Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sexo casual por Haruka Eastwood

[Reviews - 295]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! Mil perdones por la tardanza, sólo espero que aún quieran leer y que les siga gustando esta loca historia nwn

Título: Sexo casual

Resumen: Solo pretendían tener un poco de sexo rápido en el elevador, ninguno de ellos imagino que protagonizaría el video porno más visto de las redes sociales…

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16 años

Género: Romántico. AU.

Advertencia: Lemon. Mreg.

N° Capítulos: 12 de x

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ° o0O0o * ~

Sexo casual

Sebastián Michaelis Pov

Capítulo 12: Decisiones

Decir que me quede petrificado es poco. Mis manos seguían inmóviles alrededor de la pequeña cintura de Beast, mientras ella, ajena a todo este alboroto, continuaba jugando con el reloj de mi muñeca. Ni siquiera era capaz de levantar la vista y observar mi caótico alrededor, todo lo escuchaba como sonidos de fondo, desde los incesantes gritos de aquel maldito rubio, hasta los odiosos comentarios de los que me rodeaban, quienes parecían disfrutar del espectáculo. Estaban atentos a lo que pasaba tal cual lo haría un reportero, solo les faltaba sacar la cámara y comenzar a hacer preguntas incómodas sobre la vida privada de mi hermano, sin la más mínima intención de perderse hasta el más ínfimo detalle. 

Vaya, podría sonar estúpido, pero por un segundo, sentí las miradas de todos los invitados sobre mi persona, señalándome y juzgándome por algo, dando el veredicto de culpa sin que pueda refutar algo. Era casi como si supieran que yo era o fui el "amante" de Ciel, el hombre que se acostó con él en repetidas ocasiones, el mismo hombre junto al que protagonizó un jodido vídeo porno en un maldito elevador, y la cerecita del pastel viene siendo el hecho de que Claude es mi hermano. Creo que a eso también hay que agregarle que existe la posibilidad de que yo fuera el padre de bebé que espera Ciel, si es que está embarazado.

—Sebastián...

—Esto no tenía que pasar —levante el rostro, observando el semblante serio y hasta cierto punto, relajado de Agni—. Él debía casarse, lo sabes... yo no puedo... 

—¿Realmente piensas eso?

—No lo sé.

—Hay cosas que aún son inciertas, no deberías sacar conclusiones apresuradas.

—Son todo menos apresuradas —alegue, soltando un quedo suspiro.

—No lo son —su voz era un murmullo, uno tan bajo que se me dificultaba entenderle, pero dadas las circunstancias, era lo mejor, y es que si llegaba a elevar un poco el tono cualquiera podría escucharnos—. Las probabilidades son muy altas, creo que están a tu favor.

—En mi contra.

De un momento a otro me sentía perdido y sumamente agotado, lo peor es que conforme pasaban los segundos mi energía parecía ser drenada de mi cuerpo. Sin mencionar que mi mente estaba a punto del colapso. Apenas y era capaz de encargarme de Beast y de mí. Había momentos en que quería arrojar todo por la borda y salir corriendo sin mirar atrás, olvidarme de absolutamente todo y ser libre completamente, no quería más responsabilidades ni problemas, es un hecho que no puedo con los actuales y en vez de resolverlos parece que voy anexando más y más. No niego que la idea de una familia estable es tentadora, pero no ahora, no así, mi mente y mi cordura penden de un hilo que amenaza con romperse en cualquier puto momento.

—¡Yo te amo, Claude! ¡Jamás te traicionaría, te lo dije cientos de veces! —Chilló el rubio con un irritante tono de voz—. ¿Y qué obtengo, eh? ¡Dime! ¡¡¿Qué prefieras a una puta ramera cómo Phantomhive?!! No es justo... ¿Por qué él y no yo? ¿Por qué no puedes elegirme a mi aunque sea una maldita vez?

Los cuchicheos cesaron y todo el lugar quedó sumido en un incómodo silencio, parpadee varias veces y me obligue a concentrarme en el ahora. Claude bajó del altar con un semblante asesino, y encaró al rubio quien le miraba con sorpresa o puede que alegría, ignorando olímpicamente el espectáculo que acababa de montar, sonrojándose como si fuera él quien está a punto de casarse en la boda de sus sueños. No sé, probablemente piense que mi hermano finalmente aceptara sus sentimientos o algo por el estilo, lo cual es más que absurdo —una aberración— todos se han dado cuenta de que Claude sólo está conteniendo las ganas para no lanzarse hacia él, propinándole una paliza. Evidentemente, no me sorprendió verlo tomando del cuello de la camisa a Alois, acercando su rostro al contrario.

—Y lo seguiría escogiendo una y mil veces más, Alois —lo soltó, viéndolo con desprecio mientras caía al suelo—. Será mejor que lo entiendas de una maldita vez, yo jamás estaría con alguien como tú, me das asco.

Después de aquello, Claude salió de la iglesia farfullando en contra de Alois. No lo culpo, cualquiera hubiera hecho lo mismo, por lo que suelto un suspiro cansado, tomando a Beast en brazos para irme, no tiene caso quedarme aquí y esperar a que alguien me reconozca como el nuevo actor porno, o en todo caso, que me hagan un sin fin de preguntas por ser el hermano menor del novio.

—¿Qué harás ahora?

—No lo sé —gire la cabeza, contemplando el semblante sereno de Agni mientras salíamos de allí—. Son muchas cosas... estoy cansado. Hace nada quería estar con él, sabía que era imposible, más bien es algo incorrecto, ahora existe una oportunidad, una que no deseo... 

Camine hacia los jardines de la iglesia seguido por Agni, necesitaba despejarme con urgencia, esclarecer mis pensamientos y disipar todos estos sentimientos que no tendrían por qué atormentarme. Termine sentándome en una banquita bajo la sombra de un inmenso árbol, cerrando los ojos como si eso ayudara en algo.

—¿Por qué no?

—Sabes el motivo.

—Él no regresará, Sebastián. Es tiempo de seguir, tiempo de dejarlo ir, de tomar una decisión, por ti, por ella, por todos.

—Sí, pero no a costa de la felicidad de Claude.

En ese momento, Claude pasó a unos metros de distancia de nosotros ignorando todo a su alrededor, se dirigía al cuarto que le prestaron los de la iglesia para que alistara los últimos detalles de su vestimenta antes de casarse. Tenía la mirada perdida y una expresión de nostalgia en su rostro, tan similar a la que puso cuando le notificaron que Hannah había muerto. Sonara estúpido pero siento que de nueva cuenta es mi culpa, le volví a quitar a la persona que más ama.

—Ve con él.

—Necesita estar solo.

—¿Realmente piensas eso?

—Vaya, no sabía que querías que Beast fuera huérfana —intente esbozar una sonrisa ladina, abrazando a mi nena—. Creo que ya he hecho suficiente.

—Es tu hermano —Agni estiró los brazos tomando a Beast, que parecía encantada—, ve con él.

Me tomo milésimas de segundos hacer una lista mental de los pros y contras. Todo indicaba que era mejor dejarlo solo, pero al igual que siempre, termine haciendo lo contrario, comenzando una estúpida persecución sin sentido.

—¿Planeas seguirme cómo cuando éramos niños, Sebastián?

—Si es la única forma en que me escucharas... entonces sí —me miró de soslayo, soltó un bufido y entró a la habitación dejando la puerta abierta en una clara invitación a que pasara.

—Ciel está embarazado, felicidades —soltó con ironía—. Él cree que eres el padre, yo lo creo, así que tú también debes de creerlo.

—No puedes estar seguro, lo sabes. ¡Ambos tenemos las mismas posibilidades!

Su maldita actitud comenzaba a crisparme los nervios, es como si no le importara el hecho de que estadísticamente hablando él tienes las mismas posibilidades de ser padre que yo. Ni siquiera me estaba viendo, se mantenía en su maldito mundo, como si pudiera evadir la realidad con ello. Tan solo tomó una botella de brandi —que no tengo idea de donde mierda sacó— y se sirvió una copa, tomándose su tiempo para degustarla, mostrándomela cómo si fuera a brindar.

—Amo a Ciel —su mirada se clavó en la mía con intensidad—. Planee esta boda por casi un año aún sin haberle pedido matrimonio, y créeme que tener un hijo de él me haría inmensamente feliz, Sebastián. Pero las cosas no siempre salen como uno las planea, lo conozco y puedo asegurarte que él siente algo por ti, algo mucho más fuerte de lo que sintió por mí en todos estos años —Rio con amargura— . Y tendría que ser muy estúpido para no darme cuenta que en toda la ceremonia él intentó buscar tu mirada, como si esperara que lo salvaras de cometer la locura más grande de su vida.

—Te equivocas —taje—, él no me ama, ni siquiera me conoce. Y ustedes dos tendrían que estar casados.

—Las coincidencias no existen. Acéptalo, no sé qué mierda le dijiste, pero fue suficiente para que decidiera presentarse hoy aquí, y hay que ser realistas, Sebastián. Ciel se iba a casar conmigo porque le convenía, y no me refiero a nada económico, sino a un aspecto emocional, de estabilidad en más de un sentido. 

Tomó sus llaves y me las arrojó con una mueca de derrota. 

—Un desfogue, un maldito momento, eso soy para él —espete con hastío—. ¿Y que hay con Alois?

—Eres más que eso y él no tiene nada que ver.

—Arruino tu boda.

—Él hizo lo que Ciel y tu tanto esperaban, pero si te interesa solo te diré que no es nadie —volvió a llenar su copa, recargándose por completo en la amplia silla—. Era vecino de Hannah, hable con él un par de veces y siempre me resulto... molesto. Una semana después de su muerte apareció en la empresa, me dio su pésame e intento consolarme —se estremeció antes de mirarme nuevamente—. Estuve a nada de pedir una orden de restricción. Ahora vete, esas son las llaves del departamento de Ciel... él te necesita.

No sabía que decirle y ponerme a discutir con él sobre las posibilidades de que fuera el padre eran inútiles, simplemente no me escucharía, por lo que salí de allí y conduje hacia el departamento de Ciel sin pensarlo, al llegar me quede parado en la puerta varios minutos, sopesando la idea de irme, aunque al final toque pero al no obtener respuesta termine entrando, como si aquella fuera mi casa. Y de forma silenciosa recorrí el lugar hasta lo que supuse era su habitación.

—¿Cómo mierda entraste?

—¿Realmente eso es lo que te importa?

—Claro que importa. ¡Estúpido perro! Antes de ti mi vida era perfecta, tenía un novio que me amaba y me iba a casar, ahora todo está perdido. ¡Lo perdí por tu culpa! Por tu culpa tengo un hijo que no quiero, que nunca quise y que deseo desaparecer. ¡No lo quiero! ¡Y a ti te odio! ¡¡Te odio!!

Sus palabras me recordaron tanto a Gregory, que por instantes no evite visualizarlo en Ciel, aquella mirada y aquel odio mal contenido mientras me gritaba alegando que no deseaba a nuestro hijo eran tan similares, por no decir idénticas. Sentí que todo se repetiría una vez más y sería incapaz de detenerlo. Una parte de mí me decía que todo era diferente, que no proyectara a mi esposo en Ciel porque eran dos personas opuestas.

En aquel entonces, Gregory y yo habíamos tenido muchos problemas, más de los que puedo recordar, yo me iba por días de la casa, y al regresar él me gritaba y arrojaba todo lo que estuviera a su alcance, algo realmente increíble ya que siempre solía mostrarse como alguien paciente, y demasiado tranquilo, aunque eso solo era una fachada, una que mantenía ante todos, pero se resquebrajaba conmigo y entonces yo era la diferencia en ese mundo de hipocresía del cual se mantenía huyendo. Incluso llegue a pensar que nuestro matrimonio terminaría después de tantos años juntos y finalmente, un día de mayo, él me dijo que sería padre. 

Recuerdo que me paralice y tuve que sujetarme a la mesa porque sentía mis piernas temblar, incapaces de sujetar mi peso y la noticia del momento, porque había que admitir que no era la mejor época para ser padres, no con tantos problemas rodeándonos. Pero muy dentro de mí estaba feliz, era una alegría inmensa, extraña y agobiante que me llenaba de miedo, miedo que se acrecentó cuando Gregory me miró con rabia y dijo que no tendría al bebé.

Trague saliva sintiendo mi garganta seca, mientras algo dentro de mi decía "no otra vez" repitiendo la frase cual mantra mientras Ciel me golpeaba el pecho en repetidas ocasiones, queriendo librarse de toda esa rabia, al mismo tiempo que yo tomaba una decisión, una que él rechazaría.

—También es mi hijo... pero no te puedo obligar a quererlo —lo abrace, colocando las llaves de Claude en sus manos—. ¿Sabes? La madre de Beast dijo lo mismo que tú y un día se fue de mi vida dejándome solo con mi hija, así que no será la primera vez...

—No podría cuidarlo, no quiero cuidarlo, Sebastián... no quiero tenerlo...

—Estás hablando de mi hijo —le obligue a verme a los ojos, él no podría decirlo en serio.

—No voy a tenerlo, es mi cuerpo y es mi decisión.

—También es mi decisión, Ciel, y sé que es tu cuerpo, pero no puedes hacerle eso a nuestro hijo.

—¡¿Cuál hijo, Sebastián?! ¡Aún no nace! —Bramó, golpeando mi mano, al tiempo que se ponía de pie—. Esto que tengo aquí es un maldito error, uno que puedo corregir. ¡Alégrate! Tienes esposa y una hija, y si esto no nace considéralo un problema menos en tu vida.

—Ningún hijo mío será un problema —lo tome de los hombros, afianzando el agarre—. Y no puedes tomar a la ligera una decisión que también me corresponde.

—¡¿Y qué propones, eh?!

—Que lo tengas.

—He dicho que no —tajó, y por primera vez en mi vida, sentí deseos de golpear a un doncel por ser tan malditamente necio. No estoy hablando de algo sin importancia, se trata de la vida de mi hijo y aunque fuera de Claude, no le permitiría perderlo.

—Jamás te pedí que lo criarías o que te hicieras cargo de él o ella, solo te estoy pidiendo que lo tengas. Es más, en cuanto nazca podemos desaparecer de tu vida si así lo prefieres.

Apretó los puños con fuerza, por un momento creí que volvería a rebatir mi petición, pero simplemente se mordió el labio inferior con fuerza, me dio la espalda y exclamó quedamente.

—Bien, en cuanto nazca desaparecerán de mi vida, no me interesa saber nada de esto —señalo su vientre con despreció—. Ni de ti. ¿Queda claro?

—Si eso quieres, no volverás a saber nada de nosotros.

***

Por alguna razón inexplicable, mantenía una vaga esperanza de que conforme pasaran los días, Ciel cambiara de opinión y comenzara a alegrarse por su embarazo, sin embargo, cada vez estaba más reticente con la idea de ser padre y se expresaba de nuestro hijo como algo en vez de alguien. Preocupándome que pudiera lastimarse, o no tomara las precauciones necesarias. Era consciente de que el primer embarazo siempre es el más complicado y peligroso, afortunadamente él parecía entenderlo y se mantenía en casa, por lo que le visitaba a diario.

—¿Qué haces aquí? —bramó en cuanto abrió la puerta.

—Vine a verte —respondí con simpleza.

—No soy un infante, Sebastián. No necesito que estés a diario en mi casa como si fuera a desaparecer. 

—No es eso.

Con fastidió, se apartó de la puerta dejándome pasar. Actualmente estaba por cumplir los cinco meses y su vientre ya es muy prominente, tanto que en muchas ocasiones he tenido deseos de abrazar a Ciel y acariciar su barriga de forma lenta, mimarlo y consentirlo entran dentro de mis tonterías... algo muy absurdo viniendo de mí, aunque debo contenerme, o de lo contrario terminara gritándome y alterándose como aquel día que discutimos sobre si debía tenerlo o no. 

Suspire y le vi entrar a la cocina, varias veces estuve tentado a traer a Beast, pero lo último que deseo es que comience a hacer preguntas sobre su nuevo hermanito del cual aún no sabe, tampoco sé muy bien como se lo diré. En cuanto a Claude, le comente que podríamos hacer una prueba de paternidad para estar cien por ciento seguros, a lo que sonrió y me dijo que si lograba convencer a Ciel, él no tendría ningún problema, pero sería inútil porque yo era el padre.

Negué un par de veces con la cabeza y lentamente caminé hacía la cocina, observando a Ciel con el ordenador portátil manchada de yogurt, sujetando un bol, e intentando preparar una mezcla de extraño aspecto.

—Quince pastelerías —farfulló—. Y en ninguna tenían pastel de yogurt.

—¿Eso existe? —Cuestione entre risas.

—Claro que sí, idiota —me fulminó con la mirada conforme me acercaba más a él para poder ver la receta de su ordenador portátil.

—Déjame ayudarte.

—No necesito tu ayuda.

—Soy muy bueno haciendo postres —sonreí, tomando el bol de sus manos—. Podrías preguntarle a Beast si dudas de mis habilidades culinarias.

—Dudo de cualquier cosa que venga de ti —bisbiseó, sentándose en el banquillo con un suspiro de alivio—. Y eres su padre, lo más seguro es que diga que todo lo que preparas sabe delicioso. 
—No siempre, ella insiste en que el curri de Agni sabe mejor que el mío. 

Por primera vez le vi reír, logrando que imitara su gesto. Era una risa suave y muy contagiosa, haciéndome pensar que lucía realmente precioso, por lo que no evite acercarme y besar la comisura de sus labios.

—¿Qué rayos haces?

—Te preparo un pastel —respondí con simpleza, volviendo a ver la receta.

No era nada del otro mundo, primero debía hornear la base y después lo demás, el único problema es que se tenía que refrigerar por al menos dos horas así que cuando terminé y lo metí al refrigerador, un silencio extraño invadió la cocina, mientras los hermosos ojos de Ciel parecían seguir cada movimiento por muy mínimo que fuera.

—¿Ahora qué?

Su expresión aburrida, y aquella pose desenfadada sobre la isleta me hicieron esbozar una amplia sonrisa ladina. Sin pensarlo, caminé hacía él y lo tomé del rostro, robándole un beso. Beso que se negaba a corresponder, pero conforme pasaban los segundos, sentía sus labios moviéndose rítmicamente con los míos en una danza lenta y armoniosa que poco a poco iba subiendo de nivel. Mis manos viajaban traviesamente sobre su espalda, trazando figurillas imaginarias al mismo tiempo que apoyaba sus manitas sobre mi pecho, descendiendo cada vez más, hasta llegar a mi pantalón y acariciar mi erección sobre la tela.

—Ciel...

—Quiero hacerlo —gimió sobre mi boca de manera erótica, dejándome sorprendido por un par de segundos antes de volver a cazar sus labios con desespero.

~ * o0O0o ° o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Aquí con la novedad de que el hijo puede ser de Claude, ustedes de quien quieren que sea?

Creen que Ciel acepte a su bebé?

Que dira Beast sobre el nuevo hermanito?

Aclaro que no odio a Alois... solo me cae mal xD pero pues actuo perfecto de villano jajaja

Lamento no haber podido responder a sus lindos rw, pero mi pc se volvió a descomponer y esta vez no creo poder arreglala TmT y desde el cel se me complica un poquitin, de hecho, si encontraron errores ortograficos, os pido una disculpa, esto lo escribi desde la tablet y pues temo decirles que así será a partir de ahora, sólo espero que no les moleste leer con horrores u.u

Mil gracias por leer, Haruka los ama y en cuanto logre escribir el siguiente capítulo lo subire nwn sólo les pido un poquitin de paciencia.

Ciel: Tu no tienes verguenza, has tardado casi un mes en escribir esto y tadavia pides más, mejor muerete...

Ciel, que malo eres, en fin, yo me despido y espero leerlas pronto.

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).