Verdades y pequeñas mentiras
En un día que para el joven rubio pensó que iba a ser difícil pero solo fue monótono, aunque por otra parte para un peliverde fue insoportable.
Zoro se encontraba dolido por lo sucedido el día anterior en el restaurante, tanto así que sentado en un bar liberaba sus penas en alcohol.
Narra Zoro.
Que patético que he caído, llorando en este bar de mala muerte por un hombre que se supone ya me olvido, pero para mí es imposible olvidarte, porque dime tu ¿cómo olvidarte? ¿Cómo olvidar todos esos momentos que vivimos? Nuestras peleas que eran de lo más locas, me encantaba ver esas piernas tuyas tan letales pero tan elegantes elevarse lo más alto posible para atacarme y yo ya acostumbrado a ello las detenía solo para ganarme otro golpe de tu parte. O cuando te me acercabas por la espalda mientras me encontraba entrenando solo para besarme o despedirte, no te importaba que tan sudado me encontrase tu siempre lo hacías demostrándome tu amor del cual me aproveche de una manera egoísta, ese amor al cual no supe valorar hasta que fue muy tarde.
Es la primera vez que me arrepiento de una de mis decisiones y no sabes cuánto me gustaría que me mintieras y me digas que me amas, que me lo digas con ese amor que siempre me proclamaste que luego me beses de esa manera única que tienes de hacerlo, esa manera que me vuelve loco porque me lleva al cielo y al infierno a la misma vez ¿Y cómo es eso posible? No lo sé solo tú tienes ese poder sobre mí.
Pero ¿vale la pena recordar todo esto mientras me ahogo en litros de alcohol? ¿Vale la pena estar aquí sufriendo por tu amor? ¿Vale la pena sentir esta desdicha tan grande solo por saber que ya tienes a otro y yo ya no me encuentro en tus planes?
Creo que no debería estar aquí de esta manera, porque en estos momentos debería ir al restaurante, preguntar por ti, pedir que seas tú el que lleve mi comida, conversar contigo, verte sonreír aunque sea que estés burlándote de mí- Sonreí al recodar eso de ti mi rubio- hacerme el enfadado y llamarte por uno de esos apodos tan característicos a los que ya estás acostumbrado solo para que tú me llames marimo, cuanto odio que me llames así pero sabes eres al único que le permitiré llamarme así, porque a pesar que lo odio tanto lo amo porque fuiste tú el que me lo dio- Tome otro vaso con sake de un solo trago- Y si eso no fuese posible me conformaría con solo comer esa deliciosa comida que preparas y verte cada que te asomas por la ventanilla de la cocina cuando crees que yo no estoy prestándote atención, que iluso eres al creer por un mísero segundo que yo no te presto atención ya que eso es más que imposible para mí, como no ver tanta belleza, soy como un insecto atraído por tu luz, porque tu irradias una luz tan cálida.
Pero sabes, solo por hoy quiero podrirme en el dolor que yo solo me he provocado, porque tú nunca has hecho nada mal, tu siempre has sido perfecto de esa manera tan única e inusual, aquí el único que sobra y que destruye soy yo, el marimo sin cerebro como tú siempre solías llamarme.
Narro yo.
Y así el joven Roronoa paso todo ese día sábado ahogándose en alcohol hasta que ya no pudo más.
(U.U)
Al día siguiente con un rubio deprimido pero que portaba una gran sonrisa en su rostro como si nada le afectase.
-Law, que bien que ya estés levantado- Le hablo entusiasta- El día de hoy no voy a estar en el trabajo, tengo día libre así que andaré por la ciudad puede que llegue tarde- Le comunico por si ocurría algo que esperaba no fuese así.
-Está bien Kuroashi-ya- Le llamo por su típico sobrenombre- Yo hoy tengo que trabajar pero puede que también venga tarde porque Eustass-ya quiere que salgamos.
-Disfruta tu noche- Se rio.
-Lo hare- Contesto.
(7u7)
Era una tarde de lo más linda, el sol brillaba a todo su esplendor pero no era calurosa, un lindo rubio con una ropa casual se encontraba paseando por la cuidad pero con un rumbo definido, ya sabía a donde pasar toda esa tarde, era un lugar que le llenaba de tanta nostalgia pero le hacía tan feliz.
En un lugar alejado de la civilización, donde la belleza de la naturaleza predominaba. Un lugar al que no todos tenían conocimiento de que existiese.
-[A pasado tanto tiempo desde que vinimos aquí]- Pensó con nostalgia- [Tenia 19 para ese tiempo era un cabezotas]- Sonrió al recordar buenos tiempos.
Y el rubio pensó en todo lo que el pasado le ofreció, presente le arrebato y el futuro es más que incierto.
Mientras tanto con un peliverde.
-[Hace tiempo que no vengo a este lugar, como unos seis meses para ser exacto desde mi rompimiento con Luffy. Este lugar es mi favorito y se volvió más desde que se lo enseñe a él]- Recordó feliz mientras caminaba por ese sendero lleno de hermosos árboles.
Narra Zoro.
Recuerdo que ese día no era uno cualquiera, yo nunca he sido bueno para recordar fechas no lo negare pero esa no se me podía olvidar por nada del mundo, en ese tiempo no sabía que era lo que sentía por él simplemente sabía que me hacía bien estar a su lado por lo que después de un año de relación decidí recompensarlo.
Flash Back
-Ponte esto- Le ordene apenas llegue a su casa, ofreciéndole un venda/trapo para que se tapara los ojos.
-Pero que…- Parecía no entender nada.
-Tu solo confía en mí- Le dije aunque sabía que lo hacía, le insistí.
-Está bien tu ganas- Se rindió ante mi insistencia.
-No te preocupes todo estará bien, solo apóyate en mi hombro.
-Si me caigo te matare, marimo descerebrado- Reí sarcástico ante su insulto.
-Tú siempre tan romántico ero-cook
Le subí al auto y me senté en el asiento del conductor.
-Tú no eres quien para decirme eso alga parlante- Se defendió.
-Ya, ya- Intente controlar la situación.
-Marimo- Me llamo serio a lo que yo le mire preocupado- Sabes el camino verdad- Me pregunto sin burla a lo que me enfade.
-Por supuesto que se cuál es el camino, que clase de idiota crees que soy- Medio le grite, tampoco quería arruinar toda la velada con una de nuestras típicas peleas.
-Pregunto porque no quiero pasar todo el resto de mi vida con una venda en los ojos mientras tu das vueltas por toda la ciudad, recuerda que eres una alga desorientada- El muy intentaba aguantarse la risa y yo estaba que en cualquier momento explotaba. Luego de una hora escuchando sus burlas hacia mi sentido de la orientación llegamos- ¿Llegamos o te rendiste?- Se burló de mí.
-No te hagas el gracioso cejillas- Baje del auto para ayudarle a él- Ahora sostente de mi hombro y cuidado con donde pisas.
-Y cómo quieres que tenga cuidado si un marimo me vendo los ojos, idiota- Susurro lo último aunque yo logre escucharlo por lo que lo golpee- Idiota porque haces eso- Grito.
-Contrólate- Le ordene pero no hizo mucho caso que digamos, en todo el camino paso quejándose porque se tropezaba- Llegamos.
-Hasta que por fin marimo, ya comenzaba a preocuparme de que nos hubiésemos perdido- Pero en cuanto trato de quitarse la venda se lo impedí- Porque- Pregunto enfurruñado.
-Espera un momento- Mire mi reloj solo faltaba un minuto- Listo- Le quite la venda de los ojos, solo para ver cómo estos se abrían de lo sorprendido que se encontraba, yo en su momento también reaccione de la misma manera.
En ese mismo momento el sol se ocultaba a través de los grandes edificios de la ciudad, creando una gran combinación de colores, era la mezcla entre lo naranja, rojo y amarillo del atardecer con los colores brillantes de los edificios, realmente es un espectáculo maravilloso de observar.
-Hermoso- Le escuche murmurar- ¿Cómo?- Me miro confundido y maravillado a la vez.
Pero lo que él no sabía es que yo mire el mejor espectáculo de la vida, los colores del atardecer dando contra su cabello dorado que nada debía envidiar con los rayos del sol se combinaban creando una perfecta mezcla que hacía que pareciese que estuviera radiando luz propia, al chocar contra sus hermosos ojos azules solo pude imaginarme esa escena en la que el sol desaparece al horizonte del inmenso mar, como este hombre puede combinar tan perfectamente con la naturaleza sin darse cuenta.
-Sorprendido, cocinero- intente burlarme ya que me sorprendían mis propios pensamientos- Ahora a comer- Señale la canasta con comida preparada por mí, sé que no será un festín como los que el prepara pero lo hice con cariño, pero sin esperármelo él se lanzó a mis brazos.
-Alga apestosa es hermoso- Me grito, bueno solo levanto un poco la voz pero al estar en mi oído parecía más un grito.
-Lo sé por eso te traje.
-Como encontraste este lugar.
-No recuerdo bien- Le comente, lo cual era cierto. Desde hace algunos años atrás siempre o casi siempre vengo a este lugar, pero no sé cómo lo encontré solo sé que de repente siempre me encontraba aquí.
-Gracias por compartirlo conmigo- Me beso en los labios, a lo que yo le correspondí para luego separarnos y comenzar a comer.
Luego de un buen rato apoyados en un árbol uno al lado del otro, le entregue su regalo, era un collar que mande hacer solo para él, siendo su ceja y un cigarrillo formando un corazón. Algo afeminado para dársela a un hombre pero realmente me gusto.
-Feliz aniversario, Sanji- Dije poniéndole el collar en el cuello para después besarlo.
Fin Flash Back
-Feliz aniversario Sanji- Repetí lo dicho aquel día al momento de llegar a nuestro lugar. Lo que no me esperaba era ver la cara sorprendida de mi hermoso rubio.
Narro yo.
-Zoro- Le llamo sorprendido, esperando que solo fuese su imaginación jugándole una broma- [Pero que hace él aquí]- Fue lo primero que se le rondo por la mente al cocinero.
-¿Sanji?- Respondió al llamado, lo que altero más al rubio y sin decir nada se levantó para emprender la huida.
Zoro al ver pasar al rubio a su lado le detiene, agarrándole la mano.
-Sanji necesito hablar contigo- Le pidió.
-Suéltame, yo no tengo nada que hablar contigo marimo- Intento aparentar normalidad lo cual no estaba funcionando.
-Somos amigos, o ¿no?- Le dolió decir aquello pero sabía que era su única carta disponible en aquel momento- Solo quiero que hablemos, por favor- Le pidió ya desesperado.
El pobre cocinero ya sin escusas que dar se resignó aceptando el quedarse. Sentándose ambos en el suelo.
-Y… como has estado- Comenzó el rubio para dirigir la conversación a temas no delicados para él.
-Pensando en ti- Contesto inconsciente, era verdad pero tampoco quería revelar algo tan vergonzoso para él, por lo que se sonrojo y de paso hizo sonrojar al rubio.
-[Diablos Zoro ayúdame]- Pensaba el pobre rubio al cual su plan le habían arruinado desde el comienzo.
-Digo trabajando en el dojo- Intento no sonar tan patético- Y qué hay de ti.
-Yo, bien.
-Que bien- Contesto sin animo alguno.
Pasado un rato en el que ambos jóvenes se encontraban en un prolongado silencio, el joven cocinero decidió hablar.
-Creo que me voy- Se levantó.
-Sanji yo… sé qué sucedió aquella vez- Dijo en voz baja, agachando su cabeza en el proceso lo que provoco un miedo en su acompañante que le quedo mirando como si al moreno le hubiera salido una cabeza extra.
-Que…. Que sabes exactamente- Pregunto deseando que no fuese lo que él pensaba que era.
-Luego del bar… Tu y yo… Bueno tu sabes- El rubio sorprendido no supo nada más que hacer que dejarse caer, todo su esfuerzo aquel día habían sido en vano.
-¿Cómo… Desde cuándo?
-Sé que querías ocultarlo no fue difícil saberlo, al despertar estaba confundido, había imágenes en mi cabeza que yo desconocía aunque al ver mi habitación como siempre no sospeche nada pero cuando toque las sabanas estas estaban manchadas pero yo esta con mi bóxer limpio, en ese momento fue que lo recordé todo. Luego de alistarme fui directo a tu casa para hablar contigo, decirte que me perdonaras por todo y que me dieras otra oportunidad, en ese momento mis esperanzas habían vuelto, tú me amas o eso me diste a entender ese día, al llegar a tu apartamento tu no… ese sujeto me atendió y dijo que no tenía permitido verte. Me encontraba furioso pero intente controlarme tú me amabas a mí. Al ver que me evitabas comencé a reconsiderar las cosas, que tal que tú lo amaras más a él, que tal que por mi culpa tú te sintieras culpable. En ese momento me di cuenta que tú le fuiste infiel por mi culpa y sé que a ti esas cosas no te gustan pero quise egoístamente conquistarte. Luego al darme cuenta que ese desgraciado jugo contigo y estaba con otro me enoje y desee que desapareciera en esos momentos. Al querer acercarme a ti volví a fallar pero esta vez me di cuenta que te había perdido, tú le habías perdonado y yo ya no tenía nada que hacer contra eso. Pero sabes Sanji ilusamente espero el día que vuelvas a amarme.
El pobre rubio estaba que no sabía dónde meter la cara, tanto dolor había causado al joven ahora frente a él. Por lo que en un acto de locura se confesó o lo intento.
-Zoro, yo no estoy con Law.
-Pero tu…. El… en el restaurante ustedes
-Nosotros hemos terminado- Mintió, y es que como decirle al peliverde que él y Law estuvieron mintiéndole todo este tiempo.
-Sanji tu…- El rubio le interrumpió al verle la cara esperanzada.
-No fue por ti. Ambos ya no podíamos seguir con lo nuestro.
-Sanji- Le llamo Roronoa- Déjame reconquistarte por favor- Le tomo las manos al rubio.
-Zoro yo no….
-Sanji, sé que te he hecho mucho daño pero yo te mostrare que puedes confiar otra vez en mi
-No estoy seguro de que eso sea posible- Aparto la mirada del moreno.
-Permíteme enamorarte otra vez, por favor- Le hablo con convicción- Dame esta ultima oportunidad, sino lo logro me iré y nunca más volveré a molestarte.
El rubio por más que intentaba negarse al final su corazón ilusionado le gano a su orgullo obstinado.
-Está bien Zoro, te daré una última oportunidad de demostrarme que no me harás daño y que puedes amarme.
Y el espadachín ilusionado y emocionado por esa nueva oportunidad que le ofreció la vida abrazo al rubio, alejándose de inmediato al darse cuenta que eso fue imprudente.
-Lo siento, es que estoy feliz- Dijo bajando la mirada para que el rubio no viera la cara de embobado que tenía.
Pero a pesar de no verlo el rubio sonrió.
-[Puede que no sea tan mala idea darle otra oportunidad].