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Sexo casual por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Hola!! Hoy tenía algo de tiempo y chan chan, espero que les guste :3 

Titulo: Sexo casual

Resumen: Solo pretendían tener un poco de sexo rápido en el elevador, ninguno de ellos imagino que protagonizarían el video porno más visto de las redes sociales…

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16 años.

Género: Romántico. AU.

Advertencias: Lemon. Mpreg.

N° Capítulos: 9 de x

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Sexo casual

Ciel Phantomhive Pov

Capítulo 9: Es lo mejor

Desperté con los brazos de Claude rodeando mi cintura. El contacto con su piel desnuda me producía un calor reconfortante, más que nada era agradable, mientras sentía su suave respirar contra mi nuca, erizándome los bellitos de la zona. Inevitablemente suspire, indeciso sobre si debía moverme o permanecer en esta cómoda posición un poco más de tiempo, ya que desde el incidente —nombre con el que bautice el desastroso altercado con Sebastián—, Claude y yo llevamos una vida tranquila. Hemos regresado a nuestra amada monotonía.

Por la mañana nos levantamos, yo intento preparar algo para desayunar, aunque es él quien termina por cocinar para los dos, riendo discretamente de mi poca habilidad culinaria, después de eso, se marcha al trabajo y yo me quedo en casa o en todo caso, salgo a dar una vuelta, ya que justamente hoy regreso a la facultad luego de unas largas vacaciones. Y al final del día es cuando lo vuelvo a ver, cenamos algo sencillo o salimos a un restaurante —nada del otro mundo—, regresamos a casa y solo hay dos variantes, dormimos o hacemos el amor —el 90% de las veces ocurre lo primero—.

No es que me moleste la rutina o la monotonía en mi vida, más bien me incomoda el hecho de que entre nosotros todo haya regresado a como era antes, prácticamente fingimos que nada paso, dimos vuelta a la pagina y continuamos. Ni siquiera cambiamos la fecha de boda… la cual se celebrara dentro de veinticinco días a partir de mañana, justamente el catorce de Febrero —un estúpido día cursi—. Claro que mis padres se sorprendieron con la noticia de que él y yo seguíamos juntos, por lo que se vieron en la necesidad de pedir disculpas por mi comportamiento.

Me molesto, eso es un hecho, y me he preguntado si estoy haciendo lo correcto, pero entonces recuerdo las palabras de Sebastián y lleva razón. Es lo mejor. Una frase que se ha convertido en mi lema desde aquel día, la misma frase que me repito incesantemente, porque nunca deje de amar a Claude, nunca deje de sentir afecto por él, y lo que paso con su hermano fue un error guiado por un impulso, uno demasiado sexual producto del alcohol.

En ese momento, ambos sentimos una acuciante necesidad sexual y nos utilizamos mutuamente para satisfacerla, solo eso, no hay más. Sexo casual, una noche, el ligue del momento, un desfogue… hay una infinidad de títulos para referirse a lo que paso entre nosotros, por eso es que nunca hubo palabras llenas de sentimentalismo, ni caricias dulces plagadas de amor. Tan fácil como decir que será imposible buscar un sentimiento tan profundo entre dos desconocidos.

Es lo mejor, lo sé, lo siento, entonces ¿por qué mi pecho duele? ¿Por qué siento una necesidad absurda de llorar, de querer ir a buscarlo y arrojarme a sus brazos? ¡¿Por qué?! ¡Maldita sea! Él no me ama, él está casado, tiene una hija, un esposo, una vida y yo no entro en ella.

—¿Te sientes bien? —La voz ronca y adormilada de Claude, logra sacarme de mis pensamientos, al mismo tiempo que sus labios inician un camino de besos desde mi cuello al hombro—. Estas temblando, amor.

—No es nada —me gire acurrucándome contra su pecho.

—¿Seguro?

—Si…

—Bueno —suavemente, besa mi frente—, será mejor que te metas a bañar mientras yo preparo el desayuno, recuerda que hoy regresas a la facultad.

—Quiero quedarme en cama —protesto, mientras él se levanta, comenzando a vestirse.

—Es una pena, ya que iba a prepararte un postre por desayuno.

Sin decir más se marcha de la habitación, y vuelvo a cuestionarme si es lo mejor, sintiéndome en una maldita encrucijada, molestándome con Claude por perdonarme tan fácilmente, por volver a confiar en mí después de lo que hice. No hubo reproches, ni miradas acusatorias, mucho menos insultos, indirectas, nada. Creo que todo hubiese sido más fácil si él no me hubiera perdonado, pero entonces me recrimino por volver con él, como un punto de apoyo para mi fracturado ser.

Una vez bajo la ducha, llego a la conclusión de que el problema no es Claude y su maldito amor, el mismo que es capaz de perdonar una jodida infidelidad con su propio hermano. Tampoco es de Sebastián y su maldita actitud sarcástica, que es como una puñalada, la misma que me mantiene con los pies en la tierra, haciéndome comprender que no me ama, ni me amara. ¡El puto problema soy yo, siempre lo fui!

Ahogo el sollozo entre la palma de la mano, dejándome caer en las baldosas frías, comenzando a preguntarme ¿dónde rayos esta el yo orgulloso, altanero, prepotente y que sabe exactamente lo que quiere, cómo y cuándo? Porque este Ciel que permanece acuclillado en el baño, llorando, y sintiéndose perdido es simplemente patético, un insulto a mi antiguo yo. Entonces me muerdo el interior de la mejilla con tanta fuerza que siento el sabor metálico de mi sangre, mientras mi subconsciente me grita que ni una más, que decida de una puta vez.

—Es lo mejor —repito una y otra vez cual mantra, convenciéndome finalmente de que lo que estoy haciendo es lo correcto, lo mejor.

Al final, logro salir del baño con una determinación abrumadora, porque estar con Claude es lo mejor. No hay dudas, ni las abra nunca más, él me perdono y yo regrese a su lado, no por arrepentimiento, sino porque así lo desee, es todo. Y por primera vez en días, esbozo una sonrisa ladina mientras me arreglo y bajo a desayunar en completa calma, besando de una forma pasional a mi prometido, el único… mi Claude.

•••

Suelto el aíre que contenía mientras me adentro al aula. Aun es temprano y hay pocos alumnos, por lo que de manera sigilosa, me muevo entre ellos, hasta encontrar un lugar cómodo en la parte de atrás, permitiéndome tener una vista completa de todo el lugar, curiosamente estoy muy sereno, como si no me importara los posibles comentarios de Alois y Grell después de ver aquel video. Ahora recuerdo que intentaron llamarme, pero siempre evadía sus llamadas, así que lo más probable es que me molesten con el tema por un buen rato.

Inevitablemente chasqueo la lengua a ver a Alois, quien prácticamente corre hacia mí, con una expresión que no alcanzo a descifrar, puesto que me abraza fuertemente del cuello, balbuceando no sé qué estupideces.

—Suéltame, idiota.

—Ciel~ no deberías tratar así a tus amigos —me reprende con un puchero—. Me tenias muy preocupado, de hecho te estuve llamando durante las vacaciones, pero ni siquiera contestabas.

—No me interesaba hacerlo.

—También te fui a visitar, pero creo que no estabas. Por cierto, no sabía que ya te habías decantado por la industria del porno —susurró cerca de mi oído, haciéndome estremecer y avergonzar al mismo tiempo.

—¿Pero qué mierda estás diciendo? —le aparte con molestia.

—El video —dijo completamente serio, sentándose a mi lado—. Sé que no me corresponde, pero no sé como fuiste capaz de hacerle esto Claude… sabes que me enamore de él, pero nunca me correspondió y tú que lo tenías prácticamente a tus pies, vas y haces esto —suspiró con pesar—. Supongo que su relación se término y él debe estar destrozado…

Ambos nos quedamos en silencio, viendo como el aula se llenaba poco a poco.

—Fue un error.

—Sabes que no fue así —me interrumpió, mientras evadía mi mirada.

—Lo fue, y él lo sabe —mire al frente—. Claude y yo nos casaremos…

—¡No puedes! —Gritó al mismo tiempo que golpeaba la mesa con la palma abierta, logrando que todos nos miraran, intrigados por el repentino arranque de furia de Alois—. ¡No lo mereces!

Me miró con odio, antes de tomar su mochila y salir rápidamente del aula bajo la atenta mirada de todos, en ese momento, Grell y Elizabeth entraban al salón, extrañados por ver a Alois huyendo como si su vida dependiera de ello. No me quedaba de otra más que suspirar con cansancio, viéndolos acercarse.

—Ciel, ¿qué fue lo que paso? —con una mueca de preocupación, Lizzy se sentó a mi lado derecho, mientras Grell se acomodaba en el izquierdo—. Jamás había visto a Alois tan alterado.

—Hablamos del video —solté lacónico, pasando por alto la tensión que reflejaba su postura rígida—, también le dije que Claude y yo no habíamos terminado, sino que nos casaríamos.

—¡¿Qué?! —Chilló Grell impresionado—. No me lo tomes a mal, pero cualquiera pensaría que después de eso, él… bueno, que Claude ya no quisiera saber nada de ti.

—Ciel —sentí la clara reprimenda viniendo de Lizzy, quien negaba con desaprobación—. Alois estuvo enamorado de Claude mucho antes de que ustedes se conocieran, lo sabes —miró al frente y yo asentí—, pero por más que intentaba ser tomado en cuenta por él, nada le resultaba, y al final… bueno…

—Me hice novio de Claude.

—Sí, pero eso no es todo. Alois nunca pudo superar el hecho de que él te prefiriera a ti, aunque antepuso la amistad y te deseo lo mejor… —soltó el aíre por la boca, como si repentinamente estuviera muy cansada—. Tan solo está molesto por lo que le hiciste.

—Está actuando muy infantil —Grell comenzó a alisarse el cabello, fingiendo que prestaba atención a la clase—. Claude lo rechazo, así que no tendría que ponerse así. Es como si yo me traumara porque William se caso el año pasado con Angelina. Y claro que iba a preferir a Ciel, Alois es un varón, tiene mañas de doncel y su fisionomía no ayuda mucho, pero no es uno.

—Pero tú eres doncel y tienes a Adrian, sin mencionar que William es diez años mayor y nuestro profesor, por lógica no se iba a fijar en ti —le dije con fastidio—, aun así hablare con Alois.

Silenciosamente agradecí que ya no mencionaran el tema del video, porque no estaba de humor para explicar algo más. Aunque me seguía intrigando el tema de Alois, la última vez que lo vi tan molesto fue cuando le dije que Claude y yo habíamos iniciado una relación, en ese entonces, ni siquiera tenía idea de que a él le gustaba, por el hecho de que ambos son varones. Después de eso no me hablo durante días, hasta que me detuvo y de la nada me abrazo, deseándome lo mejor, y que lo cuidara mucho porque era un gran hombre… eso lo sé muy bien… Claude es alguien maravilloso.

Intente no pensar en eso, cosa que no funciono, y en cuanto salimos del aula para el cambio de clase, me dirigí al patio, en donde seguramente estaría Alois. Afortunadamente lo encontré rápidamente y sin saber que le diría me acerque a él, sentándome a su lado, viéndolo jugar con una florecilla.

—¿Grell me dijo infantil? —Cuestionó sin apartar la vista de sus manos.

—Sí.

—Estúpida pelirroja, no sé ni porque somos amigos.

—Ambos son tan similares —dije mirándolo de soslayo—, y tan malditamente escandalosos.

—¡Oye! —Rió un poco, despejando la tensión entre nosotros—. Sabes… aún pienso que eres un maldito.

—No podría ser de otra forma —le mire, sonriendo ladinamente—, por eso me amas.

—Soy un masoquista —sacó una cajetilla de su abrigo antes de levantar el rostro colocándose un cigarrillo en la boca, dándole una larga calada, siendo estos los momentos en los que realmente parece un varón—. Y… ¿cuándo es la boda?

—El catorce de Febrero.

—Faltan veinte días —sus ojos azules se posaron en los míos con tanta intensidad que termine por desviar la mirada—. Es muy rápido, ¿estás embarazado o qué?

Ni siquiera fui capaz de responder, me quede en blanco. Tendría que haber respondido que no, pero en vez de eso, mi mente empezó a rememorar si he tomado todos los días la maldita píldora, dándome de topes al percatarme de que en dos ocasiones no lo hice. ¡Mierda! Una vez fue con Sebastián y la otra con Claude, por lo que repentinamente siento que el aíre se me escapa de los pulmones. Yo no puedo estarlo. No es que me desagrade la idea pero… pero ¡Joder!

—No —balbuceo, poniéndome de pie. Sé que no lo estoy… no puedo estarlo, no aun.

—Ciel —la mano de Alois me sujeta con firmeza de la muñeca, obligándome a verlo a los ojos—. No jodas —exclama entre asombrado e incrédulo—. ¡Estas embarazado!

—Claro que no, idiota.

—No tiene nada de…

No termina la frase, sé lo que está pensando, que el hijo no es de Claude, sino de él, de Sebastián, aunque ni yo mismo podría saberlo, solo me maldigo mentalmente y antes de que pueda decir algo más salgo corriendo, como si me persiguieran, rogando no estar embarazado. De regreso a casa, paso a la primera farmacia que veo y compro varias pruebas caseras, cinco en total, de las cuales solo tres son iguales, pero es lo último que me importaría.

Mentalmente empiezo a calcular, y de salir positiva tendría un mes, o veinticinco días, dependiendo de quién sea el padre. La espera es agobiante, pero sé que saldrá negativa, tiene que salir negativa, por ellos, por mí, por todos. Y conforme veo que las manecillas del reloj avanzan, mi ritmo cardiaco va en aumento, impulsado por un mal presentimiento, y es que nada bueno saldrá de un resultado positivo.

Sentado en la tapa del váter, solo puedo pensar en que hace unas horas había decidido olvidar todo, porque es lo mejor y porque deseo quedarme al lado de Claude, de un hombre que me ama. Mi mente recrea todos los escenarios posibles, desde buenos a malos, tanto como si es positivo o negativo. Dios me libre del primero. Finalmente han pasado los minutos y con cierto temor, observo las pruebas en fila, todas marcan el mismo resultado…

—Positivo… —susurro con temor, sopesando la idea de mantenerlo en secreto hasta después de la boda.   

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Gracias por leer ~ ♥

Haruka Eastwood


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