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Little pain por girlutena

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Edward llegó al local acordado y caminó hasta la mesa donde se encontraban sus hermanos, pudo sentir las miradas de todos sobre su persona, y se dio cuenta que talvez debió haber huido antes de que lo encontraran. Se detuvo un momento esperando a que el cachorro le alcanzara, pero en su interior le decía que algo estaba yendo mal; giró levemente su cuerpo al ver que su cachorro no llegaba.


Llevó su mano hasta la altura de su corazón, sabía que este había dejado de latir hace muchos siglos, pero no podía evitar sentir un horrible retorcijón. Jacob no estaba cerca. No podía olerlo, no podía sentirlo.


-¿Dónde está? -Emmet se había acercado a él y deseó no haberlo escuchado, pero no pudo evadirlo al sentir que Alice y Jasper se detenían detrás de él.


-¿¡Qué mierda le hiciste¡? -Edward se vio siendo golpeado por Emmet, sintió como su cuerpo se golpeaba contra las baldosas de la plaza. A ninguno de ellos les parecía importar que las personas se detuvieron a ver la pelea. Al mismo tiempo que Alice y Jasper se detenían muy cerca de Emmet, pero en ningún momento se entrometieron. -¡Él estaba triste, deprimido y ansioso de volver a verte! ¡Pero tú, maldita sea!


Emmet se alejó del cuerpo de Edward, apretó con fuerza sus manos, intentando en vano que la furia desapareciera, deseaba descargar toda su furia en el bonito rostro de su hermano, pero necesitaba alejarse, antes de que alguien sospechara.


-No puedo sentirlo. -Alice le había tendido su mano intentando ayudar a levantar a Edward. Ella lo sabía, sabía que algo así iba a pasar, pero muy en el fondo había esperado que el lazo que ellos dos mantenían, les ayudase a encontrar al menor.


-Tal vez su imprimación se esté rompiendo. - Jasper se detuvo no muy lejos de ellos, pudo sentir como los sentimientos de Edward empezaban a desprenderse. Sabía que aquello era imposible, aquel lazo era irrompible, pero talvez Edward no lo supiera.


Toscana era sumamente hermoso, con sus pasajes estrechos, y las casas de piedras con sus ventanales y puertas de maderas, las enredaderas cubriendo parte de sus altas paredes. Podía quedarse minutos, hasta horas observando los hermosos paisajes del páramo. Los altos árboles de pino, la tierra cubierta de verde. Talvez no fuera La Push, pero le hacía recordar aquellos días en los que era un pequeño niño y corría por la orilla del mar.


Su corazón latía con fuerza, sabía que talvez estaba perdido, pero ahora nada de eso le importaba, sus pies tan solo le hacían caminar, sin un rumbo fijo. Arregló la bufanda que cubría su cuello, hasta llevarla a parte de su nariz. Nunca le había gustado el frío, su cuerpo se sentía entumecido, pero eso no le importó, siguió caminando, observando cada flor, cada árbol.


Podía imaginarse viviendo alejados de todos, en una pequeña casa de piedra, cubierta por flores, en lo alto de una pequeña montaña. Cerró lentamente sus ojos y su corazón galopó con fuerza al sentir como algo pequeño y frío caía sobre su nariz. Abrió lentamente sus ojos para observar como pequeños copos de nieve empezaban a caer, con extrema lentitud, cubriendo cada parte del hermoso horizonte.


Fue tan solo un corto segundo, pero pudo oír como unas fuertes pisadas se acercaban a él, cerró sus ojos, esperando el momento exacto para atacar, pero se vio siendo tumbado por un enorme perro Rough collie. Su sedoso pelo caía cubriendo el joven rostro de Jacob, quien no pudo evitar reír al sentir como el animal se sentaba sobre su estómago para empezar a lamer su rostro. Sin saber muy bien que hacer, pasó suavemente sus manos por todo el espeso manto, palpan con suavidad su cabeza, entre sus dos altas y plegadas orejas.


-¡Tutto! -A lo lejos pudo escuchar la voz de un hombre, pero el animal no se alejó de él. Su cuerpo se estremeció al tener el par de ojos del can sobre los suyos. Su cuerpo se estremeció casi sintiendo que el animal podía observar su interior. -Lo lamento mucho.


Jacob observó al hombre que se había acercado, sus cabellos cortos y blancos cubrían parte de su envejecido rostro, pero a pesar de que el hombre se encontraba pasando los casi setenta años, se le veía aún con fuerza.


-Casi nunca tenemos visitas. -Jacob se acobijó en la manta y aceptó con una enorme sonrisa la taza de chocolate caliente que la esposa de aquel hombre le entregaba entre sus pálidas manos. Acarició la cabeza del animal, quien se había acostado entre sus pies. -Pero es más extraño que Tutto se comporte tan mansamente con un extraño.


-Mujer, Tutto ya es extraño. -Jake sonrió ligeramente. -Mejor dinos chico. ¿Qué haces por estos páramos? ¿Acaso estás perdido?


-Yo… -Agachó levemente su rostro, para darse cuenta que nuevamente tenía la mirada del can sobre él, mordió ligeramente su labio inferior sin saber muy bien que decir. -Hui de alguien.


-¡Oh cariño mío! -La mujer dejó su propia taza sobre la mesa para acercarse al menor y estrecharlo entre sus brazos. -¿Dónde están tus padres?


-Ellos están lejos. -El menor aspiró el aroma a pino, sintiéndose cada vez más lejos de sus padres. -Yo vine a buscar a alguien, pero él no me quiere cerca. Así que hui de él y de mis amigos. -No entendía, pero se sentía seguro entre los brazos de aquella mujer, cerró lentamente sus ojos esperando que el dolor en su pecho se desvaneciera.


-¡Abuelo, abuela! -La mujer sintió como el cuerpo del joven se estremecía entre sus brazos, acarició sus brunos cabellos y besó su frente. -¡Ya llegué! -Los ojos del recién llegado cayeron sobre los mayores y sobre el joven que su abuela mantenía entre sus brazos, frunció ligeramente su ceño al no reconocer al más joven.


-Hijo mío. Él es Jacob, pasará las fiestas con nosotros. -El recién llegado asintió ligeramente, mientras soltaba el aire de sus pulmones. Le mostró una pequeña, pero amigable sonrisa a aquel joven.


-Dante. -El recién llegado se había acercado donde se encontraba su perro, pudo ver las ojeras en el más joven, podía notar el cansancio sobre sus jóvenes hombros.


-Jacob. -El menor sintió algo en su estómago al ver que aquel hombre le mostraba una pequeña sonrisa. Era la primera persona que conocía fuera de su manada, fuera de los vampiros.


No podía decir que no se había divertido. Dante lo había arrastrado hasta el pueblo más cercano para ver como el gran pino había sido hermosamente decorado, las calles y los escaparates se encontraban lleno de luces de navidad, y aquel aroma a chocolate caliente y pavo horneado había inundado todo el lugar.


Parecía todo un sueño, las luces, los copos de nieve cayendo y la música adornando el helado viento, le daba un toque de magia, una magia que no estaba acostumbrado. Él le había contado a Dante que, en su pueblo, en aquellas fechas se sentaban alrededor de una fogata y el más anciano contaba historias de sus antepasados.


Jacob se había dado cuenta que acá no era distinto, se cantaban canciones, se contaban historias, y las familias se sentaban alrededor de la mesa a disfrutar de la compañía de la familia. A él le había gustado mucho todo aquello. Y más le gustó ver como los ojos avellana de la mujer brillaban con amor al ver el pequeño ángel que él les había regalado.


Edward se detuvo abruptamente al llegar al final de la ciudad, frunció ligeramente su ceño al percibir el suave aroma de Jacob junto con el de unos humanos. Aquel aroma era tan sutil que entendía que no lo hubiera percibido antes. Dio unos cortos pasos, pero la mano de Emmet se posó rápidamente sobre su hombro, tenía un horrible presentimiento, que cada día había crecido más y más. Deseaba abrazar con fuerza al menor y llevarlo lejos de todo.


-Será mejor que Jasper se encuentre con él. -Claro que él deseaba negarse, observó como los ojos de su hermano empezaban a cambiar de color, pero sabía que era el único que podía pasar de ser percibido entre los humanos.


Se detuvo lentamente ante una pequeña cada construida de madera, el lugar se encontraba cubierto de nieve y se podía observar como las brillantes luces decoraban el desolado lugar. Podía sentir demasiadas emociones desbordar por todo el lugar.


Retrocedió un paso cuando los fuertes ladridos de un animal llegaron hasta sus finos oídos. Observó como un hombre mayor y uno más joven salían por la puerta principal, duró unos cortos segundos observándose, hasta que salió el pequeño cachorro.


-¿Jasper? -Los ojos de Jacob le miraban asombrados, tal vez no esperaba verlo tan pronto, o verlo solo a él. Le vio sonreír por primera vez al recibir las caricias sobre sus cabellos de aquel joven extraño.


-Vaya, esta navidad está llena de sorpresas. -Vio como el mayor le hizo pasar con una pequeña seña, y agradeció con una pequeña e incómoda sonrisa cuando la única mujer le entregó una taza de chocolate caliente. -¿Cómo encontraste al pequeño?


-Tan solo seguí algunos rastros. -Dante pudo ver claramente como el menor se removía incómodo ante la mirada de aquel sujeto. Apoyó ligeramente su mano sobre la del menor y sin decir nada más le llevó hasta afuera.


Jacob empezó a correr por la nieve, sintiendo como el frío calaba lentamente su cuerpo, nunca había visto la nieve y por ello le parecía algo sumamente emocionante, rio divertido cuando Dante le tiró una bola de nieve en su rostro, y él hizo lo mismo.


Todo era observado por los ojos de Edward, tan solo se había quedado de pie, observando como el cachorro se divertía con un extraño, aquella sonrisa que él había borrado y un extraño le había devuelto. Vio como Jasper salía de la casa con la pareja de esposos y también se quedaba observando la misma escena.


Talvez lo mejor sería alejarse del menor.


-Ni siquiera lo pienses. -Alice dio unos cortos pasos más. -Es tu alma gemela, eres su imprimación. Solo tú puedes hacer que él vuelva.


-Debemos acabar con esto rápido. -Alice asintió suavemente ante las palabras de Emmet, y dando una última mirada se alejaron de aquel lugar.

Notas finales:

Wooo creo que nos estamos acercando poco a poco al final :3 

Espero que hayan pasado una bonita navidad y les deseo un feliz 2017!!


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