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Fantasy on Ice por La_Oscura_Reina_Angel

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Fiesta de Gala

 

 

Yurio frunció el entrecejo pasándose un dedo debajo de la corbata, tratando de aflojarla, pues sentía que le ahogaba. Había optado por la segura, clásica y aburrida opción de vestir de etiqueta, su traje era azul, con una camisa de manga larga blanca y una corbata de un azul más claro, zapatos de vestir negros y el cabello rubio y suelto. La mayoría de los hombres, ya fueran alfas, betas u omegas habían optado por usar traje mientras que las mujeres llevaban despampanantes vestidos. Ninguno de los omegas había optado por usar la ropa clásica de omegas, que eran más tradicionales. Eso lo dejaban para fiestas de premiaciones.

 

-Yuri.-cuando Otabek Altin se quitó los lentes y se acercó a él, Yurio lo fulminó con la mirada y se dio la vuelta para alejarse apresuradamente, pero el de Kazajistán fue más rápido cerrándole el paso.-Escúchame.-le pidió levantando las manos en son de paz.

 

-¿Qué quieres mentiroso?-le preguntó frunciendo el entrecejo.

 

Lo había conocido hacia un año en un campamento de patinaje, se había presentado como un beta, e incluso lo había considerado su amigo, pero ese día, más temprano, lo había visto patinar en la categoría alfa. La organización no cometía errores así, y si Otabek hubiera sido un beta, habría patinado en la categoría beta. Pero había participado en la categoría alfa, así que le había metido.

 

-No es como tú piensas... por favor, ¿podemos hablar?-le pidió Otabek, incómodo.

 

Yurio estuvo a punto de mandarlo a la mierda pero al final se contuvo y asintió. Siguió al alfa hacia uno de los balcones que estaba solo, pero desde donde se podía ver la fiesta.

 

-Habla-le ordenó el felino de Rusia.

 

-Es cierto que nací alfa, pero ahora soy un beta.-le dijo encogiéndose de hombros.

 

-Es una historia complicada... pero básicamente no te mentí cuando te dije que soy un beta.-le explicó, encogiéndose de hombros.-Aun sí nací siendo otra cosa.

 

-Tendré 15, pero no soy idiota. No es como hacerte un maldito cambio de sexo. Una vez que se nace alfa, beta u omega lo eres hasta que te mueres.-le dijo mirándolo mal.

 

-Lo sé... Tal vez debí decir que no soy mejor que cualquier beta a pesar de como haya nacido.-dijo revolviéndose el cabello. Era difícil y vergonzoso de explicar.- ¿Conoces el Síndrome del Gemelo evanescente?

 

-Sí. Es donde uno de los gemelos consume o asimila al otro en las primeras etapas del embarazo y desaparece o algo así.-dijo el quinceañero, que no entendía el punto.

 

-Tenía un gemelo.-dijo Otabek incómodo-Mi madre padeció el síndrome. Yo nací... mi gemelo no. Cuando nací los doctores me clasificaron como omega... sabes que una equivocación en calificación es algo muy raro debido a lo peligroso que puede ser para la psiquis de un niño ser criado en la categoría incorrecta... y hasta los 5 años crecí como lo hiciste tú o cualquier otro omega. Criado como uno... ¡demonios! Mi madre tiene fotos mías en trajes omegas.-confesó y por un segundo Yurio sonrió al imaginárselo antes de ponerse serio de nuevo. No era una historia para reír aun cuando el alfa trataba de restarle tensión. -A los cinco años me enferme de varicela.-se encogió de hombros.-Me hicieron pruebas de sangre y resulto que era Alfa. Mis padres demandaron al hospital donde nací por la categorización errónea al momento de mi nacimiento... sabes que hasta los 5-8 años las feromonas infantiles no se pueden diferenciar, todos los niños huelen igual... a niños. El hospital explicó que el gemelo consumido había sido el omega, que a eso se debía el error.-explicó.-Hasta los ocho años crecí como un Alfa y no fue fácil acostumbrarme al cambio. De pronto, básicamente me decían lo opuesto de lo que me habían dicho hasta ese momento, para lo que me había estado criando. Pero era un niño, y los niños se acostumbran fácilmente a los cambios.

 

-¿Y que pasó a los ocho?-preguntó Yurio en voz baja, inseguro si debía hacer la pregunta o no.

 

-Un accidente en el laboratorio de química donde mis padres trabajaban... No lo tengo.-dijo pasando su dedo por el puente de su nariz.-No tengo sentido del olfato. Lo perdí debido a la explosión de químicos.

 

-Lo... lo siento-susurró. Otabek se encogió de hombros.

 

-Es lo que es.-dijo con simpleza. Hacía mucho había quedado en paz con el hecho.-Por eso prefiero presentarme como un beta... es la realidad de lo que soy, aun sí nací como otra cosa... y ya he cambiado tres veces de categoría. La realidad es que sin sentido del olfato solo soy un beta, aun si mi sangre dice que soy un alfa.

 

Yurio lo entendió. La mayor parte de ser alfa era el olfato. Un alfa respondía al celo de un omega porque su olfato percibía las hormonas del celo del omega. Un Alfa respondía y sabía cuándo otro estaba agresivo porque podía olerlo. Todas las emociones tenían un olor para los alfas, por eso sabían reconocer la tristeza, felicidad, o excitación con mucha más facilidad que el resto de la humanidad. Un alfa sin olfato jamás podría percibir el celo de un omega, y si su cuerpo no lo sentía no respondería dándole el nudo que necesitaba. Era una putada, pero básicamente, como el mismo Otabek había dicho, un alfa sin olfato no era mejor que cualquier otro beta.

 

-Lo siento.-repitió Yurio sin saber que decir, pues ¿qué le decías a un amigo al que la vida había puteado y al que luego habías acusado de mentiroso por no contarte sus problemas a la primera?

 

-No lo hagas.-le pidió Otabek.-Solo quería que supieras que no te mentí con malicia o algo así... realmente me agrada ser tu amigo... realmente me agradas tú... No quería mentirte, y no es como si lo hiciera... me siento como un beta que comprende por igual a los alfas y omegas, pero para mi eres más que eso, Yurio... eres alguien de quien realmente quiero ser amigo.-le sonrió. -¿Aun lo somos?-le preguntó. Yurio asintió con una sonrisa.-Entonces... ¿bailarías conmigo?

 

Yurio asintió suavemente sonriendo al alfa-beta y tomó su mano mientras le dejaba guiarle, volviendo a entrar con él a la fiesta, ajeno a la mirada que le dirigía el auto proclamado rey JJ Leroy.

 

-JJ...-se quejó con voz chillona su novia. El canadiense miró sobresaltado a la perfecta omega cogida de su brazo. Por un momento había olvidado que estaba junto a ella en la fiesta.

 

-¿Sí?-preguntó sin mucho interés.

 

-¿Qué miras?-se quejó la bella pelinegra, siguiendo la mirada de su novio y encontrándose con en el quinceañero y el otro patinador.-Sácame a bailar.-exigió.

 

-Claro.-dijo JJ aburrido, sacándola a la pista. Ella era la omega perfecta, su familia la adoraba... era todo lo que se esperaba de una omega, era complaciente, la presidenta de su club de fans... y le aburría a muerte.

 

***

 

El tango de Roxanne comenzó a sonar a pedido de Chris. Cuando Viktor le tendió su mano, Yuri sonrió tomándola con una sonrisa cómplice y dejando que el alfa lo jalara contra su cuerpo. Una de las manos de Viktor se posó sensualmente en la cintura del japones y la otra tomó su mano, mientras que la mano libre de Yuri lo sostenía por la nuca, pegados sexualmente con una seguridad que Yuri jamás sentiría con alguien que no fuera Viktor mientras se dejaba guiar al ritmo del tango, seduciéndolo sin apartar los ojos de los claros del ruso.

 

Ninguno de los dos fue consciente los demás se apartaron, abriendo un círculo entorno a ellos para darles espacio de seguir con su sensual interpretación del tango.

 

Viktor frotó su mejilla contra de Yuri, impregnándolo de su olor.

 

-"Pero, por favor, créeme cuando te digo que te Amo."-susurró un fragmento de canción en el oído del omega antes de girar a Yuri tan sensualmente como solo en un tango podía ser.

 

Yuri dejó escapar una risa realmente alegre.

 

-Soy feliz.-aseguró el Omega levantando su rostro, girando sus manos ahora en el pecho del alfa sin apartar los ojos de él.-Tú me haces feliz.-dijo, siendo inclinado cuando la canción terminó, y, reaccionando a los aplausos, ocultó apenado la cara en el pecho de Viktor, pues siempre que estaba con él se olvidaba el resto del mundo.

 

-Yo también soy feliz.-aseguró el ruso en su oído, sonriendo sin importarle ser el centro de atención.

 

Una balada comenzó a sonar y movió suavemente al omega sin soltarlo mientras más bailarines volvían a la pista. Ninguno de los dos era consiente de que su amigo Phichit estaba tomando fotos de ambos con su celular.

 

 

-¿Sabes qué eso es completamente indiscreto?-la seria voz de Seung Gil Lee sobresalto al alfa tailandés. 

 

-¿Qué? Solo tomo fotos...-dijo nervioso ante el hermoso omega que le miraba serio.-En una fiesta es normal tomar fotos, ¿no?

 

La comisura de los labios de Lee tembló por un segundo y parecía a punto de sonreír pero se mantuvo serio.

 

-Me gusto tu rutina... fue buena.-dijo de pronto sin ningún tacto.

 

Phichit se sorprendió y su corazón latió con fuerza.

 

-Gracias.-el alfa se sonrojo, con una sonrisa enorme. Si hubiese sido un perro seguramente en ese momento estaría moviendo la cola.-La tuya me encanto.-aseguro, pues para él no existía mejor mambo que el de Lee. -¿Bailarías conmigo?-preguntó antes de siquiera pensarlo, por qué de haberlo pensado no se habría atrevido.

 

Lee abrió la boca para rechazarlo. Había ido obligado por su entrenadora, pues ni siquiera quería estar ahí, había demasiado ruido, alboroto... pero al final cerró la boca y asintió tendiéndole su mano. Si ya estaba ahí, al menos podía bailar... y el alfa se veía extrañamente feliz por el simple hecho de haberle dicho sí.

 

*

 

-¡Sacame a bailar!-se quejó Ji con un adorable puchero mirando a Leo, nada feliz. Leo, que estaba atacando la mesa de comida, apenas lo miró.

 

-Estoy comiendo.-dijo ofreciéndole algunos entremeses a su compañero cuando vio la mirada casi diabólica que le dedicaba y tragó saliva, dejando el plato.-Claro, vamos a bailar... -sonrío logrando una respuesta entusiasta del chino, que se enganchó a su brazo... Eso había estado cerca.

 

La fiesta estaba en su apogeo, las mujeres se habían desecho de los zapatos de tacón y Chris ya estaba sin chaqueta, con la camisa abierta y la corbata olvidada en algún lado, haciendo un baile pecaminoso para delicia de mujeres y omegas por igual. Mila estaba descalza, tratando de consolar a Georgi, que era un borracho llorón, y Yuri había tomado solo un par de copas a insistencia de Viktor y ahora el ruso trataba de impedir que su compañero se desnudara y le hiciera la competencia a Chris, a quien retaba a hacer pole dance... y lo peor es que Chris lo animaba ante las risas de Minami, que también animaba al omega borracho.

 

-¡Chris!-se quejó Viktor, tratando de evitar que Yuri se sacara la camisa, pues ya había conseguido sacarse la chaqueta.

 

-¿Qué? Yo nunca digo que no a un reto.-se defendió divertido el rubio, quien no estaba borracho.

 

Pero Georgi y Yuri no eran los únicos tomados. Ji dormía completamente ebrio sobre el regazo de Leo, agarrado al alfa, que protegía a su pequeño chino mientras veía el circo delante de sus ojos. Ji solo había tomado UNA copa en contra del buen juicio de Leo y fue como darle un somnífero, pues quedó completamente dormido unos minutos después en plena fiesta.

 

La fiesta ya era todo un desmadre cuando Emil Nekola soltó la bomba ante todos de que él y Michele Crispino se iban a casar, mientras Sala lloraba de emoción, abrazándolos a ambos y todos los felicitaban, pero con la excusa perfecta para seguir la fiesta todo se terminó desmadrando más y mas de uno terminó borracho y con una resaca al día siguiente. 


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