Escucha el constante sonido de las gotas de lluvia golpear violentamente el techo de la parada perteneciente al transporte publico donde se encuentra resguardándose de el cambio climático que había surgido de un día para el otro. Las oscuras nubes se habían juntado en complicidad durante la madruga, mas se habían negado a soltar gota alguna hasta entrada la tarde, tomando desprevenidos a los transeúntes que ya terminaron confiándose que aquel día ya no llovería, o al menos no hasta entrada la noche.
Suspira cansado mientras continua conversando mediante su celular con uno de sus amigos de la universidad, aquel sábado había tenido que ir voluntariamente a fuerzas a poner un pie dentro de las aulas donde tomaba sus clases para entregar unos trabajos pendientes, así como para recuperar unos libros que necesitaba pero que había olvidado dentro del instituto. Tal había sido su prisa que terminado saliendo sin paraguas alguno, únicamente había tomado una chaqueta ligera que con suerte le estaba ayudando a soportar el frió aire que el mismo cambio climático se había encargado de arrastrar ahora que el sol se encontraba totalmente oculto tras las gruesas y grises nubes que no paraban de llorar en la ciudad.
Una vez mas maldijo su suerte cuando observo la calle por la cual transitaban unas cuantas personas mas, unos pocos peatones que si se habían preparado -o cuya salida era lo suficientemente reciente que habían alcanzado a tomar un paraguas- otros tantos corrían cubriéndose con lo que tenia o en su defecto, intentaban ir lo mas rápido posible para evitar el mojarse mas de lo que querían, sin éxito alguno. Su mirada volvió una vez mas al autobús que se había detenido en su parada y de la cual bajo una única persona, que de manera inmediata se movió de la parada con un llamativo impermeable amarillo puesto encima, la etiqueta aun pegada -por todos los medios intento no reírse- típica compra de ultimo momento para intentar salvarse lo mas posible de la lluvia que amenazaba a todos con la amenaza latente de esparcir cuanta enfermedad fuese posible. Su mirada va de izquierda a derecha, nota el poco transito automovilístico y la baja velocidad a la cual todos manejaban se debía al pavimento totalmente humedecido por el agua, los pocos taxi que transitan van ocupados, y los camiones que se detienen en esa parada no lo dejan ni remotamente cerca del lugar donde reside. Maldice una vez mas su suerte, un bonito día para tener descompuesta la motocicleta.
Siente su celular vibrar una vez mas en su mano diestra y su mirada se gira inmediatamente ante dicho objeto electrónico, la conversación por whatsapp lleva el nombre de "Lectro" en la parte superior, la única persona en el mundo a la cual Riley le terminaría pidiendo un favor, ademas de ser el único con licencia -aparte de él- para conducir actualizada. Rueda los ojos una vez mas cuando lee la respuesta negativa por parte del rubio y manda nuevamente otro mensaje pidiéndole amablemente que no sea flojo y pase de una vez por el, duda en si amenazarlo o no con los apuntes de la clase de trigonométria que recuerda le faltan a su compañero de clases. No recibe una respuesta inmediata, casi puede oír al rubio quejarse de su sucia artimaña, puede sentir el ceño fruncido y un leve intento de asesinato recorrer su espalda, mas que miedo siente diversión, tantos años viviendo con las misma personas algo debía de haber aprendido.
El sonido de pisadas interrumpe sus pensamientos, no se gira aun cuando escucha varias voces hablar entre ellas misma y a distintos volúmenes. Una mueca de molestia aparece en su rostro, con un suspiro y tras sentir una leve migraña comenzar a nacer, alza la mirada de su celular y se gira desinteresadamente con dirección a las personas con las cuales se encuentra compartiendo refugio. Sus ojos azules se cruzan con unos verdes que le miran de manera seria -con un intento de amenazador, si se le permitía agregar- y distante, alza una ceja ¿Ese niño en realidad cree que lo va a intimidar con una mirada?
Pero decide no hacer pleito y mucho menos comenzar una pelea de miradas que sabe -por experiencia propia- no terminara para nada bien. Su celular vuelve a vibrar y su mirada regresa una vez mas a la conversación que mantiene con su amigo, el sonido de el grupo de amigos a su derecha decrece y alcanza a escuchar a la lejanía la discusión si esperar a marcar por un auto o tomar el autobús. Finalmente vuelve a pasar otro transporte y se detiene, la curiosidad le gana a Riley y alza la mirada una vez mas para ver a los "niños" o adolescente que -esperaba- en su vida iba a volver a ver.
El de ojos verdes que le había retado con la mirada se mantiene a un lado de la puerta y espera a que todos suban. Parecen compartir casi las mismas edades, en su mayoría varones y solo dos mujeres que -obviamente- se suben primero y acaparan asientos -algo no muy necesario, desde donde Riley se encuentra nota que el autobús va casi vació- vuelve su mirada a la puerta para subir y nota entonces que el de ojos verdes finalmente pone un pie en el interior del medio de transporte que les ayudaría a evadir la lluvia. Sus ojos azules viajan por ultima vez hasta las ventanas pertenecientes al autobús, siente que algo le incomoda, como si estuviese pasando algo por alto.
Y entonces su vista se detiene en una de las ventanas, unos grandes y redondos ojos -de los cuales no alcanza a siquiera adivinar el color de la iris- que parecen devolverle la mirada con una mueca de curiosidad, se observan mutuamente, la lluvia suena ya demasiado lejana como para siquiera ser escuchada, su celular en mano a dejado de tener alguna importancia y un sentimiento extraño se instala en el pecho, no sabe definir si es alegría o dolor, tristeza tal vez, lo único que sabe es que siente que sera la primera y ultima vez que hará contacto con la mirada de aquella persona.
Y le sonríe. Cuando el autobús comienza a avanzar alcanza a notar una sonrisa formándose en el pálido rostro del rubio que va en el medio de transporte, y no reacciona, no sabe como hacerlo. Se queda como idiota con el celular en mano por casi diez minutos mas, hasta que el tono de llamada capta su atención finalmente. Habla natural por teléfono, en unos días olvidara tal evento, mas la sensación cálida y el nudo formándose en su estomago tal vez permanezca por el resto del día, pero lo ignora. Ahora lo importante es volver a casa, y la llamada de Lectro para avisarle que esta a unas cuantas cuadras le hace suspirar aliviado, le esta empezando a entrar frió.
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Gira la mayor parte de su cuerpo intentando mantener la para de autobús aun dentro de su rango de visión, incapaz de dejar de mirar al joven con el que había compartido refugio temporalmente. Algo en su interior le había impedido dejar de observarlo desde que había entrado en su rango de visión, fue incluso capaz de sentirse nostálgico por el simple hecho de estar ahí de pie, como esas raras ocasiones en las cuales el silencio solía invadir la mesa o el lugar donde se encontrase con Platinum y Diamond ¿Era eso a lo que llamaban Déjà vu?
-¿Ocurre algo, Pearl?-
El rubio salto de su asiento cuando al oír la inexpresiva y silenciosa voz de Green-sempai decir su nombre, gira su rostro instantáneamente y siente los músculos de su rostro relajarse por alguna extraña razón que no llega a comprender, solo entonces nota que las cinco personas con las cuales había salido aquel día se encontraban observándolo fijamente, como si estuviese haciendo algo que no debería. El rubio simplemente permanece en silencio, incapaz de articular palabra alguna o de romper el silencio, algo le impide procesar la pregunta por lo que es incapaz de contestarla inmediatamente. Finalmente su amigo de toda la vida llama su atención intentando despejar parte de sus propias dudas.
-¿Sonreías por algo en especial?-
Los ojos naranja muestran confusión y sorpresa ante la segunda pregunta que revela un poco mas de reciente actitud, recuerda entonces cuando sus ojos se cruzaron con los de él desconocido que se había quedado en la parada de autobús, mas no recuerda haberle sonreído, en realidad, ni siquiera logra llegar a una conclusión lógica de el porque de su propia actitud.
-No, no... Por nada...-
Desvía la mirada y la regresa hacia la ventana ligeramente empañada, escucha a Blue en el asiento de enfrente hablándole a Green quien de manera inmediata acepta que el tema sea dado por finalizado, Pearl siente la mirada de Platinum taladrarle el cogote sin compasión alguna, y a lo lejos la silenciosa risa de Diamond, su amigo malinterpretara la situación y probablemente dentro de unas horas lo moleste con aquello, algo en lo profundo de su mente le avisa que Platinum no dejara el tema pendiente y en la noche espera recibir infinidad de mensajes -tal vez incluso una llamada- por parte de la femenina de cabellos azules para que le explique -voluntariamente a la fuerza- el porque de su repentino cambio de actitud.
Pero por lo que resta de el viaje se mantiene en silencio y mirando por la ventana, escucha a sus amigos hablar a la lejanía sobre que harían tras bajarse de el autobús, haciendo planes sobre quien se bajaría primero y correría para llegar a la casa de Platinum -el transporte los deja a unas dos cuadras de el hogar de la señorita- en donde esperaban poder llamar a sus familias o pedir prestado algún paraguas o impermeable para no mojarse tanto o mas de lo que ya se encontraban. Su mirada se pierde en el horizonte, siente nostalgia y el clima no ayuda.