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War of hearts. por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Hola, personas! :)

Les vengo a dejars la actualizacion que no veria el mundo hasta la proxima semana, pero heme aqui. :D 

Espero les agrade. 

 

 

Por un segundo, el viento corrió frio por su cuello desnudo. No se sentía cómodo, algo había cambiado en su totalidad, no le gustaba para nada y Seijuuro se veía molesto. Quiso hablar, pero por alguna razón, le daba miedo volver a dirigirle la palabra al pelirrojo. Ciñó la cinta del bolso mirando los getas frente a él.

−¿Es Hiroshi quien te gusta? –preguntó Akashi después de resoplar.

Furihata dio un respingo, miró a Seijuuro nuevamente descubriendo que la mirada aterradora que le dirigía a la oscuridad de la tarde, se había desvanecido dejando lugar hacia la acostumbrados ojos apacibles.

−¿También te lo dijo Kuroko? –preguntó Kouki agachando la cabeza.

−Heh… así que acerté. –rio sin muchas ganas de hacerlo. –Es fácil deducirlo si te ruborizas cada que hablas con él. Además del hecho de que registras su nombre de pila llamándolo por su apellido.

Kouki levantó la mirada, sorprendido por cuan perceptivo era Seijuuro. Aunque si ponía atención, era él quien no se daba cuenta de cuan notorio podría llegar a ser. Agachó la mirada nuevamente sintiéndose extremadamente avergonzado por no percatarse de eso antes.

Por otro lado, Akashi mantenía su máscara de comprensión y simpatía hacia el avergonzado muchacho que terminaba por ser descubierto por una persona que apenas conocía, con la que se había sentido en confianza con facilidad y hora él tendría que ayudarle a poder deshacerse de esa incapacidad que lo hacía retroceder ante la persona que le atraía. Si, debía ayudarlo y no defraudar la confianza originada ignorando el encanto que sentía hacia Furihata Kouki. Sin embargo, en su interior se sentía furioso. Se retractaba de haber aceptado la oferta de Kuroko al decirle que fueran juntos a biología. Se sentía incluso peor al no negarse a ayudar a una persona incapaz de dar un paso sin temer la caída. Que idiota. Ah, pero aún podía ignorar la existencia de Fukuda Hiroshi y bien, quedarse con el paradójico castaño que no terminaba de descifrar en su totalidad.

¿Le dejaría de cautivar si lo descubriera? Es decir, ¿el encanto de Kouki terminaría una vez que Akashi encontrara que no había nada más interesante en el castaño? ¿Todo terminaría una vez se acostumbrara a su particularidad? ¿Dejaría de sentir su corazón acelerarse cada que lo viera, o cada que una sutil sonrisa iluminara el rostro con color a sol?

−Entonces, ¿puedo contar con tu ayuda? –preguntó dubitativo.

−Por supuesto. –contestó saliendo de sus cavilaciones tan poco propias de él. La respuesta había salido en automático de sus labios, ni siquiera dudó en responder incluso cuando su mente le gritaba que lo rechazara y no volviese a verlo.

−¡Gracias, Sei! –sonrió mostrando sus lindos dientes siendo delineados por los labios sonrosados del castaño. Seijuuro se mordió la lengua y sonrió esforzándose en ello. –Quiero comprar manzanas acarameladas.

−Vamos, probablemente solo estén esperando por nosotros. –se levantó de la banca postrándose frente a Kouki, le tendió una mano para ayudarle a levantar ya que suponía que su poca costumbre al usar geta le impediría andar bien.

−Eres demasiado amable. Ahora entiendo porque me ayudarás… y dices no ser casanova. –sonrió guardando su celular en el bolso.

Akashi sonrió sin decir nada y sujetó con fuerza la mano cálida y pequeña del castaño. Se sintió extraño. Ahora sabía quién era Furihata, se trataba de la misma persona que había cautivado sus sentidos, que había despertado su curiosidad y la misma que había cortado tajantemente y sin saberlo, todas las expectativas de Akashi sobre poder acercarse a Furihata, porque si, le gustaba esa manera de tratarlo con familiaridad, sin tenderse a sus pies y porque no buscaba algo de él.

−Ahora que sabes mi apellido…

−No. –sonrió al ver como Kouki se concentraba en caminar correctamente sobre el asfalto que pisaba. −Creo haberte explicado que a mis conocidos los llamo por su nombre.

−Pero, ¿has pensado que tal vez les molesta que los trates con tanta familiaridad?

−¿A ti te incomoda?

−No me incomoda, es raro. –sinceró distraídamente. –… pensaba llamar a Fukuda por su nombre.

−Me niego. –declaró Akashi deteniendo su paso en seco. Kouki también se detuvo extrañado por el cambio tan repentino en el tono de voz de su compañero. Tal vez se estaba apresurando demasiado. Miró el semblante oscurecido de Seijuuro, quien luego de cuestionarse mentalmente por qué le molestó la propuesta, respiró profundo.

−Supongo que es así. –se rascó la nuca avergonzado por querer proponer algo que sabía, estaba fuera de toda posibilidad.

−No me malinterpretes. Mira, para mi es natural, sin embargo, si tu empiezas por querer llamarlo por su nombre de pila, estoy seguro de que balbucearás y atropellaras las palabras por no estar acostumbrado.

Akashi explicó tan coherente como le fue posible recordándose que él debía ayudarle a Kouki. Siguieron su paso uno a lado del otro observando las decoraciones en los árboles que ya no florecían, sino que ahora sus hojas verdes resplandecían por las lucecillas que se enredaban en cada árbol alto y uno que otro insecto chirriaba entre los arbustos.

−Jajaja… tienes razón. Bueno, cuento con usted, asesor, no casanova. –sonrió Kouki con total sinceridad.

−Será un placer trabajar con usted, joven tímido y notorio enamorado.  –le devolvió la sonrisa, con menor intensidad que la del contrario. Estrecharon sus manos en un trato que ninguno estaba dispuesto a romper.

 

 

 

−Mira esta mascara. –emocionado, Kouki admiró los colores plasmados en las diversas mascaras hechas por los chicos de artes plásticas. Las había tradicionales como kitsunes y onis, y modelos nuevos como de un pirata con parche de colores. –Pruébate esta, estoy seguro de que queda contigo. –dijo retirando una máscara negra con delineados en dorado, los ojos rasgados estaban pintados en rojo al igual  que el detalle de la boca.

−¿Por qué piensas eso? –preguntó tomándola entre sus manos.

−Porque es bonita. –respondió como si nada levantando otras mascaras.

Akashi se sintió súbitamente desesperado. Volvió a dejar la máscara en su lugar y recogió una de hyottoko. A su parecer, esa se amoldaba más a él por la deformidad de su personalidad. Casi suelta una sonora risa al imaginarse de esa forma, mas, el escuchar una voz poco familiar llamando a Kouki, le hizo girar al mismo tiempo que el castaño.

−¡Furi! –llegó un chico ligeramente más alto que ellos. Seijuuro, sin conocerlo, supo quién era por el brillo en los ojos castaños de Kouki. –Estábamos por irnos a jugar. ¿Vienes? Kuroko, Kagami y otros chicos que no conocía están con nosotros.

Fukuda no llevaba getas como ellos, sino un par de sandalias mucho más cómodas que pedazos de madera pulida para llevar debajo de los pies. Su yukata era gris con bordes negros, al igual que el obi.

−Si. También vengo con… un amigo. –se hizo a un lado para que viera a Akashi, quien extendía ya la mano.

−Akashi Seijuuro, un placer.

−Fu-Fukuda Hiroshi. –se inclinó al tomar su mano. Ahí estaba, esa actitud que todos tomaban con ver su rostro o al saber su nombre, esa actitud que Kouki no había tenido con él y que le había gustado.

Furihata sonrió por lo exagerado que actuaba Hiroshi al estar frente un desconocido, pero lo dejó pasar al ver que Akashi también parecía divertido y pedía que no fuera tan cortés.

−Vamos, que nos esperan. –alentó Kouki dejando el puesto de máscaras. Fukuda miró de reojo a Seijuuro, quien se percató de la actitud del más alto hacia él, como si lo estuviera analizando de pies a cabeza. ¿Acaso Hiroshi también gustaba de Kouki? ¿El asunto era correspondido desde el principio?

−Kouki, tengo una duda, ¿crees poder responderme?

−Si está dentro de mis conocimientos, intentaré hacerlo. –sonrió mirando los adoquines que pisaba con tal de no caer. Furihata no se daba cuenta de que esa actitud tan suya cautivaba no solo a quien quería que lo viera, sino a Seijuuro.

−El día que te conocí, vi un árbol bastante curioso para mí. Era bastante alto, con hojas alargadas, delgadas y pequeñas. Había bastantes de ellas en una sola rama.

−¿Tenia flor? –preguntó curioso.

−Si. Como campanillas prolongadas y lilas.

−Jacaranda. –concluyó de inmediato dando media vuelta sobre sus talones, pareció olvidar que llevaba getas, por lo que se tambaleó extendiendo los brazos para cobrar un poco de equilibrio, sin embargo el peso sobre sus sandalias tradicionales, lo traicionó llevándolo con la gravedad hacia el suelo.

Akashi quiso moverse rápido, pero el que lo rebasara Fukuda atrapando el torso de su amigo mas pequeño, lo dejó plantado en el suelo. Cierto, él no debía de hacer algo, sino Hiroshi, para que pudiese gozar Kouki de su tacto.

−¿Estas bien? ¿Te lastimaste? –preguntó Fukuda depositándolo en el pasto escasamente húmedo. Kouki tenía el rostro contraído de dolor y ceñía con tal fuerza el tapete de pasto que llegaba a arrancar algunos.

−No… mi tobillo. –balbuceó evitando tocar el suelo con su pie izquierdo.

Akashi ubicó con sagacidad el tobillo, se acercó y tomó con sumo cuidado el pie de Furihata. Lo miró atentamente descubriendo la súbita hinchazón y coloración morado azulino que le rodeaba el tobillo.

−Es un esguince. –dijo Akashi mirando al pequeño castaño que parecía llorar, pues una de sus manos cubría su rostro mientras se mordía el labio. –Calma, Kouki, solo debemos ir a una enfermería.

−Solo la facultad de química está dando por hoy, ese tipo de servicios. –aclaró Hiroshi.

−¿Crees poder llevarlo? Es decir, no puede caminar por su propio pie. Yo iré a avisarles los demás. –se levantó del suelo sacudiendo la tela que lo cubría.

−Claro. –asintió pasando el brazo de Furihata por sobre sus hombros. Seijuuro respiró profundamente tratando de alejar los celos que corrían ardientes por sus venas al ver como Hiroshi sujetaba firmemente la cintura de Kouki. –Vamos, Furi.

El pelirrojo, con el corazón en un puño, admiró las luces y aromas rodeando al par de chicos que caminaban hacia química. No había nada que hacer si es que esa atracción era correspondida, más que el empujarlos para que descubrieran la reciprocidad.

 

 

Notas finales:

Que tal? Como estuvo? :) Ya estoy empezando el siguiente, asi que esperenlo la proxima semana. :D

Hyottoko es una mascara de un hombre asimetrico, parece que silva. xD 

Para personas que me siguen con otras historias, intentare, en serio intentare actualizar pronto, solo tengo un bloqueo mental que espero haber superado para el martes. :V 

Gracias por leer. 

Nos vemos en la actualizacion!!! :}


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