Capítulo 2 "La vida marital"
Cuando la desconsolada estudiante, brillante alumna, se suponía que era la más inteligente... fue triste darse cuenta cuál era su realidad.
Draco se había casado con Parkinson, desistió de su plan, no tenía a nadie con el cual contar... la soledad la colapsó, la desolación la dejó con un sentimiento de frustración tangrande que fue para todos notable su cambio de actitud.
MANSIÓN MALFOY...
-¿Qué pasa mi amor?, estás ausente- pregunta la chica tomando la mano de su esposo.
-Nada, sólo que todo ha salido como mi padre lo ha predispuesto, nada ha quedado en el tíntero, como debió ser siempre- desvía la mirada hacia unos papeles que estaban encima del escritorio.
-¿Vas a trabajar?, de nuevo te vas a encerrar en este maldito lugar al cual te has confinado... ¿qué pretendes que haga yo?... que cuente cada flor de tu jardín, que me dedique a tejer como una anciana, no pretendas que siempre haré lo que tu madre ordene, yo soy tu esposa, me debes atención y tiempo.
No recordaba hace cuánto tiempo había comenzado a odiarla profudamente, ni cuando se le hizo imposible la tarea de dormir con ella... si estaban juntos no era por placer, sólo obligación... ahora recién comprendía lo doloroso que puede ser estar marcado por el apellido Malfoy... no lo odiaba, no lo detestaba, pero era difícil tan sólo dejar de serlo. La posibilidad siempre la tuvo, podría huir, no convertirse en un leal servidor del Lord oscuro y simplemente escapar, manchar la honra que tanto se jactaba tener; sin embargo, jamás estaría libre, completamente a salvo, ahora y sólo ahora, se sintió esclavo de un apellido y del enorme peso que llevaba sobre sus hombros... renunció a toda opción de vida diferente... porqué para él era distinto, marcado desde que nació- bajo todos esos pensamientos contradictorios comenzó a hojear cada hoja delante de sus ojos... sólo números, transferencias de fondos, fusiones, ya nada podría ser igual de cuando era estudiante.
Cuánto extrañaba las peleas con Potter, esas tontas discusiones después de un polvo, sólo con él pudo sentir la gran necesidad de entregarse, fundirse en su piel, en su intimidad... lo deseaba tanto, añoraba su piel morena, sus labios, el intento inútil de dominar, sus pupilas dilatados, su respiración agitada, entrecortada... todos esos deseos despertaron a su masculinidad que reclamaba atención y comenzó a tocarse, imaginarse que eran las manos del cara-rajada que podía sentir su respiración en el oído, gimiendo su nombre... aceleró el ritmo, buscando satisfacer un placer culpable, dilatando al máximo sus pupilas, sudando y derramándose... poco a poco logró calmarse, convocó un hechizo de limpieza y tomó lo primero que tuvo a su alcance y lo lanzó a la puerta... ese Potter lo había transtornado y ahora no podía sacerlo de su mente. Cuando estaba con Pansy se imaginaba que era a Harry a quien le hacia el amor, lo besaba, al cual tocaba, al cual sus caricias lo estremecian, pero no era nada más que una vana ilusión... y un Malfoy no vivía de ilusiones.
MADRIGUERA...
Harry salió de la madriguera, caminó hasta que sus pies ardieron y se recostó en el pasto, perdiéndose entre lo verde del paisaje.
Por más que intentaba dejar ser acariciado por Ron, no eran sus manos, le asustaba que no fueran las manos de su ex-némesis quien lo hiciera.
-No se si él en algún momento habrá sentido algo por mí, pero sé que esto fue más allá de un juego, y que en este instante estás pensando en mí... quisiera creer en ello, pero es un Malfoy, un pronto seguidor de Voldemort, mi enemigo y lo amo... dicen que el amor da vida, no mata, pero yo me siento morir cada segundo sin verlo, sin nuestras estúpidas peleas... ahora me doy cuenta la falta que me hacen, sus manías de decir algo desagradable en cada momento, lo importante que era para mi vida, lo indispensable para seguir, pero nuestros caminos ya se han separado, dudo que algún día podamos volver a ser dos estudiantes locamente fogosos y hormonales.
Hermione se secó las lágrimas, ya muchas había derramado en su estadía en Hogwharts, pero se prometió a si misma luchar, aunque en el proceso terminara dañando, hiriendo... era algo egoísta el ser feliz, el querer estar al lado de la persona a quien amas.
-Ahora lo sabes, lo que es sufrir secretamente por alguien que ha estado tan cerca de ti- dice Ginny mirándola a los ojos.
-Lo se, pero acaso es ser egoísta intentar ser feliz con Ron.
-El problemas es que mi hermano te ve como a una amiga, tú crees que no sabía acerca de los sentimientos de mi hermano hacia mi ex-novio, al principio no quería verlo, hacia de cuenta que era mi imaginación, que no existía tal cosa, pero cuando Malfoy se interpuso y nos separó lo entendí todo... que él jamás fue mío y cómo está ahora, llorandoy y sufriendo porqué él se casó... no quisera que tú pasaras por lo mismo que yo, pero ya has tomado tu decisión, estás dispuesta a luchar a pesar de todo lo que puedas perder, vas a correr el riesgo, entonces yo- se levanta de la cama- te ayudaré en lo que más pueda.
-¿No te arrepentirás después?, no me abandones por favor.
-Haremos nuestra primera táctica... encuentros falsos.
-¿Encuentros falsos?
-Si, escribir anónimos, es una técnica que vi hace tiempo en una teleserie... falsificar la letra de la otr persona, citándola a un lugar en común, a una hora que acordaremos, el detalle está en que nosotras apareceremos, como un accidente o coincidencia y luego, le damos de beber un jugo, que tenga un polvo paralizante, y haremos lo que queramos con ellos.
-No imaginaba que tuvieras tales recursos.
-Hace tiempo que buscaba mi revancha y ahora que tengo la oportunidad no pararé hasta conseguirla.
-Esta es la revancha de las mujeres- dice extendiendo su mano.
-La revancha que comienza ahora- acepta la mano extendida de Mione.
MANSIÓN MALFOY...
Cayó la noche y Draco entró al dormitorio matrimonial, ahí lo esperaba Pansy, con un babydor con encajes negros resaltando su curvilínea figura. Felinamente se acercó hasta su esposo y entrelazó sus brazos al cuello de éste.
-Hasta que vienes a verme- le dice susurrando al oído.
-Lo importante es que vine, ¿no?- besándole la mejilla.
-Esta noche será una desvelada oración, un ritual de besos y caricias que no me pertenecen, pero las acepto por igual, así lo he escogido- aceptando los labios de su marido que la incitaban a empezar el juego del matrimonio feliz.
continuará...