarme. Pero su gesto socarrón era suficiente para saber que se burlaba de mi debilidad.

—No me interesa enfrascarme en una pelea interminable con mi padre, quien seguramente comenzara a echarme en cara mis actos reprobatorios. Sé muy bien lo que hice —espete con molestia—, no necesito que nadie me lo diga.

Se encogió de hombros, y en el momento en que se ponía de pie, el timbre sonó con una tonada suave y tranquilizadora. Elegantemente camino hasta la entrada, abriendo sin siquiera preguntar, segundos después apareció un hombre de tes morena y cabello blanco, sonriendo afablemente. Su actitud serena y sonrisa amable, lograba tener un efecto contrastante a la irónica presencia de Sebastián.

—Buenos días —saludó respetuosamente sin dirigirse a alguien en concreto—. ¿Y bien... —miró a Sebastián— cuál es la emergencia?

•••

Decir que estaba avergonzado y con ganas de que la tierra me tragase es poco. Agni era un buen chico a quien sorprendentemente no le importó saber que su amigo Sebastián era protagonista de un video porno, ¡lo había tomado como si fuera la cosa más natural y normal del mundo! Tan solo negó con la cabeza un par de veces y dijo que haría cuanto estuviera a su alcance para quitar eso de internet y poder salvar la poca dignidad que aun pudiera tener.

Evidentemente no fue suficiente, ya que a las nueve de la mañana me arme de valor y volví a prender el móvil, dándome cuenta que tenía varias llamadas perdidas de mi padre y madre, junto a un sinfín de mensajes de Grell, Alois, Lizzy, Soma y varios conocidos, entre ellos familiares  y socios de la empresa con quien logre llevarme bien. Por eso estaba reticente a abrirlos, pero entre más rápido lo hiciera sería mejor.

“Ciel, no sé si esto es un juego o una broma de mal gusto. La verdad es que no entiendo nada de lo que está pasando, estoy entre sentirme ofendida o decepcionada. Por favor llámame, me gustaría platicar contigo.

Lizzy”

Si lo pienso bien, creo que ese fue el más coherente de todos, por lo que un poco más tranquilo y extremadamente avergonzado, abrí los demás. Alois solo se burlaba por mi descuido, después me preguntaba qué había pasado con Claude, alegando que era un maldito infiel, lo cual no sé si interpretar como reclamo, burla o mofa a mí persona y a mi relación. En cuanto a Soma, bueno, creo que mi vergüenza le afecto un poco, mis demás contactos se han mantenido al margen de todo, pero me sigo preguntando ¿a cuantas personas les habrá llegado el puto correo?

Mire el reloj de la pared, marcaba las nueve quince de la mañana y como si fuera un día cualquiera, Sebastián se puso a preparar el desayuno, después se perdió entre los pasillos, dejándome solo con Agni quien se mantenía absorto en su trabajo, con una expresión serena y un tanto aburrida.

—Es complicado —murmuro después de unos cuantos minutos—, sé que nunca es fácil tratar con Sebastián, pero una vez que lo conoces te das cuenta que es una persona amable, a quien fácilmente malinterpretan.

—Por la forma en que se comporta, no me extraña.

Agni soltó una pequeña risa mirándome de soslayo.

—Desde hace un tiempo, no lo veía tan interesado en alguien, al parecer significas mucho para él —se mantuvo en silencio, como si evaluara mi reacción. ¿Yo significaba algo para él? Probablemente solo era el chico de una noche, por lo que no le di importancia a su comentario, aunque otra cuestión comenzaba a taladrar mi cabeza con desespero.

—No lo creo —afirme—. ¿Y la mamá de su hija…?

Intente sonar despreocupado, pero al parecer no funciono, ya que Agni se puso serio repentinamente.

—No lo sé —y por primera vez, detecte un deje de odio y molestia en su voz.

—Ella decidió que no estaba interesada en el papel de madre —la aterciopelada vos de Sebastián se escuchó en toda la sala, y al girar el rostro lo vi con Beast en brazos, quien aún lucia adormilada—. Por lo que se marchó en la primera oportunidad que tuvo, persiguiendo el clásico sueño americano…

—En el mejor de los casos —murmuro Agni con molestia.

Es entonces que entiendo muchas cosas, preguntándome por primera vez, ¿Quién eres realmente… Sebastián Michaelis?

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Sé que esto no se lo esperaban. Pero todo estaba maquiavélicamente planeado desde el principio. Y la mamá de Beast no aparecerá en la historia porque no se me ocurrió quien puede ser XD tal vez más adelante tenga una candidata y ya veremos qué pasa jaja


¡Sebastián no tiene compromiso!


Bueno… solo con su hija xD y ¿qué creen que paso en la vida del pobre Michaelis? ¿Ciel lo odiara? La verdad no, ya lo aprecia xD


Yo me despido y sinceramente espero estar pronto publicando algo más. Cualquier duda, tomatazo o insulto favor de dejarlo en un rw que yo responderé gustosa xD


Haruka Eastwood


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